Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Pedro Baquero M.
Dado que no es la pretensión de este texto hacer un tratado sobre la escritura ni sobre la
escritura académica, a la que nos atrevemos a denominar distópica, baste para los límites
del artículo y de este primer apartado señalar, desde las metáforas de apertura y cierre,
algunos de su rasgos y caracterizaciones, tomados de fuentes diversas que podrían
parecer, incluso, heterodoxas; pero que se avienen con la dinámica enunciativa de este
escrito y con sus lógicas de argumentación.
Marcar la diferencia entre escritura y escritura académica nos sirve para destacar el valor
fundacional, abierto de la primera en tanto que acontecimiento en la historia del
pensamiento y en la elaboración de la cultura (Ong, 1999), tal como la conocemos en el
mundo actual; mientras la escritura académica, en tanto distopía, opera como uno de
sus usos estratégicos que configura, también, formas especificas de textualización,
funciones tácticas rituales y de saber- poder, que cosntituyen el dispostiovo tecnocientífico
(Ortiz, 2015) de las prácrticas pedagógicas y de comunicación en el ámbito universitario.
Blanchot: De la escritura.
En apariencia, la
escritura tiene la vida como soporte, lo mismo que el pensamiento
detentaría el tiempo como el proceso de su cumplimiento. «Escribir. — Más
tarde. —Más tarde: lentamente, de acuerdo con la sencilla suavidad de lo
interrumpido que no cuenta jamás con un futuro del tiempo como tampoco
se plantea en el momento presente.» El poder esencial de desatender el
hecho de que la escritura tiene la vida como soporte, ha sido facilitado y
teóricamente justificado con el recurso de los libros. Los libros parecen estar
ahí para preservar la escritura y para permitirle constituirse en un espacio
propio, apartada y como hiato de toda vida. Escribir, al estar restringido a
plantearse como expresión o afirmación de la vida, no ha contentado jamás
ni a la escritura ni a la vida. Las categorías refinadas, las de la existencia, el
juego del ser y del tiempo, brindadas a la cuestión de escribir, han podido
servir para mantener «viva» dicha cuestión, pero sin hacernos ilusiones
acerca de esa vida que se ha tomado prestada. La vida pone en tela de
juicio la escritura que elude la vida o la reduce. Pero el litigio proviene de la
escritura que deja a la vida la plenitud y a lo viviente, portador de vida, la
presencia irrefutable, mientras que escribir puede muy bien proponerse
como aquello que agotaría la vida a fin de inscribirse en el límite de la vida.
Finalmente, la proposición deja lugar a esta otra, totalmente distinta: escribir
no se escribe más que en el límite de la escritura, allí donde el libro, que no
obstante está siempre allí, es la presión del fin (sin fin) de los libros.
56
de realñiación particular de
desarrollar teoría alguna sobre la escritura ni sobrela escriotua académcia, baste, para
los limites del artículo
Para el efecto se apela a los copnceptos de Dascusro Social , desarrollado por Angenot, y
a
y que de manera particular se pregunta por los efectos per formativos del discurso en la
escritura académica
dispositivo que puesto en relación con el discurso de la calidad, sirve de cauce a las
preguntas auxiliares: ¿Qué efectos performativos producen los enunciados de la calidad
en educación superior ? ¿Que hace hacer el dispositivo?¿Cómo se “muestra” el
dispositivo en la arquitectura del sistema? qué formas de subjetivación
Para el efecto la investigación propone realizar análisis del discurso público sobre calidad
educativa, sus dispositivos normativo-prescriptivos y, en perspectiva descendente, la
forma como dicho discurso hegemónico, se instala en las instituciones universitarias,
reproduce y naturaliza ciertas formas de práctica educativa y de gestión y administración
de la calidad a la vez que genera formas de subjetivación: “identidades” pedagógicas y
profesionales “normalizadas” y eventuales expresiones de resistencia entre los sujetos
educativos (profesores universitarios).
Teóricamente la investigación se inscribe en al menos tres dominios discursivos
estrechamente relacionados: a) los estudios del discurso en su tradición crítica: (Dijk,
Wodak, Fairclough, Meyer, Gee, Angenot) de los cuales se toman herramientas analíticas
lingüísticas y discursivas, b)las categorías de sujeto y subjetivación particularmente
situada en los trabajos de Foucault, Ranciere, Zizek Slajov, Hardt y Negri, Arent, Delueze
que nutren una lectura filosófico-psico-sociológica del fenómeno y c) algunos
fundamentos de sociología educativa y pedagogìa crìtica (Bernstein, Freire, Apple,
Giroux, , Follari, Good y Goodson, Morrow, Slaughter, y Leslie, Laval. Flechas,
Zambrano, Grundy, Popkewitz) entre otros autores que aportan para el encuadre teórico
y metodológico de la investigación.
Esta apreciación general sobre la hegemonía del discurso educativo referido a la calidad
instala preguntas de distintos órdenes: unas orientadas a desentrañar las lógicas del
funcionamiento discursivo de la calidad, en la administración y gestión educativas de las
agencias y agentes (universidades y profesores, como población objeto de esta
investigación) ), es decir, los procesos de sedimentación y naturalización discursiva que
movilizan acciones pedagógicas y de gestión de la calidad que al funcionar como Habitus
(Bourdieu, 1995) refuerzan la hegemonía discursiva; y otras, dirigidas a develar los
efectos de dichos discursos en los discursos y prácticas (biopolítica) de reproducción,
distribución y apropiación social de saber- poder así como en la ubicación de los sujetos e
instituciones educativos ( universidades y profesores universitarios) en el aparato
productivo-discursivo de la educación superior.
Esta pregunta general que sitúa el discurso de la calidad como dispositivo de control
pedagógico y administrativo del sistema educativo jalona preguntas subsidiarias que
interrogan por: a) las formas de práctica educativa en educación superior que genera el
propio discurso (Bernstein, 2000, Laval, 2000, Zambrano, 2005); esto es, por sus
manifestaciones pedagógico- administrativas que se traducen en estructuras de
contenidos, mecanismos de distribución, formas de agenciamiento, (enseñanza-
aprendizaje) evaluación, promoción, titularización, etc b) las formas de subjetivación y de
constitución de los sujetos educativos (profesores universitarios) que las “producen” o
“resisten” (Foucault, 1996, Hardt y Negri, 2000, Lazarato, 2000, Esposito, 2006) y c) los
efectos de dichas formas de subjetivación en las identidades pedagógicas y profesionales
de los profesores universitarios. Estos interrogantes pueden traducirse en las siguientes
subpreguntas de investigación a saber:
¿Cuáles son las formas pedagógico-administrativas que genera el discurso de la
calidad en la práctica educativa de educación superior?
¿Cómo se manifiestan dichas formas en la estructura de contenidos, formas de
distribución, evaluación, promoción, titularización en educación superior?
Cuáles son las formas de subjetivación y de constitución de los sujetos educativos
( profesores universitarios) que re- producen o resisten el discurso de la calidad
en educación superior?
¿Qué efectos producen dichas formas de subjetivación en las identidades
pedagógicas y profesionales de los profesores universitarios?
Estas preguntas que, quizá, puedan descomponerse en otras más precisas que permitan
visibilizar la problemática (¿biopolítica?) del discurso de la calidad, pueden, en efecto,
actuar como dispositivos epistémicos para situar la pregunta por la calidad educativa, en
el plano
mismo del biopoder; pero desde una lectura socio discursiva y crítica que aporte a la
comprensión más profunda del fenómeno y que supere la crítica “impresionista” que,
como afirma Angenot (2010) al funcionar como “contradiscurso” surte efectos de
sedimentación y naturalización del discurso que pretende resistir.
En este sentido la investigación puede contribuir a resituar el componente político de la
educación y a resignificar el papel que la universidad debe cumplir como garante del
pensamiento libre; esa Universidad sin condición que Derrida propone como
“contraofensiva a todos los intentos de reapropiación (política, jurídica, económica, etc.), a
todas las demás figuras de la soberanía” que instauran las ideologías dominantes.
La escritura académica como un bien social, como una práctica generadora de tradiciones
críticas advierte riesgos diversos. Por una parte, están los controles contemporáneos de la
publicación académica dirigida a satisfacer las cifras de indicadores y comisiones con las
que se pierde de vista el amplio impacto social de la investigación publicada y, sobre todo,
al lector. Por otra parte, está el gran debate entre el acceso libre a los recursos digitales
(Open Access) y los grandes mecanismos de licencias de alto costo que administran el
conocimiento publicado en el mundo.
,.ols riesgos delña homogenización delña forma que puden impactar la estrcutra de
le conyendio forma y pexpresion si en las justicifaciones de apa de porque usar se
destcacan la calidad de escáner de uir a lo profinod y oor ultimo una de uimnteres
pregamatico vulgar que seria el de ascceder ams fácilmente alas
publciacioensinetrnacionales no estam,os dejando dela do el oprblema polticio del del decir
eso que otros denominarton lo loscus de uenciacipon
LaS NORMAS APA CPSNTTIUYEN UN SISYEMA DE SUBVJETIVACIÓN
QUE ALCANZAN AL CONJUNTO DE AUTORES CIENTÍFICOS
INVESTIGADORES CON QUIENES EE ESTABLECENA CUERDOS PARA
LEHGITIMIAR MEDIASNTE LA INCORPARACION COENDCRTADA Y
SILENCIOSA DELAS FORM,AS EL PATRON QUE LAS DIRIGE Y QUE SIRVE
SOBRE TODO A UNA ECONOMIA DE LA INFORMACIÓN
RELACIONES DE SABER Y PODER EN LA ESCRITURA DE LAS
HUMANIDADES
Para seguir con la metáfora del ovillo, los dispositivos siempre cuentan con hilos de
luz (que distribuyen lo visible y lo invisible), de enunciación (marcan lo decible y, por lo
tanto, lo pensable, dentro del dispositivo), de fuerza (tensionan el poder dentro del
dispositivo) y de subjetivación (producen formas de ser y dejar de ser). Estos últimos hilos
no corresponden a la reproducción radical de una subjetividad conforme a los efectos de
poder y saber de las relaciones entre los otros hilos del dispositivo. Más bien, los hilos o
líneas de subjetivación bordean el dispositivo, tienen la posibilidad de plegar el afuera
dentro de éste, y, por esta razón, son también la posibilidad de escape, de fuga, de fractura
y, en últimas, de resistencia (Deleuze, 1995). En efecto, aquello que hoy llamamos escritura
académica se configura como una de las prácticas discursivas del dispositivo
tecnocientífico en Colombia. Los mecanismos que este dispositivo usa para que la escritura
contribuya a sus propósitos, más que coercitivos, son estraté- gicos. En este orden de ideas,
uno de los conjuntos estratégicos más importantes está conformado por los programas de
formación pedagógica; estos abarcan, por ejemplo, los cursos y materiales de extensión
comúnmente denominados escribir para publicar, así como las asignaturas regulares de
formación inicial o posgraduada destinadas a la formación investigativa y escritural. Otro
conjunto estratégico de este dispositivo corresponde a los mecanismos de estimulación
académico-laboral —encabezados por los comités de asignación de puntaje salarial por
productividad académica— que hacen propicio el deseo de participar en su engranaje. Así,
los {219} maría nancy ortiz naranjo | incidencias del dispositivo tecnocientífico en la
escritura de las humanidades en colombia conjuntos estratégicos se despliegan en
estrategias y tácticas no sólo para hacer ver y hacer hablar, sino también hacer desear. Todo
esto se produce en relación con determinado régimen de verdad que, como veremos en el
siguiente apartado, es impulsado por la consigna de un “desarrollo” que equipara el
conocimiento con cualquier otro producto de consumo. Se trata de un discurso que ha
estado condicionado, de un lado, por relaciones de saber y poder procedentes de una
racionalidad instrumental cientificista, y, por otro, por las reglas competitivas del mercado
¿Cuáles son las condiciones de posibilidad de las humanidades para resistirse dentro
de este dispositivo tecnocientífico? Es una pregunta a la que bien valdría la pena seguirle el
rastro, dado que si algo se ha problematizado en el horizonte de sentido de las ciencias
humanas contemporá- neas, ha sido la idea de que exista una sola forma de racionalidad,
por más que el régimen de una verdad oficial —cuyas condiciones de posibilidad de orden
histórico y político erigieron como hegemónica— se postule como absoluto. Ahora bien, si
no hay un sólo modo de razonar, no puede haber un sólo modo de escribir. Esto, en tanto
entendamos que la escritura no constituye una etapa posterior al proceso de pensamiento,
ya que escribir es más que expresar o informar. Mientras se escribe se piensa, se elaboran y
reelaboran las ideas y se lucha con el lenguaje en el terreno de la argumentación.
¿PUBLICO, LUEGO EXISTO? En Colombia, las publicaciones académicas se encuentran
afectadas por las historias y realidades concretas de cada institución, pero también, de
forma directa e indirecta, por las instancias generales de regulación. Es Colciencias la
encargada de realizar la inclusión y actualización de la información de las revistas
especializadas de CT+I nacionales en la base de datos Latindex, procedimiento que se
realiza cada vez que se publican las actualizaciones del Índice Bibliográfico Nacional
Publindex. Esto, además, se vincula con el Decreto 1279 del 2002 (y su antecedente, el
Decreto 1444 de 1992), en el cual se establecen lo
Para que una revista sea ubicada en la categoría más alta (A1), debe publicar
anualmente mínimamente trece artículos de los tipos i, ii o iii3 . Estas tres clases de
artículos deben vincularse de manera directa con los resultados de investigaciones
terminadas, debidamente avaladas por una entidad e inscritas en cronogramas precisos.
Desde esta perspectiva, los artículos publicados en revistas indexadas “se constituyen en
una verdadera moneda de cambio” (Kreimer, 2009: 109) con una alta incidencia en la
evaluación de la producción de los grupos de investigación4 , así como en la obtención de
estímulos salariales por parte de los profesores universitarios5 . Es evidente que otros tipos
de escritura (capítulos de libro, ensayos, narraciones, epístolas) no tienen tanto valor como
el artículo producto de investigación, dentro del dispositivo. La estructura del artículo
científico tipo i — introduction, methods and materials, results and discussion:
introducción, materiales y métodos, resultados y discusión (IMRAD)—, procedente del
Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas (ICMJE), no siempre responde a las
dinámicas y lógicas propias del pensar, investigar y escribir en el campo de las
humanidades. Aquí, es necesario que nos preguntemos si los saberes intelectuales son
siempre susceptibles de encajar en la dinámica demostrativa y parametral en la que primero
se diseña un proyecto, luego se aplica y finalmente se evalúa. ¿Cómo forzar el texto de un
docente universitario, que ha decidido poner sobre el papel un saber que ha venido
elaborando durante años en su práctica intelectual, para que encaje en la estructura del
artículo científico? Y si esto no se consigue, ¿deja su escritura de tener validez? En este
sentido, Pablo Kreimer llama la atención sobre el hecho de que aquella investigación que
no puede ser objeto de un artículo que cumpla con las condiciones para ser aceptado en una
revista especializada de impacto “no es que pierde su valor determinado para los actores del
campo científico en cuestión (pares, autoridades de las agencias financiadoras, autoridades
de las universidades y otras instituciones relevantes, etc.): simplemente no existe”
(Kremier, 2009: 109). Karin Knorr Cetina y, posteriormente, Pablo Kreimer sostienen que
los artículos —aunque lógicamente guardan relación con las investigaciones de las que
proceden—, en realidad, no son automáticamente su reflejo, ya que su escritura se
encuentra atravesada por diferentes estrategias que vinculan intereses propios de las
instituciones que financian y los criterios de aceptación en revistas indexadas, entre otros.
De modo que los artículos dicen muchas cosas sobre la investigación, pero también callan
otras (Knorr, 2005; Kreimer, 2009). No obstante, parece que la sentencia para cualquier
académico de este tiempo es: “Publico en revistas indexadas, luego existo”, de modo que:
“¡Hay que publicar, hay que publicar más!”, sin importar que se estén produciendo más
artículos de los que la misma comunidad académica esté en capacidad de leer (consumir).
Esta paradoja se da gracias a que, como bien lo diría Estela Quintar, este dispositivo
confunde “trabajador competitivo con sujeto pensante” (2007: 2). A pesar de que las
humanidades siguen siendo espacios propicios para la pluralidad narrativa, ensayística y de
otras formas discursivas —que no necesariamente equivalen a las extensiones y sintaxis del
artículo científico—, cómo negar que las condiciones y cronogramas en los que se plantea
la financiación de las investigaciones, los requisitos para que un grupo de investigación se
registre, adquiera un puesto en el escalafón y, en definitiva, exista para Colciencias (que
cada vez más equivalen a mantener con vida al grupo dentro de la institución), así como los
criterios de arbitraje e indexación de las revistas, y los mecanismos de medición, parecieran
empujar la escritura en humanidades hacia la uniformidad y la estandarización. En esta vía,
es explícita la exhortación a esquematizar la forma del artículo académico, de modo que no
quede en él lugar para accesorios discursivos que despisten al lector o que le hagan perder
tiempo; la forma debe conducirlo lo más directamente al contenido del texto. Se trata de
{223} maría nancy ortiz naranjo | incidencias del dispositivo tecnocientífico en la escritura
de las humanidades en colombia una concepción que divorcia la forma del contenido, y que
asume el lenguaje como medio para comunicar —en la acepción de intercambio de
información— de manera eficaz. Pero el lenguaje no puede considerarse sólo como medio,
ya que constituye todo un sistema de creación y elaboración simbólica. Ahora bien, si,
como lo plantea Foucault, las resistencias “son más reales y eficaces cuando se forman allí
mismo donde se ejercen las relaciones de poder” (1992: 171), es en el terreno del lenguaje
donde podemos contemplar la emergencia de una resistencia que opera con las condiciones
de posibilidad del texto, en tensión con el régimen de verdad en el que se inscribe.
Entonces, resistirse creativamente podría consistir — para usar una noción de Agamben
(2011)— en “profanar” las reglas del régimen, pero en la particularidad del texto, sin que
este llegue a percibirse como un cuerpo anormal, para evitar que sea expulsado del
dispositivo. Es decir, aprehender muy bien las reglas del juego y jugar, para subvertirlas; tal
como Foucault lo sugiere: El gran juego de la historia, es quién se amparará de las reglas,
quién ocupará la plaza de aquellos que las utilizan, quién se disfrazará para pervertirlas,
utilizarlas a contrapelo, y utilizarlas contra aquellos que las habían impuesto; quién,
introduciéndose en el complejo aparato, lo hará funcionar de tal modo que los dominadores
se encontrarán dominados por sus propias reglas (1992: 18). Si bien, el dispositivo descrito
produce artículos “normales” que cumplen a cabalidad las reglas de su juego —porque
comparten su voluntad de verdad o, sin más, porque se acomodaron—, también es cierto
que, sin dejar de ser considerados “artículos académicos”, algunos textos tienen el poder de
resistirse creativamente; así, sobreviven en los bordes del dispositivo, y, desde allí,
silenciosamente, lo infectan
bril de 2015 | universidad central | colombia De este modo, se introduce la
diferencia no sólo en el artículo como “pieza” del dispositivo, sino en el dispositivo como
conjunto. El reto está puesto en conseguir, en el seno del texto, la creación de una nueva
habitualidad que dinamice el régimen y sus esquemas de percepción. Esta es la primera
resistencia: arriesgarse a la creación, no como decoración ni ornamento, sino como
agitación de las imágenes con las cuales pensamos, un “jugársela” con los argumentos, para
conseguir colar algo que no estaba antes en la normalidad discursiva. A la par, vale la pena
seguir apostándole a la escritura de esos textos que el dispositivo desprecia o subvalora:
ensayos, relatos, epístolas y libros cuyos capítulos no sean artí
Hay pues toda una dinámica en la constitución del sujeto a través de la escritura. La
escritura académica necesariamente está signada por el proceso previo de subjetivación; el
maestro, profesor o docente, ha sufrido un proceso de formación, es decir, ha pasado por la
etapa de la escucha, activa o pasiva de varios lenguajes, mediante la cual ha apropiado y
hecho suyos los muchos y variados discursos de las ciencias con las que se le forma para
luego meditar y ejercitarse en la actividad de la enseñanza; esta formación lo habilita para
el aprendizaje que, a su vez, constituye el insumo con el que se le dota por parte del sistema
hasta hacerlo competente para el desempeño de su función. Esta apropiación lo faculta en el
arte de asumir y asimilar el discurso externo, aquel proveniente y legitimado como discurso
verdadero de las ciencias, hacerlo suyo para luego replicarlo como propio en el desarrollo
de su actividad docente. Esta instancia de subjetivación
Esta instancia de subjetivación tendría que conducir a una etapa de meditación, esto
es, de reconstrucción del discurso expresado en lenguaje propio, de tal manera que la
enunciación de las verdades aprendidas, en sus regímenes específicos, se produzca en un
estilo propio; este es, en mi experiencia escritural, el asunto problemático. Al parecer,
constituir-se sujeto, en esta acepción, es cosa factible para pocos, pues el aura que envuelve
e imprime carácter a esta manera de hacer-se a sí mismos o facultar a otros para realizar la
tarea de constituir sujetos tiene un cierto aire gnóstico relacionado con la sabiduría, pero
una sabiduría superior poco posible, o mejor escasa, para el común de los mortales, lo cual
hace pensar que las formas sujeto, que llevan a la superación del estado natural del hombre,
son, de algún modo, privilegio de algunos. Si la escritura emerge como un factor
diferenciador, como dispositivo de visibilización del sujeto, así como evidencia y
constatación de lo nuevo que posiblemente supere la condición del hombre, es muy
probable que nos hayamos equivocado, de comienzo a fin, en las técnicas que hemos
empleado y hemos hecho circular, de diferentes modos, por las aulas de clase, con la
presunción de formar hombres libres, sujetos autónomos, competentes y capaces de tomar
la vida y la existencia en sus manos para hacer-se cargo de sí mismos, para desarrollar la
competencia de la responsabilidad de sí y de los otros, insumos estos necesarios para poder
pensar-se en sociedad y facultados para la transformación del mundo, ahora sí, formados
para la humanización del mundo. Esta perspectiva de la escritura como dispositivo
constituyente de sujeto es hoy mucho más conflictiva y problemática en el mundo
académico, máxime cuando las tendencias de la realidad social que hemos contribuido a
mal-formar se perfilan, no a buscar y recrear sistemas de pensamiento que permitan volver
a pensar en las estrategias apropiadas para la formación de sujetos nuevos, con
características como las que aquí se han nombrado y otras, sino que —tal vez por
incapacidad— se encaminan hacia la consecución y creación de estrategias que sujeten al
sujeto, que lo inhiban hasta hacerlo perder, si es que en algún momento hubo visos de
haberse conformado. Es en esta instancia en la que encuentro pertinente la resistencia. El
estilo identitario de quienes escriben, de quienes han hecho de la escritura un dispositivo
para su constitución de sujetos, se muestra en un campo de resistencia; han tenido que
conformar su escritura, constituirla estrategia de defensa
Conclusión Llegado a este punto podría dar por terminado este escrito; con lo dicho
podría quedar satisfecho aunque, por supuesto, no feliz. Pero como se trata de narrar la
ciencia, porque estoy del lado para nada halagüeño que es el de la educación, debo decir
que encuentro la escritura académica poco constructiva, poco creadora y provocadora de
medios constituyentes de sujetos que den cuenta de sí mismos, medrosa y poco dispuesta a
correr el riesgo emancipador. La escritura académica se conformó con la estrategia
dilucidadora de las teorías de las ciencias y las disciplinas, enfocada a la explicación y
agotada en la procura creativa de técnicas para aplicarlas al hacer irreflexivo, de tal modo
que, en su aplicación, demuestra la escasa capacidad meditativa y de subjetivación que
parece ser condición previa del paso a la exteriorización modificada y transformadora que
implica la conformación de un discurso propio. Es probable que haya un camino: repensar
las prácticas de lectura y su enseñanza. Es posible que si se enseñan los lenguajes
distintivos de las ciencias y las disciplinas, objetivados en sus diversos discursos y
regímenes de verdad constituyentes, como un insumo más para ser usado por el hombre en
la tarea de darse la forma que considera adecuada, podría ser posible que dessujetásemos al
hombre y lo pusiéramos en condiciones de pensarse como una realidad factible, única,
personal —no universal— y con disposición para hacer de la vida y su vida un trayecto
vivible y donde se haga posible la completitud buscada.La escritura como dispositivo
constituyente de sujeto* Francisco Antonio Arias Murillo**
Esta pregunta general que sitúa el discurso de la calidad como dispositivo de control
pedagógico y administrativo del sistema educativo jalona preguntas subsidiarias que interrogan
por: a) las formas de práctica educativa en educación superior que genera el propio discurso
(Bernstein, 2000, Laval, 2000, Zambrano, 2005); esto es, por sus manifestaciones pedagógico-
administrativas que se traducen en estructuras de contenidos, mecanismos de distribución,
formas de agenciamiento, (enseñanza-aprendizaje) evaluación, promoción, titularización, etc
b) las formas de subjetivación y de constitución de los sujetos educativos (profesores
universitarios) que las “producen” o “resisten” (Foucault, 1996, Hardt y Negri, 2000, Lazarato,
2000, Esposito, 2006) y c) los efectos de dichas formas de subjetivación en las identidades
pedagógicas y profesionales de los profesores universitarios. Estos interrogantes pueden
traducirse en las siguientes subpreguntas de investigación a saber:
¿Cuáles son las formas pedagógico-administrativas que genera el discurso de la calidad
en la práctica educativa de educación superior?
¿Cómo se manifiestan dichas formas en la estructura de contenidos, formas de
distribución, evaluación, promoción, titularización en educación superior?
Cuáles son las formas de subjetivación y de constitución de los sujetos educativos
( profesores universitarios) que re- producen o resisten el discurso de la calidad en
educación superior?
¿Qué efectos producen dichas formas de subjetivación en las identidades pedagógicas y
profesionales de los profesores universitarios?
En el contexto internacional destacan los trabajos del profesor Follari, en Argentina (2008)
Nowalski, P (2001) y los estudios realizados desde las pedagogías críticas en cabeza de
autores como Apple M, (2005), Torres R. M. (1998), Pérez Gomez A. (1998), Rodríguez Arocho
(2009, 2010), Santos Guerra (1999ª, 1999b). Igualmente un número creciente de artículos
publicados en la red (Bianchetti www.foro-latino.org/flape/boletines/boletin_referencias/.../2.pdf,
Antonio
Bolívar, http://www.amydep.com/revista/numero2/v1n2a2.htm]), que revelan el enorme interés
de la comunidad académica por desentrañar las lógicas y los efectos de la calidad en los
distintos componentes del sistema educativo.
En el caso europeo, una copiosa bibliografía en francés y alemán, sirve al sociólogo Christian
Laval para ocuparse del estudio de fenómeno neoliberal en la enseñanza pública. El trabajo,
vertido al español ( Paidos, 2004) revisa en detalle los procesos de mutación de la escuela, los
sentidos de la “modernización” escolar y las formas de gestión, así como las contradicciones y
fisuras del sistema, que hacen visible las posibilidades de transformación y en consecuencia la
construcción de alternativas que resisten de manera creativa el poder centrador de la reforma.
Esta bibliografía, apenas citada es un punto de partida para la construcción posterior de un
“Estado de la cuestión” que permita, durante el desarrollo de la investigación, posicionar la
pregunta investigativa y /o hacer los ajustes que el rastreo bibliográfico sugiere. Por tanto lo que
aquí se presenta como estado del arte es, apenas, una primera aproximación que, de hecho,
deja por fuera el lugar que en esta propuesta de investigación, ocupan las teorías del discurso,
del biopoder y la biopolítica; del currículo y las pedagogías críticas, en las que sustenta el
ejercicio investigativo y a las que necesariamente ha de remitir el desarrollo investigativo en su
construcción teórica.
.
En correspondencia con los interrogantes planteados arriba, los objetivos de investigación
estarían dirigidos a:
1. Objetivo general
Analizar el funcionamiento del discurso de la calidad en las prácticas educativas y en los
sujetos-profesores de educación superior en Colombia.
2. Objetivos Específicos
Caracterizar las formas pedagógico-administrativas que genera el discurso de la
calidad en la práctica educativa de educación superior
Analizar las proyecciones de dichas formas pedagógico administrativas en la
estructuras del currículo de educación superior
Analizar las formas de subjetivación y de constitución de sujetos (profesores
universitarios) que produce o reproduce el discurso de la calidad en educación
superior.
Definir los efectos de dichas formas de subjetivación en las identidades
pedagógicas y profesionales de los profesores universitarios.