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PMA/Mathias Roed
El PMA distribuye canastas con comida entre las poblaciones vulnerables en
Colombia.
28 Mayo 2020
Ayuda humanitaria
Si no se toman medidas 10 millones de personas más podrían ser empujadas a la pobreza y
el hambre en 11 países de la región. Aún hay tiempo de evitar que millones de personas en
la región sufran, advierte la agencia de alimentación de la ONU, que pide ayuda urgente.
El impacto socioeconómico de la pandemia de COVID-19 en América Latina y el Caribe puede
dejar alrededor de 14 millones de personas vulnerables al hambre este año, advirtió el Programa
Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas.
"Es vital y urgente que brindemos asistencia alimentaria a la creciente cantidad de personas
vulnerables en la región, así como a aquellos que dependen del trabajo informal. Todavía
tenemos tiempo para evitar que la pandemia COVID-19 se convierta en una pandemia de
hambre", dijo Miguel Barreto, director regional del Programa para América Latina y el Caribe.
La estimación sugiere que 10 millones de personas más podrían ser empujadas a la pobreza y el
hambre en 11 países de la región, incluidos los pequeños estados insulares en desarrollo en el
Caribe.
En 2019, 3,4 millones de personas se enfrentaban a una grave inseguridad alimentaria, una
situación de emergencia en la que no pueden satisfacer sus necesidades alimentarias básicas
tanto en cantidad como en diversidad.
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Un informe del Banco Mundial proyecta para la región una contracción del PIB del 7,2% en
2020
HUMBERTO LÓPEZ/EL PAÍS
08 JUN 2020 - 13:22 PET
Un supermercado en Quito se adapta a las nuevas normas de bioseguridad.PAUL SALAZAR /
BANCO MUNDIAL
Con esfuerzo y esperanza todo se alcanza, sostiene el dicho. Conviene recordarlo ahora más que
nunca porque ambas cosas van a ser necesarias para superar el enorme desafío que la pandemia
de la covid-19 le plantea a los países de América Latina y el Caribe. En términos económicos,
esta es la región más golpeada del planeta. El informe del Banco Mundial sobre las Perspectivas
Económicas Globales difundido esta semana proyecta para la región una contracción del PIB del
7,2% en 2020, contra una caída para el conjunto de los mercados emergentes y economías en
desarrollo del 2,5%.
Para América Latina, nuestros economistas han comparado estos datos con la serie histórica de
crecimiento del PIB de la región, y lo cierto es que este es el peor desempeño desde 1901, el
primer año en el que tenemos datos de crecimiento para la región más o menos fiables. Ni la
gripe española de 1913 (-5,1%), ni la Gran Depresión (-5,2% en 1931), ni la segunda crisis del
petróleo (-2,4% en 1982), ni la Gran Recesión de 2009 (-1,9%) tuvieron una contracción como la
actual.
Estas no son meras estadísticas. Una contracción de esta magnitud implica menos riqueza, y lo
que es más grave para las clases más vulnerables, la destrucción de millones de puestos de
trabajo, lo que lleva a una mayor pobreza. Los cálculos del Banco sugieren que este año se
pueden destruir en torno a 20 millones de empleos en la región, la mitad aproximadamente
formales.
Uno se puede preguntar si el hecho de que América Latina sea la región más afectada
económicamente es debido a que se han hecho las cosas mal. Sin embargo, no me caben dudas
de que uno de los factores que está determinando el impacto en la región es el índice de
urbanización en Latinoamérica, el más alto del planeta, de 81% contra un promedio global de
55%, según los indicadores de desarrollo del Banco Mundial. Esto ha hecho que la pandemia
haya afectado más a América Latina que a otras regiones.
De acuerdo con los últimos datos hay ya más de un millón de casos en la región. El número se
duplica cada dos semanas, con una tasa de mortalidad del 5% (unos 50.000 muertos hasta ahora).
No sorprende que los países se hayan visto obligados a imponer medidas de distanciamiento
social, lo cual a su vez ha generado el colapso económico observado.
En su respuesta a la pandemia, el Banco Mundial está trabajando para ayudar a los países a
contener la propagación del coronavirus, reforzar las capacidades de los sistemas de salud,
proteger a las clases más vulnerables y apoyar al tejido productivo y el empleo. Con estos
objetivos prioritarios, se volcaron 4.300 millones de dólares en asistencia, bajo distintas
modalidades. Dieciocho países de la región se han beneficiado hasta ahora con estas ayudas, y
otros se sumarán próximamente.
Pero a medida que nos asomamos al punto más alto en la curva de contagios, otras necesidades
surgen en el horizonte latinoamericano: debemos poner en marcha las economías de nuestros
países, porque echar a rodar esa rueda es la mejor forma de generar trabajo y reducir la pobreza.
Debemos hacerla andar sobre bases más sólidas de las que teníamos antes de la pandemia que
ahora nos agobia.
Con esto quiero decir que si hacemos las cosas bien -si somos ambiciosos y construimos una
región más moderna, menos vulnerable a los shocks y más integrada al mundo, capaz de ofrecer
oportunidades a su gente y de liberar sus energías productivas-, podremos aspirar a un futuro
mejor para todos. El anhelo no debe ser volver atrás, sino construir mejor a medida que la región
se recupera.
En ese mismo renglón podemos hacer mucho para afianzar condiciones macroeconómicas que
hagan posible el despegue económico. Esto significa consolidar programas fiscales sustentables,
potenciar la competitividad y productividad de las empresas y los diferentes sectores
productivos, y estimular la creación de puestos de trabajo en mercados laborales inclusivos y
dinámicos.
Todo esto es posible y las transformaciones necesarias no deben ser demoradas. La crisis actual,
aunque profunda y dolorosa, ofrece la singular oportunidad de alcanzar acuerdos sociales y
políticos amplios para avanzar hacia estos objetivos. Me refiero a políticas de Estado que
cuenten con el respaldo de la dirigencia política y empresarial, de los trabajadores formales e
informales, de la sociedad civil y demás organizaciones. El Banco Mundial, como aliado de
largo plazo, estará allí para acompañar a los gobiernos que busquen recorrer ese camino de
modernización.
Como dije al principio, harán falta esfuerzo y esperanza para devolver a América Latina a la
senda del crecimiento. Permítanme agregar algo más que será necesario: claridad de objetivos.
La región debe desarrollar una clara visión de futuro antes de decidir en qué dirección avanzar.
*Humberto López es vicepresidente interino del Banco Mundial para América Latina y el
Caribe.
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Por Rafael Romo
23:30 ET(03:30 GMT) 29 Mayo, 2020
(CNN) – Wuhan fue el epicentro original. Después, el coronavirus migró a Europa. Nueva York
fue el próximo foco crítico, y ahora las autoridades de salud a nivel mundial están preocupadas
por Sudamérica.
La región en conjunto ahora está reportando más casos diarios que Estados Unidos. Y
la política parece haber determinado los enfoques, muy diferentes, que han adoptado varios
países de Sudámerica, con el aparente triunfo de la ideología sobre las mejores prácticas médicas
en algunos casos.
En un fuerte contraste, otros jefes de estado en América Latina han implementado medidas
drásticas para frenar la propagación del covid-19. El presidente de Perú, Martín Vizcarra,
extendió la emergencia nacional hasta finales de junio y creó un grupo de trabajo nacional para
acelerar los esfuerzos de labores humanitarias, que incluyen medidas obligatorias de aislamiento
social. En El Salvador, el presidente Nayib Bukele está enviando a quienes incumplan el toque
de queda a los “centros de contención de cuarentena” administrados por el gobierno, una medida
que fue declarada inconstitucional por la Corte Suprema.
Sin embargo, a pesar de los diferentes enfoques de las autoridades regionales y nacionales,
Latinoamérica como región ahora enfrenta una dura realidad común: la pandemia parece ser
imparable, independientemente de los esfuerzos realizados.
La semana pasada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que América del Sur se
había convertido en el nuevo epicentro de covid-19.
Aún a pesar de la propagación masiva del coronavirus en Brasil, las diferencias entre Bolsonaro
y los gobernadores estatales sobre cómo manejar la crisis se han agudizado. El presidente ha
criticado con frecuencia a los gobernadores por tratar de hacer cumplir las medidas de
confinamiento y distanciamiento social, insistiendo en que la economía es lo primero.
LEE: Perú parecía estar haciendo todo bien. Entonces, ¿cómo se convirtió en un punto
crítico de covid-19?
Su vecino Perú, que reaccionó rápida y estrictamente para contener el virus, también ha visto un
aumento drástico en los casos a pesar de todos sus esfuerzos. Aunque impuso órdenes de
confinamiento, toques de queda y cierres de fronteras, los expertos en salud dicen que la
desigualdad de ingresos obligó a los pobres a aventurarse fuera de sus hogares para trabajar, ir
por comida e incluso hacer transacciones bancarias.
En ningún lugar del país esto es más evidente que en La Victoria, un distrito de Lima, la capital,
con la mayor incidencia de casos de covid-19 en toda la nación. Este martes, un video viral en las
redes sociales mostró al alcalde George Forsyth pidiéndoles desesperadamente a las personas, en
una calle a reventar, que se fueran a casa.
Uno de los mayores problemas de Perú es la economía informal, sostuvo Forsyth. El mercado
Gamarra en La Victoria, por ejemplo, es el centro textil más grande de América Latina y la
mayoría de los trabajadores allí laboran por día. Se calcula que alrededor del 70% de las
personas en Perú trabajan en el sector informal. “Este no es el momento de ir a nuestro hermoso
pero golpeado distrito porque es el más infectado de todo el Perú. Esto plantea grandes riesgos y
es por eso que le pedí a la gente que no viniera”, señaló el alcalde Forsyth.
Es probable que la inequidad económica extienda el alcance del coronavirus, y esa es una
preocupación especial en muchos países de América Latina. Según un informe reciente del
Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, Latinoamérica tiene 8 de los 20 países con
mayor desigualdad económica del mundo.
Sin embargo, incluso las personas más pobres pueden ser protegidas con medidas
gubernamentales decisivas y un sistema de salud pública sólido y unificado. Costa Rica, por
ejemplo, aparece en el índice de Gini como el país número 16 más desigual del mundo. Sin
embargo, con 0,20 muertes por cada 100.000 personas, la nación centroamericana de cinco
millones tiene una de las tasas de mortalidad covid-19 más bajas de América Latina.
“La fortaleza del sistema de salud de Costa Rica y su cobertura universal en el país, así como la
cualidad de su sistema de vigilancia epidemiológica han sido factores cruciales. Otro factor clave
ha sido el compromiso de los costarricenses para combatir el virus porque confían en su sistema
de salud y creer en él. Es por eso que se han adherido a las pautas del gobierno”, explicó Pérez.
E incluso los trabajadores informales han podido regresar a sus actividades, aunque no sin
precauciones. Walter Steller, que vende boletos de lotería en el centro de San José, la capital de
Costa Rica, volvió al trabajo por primera vez desde el comienzo de la pandemia. Como la
mayoría de las personas en el centro, lleva una máscara.
“Si la gente no hace caso a las advertencias, el problema volverá a ser grave”, dijo Steller a
CNN. “Algunas personas piensan que esto ha terminado, pero tienen que darse cuenta de que
esto no acaba”.
Según se ha ido expandiendo la pandemia por la región las autoridades han ido endureciendo las
medidas, con declaraciones de estados de emergencia o catástrofe.
Los intentos de frenar los contagios van desde el cierre de fronteras hasta el autoaislamiento
obligatorio.
Acá te detallamos qué medidas ha puesto en marcha cada uno de los países.
Argentina
Argentina fue el país que reportó la primera muerte en América Latina por covid-19 el pasado 7
de marzo.
Una semana más tarde, el presidente Alberto Fernández pidió a los argentinos que se quedaran
en sus casas hasta el 31 de marzo. El 20 de marzo, la cuarentena se volvió obligatoria y el 30 del
mismo mes la medida fue extendida hasta el 12 de abril.
"Los resultados iniciales nos alientan a seguir en este camino", dijo el mandatario en una
conferencia de prensa.
Bolivia
"Lamentablemente hay gente que se niega a cumplir la cuarentena y eso es muy grave, ha subido
el riesgo de contagio", dijo la presidenta transitoria, Jeanine Áñez, desde el Palacio de Gobierno
de La Paz.
Desde la semana pasada el país ya había cerrado sus fronteras y suspendido los vuelos
internacionales, aunque podían ingresar bolivianos y residentes extranjeros que iban directo a
cuarentena.
Áñez anunció que desde este 26 de marzo el país cierra totalmente sus fronteras. "Nadie sale y
nadie entra", dijo.
El Tribunal Supremo Electoral decretó el aplazamiento, sin fecha determinada, de las elecciones
presidenciales previstas para el 3 de mayo.
Solo vehículos de las fuerzas de seguridad y de salud tienen permitida la circulación.
Los bolivianos tendrán solo un día a la semana para salir a aprovisionarse, de acuerdo al
número de su cédula de identidad.
Aquellos que violen las restricciones recibirán una multa de alrededor de US$150 y serán
retenidos en celdas durante ocho horas.
El gobierno de Áñez anunció que el Estado repartirá una canasta familiar de alimentos y
productos de primera necesidad a más de un millón y medio de familias.
Además correrá con los gastos de energía eléctrica y agua durante tres meses para ciertos
sectores.
Brasil
El país más poblado de la región es el que registra el mayor número de contagios y muertes por
covid-19.
El presidente Jair Bolsonaro, quien criticó la "histeria" en las reacciones mundiales frente a la
pandemia, anunció el 19 de marzo el cierre de las fronteras terrestres de Brasil por un plazo de
15 días, para todos sus vecinos.
A nivel regional, los gobiernos de Sao Paulo y Río de Janeiro suspendieron las clases, cancelaron
eventos masivos y redujeron la oferta de transporte público.
Los bares y restaurantes en Brasilia también deben colocar sus mesas a una distancia mínima
de dos metros.
Chile
El 18 de marzo el presidente, Sebastián Piñera, decretó el "estado de excepción
por catástrofe" en todo el país durante 90 días ante el avance de la enfermedad, que en Chile
entró en la "fase 4", la etapa más grave, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Piñera también cerró todas las fronteras desde el 18 de marzo. No obstante, aclaró que esta
medida no afectará la entrada y salida de carga.
Días antes, el gobierno había anunciado otras medidas de contención, incluyendo la suspensión
de clases por 14 días de todos los colegios y establecimientos preescolares.
Además, se estableció la prohibición de las visitas a los centros de adultos mayores por los
próximos 30 días para evitar el contagio a las personas más vulnerables.
Colombia
Colombia anunció que entrará en una cuarentena de 19 días a la medianoche del martes 24 en un
esfuerzo adicional para controlar la expansión del coronavirus
El presidente, Iván Duque, ya había decretado días atrás el estado de emergencia, y el cierre de
fronteras terrestres, marítimas y fluviales hasta el 30 de mayo.
A partir del 23 de marzo se prohibirán los vuelos internacionales de pasajeros, por un período
de 30 días
Duque dijo que como parte de los poderes extraordinarios que le otorga la emergencia anunciará
medidas para proteger la economía, duramente afectada por la caída del precio del petróleo y una
devaluación del 15% del peso.
El país quedó sin actividades académicas en colegios y universidades, y con bares y restaurantes
cerrados.
Costa Rica
El presidente, Carlos Alvarado, y el ministro de Salud, Daniel Salas, ordenaron el pasado 12 de
marzo el cierre preventivo de centros educativos en riesgo durante al menos 14 días hábiles, la
reducción en 50% del aforo de espacios de reunión pública y la suspensión de viajes al extranjero
para empleados públicos.
En días posteriores, las autoridades sanitarias endurecieron las medidas, ordenando el cierre de
bares, casinos, discotecas, cines y teatros.
También fueron cerradas las fronteras y playas, y se ordenó una prohibición de circulación de
vehículos de las 22:00 a las 05:00 a partir del 24 de marzo.
Cuba
El gobierno cubano anunció este 23 de marzo la suspensión de clases, en todos los niveles,
durante un mes para prevenir la propagación del covid-19.
Las autoridades también cerraron los viajes al exterior desde el 24 de marzo, además de que se
suspendió el transporte público entre las provincias cubanas. Los turistas extranjeros deberán
permanecer en sus hoteles.
Ecuador
Tras anunciar el cierre de fronteras y la suspensión de clases y eventos con más de 250 personas,
el lunes 16 de marzo el presidente Lenín Moreno decretó el estado de excepción.
La medida incluye el toque de queda desde las 21.00 hasta las 5.00 y la suspensión de todas las
actividades, exceptuando a las industrias agrícolas, ganaderas, de salud, bancos y comercios de
alimentos, para evitar que se expanda el coronavirus en el país.
La medida también faculta a los militares a resguardar el control en las ciudades y restringir
algunos derechos, como el de reunión.
Las autoridades también prohibieron la salida del país de gel desinfectante, mascarillas y
jabones, entre otras medidas.
La ministra de Salud ecuatoriana, Catalina Andramuño, renunció el 21 de marzo a su cargo
y alegó que no le dieron fondos suficientes para enfrentar la crisis.
El Salvador
Además, Bukele ordenó la cuarentena obligatoria de todas las mujeres embarazadas y a las
personas mayores de 60 años. Y le pidió al presidente de la Asamblea Legislativa, Mario Ponce,
que el Pleno de este órgano decrete el estado de excepción en el país.
Este 16 de marzo, en un tuit, Bukele dio por cerrado el aeropuerto para aviones de pasajeros,
llegando a decir que los que estuvieran en camino debían cambiar el plan de vuelo.
Guatemala
El 16 de marzo, un día después de reportar la primera muerte a causa del covid-19 en el país, el
presidente Alejandro Giammattei anunció la prohibición del ingreso de extranjeros por dos
semanas.
Los guatemaltecos o residentes en el país que hayan estado en alguno de los lugares con alta
transmisión del covid-19 deberán permanecer en cuarentena domiciliaria.
Haití
Todos los puertos, aeropuertos y fronteras del país caribeño estarán cerrados desde la
medianoche del jueves, aunque permanecerían abiertos para el comercio de mercancías.
Las escuelas, universidades, lugares de culto y parques estarán cerrados, y un toque de queda
estará vigente entre las ocho de la noche y las cinco de la mañana a partir del viernes.
Honduras
El gobierno anunció el cierre de todas sus fronteras al tránsito de personas desde el 16 de
marzo.
Así, amplió la restricción que desde el 12 de marzo afectaba a viajeros procedentes de países
"con alta incidencia" de covid-19.
Los hondureños que provengan de estos países deberán permanecer en cuarentena domiciliaria
por 14 días.
El presidente Juan Hernández anunció que las empresas de comunicaciones Tigo y Claro
permitirán que durante 30 días sus usuarios tengan acceso gratuito a navegar en sitios
gubernamentales, para conocer sobre el avance de la pandemia.
Los usuarios también podrán enviar 50 mensaje diarios y hacer una llamada de 5 minutos de
duración de manera gratuita cada día.
El Instituto Nacional Penitenciario también suspendió este viernes las visitas a las cárceles hasta
nuevo aviso.
México
A pesar de haber registrado ya muertes a causa del coronavirus, México es uno de los países de
la región que menos restricciones ha impuesto para frenar la pandemia.
El presidente Andrés Manuel López Obrador acordó con EE.UU. limitar los cruces en su
frontera terrestre, por lo que el paso por motivos "no esenciales" como el turismo quedó
suspendido. Solo se permite el cruce de trabajadores autorizados y los intercambios comerciales.
Sin embargo, su gobierno no ha vetado los vuelos de ninguna parte del mundo.
Al entrar a la que considera como "fase 2", el Ejército y la Marina fueron movilizados para
establecer planes de contingencia y apoyo a la población.
Las autoridades sanitarias federales propusieron una "Jornada de Sana Distancia", del 23 de
marzo al 19 de abril, donde se suspenderán actividades no esenciales y se reprogramarán eventos
masivos. Hasta ahora, se descarta la suspensión de transporte público.
Las personas sospechosas de haberse contagiado son aisladas por dos semanas, como establecen
los protocolos de la OMS.
Nicaragua
Las autoridades sanitarias nicaragüenses aseguraron en varias ocasiones estar preparadas para
atender a las personas afectadas por el nuevo coronavirus.
Sin embargo, a diferencia de otros países, el gobierno no puso en marcha medidas como el cierre
de fronteras, restricción de entrada de viajeros o la imposición de cuarentenas obligatorias.
En cambio, el pasado fin de semana el presidente Daniel Ortega convocó a una marcha
ciudadana en Managua llamada "Amor en tiempos del covid-19", en contraste con la
recomendación de organismos sanitarios mundiales de evitar multitudes a fin de no propagar la
enfermedad.
"Porque es el mundo entero el que está enfrentando la pandemia del covid-19, Amor en tiempos
del covid-19, unidos en barrios, comarcas y comunidades para cuidarnos juntos", dijo la
vicepresidenta nicaragüense, Rosario Murillo.
Panamá
El gobierno de Laurentino Cortizo anunció que restringió el ingreso al país de extranjeros a
partir del lunes 16 de marzo y suspendió los vuelos internacionales por 30 días.
También se decretó el cierre temporal de los establecimientos comerciales en todo el país,
excepto supermercados, farmacias, centros médicos y establecimientos para la venta de
productos de salud, así como de combustible y alimentos. La medida aplica para los centros
comerciales.
Cuatro días antes Cortizo había declarado el "estado de emergencia nacional", a fin de "poner
a disposición todos los recursos para hacerle frente a las necesidades de la población en materia
de salud, seguridad y economía".
Cortizo explicó que la emergencia contempla medidas que persiguen evitar el desabastecimiento
e incremento injustificado de precios en productos de limpieza y aseo personal, así como
incentivar a las empresas para que no reduzcan su fuerza laboral en las actuales circunstancias.
Paraguay
Paraguay anunció el cierre parcial de sus fronteras, clausurando ocho puntos de entrada al país
a partir del 16 de marzo, para poder aumentar los controles contra el coronavirus.
El 9 de marzo el gobierno suspendió por dos semanas las clases y cualquier evento masivo en
todo el país y la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil canceló todos los vuelos desde y hacia
Europa entre el 14 y el 26 de marzo.
El Ministerio de Industria y Comercio fijó precios referenciales para productos relacionados con
la prevención del coronavirus, como el alcohol en gel, las mascarillas y los guantes.
El gobierno también aprobó la compra de US$80 millones en insumos y equipos médicos, entre
otras medidas económicas.
Perú
Perú fue el primer país de la región en decretar una cuarentena general obligatoria, el 15 de
marzo. El presidente Martín Vizcarra también ordenó el cierre de sus fronteras durante un
lapso de 15 días.
Además, el Ministerio de Educación postergó el inicio del año escolar, que estaba previsto para
el 16 de marzo, hasta el 30 de marzo.
Ya desde el 18 de marzo estaba activa la emergencia sanitaria y el aislamiento domiciliario de
todas las personas que ingresen al país provenientes de Italia, España, Francia y China, por un
periodo de 14 días.
A través de una conferencia de prensa, Vizcarra informó que se hará un trabajo multinacional
para calcular el efecto económico de la pandemia y pedir recursos a organismos internacionales.
También señaló que se dará el equivalente a 380 soles (US$105) a cada familia que vive del
sector informal -representan más del 70% de la economía peruana- para paliar sus pérdidas
durante los 15 días de cuarentena decretados. Se calcula que son unas 9 millones de personas.
República Dominicana
El gobierno de Danilo Medina estableció el 20 de marzo el toque de queda en todo el país desde
las 20.00 horas hasta las 6.00, hasta viernes 3 de abril.
También suspendió a partir del 16 de marzo y por un mes los vuelos desde y hacia Europa,
China, Corea e Irán y ordenó que cualquier persona llegada de esos países cumpla una
cuarentena de 15 días.
Uruguay
Venezuela
El presidente Nicolás Maduro decretó la cuarentena para siete estados inicialmente. El 17 de
marzo la extendió a todo el país, convirtiéndose en el segundo país de la región en decretar el
aislamiento obligatorio.
También exigió una cuarentena obligatoria a todo viajero proveniente de Europa que haya
llegado en marzo al país.
En los puertos y aeropuertos venezolanos hace semanas que se les toma la temperatura a viajeros
que llegan.
Las clases fueron suspendidas, así como los eventos deportivos, y se prohibieron las
concentraciones en lugares públicos.
Maduro también instruyó que en los restaurantes solo se ofrezca comida para llevar y pidió
suspender las actividades en discotecas y bares.
Se trata de 46 centros hospitalarios dispersos por la geografía venezolana que, según el gobierno,
fueron dotados con los medios para tratar a los pacientes afectados por el virus que ha provocado
una alerta sanitaria global.
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Cuarentena en Perú: 5 factores que explican por qué las medidas de confinamiento no
impiden que sea el segundo país de América Latina con más casos de covid-19
Pierina Pighi Bel (@PierinaPighi)BBC News Mundo
22 mayo 2020
Perú fue uno de los primeros países de América Latina en poner a sus ciudadanos en
cuarentena para intentar contener la propagación del coronavirus.
El 16 de marzo, el gobierno decretó un estado de emergencia sanitaria, cerró las fronteras del
país, ordenó que la gente saliera solo para cosas imprescindibles como comprar alimentos y
medicamentos, y decretó toques de queda en distintos horarios en todas las ciudades.
Desde entonces, la cuarentena se ha prorrogado cinco veces. El presidente, Martín Vizcarra,
anunció este viernes la última y más larga extensión de la medida (y de la emergencia sanitaria),
que estará vigente hasta el 30 de junio. Paralelamente se irán reanudando algunas actividades
económicas.
Muchos expertos y peruanos aplaudieron en marzo la prontitud de las medidas y los paquetes
económicos para ayudar a las personas afectadas por la paralización de la economía.
Incluso hasta ahora, el 80% de los ciudadanos aprueba la gestión de Vizcarra, según una
encuesta de mayo de la consultora Ipsos Apoyo.
Sin embargo, a poco más de dos meses de iniciadas las restricciones, Perú es el segundo país de
América Latina con más casos de covid-19 en términos absolutos después de Brasil, y
el duodécimo a nivel mundial, según la Universidad Johns Hopkins, que monitorea el avance
de la pandemia en el planeta.
Hasta este viernes, Perú registraba casi 112.000 casos de covid-19 y 3.244 fallecidos.
Pero de esas muertes, casi mil han ocurrido en los últimos ocho días, de acuerdo a datos del
diario peruano El Comercio.
Parte de esos números se explican porque Perú ha aplicado más pruebas de detección de covid-
19 que otros países de América Latina con mayor población. Hasta este viernes había tomado
750.526 muestras. Mientras que hasta el jueves, México había hecho 193.589; y Argentina,
116.689. Hasta este miércoles, Colombia había realizado 214.536 pruebas.
Pero la mayor cantidad de pruebas no explica por sí sola el mayor número de casos de
Perú o el hecho de que el gobierno no haya aplanado la curva de contagios tanto como hubiera
querido.
1. Informalidad
Muchos peruanos cumplieron con minimizar sus salidas fuera de casa, señala Hugo Ñopo,
investigador principal del centro peruano de investigaciones GRADE, a BBC Mundo.
Pero las condiciones económicas y la obligación de tener que ir a lugares con aglomeración,
entre otras circunstancias, impidieron que se cumpliera con el objetivo más importante de la
lucha contra el nuevo coronavirus: maximizar la distancia social.
Alrededor del 71% de la población activa en Perú vive de la economía informal o se desempeña
en oficios en los que obtienen sus ingresos día a día.
"Estamos hablando de hogares donde el ingreso monetario es diario y por lo que su logística de
funcionamiento también es diaria", dice Ñopo.
"Los peruanos que tenían que salir a trabajar [tanto de sectores formales como informales]
fueron a estaciones de transporte, o los peruanos que salieron a hacer compras [o a vender] han
ido a mercados muy aglomerados donde no se ha respetado en absoluto la distancia social", dice
Ñopo.
"Entonces minimizamos las salidas, pero nos olvidamos de maximizar la distancia social. Por eso
parte de los contagios", agrega.
Una de las dificultades que explica esta necesidad de salir frecuentemente es el hecho de que
solo el 21,9% de hogares pobres de Perú tiene refrigeradora, es decir, poco más de uno de cada
cinco hogares pobres, según la última Encuesta Nacional de Hogares de Perú, de 2019.
Estos hogares "no cuentan con una logística que les permita abastecerse de alimentos por
muchos días", dice Ñopo a BBC Mundo.
"Tienen que salir a abastecerse con cierta frecuencia y salir especialmente hacia los mercados",
añade.
Muchas otras personas han estado yendo a los mercados porque en un país tan gastronómico
como Perú, existe la costumbre de comer productos frescos.
"No hay día que la gente no salga a comprar diez céntimos de culantro (cilantro), diez céntimos
de cebolla china, las conchitas para el cebiche", contó el periodista peruano Harry Gordillo al
podcast "La Encerrona", a fines de abril, sobre la situación en el distrito en el que vive en la
región Lambayeque, la segunda con más casos después de Lima y Callao.
Precisamente los mercados han sido identificados por el propio presidente Vizcarra como "los
principales focos de contagio".
Por ejemplo, en el Mercado de Frutas de La Victoria, en Lima, el 86% de sus vendedores resultó
infectado con covid-19, según datos oficiales.
Días después, Vizcarra anunció que se habían intervenido para ordenarlos y reducir la
propagación del virus.
"Identificamos que los problemas se estaban dando en las zonas de contagio más concentradas,
que eran los mercados. Dijimos: vamos a trabajar directamente con los municipios para revertir
la situación y [ya] se comienzan a ver los resultados", dijo Vizcarra este martes.
Pablo Lavado, profesor de Economía de la Universidad del Pacífico, le dijo a BBC Mundo que
muchas personas de mayores ingresos también se aglomeraron en los supermercados para
abastecerse y pasar los días y horarios en los que estos estarían cerrados, como Semana Santa.
El investigador social peruano Rolando Arellano comenta a BBC Mundo que "los horarios
restringidos de mercados y bodegas (incluyendo cierres de todo el fin de semana) favorecieron la
aglomeración".
Pero los mercados no han sido los únicos focos de contagio en Perú durante la pandemia.
Paralelamente a las restricciones, Perú destinó entre el 9% y el 12% de su PIB para ayudar a la
gente que hubiera perdido su empleo (o autoempleo) y a las empresas que se hubieran quedado
sin ingresos a causa de la emergencia.
Estos paquetes de ayuda convirtieron a Perú en uno de los países de América Latina que más ha
gastado en la lucha contra la pandemia.
Una de las medidas fue el pago de un bono de 760 soles (unos US$222, en una o dos partes) para
unos 6,8 millones de hogares vulnerables, pobres, pobres extremos y con trabajadores
independientes.
Pero solo el 38,1% de los peruanos adultos tiene cuenta bancaria, según el último reporte de
inclusión financiera de la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) de Perú, de junio de 2019.
Aunque el Ejecutivo ofreció opciones virtuales para recibir los bonos, muchos de los
beneficiarios tuvieron que ir personalmente a los bancos a cobrarlos, y por lo tanto formar colas
y aglomeraciones.
Vizcarra también reconoció a los bancos como unos de los "puntos críticos" de contagio, junto a
los mercados y al transporte público.
"Otro sitio [de contagio] son, dado que estamos repartiendo los bonos, también los bancos. Ahí
también tenemos que mejorar la distribución, las transferencias de los recursos pero sin generar
las aglomeraciones que veíamos", dijo el mandatario en una conferencia el 13 de mayo.
Esa semana el gobierno amplió el horario de atención de los bancos, centros comerciales y
farmacias.
De esta manera, la gente "tiene más tiempo en el día, entonces hay menos concentración de
gente", dijo Vizcarra sobre la medida.
5. Hacinamiento en casa
Pero los peruanos no solo tuvieron que "salir" a lugares aglomerados. Según la Encuesta
Nacional de Hogares de 2019, el 11,8% de hogares pobres de Perú ocupa viviendas hacinadas, lo
que dificulta mantener la distancia social en casa.
"Es decir, [estos hogares] tienen a cinco o más personas viviendo en casas que o no tienen una
habitación para dormir, o sea, solo una sala o algo así, o que tienen solo una habitación para
cuatro o más personas", explica Ñopo.
Fuera de estos problemas, Lavado, de la Universidad del Pacífico, dijo a BBC Mundo que faltó
implementar un sistema de rastreo de contactos de las personas contagiadas.
Mirando hacia el futuro, Arellano cree que se debe "educar sobre las formas de cuidado y
distanciamiento en la ciudadanía (responsabilizándola de sus actos) y mejorar los sistemas de
comercialización, transporte, etc. para facilitar la asepsia y el distanciamiento".
El ministro peruano de Defensa, Walter Martos, dijo este viernes que "la Policía y las Fuerzas
Armadas no se cansarán de trabajar en calles, mercados, bancos y paraderos para contribuir a
crear esta nueva cultura de respeto a las normas para aprender a convivir con el virus".
Ñopo señala que el 16 de marzo, cuando empezó la cuarentena, las medidas que tomó el
gobierno eran "el mejor curso de acción, dadas las circunstancias".
"El problema está en que esas condiciones en que nos encontrábamos eran muy precarias",
lamenta.
"Pero hay que transmitir mensajes claros, precisos y potentes a la población para maximizar la
distancia social", agrega.
A inicios de mayo, Vizcarra dijo que, debido a que el covid-19 es una enfermedad nueva, "lo que
hace un mes podía ser la mejor decisión, a la luz de los resultados, requiere los ajustes necesarios
para tener mejores resultados". Agregó que "eso no ocurre solo en Perú, sino a nivel mundial".
Dijo también que "si los resultados no han sido lo que exactamente esperábamos, sí han sido
auspiciosos en función de lo que se ha evitado".