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En esta oportunidad para ir empezando a cerrar las reflexiones de este primer eje temático y
como aporte teórico para incluir y pensar la realización del TRABAJO PRÁCTICO
PROPUESTO, vamos a detenernos en los alcances de la Alfabetización Inicial desde el marco
del enfoque jurisdiccional.
Para ello les propongo la lectura de dos fragmentos que considero pueden ORIENTAR EL
DISEÑO DE PROPUESTAS ALFABETIZADORAS. El primero pertenece a la Prof. Adriana
Bello para recuperar el enfoque compartido por los Diseños Curriculares de las distintas
jurisdicciones, en tanto que el segundo pertenece a Judith Kalman que invita a recuperar la
capacidad inventiva y recreativa de l@s educador@s.
Para una mejor apropiación de los conceptos que circulan en ambos textos, sería conveniente
que puedan ir tomando apuntes de las ideas relevantes, los interrogantes y los nuevos
planteamientos que se ofrecen en cada uno de ellos.
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Este aspecto del enfoque es fundamental porque permite comprender el sentido de ciertas
respuestas no convencionales como expresión del saber infantil acerca de qué es lo que la
escritura representa y cómo lo representa; posibilitando las intervenciones docentes para que
todos los niños puedan aprender. También este enfoque hace posible conceptualizar la
escritura como un objeto cultural complejo al que se accede resolviendo problemas de
naturaleza conceptual, y no meramente perceptual, de asociación entre letras y sonidos, y, por
último, advierte claramente el valor de las interacciones sociales como fuente de información
en este proceso constructivo.
A su vez, se acuerda que la interacción temprana con la lengua escrita se traduce en mejores
oportunidades de aprendizaje para los niños. Desde su ingreso al jardín los pequeños pueden
acceder a la cultura escrita a través de variadas propuestas a fin de introducirlos en el mundo
letrado y no sólo en el conocimiento de las letras.
“Cuando decimos que desde muy pequeños los niños pueden iniciar el proceso de
comprensión de la lectura y la escritura, decimos en realidad que ya se están alfabetizando. Por
eso, y porque además resulta un contenido valioso desde el punto de vista cultural, el jardín
debe asumir un compromiso alfabetizador. Pero este compromiso no debe confundirse con la
producción alfabética. No significa estipular niveles de logro por salas o edades, ni adquirir la
alfabeticidad del sistema al egreso del jardín. Supone trabajar los contenidos de manera
sistemática y con propósitos claros. Enseñar desde las posibilidades de los niños para su
transformación”
Para finalizar, citaremos las palabras de Emilia Ferreiro que refiriéndose a cierto tipo de
concepción de la alfabetización dice: “Yo no niego las masivas evidencias en el sentido de que
la conciencia fonológica es un ingrediente importante en el proceso de alfabetización. Lo que
rechazo es la reducción de la lengua escrita a un código de correspondencias (con múltiples y
variadas excepciones). Lo que rechazo es la ecuación conciencia fonológica = método fónico,
porque desprecia al niño que sólo puede ser “entrenado” y es incapaz de descubrir por sí mismo.
Lo que rechazo es la dicotomía método fónico / método global, porque las buenas educadoras
no se sitúan en ninguno de esos dos polos. Lo que rechazo es la ignorancia de los esfuerzos
infantiles por comprender la escritura a través de sus esfuerzos por producir escritura. Soy
consciente de todos los desafíos que los países de América Latina deben superar para alcanzar
su independencia económica, política y cultural. La alfabetización es sólo uno de ellos, y no es
el menor. Pero ya conocimos a los niños decodificadores, incapaces de comprender lo que
decodifican. ¿Vamos a aceptar que, cuanto más pobres y alejados de la lengua escrita, más
ejercicios de conciencia fonológica debemos darles y menos contacto con la lengua escrita?
Los más pequeños tienen derecho a la cultura escritura y nosotros los docentes tenemos la
obligación de introducirlos en el mundo letrado y no sólo en el conocimiento de las letras.
Nuestro desafío como inicio del sistema de educación formal es empezar el proceso de
alfabetización para formar ciudadanos conscientes del poder del lenguaje y poderosos porque
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poseen la capacidad de usarlo y disfrutarlo advirtiendo con sensibilidad sobre sus efectos y
asumiendo, ante ello, posiciones éticas reflexivas.”
Extraído de
La alfabetización en el Nivel Inicial. Continuidades y rupturas - Educación Inicial –
Prof. Adriana Bello
Ante su situación particular C. Wright Mills ofreció la idea de la imaginación sociológica, una
cualidad mental que permite nuevamente insertar los datos a una visión integral de lo que ocurre
en las sociedades y “conseguir recapitulaciones lúcidas de lo que ocurre en el mundo”.
Pidiéndole prestada su idea a Mills, pretendo redefinir el papel del maestro y del alfabetizador
a partir de lo que he llegado a llamar, de una manera no tan original, la “imaginación
pedagógica”. Tres son los propósitos que tengo para desarrollar esta noción: en primer lugar,
pretendo redefinir el trabajo del instructor, de tal manera que su tarea rebase una
implementación mecánica de procedimientos preestablecidos. En segundo lugar, busco ampliar
el concepto de alfabetización para partir de la apropiación de prácticas de lengua escrita y no
reducirla a la adquisición de elementos aislados de la lectura y la escritura, sean letras, sonidos,
reglas ortográficas, sílabas, gramática o estructura textual. Finalmente, intento ejemplificar
cómo esta noción nos ayuda a desarrollar una visión integral de la enseñanza de la lectura y
escritura mediante la realización de acciones educativas que contemplan qué es la
alfabetización y cómo la usamos para actuar en el mundo.
La imaginación pedagógica debe entenderse como una herramienta mental que ayude al
alfabetizador a usar su conocimiento de la lengua escrita y conseguir que los participantes de
su círculo de estudio incorporen la escritura y la lectura a su repertorio comunicativo. Permite a
su poseedor comprender su escenario educativo más amplio en cuanto al significado de la
alfabetización y reconocer de entrada que ésta es un proceso largo, y que no hay un método
mágico que sirva para alfabetizar en un tiempo reducido. En este sentido, la tarea del
alfabetizador significa crear situaciones en las cuales el educando hace uso de la escritura y la
lectura para hacer “algo que le interesa hacer”. Su imaginación pedagógica le ayuda a crear
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esas situaciones y trabajar con los educandos para realizar conjuntamente las actividades que
estructura e inventa.
(…) Alfabetizarse implica aprender a usar la lectura y la escritura para participar en el mundo
social y tanto su forma como su función se vinculan al propósito de uso.
Aquí está la clave del uso de la imaginación pedagógica. Se trata de crear eventos
comunicativos donde los educandos participen de diferentes maneras hablando, escuchando,
leyendo y escribiendo juntos. Por eso se proponen actividades complejas (la escritura y envío
de una carta, la fabricación de una bolsa) donde la lectura y la escritura son útiles para llevarlas
a cabo. En el proceso de realizar estas actividades se resuelven los problemas que se presentan
mediante el uso de la lengua escrita. Es por eso que no se parte de una secuencia fija de letras,
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en su lugar se hace uso de todas las letras que se requieren para realizar la carta o hacer la
lista de materiales requeridos para confeccionar una bolsa.
Para crear eventos comunicativos, el instructor tiene que atender los siguientes elementos:
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cuentos? ¿Cómo se relacionan éstos con los propósitos de las actividades
seleccionadas?
En términos educativos, esto implica que la actividad desarrollada en una situación de clase
(quién la propone, quién la organiza, cuál es su propósito, qué se hace y sus alcances) es tan
importante como la selección de contenidos y materiales. Es decir, no son únicamente los
contenidos que se abordan lo que importa, sino también lo que se hace con ellos; la actividad
es una parte medular de lo que se aprende.
Se parte también de la noción que la actividad se dirige hacia el cumplimiento de una meta y
ocurre en un contexto social culturalmente definido. Los educadores socioculturales
contemporáneos asignan un papel fundamental a la actividad humana en el proceso de
aprendizaje; consideran que es el eslabón que une al mundo exterior con el conocimiento, por
ello la naturaleza de la actividad forja el conocimiento. Es en este sentido que se plantea que la
alfabetización no depende únicamente de la interacción con el objeto escrito, sino también de
la mediación de otros usuarios de la escritura para que pueda apropiarse de sus usos
convencionales y significados. Esto quiere decir que si no hay interacción no hay aprendizaje,
ya que el origen del conocimiento está en su presencia y uso en el mundo social.
Judith Kalman.
Fragmento extraído de “La imaginación pedagógica. El alfabetizador y el nuevo enfoque”
En Leer y escribir en el mundo social. (2018)
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A modo de cierre:
Como ya lo habíamos anticipado la idea de la clase de hoy era redondear algunos aportes
teóricos presentados en esta primera parte del Seminario Alfabetización Inicial, de modo tal que
puedan ser considerados a la hora de idear las prácticas alfabetizadoras, según la propuesta
acercada en la clase anterior. En tal sentido, recuperar el Diseño Curricular para el Nivel Inicial
de nuestra provincia es fundamental para proyectar prácticas educativas situadas. Asimismo,
los aportes de Judith Kalman permiten repensar las propuestas y el rol de l@s educador@s a
partir de este enfoque sociocultural.
IMPORTANTE: