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1993 Living Stream Ministry

EL SIGNIFICADO DE LA VIDA HUMANA


Primera edición: 3000 ejemplares. Agosto de 1993.
Reimpresión: 5000 ejemplares. Mayo de 1994.
Traducido del inglés
Titulo original: The Meaning of Human Life
(Spanish Translation)
Publicado por Living Stream Ministry
Impreso en los Estados Unidos de América

La vida del hombre es un misterio. A lo largo de los siglos, eruditos, historiadores y


filósofos han tratado de entender al hombre y el sentido de la existencia humana. A
pesar de los esfuerzos del hombre por investigar los secretos del universo, éste sigue
siendo un misterio. Aunque muchos consideran que el universo y el propósito del
hombre sobre esta tierra es un enigma insoluble, la Biblia, uno de los mayores regalos
de Dios para la humanidad, resuelve ese misterio. La Biblia es la revelación que Dios da
al hombre. Revela la realidad acerca de Dios, el universo, el hombre, la relación entre el
hombre y Dios, las relaciones entre los hombres y las obligaciones del hombre para con
Dios, según se ve en la creación y en las Escrituras.

EL PROPOSITO DEL HOMBRE


La Palabra de Dios nos dice que El existe por Sí mismo y para siempre. Dios ya estaba en
la eternidad pasada. En cierto punto El tomó la decisión de crear al hombre. El deseo de
Dios era que el hombre lo expresara en Su imagen, y lo representara en Su autoridad
sobre la tierra (Gn. 1:26-28).

Esto es muy significativo. Antes de que Dios creara al hombre, El hizo billones de cosas
en este universo. El creó la vida vegetal, la vida animal, y al final la vida más elevada, la
vida humana. Podemos ver fácilmente que las plantas fueron creadas para los animales,
y los animales fueron creados para la humanidad. Sin embargo, no es fácil ver que el
hombre fue hecho para el propósito de Dios. La Biblia nos dice en las primeras páginas
de Génesis que la creación del hombre fue diferente que la creación de otras cosas. Dios
creó al hombre a Su propia imagen. Vamos a usar un guante como ejemplo de esto. En
ciertas partes de la tierra donde hay inviernos largos y muy fríos, la gente está
acostumbrada a usar guantes abrigados. La mano de una persona no entra en un
pañuelo porque éste no tiene la imagen ni la forma de la mano. Por causa de que el
guante tiene la imagen, la semejanza y la forma de la mano, puede contenerla. El
guante está hecho en la forma de la mano con el propósito de contenerla. En la misma
manera, la vida humana fue creada según la imagen de Dios para que Dios pueda
dispensarse como vida divina en la vida humana.

El hombre no sólo fue creado para expresar a Dios sino también para representar la
autoridad de Dios. Dios quería que el hombre gobernara en esta tierra con el dominio de
Dios. Aunque Dios juzgó y sentenció a Su enemigo, Satanás, al hombre creado se le
encargó la responsabilidad de ejecutar este juicio. El hombre había de regir sobre un
territorio vasto para Dios.

La única manera en que el hombre puede expresar a Dios y representarlo es recibirlo


como su vida para convertirse en un complemento de Dios. El hombre fue creado con la
capacidad de recibir y contener la vida di-vina de Dios. Todas las virtudes humanas del
hombre, tale como el amor, el honor y la bondad, fueron creados por Dios para que el
hombre pudiera tener la vida de Dios y expresara los atributos divinos en su vivir.

LA CREACION DEL HOMBRE


La vida del hombre es la vida creada más elevada, mucho más elevada en calidad que la
vida vegetal o animal. No sólo eso, el hombre fue creado según Dios. En la creación los
animales fueron creados según su especie. Entonces, la vida animal no puede contener
ni expresar la vida humana. Sin embargo, el hombre fue hecho según el género divino,
con la habilidad y capacidad de recibir otra vida: la vida divina. Con respecto a esto el
hombre es único en toda la creación.

Además, el hombre es un vaso, un recipiente (Ro. 9:21, 23). Ya que somos vasos de
Dios, Dios quiere ser nuestro contenido. Así como las botellas son hechas para contener
leche u otras bebidas, nosotros fuimos hechos para contener a Dios. Es por esto que el
conocimiento, la riqueza, las posesiones materiales y los logros nunca podrían
satisfacernos, porque fuimos hechos para contener a Dios.

Todos los seres humanos, sin importar su raza ni su nacionalidad, son vasos de Dios. La
Biblia, la palabra de Dios, divide este vaso en tres partes: espíritu, alma y cuerpo (1 Ts.
5:23). Todos son conscientes de su propio cuerpo físico. Es tangible, concreto, temporal
y se presta para investigaciones científicas. Si le preguntamos a un profesor de química:
"¿Cuáles son las propiedades físicas que constituyen la estructura física del hombre?" Tal
vez él haga un esquema y señale que los seres humanos están compuestos de tanto por
ciento de agua, nitrógeno, carbono y otros elementos. Como profesor de química, sin
duda, tendría razón según su campo de investigación. Sin embargo, su investigación
estaría limitado a la parte física del ser del hombre, la parte que está compuesta de los
elementos de la tierra. Desde el comienzo de la historia, el hombre ha buscado liberarse
del encarcelamiento de su cuerpo. El ha intentado nuevas formas de placer para sus
sentidos alterados, sólo para descubrir que ya todo fue hecho antes. Aunque el hombre
se las ha arreglado para prolongar su vida biológica, todo hombre llega al punto donde
tiene que admitir que el cuerpo termina en muerte. El propósito de Dios para con el
hombre no está dirigido al cuerpo físico del hombre.

Un psicólogo después de examinar al hombre según su Punto de vista, puede decir que
aparte del cuerpo del hombre, éste tiene una composición interior y escondida. El
hombre tiene una mente, un órgano que piensa. El también tiene una' parte emotiva, la
facultad de sentir interiormente, de amar, odiar y estar deprimido o alegre. También
podría decir que el hombre tiene una voluntad, la facultad de tomar decisiones. En otras
palabras, el hombre es una entidad que vive, piensa, siente y decide; no es mero polvo
animado, sino una persona real y viva, que tiene una personalidad única y distintiva. El
diría que nuestro ser interior, nuestro ser psicológico, es nuestro verdadero yo, mientras
que nuestro cuerpo es tan sólo la cáscara de nuestro ser. La palabra griega psuché, de la
cual se derivan las palabras castellanas psiquiatría y psicología, se refiere al alma. Las
tres facultades, mente, voluntad y parte emotiva, forman la personalidad y son sólo los
componentes del alma humana.

Los dos últimos siglos de la historia humana han visto el espectacular renacimiento de
los poderes del alma. Los grandes cerebros tales como Churchill, Einstein, Emerson y
Dovstoievsky han contribuido a una abundante riqueza de ideas. Las grandes voluntades
han producido abundancia de acciones decisivas en el gobierno y la cultura. Sin duda
alguna el alma ha alcanzado la cumbre en las décadas pasadas. Sin embargo, a pesar de
los grandes logros del hombre, aún tiene un vació interior. Podemos llegar a la luna, pero
dentro de nosotros queda un territorio desconocido. Podemos estudiar las mayores
filosofías del mundo y aún no encontrar la respuesta al gran interrogante acerca de
nuestra existencia humana. Podemos obtener la mejor educación y todavía estar
descontentos e insatisfechos. Dentro del alma del hombre, la búsqueda por el sentido de
la vida humana siempre terminará en frustración.

Existe una facultad muy dentro del hombre, escondida y oculta, que ha quedado como
un misterio por todas las edades. Es más profunda que el alma. Así como los tuétanos
que dan vida están escondidos en los huesos, escondido dentro del alma está el espíritu
humano. El espíritu humano fue hecho especialmente para contener a Dios mismo, para
ser lleno de Dios. El hombre nunca está satisfecho porque esta parte más profunda aún
queda por ser llena. Por medio de la mente, el hombre sólo puede considerar y conocer a
Dios objetivamente, pero por medio del espíritu el hombre puede tener contacto con
Dios, contenerle y disfrutarle.
LA TRAGEDIA DEL HOMBRE: LA CAlDA DEL HOMBRE
Antes de que el hombre participara de la vida y la naturaleza de Dios en el árbol de la
vida, él fue seducido por Satanás, el archienemigo de Dios, y así se corrompió y cayó en
pecado. La caída del hombre es la tragedia más grande del universo. Su efecto aún
continúa entre nosotros, y lo vemos en guerras, injusticia, pobreza, crimen, opresión y
enfermedad a nuestro alrededor todos los días.

Por causa de que el hombre desobedeció la palabra de Dios, cayó bajo la condenación
de Dios, quedó separado de El, se le impidió cumplir el propósito de Dios, y fue
destinado a una muerte eterna en el lago de fuego.

No sólo eso, por causa de la caída el hombre se corrompió interiormente en su


naturaleza. El hombre fue creado a la imagen de Dios y, por ende, posee una naturaleza
buena que se equipara con la naturaleza de Dios, con virtudes tales como veracidad,
bondad, santidad, sabiduría, amabilidad y valor; no obstante, por medio de la caída del
hombre, una naturaleza maligna entró en él y ahora combate contra su buena
naturaleza. Por causa de que el pecado está en el hombre, él es incapaz de llevar a cabo
sus buenas intenciones. Además, el hombre no puede escapar de su naturaleza maligna.
La Biblia dice que en el hombre, o sea, en su carne, no mora el bien (Ro. 7:18). El
hombre quiere hacer el bien, pero simplemente no puede.
Por medio de la caída del hombre, Satanás entró como pecado en el hombre, y
corrompió su cuerpo haciendo que se convirtiera en carne, contaminando su alma y
haciéndola el ego, y matando el espíritu del hombre. El pecado causó daño en tres
maneras: hizo que el espíritu del hombre muriera; hizo que la mente del hombre se
rebelara contra Dios; e hizo que el cuerpo del hombre pecara.

En su condición caída, el hombre es como un radio dañado que no puede sintonizar ni


recibir la música, sino que sólo hace ruido. El también es como un vaso hermoso y bien
hecho que cayó en una zanja y quedó tapado por el lodo. A través de la historia el
hombre ha tratado de todas las maneras posibles de escapar del pecado, para sólo
encontrar que las buenas obras, la educación, la ética, las ideologías y el materialismo
no lo pueden salvar del pecado. El hombre ha sido usurpado totalmente por Satanás y
está bajo su control, impotente b incapaz de salvarse a sí mismo.

DIOS LLEGA AL HOMBRE


Jesucristo, el Hijo de Dios, es el Salvador enviado por Dios al mundo para resolver los
problemas de los hombres caídos y pecadores. El vino hace ya casi dos mil años al Medio
Oriente como la incorporación del Dios Triuno. La Biblia dice que en Cristo Jesús habita
corporalmente toda la plenitud de la Deidad (Col. 2:9). Eso no es todo, El es Dios
encarnado. Por consiguiente, El es tanto el Dios completo como el hombre perfecto. El es
más que un buen hombre o un gran hombre o un hombre moral o un hombre santo. El es
el Dios-hombre. Este Dios-hombre fue crucificado para cumplir la obra de redención. De
acuerdo con la Biblia, El murió como: 1) el Cordero de Dios para quitar el pecado del
hombre (Jn. 1:29), 2) la serpiente de bronce para destruir al enemigo de Dios, Satanás
(Jn. 3:14-15), y 3) un grano de trigo para liberar la vida divina y eterna de Dios e
impartirla en nosotros (Jn. 12:24).

Por lo tanto, Dios dio dos pasos. Primero El se hizo carne; nació como un hombre llamado
Jesús. Después de vivir una vida perfecta y sin pecado, y de morir en la cruz para redimir
al hombre pecador, El se levantó de entre los muertos, y en resurrección cambió Su
forma de carne a Espíritu. Por tanto, el Señor Jesús se hizo el Espíritu. Este Espíritu es
llamado el Espíritu vivificante. En la Biblia hay un versículo crucial que nos dice que el
postrer Adán (Cristo) se hizo el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Dios el Padre es
inaccesible. Aunque El vino en el Hijo para morar como hombre entre los hombres, Dios
el Hijo aún no podía entrar en el hombre, porque todavía estaba en la forma de hombre
con carne y sangre. Por medio de la muerte y resurrección del Hijo, El cambió de la
forma física a la forma espiritual. Como el Espíritu, o sea, como el aire espiritual que
podemos respirar, Cristo pudo entrar en Sus discípulos. Por lo tanto, el Dios Triuno en Su
totalidad (el Padre, el Hijo y el Espíritu) llega al hombre. En otras palabras, cuando el
Dios Triuno llega a Su pueblo redimido, El es el Espíritu.
Veamos algunos ejemplos que explican esto. Aunque el sol en sí es inalcanzable debido
a su extremado calor, de todos modos llega hasta nosotros en forma de rayos solares. Lo
que llega hasta nosotros son los rayos del sol. En otras palabras, la esencia, naturaleza y
características del sol se encuentran en sus rayos.
También podemos usar como ejemplo el hielo, el agua líquida y el vapor. Aunque la
esencia de los tres son dos partes de hidrógeno y una, parte de oxígeno, exteriormente
puede cambiar en diferentes formas sin alterar ninguna de sus características
esenciales. El vapor puede ser comparado con el Espíritu, que es la forma más sencilla
de ser recibido por el hombre. El Espíritu es el aliento divino o el aire que puede ser
recibido y experimentado inmediatamente por el hombre.

Además, en el mundo moderno casi todas las casas tienen instalación eléctrica. Aunque
la fuente de la electricidad puede ser una planta hidroeléctrica situada en un río, la
electricidad llega a las casas por medio de cables. Cristo el Hijo es el cable celestial, que
proviene de Dios el Padre, la planta divina, para traernos el suministro y el poder del
Espíritu como la corriente eléctrica. Así como la corriente eléctrica es la electricidad en
movimiento, así el Espíritu de Dios es el flujo y alcance de Dios mismo al hombre. En
otros palabras, el Espíritu nos transmite a Dios mismo. La aplicación del Dios Triuno a
nosotros es el Espíritu. El Espíritu es la "corriente" del Dios Triuno para que nosotros lo
apliquemos; El es el Dios Triuno en movimiento.
Además, es sumamente importante ver que el Espíritu es el Dios Triuno en Su totalidad.
El Espíritu Santo no puede ser separado del Hijo ni del Padre. Podemos separar
fácilmente el aceite del agua, pero es imposible separar el té del agua una vez que el té
está en el agua.

El Espíritu Santo es la máxima consumación del Dios Triuno que llega a nosotros. Cuando
el Señor Jesús dio el paso de ser transfigurado en la forma del Espíritu, ése fue el paso
final de Su proceso; El no podía cambiar más de ahí en adelante, pues había alcanzado
Su meta. Este fue Su desarrollo pleno. No deberíamos pensar que cuando el Espíritu
Santo llega a nosotros, solamente El, el Tercero de la Deidad, viene, y que el Padre y el
Hijo se quedan en el cielo. Según la Biblia, cuando viene el Espíritu, también vienen el
Padre y el Hijo junto con el Espíritu. Podemos decir que el Padre es la fuente, el Hijo es el
cauce, y el Espíritu es el fluir. ¡Esto es verdaderamente maravilloso!

Dios es hoy el Espíritu de vida (Ro. 8:2). Si usted le pregunta a la gente en la calle o en
los negocios quién es Dios, algunos dirán que Dios es el Creador, y otros responderán
que El es el Redentor y el Salvador; no obstante, no habrá muchos que digan que Dios es
el Espíritu. Dios no es meramente el Espíritu; El es el Espíritu vivificante.

Ser cristiano es recibir el Espíritu Santo en nuestro espíritu humano. El hombre puede ser
comparado con la radio, y el Espíritu de Dios puede ser comparado con las ondas
radiales. Dentro de la radio hay un receptor. De la misma manera, dentro de cada
hombre hay un espíritu humano que es el recipiente donde el hombre puede contener al
Espíritu de Dios. Si se apaga el radio o el receptor no funciona apropiadamente, el radio
no recibirá las ondas radiales. En la actualidad muchos "radios" humanos no funcionan
porque sus dueños no los "encienden" al ejercitar su espíritu. La gente hoy es incapaz de
tocar a Dios porque el receptor dentro de ellos, el espíritu humano, no funciona.

LA RESPUESTA DEL HOMBRE A LA REDENCION Y SALVACION DE DIOS

A fin de que recibamos y disfrutemos a esta maravillosa Persona, debemos volver


nuestro corazón a Dios y arrepentirnos. El significado del arrepentimiento es volver a
Dios. Antes, le dábamos la espalda a Dios. Sea que hiciéramos el bien o el mal,
estábamos lejos de Dios. A fin de recibir a Dios, primero debemos volver a El. Luego
debemos creer en Dios y recibirle. Dios requiere que nuestro corazón crea y nuestra
boca confiese. La Biblia nos dice que si confesamos con nuestra boca "Señor Jesús", y
creemos en nuestro corazón que Dios lo levantó de los muertos, seremos salvos (Ro.
10:9).

La vida cristiana es una vida que bulle con el Señor todos los días, todo el día. Tan
pronto como nos despertamos en la mañana, podemos invocar al Señor y usar la Biblia
para tocar al Señor orando en el espíritu. Puesto que hay trescientas sesenta y cinco
mañanas en un año, podemos tener un nuevo comienzo cada mañana y ser reavivados
en nuestro espíritu humano. No solamente podemos ser reavivados solos, sino que
también es bueno hablar con otros acerca de lo que hemos disfrutado del Señor. Esto
puede ser hecho cara a cara en la casa, en el mercado, o en el trabajo.

Este Espíritu todo-inclusivo tan maravilloso nos trae la vida divina, eterna e increada de
Dios. Esta vida nos capacita para disfrutar a Dios, experimentarlo y vivirlo en nuestra
vida diaria. Sea que trabajemos como operarios en una fábrica, como amas de casa,
campesinos, profesionales, u obreros, podemos disfrutar al Espíritu y vivir por las
inescrutables riquezas de la vida divina. Que el Señor lo bendiga y haga que usted viva
conforme al propósito de Dios.

Este artículo fue tomado de una serie de mensajes evangélicos dados en 1992 en Moscú
y en San Petersburgo, Rusia. Han sido un instrumento eficaz para traer a más de 7,000
personas al conocimiento de Dios, la Biblia y la salvación cristiana.

La serie completa comprende seis artículos que abarcan los temas siguientes: 1) La
Biblia, 2) Dios existe, 3) Cristo es Dios, 4) Cristo es Espíritu y vida, 5) La redención y la
salvación de Cristo, y 6) El significado de la vida humana.

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