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PUEBLOS DEL LIBRO DE MORMÓN

UN ESTUDIO HISTÓRICO Y GEOGRÁFICO


ÍNDICE

PRÓLOGO 2

CAPÍTULO 1 El Desembarco en la Tierra Prometida. 5

CAPÍTULO 2 Cultura, Religión y Arquitectura 13

CAPÍTULO 3 Zarahemla y el Río Sidón 27

CAPÍTULO 4 Los Cambios Físicos y Sociales en la Tierra 33

CAPÍTULO 5 La migración hacia el Norte 38

CAPÍTULO 6 Es Como Si Nos Hablaran Desde El Polvo 48

CAPITULO 7 Epílogo – Un Secreto Nefita 57

BIBLIOGRAFIA Y REFERENCIAS 68

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PRÓLOGO
UN ESTUDIO HISTÓRICO Y GEOGRÁFICO DE LOS PUEBLOS DEL
LIBRO DE MORMÓN

A través del tiempo transcurrido desde la maravillosa manifestación del Libro de


Mormón divinamente revelado a esta generación de personas que vivieron y viven en
esta época que va desde 1823 hasta la fecha, entre los que lo han aceptado, estudiado,
y reverenciado, ha surgido siempre la pregunta: ¿A qué lugares geográficos
específicos se refieren sus versículos? ¿Podemos definirlos hoy en día? ¿Es realmente
importante conocer dichos lugares y relacionarlos con las escrituras?.

En realidad el conocimiento exacto de estos lugares físicos realmente no es esencial


para nuestra salvación. No es aplicable a las ordenanzas del Sacerdocio ni cambia de
alguna manera la Doctrina, ni significa que su desconocimiento afectará nuestra fe
como pueblo Santo de los Últimos Días. Podríamos caer en el error de querer probar
físicamente asuntos que son de la jurisdicción de la fe. Pero este no es el propósito de
este estudio. Tampoco es buscar pruebas físicas de la verdad del Libro de Mormón.

Su propósito es compartir información e ideas, con respecto a la vida de estos


pueblos. Es confirmar nuestra fe y aumentar el amor y el respeto por gente tan real
como nosotros. Hay hechos que es necesario conocer. Razonemos, que la Tierra
Prometida es América, nadie puede negar su importancia. Que Nefitas y Lamanitas se
establecieron en el territorio americano y sus descendientes llegaron a ser los indios
americanos, ¿puede tener algún sentido desestimarlo? En la Biblia, si no
conociéramos actualmente los lugares físicos, históricos o antropológicos en donde
tuvo lugar la historia relatada, ¿sería lo mismo? Si esos mismo lugares, no fueran
actualmente identificables tales como la Tierra de Israel, Palestina, Egipto, etc. ¿ que
sucedería en nuestras mentes y también y sobre todo, en nuestros jóvenes …? Podría
incluso ser considerado un mito, mas aun que lo que actualmente se considera.

La doctrina, ¿podría explicarse si esto fuera desconocido por todos los que
disfrutamos del Libro de Mormón? Por lo tanto hay hechos físicos y geográficos que
son muy importantes saber y existen otros cuyo conocimiento puede aportar mucho a
la espiritualidad, entendimiento e historia de cosas tan sagradas, y por ende al
desarrollo de la fe y afirmación del testimonio.

Durante el tiempo que he vivido y viajado como misionero o como simple miembro
de la Iglesia en estas tierras sudamericanas, he visto la necesidad que todos tenemos
de descubrir donde vivieron, predicaron, testificaron, procrearon, construyeron,
pelearon y murieron nuestros antepasados. Es una necesidad genealógica, una
necesidad genética, la que llama a la puerta con fuertes golpes y nuestro espíritu no
puede resistirse a saber todo lo que podamos sobre estos pueblos. La misma fe
inquebrantable y el testimonio hacen que mane de nuestros poros la necesidad de
preguntar ¿Dónde estuvieron sus hogares, donde murieron, como vivían, donde los
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encontramos? ¿Qué pasaría, si no supiéramos de donde vinieron o vivieron nuestros
antepasados, abuelos, bisabuelos, etc.? ¿Vinieron de Italia, de España, de Europa o
eran originarios de África, o de América, o de donde ? ¿ Provenían de tierras
desconocidas, ignotas, míticas o probablemente inexistentes ? A todas luces no es lo
mismo poseer ese conocimiento que no poseerlo.

También es cierto que muchos miembros de la Iglesia en esta tierra americana siente
la necesidad de atribuir el protagonismo en la centralización de las culturas
precolombinas al territorio donde mora. Es así que muchos piensan que el río Sidón
puede ser el río Missisipi y Zarahemla estuvo en Norteamérica. Otros que Zarahemla
es alguna de las maravillosas ciudades descubiertas en territorio mexicano o
centroamericano y algunos pueden asimismo afirmar que el Imperio Inca y sus
asombrosas construcciones fueron el centro de la cultura nefita.

De más estar decir que todavía no se ha descubierto ni la cuarta parte de las reliquias
que componen la riquísima historia pre-colombina de este continente. Los Judíos
actuales opinan según las palabras manifestadas por un importante rabino, que no se
puede pensar en los indios americanos como descendientes de alguna de las tribus
perdidas.

En realidad muchos de ellos no necesariamente transitan el camino del error, puesto


que los pueblos del Libro de Mormón durante 1000 años, se extendieron “...por toda
la tierra, tanto hacia el norte como hacia el sur, desde el mar del este hasta el
mar del oeste” (Helamán 11:20) Su desarrollo y cultura fueron establecidos por
zonas según la época. Surgieron en el sur y se extendieron hacia el norte en una
continua migración.

Pero en este estudio trataremos, con la información que poseemos, de definir más
exactamente los lugares geográficos y ayudar así al entendimiento de todas estas
cosas. No abundaremos en detalles respecto del pueblo Jaredita, pues su ubicación
geográfica es evidente en las escrituras, además porque concentraremos nuestra
atención a los pueblos Nefita y Lamanita, de los cuales, de alguna manera, corre su
sangre por nuestras venas.

Trataremos en esta obra de ser lo más imparcial posible aunque citaremos alguna
información que consideramos importante con referencia a la tierra en que nacimos y
a sus correspondientes vecinos. Antes que nosotros varios hermanos ya han atendido
profundamente el tema y publicado sus impresiones. Algunas de ellas autorizadas por
la Iglesia integran el material de estudio del Instituto de Religión. Esta vez
pretenderemos aportar a lo ya hecho el punto de vista de un sudamericano.

Finalmente les contaré que cuando era misionero en el Paraguay, en los años de 1976-
77, un compañero y yo mirábamos hacia unas verdes y tibias praderas, extensas hasta

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el horizonte, en cuya línea contorneaba la forma aplanada de unos cerros mesas
azulados, y mi compañero me dijo “Esta es la tierra de los Nefitas y Lamanitas”.

El Espíritu Santo me manifestó en forma inconfundible que lo que había dicho mi


compañero era verdadero, y no era una manifestación genérica para el territorio
americano, sino una local y absolutamente real. Desde ese momento coloqué en algún
lugar del corazón la intención de efectuar un día un estudio sobre el tema, y con la
ayuda de Nuestro Padre Celestial, lo intentaremos a partir de ahora en las próximas
páginas.

Noviembre 2002. Versión Revisada y ampliada, 2016


Juan Carlos Plata Borroni.

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CAPITULO 1
EL DESEMBARCO EN LA TIERRA PROMETIDA

El camino que llevó a Lehi y su familia e Ismael y su familia a la tierra prometida,


estuvo lleno de adversidad, dificultades y milagrosas bendiciones. Su derrotero desde
Jerusalén en los alrededores del año 600 antes de Cristo, rumbo Sur-Sureste, y la
llegada a la costa sur de la Península Arábiga, ya ha sido suficientemente estudiada y
detallada en varias ocasiones. Recientes descubrimientos confirman que los emiratos
de Omán y Yemen del Sur serían la tierra de Abundancia donde Nefi construyó un
barco.

Sin embargo nuestro estudio abarcará a partir del desembarco en la tierra americana y
su posterior diseminación hacia adentro del continente. El viaje de Lehi y su familia
abarcó un período extenso de tiempo pero en el que no se puede determinar a ciencia
cierta el rumbo. Es seguro su partida desde la zona del sur de la península arábiga ya
especificada, con rumbo sur o sureste hacia el Océano Indico. En su viaje sufrieron
varias tribulaciones, provocadas principalmente por la desobediencia y rebeldía, lo
que llevó a que el viaje fuera demorado por navegar hacia atrás por cuatro días (1 Nefi
18:113-14). La cronología del Libro de Mormón establece un viaje con un extenso
período (Ver fechas al pie de página de 1 Nefi 18,19). En el Libro de Eter se detalla
los 344 días que a los Jareditas les llevó el viaje hasta la tierra norte americana,
probablemente en un viaje indirecto desde el mediterráneo, pero no se detalla con la
misma exactitud el viaje de Lehi, refiriéndose sólo a “los muchos días”. La pregunta
clave es ¿Qué rumbo siguieron? Actualmente nos es imposible determinarlo, sólo
podemos deducirlo como consecuencia de las escrituras que el propio Libro de
Mormón establece en su relato.

Pero antes que nada debemos establecer cuál fue el propósito de este relato del Libro
de Mormón. Mormón fue el principal compaginador de las antiguas escrituras nefitas
que tenía en su poder en los años que fueron del 320 al 385 después de Cristo
aproximadamente. Estas escrituras abarcaban un período de casi 1000 años de historia
americana. Mormón intentó compaginar un compendio, o sea un resumen, sobre los
temas principalmente espirituales, con pocas referencias históricas, políticas o
geográficas. (Ver Jacob 1:2, Mormón 6:6) El lenguaje que usó era egipcio reformado,
y probablemente con bastantes diferencias inclusive del propio idioma original que
hablaron los primeros nefitas del Libro de Mormón.

El patriarca Lehi era israelita, de la tribu de Manasés, sin embargo había tenido una
relación muy directa con Egipto, conocían el idioma egipcio, aunque por supuesto
también hablarían hebreo antiguo o probablemente arameo.

Al igual que en esta época, en que un judío puede también ser ciudadano de otro país
que no sea Israel, hablar su idioma, y vivir su cultura y costumbres, aunque mantiene

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los principios religiosos y cumple con los ritos y ordenanzas hebreas; no era diferente
con la familia de Lehi. De hecho el nombre Nefi es de origen egipcio.

Por lo tanto debe haber sido muy difícil para Mormón compendiar dichos registros de
casi 1000 años e indudablemente necesitó de la ayuda del Señor. Además debemos
tener en cuenta que, probablemente, se registrara en rollos de tiras de cuero (llamados
“palos”) al estilo hebreo, en papiros, o en madera, pero si se quería conservar para la
posteridad, era necesario su escritura sobre materiales firmes e indestructibles como el
cobre, bronce o principalmente el oro, que tiene la blandura necesaria para poder
grabar signos y al no oxidarse ni deteriorarse, permanecer inalterable por siglos. Todo
esto conlleva un gran esfuerzo físico, pues se debe golpear o rayar el metal para
grabar el signo. (Ver Helamán 3:14-15)

No es entonces de extrañar que Mormón haya decidido evitar largas referencias a


lugares físicos y su descripción, a no ser que sea esencialmente necesario. Tampoco
se detuvo excesivamente en el tiempo, por lo que, en los relatos, pareciera que los
Nefitas y Lamanitas van de un lugar a otro cercano o viajaban muy rápidamente de
una ciudad a otra, por lo que podemos pensar que esas distancias son cortas; porque se
ha, intencionalmente, obviado detalles o referencias que entorpecerían el relato
esencial que el Señor quería que Mormón transmitiera. (1Nefi 19:2-3, 2Nefi 4:15-16).

Como consecuencia de todo esto no tenemos en nuestro poder datos específicos sobre
el lugar de desembarco, lo cual nos daría una gran guía para todo lo demás. Existen
dos rumbos posibles partiendo desde el sur de la Península Arábiga, a saber: El
primero, hacia el sur-sureste, atravesando todo el Océano Indico, pasando por los
estrechos entre las islas de Indonesia y Australia y finalmente abriendo paso hacia el
oeste por el Océano Pacífico. Nosotros pensamos que ese viaje debe haber sido por el
sur de Australia, a océano abierto, porque entre los mares de la Indonesia existen
arrecifes, miles de pequeñas islas e islotes y muchas poblaciones.

Además existían mercaderes chinos que navegaban esas rutas y por sobre todo piratas
indonesios muy sanguinarios, cuyas crónicas relatadas por los chinos, nos llegan hasta
el día de hoy.

El océano abierto por el sur de Australia y Nueva Zelanda permite la navegación libre
de obstáculos, arrecifes o piratas, pero es un mar muy tormentoso y enormemente
extenso (desde el Golfo Pérsico hasta la costa oeste de América, cerca de 20.000
kms.) lo que justificaría los relatos en el viaje de Lehi sobre “los muchos días” y la
tempestad que sufrieron. Por este camino la llegada a América sería entonces por el
oeste y la zona aproximada del desembarco, podría ser, aunque no definitivamente,
sur del Perú o zona central de Chile.

El segundo muestra un derrotero mucho más corto, con rumbo sur suroeste hasta el
Cabo de Buena Esperanza en la parte meridional de África, para luego dirigirse sin
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obstáculos hacia el oeste, con una probable zona de desembarco en el Río de la Plata
o sur del Brasil. (Esta distancia no es mayor de los 9.000 kms.) Debemos recordar que
Lehi y su tripulación no viajaron al garete ni arrastrados por el viento de manera
errática todo el tiempo, sino que ellos dirigían el barco siguiendo la orientación de
una brújula o Liahona (1Nefi 18: 12-13) por lo que es de suponer que no viajaron con
un rumbo errático sino que hasta cierto punto podían dirigir el barco por el camino
más apropiado hacia la Tierra Prometida, y seguramente sabían hacia donde estaba
ubicada “Y sucedió que yo, Nefi, dirigí el barco de manera que navegamos de
nuevo hacia la tierra prometida” (1Nefi 18:22, cursiva agregada).

Nos basaremos como escritura central lo que manifiesta Helamán 6: 10-13 “Ahora
bien, la tierra del sur se llamaba Lehi, y la del norte se llamaba Mulek, por el
hijo de Sedequías, porque el Señor condujo a Mulek a la tierra del norte y a Lehi a
la tierra del sur” “Y he aquí, había en ambas tierras toda clase de oro, y de plata,
y de minerales preciosos de todo género; y había también ingeniosos artífices que
trabajaban y refinaban toda especie de minerales; y de este modo se hicieron
ricos”

Ruta más probable de la compañía de Lehi. Obsérvese la posible desviación


hacia el Atlántico como real posibilidad.

Ruta alternativa del viaje de Lehi

Ruta estimada de Mulek y el pueblo de Zarahemla desde Jerusalén hasta la


tierra del norte, y luego su viaje a la tierra del sur por etapas.

“Cultivaron grano en abundancia, tanto en el norte como en el sur; y prosperaron


sobremanera, así en el norte como en el sur. Y se multiplicaron y se hicieron
sumamente fuertes en la tierra. Y criaron muchos rebaños y hatos, sí, muchos
animales gordos.” “Y he aquí sus mujeres trabajaban e hilaban, y elaboraban
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toda clase de telas, de lino finamente tejido y ropa de toda especie...”.(Cursiva
agregada)

Lehi y su familia desembarcaron en Sud América, sin ninguna clase de dudas, y por la
duración del viaje, los detalles de la tierra, y la tradición, existen condiciones para
considerar que tuvo lugar en algún sitio de la costa oeste de Sud América (Alma
22:28). Al centro y sur del Perú existen zonas desérticas, inclusive hasta el norte de
Chile donde se encuentra el desierto de Atacama y se puede proponer que recién las
tierras mucho más al sur de la ciudad chilena de Arica se acercan más a lo detallado
en 1 Nefi 18: 24-25:

“Y aconteció que empezamos a cultivar la tierra, y a plantar semillas...;y sucedió


que crecieron extraordinariamente...Y ocurrió que encontramos en la tierra de
promisión mientras viajábamos por el desierto, que había animales de toda
especie en los bosques...y hallamos toda clase de minerales, tanto oro, como plata,
como cobre”.

Debemos aclarar aquí que la expresión “desierto” a que hace referencia la traducción
en español en muchas partes del Libro de Mormón se refiere a la palabra inglesa
“wilderness” que se puede traducir como desierto pero a diferencia de la palabra
“desert”, la primera no se refiere a un desierto de arena, sino más bien a lugares
salvajes, no habitados por seres humanos, aunque de cualquier naturaleza, (tanto
boscosa como desértica) que es lo que realmente en la traducción del Profeta José
Smith, se quería decir. Nótese la referencia a los bosques y la abundancia de animales,
que no es coincidente con desiertos desolados, a los cuales en el Libro de Mormón
con mucho acierto se les aplica el nombre “Desolación”.

Evidentemente la tierra a la que arribaron era rica en extremo con animales, bosques y
minerales en abundancia. Este tipo de tierra coincide con las regiones chilenas de los
alrededores de Santiago de Chile y hacia el sur, o de la tierra del otro lado del
continente, en las praderas costeras ricas de Argentina, Uruguay o sur del Brasil.
Sin embargo, no hace referencia alguna en estos textos , a la gran cordillera de
los Andes, que para esa época estaba allí igual que ahora, se sabe que su
antigüedad es muy superior a 2500 años, sin discusión posible. Por lo tanto, ya
que el Libro de Mormón no es un libro donde se detallan caracteres geográficos,
salvo que sean de gran relevancia, ya sea por su importancia geográfica como
histórica, se puede lógicamente inferir que la cordillera debería haber sido
citada.

Además Lehi y sus descendientes tienen que haber cruzado en algún momento hacia
el este sudamericano, y esto tiene que haber sido registrado, por lo difícil o casi
imposible en aquella época. Pero no existe ningún registro conocido sobre la
cordillera…….. ¡!!

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En la costa sureste del Uruguay, sobre el departamento de Rocha, en la vecindad de la
ciudad de Castillos, existen palmares datileros similares a los que crecen en las orillas
del Nilo y en los oasis del Sahara, que fueron plantados por el hombre pues no son
originarios de la zona, que crecen en una banda de pocos kilómetros de ancho pero
que se extienden en dirección noroeste cientos de kilómetros hacia dentro del
continente, cruzando la frontera de Argentina por el río Uruguay, y llegando de
manera intermitente hasta el antiguo Alto Perú (actualmente el altiplano en Bolivia)

El “camino del inca, en el sureste sudamericano”

Otra vista del “Camino del Inca” en el Uruguay y Argentina, nótese el tipo de
palmares, no característico o nativo de la zona, ni siquiera del propio Perú, sino
del tipo datilera sahariana (aunque en este momento, ya no producen dátiles,
pero si una semilla, mutada, que se le llama “coquitos”), que abunda en el

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Caribe, por razón del efecto de los vientos y corrientes marinas que traen las
semillas desde el África del Norte. Pero para nada existente de forma natural en
el sur de América, ……..

La tradición histórica y arqueológica nos dice que esas palmas fueron plantadas por
los indios Incas, nativos del Perú, para guiar sus expediciones hacia el sureste, al
Atlántico, y hasta hoy se le denomina “el Camino de los Incas”. Sin embargo ese tipo
de palmar no era muy común en el Perú, sino más bien en el Caribe, del otro lado del
continente, y por supuesto en el Cercano Oriente. Si la familia de Lehi hubiera
navegado por el derrotero al cual hemos hecho referencia, es decir por el sur del
Pacifico, pero con la salvedad que hubieran cruzado el Cabo de Hornos, y hubieran
seguido las corrientes marinas del Atlántico, habrían llegado evidentemente a las
costas del Río de la Plata, y al plantar sus semillas que traían desde cercano oriente y
“avanzar sobre la tierra” (1Nefi 18:23) indudablemente seguirían el camino nor-
noroeste, buscando clima y tierras aún mejores.

Det

Mapa modelo de las corrientes marinas. Obsérvese en el hemisferio sur la


corriente antártica que sube por el Atlántico.

Nótese que en el Libro de Nefi y aún más adelante, se nombra tierras ganaderas,
cerros y suaves colinas, adaptadas a las tierras del este de Sud América, pero no hace
referencia a montañas, ni lugares excesivamente altos como la Cordillera Andina, la
cual en la zona de Sur de Perú y centro de Chile es un obstáculo natural formidable y
con alturas de hasta 6000 mts. Es prácticamente imposible el paso de personas a pie,
en cualquier época del año. Y llama más la atención cuando el Libro de Mormón
nombra lugares geográficos que son muy importantes y evidentes como desiertos,
caudalosos ríos o grandes cuerpos de agua; pero, sobre las montañas, solo hace

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referencia como los lugares donde se escondían los Ladrones de Gadiantón, mucho
más adelante en el texto.

Otro detalle de las corrientes marinas hemisferio sur donde se observa mas
claramente el giro hacia el norte desde la corriente antártica, en el Atlántico, y a
la altura de la Isla Santa Elena se dirige hacia el sur hacia el Río de la Plata y las
costas brasileñas, uruguayas y argentinas……

Ante la posibilidad que la superficie del territorio americano haya cambiado desde esa
época hasta ahora, sobre todo al momento de la venida de Jesucristo a América, a tal
grado de que no existiera la cordillera, o fuera mucho más llana, no nos parece
argumento sólido, entendemos que los cambios no fueron de esa magnitud, y nos
referimos a ello en el capítulo 4 de este estudio.

Recientes dataciones establecieron que el Camino del Inca habría sido plantado y
utilizado desde hace unos 2.500 años. Por lo tanto ya sea que hubiera sido plantado en
una expedición desde el sur hacia el noroeste, como en la forma contraria nor-sureste,
descendiendo desde el altiplano buscando el Atlántico, indica que este camino
conformado por el hombre, fue hecho en la época de los primeros Nefitas, alrededor
del año 500-600 AC con lo que confirma que había habitantes en esta zona y que no
podían ser otros que los mismos Nefitas o Lamanitas.

Por otro lado la referencia a la existencia de minerales como el cobre y el oro parece
relacionarse con las zonas mineras de Chile y Bolivia donde estos minerales abundan
y al día de hoy su explotación es básica en la economía de estos Países.

No parece serio poder afirmar el lugar exacto del desembarco de Lehi y su familia y la
familia de Ismael, pero algunas referencias parecen indicar, que fue el oeste (Alma
22:28) y otras, que fue por el este de Sud América . Pero lo que sí se puede establecer
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a ciencia cierta que “La Tierra de la Primera Herencia” o la llamada también “Tierra
de Nefi”, es la actual franja al sur de la tierra sudamericana que corre del este al oeste
por las regiones del centro de Chile, la Pampa y praderas del Uruguay y Argentina, y
Río Grande del Sur en Brasil.

Tierra ganadera y agrícola por excelencia, con dos períodos promediales de cosecha al
año, sin climas extremos, ni constantes desastres naturales comunes a otras partes del
mundo, sumamente adecuada para el desarrollo de una civilización; “El Señor
conduce a los justos a tierras preciosas...” (1 Nefi 17: 38) “...una tierra escogida
por sobre todas las demás” (1 Nefi 13:20).

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CAPITULO 2
CULTURA, RELIGIÓN Y ARQUITECTURA

“Y enseñé a mi pueblo a construir edificios y a trabajar con toda clase de


madera, y de hierro, y de cobre, y de bronce, y de acero, y de oro, y de plata, y de
minerales preciosos que había en gran abundancia”.

“Y yo, Nefi, edifiqué un templo, y lo construí según el modelo del Templo de


Salomón…la manera de su construcción fue semejante a la del Templo de
Salomón; y su obra fue sumamente hermosa” (2Nefi 5: 15-16).

La edificación de ciudades y templos comenzó con esta importante obra que Nefi
realizó al construir un Templo para el Señor. Habiendo ya definido que la llamada
“Tierra de la Primera Herencia” es la zona sur de Sud América, es allí entonces donde
Nefi y sus descendientes moraron en los primeros años de colonización, y por
consiguiente el lugar donde Nefi edificó este primer Templo.

No podemos determinar el lugar exacto mientras no definamos la zona del


desembarco y posterior población. Podemos suponer que no lo edificaron cerca de la
costa, probablemente por la sencilla razón que todo colonizador solitario posee
cuando puede temer alguna persecución o descubrimiento no deseado: mientras más
al interior de la tierra, más protegido se estará.

Maqueta fiel del Templo de Herodes, en Jerusalén, cuya construcción se basó en


el modelo del Templo de Salomón. Modelo que Nefi, también utilizó como
referencia. Se observa el doble amurallado, y al centro el Lugar Santísimo.

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Vista de las ruinas de Tiahuanaco, donde se observa una construcción
amurallada, con muralla exterior, luego una interior, algo más elevada,
(forma de terrazas), con sus respectivas puertas de entrada, y un lugar
central en donde se distingue un monolito, a guisa de columna, que podría
haber sostenido una edificación más grande. Compárese con la figura anterior
sobre el Templo de Salomón.

La construcción “según la manera del Templo de Salomón” indica que se respetó el


modelo y plan de construcción de este templo de la antigüedad. El Templo de
Salomón fue edificado, según las referencias que tenemos, en terrazas. Esto es, una
muralla exterior con entrada a una explanada abierta, a la cual podían ingresar parte
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del pueblo, luego otra muralla más elevada con respecto al nivel de la explanada
anterior, con otro patio interior, con más limitaciones para la entrada de personas, y a
continuación una edificación central, “el Lugar Santo” a la que podían ingresar solo
los sacerdotes y oficiales del templo, y finalmente un cuarto dentro del primero, “el
Lugar Santísimo”, donde estaban las Tablas de la Ley, el Arca del Pacto y otros
objetos sagrados, donde sólo podía entrar el Sacerdote principal o Profeta, para
comunicarse allí con Dios. .

Podemos deducir que en esos primeros tiempos Nefi siguió este modelo de
construcción, con murallones exteriores, interiores y un cuerpo de edificación central,
y allí, en el Lugar Santísimo, habría colocado las escrituras grabadas en las planchas
de bronce, la Liahona, y otros objetos sagrados traídos de Jerusalén.

Esta forma de construcción no ha sido completamente ubicada por la arqueología en


territorio sudamericano, a no ser en las ruinas de Tiahuanaco, en las costas del Lago
Titicaca, entre Bolivia y Perú, a más de 4000 mts. de altura. Por supuesto, no hacemos
referencia a Tiahuanaco como el probable Templo de Nefi. Últimamente muchos
autores creen encontrar en las ruinas de América una justificación de sus ideas sobre
diversos temas, que van desde pobladores extraterrestres hasta el origen de la leyenda
de la Atlántida. Nosotros simplemente hacemos referencia a esas edificaciones como
modelo de construcción, que demuestra que hace miles de años en Sud América se
podía, y de hecho se construía en esa forma.

En ese lugar se observa parte de los restos de una ciudad importante, con una
edificación central con murallas exterior e interior, edificada en el estilo de terrazas, y
los restos de una columna o monolito en el centro, que aparentemente sostenía alguna
construcción de madera o similar. Existen indicios de la utilización de planchas y
artefactos de metal originalmente en su construcción, pero que aparentemente fueron
sustraídos a través de los siglos.

Puerta del Sol en Tiahuanaco, era la puerta de entrada a un templo actualmente


derruido.
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Una gran puerta maravillosa de piedra sólida exquisitamente labrada, con la imagen
de un sol en su parte superior completa la escena. La arqueología ha fechado estas
ruinas entre los 2500 a más de 4000 años de antigüedad, aunque hay diversas
opiniones al respecto. Debido a la altitud a la que está construida, el aire enrarecido
que, como consecuencia, posee, y lo inaccesible del lugar, parece muy difícil que
estas ruinas tuvieran algo que ver con los primeros Nefitas, a no ser por el estilo de
construcción.

Estatua en Tiahuanaco. Nótese la cierta similitud


con las esculturas de la Isla de Pascua.

Abajo, plano aéreo y de las ruinas reconstruidas de


Tiahuanaco, donde se ve en más detalle la
disposición de su construcción. Nótese a la derecha
el templo y a su izquierda una pirámide, además
de otras construcciones utilitarias, y lo que podría
ser una pila bautismal grande al frente del templo.

En varias referencias en el Libro de Mormón se describe el uso de la madera como


principal componente de construcción de los primeros Nefitas, sobre todo en la tierra
del sur. Pero en el norte debido a la ausencia de árboles en aquella época, se
especializaron en el uso del cemento, la piedra y otros materiales similares.

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Esto explicaría entonces por qué tenemos hoy día maravillosas construcciones de
piedra y cemento en Centro América; y también en Nuevo México y Colorado, en
Norte América, y en las zonas elevadas del Perú. Pero en el resto de América toda, se
hace difícil encontrar rastros de civilizaciones importantes.

Arriba: “Cerros” de Sipán en Perú, que resultaron ser pirámides de ladrillos de


arcilla, construidas por el Hombre. A la derecha se puede ver una reconstrucción
artística de cómo eran en realidad en la época de su construcción. Esto prueba
sin lugar a dudas que muchas construcciones de la época del Libro de Mormón,
aún no se han descubierto, debido a su estilo de construcción.

Detalle de la figura central de la Puerta del


Sol. Se discute su antigüedad, pero algunos
eruditos la estiman en alrededor de 2500 años,
mientras que otros mucho mas. Los dos
bastones que la figura sostiene en sus manos,
son interpretados de varias maneras, pero
para nosotros podrían significar los dos
“palos” de escritura, el “Palo de Efraín” y el
“Palo de Judá”, o sea El Libro de Mormón y
la Biblia.

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Izquierda; muchos creen que esto es
una representación del Árbol de la
Vida, en Nazca, en la costa oeste del
Perú

Sin embargo eso no quiere decir que esos


pueblos no hubieran existido o edificado,
sino que debido al uso de materiales
perecederos, como la madera y el barro
en su construcción, en zonas de
extraordinario crecimiento de la
vegetación, ha hecho desaparecer o por lo
menos ocultar cualquier rastro
arqueológico importante.

Cuando los expedicionarios del


conquistador de la Florida, el español
Ponce de León, en el siglo XVI
inspeccionaron las llanuras del Mississipi
y el sudeste de los Estados Unidos de
Norte América, dejaron registrado en sus
crónicas, la cantidad de pirámides
construidas de barro y madera, y
montículos funerarios, además de
extensas poblaciones de indígenas que
llenaban las praderas hasta el horizonte.

Actualmente no parece existir rastro rescatable de esas construcciones.

Los recientes descubrimientos han asombrado a la arqueología mundial, al


encontrarse edificaciones piramidales, tumbas y objetos preciosos, que permanecían
ocultos debido a que fueron construidos con ladrillos de barro, que con el paso del
tiempo se habían fundido y formado colinas o montículos, algunos de ellos de gran
tamaño, como es el descubrimiento de la Huaca del Sol y la Huaca de la Luna, en las
tumbas de Sipán, al norte del Perú.

También debemos informar que en las zonas aledañas al Camino del Inca, aquí en
Uruguay, existen piedras con signos y grabados, que inconfundiblemente muestran
algún tipo de lenguaje escrito no descifrado aún. En el resto de Sud América y hacia
el norte, no se ha descubierto símbolos de escritura de ese tipo, a pesar del gran
desarrollo de la arquitectura, que indudablemente exigiría la utilización de planos y
escritura. Entre los Mayas y Aztecas existen códices con figuras y dibujos que
utilizaban como signos ideográficos, pero esto no se puede considerar como escritura
en sí.

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Transcripción de una publicación del Diario EL PAIS de Montevideo, en 1998:
“Decenas de petroglifos aparecen por casualidad en las cercanías de Salto. La
mayor cantidad de grabados prehistóricos en piedra que haya sido jamás
descubierta en territorio nacional apareció, por pura casualidad, en un área
cercana a Salto que los investigadores mantienen en reserva para evitar cualquier
alteración significativa de un área que bien podría cambiar nuestra concepción de
la prehistoria nacional”.

Como consecuencia se podría deducir que algún pueblo suficientemente civilizado


para registrar escritura, moró o pasó por esta zona del Río de la Plata, siguiendo el
Camino del Inca del sureste sudamericano. Los pueblos Incas no desarrollaron
escritura, sino un sistema de contabilización y registro por parte de ingeniosos nudos
en cuerdas; por lo que es difícil sostener que fueran ellos los que dejaron esos
mensajes.

Toda la arquitectura pre-colombina de América da a entender algunos principios


sobresalientes:

1.- Influencia egipcia. Toda el estilo de construcción ya sea para fines religiosos
como prácticos tiene una asombrosa similitud con la egipcia. En sus tumbas se
depositaban los cuerpos momificados, y si bien la momificación fue una práctica
extendida en todo el mundo y no sólo egipcia, la colocación de éstas en tumbas
piramidales, y los correspondientes ritos de sepultura, muestra una gran influencia
cultural egipcia.

2.- Construcciones amuralladas. La mayoría de las ciudades descubiertas poseían


murallas de piedra muy fuertes, por lo que da a entender la existencia de guerras entre
ellos.

3.- Uso del cemento. Existe un increscendo de las edificaciones en piedra y cemento
a medida de su progreso hacia el norte. En las ruinas de Centro América se observa
aún los restos del revoque calizo que utilizaban, lo que nos maravilla hoy día. Incluso
~ - 19 - ~
en Centro América, aun hoy en día se ven claramente restos de revestimiento exterior
de las paredes, un estuco o revoque, con apariencia muy moderna.

Restos de antigua muralla en Cuzco Perú, del tiempo del Libro de Mormón.

Fortaleza de Kuelap, en Perú, en Chachapoyas.

4.- Ciudades abandonadas. El abandono de las ciudades parece ser cosa común a
esos pueblos, puesto que los nativos actuales manifiestan en sus tradiciones orales una
y otra vez que esas construcciones no las hicieron ellos sino pueblos anteriores que

~ - 20 - ~
luego las abandonaron, y que ellos re-habitaron algunas. Cuando los colonizadores
españoles las descubrieron muchas permanecían abandonadas.

5.- Asombroso conocimiento técnico y cultural. Majestuosidad. La magnitud y


majestuosidad de las construcciones, especialmente las pirámides; lo enorme de las
rocas usadas en su edificación, y la forma de colocación de éstas, demuestran que eran
pueblos muy numerosos, con una gran fuerza de trabajo, propia o esclava. Hasta hoy
día aún nos asombra el nivel arquitectónico y cultural, su ropa, organización y
religiosidad a la que llegaron esos pueblos.

Las construcciones precolombinas se caracterizan en general por su enormidad,


majestuosidad y belleza, como muestra estas masivas construcciones en tierras
mexicanas y las pirámides que se muestran en estas imágenes.

~ - 21 - ~
Parece mentira que no haya descubrimientos arqueológicos que muestren el desarrollo
de la escritura. Salvo que los habitantes que vinieron después hayan destruido toda
referencia anterior; o que esta evidencia haya sido escondida para no ser destruida.
(Ver Mormón 6:6). Se ha informado que el egipcio reformado que utilizaban los
nefitas, era muy sintético, aún más que el hebreo. Algunos autores lo han definido
como si fuera una especie de “taquigrafía” donde un signo o símbolo representa toda
una palabra o una idea.

En los códices mayas vemos este estilo de simbología, aunque, como ya dijimos un
poco antes en estas páginas, éstos códices no se consideran definitivamente como un
tipo de escritura.

6.- Sacrificios humanos. En casi todas las edificaciones que se han descubierto, así
como existía una calle central, murallas y centros religiosos, también existían lugares
construidos específicamente para ritos de sacrificios humanos, en donde todavía, en el
presente, se encuentran las huellas de los altares usados para sanguinarios y crueles
sacrificios humanos que realizaban.

Transcribimos a continuación, partes de un articulo, de María Lourdes Pallais, La


Crónica de Hoy, 1 de febrero de 2005 transcrito por MEXICO/AP: “Durante
décadas, muchos investigadores creyeron que las versiones escritas por los
conquistadores en los siglos XVI y XVII eran parcializadas y tenían como objetivo
denigrar las culturas indígenas. Otros argumentaron que los sacrificios se
limitaban casi exclusivamente a los guerreros capturados, mientras otros admitían
que los aztecas eran sanguinarios, pero creían que los mayas no lo eran tanto.

~ - 22 - ~
“Ahora tenemos las pruebas concretas necesarias para corroborar lo registrado en
textos e imágenes” de la época, dijo el arqueólogo Leonardo López Luján. Agregó
que algunos científicos “pro indígenas” desmentían la existencia de los sacrificios y
afirmaban que “los textos mienten”.

Pero ya no hay muchas dudas acerca de la naturaleza de los sacrificios. Tanto los
“códices” indígenas como los textos españoles de la época afirman que los propios
aborígenes describieron múltiples formas de sacrificios humanos.”…. “Los
sacerdotes extraían el corazón de las víctimas o las decapitaban, las acribillaban
con sus flechas, las cortaban, aplastaban, lapidaban, las quemaban vivas o las
lanzaban desde lo alto de sus templos.

Se dijo que los niños eran víctimas frecuentes, en parte porque eran considerados
puros y en estado natural.

“Mucha gente decía que no se podía creer en esos textos porque los españoles
describían todas esas cosas horribles, y ahora resulta que los estamos
confirmando”, dijo Carmen Pijoán, antropóloga forense que fue una de las
primeras en hallar pruebas de canibalismo en una cultura pre azteca.”

8.- Castas sociales. En el desarrollo del plano urbanístico de estas ciudades se ve la


existencia de castas sociales, puesto que en el centro de la ciudad es donde se han
encontrado los templos, pirámides y edificios reservados para la casta real y
sacerdotal, para luego ir disminuyendo en tamaño y majestuosidad, hacia la periferia
de la ciudad, en donde se han encontrado cimientos de edificaciones gradualmente
más humildes. El plano del desarrollo de una ciudad nefita, se puede levemente
deducir de la escritura siguiente: “Y esto aconteció en una torre que se hallaba en
el jardín de Nefi, jardín que estaba cerca del camino real que conducía al
mercado principal que había en la ciudad de Zarahemla...” (Helamán 7:10, cursiva
agregada).

~ - 23 - ~
Es muy probable que en la alfabetización y conocimiento secular no fuera partícipe
todo el pueblo sino un grupo reducido de una casta social, con algunas excepciones
según la época. Así lo parece indicar los descubrimientos arqueológicos; y también
explicaría por qué en el Libro de Mormón, el registro y custodia de los anales
sagrados, pasaba de padre a hijo, en la mayoría de los casos, o se reservaba a
prominentes líderes sociales, los cuales ejercían el control de alguna manera de las
funciones religiosas o civiles.

También el pueblo era instruido constantemente por medio de discursos y


proclamaciones, y no parecía que hubiera lectura individual de las escrituras, como en
las sinagogas judías, por ejemplo.

Es muy reveladora la escritura que, sobre el Rey Benjamín, leemos en Mosíah 1:2
“…Y aconteció que tenía tres hijos, …E hizo que fueran instruidos en todo el
idioma de sus padres, a fin de que así llegaran a ser hombres de entendimiento;…”
Esta escritura parece indicar el buen ejemplo del Rey en instruir a sus hijos. Si esto
fuera algo normal o común en esa época, tal vez no habría habido necesidad de que el
autor lo citara. Y en 2:8 “Y aconteció que empezó a hablar a su pueblo … mandó
que las palabras que él hablase fuesen escritas y enviadas a aquellos que se
hallaban fuera del alcance de su voz…”. (Cursiva agregada).

A primera vista, sin mucho esfuerzo, se puede pensar que el Rey Benjamín mandó su
discurso para que “lo leyeran”. Sin embargo, si razonamos un poco, nos damos cuenta
que en esa época no existía algo así como una imprenta, con la cual podía realizar
muchas copias de un discurso, como si fuera para editar panfletos. El propio Libro de
Mormón nos cuenta lo difícil que era aún para los sacerdotes o escribas, registrar en
grabados.

Evidentemente, entonces, se registraba una o dos copias a lo sumo, para que enviados
especiales se las leyeran al pueblo que no podía recibirlo directamente del Rey.
Donde hay registro escrito el idioma no se corrompe. Esto es un principio válido tanto
para esta época como para las anteriores. La razón del deterioro del idioma, y la falta
de conocimiento en una nación, es una consecuencia directa de no poseer suficiente
instrucción o alfabetización. Sobre el pueblo de Zarahemla, leemos en Omni 1: 17
“...y su idioma se había corrompido, y no habían llevado anales consigo, y negaban
la existencia de su Creador; y ni Mosíah ni su pueblo podían entenderlos.”

Los profetas nefitas y los hombres sabios entre ellos procuraron que esto no sucediera.
Leemos que en varias oportunidades, que los profetas como Alma, Helamán, el Rey
Benjamín, Nefi 3ro. etc., prefirieron dejar de lado sus posiciones en la parte más alta
del escalafón social nefita, y dedicarse a predicar la palabra entre el pueblo y dar
ejemplo de humildad y servicio. (Mosíah 2:-14; Alma 31:5-7; 32: 2-3; 3Nefi 1:23).

~ - 24 - ~
La falta de alfabetización entre la mayoría humilde del pueblo, ocasionaba que fuera
mucho más fácil el engaño y deformación de las creencias religiosas aprovechadas
por anticristos o abogados manipuladores, y era la razón de la continua amonestación
al pueblo contra el orgullo, el mal uso de las riquezas y la superchería sacerdotal.

Plancha o placa de oro de la Colección Crespi, encontrado en la cueva Los Tayos,


región amazónica del Ecuador, mostrando grabados que son inobjetablemente
una escritura. (Grabados en columnas y cuadros, al estilo de la escritura
ideográfica egipcia. No han sido descifrados aún.

Grabados sobre tablas llamadas Rongo-Rongo, en la Isla de Pascua, no


descifrados aún, pero demuestra que los pueblos antiguos de estos lados tenían
algún tipo de escritura. (Alex Guerra Terra).

“Y empezó el pueblo a distinguirse por clases, según sus riquezas y sus


oportunidades para instruirse; si, algunos eran ignorantes a causa de su pobreza,
y otros recibían abundante instrucción por motivo de sus riquezas”

“Y así surgió una gran desigualdad entre toda la tierra, de tal modo que empezó
a deshacerse la iglesia; ...” (3 Nefi 6:12-14).
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Estas fueron las más grandes debilidades del pueblo nefita, lo leemos en las escrituras
y se puede entrever en el legado arquitectónico que nos dejaron.

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CAPITULO 3
ZARAHEMLA Y EL RIO SIDON

Tal vez la principal clave para deducir la geografía del Libro de Mormón está en la
ubicación de la ciudad y la tierra de Zarahemla, y el río Sidón. Estos ocupan un
preponderante lugar central en los 1000 años del gran desarrollo de la nación Nefita,
siendo esta ciudad su capital, y probablemente el lugar más poblado (Mormón 1:7).

Posteriormente después de la venida de Cristo, continuó siendo importante aunque ya


en declive, cuando el centro de la cultura nefita era entonces Abundancia, y deja
definitivamente de ocupar el protagonismo cuando la migración final del pueblo
Nefita, luego del 320 DC aproximadamente. De las escrituras extractamos que Mulek,
hijo de Sedequías, Rey de Judá, y su compañía desembarcaron en la tierra del norte.
Provenían de Jerusalén y eran, por lo menos en su mayoría, de origen judío (o sea,
principalmente, de la tribu de Judá).

Sin embargo más adelante se detalla que los mulekitas se establecieron en un lugar
que se nombró Zarahemla, en honor a su caudillo que los guió hasta estas tierras
(Omni 1:16). Quiere decir entonces que hubo una migración de este pueblo,
probablemente en una combinación de viaje por tierra y mar, bajo las órdenes de
Zarahemla, viaje éste que no está registrado en la compaginación que hizo Mormón,
aunque Alma y Omni hacen referencia al mismo, por lo que debe estar registrado en
otros anales nefitas (Alma 22:30-31). Estas personas en un período de alrededor de
cuatrocientos años, llegaron a ser un pueblo, se unieron a los nefitas, llevaron su
nombre y Mosíah fue nombrado rey. A la zona donde moraron se llamó la tierra de
Zarahemla, y se encontraba en la tierra del sur (Mormón 1:6), aproximadamente en la
región central de la tierra, entre el mar del este y el mar del oeste, y al oeste del río
Sidón, por lo que deducimos fácilmente que dicho río corría en dirección
aproximadamente paralela a las costas oceánicas, probablemente norte-sur, debido a
que la cuenca sudamericana fluye hacia el sur y sudeste.

Al este y hacia el sur del río había una región desierta (esto es deshabitada por seres
humanos) hasta las costas del mar; mientras que el oeste era mucho más poblado.

Se puede pensar que los grandes cambios físicos ocurridos en América al tiempo de la
crucifixión del Salvador pudo haber alterado la faz de la tierra de tal manera que estos
accidentes geográficos importantes hubieran cambiado tanto, que no fueran
reconocibles hoy día.

Ese estudio será tema de un capítulo posterior, sin embargo podemos adelantar que el
río Sidón, sus manantiales, Zarahemla, y otros lugares geográficos permanecieron,
luego de esa fecha, conservados a tal grado que no fue significativo el cambio sufrido,
a los efectos de su posición e importancia en estos territorios.

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¿Qué río importante tenemos hoy día que corra de norte a sur, en la región central de
Sud América, que desemboque en el mar (Alma 44:22), cuyos manantiales sean tan
notables como para ser nombrados en el Libro de Mormón? Y a su vez no tan
caudaloso o ancho, de manera de permitir su paso a pie o a caballo (Alma 43: 35,40).
En este estudio descartaremos el río Amazonas, por correr sus aguas de oeste a este,
perpendicular a la costa y además por ser un río tan inmenso que en algunos lugares
su anchura llega hasta los 40 kms. lo que lo hace imposible cruzarlo a pie o a nado
normal.

También descartaremos los ríos Mississipi, Missouri, Colorado, Orinoco, que, aunque
poseen algunas de las características posibles, no se encuentran en la región
establecida como probable ubicación. En realidad prácticamente no existe casi
ninguna otra opción que pensar en los ríos Paraguay o Paraná, o en una
combinación de ellos, puesto que estos ríos poseen casi todas las características, a
saber:

1.- Se encuentran en la región central-sur de Sud América, equidistante entre el “mar


del este y el mar del oeste”.

2.- Los dos ríos corren de norte a sur, y luego de unirse en la región del norte
argentino, ya como Río Paraná, corre hacia el sur y desemboca en el Atlántico, por el
Río de la Plata.

3.-Su cuenca abarca una enorme región generalmente llana, con suaves elevaciones en
forma de cerros, o mesetas, con tierras enormemente productivas, y con un clima sub
tropical a tropical, con abundantes lluvias, salvo en la zona del Chaco.

4.- El río Paraguay, y algunos afluentes del Paraná nacen en una región del Brasil, en
el Matto Grosso, al sur del Amazonas, llamado “El Pantanal”. Zona casi circular, de
unos 150.000 km2, tamaño éste comparable al de algunos pequeños países europeos
juntos, o del Uruguay entero. Esta región es una zona de pantanos, lagos y vegetación
exuberante, actualmente reserva ecológica mundial, de la cual fluyen varios ríos y
arroyos, siendo el principal el Río Paraguay. Creemos que esta región con sus cientos
de lagos, se puede asociar con los Manantiales del río Sidón y su tierra alrededor, la
tierra de Mantí.

5.- Normalmente en los Libros de, Mosíah, Alma, Helamán, etc. se hace referencia a
Sidón como un río. Sin embargo es llamativa la descripción que de éste hace
Mormón, en su libro, en una época ya posterior a los cambios físicos ocurridos (que
veremos en el próximo capítulo), al referirse a “las aguas de Sidón” (Mormón 1:10)
lo que podría querer decir algo más que un solo río, por lo menos para esa época.

Ahora bien, en Alma 22 se hace la descripción geográfica más completa de las tierras
donde moraron nefitas y lamanitas. Allí vemos que los lamanitas estaban separados de
~ - 28 - ~
los nefitas por una angosta faja de terreno desierto (o sea deshabitado) entre las tierras
de Nefi o de la Primera Herencia, al sur, y la tierra de Zarahemla, un poco más al
norte de ésta. Esta tierra de Zarahemla se extendía hasta la tierra de Mantí, en la zona
de los manantiales del Río Sidón, y ésta a su vez colindaba con la Tierra de
Abundancia. (Alma 22:27-30).

PROBABLES TIERRAS NEFITAS DURANTE EL PERÍODO


DEL 600 AC AL 300 DC
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PROBABLES TIERRAS NEFITAS DURANTE EL PERÍODO
300 – 400 DC

Todas las características surgen muy claras, si tomamos en cuenta que la tierra de
Nefi, como dijimos antes, se encontraba en el sur de Chile, Argentina, Uruguay y Sur
del Brasil. Por lo tanto al norte de allí, en la zona sur de Bolivia y todo el Paraguay,
además de la región de Paraná en el Brasil, limitando al norte con el Matto Grosso y
el Pantanal, sería la tierra de Zarahemla.

Y allí, a mitad de camino en esa región, en algún lugar al oeste del Río Paraguay,
en la zona del Chaco, norte argentino o sur de Bolivia, deberían encontrarse las
ruinas de la capital del imperio nefita, la ciudad de Zarahemla.

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Tal vez si seguimos la línea imaginaria del “Camino del Inca” del sureste nombrado
anteriormente, podríamos tener una mejor referencia de la posible zona.

Ahora, si todo esto que planteamos, fuera así, ¿por qué no encontramos a la vista,
ruinas de tan notable ciudad en esas regiones, en la que, en su mejor época, pudieron
llegar a habitar allí junto con sus alrededores, cerca de un millón de personas? Cabe
aquí realizar algunas consideraciones:

Arqueólogos y obreros trabajando en las tumbas y construcciones enterradas de


las Huacas en Perú. Se puede observar en las paredes, los ladrillos originales de
barro arcilloso, similares a los del Egipto antiguo, que con el tiempo se funden
con el entorno, haciendo muy difícil ubicar ruinas en el terreno.

Primero, la ciudad de Zarahemla fue de las primeras urbanizaciones de la nación


nefita, en una época donde en general, a diferencia de épocas posteriores en Norte y
Centro América, en las construcciones del sur, se utilizaba principalmente la madera y
la arcilla.

Segundo, después de la venida de Cristo, la ciudad se incendió, perdió gradualmente


importancia, fue abandonada por los nefitas después del 320 DC, y al quedar en
manos lamanitas, seguramente la saquearon y la destruyeron por haber sido símbolo
del poder nefita por siglos (Ver Mormón 5:5).

Tercero. No se encuentra dicha zona en las áreas de actual investigación


arqueológica, por lo que es pobre su relevamiento, y además son zonas poco pobladas,
con reservas indígenas en el Paraguay y sur de Bolivia. Recordemos que la región del
Pantanal, por ejemplo, es reserva ecológica de las Naciones Unidas.
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En el Perú, entre los pueblos nativos, existen leyendas sobre una ciudad perdida muy
importante y amurallada llamada, en Aymará (idioma nativo), “la ciudad de
Zarapaca”, la cual se encontraría en las estribaciones selváticas al este de la región
andina. Actualmente se han encontrado restos en esas zonas, que se están estudiando,
aunque se ubican bastante más al norte y oeste de lo establecido para nuestro estudio,
más adecuado para la zona correspondiente a la tierra de Mantí.

La tierra de Abundancia, la cual estaba al norte de la tierra de Mantí y los manantiales


del Río Sidón, se extendía hasta la tierra de Desolación, separada por un estrecho
pasaje, camino “de un día y medio de viaje para un nefita, por la línea (fronteriza)
de Abundancia y la tierra de Desolación, desde el mar del este al mar del oeste...”
(Alma 22:32). Sin lugar a dudas, éste es el estrecho de Panamá, de unos 40 kms. de
ancho desde el Mar Caribe hasta el Océano Pacífico. Entonces Abundancia no es otra
cosa que la región del Amazonas, que en aquellos tiempos, es ciertamente probable,
se extendiera más allá de sus límites actuales y llegara hasta bien al norte,
precisamente hasta el “estrecho pasaje”. Más allá se extendía la “Tierra de
Desolación”, o sea las zonas desérticas del norte de México, Nevada, Nuevo México,
Colorado, Utah, Arizona, etc. “que estaba tan al norte” que llegaba a la tierra del
primer desembarque de Mulek y su compañía, y a la tierra de los Jareditas,
actualmente los Estados Unidos y Canadá. (Alma 22:30).

En estas páginas hemos podido deducir los principales lugares geográficos que
corresponderían actualmente con el relato del Libro de Mormón. Esperemos que
futuros descubrimientos arqueológicos puedan confirmar o no estas reflexiones.

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CAPITULO 4
LOS CAMBIOS FISICOS y SOCIALES EN LA TIERRA

“Y sucedió que en el año treinta y cuatro, en el cuarto día del primer mes, se
desató una gran tormenta, como jamás se había conocido en toda la tierra”. (3
Nefi 8:5).

De allí en adelante se continúa el relato de la más espantosa situación que vivieron los
pueblos americanos de la época del Libro de Mormón. A pesar que el registro habla
de una tormenta con rayos y truenos, más adelante confirma la existencia de
terremotos, inmersión y surgimiento de tierras, incendios, etc. La época de este
acontecimiento se encuentra relatada en forma detallada, y coincide con el calendario
Judío, para la fecha de la festividad de la Pascua. El cuarto día del primer mes,
coincidiría con el 4 del mes judío de Abib, lo que hoy día abarcaría el fin del mes de
marzo y principios de abril, en nuestro calendario. Y el año, el 34 DC.

“ Y hubo una destrucción grande y terrible en la tierra del sur. Pero he aquí,
hubo una destrucción mucho más grande y terrible en tierra del norte; porque he
aquí, toda la faz de la tierra fue alterada …” “Y así quedó desfigurada la
superficie de toda la tierra …”“Y sucedió que hubo una densa oscuridad sobre
toda la faz de la tierra…” (3 Nefi 8: 11, 12, 17,19, cursiva agregada).

Preste el lector atención al hecho que la destrucción fue mayor en la tierra del norte
que en la del sur. Al quedar desfigurada la superficie de la tierra, es evidente que
algunas o muchas referencias geográficas anteriores a este acontecimiento, cambiaron.
Sin embargo hay algunas consideraciones que hay que resaltar:

Primero: Si bien la destrucción fue grande, algunos lugares no cambiaron


significativamente, pues el Libro de Mormón hace referencia a ellos antes y después
de esa época. Las tierras del norte y del sur, separadas por el estrecho pasaje, las
tierras de Nefi, Zarahemla, Moroni, Josué, Desolación, Abundancia, las aguas de
Sidón, etc.; a todos ellos se los puede encontrar en referencias posteriores a esa época.

Segundo: Hubo elevación y hundimiento de tierras, pero es absurdo pensar que la


cordillera andina y las rocallosas se formaron en forma completa en ese momento, y
que no existían antes. (Ver 1 Nefi 12:4)

Tercero: El pueblo reconstruyó las ciudades destruidas y re-ocupó los lugares


desolados, por lo que muchas cosas volvieron a ser como al principio (ver 4 Nefi 1: 7-
9). Por lo tanto es necesario pensar con detenimiento que los cambios efectuados en
América hace 2000 años, no hace perder validez a la mayoría de las referencias
geográficas del Libro de Mormón.

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Después de esta fecha, la ciudad de Zarahemla perdió su importancia, y el centro de la
cultura Nefita, por lo menos la religiosa, pasó a ser la ciudad de Abundancia, debido a
que allí se manifestó el Salvador. ¿Dónde se encontraba esta ciudad? Nos llama la
atención que siendo Nefi 4to., habitante de la ciudad de Zarahemla, se encontrara en
la ciudad de Abundancia, al momento de la venida del Salvador a América (3 Nefi
11:18). También cuando el Salvador se aparece en los alrededores del Templo de
Abundancia, ya se encontraban allí los principales sacerdotes y jueces del pueblo
nefita que estaban anteriormente en Zarahemla. Esto nos hace pensar que Abundancia
y Zarahemla eran ciudades vecinas muy cercanas.

Sin embargo en versículos anteriores leemos que Nefi 4to. se encontraba viajando y
predicando al pueblo (3 Nefi 7: 15-16). Cosa que también podrían estar haciendo los
otros discípulos.

Tampoco parece que el Salvador resucitado se apareció al pueblo inmediatamente


después de la destrucción acaecida. Es muy revelador el versículo 18 de 3 Nefi, “Y
sucedió que a la conclusión del año treinta y cuatro, …, les fueron manifestados
grandes favores, y se derramaron grandes bendiciones …, al grado que poco
después de la ascensión de Cristo al cielo, él verdaderamente se manifestó a
ellos.” Esto parece indicar que Jesucristo se manifestó, como dice el versículo, “un
poco después”, más cerca probablemente “de la conclusión del año treinta y cuatro”.
Es lógico, que después de la gran destrucción que ocurrió, que hubiera gran tristeza y
desconsuelo entre el pueblo, se necesitaba encontrar y enterrar a los muertos, limpiar,
etc. por lo que el Salvador tal vez esperó un tiempo para que las heridas fueran
sanadas, la reflexión llegara a los corazones de las personas, y estuvieran más
preparados para recibir al Señor. (Ver 3 Nefi 11: 1-2). Nótese que el pueblo se
encontraba aparentemente realizando las faenas diarias comunes a una vida normal
(Ver 3 Nefi 19: 2-3).

Ese tiempo pudo haber sido de unos pocos días, Sin embargo nosotros entendemos
que seguramente fueron algunos meses, según lo que se entienda por “un poco
después”. Esto da el tiempo suficiente para que, después de la destrucción de
Zarahemla por el fuego, la capital del Imperio Nefita casi segura mente pasara a ser la
ciudad de Abundancia y se efectuaran los correspondientes traslados.

A pesar que es muy difícil establecer el lugar exacto del Templo de Abundancia,
donde se apareció a la multitud el Salvador resucitado, por lo expuesto tal vez estaba
al norte de la tierra de Zarahemla, más allá de los manantiales del Sidón, en los límites
de la tierra de Abundancia, o sea que podemos estimar algún lugar de la región del
Amazonas, probablemente hacia el sur de dicha región, en los límites con el Matto
Grosso, o hacia las estribaciones de la cordillera andina, en la frontera de Brasil y
Perú. También creemos que por esa zona estaba la tristemente célebre ciudad de
Ammoníah.

~ - 34 - ~
Por ahora no se posee suficiente información para poder confirmar un lugar posible
de estas ciudades.

Mapa de la ubicación de la ciudad perdida de “El Paititi” (¿Abundancia… o


Ammoníah?)

Rastros de un muro o muralla, de una ciudad en el este del Perú, en la Selva


Amazónica, conocida como el gran “Paititi”.
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En América no existían fronteras políticas, solo naturales, y los nefitas y lamanitas
recorrían la tierra con libertad. por lo que no podemos establecer las distancias a la
que estaban las ciudades una de otra, por ahora es asunto de la fe.

Los cambios físicos fueron básicos en la cultura de estos pueblos precolombinos, sin
embargo también hubo cambios sociales en esos mil años de historia nefita, y con
posterioridad entre los lamanitas, otros mil años más, hasta el descubrimiento de ellos
por Colón. Ya vimos que el lugar físico de la capital nefita después de la venida del
Salvador, probablemente se trasladó, y también volvió a cambiar en la última etapa
del pueblo, cuando su migración forzada hacia el norte, como veremos en el capítulo
siguiente.

También la influencia de la predicación del Salvador significó un cambio fundamental


en la política, administración, convivencia, agricultura, etc. Los pueblos lamanita y
nefita se unieron y fueron uno por aproximadamente 200 años, y no había deferencias
raciales durante ese tiempo. Ya antes de ese tiempo, durante los períodos de paz, no
muy extensos, que poseían los nefitas, éstos buscaron trasladarse y cambiar de
morada, seguramente buscando mayor paz y libertad.

Tal es así la libertad de sus traslados, que ya un tiempo antes de Cristo, el Libro de
Alma en su capítulo 63, versículo 5, nos relata que un hombre llamado Hagot, y más
de 5000 personas, emigraron en varios viajes por barco, hacia el norte, partiendo de
las regiones al noroeste de la tierra sudamericana, cerca del estrecho pasaje
(Probablemente Colombia). Los propios nefitas no tuvieron información sobre el
destino de esta población, y pensaron que tal vez algunos habrían naufragado, pero
ahora nosotros podemos, tal vez, presumir que los sobrevivientes de estas personas y
sus descendientes fueron los pobladores de las islas polinesias, como Hawaii, Tahití,
Samoa, Tonga, Pascua, etc. Por lo que entre los nativos de la polinesia también puede
haber sangre nefita.

Siempre se ha aceptado en la Iglesia, el hecho de que los pueblos polinesios, en su


sangre original, eran descendientes de los pueblos americanos. Un caso particular es
la Isla de Pascua, debido a que sus aborígenes originales, según la tradición, eran
pueblos blancos, viajeros desde el este, o sea de América, al mando de un rey o líder
llamado Hotou Matua. (“Hotou el navegante”).

Estos fueron casi exterminados por los polinesios que habitaron también en la isla con
posterioridad, por el 1700 de nuestra era, pero un remanente de su sangre aún
permanece entre los isleños, y es probable que sea tal vez, el remanente más auténtico
de la sangre nefita que quedaba en el mundo. Recientes exámenes genéticos y de
sangre realizados muestran que el 99 % de la población es de origen polinésico. Sin
embargo esto es lógico que sea así puesto que el pueblo blanco (incluso poseían
cabellos pelirrojos y ojos claros muchos de ellos) fue casi exterminado en una guerra

~ - 36 - ~
librada por el 1700 DC con la población polinésica de la isla que la ocupó
posteriormente.

Pero otra migración mucho más importante, que abarcó a todo un pueblo, como si
fuera un segundo éxodo de Israel, fue la migración nefita hacia el norte, después del
320 DC, la cual detallaremos en el próximo capítulo. Cuando los primeros
colonizadores españoles llegaron a las tierras americanas, encontraron a los
descendientes de los nefitas y lamanitas, y los llamaron los indios, porque pensaron
que habrían llegado a las costas de la India. Nefi mismo confirma que los habitantes
americanos que Colón descubriera serían los descendientes de sus hermanos (1Nefi
13:12).

Sin embargo seguramente existieron mezclas con alguna expedición posterior al año
400 DC. Entre los 1000 años que pasaron desde el último registro del Libro de
Mormón hasta la llegada de Colón, evidentemente hubo muchos cambios físicos,
sociales y culturales en América.

Otros pueblos arribaron a sus costas; existen registros y descubrimientos que


muestran la posibilidad de la llegada a territorio americano de pueblos nórdicos de
Europa y de las naciones del Lejano Oriente, así como también datos de expediciones
de nativos americanos arribando a las costas de Dinamarca. Es muy probable que se
seguirán encontrando rastros de desembarcos de muchos tipos de pueblos en América.
Sin embargo, ninguno de estas expediciones colonizaron efectivamente a los pueblos
indígenas americanos, ni tuvieron efecto significativo en sus costumbres básicas, las
cuales continuaron firmes por todos esos años. Ni cambian la realidad de que llegada
de Cristóbal Colón a América fuera el cumplimiento efectivo de las profecías.

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CAPITULO 5
LA MIGRACION HACIA EL NORTE

En la medida que los nefitas escapaban del dominio de los lamanitas, hacia el 320-330
D.C. acaudillados por Mormón, emigraron hacia el norte, desde la tierra de Zarahemla
hasta llegar 60 años después a la tierra de Cumorah en lo que es hoy el Estado de
Nueva York.

Esto da la medida exacta de las grandes distancias que ocupaban estos traslados.
Como dijimos en el Cap. 1, muchas veces se pierde de vista, ante el relato resumido
del Libro de Mormón, la magnitud de las distancias en las que ocurrieron los hechos
allí relatados.

Si leemos atentamente, vemos que esta migración ocurrió siguiendo la línea costera
oeste de Sud América, para cruzar a través del estrecho pasaje (Panamá), y finalmente
desviarse hacia el noreste, evitando el oeste, las Rocallosas y los desiertos de los
ahora estados de Nuevo México, Nevada, Colorado, etc. (La tierra de “Desolación”).
¿Por qué Mormón, siendo un brillante comandante militar, no decidió cruzar por esta
tierra, con su pueblo, donde tal vez podría resistir, en las montañas, con mucho mayor
suerte que en las llanuras, los ataques de los lamanitas? Presumimos que desalentó a
Mormón no solo la aridez de esa tierra, sino el hecho que allí se escondían y se habían
hechos fuertes los “Ladrones de Gadiantón”. Era un territorio enemigo para los
nefitas.

Leemos que la ruta de migración fue hacia el norte, por el oeste (Mormón 2: 3-6) Por
esta razón podemos deducir que las tierras al oeste, subiendo hacia el norte por la
costa del Pacífico, eran nombradas como la ciudad de Angola, la tierra de David y la
tierra de Josué. O sea que emigrando desde la tierra de Zarahemla hacia el norte y el
oeste, estas tierras anteriormente nombradas probablemente corresponden con los
actuales países de Bolivia, Perú y Ecuador. Aún mayormente podemos afirmar estas
cosas, si estudiamos este relato, porque después de esto los nefitas son perseguidos
hasta el norte, a las tierras de Jasón y Shem (Mormón 2:20) (Probablemente
Colombia, parte de Venezuela y Panamá), y entonces, unos 25 años después de la
salida de la tierra de Zarahemla, en un tratado con los Lamanitas, se dividen la tierra,
pasando entonces los nefitas al norte del estrecho pasaje, a la tierra llamada
Desolación, y los lamanitas permanecen en el sur (Mormón 2:28).

Desde ese momento la tierra de Desolación, pasó a ser la habitación principal del
pueblo Nefita. Allí, en Centro América, permanecieron los restos de la cultura y
religión de este pueblo, por espacio de unos pocos años, alrededor de 30-40. Las
ciudades que se relatan allí, que se encontraban al norte del estrecho pasaje, en donde
los nefitas intentaron hacerse fuertes y detener a los lamanitas, llamadas Desolación,
Teáncum, Jordán, etc. fácilmente pueden corresponder a las ruinas de ciudades

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encontradas en las selvas de Honduras, Guatemala, Península del Yucatán, Cancún,
etc.

Allí es donde encontramos las extraordinarias ruinas "mayas y aztecas" que muchos
científicos insisten en fechar entre los años 600 al 1000 D.C. La capital de este
pequeño imperio fue la ciudad de Desolación, que formaba parte de un complejo de
ciudades cercanas, hasta la costa del mar, con la ciudad de Teancum. (Mormón 4:3)
Actualmente los descubrimientos arqueológicos en Centro América, muestran varios
centros poblados con inmensas edificaciones, entre las que resaltan Uxmal,
Teotihuacán, Palenque, Chichén Itzá.

Tulum, en la costa de Cancún, ciudades mayas (¿Teancum..?)

Pero el complejo que más nos llama la atención es Teotihuacán-Tulum -Cancún. Este
último con ruinas mayas sobre las costas del mar, actualmente un importante
balneario de fama mundial. Nosotros creemos que éste fue el complejo Desolación -
Teancum. La fonética Teancum - Cancún, si sacamos los tildes, en cualquier idioma
moderno, resulta muy similar. La interpretación Maya del nombre Cancún,
relacionado con "lugar de las serpientes", no significa que su nombre original no fuera
el del gran guerrero Nefita, puesto que no sabemos cuál era el significado primitivo de
su nombre, el cual podría referirse al lugar de su nacimiento o morada. Por otra parte
las ruinas de Cancún son las únicas ruinas importantes contra la costa, en Centro
América.

Desde que Mormón acaudilla a su pueblo en su retirada hacia el norte,


permanentemente nos deja el relato de las aflicciones y pecados del pueblo nefita en
la tierra. Insiste en no describir la "escena de sangre y mortandad" pero es
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indudable que se refería a la práctica de los sacrificios humanos, y la ofrenda a los
dioses falsos. Esta práctica comienza en el relato en el momento de la huida hacia el
norte por el oeste de Sud América, primero entre los lamanitas pero luego los nefitas
también lo realizan contra sus enemigos.

MIGRACIÓN NEFITA DURANTE SU ÚLTIMO PERÍODO (320 – 385 DC)


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Esculturas muy similares a Tiahuanaco o Pascua en Tula (México) y Colombia.

Las famosas y conocidas esculturas de la Isla de Pascua, las cuales corresponden


con el mismo período de Tiahuanaco. La característica más sobresaliente de este
período es que sus constructores, según su propia leyenda, y contrariamente a lo
establecido por los arqueólogos, antropólogos e historiadores modernos,
provenían del este, del territorio americano y no eran polinesios, sino de aspecto
blanco, incluso con cabellos castaños y pelirrojos muchos de ellos.

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Estas imágenes muestran esculturas y objetos de arte de la cultura Chachapoyas,
del centro norte del Perú. Abajo, los “hombres en la niebla” esculturas
funerarias en los riscos montañosos, de la misma cultura. Obsérvese, la
inconfundible similitud con las esculturas de la Isla de Pascua, por lo que no se
puede negar su relación.

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Es absurdo negar o no relacionar estos sarcófagos de la cultura Chachapoyas, en
el norte del Perú, con las estatuas de la Isla de Pascua, solo que como no coincide
con la teoría aceptada de que los nativos de la Isla eran polinesios, no podrían ser
de origen americano…. Así, a pesar de la evidencia, se la niega….!

Arriba: Aunque parezcan europeos comunes, estos son aborígenes de la Isla de


Pascua, descendientes de los primeros pobladores. Las dos personas en el centro
son de pelo rojizo, y como se ve, el resto también son de raza blanca. (Foto
tomada durante la expedición del arqueólogo noruego Thor Heyerdhal, 1956)

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El explorador español Felipe González de Haedo,
en 1770, informaba a la Corona Española que “A
no ser porque estaban casi desnudos y
pintarrajeados, se podían confundir con europeos”

Izquierda: Indios amazónicos, cuya piel no es


oscura. Su color es claramente similar al de una
persona de raza blanca algo bronceada por el
sol. Este color de piel, y aún más claro, es muy
común en los indígenas de las regiones
amazónicas

"Pero he aquí, la tierra estaba llena de ladrones y lamanitas;...de modo que hubo
sangre y mortandad por toda la faz de la tierra, así entre los nefitas como entre
los lamanitas..." (Mormón 2:8).

“Y es imposible que la lengua relate, o que el hombre escriba una descripción


completa de la horrible escena de sangre y mortandad que existía entre el
pueblo, así nefitas como lamanitas, ...se deleitaban en derramar sangre
constantemente.” (Mormón 4:11).

Pintura maya mostrando ritos de sacrificios humanos prehispánicos.


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Los últimos descubrimientos arqueológicos, muestran los restos de cruentos
sacrificios humanos, y ritos de muerte tanto en toda Centro América, como en el norte
del Perú, en Sipán, por donde pasó la migración del pueblo nefita, acaudillado por
Mormón.

Maravilloso grabado que


conserva su color, en donde se
observa guerreros o sacerdotes,
de piel oscura, sacrificando
víctimas de piel blanca.

Estos grabados, los científicos,


antropólogos, e historiadores
prefieren no mostrarlos.

Estos relatos son muy similares a


los que dejaron registrados los
primeros historiadores que llegaron
con los colonizadores españoles a
América; 1.100 años después,
específicamente entre los pueblos
azteca y maya.

Allí se relatan que fueron testigos de horribles sacrificios humanos, tanto de


voluntarios como de esclavos o prisioneros de las tribus enemigas. Según las crónicas
de la época. se llegó a observar el sacrificio de 20.000 personas en un día.

En las pirámides de América Central, todavía hoy día se observan manchas de sangre
oscurecida en las paredes y piedras talladas para altares de sacrificios. Los españoles
contaron los cráneos de seres humanos sacrificados, que los nativos mantenían en
exhibición, y les dio la impresionante cifra de 165.000.

En los pozos de agua manantial de América Central, llamados cenotes, los buzos
especializados que se sumergen en esos lugares, encuentran hasta el presente junto
con objetos ceremoniales, restos óseos humanos sacrificados allí desde tiempo
inmemorial.

El relato final del pueblo nefita, es conmovedor. Su reunión en la tierra de Cumorah


(en el noreste de los EE.UU), en el 385 DC. luego de casi 60 años de migración
forzada, guerras, disensiones y espantosa mortandad, debe haber producido, en la
generación que nació en esas circunstancias, un carácter cruel, asesino y frío,
dispuesto a matar o morir. Es entonces maravilloso ver en el hijo de Mormón,
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Moroni, que nació en ese ambiente, el fruto que el evangelio verdadero produce en las
personas.

Moroni, seguramente, fue todo lo contrario a muchos jóvenes nefitas que existieron en
ese momento. Por lo tanto, a la luz de este conocimiento, la dignidad y sensibilidad de
Moroni, es mucho más valiosa y maravillosa de lo que podemos estimar si leyéramos
ligeramente el Libro de Mormón. Unos 230.000 nefitas registrados murieron en la
última batalla, sin embargo el número de nefitas muertos puede haber sido mayor, sin
tenemos en cuenta que allí estén solo contados los hombres y mujeres que guerrearon.
A eso hay que agregarle las mujeres y niños que no fueron a la batalla y los hombres
que se unieron a los lamanitas. Y los que fueron exterminados en sacrificios y batallas
durante los 60 años de migración forzada.

Muy interesante y revelador resulta la Crónica de Pedro Cieza de León sobre los
Chachapoyas. Indígenas peruanos, que habitaron el norte centro del Perú, y que por
sus características podrían sugerir, ser nefitas absorbidos por el entorno montañoso….
Dicho cronista Pedro Cieza de León recoge algunas notas pintorescas sobre los
chachapoyas: "Son los más blancos y agraciados de todos cuantos yo he visto en
las Indias que he andado, y sus mujeres fueron tan hermosas que por serlo su
gentileza muchas de ellas merecieron serlo de los incas y ser llevadas a los templos
del sol [...] andan vestidas ellas y sus maridos con ropas de lana y por las cabezas
usan llautos, que son señal que traen para ser conocidas en toda parte"

Los restos de ese pueblo extraordinario están entre nosotros. En la sangre indígena
mezclada o pura que corre por las venas de los pueblos americanos y polinesios. En
sus tradiciones, comidas, ropa, lenguaje, ritos religiosos, que aún perduran. En las
ruinas sus ciudades de piedra y cemento, en sus momias, y sus tumbas. Algunos
científicos han estimado que los habitantes indígenas americanos pre colombinos
podrían haber llegado a más de 80 millones, en todo el continente. Puede haber sido
aún mayor en las épocas de prosperidad.

Los Nefitas únicamente pueden haber llegado a más de 5 millones. Un pueblo que
llegó a una tierra prometida, aislado de toda otra civilización, que se desarrolló con la
ayuda de Dios y por sí mismo. Pensemos por un momento las comodidades de esta
época en que vivimos; comparémoslas con las que tuvieron los nefitas. No existían los
avances actuales de la medicina.

No llevaron médicos, no había medicamentos, a no ser naturales. No había grandes


maquinarias ni medios de transporte como los actuales. Estuvieron casi toda su
existencia luchando en guerras con sus propios hermanos o contra sí mismos. Sus
mujeres debían pelear así como los jóvenes cuando tuvieran edad suficiente para
manipular un arma. Vivieron preferentemente en zonas tropicales y subtropicales, y
como consecuencia tuvieron que soportar enfermedades, insectos y plagas.

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“Y aconteció que yo, Jacob empecé a envejecer,...,diciendo que el tiempo se nos
ha pasado, y nuestras vidas también han pasado como si fuera un sueño, pues
somos un pueblo solitario y solemne, errantes, desterrados de Jerusalén, nacidos
en la tribulación, en un desierto, y aborrecidos por nuestros hermanos ...” (Jacob
7:26)

Pero un pueblo que tuvo la bendición más grande de todas. la visita personal de
Jesucristo mismo. Un pueblo que vivió y desapareció en esta misma tierra americana
por la que caminamos, pero nos dejó el legado más extraordinario y valioso que
pueblo alguno puede dejar sobre esta tierra: El Libro de Mormón.

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CAPITULO 6
ES COMO SI NOS HABLARAN DESDE EL POLVO.

El Padre Carlo Crespi, provino de Milán, sacerdote de la Iglesia de María Auxiliadora


(Salesiano). vivió en la pequeña ciudad de Cuenca, Ecuador, durante más de 50 años.
Crespi fue aceptado por los indios de las selvas sud orientales ecuatorianas,
principalmente la tribu de los Shuar, como un verdadero amigo. Falleció en Cuenca el
30 de abril de 1982.

Estos indígenas, originalmente reductores de cabezas, se hicieron tan amigos del


Padre Crespi que en un momento empezaron a confiarle objetos que sus
chamanes y jefes tenían en custodia pertenecientes a sus antepasados. Estos
objetos arqueológicos, de mucha antigüedad, se los presentaron y regalaron a
Crespi trayéndolos desde sus escondites, principalmente desde Los Tayos .

El Sacerdote Católico de la Orden Salesiana, Padre Carlo Crespi. (Fotografía


tomada alrededor de 1970, mostrando dos de los muchos objetos de su
Colección.)

Por último, el padre tenía tantos objetos preciosos que guardaba en su casa que
finalmente solicitó a su iglesia y recibió el permiso del Vaticano para abrir un museo.

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Este museo se abrió en el Instituto Salesiano y Escuela de Cuenca, el cual creció y
creció hasta que en 1960 fue uno de los mayores museos de Ecuador, y fue Crespi
reconocido como una autoridad arqueológica. Pero siempre había sido un siervo más
bien embarazoso para su iglesia, porque afirma con vehemencia que él podía
demostrar que había una conexión directa entre el Viejo Mundo (Babilonia, Egipto e
Israel) y el Nuevo Mundo (pre-Incas), que iba directamente en contra de la opinión
prevaleciente.

El 20 de julio 1962 hubo un misterioso atentado e incendio y el museo del padre se


quemó. Lo que el Padre Crespi logró rescatar estaba dentro de dos largos habitaciones
estrechas, que se encontraban en una terrible confusión de latón, cobre, chapa
metálica, zinc estaño, piedra y objetos de madera y en medio de todos ellos de oro
puro, hojas de oro, plata y hojas de plata. El Padre Crespi afirmaba que "Todo lo que
los aborígenes me trajeron de los túneles se remonta a antes de Cristo. La mayoría
de los símbolos y representaciones prehistóricas son más antiguas aun que el
diluvio. "

"El profesor Miloslav Stingi es el principal estudioso de las culturas de América del
Sur para los países eslavos y hoy es un miembro de la Academia de Ciencias de Praga
y autor de libros arqueológicos y etnológicos. Dijo lo siguiente “… esta es la mayor
sensación arqueológica desde el descubrimiento de Troya. Hace años que me
apoyaba en la opinión de que los incas no tenían escritura, en el alfabético sentido
de la palabra. Y ahora me enfrento a la escritura Inca. Para poder dar un preciso
veredicto científico tendría que someter a cada placa a un examen detallado y
extenso, y comparar cada uno con material ya disponible. Por el momento sólo
puedo decir que estoy anonadado… ".

J. Golden Barton en 1998 habla de una visita a Ecuador para ver al Padre Crespi
con el Dr. Paul Chessman de la Universidad de BYU y otros, que realizaron en
los finales de 1970. Escribe: "En las altas montañas de los Andes de Ecuador se
encuentra la hermosa Cuenca, una ciudad tranquila, con techos de teja roja española
y calles empedradas. La gente del pueblo va a sus actividades diarias con alegría y el
comercio entre ellos y los indígenas que pueblan las colinas y valles de los
alrededores del pueblo es abundante. Los indios hablan la lengua quechua de sus
antepasados, que vieron la subida del sol sobre el Amazonas cientos de años antes.
Con la intemperie y las mejillas rosadas que irradian una la sencillez de la armonía
con las montañas escarpadas donde han trabajado desde tiempo inmemorial. Los
hombres de la tribu usan una sola trenza larga de pelo la espalda por debajo de un
sombrero de Panamá. Hombres, mujeres y los niños se visten con el mismo negro y
marrón de tela en tonos tierra, con el ajuste de colores brillantes… ”.

"A pocas cuadras del centro del pueblo se encuentra un Colegio Católico Salesiano.
Los hombres jóvenes y las mujeres de familias acomodadas asisten a esta escuela
secundaria, en sus salones de clase frente a un patio embaldosado. Al entrar por una
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puerta lateral, nos encontramos en un pequeño recinto al aire libre frente a
señoriales puertas de madera tallada a mano. Una amistosa joven nos invita a entrar
a través de viejas puertas de madera y nos introdujo en una habitación privada. Unos
momentos más tarde, un hombre con barba, de aspecto monacal y una sonrisa
benigna llega y abraza al Dr. Cheeseman. A pesar de ser un octogenario, apareció en
buen estado de salud, y vivacidad a pesar de una mano temblorosa. Habíamos oído
que estaba senil, pero su comportamiento personal sólo irradiaba una capacidad
mental completa. Así que este fue el Padre Carlo Crespi, foco de Ecuador en una
controversia arqueológica única que continúa desconcertando a todo el mundo que
ha oído hablar de él.”

"Nos llevó a un patio interior del patio de la escuela… No estábamos preparados por
lo que estaba por venir. El Padre Crespi tomó una gran llave de un anillo que
colgaba de un cinturón trenzado en torno a su túnica, luego se trasladó a una puerta
de madera oscura y abrió su cerradura. Junto con un solo ayudante, desapareció en
el cuarto oscuro. Ambos pronto reaparecieron con un gran trozo de metal que había
sido moldeado y clavado en una hoja larga. Parecía que podría ser de oro. La hoja
estaba escrita con un curioso dibujo y obras de arte más allá de cualquier
identificación”.

"Luego, arrastrando algo de la oscuridad demasiado grandes para ser transportados


cómodamente, y sólo con el vigoroso esfuerzo fueron capaces de traerlo y apoyarlo
en la pared de estuco. Tenía unas veintidós pulgadas de alto y unas siete pulgadas de
ancho su peso debe haber sido enorme. Allegué a mi mano para tocar el objeto y tuve
en cuenta que aparece una capa oscura, como si hubiera sido pintada. Al principio,
se supone que debe haber sido hecha de plomo, porque era suave y casi flexible. A
continuación, las uñas de mis dedos en el cuerpo de la figura a través de la pintura y
el brillo reveló sin lugar a duda de que estaba hecha de oro puro”.

“Nuestras cámaras comenzaron a hacer clic, y en el Padre Crespi habló con


entusiasmo y emoción, apenas deteniéndose para respirar. Él fue nuestro instructor
entusiasta, que nos muestra cada pieza como si se acababan salir a la luz del día por
primera vez… Los ágiles dedos del anciano tomaron los extremos de dos cables
eléctricos uniéndolos y la cámara se reveló al instante en el resplandor de una
lámpara incandescente.

El brillo del oro, plata y bronce en todas partes añade el resplandor al interior. Los
estantes de la cerámica con polvo, muestran en ingenua postura a ídolos en
circunstancias horribles o extrañas proporciones. Cientos apilados desde el suelo
hasta el techo eran de grandes piezas en la que estaban conectados pulseras de
metal, orejeras, narigueras y collares, algunos no empañada por el tiempo.
Instrumentos, material de guerra, lanzas, hachas, palos de madera, metal y piedra
fueron apilados por todas partes.

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La misteriosa habitación parecía sobrecargada con los tesoros de una antigüedad
desconocida.

Paul Barton muestra una maravillosa “sábana de oro” con grabados, de la


Colección Crespi.

Lo más curioso fueron las planchas de innumerables bronce, latón y oro. Muchos
llevaban extrañas inscripciones y símbolos jeroglíficos. Otros estaban repletos de
los grabados de animales incongruentes (con el territorio americano) - elefantes,
serpientes, jaguares, las bestias salvajes de todo tipo.

“Newell Parkin, un banquero de Bountiful, Utah, el Dr. Paul Cheeseman, Wayne


Hamby, un estudiante de pregrado de la Brigham Young Universidad, D. Craig
Anderson, Utah State University Research Associate, que actuó como intérprete, y yo
pasamos la tarde en medio de estos esplendores de otro mundo. En todos mis viajes
por todo el mundo, mi Visita a la colección Crespi iba a ser mi experiencia de la
coronación. "Hemos pedido al Padre Crespi cómo llegó a cosas tan maravillosas.
Dijo que encabezó el local parroquia desde hace más de cincuenta años después de
estudiar en la Universidad de Italia en Milán, donde el tema de la arqueología había
capturado su interés.

Después de graduarse, se convirtió en sacerdote y fue asignado a la hermosa ciudad


de Cuenca, Ecuador, para trabajar entre los indios. Con el tiempo, llegó a tener y
recibir de ellos la amistad y el cariño. Por otra parte, en América del Sur, ha tenido
la oportunidad de favorecer sus intereses arqueológicos. Para su gran sorpresa y
deleite, en las celebraciones religiosas que le tocó presidir les trajeron los indios una
gran cantidad de regalos al buen hombre que los bendecía en bautismos y
matrimonios, y era su amigo en problemas.

Conscientes del entusiasmo del Padre Crespi por la arqueología, los indigenas
agradecidos le llevaron a través del tiempo objetos antiguos escondidos en la selva.
~ - 51 - ~
Pronto, su colección se volvió cada vez mayor hasta que, después de cincuenta años,
ya llenaba muchas habitaciones.”

"Un museo fue construido para albergar a estos regalos extraordinarios, pero unos
años antes de nuestra visita fue seriamente dañado por el fuego de un pirómano.
Padre Crespi logró salvar tres habitaciones llenas de las reliquias, una de tributos
relativamente oscuros y sin importancia, otra llena de objetos curiosos de la
antigüedad, pero el último era un tesoro de piezas de oro.

En las alturas entre los residentes de la cordillera de los Andes, el viejo el hombre no
tenía ningún interés en la fama o la fortuna. Pocos viajeros sabían de su colección y
los científicos aún menos. Él era una persona privada, con un gran corazón y un
profundo interés en el pasado.

"¿Dónde y cómo los indígenas encontraron estas cosas increíbles?." Preguntamos


nosotros. "Oh, simplemente los obtienen de las cuevas y cámaras subterráneas en
la selva", contestó en una manera improvisada. "Hay más de 200 kilómetros de
túneles y pasadizos aquí, en Cuenca. Van desde las montañas hasta las tierras bajas
del este, cerca de la Amazonia. "

El Padre Crespi con Wayne Hamby.

Wayne Hamby, un asistente para Cheeseman, pasó


unos días más con el padre Crespi para catalogar y
fotografiar a toda la colección. Sus resultados
quedaron en los archivos del Dr. Cheeseman,
quien murió después de su retiro de la Universidad
de Brigham Young”.

Plato de oro con figuras


grabadas.

"Dos años después de nuestra


visita, volví a Cuenca con Ben
Holbrook, nuestros dos hijos
pequeños, y un par misioneros
mormones de Ecuador que
harían de intérpretes.

Fuimos recibidos por un joven


sacerdote, quien nos informó que
Carlo Crespi había fallecido en
enero de 1980,
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(datos no correctos porque falleció en 1982!!!) y su colección no está más disponible
para la vista del público. A pesar de mis esfuerzos para convencerlo de que había
recorrido una larga distancia para ver las reliquias, se negó obstinadamente
permitir ver los tesoros. Insistió en que la habitación con la artefactos no se podía
mostrar sin orden del Vaticano. Que yo sepa, nadie del mundo exterior ha visto el
tesoro desde la muerte del viejo Padre. Existían rumores de que la mayor parte del
tesoro había sido enviado a Roma en el Vaticano.

Maravilloso plato de
oro con jeroglíficos y
dibujos grabados.

Richard Wingate un
explorador de la Florida
y escritor visitó Padre
Crespi cuatro veces
durante la segunda
mitad de finales de 1970
y fotografió la colección
de artefactos extensa.

Resumiremos aquí parte de lo que el dice de su visita: "En una polvorienta y estrecha
habitación en el pórtico lateral de la Iglesia de María Auxiliadora de Cuenca,
Ecuador, se encuentra el tesoro arqueológico más valiosos del planeta. Más de un
deslumbrante millón de dólares oro se almacena aquí, y mucha plata, pero el valor de
la moneda fuerte de este tesoro olvidado no es lo principal que vale la pena. Hay
artefactos antiguos identificados como los asirios, egipcios, chinos y africanos
perfectos en la mano de obra y belleza que cualquier director de museo los
consideraría como de primera clase.

Dado que este tesoro es la más extraña colección de antiguos objetos arqueológicos
en existencia, su valor reside en los problemas históricos que plantea y exige
respuestas. Sin embargo, es desconocido para los historiadores y deliberadamente
descuidado en las revistas de la arqueología ortodoxa...

Hubo informes, de que las cincuenta y seis sólidas planchas de oro que eran al
principio, después de un desastroso incendio en 1962, (lo que se atribuyó a fanáticos
locales políticos), el padre

Crespi mandó hacer moldes a un fabricante de ataúdes locales y la mejor docena de


planchas preciosas se duplicaron en bronce. Las placas de oro original se encuentran

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a salvo hoy en una cámara acorazada. Aún no se habían podido descifrar su
lenguaje.

Pocos arqueólogos que han oído hablar de la colección y son propensos a una
condescendencia comprensible, porque esto violenta muchas de las teorías y hechos
afirmados de la fraternidad arqueológica.

Misterioso plato o pectoral con una pirámide tipo egipcia, e inscripciones


hebreas debajo.

Además los artículos del tesoro se han descubierto descuidados, sin incluso un
adecuado inventario, con un sistema de clasificación del museo que la mejor
descripción es caótica.. Crespi no es un conservador de museo acreditado. Aunque no
es un hombre sin educación (Tiene una maestría en antropología de la Universidad
de Milán, Italia),. el sacerdote no posee formal educación arqueológica, y el tiempo
que da a su inmensa colección lo toma parcialmente de un apretado programa de
administración de los derechos de la parroquia, como he visto en mis visitas.

"Aunque la leyenda cuenta que esta red de túneles panal de abejas de todo el
Ecuador y el Perú, la única parte de ella que tiene, que yo sepa, se ha documentado,
se encuentra en el país jíbaro muy peligroso, entre los ríos Santiago y Morona, cerca
de los Tayos. Lamentablemente, esta área es decididamente fuera de los límites de la
política exterior aventurera. Los indios locales han matado al menos a cuatro
forasteros curiosos en los últimos dos años. Sin embargo, los túneles de las tribus
shuar (jíbaros) han sido fotografiados.”

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NOTA DEL AUTOR DE ESTE ENSAYO. En los últimos años surgieron versiones
de desmitificación de las reliquias debido a falsificaciones en los objetos del Padre
Crespi, algunas burdas copias y otras muy trabajadas que fueron más o menos
corroboradas. Sin embargo debemos aclarar algunas cosas aquí. La Colección original
que el Padre Crespi tuvo en custodia hasta los años 80 ha desaparecido en casi su
totalidad. Algunos objetos permanecen en museos de Ecuador, pero otros han
virtualmente sido tragados por la tierra, por lo que no se descarta el robo, la venta
incontrolada y como se dijo antes aquí la probabilidad que fuera llevada secretamente
al Vaticano en su mayor parte. Por lo tanto pueden subsistir algunas copias, más o
menos elaboradas que como vimos el propio Padre Crespi mandó hacer y otras
reliquias que la gente hacía llegar al cura, muchas veces de origen dudoso, pero que él
no rechazaba por lo que vimos debido a una falta de rigurosidad académica y también
por amor a la gente.

La Colección se amplió del original a un montón de objetos de diversa procedencia


ajenos a las cuevas de Los Tayos. No debemos dejar de lado que muchas de estas
reliquias arqueológicas originales tienden a recordar las doctrinas mormonas de
América y por lo tanto resulta de un marcado interés de la Iglesia Católica, que
casualmente era su “dueña” por medio del instituto Salesiano en Cuenca.

Una entrada a la cueva Los Tayosm, en Ecuador.

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Grabado en plata que muestra lo que parece ser ¡un registrador escribiendo o
grabando planchas de metal!

La siguiente fotografía de un grabado de la Colección Crespi, es increíble. Tal vez por


esto han sido prohibidas su revelación pública.

Grabado que muestra lo que aparenta ser un


Sacerdote oficiando con ¡vestiduras muy
similares, según lo descrito en las escrituras,
a las hebreas del antiguo Templo!!!

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CAPITULO 7
EPILOGO – UN SECRETO NEFITA
.
El día después de la batalla final, fue un día aciago. Ya no existía la nación Nefita. En
un día habían sido exterminados. Moroni nos da un vívido relato de estos últimos días
de los Nefitas, mientras permanece en la tierra, solo por espacio de 36 años. (Ver
Moroni 8:3).

Durante este tiempo Moroni escribe en las planchas que les había dejado su padre
Mormón, y es de suponer que no caminaba por la tierra con una mochila a la espalda
cargando las pesadas planchas de oro dentro. Es evidente que las dejaba escondidas en
el Cerro de Cumorah, y cada tanto iba allí y se aseguraba que no hubieran sido
descubiertas y procedía a registrar algo en las planchas. O, tal vez, las ocultaba en las
cercanías de los lugares donde habitaba en forma transitoria, hasta que finalmente las
depositó en su morada definitiva en el Cerro de Cumorah. También José Smith hizo lo
mismo 1400 años después.

¿Cómo Moroni, pudo, durante treinta y seis años, eludir y esconderse de los
Lamanitas, siendo que éstos perseguían “a todo Nefita que no negase al Cristo”?
Tal vez la respuesta se encuentre a la mano, en el propio Libro de Mormón. El Libro
de Helamán nos cuenta en su capítulo 3:13 “Y hay muchos anales de los hechos de
este pueblo, conservados por muchos de los de este pueblo, anales particulares y
muy extensos concernientes a ellos” (Cursiva agregada). Y después de aclarar en el
versículo 14, los temas escritos en esos libros, nos dice en el 15 “Pero he aquí hay
muchos libros y muchos anales de todas clases; y los han llevado mayormente los
Nefitas. (Cursiva agregada). O sea que no sólo los profetas o reyes registraban o
conservaban anales.

También muchos que tuvieran la instrucción necesaria lo hacían y los “conservaban”


que no quiere decir otra cosa que los protegían y ¡los ocultaban! como algo valioso
Volvemos a preguntarnos ¿Dónde están? Es indudable que muchos de ellos fueron
destruidos, ya sea por los Lamanitas, como por el deterioro que causan los años.
Algunos pueden haber sido descubiertos, porque en la conquista española de México,
leemos que los monjes españoles, creyendo que los maravillosos códices que
encontraron, se debían a “escritos del Diablo”, mandaron quemar y destruir gran
cantidad de exquisitas transcripciones, de las cuales se conservan a la fecha solo tres
Códices.

Para justificar esto se basaron en las traducciones que los propios mayas y aztecas
instruidos en el idioma español, efectuaban para ellos, en donde aparecían allí relatos
del Diluvio Universal y la Creación.

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También algunos hechos que parecían referirse al cristianismo, el uso de la cruz y la
institución de la Santa Cena ( Sagrada Comunión Católica), lo que era perturbador
para estos sacerdotes y monjes europeos.

Arriba: imagen del Códice Dresde (Derecha) y el Tonalpahualli Azteca.


Comparase con grabados egipcios transcriptos abajo.

Ellos no entendían cómo pueblos que practicaban los sacrificios humanos herejías y
canibalismo, y que estuvieran tan lejos de los centros de predicación misionera
católica, pudieran hacer una referencia, aunque fuera vaga, en sus antiguos escritos, a

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temas bíblicos o cristianos. Pensaron que era una copia diabólica de la Iglesia
Cristiana, y entonces decidieron destruirlos.

Fotografía de grabados en una pared rocosa de la cueva llamada Ana O Keke en


la Isla de Pascua. Se observa una extraordinaria similitud con el sueño del Lehi,
del árbol del fruto precioso, el rio de aguas turbias y detalles que parecen indicar
abajo a la derecha, una edificacion…. (Alex Guerra Terra)

Estas esculturas Chachapoyas, norte del Perú representan ¿Jirafas?

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De todas maneras, lo destruido, no sería la totalidad de lo registrado por los Nefitas, ni
tampoco sería lo esencial. Algunos de estos registros descubiertos son posteriores al
período nefita, pues los entendidos basan su creación entre los años 700 a 900 DC.
Los principales registros se encuentran sellados, y deben, sin duda, existir otros
diseminados por toda América.

Los grabados que se observan en estas páginas demuestran la gran capacidad


artística de los pueblos nativos centroamericanos. Arriba se observa al Rey
Pacal. Representacion del grabado sobre su gran tapa de su sarcófago. Este Rey
habría gobernado en Centro America en épocas posteriores a la época del Libro
de Mormón, en el momento de mayor desarrollo de los lamanitas (entre el 600 al
900 DC)

Make Make amasó tierra en forma redonda.


Puso la mano en medio para hacer una agujero.
Y entonces sopló en el agujero.
Salió de éste un hombre joven, He Repa.
Make Make dijo “No está bien” e hizo dormir a He Repa.
Make Make tomó un brote de plátano.
Abrió el pecho de He Repa, a la izquierda.
La sangre manó sobre el brote de plátano.
Make Make sopló sobre el brote de plátano ensangrentado.
Y entonces nacío Uka, la mujer joven”

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Interpretación de grabados “Rongo - Rongo” de la Isla de Pascua, pagina
anterior sobre la creación del hombre, abajo una misteriosa referencia al Hijo
del Dios Creador, compárese con Mateo 3:16, 1 Nefi 11: 27.

Make Make tomó una calabaza, se miró, vió su rostro y


exclamó: “El primogénito de Make Make”
Vino un pájaro blanco, se posó sobre su hombro derecho.
Y exclamó: “Kuihi-Kuaha te anga a Make Make”

Abajo: Transcripción de una traducción de la Leyenda Centro Americana del Dios


Quetzacóatl. Esta leyenda del Dios Quetzacóatl o Serpiente Emplumada, es una
historia maravillosa pero sumamente confusa, debido a que están mezclados
elementos de mitos ancestrales con hechos históricos reales de un Rey que se llamó o
se auto nombró Quetzacoatl y que vivió en Centro América en el 977 DC.
Transcribimos aquí lo que entendemos es el mito original, sin el agregado histórico.

Compárese con 4 Nefi, 1: 22, 24 “Y ahora bien, en este año, el doscientos uno,
empezó a haber entre ellos algunos que se ensalzaron en el orgullo, tal como el
lucir ropas costosas, y toda clase de perlas finas, y de las cosas lujosas del mundo.”

“Quetzacóatl, el rey blanco era hijo del dios del cielo Mixcóatl y de la diosa de la
tierra Chipalmán. Vino de Oriente, enseñó a los hombres todas las ciencias, les
dio sabias leyes, hizo prosperar la agricultura: En su reino, el maíz crecía muy alto
y las plantas de algodón daban fibras de color. Quetzacóatl predicó la paz, no
quería sacrificios humanos, dijo a los hombres que no debían matar ni siquiera a
los animales, y que aprendieran a alimentarse únicamente con los frutos de la
tierra.

Pero la edad de paz y progreso, duró poco.

La idea de Mormón de esconder los anales y los objetos sagrados en la tierra, ante la
inminencia de una batalla, no era nueva entre los nefitas. (Mormón 6:6). Los
principales sacerdotes y reyes, mantenían las cosas sagradas en los Templos, pero las
escondían regularmente cuando arreciaban condiciones peligrosas. Asimismo,
entendemos que esto también lo hacían las familias y los grupos sociales que
mantenían algún tipo de registro.

Además no sólo se esconderían grabados y registros, sino cualquier cosa que tuviera
valor para ellos, ya fueran momias, oro, plata o valores, objetos ceremoniales o de uso
personal, ropa, y hasta cabellos de sus antepasados.

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Arriba, estatuillas del periodo Mochica, en Perú, donde se observan
características raciales bien definidas y diferentes.

En muchos aspectos tanto los lamanitas como los nefitas guardaban estos objetos
junto con el cadáver en los ritos funerarios, depositándolos en las tumbas
ceremoniales construidas por el hombre y protegiéndolos contra los saqueadores de
alguna manera. Pero, ante la inminencia de una batalla o guerra, el esconder estas
cosas en Templos, Pirámides o Huacas, no tendría mucho sentido, pues sería el primer
lugar donde el enemigo saquearía, por lo tanto la mejor opción sería entonces en la
tierra, ¿Dónde? ¡En cavernas selladas! (Veáse Mormón 1: 1-5).

Zona de Sipán – Perú: Arriba, maravillosa estatuilla en oro al centro, y


cerámicas.
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Derecha Estatua de líder, quien no presenta razgos indígenas. Izquierda Rey
Olmeca, algunas de ellas, jocosamente, nos podría recordar al Rey Noé.
(Oldcivilizations.Blog)

Encontramos ahora varias respuestas a nuestras interrogantes. Los Nefitas escondían


sus cosas preciosas y tal vez ellos mismos, en cuevas en la tierra, naturales o cavadas
y entonces ¡ocultaban y sellaban su entrada! Esto no nos debería sorprender, puesto
que muchos gobiernos actuales de los países del mundo hacen lo mismo con sus cosas
secretas. Las planchas del Libro de Mormón habían sido ocultas en un tipo similar de
caverna en Cumorah…!!!

El propio Libro de Mormón establece una maldición para el que oculte y entierre sus
tesoros, pues no los recuperará. Es seguro entonces que muchos de los objetos
depositados en cavernas, y con sus entradas cerradas u ocultas, todavía estén allí,
puesto que se cumplió la maldición sobre los Nefitas que escapaban hacia las tierras
del norte, ya que nunca más volvieron por ellos. (Ver capítulo 6).

En la Isla de Pascua, y en otros lugares de la Polinesia, donde la sangre nefita,


creemos, todavía puede correr por las venas de sus habitantes, existían estas
costumbres ancestrales, de ocultar objetos sagrados, grabados y cuerpos de
antepasados, en cuevas ocultas, para luego negar la existencia de ellas. Se dejaba la
caverna a cargo de un responsable de la familia interesada, y él solo conocía su
entrada. También en América, principalmente en zonas amazónicas del Perú se están
encontrando muy comúnmente, tumbas con momias y objetos ceremoniales, en
cuevas muy altas en la montaña y de muy difícil acceso.

Siendo que el pueblo nefita ocultaba esto de sus enemigos, es lógico suponer que los
lamanitas no los encontrarían. Como consecuencia este desconocimiento se haría
extensivo a sus descendientes, por lo que podremos deducir que los aborígenes
americanos tampoco supieran, en sus leyendas, donde se encontraban éstas o sus
entradas. De esa forma los conquistadores europeos no recibieron información sobre
secretos enterrados en la tierra.
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Los telares aún conservan su brillante color después de siglos. El algodón
cultivado y utilizado en el Perú precolombino era genéticamente igual al
plantado en el cercano oriente.

Este era un secreto nefita!. Los lamanitas y sus descendientes, mantuvieron cierta
costumbre de depositar sus antepasados muertos, junto con sus objetos personales en
lugares ocultos a los extranjeros, pero como no tenían escritura, seguramente no
encontraremos grabados en ellas.

¡Hasta ahora todo lo que se ha descubierto en América, aparte de las construcciones


de las cuales hemos hablado, se ha encontrado en las tumbas y entierros indígenas.

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Sin embargo, también deben existir cuevas nefitas ocultas en América, que esperan
ser descubiertas, y ansiosamente esperamos maravillarnos de lo que se encuentre allí.

Impresionante estatuilla de un guerrero precolombino, en donde se observa el


uso de Casco, Escudo, y una especie de Espada corta o Cuchillo (Algunos
antropólogos sostienen que es un báculo sacerdotal). El uso de cascos,
armaduras, y escudos era común en los Nefitas, pero no entre los Lamanitas.
(Alma 43:19-21, 49:24).

Se observa lo mismo que en la figura anterior con respecto a yelmo, armadura,


etc., en este medallón encontrado en las tumbas de Sipán (Perú).
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Moneda precolombina, del período Nefita. ¿Un Senine de Oro? (Alma 11:5)

Arriba Izquierda: El arte precolombino es de extrema belleza. Arriba derecha:


Modelo vestida con ropa ceremonial del período Inca anterior a la conquista
española. Es muy probable, que este tipo de prendas de vestir se usaran en la
época Nefita, puesto que también son comunes en las tumbas descubiertas a lo
largo de la costa oeste sudamericana, fechadas en más de dos mil años de
antigüedad.

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Moroni, hijo de Mormón, puede haber usado estas cuevas para esconderse él mismo,
y esa es la razón por la cual se mantuvo vivo durante esos 36 años. Estas cuevas
pueden estar en cualquier lugar, y sus entradas probablemente hayan ya desaparecido
con el transcurso de los siglos. Por ahora la ciencia intenta explicar el origen de los
pueblos amerindios en migraciones desde Asia, por el estrecho de Bering y a través de
Alaska, miles de años antes de Cristo, basados en la particularidad de la conformación
asiática de los cráneos de los indígenas americanos, sus ojos rasgados y otras
características similares.

También muchos entendidos consideran que la maravillosa cultura precolombina no


tendría un origen egipcio o del cercano oriente, a pesar de las pruebas obvias y claras.
Y fijan sistemáticamente las fechas de desarrollo de estos pueblos en épocas
anteriores o posteriores a las fechas de los relatos del Libro de Mormón, de
manera que, sorprendentemente, no coincidan con ellas.

Esto a nosotros no nos llama la atención, ni nos preocupa excesivamente, puesto que
nuestro fin no es encontrar pruebas físicas a nuestra fe. Solo queremos conocer a
nuestros antepasados y tenemos la esperanza que en algún momento Nuestro Padre
Celestial considere apropiado, brindarnos la oportunidad de abrirnos las puertas
selladas de conocimientos escondidos de los pueblos Nefita y Lamanita. Recordemos
que el Libro de Mormón es un compendio resumido, y que existen “muchas palabras
selladas” (2Nefi 27: 10-11) y entonces se cumplirá aún más cabalmente la escritura, y
un pueblo extinto, hablará desde el polvo.

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BIBLIOGRAFÍA y REFERENCIAS

- El Libro De Mormón.
- Manual de Estudio del Libro De Mormón – Instituto de Religión – En español.
- Paradigmas – (Gustavo Frías) PUBLICIDAD Y EDICIONES S.A. - ESPAÑA (1986)
- Diario “El País” Montevideo.
- Las Culturas Precolombinas. (Henri Lehmann- 1977)
- Los Aztecas – (Jaques Sostueille 1980-82)
- Crónicas de la Conquista Española de México y del Perú – (Fray Bartolomé de las Casas ,
Garcilaso de la Vega, Gómez de Haedo) (Transcripciones de varias fuentes)
- Aku Aku (Expedición de Thor Heyerdal a las islas del Pacífico Sur – 1956).
- Wikipedia, enciclopedia on line.
- Eric Van Daniken oro de los dioses (1973)
- J. Golden Barton el oro perdido del antiguo Ecuador, Antigua Vol. estadounidense. 4
Número 25, 1998
- Wayne Hamby Voces Desde el polvo de publicación 1977 Osmond
- Capitulo 6: Compilado de Glen W. Chapman. Noviembre 1998. Traducido al español, resumido
y comentado por Juan C. Plata.
- Crónica de Pedro Cieza de León, culturas Chachapoyas.
- Gráficos tomados de las siguientes publicaciones científicas::Conozca Más”, “Muy Interesante”,
“Geo Mundo”, Discovery.
- En otros casos se cita la fuente.

Registro de Derechos de Autor Ley Nro. 9739


L 35 Nro. 734/2016

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