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Primer título: Obediente al Padre

La obediencia de Jesús en cuanto al propósito de su vida encarnada, es que hoy hay Salvación.
“y aunque era hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia” Heb 5:8

Jesús en su omnisciencia sabía del sufrimiento terrible que le esperaba He 5:7, en su momento
ofreció oraciones y súplicas con un grande clamor y lágrimas al que podía salvarlo de muerte, era
un grito que salía de su alma, y aún en este estado de angustia exclamaba ”Padre no se haga mi
voluntad sino la tuya” LC 22:42

En la sumisión de su voluntad hace efectiva su obediencia en resignación, el Padre al verle


quebrantado envía un ángel para que le dé fuerzas, para que pudiera soportar lo que vendría Lc
22:43

Jesús aprendió a decir SI en su humanidad al plan del Padre para su vida

En la eternidad antes que nada fuese hecho, la obediencia de Jesús estaba establecida, para
que en la manifestación de su persona a la humanidad pudiese cumplir lo que fue preordenado,
siendo su realidad hecha obediencia para el Padre, “Hallándose en forma de hombre se humilló a
sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz” Filip 2:8. Su obediencia
consiste de etapas consecutivas:

1. En su deidad toma la forma humana, encarnación


2. Lo indigno de dejar la gloria eterna para rebajarse a ser objeto de la miseria humana
3. Sufrir la tragedia de la muerte en su cuerpo humano

La humillación a la que se entrega voluntariamente es la mas grande señal de obediencia. Jesús


el verbo hecho carne pueda hacer toda la obra que obedece a la voluntad del Padre, Jesús el hijo
se somete a la autoridad del Padre.

En esencia Dios mismo no tiene elementos de desobediencia, Él es la expresión de la sumisión


en sí mismo, es decir, Jesús era la esencia y la identidad de Dios mismo, en Él no hay nada que
le haga abandonar la voluntad de Dios Padre en desobediencia. Aún a costa de su propia vida,
prefirió sufrir que traicionar la voluntad de su Padre.

Aunque Jesús tenía la identidad de Dios mismo, buscó la voluntad de Dios Padre y cumplir lo que
el Padre le confió.
“Aleluya sea a Él,
por el amor que nos mostró,
porque no quiso perder
lo que el Padre en sus manos le entregó”

El hombre no puede hacer la obra de Dios por sí solo, porque no tiene nada de la esencia de
Dios, el hombre de esta naturaleza cree estar haciendo la obra para Dios pero lo hace por el bien
de sus intereses personales y perspectivas futuras, pero Cristo Jesús obro para llevar a cabo la
voluntad de Dios padre.

Jesús fue Obediente. Toda su vida es un misterio continuo y extremo de obediencia al Padre:
desde su venida al mundo, en la Encarnación, hasta su muerte en la cruz. Y tiene clara
conciencia de ello. Por eso, lo afirma y proclama abiertamente, sin la menor vacilación: “Mi
alimento es hacer la voluntad del Padre que me ha enviado, y llevar a cabo su obra” (Jn 4, 34).
“El Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre” (Jn 5, 19). “Yo no
puedo hacer nada por mi cuenta… No busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha
enviado” (Jn 5, 30). “He bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me
ha enviado” (Jn 6, 38). “Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me ha enviado” (Jn 7, 16). “Yo
hago siempre lo que le agrada a él” (Jn 8, 29). “No he venido por mi cuenta, sino que él me ha
enviado” (Jn 8, 42). “Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta” (Jn 14, 10). “El mundo
ha de saber que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado” (Jn 14, 31). “No se
haga mi voluntad, sino la tuya” (Lc 22. 42; Mt 26, 42).

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