“Después de estas cosas, designo el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él debía de ir.” Lucas 9:1.
La misión le pertenece primeramente a Dios. Cuando hablamos de la misión cristiana o de la misión de la
iglesia, nos referimos a una y la misma cosa. La misión de la iglesia es discernir, participar y hacer avanzar la misión que Dios tiene para el mundo. Dios llama a la iglesia a participar en su misión de alcanzar, salvar y bendecir tanto a la humanidad como al mundo en el cual la humanidad habita. La misión es el elemento central de nuestra fe. Si la iglesia existe y proclama el evangelio, es para que el mundo crea que Dios lo ama de tal manera, que envió a su hijo Jesucristo para que todas aquellas personas que crean en él alcancen la salvación. En Lucas 10 podemos ver cómo Jesús organizó a Sus discípulos para participar en el trabajo misionero. El relato de la misión de los setenta nos enseña un aspecto importante de la organización misionera en la iglesia primitiva: Todas las personas de fe participaban en la misión, trabajemos fuerte, sabiendo que tenemos el gran privilegio de formar parte del equipo misionero de Dios. Pastor Rojelio Silva y Zita Toledo