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tipos y resolución
By Ático 34
19 febrero, 2020
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Los datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) señalan que los españoles
pasamos una media de 38,5 horas a la semana en el trabajo. Esto son muchas
horas juntos, teniendo que compartir tiempo y espacio con compañeros y
directivos, cada cual con sus propios intereses, actitudes y personalidades. Esto
puede dar lugar a la aparición de conflictos laborales, uno de los problemas más
comunes en el ámbito empresarial.
Esta es una definición muy reduccionista, ya que los conflictos laborales pueden
surgir entre compañeros de trabajo, entre la dirección y un trabajador o entre la
propia dirección de la empresa.
Una de las maneras de evitar estas situaciones, sobre todo los conflictos derivados
de las diferencias de trato entre hombres y mujeres, es elaborar un Plan de Igualdad.
Por otra parte, los conflictos en el ámbito laboral también se pueden clasificar
según las causas que los hayan provocado. En este caso se podría hablar de:
Falsos: no tienen una base objetiva. Son conflictos creados “de la nada”, en muchas
ocasiones con el objetivo de desestabilizar a una de las partes, o a ambas.
Verídicos: tienen una base objetiva. Hay un origen, una causa probada para el
conflicto, el cual es reconocido por una o varias de las partes implicadas.
Contingentes: son conflictos que no llegan a alcanzar mayor gravedad o
complejidad ya que se detectan en una fase temprana.
Desplazados: se dan cuando hay un problema sin importancia del que subyace uno
más complejo. Se pueden dar en situaciones en las que hay una disputa latente que
no se ataja a tiempo y termina por convertirse en un conflicto mayor.
Mal atribuidos: se producen cuando las partes no son conscientes que existen
desavenencias o luchas de intereses. El primer paso para su resolución es lograr que
las partes perciban el conflicto.
Funcionales: son conflictos en los que se busca alcanzar un objetivo de interés para
la empresa. Se ponen encima de la mesa opiniones y pareceres con la intención de
avanzar en una misma dirección y mejorar la empresa. Son positivos.
Disfuncionales: al contrario que los anteriores, no buscan que la empresa avance o
mejore, al contrario, le hacen perder tiempo desviándola de sus objetivos.
No siempre se tienen que dar todas estas etapas. Por ejemplo, si el problema se
ataja desde un inicio, de la fase de “Origen” se pasará directamente a las de
“Negociación” y “Resolución”. Es decir, las etapas de “Escalada” y Crisis” solo
se dan si el conflicto no se encara a tiempo y de la forma adecuada.
Consecuencias positivas:
Consecuencias negativas:
Definir las políticas de empresa: todos los miembros deben saber cuáles son las
normas, valores y códigos de conducta de la organización.
Realizar entrevistas internas: el objetivo de estas entrevistas es conocer mejor a
los empleados, saber qué les preocupa, con qué aspectos de la empresa no están de
acuerdo o la opinión que tienen de sus compañeros. Es una buena manera de
detectar conflictos que están latentes o que podrían estallar con el tiempo.
Team building: se traduce como “construir equipo”. Consiste en realizar
actividades que sirven para que los compañeros de trabajo se conozcan mejor entre
sí, o a la cúpula directiva de la empresa. El objetivo es mantener una relación más
cercana, que aumente la confianza entre los miembros del equipo.
Elegir un Team leader: para evitar conflictos es recomendable contar con una o
varias figuras que se encarguen de dirigir o coordinar las actividades y tareas del
personal.
Usar la empatía: hay que hacer entender a los trabajadores que todos tienen una
opinión y una forma de ser, y que no siempre pueden coincidir. Los responsables
deben tener capacidad para negociar y hacer entrar en razón a los trabajadores antes
de que surja el conflicto.
Por otro lado, para evitar que estalle el conflicto hay que intentar atajarlo lo antes
posible, para que éste no se convierta en un problema mayor.
Destacar que nunca es buena idea optar por mantener una posición estática. Lo
único que consigue el inmovilismo frente a los conflictos laborales es hacer que
el problema siga yacente y se haga cada vez mayor. Una vez que sale a la
superficie, será más complicado de resolver.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que no hay soluciones rápidas y
sencillas para problemas complejos. Es posible que la resolución del conflicto
lleve su tiempo, sobre todo si se trata de una situación compleja en la que están
implicados sentimientos o emociones personales.
Hay que tener en cuenta que, en ocasiones, los conflictos son de varios tipos a la
vez. O incluso puede darse el caso de que un tipo evolucione a otro:
Con esto terminamos, esperamos que esta guía te haya sido de ayuda y, sobre
todo, que hayas aprendido la importancia de que todos pongan de su parte para
evitar estas situaciones o, en caso de producirse, enfocarlas hacia una meta
positiva.