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EL PASTOR DE HERMAS Y POLICARPO EN SU CONSIDERACIÓN DEL MINISTERIO

1. El «Pastor» de Hermas y su consideración del ministerio


No formula una doctrina sistemá tica sobre los ministerios, pero sí hace referencia explícita a
ellos. En las Visiones, parte má s primitiva del escrito, consta que los presbíteros presiden la
Iglesia, ocupan las primeras sillas, se sientan los primeros, y ante ellos se proclama el mensaje que
revela la Iglesia. Los presbíteros aparecen revestidos de cierta dignidad en la Iglesia; en otros
pasajes de las Visiones hace referencia a los Apó stoles, obispos, maestros y diá conos como piedras
de la torre. Se puede afirmar entonces que en esta parte primera del Pastor aparece afirmada la
jerarquía en la Iglesia, de la que se predica la presidencia de la comunidad. “Hermas afirma la
existencia de una jerarquía que dirige y gobierna la comunidad, pero una jerarquía que siempre se
nombra en plural: unas veces son los obispos, pero la mayoría de las veces son los presbíteros.
Reconoce y admite, al menos en cuanto a la terminología, los tres grados de la jerarquía obispos,
presbíteros y diá conos, pero nunca explícitamente hace alusió n al episcopado moná rquico”
(Proañ o).

2. Policarpo y su carta a los Filipenses


En esta carta todavía es muy indefinido el modo de presentar colegialmente a la jerarquía que
preside la comunidad cristiana. Se reconoce la existencia de una jerarquía eclesiá stica, que preside
la comunidad, y a la cual se la denomina colegialmente los presbíteros. Junto a éstos aparecen los
diá conos. En el saludo de la carta aparece este encabezamiento “Policarpo y los ancianos que está n
con él, a la Iglesia de Dios que habita como forastera en Filipos”. Tanto el hecho de haber sido él
quien emprendió el viaje para resolver una cuestió n litú rgico-teoló gica como el de ser quien
encabeza la carta junto con los presbíteros, insinú an una tendencia de tipo moná rquico, aunque no
se afirma de modo directo la existencia del episcopado moná rquico.
Aparece una preocupació n universal por las otras Iglesias. Movido por la caridad y preocupado
por el bien de las iglesias, Policarpo se permite indicar a los jerarcas de la Iglesia de Filipos el
proceder que han de seguir con el presbítero Valente, a fin de reducirlo al comportamiento
correcto, interviniendo con su consejo en un problema que directamente no le afecta.
En síntesis, el estudio de esta primera época de la patrística ofrece unos resultados de valor
histó rico y teoló gico, que no permite estas conclusiones:
1. El reconocimiento del ministerio eclesial como una institució n divina transmitida a través de
los Apó stoles, es una afirmació n constante entre los Padres hasta aquí estudiados.
2. La categoría teoló gica en la que recae la existencia del ministerio en la Iglesia es la misió n,
que, parte de Jesucristo y continú a viva desde los Apó stoles por la sucesió n del mitente al enviado.
3. Esta misió n se concreta bá sicamente en el orden ministerial de los obispos-presbíteros, a los
que acompañ an los diá conos.
4. Los ministros presiden de forma colegial la comunidad cristiana; y comienzan a insinuarse
determinados indicios que permiten advertir la apertura eclesial hacia el episcopado moná rquico.
5. Es competencia de la comunidad elegir a quienes la tienen que presidir.

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