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Catedra de paz

Presentado por:

Jesús David Sierra Flores

Presentado a:

Luz Estella de la ossa

Faculta de ciencias Económicas y Administrativas

Contaduría Pública

Universidad de Sucre

Sincelejo-Sucre

2020
¿Qué es la violencia?

La violencia es un concepto complejo. A menudo es entendida como el uso de la fuerza o la


amenaza, que puede dar lugar a lesiones, daños, privación o incluso a la muerte. Puede ser física,
verbal o psicológica. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia como el “uso
intencional de la fuerza física o el poder, amenazante o real, contra uno mismo, otra persona o
contra un grupo o comunidad, que ocasione o tenga una alta probabilidad de causar lesiones,
muerte, daños psicológicos, alteración o privación“.1 Esta definición enfatiza la intencionalidad, y
amplía el concepto al incluir actos derivados de las relaciones de poder.

Una comprensión más amplia de la violencia directa incluye no solo la violencia “conductual”, sino
también la violencia estructural, que es a menudo inconsciente. La violencia estructural son los
resultados de las estructuras sociales y económicas injustas y desiguales y se manifiesta por
ejemplo en la pobreza y en las privaciones de todo tipo.

Las formas de violencia se pueden clasificar de muchas maneras. Una posible clasificación es:

Violencia directa, como por ejemplo la violencia física o de comportamiento, tales como la guerra,
la intimidación, la violencia doméstica, la exclusión o la tortura.

Violencia estructural, por ejemplo, la pobreza y la privación de los recursos básicos y del acceso a
los derechos; los sistemas opresivos que esclavizan, intimidan a los disidentes, y el abuso por las
malas de los impotentes y marginados.

Violencia cultural, por ejemplo, la devaluación y la destrucción de las identidades y de las formas
de vida humanas particulares, la violencia del sexismo, el etnocentrismo, el racismo y las
ideologías coloniales, y otras formas de exclusión moral que racionalizan la agresión, la
dominación, la desigualdad y la opresión.

Las formas estructurales y culturales de violencia a menudo han impregnado tan profundamente
las sociedades que se percibe como inherente. Este tipo de violencia dura más, acabará por tener
consecuencias similares a la violencia directa, o, en algunos casos, incluso los oprimidos responden
con este tipo de violencia. La disminución de las oportunidades de educación en los barrios
desfavorecidos, el acceso limitado a actividades recreativas de los extranjeros, las condiciones de
trabajo peligrosas en determinadas áreas, etc., son actos de violencia estructural y cultural que
tienen una influencia directa sobre el acceso de las personas a sus derechos. Sin embargo, estas
formas de violencia rara vez son reconocidas como violaciones de los derechos humanos.

Lo que sigue son algunos ejemplos de las diferentes formas de violencia en todo el mundo. Estos
no son los únicos. Más información acerca de los efectos de los conflictos armados se puede
encontrar en la sección guerra y terrorismo, así como en otras secciones de este manual.

El acoso o la intimidación son formas de violencia que afecta a los jóvenes y que, a menudo, no se
considera como tal. La intimidación se refiere a un comportamiento agresivo que se repite y tiene
la intención de dañar a alguien. Puede tomar la forma de violencia física, psicológica o agresión
verbal. Puede tener lugar en cualquier situación en la que interactúan los seres humanos, en la
escuela, en el lugar de trabajo o en cualquier otro lugar social. La intimidación puede ser directa,
frente a una persona cara a cara, o indirecta difundiendo rumores o dañando a otro por ejemplo, a
través de Internet. A pesar de que es difícil tener claro las estadísticas, la investigación muestra
que el acoso es un problema creciente. Con frecuencia las víctimas no se atreven a hablar, y por lo
tanto, es muy difícil identificar y apoyar a las víctimas del acoso.

La violencia de género es una de las formas más frecuentes de violencia estructural y cultural. Está
presente en todas las sociedades y sus consecuencias afectan a prácticamente todos los seres
humanos. De acuerdo con el FNUAP, la violencia basada en el género “refleja y refuerza las
desigualdades entre hombres y mujeres y compromete la salud, la dignidad, la seguridad y la
autonomía de sus víctimas. Abarca una amplia gama de violaciones de los derechos humanos,
incluido el abuso sexual de los niños, la violación, la violencia doméstica, la agresión sexual y el
acoso, la trata de mujeres y niñas y otras prácticas tradicionales nocivas. Cualquiera de estos
abusos puede dejar profundas cicatrices psicológicas, daños a la salud de las mujeres y las niñas en
general, incluida su salud sexual y reproductiva, y en algunos casos, acaba con la muerte del
individuo”

La violencia de género no tiene por qué ser física. De hecho, los jóvenes sufren más violencia
verbal, especialmente dirigida a las personas LGBT (jóvenes) y a las chicas.

Toda persona tiene derecho, individual o colectivamente, a promover y procurar la protección y la


realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales en los planos nacional e
internacional.

El artículo 1 de la Declaración de la ONU sobre los Defensores de los Derechos Humanos

En situaciones de conflicto, las mujeres son particularmente vulnerables a nuevas formas de


violencia. Estas pueden variar desde la violación en masa hasta el asalto sexual, el embarazo
forzado, o la esclavitud sexual. La polarización de los roles de género durante los conflictos
armados es mayor, así, las mujeres se consideran objetos de guerra y territorios a conquistar.

Denunciar las violaciones de los derechos humanos, educar a la población en esta materia y hacer
campaña por la justicia puede ser peligroso. Los defensores de los derechos humanos son
personas que individualmente, o con otras personas, los promueven y protegen a través de
medios pacíficos y de la no violencia. Debido a su trabajo, estos pueden ser objeto de diferentes
tipos de violencia, incluidas las palizas, las detenciones arbitrarias, las torturas, las amenazas de
muerte, el hostigamiento y la difamación, o las restricciones a la libertad de expresión y de
asociación.

En el año 2000, la Organización de las Naciones Unidas instauró la figura de un enviado especial
cuya principal misión es apoyar la aplicación de la Declaración de 1998 sobre los defensores de los
derechos humanos. La “protección” de los derechos humanos incluye proteger a los propios
defensores y el derecho a la defensa de los derechos humanos. El enviado especial pide, recibe,
analiza y responde a la información sobre la situación de los defensores, promueve la aplicación
efectiva de la Declaración y recomienda estrategias para proteger a los defensores.

La posesión o el control de los recursos naturales como el agua, las tierras de cultivo, el petróleo,
los metales, el gas natural, etc. Ha generado conflictos violentos a lo largo de la historia. El
agotamiento de algunos recursos y la escasez de otros, como el agua o la tierra cultivable, se
espera que se extiendan debido al crecimiento del consumo y al cambio climático. Esto puede
crear más tensiones regionales o internacionales, lo que podría dar lugar a conflictos violentos.

La guerra y la violencia inevitablemente implican la negación de los derechos humanos. La


creación de una cultura en esta materia es una condición previa para lograr un estado de paz. La
paz y la seguridad sostenibles y duraderas solo pueden alcanzarse cuando todos los derechos
humanos se cumplan. Crear y mantener una cultura de paz es un reto compartido por la
humanidad.

La “Construcción de la Paz” es un concepto que se refiere al “conjunto de acciones (en el corto,


medio y largo plazo) que permiten a una sociedad prevenir, gestionar y resolver el conflicto – a
través de sus propias capacidades – sin recurrir al uso de la violencia”. Se remite a acciones para
aliviar las causas estructurales de los conflictos violentos, es decir a “Aquellos factores de largo
plazo que van creando las condiciones que alimentan un conflicto potencialmente violento
(estructuras estatales débiles, desigualdades horizontales entre grupos, exclusión económica…)”.
Construir paz sin dar prioridad a las causas estructurales del conflicto, las cuales están
estrechamente vinculadas con la Seguridad Humana y el Desarrollo Humano; es errado. En otras
palabras, es imposible conseguir paz estable y duradera descuidando los elementos que
componen el Desarrollo humano tales como la esperanza de vida, educación, salud y acceso a los
recursos necesarios para un nivel de vida digno (Dubios, 2014). Cabe señalar que la construcción
de la paz es diferente en cada país, ya que se relaciona estrechamente con la cultura, el entorno y
con el contexto espacio- temporal. No obstante, existen elementos universales de la Construcción
de la Paz que son vitales si se pretende llevar a cabo el proceso y sin los cuales es imposible
lograrlo; tales como los recursos físicos y recursos intangibles pero necesarios (la voluntad política,
el sentir ciudadano colectivo) y la valoración del entorno en la cual se lleva a cabo el proceso.

Con el fin de revisar los elementos que son vitales para construir la paz en Colombia, se debe
hacer distinción entre el concepto de “postconflicto” y “post guerra” que son usados por los
medios de comunicación indiscriminadamente. El uso indocto de ambos conceptos puede dar
paso a malinterpretaciones de tipo académico y a predicciones erróneas. El “postconflicto” es el
“período de tiempo que sigue a la superación total o parcial de los conflictos armados. Puede
entenderse como un concepto de un único atributo: la reducción del número de homicidios
relacionados con el conflicto por debajo de un umbral determinado, que le otorga o le niega el
estatus de conflicto activo” (Universidad del Rosario, 2014). Por otro lado la “posguerra” es el
“periodo inmediatamente posterior a una guerra, en el que aún son notables sus repercusiones”
(wordreference, 2014). Así, en un hipotético éxito de las conversaciones en La Habana es correcto
hablar de una posguerra FARC y no de postconflicto, debido a que aún existirán grupos guerrilleros
como el Ejército de Liberación Nacional ELN y las consecuencias de cincuenta años de guerra serán
visibles a pesar de la firma del acuerdo de paz.

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