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Método y sistema en Espinosa (Curso 1974- to por científicos como Helmholtz y
1975). Zollner, y desarrollada propiamente por
Las categorías básicas del pensar espinosista el neokantismo oficial de las Escuelas
(Curso 1975-1976). de Marburgo y Baden. Del criticismo
Método, conocimiento e ideas en Espinosa kantiano satisfacía a las nuevas exigen-
(Curso 1980-1981). cias intelectuales la delimitación que lle-
va a cabo del conocimiento científico y
3. Tesis doctorales dirigidas su consecuente y eficaz refutación de
toda metafísica con pretensiones cientí-
Domínguez Basalo, A., Conocimiento de sal-
vación en B. Espinosa. ficas; no tanto ya --dicho sea de paso-
Fernández García, E., Potencia y razón en las dimensiones moral y teleológica de
Espinosa. ese criticismo, que se ven reducidas, por
Tejedor Campomanes, C, La antropología . algunos de estos primeros conversos
del conocimiento en Espinosa. neokantianos, a puro lastre del espíritu
conservador de un pietista recalcitrante.
En definitiva, a causa de este despertar
en el seno del debate hegelianismo-po-
sitivismo, la recepción contemporánea
del criticismo kantiano comienza condi-
cionada por la tendencia a la reducción
epistemológica y al énfasis en la vincu-
lación de la teoría del conocimiento al
faktum de la ciencia natural exacta.
Aunque pronto, tanto dentro mismo
del neokantismo (G. Martin, H. Heirn-
soeth, M. Heidegger), como también
fuera (L. Goldmann), los aspectos me-
tafísicos, éticos y antropológicos del
kantismo comienzan a ser subrayados,
con lo que la comprensión de Kant va
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ANÁLISIS E INVESTIGACiÓN ANÁLISIS TEMÁTICO
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ANÁLISIS E INVESTIGACiÓN ANÁLISIS TEMÁTICO
ria: <da pérdida de la en-sidad de la na- cuyo «cómo» debía teorizarse. Hoy ya quiere entrar en polémicas de interpre-
turaleza pudiera parecer -y acaso no no es posible seguir manteniendo el mis- tación. La comprensión que ofrece del
sin motivo- un idealismo en el que a la mo paradigma, lo cual no debe afectar criticismo explicita y reafirma, si es po-
razón se confiere un poder, si no crea- a la sustancia de la aportación kantiana. sible, las claves antes apuntadas. Asisti-
dar, sí constructor. Kant respondería Porque, como advierte Rábade, «el for- mos aquí a una detallada exposición de
que esto es un idealismo trascendental malismo de la razón constituida se ha cómo la triple crítica sienta los funda-
y, por consiguiente, para él, un realis- de validar desde el nivel previo y funda- mentos propodéuticos de una metafísi-
mo, y que a esta posición llega no por mental de la razón constituyente. Esto ca racional. Esta es posible en cuanto
darle demasiadas prerrogativas al enten- es el núcleo de la KrV ... Toda la re- que asegura el conocimiento objetivo
dimiento, sino por señalarle unos lími- flexión trascendental es un análisis de la de las cosas en sus fenómenos, en cuan-
tes muy rigurosos» (pp. 58-59). razón en sí misma, de los principios y to que sierve de base a una fe racional
Otro problema significativo, e igual- leyes que fundamentan todo ejercicio en la moral y su condicionamiento, yen
mente controvertido en Kant, es el del del conocimiento que merezca adjeti- cuanto que nos permite una interpreta-
sujeto trascendental. Para Kant , el su- varse como científico» (p. 165). ción analógica de la naturaleza en la
jeto aporta el patrón de acuerdo con el Hay un llamativo reproche de Hegel finalidad. Pues, puesto que la diferente
cual se configura el objeto de conoci- a Kant que ilustra bien la negativa de funcionalidad de los elementos raciona-
miento a partir del material de las im- éste a postular algo más que un conoci- les -la explicación de la naturaleza por
presiones. Para ello debe tener una es- miento simbólico-objetivo, instrumen- un mecanismo categorial y la elucida-
tructura formal, es decir, ha de dispo- tal, de un mundo de cosas que perma- ción de la razón por la libertad autóno-
ner de formas puras a priorí de organi- necen, en realidad, incognoscibles. Acu- ma- parece desdibujar la concepción
zación y conformación de los datos saba Hegel al kantismo de ser una filo- unitaria de la razón y del hombre,
aportados por la sensibilidad. Aquí que- sofía «judía». De hecho, tal expresión abriendo un insalvable abismo entre na-
da por aclarar la cuestión del origen de de antisemitismo filosófico significa que, turaleza y razón -el entendimiento es
esas estructuras. El desarrollo de las para Hegel, rechazar la integración de soberano en la constitución del mundo
geometrías no euclídeas significó la li- lo relativo o crítico (el conocimiento) sensible, mientras la razón lo es en el
quidación de la creencia kantiana en una en lo absoluto o dogmático (el Espíri- ámbito de lo inteligible-, a la Crítica
forma universal y única de espacio, es tu), es como rechazar la encarnación de del juicio corresponde la misión de re-
decir, significó el hundimiento del inna- Dios y proyectar hacia el futuro un Me- conciliar ambos mundos. Había que
tismo como explicación del origen de sías ideal nunca integrable en la reali- disolver esa unidad antinómicamente
las estructuras elementales del sujeto. dad. Rábade, por su parte, no alberga constituida para rehacerla de nuevo me-
Esto condujo a ciertos intérpretes a pos- dudas respecto de que, para Kant, nues- diante una razón única, pero con usos
tular un origen psicofisiológico. lo que tro conocimiento es siempre un conoci- múltiples, y sometida, en lo sucesivo, a
se conoce como «interpretación antro- miento limitado a los fenómenos, cuyo condicionamientos divergentes. El li-
pológica» en la jerga de los kantianos. enlace objetivo se produce en virtud bro, por lo demás, invita, desde su pri-
Sin embargo, los datos científicos mis- del dinamismo del sujeto trascendental: mer capítulo, a dejar de imaginar ya a
mos parecen exigir más bien la hipóte- «Los conocimientos no pasan de ser ac- Kant con su levita de estilo Imperio para
sis de la solución más ortodoxa, la que tos instrumentales y simbólicos de mi representárnoslo A ufkliirer , con traje y
establece orígenes de naturaleza lógico- manejo múltiple de las cosas. Y la ob- peluca Luis XV. Nadie más identificado
formal. Es la posición de Rábade: «El jetividad deja de consistir en un conte- que él con las ideas innovadoras de su
plano trascendental no es lo psíquico, nido formalmente semejante a lo cono- época, en especial con el propósito de
porque es el nivel de la legalidad nece- cido, porque lo conocido no lo conozco rebasar la minoría de edad de la razón
saria y universal y lo psíquico es lo in- tal como es en-sí» (p. 173). propiciando un uso autónomo liberado
dividual fluyente, variable ... El plano En 1987 ha aparecido en dos volúme- de toda tutela autoritaria: «Ha llegado
trascendental es un nivel de pura rela- nes, publicada por la editorial Cincel, la hora de dejar de ser reses domestica-
cionalidad lógica» (p. 170). otra obra de Rábade sobre Kant escrita das para correr el riesgo de intentar
Por último, estaría el problema mis- en colaboración con los profesores An- marchar por nosotros mismos, el riesgo
mo del modelo o paradigma del conoci- tonio M. López Molina y Encarnación de movernos con libertad fuera de los
miento. Es preciso recordar, a este res- Pesquero Franco. Su título, Kant: cono- caminos impuestos, aunque cómodos,
pecto, que Kant construyó su filosofía cimiento y realidad; su contenido, un de una razón domesticada. Kant resume
crítica, su teoría del conocimiento y su recorrido a lo largo de las tres Críticas todo en una sola expresión: pensar por
veredicto sobre la metafísica, recurrien- siguiendo el hilo conductor de la razón sí mismo. Imposible formulario mejor,
do a una justificación histórico-práctica en su doble dimensión teórica y prácti- e imposible encontrar formulación más
eficaz para sus tesis filosóficas. El creía, ca, y explicado con abierta intención de abreviada de la tarea que a sí mismo se
en efecto, que la física matemática de introducir al principiante en el estudio impuso nuestro filósofo, consciente de
Newton era la culminación última de la del Kant crítico. Tampoco este libro la época en que le había tocado vivir»
ciencia y, por tanto. ese modelo sobre --como se nos advierte en el Prólogo- (1, p. 48).
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