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ACTIVIDAD DE LA GUERRA FRÍA, Página 163.

1. Mosaico de tribus: La sociedad afgana se componía de un mosaico de


tribus rivales entre sí. Los pastunes eran los poderosos, pero también
había que contar con uzbekos, tayikos, hazaras, nuristaníes y
baluchíes.
2. Intento occidentalizador: El rey Amanulah intentó modernizar el país a
partir del ejemplo que le ofrecía la Revolución Rusa de 1917 y la turca
encabezada por Mustafá Kemal Atatürk. Su política occidentalizadora
implantó, por ejemplo, la enseñanza mixta y suprimió el velo
obligatorio para las mujeres.

3. Inmovilismo y corrupción: En 1929, Londres promovió un golpe de


Estado que destronó al monarca. Los sucesores de Amanulah se
opusieron con firmeza a cualquier tentativa de reforma, ya fuera
económica o social. A principios de los años setenta, el rey Zahir fue
derrocado por su primo, el príncipe Mohamed Daud. Este proclamó la
república y se convirtió en el nuevo presidente, pero, en lugar de
efectuar cambios, suscitó el descontento popular con sus
arbitrariedades, como el reparto de los principales cargos políticos
entre sus parientes y amigos.

4. Fracaso comunista: Con el asesinato de Mohamed Daud en 1978, los


comunistas afganos aprovecharon para tomar el poder. El régimen
comunista afgano promovió diversas reformas. En los pueblos, las
niñas fueron escolarizadas, y se formaron los técnicos y los profesores
que tanta falta hacían al país. El analfabetismo, masculino y femenino,
experimentó una considerable reducción. En el terreno espiritual, el
gobierno fracasó. Intentó imponer una ideología atea sin tener en
cuenta lo arraigado de la religión en el pueblo. Tampoco funcionó la
reforma agraria, que se estrelló contra estructuras feudales. En el
ámbito político, los comunistas persiguieron a la oposición.
5. Evitar la caída: La escalada de violencia entre el gobierno comunista y
diversas facciones rebeldes era insostenible. La Unión Soviética envió
a sus tropas para evitar el desmoronamiento del régimen. Los
soviéticos ocuparon el país en pocas horas. Sus generales creían que su
función se reducía a respaldar al ejército afgano, pero comprobaron
que debían ser ellos quienes lucharan directamente. Su control del
territorio, además, se veía limitado a las grandes ciudades.
6. Financiación extranjera: De forma encubierta, Estados Unidos
proporcionó armas a la oposición anticomunista, integrada por los
llamados guerreros santos. Cuando intervinieron los soviéticos, los
misiles Stinger que entregó EE.UU. a los guerrilleros resultaron
decisivos para contrarrestar la supremacía aérea de los soviéticos.
7. La guerrilla: Las zonas rurales estaban en manos de la guerrilla. Esta,
con su mayor movilidad, podía enfrentarse con éxito a un enemigo
infinitamente superior en armamento. Además, la geografía abrupta de
Afganistán facilitaba los escondites y dificultaba el control efectivo del
territorio a los soviéticos.
8. Tácticas represivas: La guerra afgano-soviética se alargó diez años.
Para intentar ganarla, Moscú desató una represión brutal. Pueblos y
cosechas quedaron destruidos, lo que acentuó todavía más la
resistencia contra la URSS y, a la postre, aceleró su derrota.
9. Sangría soviética: El conflicto se convirtió en una sangría para el
Kremlin, tanto en hombres como en fondos. Finalmente, en 1989, las
tropas soviéticas se retiraron humilladas. Las consecuencias de la
guerra, tanto económicas como sociales, fueron otro de los factores
que contribuyeron a precipitar el fin del comunismo ruso.

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