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J oseph Ferrare
ISBN 968-840-605-8
Impreso en México
Printed in Mexico
ÍNDICE
Prefacio 7
Bibliografía 189
PREFACIO
7
de años que la separan de la de Engels en 1885,6 y se debe princi
palmente a éste. Jordan, por su parte, atribuye el origen del mate
rialismo dialéctico al Anti-Dühring de Engels, un libro que, según
él, se distingue por ser la exposición canónica del materialismo dia
léctico. Engels, por tanto, y no Marx, es el autor de esta doctrina.7
Marx, por ótro lado, nunca aceptó el materialismo moderno de En
gels. Si Engels no hubiera publicado el Anti-Dühring, dice Jordan,
"nadie hubiera considerado que Marx era un materialista dialéctico
en el sentido engelsiano. Las obras de Marx no contienen las propo
siciones básicas"de esta doctrina y no merecen que se les aplique
ese nombre. Aparte del prefacio a la segunda edición del Anti
Dühring, escrito por Engels después de la muerte de Marx, "no hay
evidencia alguna de que Marx separase historia y naturaleza, o dis
tinguiera entre el materialismo dialéctico y el histórico, o considera
se que el primero era lógicamente anterior al segundo". 8
Tucker también da gran importancia al papel del Anti-Dühring
en la formación del materialismo dialéctico pero recalca igualmente
el papel de la Dialéctica de la naturaleza; ambas obras, según él,
contienen lo peor de Hegel.9 Avineri nos dice que aunque "el
Weltanschauung de Marx recibe el nombre de materialismo, Marx
nunca trató sobre el materialismo de un modo sistemático". Por
tanto, en vez de basarse en Marx, los estudiosos han tenido que
"confiar en las obras del Engels maduro sobre el materialismo" .1°
Según Avineri, "mucho de lo que tradicionalmente es considerado
como el marxismo ortodoxo se fundamenta en los escritos más
populares del Engels maduro" ,11 y no en los de Marx. Por tanto,
la comprensión de la verdadera doctrina marxiana se vió obsta
culizada.12 A pesar de la amistad y la cooperación que unieron a
Marx y Engcls, ambos procedían de orígenes muy diversos. Marx,
de familia judía, realizó estudios universitarios y su principal in
terés intelectual era la filosofía. Engels provenía de una familia
industrial alemana ·con fuertes tendencias pietistas; recibió una
educación destinada a integrarlo en el mundo comercial y sus in-
. tereses principales eran de naturaleza ecóriomica. Sería descabe
llado, por lo tanto, suponer que con antecedentes familiares de
8
educación y de actitud ante la vida tan diferentes, ambos estarían
de acuerdo en todos los problemas. 1 3 A fin de cuentas, Marx no
sostuvo un punto de vista contemplativo frente a la naturaleza: En
gels lo aceptó. Marx rechazó la teoría de la tabula rasa en epistemo
logía; Engels la adoptó. Marx no sostuvo que las sensaciones sean
copias o imágenes de los objetos del mundo exterior; Engels, sí.
Marx no sostuvo la dependencia del materialismo histórico respec
to al materialismo dialéctico; Engels defendió esta teoría. Marx
concibió el conocimiento en términos de la praxis transformadora
del mundo; Engels , no. Marx sostuvo que la finalidad del socialis
mo era humanista; el Engels maduro se apartó de esta idea. Marx
no era materialista ontológico; Engels, sí. Marx no aceptó la evolu
ción biológica del hombre: es decir, que el hombre, su cerebro y su
conciencia, son producto de la naturaleza; Engels, sí.
En nuestro libro tratamos sobre los problemas referidos a una
posible ontología materialista en Engels, que podría ponerlo en
contradicción con el materialismo marxiano; investigamos posibles
divergencias en la epistemología de ambos autores; yJpor último ,
nos planteamos si el Engels maduro, debido a su interés por las
ciencias naturales de su tiempo, perdió de vista la finalidad huma
nista del socialismo tal como fuera concebido por Marx.
Antes de pas�r más adelante, quisiéramos hacer una adverten
cia. Se trata de un tema polémico y, por tanto, consideramos nece
sario citar copiosamente las obras de Marx y Engels , así como las
de algunos autores representativos (Bender, etc), cuya posición se
halla explicada en el capítulo 1 de nuestro libro . De este modo, no
sólo queremos dar al lector un poco del "sabor" de las obras origi
nales, sino también y sobre todo proporcionarle la evidencia empí
rica sobre la que basamos nuestra interpretación. Inclusive, en el
capítulo 11, donde desarrollamos brevemente la epistemología de
Marx y Engels, nos pareció preciso no sólo citar sus textos, sino
también incluir entre paréntesis las palabras alemanas traducidas
en español como "reflejo " . De esta manera, quisimos evitar una
posible objeción en el sentido de que nuestra postura sobre la exis
tencia de una teoría del reflejo en el pensamiento de Marx se deba
a una traducción defectuosa. Finalmente, vale decir que nuestra
obra no se ha escrito solamente para los filósofos, sino que está di
rigida a un público mucho más amplio .
9
1. LA CONTRADICCIÓN ENTRE EL MATERIALISMO
ENGELSIANO Y EL PENSAMIENTO DE MARX,
SEGÚN BENDER, JORDAN Y SCHMIDT
11
Sin embargo , añade Bender, Marx no quiere decir que el hombre
sea meramente un ser natural; es también un ser genérico, un ser
que no sólo se encuentra en contacto con seres naturales sino tam
bién con otros hombres. Como un ser consciente de su especie, el
hombre introduce significaciones humanas en el mundo natural.
"En tanto que el hombre ve todos los objetos como" para él, éstos
dejan de ser meramente objetos "naturales" en sí y se vuelven tam
bién objetos "humanos " . En tanto que el hombre es un ser cons
ciente de su especie, tiene que "expresarse mediante el lenguaje y
mediante una acción común" ; y su conocimiento surge debido a
''la interacción entre una conciencia ya socialmente desarrollada
(no una tabula rasa) y el objeto de la nueva experiencia" .2
Como puede verse, según Bender, Marx no sostuvo una
epistemología materialista en sentido escrito. Inclusive, en 1844-
1845 Marx criticó el materialismo en su obra La sagrada familia.
En este libro afirmó que el materialismo francés resultó una
metafísica abstracta, "es decir, que ese materialismo negó la sig
nificación (humana) de lo dado en la experiencia sensible y la
reemplazó con el mito de cualidades sensibles que supuestamente
afectan a un sujeto epistemológico aislado y esencialmente
pasivo " . 3
La diferencia entre e l materialismo francés del siglo xvm y e l de
Marx estriba en que el primero reduce al hombre, de modo
mecanicista, al resultado de estímulos exteriores , mientras que el
segundo "reconoce que el hombre se crea a sí mismo y que su modo
es esencialmente un modo humano, es decir, social". Aunque el
materialismo francés puede considerarse como un arma ideológica
progresista de la burguesía ascendente en el siglo xvm, se convirtió
en una filosofía antihumanista o reaccionaria en el siglo x1x. 4
Como podemos ver, para Bender, Marx puede considerarse
como materialista sólo en un sentido , es decir, debido a su total
oposición a la concepción idealista que considera a la conciencia
haciendo abstracción del ser humano en su situación histórica y
social. En otras palabras, "el materialismo de Marx es simplemente
12
un humanismo, es decir, coloca a los hombres reales en el centro
del estudio de la historia y de las estructuras del mundo social ' ' . La
interpretación materialista de la historia en Marx no es, pues, una
ontología, y tampoco se deriva de una ontología. Mientras que los
materialistas anteriores eran mecanicistas abstractos, Marx se
opuso tanto a su antihumanismo como a las abstracciones de los
idealistas . Definitivamente, nos dice Render, el materialismo de
Marx ''no es una ontología opuesta al idealismo; es la trascenden
cia de la dicotomía materialista-idealista (es decir, la trascendencia
de la filosofía especulativa) en la perspectiva humanista-históri
ca de la práctica revolucionaria" ;5 y el comunismo para Marx con
siste en la afirmación práctica de este humanismo . Según él, "el
comunismo, como un naturalismo completamente desarrollado, es
el humanismo; y el humanismo completamente desarrollado es el J
naturalismo" . 6
Para Render, la crítica más penetrante de Marx contra el
materialismo ontológico se encuentra en las Tesis sobre Feuerbach.
En éstas Marx declara su total ruptura no sólo con el materialismo
de los siglos xvn y xvm sino también con el materialismo antro
pológico de Feuerbach. 7 La objeción principal de Marx expresada
en estas tesis contra el materialismo anterior a Feuerbach se dirige
a su carácter mecanicista, a su forma de concebir la experiencia sen
sorial humana como una relación causal mecánica entre dos ob
jetos, el percibido y el que percibe pasivamente . Más aún, nos dice
Render, este materialismo presuponía la prioridad del objeto per
cibido sobre el "sujeto" : "el objeto percibido era considerado
como lo que determina la forma de la conciencia; y el 'sujeto ' , que
en el materialismo se ve reducido a un objeto percibiente, era con
siderado el recipiente pasivo" de lo sensible.8 Lo que se perdió,
por tanto, "en la epistemología materialista es la plena riqueza de
los poderes humanos, sus j uicios y experiencia. El hombre quedó
reducido a un objeto mecánico , una máquina complicada que
registra los efectos de las causas exteriores , que operan sobre él" .
Por otra parte, e l lado activo del sujeto humano era descubierto y
desarrollado por los idealistas (Kant, Fichte y Hegel), quienes , sin
embargo, fallaron en tanto que " concibieron al hombre como una
conciencia epistemólogica abstracta y redujeron el objeto percibido
a un 'objeto dentro de la conciencia'".9
s /bid., p. 24 .
6 /bid. , pp. 10-1 1 . Véase Fetscher, Marx and Marxism, p. 167.
7 Bender, op. cit., p. 25 Véase también Fetscher, op. cit., p. 148.
8 Bender, pp. 25-26.
9 /bid., 26 .
13
Al mismo tiempo, Marx también se opone a Feuerbach para
quien el suj eto organiza sus datos sólo de acuerdo con categorías
puramente teóricas. Tanto en el caso del materialismo mecanicista
como del materialismo antropológico de Feuerbach, el objeto es
dado "únicamente a la percepción y no a la actividad de un ser his
tórica y socialmente activo " . Para Feuerbach, igual que para los
mecanicistas , "el sujeto no es realmente consciente de su especie
y activo en relación a su objeto, porque el punto de partida es to
davía el de la cognición pura" . Por otra parte, puesto que un ob
jeto "en sí" siempre constituye una abstracción del pensamiento
especulativo , para Marx lo que se conoce es siempre un objeto real
"en y para sí" , es decir, un objeto existente del horizonte del in
terés práctico humano, no meramente en el conocimiento puro.
Para Marx, el objeto existe y tiene significación de acuerdo con la
sensorialidad humana basada en la práctica. Por lo tanto, el con
cepto de la percepción tomada en su puro estado desinteresado
-cualquiera sea el grado de actividad del que percibe- es una con
cepción unilateral; como ocurre en Feuerbach quien sostiene que la
actitud teórica es la única verdaderamente humana. 10 De esto se
sigue que en el mejor de los casos, "Feuerbach , o quienquiera que
afirme la prioridad del conocer sobre el actuar, consideraría los
esfuerzos prácticos humanos para alterar el modo de la existencia
social concreta del hombre como algo de importancia secundaria
para la filosofía". Es decir que, según su concepción, la filosofía
no puede comprender "la significación de la actividad práctico
crítica o revolucionaria" .11 Lo que Marx trató de lograr mediante
la interpretación materialista de la historia, pues, es una nueva
unidad de la teoría y la praxis, "una unidad que se distancia com
pletamente de la supuesta prioridad del conocimiento de la
dicotomía idealista-materialista a que conduce" . 1 2
El materialismo que forma la base del comunismo de Marx es
un humanismo o naturalismo. Según Bender, no hay otro concepto
del comunismo en los escritos de Marx. Por tanto, cualquier
sociedad que no cumpla con esta meta humanista, no puede ser
comunista en el sentido marxiano . La traición a Marx, pues, radi
ca en abandonar los medios para alcanzar este fin o en oscurecer
esta meta.13
1o Ibid. , véanse también Fetscher, op. cit. p. 167 y Avineri, op. cit., 70.
11 lbid., pp. 26-27. Véanse Tucker, op. cit., p. 179 y Fetscher, op. cit., pp. 164,
165, 168.
12 Bender, p. 28.
13 lbid., p. 12.
14
EL MATERIALISMO ENGELSIANO SEGÚN BENDER
15
En apoyo de sus afirmaciones, Bender nos dice que en la Dialéc
tica de la naturaleza Engels define la materia como "creación pura
mente abstracta del pensamiento" y, a la vez, ontológicamente
como el sustrato de todo movimiento y cambio.17 Más aún, según
Bender, Engels en el Ludwig Feuerbach no sólo argumenta en favor
de un materialismo ontológico sino que también se enreda en
notables incongruencias. En esta obra, Engels afirma que "la
naturaleza es la única realidad" y, a la vez, que "nada existe
fuera de la naturaleza y del hombre". Engels también propone
la creencia en la prioridad o primacía de la naturaleza sobre el
espíritu, el punto de vista de que "la mente misma es simple
mente el producto más elevado de la materia"; y la teoría reflejo
o copia de la percepción, tal que la comprensión "materialista
de conceptos se define como el verlos como 'imágenes de cosas
reales'". Según Bender, en efecto, Engels define el materialismo
como 1) una ontología naturalista coherente; 2) un naturalismo
incongruente, es decir, un dualismo que implica que el hombre
es un ser que no pertenece a la naturaleza; 3) un dualismo que
pretende la prioridad de la naturaleza sobre el espíritu sin espe
cificar si la prioridad es ontológica o epistemológica o las dos
a la vez; 4) un epifenómenalismo; 5) un marxismo vulgar, es de
cir, "la reducción de todos los productos sociales a sus supues
tas causas económicas"; 6) un reduccionismo dogmático; y 7) un
"sensualismo pasivo", que formó la base de la epistemología
materialista ingenua (es decir, mecanicista) que más tarde fue
adoptada por Lenin y así llegó a servir de punto de partida a
toda la filosofía soviética.is
Otro error de Engels, según Bender, se encuentra en Elpapel del
trabajo en la transformación del mono en hombre, cuando
pretende aplicar la "interpretación materialista de la historia a la
prehistoria, es decir al período anterior al origen de la sociedad".
Para Bender, sin embargo, dado que el materialismo histórico de
Marx "requiere la propiedad privada y la lucha de clases, tales
especulaciones [de Engels] acerca de la prehistoria, es decir, el
período anterior al surgimiento de la lucha de clases y la propie
dad privada, no son relevantes". Si alguna vez hubiese existido un
"comunismo primitivo", ciertamente estaría fuera de la historia, es
decir, "de la marcha dialéctica hacia la 'regeneración del hombre'
en el comunismo industrial. Por otra parte, los informes et-
1 7 Bender, p. 94.
18 Jbid., p. 67. Avineri sostiene contra Bender, que el materialismo de Engels no
es reductivo. Cf. op. cit., pp. 65-66.
16
nológicos sobre las llamadas tribus 'primitivas' refuerzan la tesis de
que la sociedad humana" que se conoce siempre es jerárquica, aun
cuando se base en relaciones de parentesco o en el totemismo, y no
en la propiedad privada.9 1
Este supuesto básico de Engels, que afirma que el hombre
"ha evolucionado dentro de la naturaleza antes de la emer
gencia de la propiedad privada", de una jerarquía social y de
las clases sociales, demuestra ' 'una falta de comprensión del
punto de vista de Marx, quien sostiene que la unidad del hom
bre se debe a su conciencia de su especie y a su capacidad de do
minar la naturaleza mediante el trabajo colectivo y, por tanto,
de crear la historia". Pero el dominar la historia también su
pone ya la lucha dialéctica entre el amo y el esclavo. Es la di
visión en clases lo que hace posible la sociedad, es decir, la
producción organizada que permite satisfacer las necesidades
materiales.20
Según Bender, "para Marx, [. . .] el hombre es humano
precisamente en tanto que trabaja, es decir, domina la naturaleza.
Sin embargo, este 'humanismo' es, a la vez, un naturalismo en el
sentido de que el hombre [...] no posee una habilidad o facultad
sobrenatural". Lo que distingue al comunismo de Marx de todos
los anteriores es que plantea la creación de· condiciones para el
pleno desarrollo de la potencialidad humana, es decir, se propone
superar todas las formas de la enajenación social mediante la
superación del trabajo enajenado. Como tal, el comunismo no
habrá de constituir el fin de la historia, sino más bien el principio
de la historia verdaderamente humana. "Unicamente bajo estas
condiciones será posible vencer la división entre el hombre y la
naturaleza, es decir, terminar con la explotación de la naturaleza''
con fines de lucro, porque sólo entonces la relación social ya no se
dará "entre el amo y el esclavo o entre una clase explotadora y una
clase explotada" .21
Sin embargo, el naturalismo de Marx, nos dice Bender, no debe
confundirse con "el naturalismo científico de la biología de la
última parte del siglo x1x, como cree Engels...El auténtico con
cepto de Marx sobre el origen de la sociedad humana, que siempre
ha sido una sociedad dividida en clases [... ] hay que buscarlo en
el trabajo" y en la lucha de clases; "no como supone Engels,
en la evolución de la mano, el cerebro, o los órganos vocales" du-
19 Bender, p . 97.
20 !bid., pp. 97-98.
21 !bid., p. 98.
17
rante la época de la transformadón del mono en un hombre. 22 Se
gún Bender:
2 2 !bid., p . 99.
23 !bid.
24 Jordan, The Evolution of Dialectica/ Materialism . p. 28.
2 5 !bid., pp. 14, 23 .
18
de la naturaleza las huellas dejadas por la evolución de la especie
humana''. Este concepto de naturaleza humanizada es el que cons
tituye el naturalismo de Marx. 26
Siguiendo con su interpretación de Marx, Jordan nos dice que
en este naturalismo coherente no se encuentra ''un lugar p ara el
concepto de una sustancia material' ' , como tampoco para un
espíritu o mente separado del cuerpo,27 ya que el mundo
" conocido por el hombre es un mundo hecho por el hombre; es la
totalidad de 'cosas para nosotros' y no de 'cosas en sí' " . Lo único
conocible es lo que aparece en la experiencia humana; y ésta sólo
es conocible debido a que es un mudo humanizado, un mundo
determinado por el hombre, quien lo articula en objetos y cosas con
una estructura, orden y forma determinados y de este modo los
separa del caos del mundo pre-existente tal como existe en sí
mismo. La razón por la que el hombre moldea el mundo a su
alrededor tiene que ver, por supuesto, con sus necesidades. Si éstas
fuesen diferentes, el mundo también parecería diferente, como
ocurre con las otras especies animales.28
Para distinguir claramente el materialismo de Marx del de
Engels, Jordan nos dice que el primero sostuvo que el materialismo
contiene un dinámica revolucionaria cuando se aplica a la vida
social y al desarrollo histórico. Para Marx, era suficiente percibir
las condiciones materiales de la existencia hUlllana para descubrir
que era inevitable y deseable su cambio. Si los hombres llegaran a
entender las circunstancias de su vida y vieran que éstas no pueden
realizar las aspiraciones del espíritu humano, "se levantarían en
contra de sus circunstancias y espontáneamente tratarían de
echarlas por la tierra" .29 Engels , en cambio, aunque sostuvo con
26 !bid., pp. 28-29. Jordan inclusive afirma que "la naturaleza an undfür sich,
el mundo exterior de Engels y Lenin que existe independientemente de nosotros y,
a la vez, es completamente conocible era para Marx una 'nulidad', una 'nada [ . .
. ] carente de sentido' o una mera externalidad. Su existencia no es problemática.
Pero el problema de su modo de existencia no tiene sentido" . Según él, "el sostener
que podemos descubrir cómo es el universo, supone que el hombre puede alcanzar
el punto de vista de un ser omniscio referente al mundo" (p.27). Sin embargo, tam
bién afirma que para Marx, en tanto que el hombre es parte de la naturaleza, "el
dudar de la existencia del mundo externo o considerar que necesite ser probada
desembocaría en la duda sobre su propia existencia" (p.35). Jordan también sos
tiene, esta vez con Bender, que el con . ocimiento no consiste simplemente en
descubrir o encontrar cosas independientes de nosotros, sino en conocer objetos
hechos por el hombre debido a su continua objetivación en el mundo (p. 30).
27 !bid., p. 29.
28 /bid., pp. 29-30.
29 /bid., pp. 24-25.
19
Marx que "no sólo vivimos en la naturaleza sino también en la
sociedad" , consideró que el problema principal se centraba en
hacer· que la ciencia de la sociedad se conformase con un fun
damento materialista y l a sociedad se construyera sobre esta base.
P ara Engels, la única solución correcta al problema social consiste
en descubrir las leyes de movimiento que no sólo gobiernan los
fenómenos naturales sino también los acontecimientos históricos,
es decir, las leyes dialécticas ya propuestas por Hegel. 30 Se puede
apreciar, pues, que Marx nunca vio el problema social tal como se
. halla explicado en el Anti-Dühring y en el Ludwig Feuerbach de
Engels. 3I El concepto de la naturaleza de Marx es antropológico,
mientras que el de Engels es dialéctico. Por tanto, Jordan concluye
que Marx "no puede ser llamado materialista dialéctico, ya que la
concepción dialéctica y la concepción antropológica de la natura
leza son clara y mutuamente exclusivas" . 3 2
Siguiendo con su explicación, Jordan nos dice que en el A nti
Dühring, cuando Engels afirma que "ser es ser material " , cae en
un materialismo absoluto. Su afirmación resulta metafísica, ya que
concibe algo que se halla más allá de nuestra experiencia, es decir,
concibe "la esencia misma de la materia y en qué consiste lo real " .
Aunque Marx creyó que s e puede estudiar la naturaleza de l a
realidad, rechazó la posiblididad d e llegar a su naturaleza última.
Engels no quiso aceptar esta distinción33 y se hizo partidario de un
tÍpo especial del materialismo absoluto: trató de "extender el
método , formado especialmente para el estudio de cuerpos
naturales, a todos los fenómenos" . De este modo estableció el
monismo metafísico llamado "materialismo dialéctico como una
teoría comprensiva del mundo, supuestamente basada en, y confir
mada por, las ciencias naturales " . Engels perdió, por lo tanto, de
vista el interés principal de Marx, es decir, "la preocupación por
1a evolución del hombre en la sociedad" y subordinó "el aspecto
humano , moral y sociológico de la filosofía de Marx [ . ] a una . .
30 Ibid., p. 25.
3. 1 !bid., pp. 25-26.
3 2 Ibid., pp. 26-27 .
33 !bid., p. 153. En la página 146 Jordan define la metafísica como el conoci
miento que trasciende los limites de la observación y de la verificadón empírica, y
sostiene que todos los fenómenos se derivan de una·sustancia espiritual o de una
sustancia .inaterial.
34 !b id., pp. 1 53- 1 54.
20
metafísico, afirma también que su materialismo no es reductivo , es
decir, no es mecánico o vulgar. Para Engels , las teorías mecánicas
no pueden explicar el origen y los procesos de la vida. Más aún, "el
pensamiento puede tener una correlación con movimientos
moleculares y químicos en el cerebro, pero el pensamiento no se
identifica con estos movimientos. Hay un abismo entre la actividad
animal y la humana, y ningún conjunto de leyes únicas describe a
las dos adecuadamente" . 3S Aunque las leyes de la mecánica son
también válidas en la química y en la biología, son eclipsadas p�r
"otras leyes más elevadas, las que son propiamente características
de los fenómenos químicos y biológicos". 3 6
Alfred Schmidt, como los dos autores que ya hemos visto, también
sostiene que "lo que diferencia al concepto marxista de naturaleza
de otras concepciones es su carácter socio-histórico" . Según
Schmidt, ''Marx parte de la naturaleza como la primera fuente de
todos los medios y objetos del trabajo, es decir" , la ve desde el co
mienzo "en relación con la actividad humana. Todos lo,s demás
enunciados sobre la naturaleza, sean de carácter especulativo,
gnoseológico o referentes a las ciencias naturales , presuponen siem
pre la totalidad de los modos tecnológico-económicos de apro
piación de los hombres, es decir, la praxis social" .37
Aunque Marx define la naturaleza "como aquello que no es sub
jetivo, que no se disuelve en los modos de apropiación humana, lo
que no es idéntico al hombre, no entiende sin embargo esta realidad
exterior al hombre en el sent;do de un objetivismo inmediato, y por
lo tanto de carácer ontológico" . Según Schmidt, "la naturaleza es
para Marx un momento de la praxis humana y al mismo tiempo la
totalidad de lo que existe" . 38 Aunque Marx habla de la prioridad
de la naturaleza externa, plantea una reserva crítica: "toda
prioridad sólo puede serlo dentro de la mediación".39 Marx, pues,
supera el carácter abstracto-ontológico de la naturaleza al rela
cionarla ''y a toda conciencia de ella con el proceso vital de la
21
sociedad " ;40 y usa varios términos para describir esta "realidad
extrahumana, a la vez independiente de los hombres y mediada por
ellos o en todo caso mediable", como, por ejemplo, "materia, na
turaleza, sustancia natural, tierra, etc. ' ' . 41
Como vemos, el materialismo filosófico de Marx, que supone la
existencia real de la naturaleza, no debe entenderse de un modo on
tológico. Citando La sagrada familia para justificar esta interpreta
ción, Schmidt dice que
40 Jbid., p. 24.
41 /bid., pp. 24-25.
42 /bid., pp. 26-27.
22
cualitativamente diversas una de otra y, por lo tanto , constituyen
modos de manifestación de una esencia material del mundo" . 43
Sin embargo, para Schmidt, no por eso escapa Engels de la
metafísica.
Al sostener que la unidad del mundo consiste en su materialidad,
que las formas fundamentales de todo ser son el tiempo y el
espacio, que el movimiento es el modo de existencia de la materia,
y que las leyes dialécticas operan en la naturaleza, en la sociedad
humana y en el pensamiento,44 Engels hace del mundo un objeto
meramente ofrecido a la contemplación de donde se derivó el hom
bre. Aunque en su obra juvenil Esbozo de una crítica de la
economía política, Engels reprocha al materialismo del siglo xvrn
que contrapusiera al hombre con la naturaleza como único ab
soluto , en lugar del Dios cristiano,
43 lbid., p. 49.
44 /bid.
4S Ibid., p. 52. Más aún, Schmidt afirma que aunque Engels considera que la
materia como tal es meramente un ens ralionis y que sólo existen determinadas for
mas de materia, cuando trata de aclarar "el problema cosmogónico, la materia
aparece en él no en sus determinaciones sino como principio supremo. Por lo tanto,
el concepto de naturaleza en Engels es, en última instancia, de carácter ontológico"
(p. 53).
23
2. EL P ROBLEMA QUE RECLAMA UNA SOLUCIÓN
MATERIALISTA SEGÚN EL JOVEN ENGELS:
LA CONDICIÓN OBRERA
25
materia prima se hacían en casa del obrero. La mujer y los hijos"
fabricaban el hilo que el marido tejía. Estas familias de tejedores,
además, vivían generalmente en el campo, cerca de las ciudades , y
podían arreglárselas bien con su salario, "porque el mercado del
país, que se regulaba según la demanda de las telas, era casi el único
mercado, y la importancia de la competencia, que irrumpió con la
conquista de los mercados extranjeros y con el desarrollo del co
mercio, no ej ercía todavía una presión notable sobre las mercancías
del trabajo" .2 El tejedor, pues , casi siempre podía ahorrar parte
de su dinero , y arrendar un terrenito que trabaj aba en sus horas de
ocio, que dependían de su voluntad, porque podía tejer cuando
quisiera y tuviera ganas. Claro que no era un proletario: poseía una
vivienda y estaba en un escalón social un poco más alto que el del
obrero inglés.3
Engels nos da más detalles sobre la condición de los tejedores.
Nos dice que "llevaban una vida honesta y tranquila , en la
devoción a Dios y en la probidad; su condición material era mucho
mejor que la de sus sucesores; no tenían necesidad de excederse en
el trabaj o ; no hacían más que lo que deseaban y no obstante,
ganaban lo necesario, tenían" espacio para un trabajo sano en el
campo o j ardín, "trabaj o que era p ara ellos un pasatiempo, y
además podían tomar parte en las diversiones y juegos de sus
vecinos" ; todos esos juegos "contribuían a la conservación de la
salud y al fortalecimiento del cuerpo. En su mayor parte, eran
gente sana y en la constitución de sus cuerpos " no había casi nin
guna diferencia con la de sus vecinos agricultores. Sus niños crecían
al aire libre, y si podían, colaboraban con el trabaj o de sus pro
genitores; pero esto sucedía sólo de tiempo en tiempo, no se trataba
de un trabajo cotidiano de ocho o doce horas.4
Continuando con la descripción de las condiciones de los te
j edores antes de la introducción de las máquinas, Engels señala que
eran buenos padres de familia y tenían sanas costumbres morales.
Durante el día cuidaban a sus niños y "los educaban en la obedien
cia y el temor de Dios''. La condición de la familia patricarcal , nos
dice, "permanecía sin cambios, hasta que los niños, ya adultos, se
unían en matrimonio"; cuando j óvenes, crecían en idílica
simplicidad y compañerismo junto a sus camaradas, hasta que se
casaban, y si bien el comercio sexual se verificaba ordinariamente
antes de la boda, ambas partes reconocían el deber moral del
26
matrimonio, y "éste, que lo seguía, ponía todo en orden" . Pero,
aunque poseían estas buenas cualidades, "estaban muertos intelec
tualmente. Vivían sólo para sus pequeños intereses privados, para
su telar y su j ardincito , y no sabían nada acerca del grandioso
movimiento que afuera invadía a la humanidad" . s
Con l a invención de la jenny (torno para hilar) e n 1 764, la
situación de estos tejedores iba a cambiar drásticamente. La
demanda de tejidos creció debido a su bajo precio, consecuencia de
la nueva maquinaria. Los tejedores-agricultores no pudieron com
petir con la máquina; poco a poco desaparecieron para convertirse
en proletarios, personas que vivían de un salario. No poseían nin
guna propiedad; tampoco estaban en posesión de un arriendo; 6 y
se deterioró dramáticamente su situación humana.
En su descripción de las condiciones de la nueva clase proletaria,
descripción que hace fuerte constraste con su idílica situación
anterior, Engels nos dice que si uno camina por las calles de Lon
drés un par de días, nota que estos londinenses sacrifican a "la me
jor parte de la humanidad para alcanzar todas las maravillas de la
civilización, en las que abunda la ciudad; que mil fuerzas latentes
han debido quedar irrealizadas y oprimidas , a fin de que unas
pocas se desarrollaran plenamente y pudieran multiplicarse" al
unirse con otras. Existe una brutal indiferencia, un duro aislamien
to de cada individuo dentro de sus intereses privados;7 predomina
una guerra social de todos contra todos . En esta ciudad, "las per
sonas se consideran recíprocamente como sujetos de uso, cada uno
explota al otro, los más fuertes aplastan al más débil y los pocos
poderosos, es decir, los capitalistas" , lo concentran todo, "mien
tras que a los más numerosos, los humildes , les queda apenas para
vivir" . Existe el saqueo bajo la protección de las leyes. Y lo que
vale para Londres, vale para todas las grandes ciudades. 8
El arma con que se luchaba en esta guerra civil era, por
supuesto, el capital, con el resultado de que todas las desventajas
recaían sobre el pobre. Si éste no podía encontrar trabajo, se
moría. Si la burguesía le hacía el favor de permitirle enriquecerla,
recibía un salario con el que apenas podía mantener el alma unida
al cuerpo. Por tanto, muchos morían indirectamente de hambre
debido a su debilidad , la que permitían que "enfermedades que
para otros serían ligeras" resultasen para ellos gravísimas y mor-
s !bid. , p. 34.
6 !bid.' p. 3S.
7 !bid. , p. SS.
8 !bid.
27
tales. Los obreros ingleses llamaban a este tipo de muerte un
homicidio social y culpaban a la sociedad de ese delito. Por
supuesto, Engels sostuvo que tenían razón. Los que sobrevivían, lo
hacían en una situación permanentemente precaria, ya que cada día
podían perder su trabaj o . 9 El operario sabía que hoy tiene alguna
cosa, pero no depende de su voluntad el tenerlo mañana; "sabe que
cada sopl o , cada capricho del que le da trabaj o, cada mala
operación comercial , puede volver a arroj arlo a la lucha salvaje, de
la que se ha salvado temporalmente y de la que, con frecuencia, le
es difícil, si no imposible, salir victorioso" .1º
Además de este contraste con la situación anterior de los te
jedores , la introducción de la maquinaria y los cambios sociales
provocados por ella tuvieron repercusiones en la vivienda. Las
casas obreras tenían tres o cuatro piezas y una cocina. Las calles
de los barrios obreros estaban sin empedrar, eran " desiguales,
sucias , llenas de restos de animales y comida, sin canales de desagüe
y, por lo tanto, siempre llenas de fétidos cenagales " . La ventilación
resultaba difícil debido al embrollado y defectuoso plan de cons
trucción, y dado que muchos individuos vivían en un pequeño
espacio , es fácil imaginarse qué tipo de atmósfera envolvía a estos
barrios. 11 Las casas estaban habitadas desde el desván hasta el
sótano ; eran "sucias por fuera y por dentro, hasta el punto de que
por su aspecto parecería imposible que los hombres pudieran
habitarlas ". Pero, según Engels, esto es apenas una parte del
cuadro. Casi no había vidrios en las ventanas de las casas, las
paredes esta.ban rotas , "las puertas y las vidrieras destrozadas y
arrancadas, las puertas exteriores sostenidas por viejos herrajes" o
faltaban del todo . A cada paso se encontraban montones de ceniza
y suciedad y "todos los desechos líquidos tirados en las puertas se
acumulaban en fétidas cloacas" . Aquí habitaban juntos pobres,
ladrones y víctimas de la prostitución.1 2 Cuando alguien llegaba a
vivir en estas casas, todavía no se encontraba sumergido en la
vorágine de la corrupción moral que le rodeaba. Pero cada día se
le veía descender más bajo y perder "la fuerza de resistir a la in
fluencia desmoralizadora de la miseria, de la suciedad y de los com
pañeros disolutos" . 1 3
A estas condiciones malsanas, se sumaba el amontonamiento y
la promiscuidad. Un ejemplo: Engels nos dice que en Ja parroquia
9 lbid. , p . 56.
10 lbid p . 57.
.•
1 1 /bid.
12 Jbid. , p. 58.
1 3 ibid p. 59.
.•
28
de St. John y St. Margaret en Westminster, en 5 294 habitaclonc1
vivían 26 830 personas; la mayoría de estas viviendas conslstla sólo
en una pieza -"hombres, mujeres y niños, todos j untos" , sin
miramientos de edad y sexo ; "la miseria de estos infelices, entre los
cuales ni los ladrones" esperaban encontrar algo, era explotada
legalmente por la clase poseedora mediante rentas altísimas . 1 4 Lo
que Engels afirma de la parroquia de St. John, puede aplicarse, en
general, a los restantes barrios obreros de Londres y de las ciudades
grandes de Inglaterra. 1 s
En Escocia existían condiciones semej antes. Según Engels, allí
las calles eran tan estrechas que desde la ventana de una casa se
podía pasar a la de enfrente, y las casas eran altas como torres, de
modo que la luz apenas podía "penetrar en los patios y las calles " .
E n estos lugares de l a ciudad n o existían cloacas, n i había en las
casas cañerías o excusados, "y por lo tanto, cada noche, todas las
inmundicias , residuos y excrementos de, por lo menos, 50 000 per
sonas " , eran " arrojados a los albañales, de modo que, a pesar del
barrido de las calles" , se producía "una capa de suciedad estan
cada y un olor nauseabundo ". Con esto, no solamente se ofendía
el o lfato y la vista, sino que además se dañaba, "en alto grado, la
salud de los habitantes" . Pregunta Engels: ¿Cabe asombrarse de
" que en tales co11diciones estén completamente postergadas todas
las normas de salud, de moral y aun de la más elemental convenien
cia"? Por lo demás, "todos los que conocen de cerca las condi
ciones de los habitantes, pueden testimoniar el alto grado alcan
zado por la miseria, las enfermedades y la inmoralidad" . 1 6
En Glasgow, las condiciones de calles y casas eran similares a las
ya descritas. Pero Engels nos da aquí también una idea de las con
diciones existentes dentro de las casas, de acuerdo con una encuesta
hecha por el gobierno . "Por muy repugnante que fuese el aspecto
exterior de estos lugares, [los investigadores] no estaba [n]
preparado [s] para ver la miseria y suciedad del interior" . En la
noche se encontraba un piso de seres humanos extendidos sobre el
suelo, a menudo quince o veinte personas, "algunos vestidos, otros
desnudos, hombres y mujeres en desorden. Su cama era un lecho
de paj a podrida, mezclada con algunos andrajos. Pocos muebles o
ninguno ; lo único que daba a esta cueva cierto aspecto de
habitación era un fuego encendido en la chimenea". El robo y la
prostitución eran los principales medios de vida de esta gente.
29
,
17 /bid. , p. 70.
1 8 /bid. ' p. 62.
30
jeres en particular, y tal uso se introduce, poco a poco, también en
tre los ingleses más pobres" .19
En lo que toca a los alimentos, la situación no es mejor. "Los
obreros compran lo que es demasiado malo para la clase poseedo
ra' ' , papas, en su mayor parte, malas, queso viejo y de mala cali
dad, legumbres pasadas, tocino rancio , carne flaca, viej a, dura, de
animales viejos o enfermos , muchas veces ya medio podrida" .20
Por supuesto, la cantidad y la calidad de la comida está en relación
con el salario. "Entre los obreros peor pagados , aun durante el
tiempo en que tienen trabaj o, especialmente si su familia es nume
rosa, domina el hambre; y el número de estos obreros es muy gran
de" . Para alimentarse " se buscan todos los expedientes posibles,
se comen cáscaras de papas, restos de legumbres, verduras" podri
das a falta de otro alimento . "Y si el salario semanal está exhausto
antes de que termine la semana, sucede frecuentemente que durante
los últimos días de ésta, la familia no tiene ningún alimento o sólo
lo estrictamente necesario para no morir de hambre. Tal género de
vida" produce inevitablemente numerosísimas enfermedades, y si
se lastima o se enferma el hombre "de cuyo trabajo vive, principal
mente, la familia, y cuya actividad despreciada requiere el máximo
de nutrición" , o si sucumbe, la miseria es todavía más grande. Se
puede apreciar, pues, "la brutalidad con que la sociedad abandona
a sus miembros, justamente en el momento en que tienen la máxi
ma necesidad de ser ayudados". 21
LA COMPElENCIA
!9 [bid p. 100.
. •
31
equivalente, por su trabajo"; en apariencia, esto ocurre como si el
trato se realizase por su libre voluntad, por consenso, sin restric
ciones, como si d proletario concluyese con ella un contrato. Pero,
Engels exclama:
22 /bid. , p. 109.
32
conseguía por medio de los esclavos, como lo demostró Adam Smith.23
33
LAS ENFERMEDADES DE LA CLASE OBRERA
34
de cinto; si se lee que muchos centenares de muchachos, cada noche,
llegaban a su casa tan cansados que no podían cenar, por el suefio y la
falta de apetito, y sus padres los encontraban de rodillas ante el lecho,
dormidos al decir su plegaria; si se lee [ . . .] todo esto y centenares de
otras infamias y vergüenzas, todo afirmado bajo juramento y probado
por numerosos testigos, confesado por hombres que los mismos inspec
tores declaraban dignos de fe; si se piensa que se trata de un informe
'liberal', de un informe burgués hecho para anular el anterior de los
tories y para tranquilizar la conciencia de los fabricantes; si se piensa
que los inspectores están de parte de la burguesía y que han declarado
todo esto contra su voluntad, ¿no debe sentirse indignación y odio con
tra una clase que presume de su amor y devoción por la humanidad,
mientras no piensa más que en llenar, a tout prix, la bolsa? 27
35
y la tifoidea. Tomando en cuenta las condiciones en que viven los
trabaj adores -casas repletas, enfermos y sanos durmiendo juntos,
etc.- resulta sorprendente que estos tipos de enfermedades infec
ciosas no se extiende todavía más.29
Engels hace una seria reflexión sobre la condición de los pro
letarios. Dice que
a permanecer en tal estado hasta la muerte, muerte que debe ser la con
secuencia de ese estado; si esa sociedad sabe, y lo sabe muy bien, que
esos millares de individuos deben caer víctimas de tales condiciones, y,
sin embargo, deja que perdure tal estado de cosas, ello constituye
justamente, un asesinato premeditado, lo mismo que la acción in
dividual, sólo que es un asesinato más oculto, más pérfido, un asesinato
contra el cual nadie puede defenderse.30
36
a una simple manipulación , algo que el operario está condenado a
repetir minuto tras minuto, año tras año. 3 2 Cualquiera que haya
sido sometido a este régimen a lo largo de treinta años, ''¿qué senti
mientos humanos y qué aptitudes puede tener? " El operario se en
cuentra en una situación donde no puede utilizar sus facultades in
telectuales, donde se le quita todo el tiempo disponible, donde lo
privan del aire libre y del ejercicio corporal que necesita, etc. Los
hombres , por tanto, se hallan reducidos a la condición de bestias.
El obrero " tiene la alternativa de someterse al destino, de volverse
'un buen obrero', de vigilar fielmente el interés del burgués -y en
tonces se embrutece- o resistir, a fin de luchar por su humanidad
mientras le sea posible, y esto sólo puede hacerlo luchando contra
la burguesía". 33
37
furor. El comunismo se yergue, según su principio, sobre la oposición
entre la burguesía y el proletariado, la reconoce en el presente, en su
desarrollo histórico, pero no la justifica en el porvenir; quiere,
justamente, suprimir tal oposición. Reconoce, mientras perdura el con
flicto, el resentimiento del proletariado contra sus opresores como una
necesidad, como la palanca más importante del incipiente movimiento
obrero, pero supera este resentimiento porque el comunismo es una
cuestión de humanidad, no solamente una cuestión obrera.36
38
3 . LA NECESIDAD HISTÓ RICA DE UNA TEORÍA
MATERIALISTA SEGÚN EL JOVEN MARX Y EL JOVEN
ENGELS: LA SA GRADA FAMILIA
39
las relaciones productivas capitalistas.1 Por naturaleza, el hombre
se ve forzado a exteriorizarse en un objeto, pero debido a las rela
ciones vigentes de producción, esta exteriorización entrafia la ena
jenación. Por su parte, ¿qué dice Hegel de la exteriorización?
La conciencia "distingue de sí misma algo con lo que, al mismo
tiempo, se relaciona' ' ,2 nos dice Hegel en la Fenomenología del
espíritu; esta relación conciencia-objeto es la del saber.3 Pero,
como revela una lectura de la obra mencionada, la relación del
saber implica otra cosa muy importante, donde divergen Marx y
Hegel: la conciencia, según el pensamiento de Hegel , resulta ser el
origen o causa del objeto así diferenciado. Contra lo sostenido por
Marx, el objeto depende de la exteriorización de la conciencia para
su existencia. En la Fenomenología, el objeto resulta ser la concien
cia enajenada de sí misma; la conciencia bajo otra forma. El pro
blema del saber en Hegel, por tanto, también entraña el del origen
del mundo sensible.
El objeto inmediatamente exteriorizado que se presenta a la con
ciencia en la Fenomenología del espíritu es el mundo sensible bajo
su forma singular , un Esto particular en un Aquí y un Ahora deter
minados. Hegel denomina certeza sensible a este momento del
desarrollo del saber. Sin embargo, sabemos que este mundo que se
presenta, en sí, es realmente la conciencia. Como el árbol, mediante
el desarrollo de la semilla, se transforma del en sí en un para sí, de
un modo parecido lo que la naturaleza o mundo exterior hegeliano
tiene en sí, se vuelve para sí. El objeto de la primera conciencia, por
tanto, es otra conciencia. Las dos son conscientes de sí en la otra
y, por tanto, conciencias de sí o autoconciencias. En tanto que la
negación de los objetos anteriores implica su conservación, al
distinguir la autoconciencia de sí misma algo con lo que se reÍa
ciona, el objeto no sólo es otra conciencia sino también el mundo
sensible como conservado. Por tanto, aunque es correcto sostener
que el mundo es la exteriorización de la conciencia, es más com
pleto afirmar que lo es de la autoconciencia. Marx, por tanto,
afirmó que en la Fenomenología del espíritu de Hegel "la ex
teriorización de la autoconciencia determina la cosicidad". Y con
tinúa con su interpretación de Hegel explicando las consecuencias
lógicas que surgen de esta premisa, que son contrarias a la propia
postura de Marx. Es claro, nos dice, "que una autoconciencia, es
40
decir, su exteriorización, sólo puede estatuir la cosicidad, es decir,
una cosa por sí misma puramente abstracta, una cosa de la abstrac
ción, y no una cosa real" ; y, por tanto, también es claro que la
cosicidad no es algo sustantivo, esencial frente a la autoconciencia,
sino una mera criatura, algo determinado por ella, y lo· deter
minado, "en vez de confirmarse a sí mismo, no es más que una
confirmación del acto de determinar, que por un momento fij a su
energía como el producto y le asigna en apariencia -pero sólo por
un momento- el papel de un ente sustantivo, real " .4
La superación de esta enajenación o separación, es decir, la
reapropiación del objeto por el sujeto, se lleva a cabo mediante un
proceso dialéctico del pensamiento y no mediante un proceso real.
Así como al nacer el bebé, se revela lo que el feto contuvo en sí,
llegar a la autoconciencia, es decir, a esta forma inmediata de
la superación de la distinción entre sujeto y objeto en l a
Fenomenologfa, nos revela que e l objeto tuvo en s í l a conciencia y
la superación de la relación sujeto-objeto. Como el bebé es la
manifestación visual inicial de la naturaleza humana y necesita de
un desarrollo posterior para llegar a su perfección, de una manera
semej ante la superación inicial del objeto y sujeto necesita de un
desarrollo posterior para llegar al saber absoluto, donde ya no
existe la distinción entre el sujeto y el objeto.
Todavía hay Otro aspecto importante que aclarar en relación a
la conciencia. Cuando ésta todavía no se da cuenta de que el objeto
es realmente ella misma, se ve limitada por el objeto y parece
dependiente de y determinada por él referente a su conocimiento.
Sin embargo, cuando la conciencia inicialmente se ve enfrentada
con otra conciencia (cuando apenas nace como autoconciencia), se
da cuenta de que ella es independiente y de que la otra depende de
ella para su existencia. Pero, en tanto que la otra, en este caso, es
otra conciencia de sí, las dos conciencias se hallan en una lucha a
muerte para lograr su propia independencia y la dependencia de la
otra. Este es el momento del amo y del esclavo . Una conciencia se
rinde a la otra. La primera se convierte en esclavo; la segunda en
su amo o señor. Supuestamente, el amo es conciencia de sí, es una
autoconciencia y, por tanto, libre; el esclavo se ve reducido al nivel
de una mera conciencia, es dependiente del amo. El amo , para su
propio beneficio, pone a trabajar al esclavo. Al hacer esto , surgen
dos contradicciones . El amo, que debe ser independiente, depende
del esclavo para la satisfacción de sus necesidades. El esclavo, por
su parte, mediante su trabajo, se exterioriza en el objeto, se da
41
cuenta de que en el objeto se encuentra a sí mismo. Se convierte de
una conciencia en una conciencia de sí o, sea, en otra autoconcien
cia. Ya no se halla limitado por el objeto; el esclavo , mediante su
trabajo, se ha convertido en un hombre libre.s
Como puede apreciarse , para Marx todo este proceso se desa
rrolla únicamente en el pensamiento. La enajenación de la concien
cia o autoconciencia en su objeto , la que se da cuando esa "distin
gue de sí misma algo con lo que, al mismo tiempo, se relaciona" ,
es un proceso meramente pensado y no un proceso real . La lucha
a muerte entre las dos autoconciencias tampoco se da entre hom
bres reales sino entre autoconciencias pensadas o abstractas; y su
lucha y la esclavitud resultante se realizan exclusivamente en el plano
del discurso. Más aún, aunque el esclavo se ha dado cuenta de que
es libre, en el pensamiento no ha quedado todavía libre de sus
cadenas . Hegel identifica esta liberación teórica con el estoicismo ,
la doctrina que declara que todos los hombres son iguales y libres,
pero sin hacer nada para salvar al esclavo de su esclavitud. 6
Mediante lo que hemos desarrollado en los párrafos anteriores,
podemos entender otras observaciones que Marx hace sobre la
filosofía de Hegel. Como vimos en el ejemplo del amo y del
esclavo, "toda enajenación del ser humano no es [ . . . ] nada más que
la enajenación de la autoconciencia" . 7 Por tanto , cuando Hegel
concibe la certeza sensible, el amo y el esclavo, etcétera,
como una esencia enajenada del ente humano, sólo lo hace en su forma
discursiva. Se trata de esencias discursivas y, por tanto, de una ena
jenación del pensamiento puro, es decir, del pensamiento filosófico
abstracto . Toda la historia de la exteriorización y toda la revocación de
ésta no es, por tanto, otra cosa que la historia de la producción del pen
samiento abstracto, es dedr, absoluto, del pensamiento especulativo
lógico.8
42
jetiva" . 10 "No es que la esencia humana [real] se deshumanlet,
se objetive en antítesis consigo misma'', sino que, como vlmo1, 11IO
objetiva a diferencia de y en contraposición con el pen11mitnto
abstracto, que se considera como la esencia de la enajenación y que
se trata de superar" .11 "La apropiación de las fuerzas esencl1lo1
del hombre convertidas en objetos, y en objetos extrafl.os, e1, por
tanto , [ . . . ] solamente una apropiación operada en la conciencia, en
el pensamiento puro, es decir, en la abstracción" mediante una
crítica meramente discursiva que resulta en la superación de un
estado mental anterior. Cuando se habla de la superación de la
esclavitud, etc. , se trata meramente de la superación critica de
"distintas formas de la conciencia y la autoconciencia" . 1 2
Cuando hicimos una descripción del origen de la esclavitud,
vimos que Hegel hiw abstracción de una esclavitud histórica y real,
sea griega, romana, etc. Hegel hablaba de una esclavitud en
abstracto, una esclavitud engendrada mediante la lucha entre dos
conciencias, sin referirse a griegos, ni romanos, ni bárbaros . "Se
trata, por tanto , de formas de abstracción generales, abstractas, in
herentes a todo contenido , y por ello mismo indiferentes a todo
contenido, a la par que , precisamente por ello, valederas para un
contenido cualquiera" ; se habla "de formas del pensar, de
categorías lógicas , separadas del espíritu real y de la naturaleza
real" . 13 Hegel , pues, concibe la autoconciencia, el hombre
abstracto , como enajenado de sí en la naturaleza, en el Estado , en
la religión, en la historia; y concibe la superación de esta autocon
ciencia como la superación de una categoría o idea del espíritu me
diante l a crítica o contradicción inherente al objeto, es decir,
mediante la manifestación de las contradicciones contenidas en
1 las ideas y la superación resultante lógica o pensada.
1 0 /bid., p. 57.
11 /bid., p. 54.
12 /bid.
1 3 /bid., p. 65. Véanse pp. 66, 68.
43
siblemente real, tan pronto como lo convierte en una mera deter
minabilidad de la autoconciencia". Más aún, la Fenomenología
termina "sustituyendo toda la realidad humana por el 'saber ab
soluto' " . Se llama "saber, porque es ésta la única modalidad de exis
tencia de la autoconciencia y porque la autoconciencia se con
sidera como la modalidad única de existencia del hombre"; y es
llamado "saber absoluto, precisamente porque la autoconciencia
sólo se sabe a sí misma y no se ve ya entorpecida por ningún mundo
objetivo" . La filosofía de Hegel, por tanto, "hace del hombre el
hombre de la autoconciencia, en vez de hacer de la autoconciencia
la autoconciencia del hombre, del hombre real, y que, por tanto,
vive también en un mundo real , objetivo, y se halla condicionado
por él" . Hegel "pone el mundo de cabeza, lo que le permite
disolver también en la cabeza todos los límites [ . . . ] toda la sen
soriedad, la realidad y la individualidad del hombre y de su mundo .
Toda la Fenomenología se propone demostrar que la autoconcien
cia es la única realidad y toda la realidad' ' . 1 4
Vimos anteriormente que el problema del saber en la Fe
nomenología del espíritu, una obra de juventud de Hegel, en
traña el problema del ser, del origen del mundo sensible y de otras
conciencias. Sin embargo, Hegel, en su madurez, hizo una síntesis
de su sistema en la Enciclopedia de las ciencias filosóficas. En vez
de empezar con la conciencia, comienza con la idea de la lógica, la
idea que se ve dotada de vida propia. Mediante la continua
superación de varias categorías lógicas, categorías meramente pen
sadas, se llega a la última, la idea absoluta. Is Ésta decide "dejar
salir libremente de sí a la naturaleza, que llevaba dentro solamente
como abstracción, como objeto discursivo; es decir , a abandonar
la abstracción y a contemplar de una vez la naturaleza, libre de
ella" . 16 Esta idea abstracta, nos dice Marx, "convertida in
mediatamente en intuición [naturaleza], no es otra cosa que el pen
sar abstracto, que dimite y se decide por la intuición" . 11 El origen
de la naturaleza debe ser buscado en la idea absoluta, que se ena
jena a sí misma para formar la naturaleza; es decir, hay que
buscarlo en el pensar abstracto. La conciencia de la Fe
nomenología , pues, al distinguir de sí algo con lo que se rela
ciona, es el origen de su objeto en tanto que ella es una
manifestación activa de la idea, es decir, es la idea en otra forma.
14 Marx y Engels, La sagrada familia, p. 257.
IS Véase Marx, Cr((ica de la dialéctica y la filosofía hegelianas en general, pp.
63, 66.
16 /bid., p. 66.
17 /bid.
44
Como hemos visto, la idea absoluta se ha enajenado de sí misma
y ha producido la naturaleza. Sin embargo, Marx nos dice que tam
poco "la naturaleza, considerada abstractamente, por sí misma,
separada del hombre [del pensador abstracto] , es nada para, éste"
pues "el pensador abstracto que se decide a la intuición, la con
templa abstractamente, como de suyo se comprende" . Aunque esta
naturaleza anteriormente "recóndita en el pensador, como idea ab
soluta, como objetivo discursivo" , al develarse, se muestra como
el ser de otro modo del pensamiento, "la naturaleza real con
templada, distinta del pensamiento abstracto" , no lo es. Es la
naturaleza como distinta del proceso de pensamiento de la L6gica;
pero permanece la naturaleza como meramente pensada, la cual se
desarolla a través de sus propias categorías meramente pensadas,
es decir, que "en su intuición de la naturaleza, el pensador abstrac
to advierte que los seres que, en la dialéctica divina, creía crear de
la nada, de la pura abstracción, como productos puros del trabajo
del pensar, ocupado en sí mismo y" sin mirar j amás hacia fuera,
45
de la Crítica crítica20 contra la que Marx y Engels lucharon en La
sagrada familia. Para la Crítica crítica,
20 La Crítica crítica de que se trata en La sagrada familia tiene que ver con los
primeros ocho cuadernos de la Allegemeine Lileralur-Zeilung de Bruno Bauer .
21 Marx y Engels, La sagrada familia, pp. 206-207.
22 /bid., p. 207.
46
miento puros todo lo que, fuera de la autoconciencia infinita, afir
ma todavía una existencia finita y material" . La Crítica crítica
" combate en la substancia, no la ilusión metafísica, sino el meollo
secular, la naturaleza, tanto la naturaleza en cuanto existente fuera
·
23 !bid., p. 208.
24 !bid., p. 101 .
47
dicionado por la propia naturaleza de la cosa. Sólo puede tender
hacia su propia disolución "en cuanto engendra al proletariado
como proletariado, engendra a la miseria consciente de su miseria
espiritual y física, de su deshumanización y p or tanto, esta
deshumanización se supera a sí misma" . Será el proletariado el que
ejecutará "la sentencia que la propiedad privada pronuncia sobre
sí misma al crear al proletariado, del mismo modo que ejecuta la
sentencia que el trabajo asalariado pronuncia sobre sí, al engendrar
la riqueza ajena y la miseria propia" . 2s
Los escritores socialistas , prosiguen Marx y Engels, ya han asig
nado a los proletarios este papel histórico-universal, por haber
visto que las condiciones de esta clase han llegado a "la abstracción
de toda humanidad y hasta de toda apariencia de la misma" . Al
perder su humanidad, sin embargo, el proletariado ha adquirido
' 'no sólo la conciencia teórica de esta pérdida, sino también baj o
l a acción inmediata de una penuria absolutamente imperiosa-la
expresión práctica de la necesidad- , que ya es imposible esquivar
ni paliar, el acicate inevitable de la sublevación contra tanta in
humanidad " . Por estas razones, "el proletariado puede y debe
liberarse a sí mismo" . Pero no puede lograr su liberación "sin
abolir sus propias condiciones de vida. Y no puede abolir sus pro
pias condiciones de vida sin abolir todas las condiciones inhumanas
de vida de la sociedad actual, que se resumen y compendian en su
situación" . La meta y la acción histórica del proletariado "se
hallan clara e irrevocablemente predeterminadas por su propia
situación de vida y por toda la organización de la sociedad bur
guesa actual" . Más aún, "gran parte del proletariado inglés y
francés es ya consciente de su misión histórica y labora cons
tantemente por elevar esta conciencia a completa claridad" .26
Pero a la Crítica crítica, la que sigue las huellas de Hegel, "ni
siquiera se le ocurre que exista un mundo en el que conciencia y ser
son cosas distintas" , un mundo que sigue en pie " aunque yo
suprima su existencia intelectiva, su existencia como categoría,
como punto de vista; es decir, aunque yo modifique mi propia con
ciencia subjetiva" , no hago cambiar, por ello, "mi propia realidad
objetiva" ; ni la mía, ni la de los demás hombres. La Crítica hace
una "especulativa identidad mfstica entre ser y pensamiento" , y la
repite en lo que respecta a la práctica y la teoría. La práctica que
conoce es la praxis puramente teórica. Por tanto, se enoja " contra
la práctica que pretende ser algo distinto de la teoría y contra la
2S !bid.
26 /bid., p. 102.
48
teoría que aspira a ser algo distinto de la disolución de una deter
minada categoría en la ilimitada generalidad de la autoconcien
cia". 21 En lo que se refiere a las situaciones reales de hombres
reales, "la crítica exterior al mundo no es una actividad esencial del
sujeto humano real, que vive en la sociedad presente, que sufre y
comparte sus penas y sus goces. El individuo real es solamente un
accidente, un receptáculo terrenal de la Crítica crítica, que se revela
en él como la sustancia eterna" . 28
Pero, a los obreros no se les engaña con tanta facilidad. Según
Marx y Engels los trabaj adores
27 lbid., p. 258.
28 lbid., p . 226 .
29 /bid., p. 1 18. Demostrando una vez más la diferencia entre el socialismo de
la Crítica y el suyo propio, Marx y Engels dicen que "la primera tesis del socialismo
profano [es decir, de masa] rechaza la emancipación en la mera teoría como una
ilusión y exige, para la libertad real, además de la 'voluntad' idealista, otras condi·
clones muy tangibles, muy materiales. ¡ Cuán profundamente por debajo de la
sagrada Crítica se halla 'la masa', esa masa que considera necesarias las transforma
ciones materiales, prácticas, incluso para poder disponer del tiempo y de lo� medios,
requeridos aunque sólo sea para ocuparse 'de la leona' !" (p. 161).
49
\"
Para ponerse en pie, dicen Marx y Engels, "no basta con erguir
se mentalmente, dejando que sobre la cabeza real y sensible flote
el yugo real y sensible, que no podemos hacer desaparecer por en
salmo a fuerza de ideas " . Pern la
30 Jbid., p. 149.
31 Ibid., p. 73.
32 /bid., p. 1 5 1 .
3 3 Ibid., p. 149.
34 /bid., p. 150.
50
tos en círculo, incluso , retrocesos .35 Pero para la Crítica, que eleva
sus categorías al rango de absolutos, los retrocesos se explican por
un adversario personal del progreso, un adversario que es la antíte
sis del espíritu, es decir, la masa.36
Hay, sin embargo, un sentido oculto en la relación entre el espí
ritu y la masa. Para Marx y Engels, esta re1ación representa una ca
ricatura de la concepción hegeliana de la Historia. Ésta, a su vez,
"no es sino la expresión especulativa del dogma cristiano
germánico de la antítesis entre el espú-itu y la materia, entre Dios
y el mundo", que se expresa, en efecto, dentro de la Historia "de
tal modo que unos cuantos individuos predestinados se contrapo
nen, como espíritu activo, al resto de la humanidad, que es la masa
carente de espíritu, la materia' ' . 37
Hemos visto algunos principios que emplea la Crítica para in
terpretar la historia, como considerar no que los progresos se
han producido en contra de la masa, sino que la masa es adver
saria del espíritu y del progreso . La Crítica, como es de sospe
char, no puede
35 Ibid. , p. 149.
36 Ibid., p. 1 50.
37 Ibid., p. 1 5 1 . Abundando sobre esta distinción entre el espíritu y la masa o
materia, Marx y Engels nos dicen que "la Crítica lleva a cabo el verdadero progre'so
sobre sus propias hazañas de la primera campaña cuando 'determina' la lucha de
'la masa' contra 'el espfritu' como 'la meta' de toda la Historia anterior, cuando
declara que 'la masa' es 'la pura nada' de lo 'lastimoso', cuando llama directamente
a la masa la 'materia' y contrapone a la 'materia' el espíritu, como lo verdadero.
¿No es, pues, la Crítica absoluta auténticamente cristiano-germánica? Después que
la vieja antítesis de espiritualismo y materialismo ha sido combatida en todos sus
aspectos y cuando ya Feuerbach la ha superado para siempre, 'la Crítica' la eleva
de nuevo a dogma fundamental bajo la más repugnante de las formas y hace que
triunfe el 'esplritu cristiano-germánico' . Finalmente, debemos considerar como un
desarrollo de su misterio todavía oculto en la primera campaña el que identifique
aquí la antítesis de espfritu y masa con la antítesis de 'la Crítica' y la masa. Más ade
lante, veremos cómo, siguiendo por el mismo camino, se identifica a sf misma
con 'la Crítica' presentándose así como 'el espfritu', como lo absoluto y lo
infinito, y a la masa, por el contrario, como lo finito, lo tosco, lo b rutal, lo
muerto y lo inorgánico, que es, en efecto, lo que 'la Crítica' entiende por ma
teria" (p. 1 60).
51
I
Pero el hecho es que "la historia de masa, la llamada historia
real, difiere considerablemente de la historia crítica" .38 Podemos
ver esta diferencia entre la historia real y la crítica en un breve re
p aso de la historia de la industria inglesa tal como la proporciona
la Crítica.
Según Marx y Engels, "en la historia de masa no hubo ciudades
fabriles antes de que hubiera fdbricas: en la Crítica crítica [ . . . ] ve
mos que Manchester, Bolton y Prestan son florecientes ciudades
fabriles ya antes de que se piense siquiera en la fábricas" . En los
hechos,
se dan en las fábricas inglesas todas las gradaciones del salario desde el
medio chelín hasta los 40 chelines y más, pero en la Crítica vemos que
sólo se paga al obrero un tipo de salario, el de 1 1 chelines. En la reali
dad, la máquina viene a sustituir al trabajo manual, pero en la Crítica
la máquina sustituye al pensamiento [ . . .] En la realidad de los hechos,
el trabajo fabril fatiga al obrero y es fuente de enfermedades profesio
nales -existen, incluso, obras enteras de medicina dedicadas a estudiar
estas enfermedades-, pero en la Crítica vemos que 'el esfuerzo excesi
vo no entorpece el trabajo, ya que la fuerza se halla del lado de la má
quina' . En la realidad de los hechos, la máquina es una máquina, pero
en la Crítica la máquina está dotada de voluntad, pues cuando ella no
descansa no puede descansar tampoco el obrero, sometido a una volun
tad ajena, 40 [etc.]
3 8 /bid., p. 77.
39 /bid., pp. 77-78.
40 /bid., p. 78.
52
Para terminar este capítulo, huelga decir que en esta obra de ju
ventud de Marx y Engels ya encontramos varias cosas retomadas
por Engels en sus obras de madurez, como el Ludwig Feuerbach.
Se habla en La sagrada familia de la distinción entre la conciencia
y el ser, entre el pensamiento y el ser, entre el espíritu y la materia,
entre Dios y el mundo , y de la relación del saber con el origen del
mundo sensible. El problema con que se enfrentan el joven Marx
y el joven Engels es el de liberar a los proletarios de sus cadenas .
Para realizar esta liberación, una filosofía cuya práctica sólo con
siste en la superación de categorías mentales, una filosofía idealista
que produce la historia,, en parte, desde su cabeza, no es adecuada.
Para resolver el problema social, se necesita no un punto de vista
idealista, sino una perspectiva fundada en los hechos, en la natura
leza y en la historia reales. Para emplear una palabra que casi no
hemos utilizado en nuestro breve resumen de La sagrada familia,
pero que aparece en esa obra,4 1 se necesita el materialismo. En este
breve resumen hemos visto también otro aspecto importante que
nos ayuda a comprender la significación del materialismo del viejo
Engels . En La sagrada familia, tanto para él como para Marx, la
materia se define como la realidad exterior, el mundo sensible
real.42 Veamos ahora lo que Marx y Engels tienen que decir en La
ideología alemana sobre el problema del proletariado y su solución.
53
4. LA NECESIDAD HISTÓ RICA DE UNA TEORÍA
MATERIALISTA SEGÚN EL JOVEN MARX Y EL JOVEN
ENGELS: LA IDEOLOGÍA ALEMANA
55
ven forzados a relacionarse unos con otros para la satisfacción de
sus necesidades, se pone de manifiesto que
2 [bid., p. 525.
3 /bid.
4 /bid., p . 26.
56
ellas" ; y a la vida productiva real del hombre, sustituye "la ac
tividad sustantivada de esta autoconciencia". La naturaleza real y
las relaciones sociales realmente existentes corren la misma suerte;
son reducidas a categorías o nombres filosóficos. La Crítica crítica,
pues, "ve en los pensamientos , en las ideas, en la expresión
ideológica sustantivada del mundo existente el fundamento de este
mundo" . 5
E n tanto que l a Crítica antepone el pensar al ser, ' 'todos los con
flictos en que se ven envueltos los hombres por sus condiciones
reales de vida, consigo mismos o con otros", resultan ser conflictos
"con las ideas acerca de la vida 'del hombre' , ideas que ellos mismos
se han metido en la cabeza o que les han metido en la cabeza los
maestros de escuela. Si se quitasen esas ideas de la cabeza' ' , los pro
blemas reales se resolverían y se acabaría con los conflictos. 6 Según
la Crítica, pues, "basta con quitarse de la cabeza algunas ideas para
quitar del mundo las condiciones de que han nacido estas ideas" .
Por l o tanto, "basta con quitarse de l a cabeza l a idea hombre para
destruir las condiciones reales que hoy se llaman inhumanas'', ya
sea que este predicado de "inhumano " parta del j uicio del in
dividuo que se halla en contradicción con sus condiciones o del
j uicio de la sociedad normal. 7 Burlándose de la posición de la
Crítica y de este modo de resolver los problemas sociales, Marx y
Engels afirman que si los hombres "no se hubiesen metido en la
cabeza casi siempre y en todas partes, lo mismo en China que en
Francia, la idea de que padecen superpoblación, ¡con qué
superabundancia de víveres no se encontrarían inmediatamente
estas 'pobres criaturas' " ! 8 La liberación del proletariado según la
Crítica, por tanto , consiste en un simple librarse de las categorfas
en vez de liberarse de trabas reales.9
En la Crítica crítica, los individuos se relacionan "entre sí en
un plano puramente personal''; de sus relaciones no se infiere un
tercer término , es decir, no se toma en cuenta que la posición de
unos individuos con respecto a otros se ve condicionada por las
relaciones sociales actuales. Aunque la Crítica afirma la existencia
de la antítesis en la sociedad, no quiere aceptar "que dos individuos
se enfrenten en 'antítesis ' como burgués y proletario" y protesta
contra cualquier privilegio o signo especial que distinga al primero
del segundo. La Crítica quiere "convertir esta antítesis en una
5 !bid., p. 99 .
6 /bid., p. 503. Véanse p p . 5 1 5 , 561 .
7 /bid., p. 5 1 5 .
8 lbig., p. 503.
9 /bid., p. 521.
51
relación puramente personal entre dos individuos. No se para a
pensar que, dentro de la división del trabaj o , las relaciones perso
nales siguen desarrollándose necesaria e inevitablemente hasta con
vertirse y plasmarse en relaciones de clases" . Por tanto, la supera
ción de la antítesis se reduce, para la Crítica, simplemente a un
piadoso "deseo , que aspira a realizar exhortando a los individuos
de estas clases a quitarse de la cabeza la idea de su 'antítesis ' y de
sus 'privilegios ' 'especiales' " . 10 Se trata, pues, de "una transcrip
ción ideológica de lo existente" o "del buen deseo de que (los indi
viduos) pudieran comportarse y diferenciarse unos de otros de tal
modo que su comportamiento no se sustantive como una relación
social independiente [el subrayado es nuestro] de ellos, que sus dife
rencias mutuas pudieran no adoptar el carácter material (indepen
diente de la persona) [el subrayado es nuestro] que han adoptado
y seguirán adoptando diariamente" . 1 1
La falla principal d e l a Crítica radica en que extrae su posición
de premisas dogmáticas en vez de hacerlo de premisas reales, 12 es
decir, premisas derivadas del mundo real. Es como si se creyera que
tan pronto como todos los miembros del Estado se salieran de él ,
éste se derrumbaría por sí solo, o como si en el caso de que todos
los obreros se negasen a aceptar el dinero, éste perdería su valor.13
Pero en el caso en que tenemos ante nosotros, se cree que "el hacer
cambiar las condiciones existentes depende tan sólo de la buena vo
luntad de los hombres, y que las condiciones existentes son ideas" .
Por supuesto, "esta elevación ideal por encima del mundo e s J a ex
presión ideológica de la impotencia de los filósofos ante el mundo.
Pero la práctica se encarga de dar todos los días un mentís a sus
baladronadas ideológicas" . 14
Todavía hay otro aspecto importante, un aspecto que no hemos
mencionado anteriormente: el papel "del hombre" en la Crítica
crítica. Expresando su propio pensamiento a modo de introduc
ción , Marx y Engels nos dicen que las ideas y los pensamientos de
los hombres han sido, "naturalmente, ideas y pensamientos acerca
de si mismos y de sus relaciones" . Pero, en la Crítica, las condicio
nes independientes de los hombres , dentro de las cuales producían
su vida, las formas necesarias de intercambio relacionadas con ellas
y las correspondientes relaciones personales y sociales ,
1º /bid., p. S23.
11 /bid., p. S24.
12 /bid., p. 520.
13 /bid., p. 449.
14 /bid., pp. 449-4SO.
58
tenían que revestir necesariamente, en la medida en que se expresaban
en pensamientos, la forma de condiciones y relaciones necesarias
ideales, es decir, cobrar su expresión en la conciencia como determina
ciones emanadas del concepto de hombre, de la esencia humana, de la
naturaleza del hombre, emanadas del hombre mismo. Lo que los hom
bres eran, lo que eran sus relaciones, aparecía en la conciencia como la
representación del hombre, de su modo de ser o de sus más precisas
determinaciones conceptuales. Una vez que los ideólogos habían dado
por supuesto que las ideas y los pensamientos dominaban toda la
historia anterior, que la historia de los pensamientos y las ideas era toda
la historia, una vez que se habían imaginado que las relaciones reales
se habían ajustado siempre al hombre y sus relaciones ideales, es decir,
a las determinaciones conceptuales; una vez que habían convertido la
historia de la conciencia de los hombres acerca de sí mismos en el fun
damento de su historia real, nada más fácil que llamar a la historia de
la conciencia, de las ideas, de lo sagrado, de las representaciones
establecidas, la historia ' del hombre' y hacerla pasar de contrabando
como la historia real. 1 5
59
resultado que, hasta nuestros días, la sociedad haya venido desa
rrollándose " siempre dentro de un antagonismo, que entre los anti
guos era el antagonismo de libres y esclavos, en la Edad Media el
de la nobleza y los siervos y en los tiempos modernos el que existe
entre la burguesía y el proletariado " . La satisfacción de las
necesidades de la clase dominante ha desembocado en el trato in
humano de la clase dominada por parte de la clase dominante y en
condiciones inhumanas de vida para la clase dominada. La in
humanidad no se produce, por tanto, por falta de correspondencia
con un concepto del hombre sino por los medios productivos in
suficientes cuya explotación resulta en un antagonismo de clase,
debido a que unos tienen mucho y otros poco. Y se sigue también
que en nuestros días la liberación de las condiciones inhumanas no
depende de un acercamiento a un ideal abstracto de "hombre " sino
de la superación de las relaciones productivas enajenantes del
capitalismo. 1 7
17 /bid.
1 8 /bid., p. 45.
60
de ser un teórico y un filósofo " . Marx y Engels nos dicen, sin
embargo, que es significativo que la Crítica crítica adopte " in
mediatamente la idea que Feuerbach se forma del comunista en
lugar del comunismo real" , cosa que la Crítica hace, en parte, para
poder también ella, " como adversarios iguales en rango, combatir
al comunismo como 'espíritu del espítitu' como una categoría
filosófica" . 19
Un ejemplo del reconocimiento y, a la vez, del desconocimiento
de lo existente que Feuerbach comparte con la Crítica, puede en
contrarse en su obra La filosofía de/futuro. Feuerbach sostiene allí
que el ser de una cosa o del hombre es, al mismo tiempo, su esencia,
que las determinadas relaciones que forman la existencia, el modo de
vida y la actividad de un individuo animal o humano constituye aquello
en que su 'esencia' se siente satisfecha. Toda excepción se considera ex
presamente, aquí, como un accidente desgraciado, como una anomalía
que no puede hacerse cambiar. Por tanto, cuando millones de pro
letarios no se sienten satisfechos, ni mucho menos, con sus condiciones
de vida, cuando su 'ser' (contradice a su 'esencia', se tratará, in
dividualmente, de una anomalía, pero no de un accidente desgraciado.
Un hecho histórico que descansa sobre relaciones sociales totalmente
determinadas. Feuerbach se contenta con registrar este hecho; no hace
más que interpretar el mundo sensible existente, se comporta hacia él
solamente como teórico), 20 cuando de lo que se trata, en realidad y pa
ra el materialista práctico, es decir, para el comunista, es de revolucio
nar el mundo existente, de atacar prácticamente y de hacer cambiar las
cosas con que nos enfrentamos.
19 /bid.
20 /bid., p. 46. Lo que se incluye entre paréntesis es una transcripción del editor
según el sentido de Marx y Engels. La oración está cortada en el manuscrito.
21 /bid.
61
la armonía por él presupuesta de todas las partes del mundo sensible y,
principalmente, del hombre con la naturalei.a. Para eliminar esta con
tradicción, Feuerbach se ve obligado a recurrir a una doble concepción
que oscila entre una concepción profana (que sólo ve 'lo que aparece
sobre la tierra') y otra superior, filosófica (que contempla la 'verdadera
esencia' de las cosas). No percibe que el mundo sensible que le rodea
no es algo directamente dado desde toda una eternidad y cons
tantemente igual a sí mismo, sino el producto de la industria y del
estado social, en el sentido de que es un producto histórico, el resultado
de la actividad de toda una serie de generaciones, cada una de las cuales
se encarama sobre los hombros de la anterior, sigue desarrollando su
industria y su intercambio y modifica su organii.ación social con arreglo
a las nuevas necesidades. Hasta los objetos de la 'certei.a sensible' más
simple le vienen dados solamente por el desarrollo social, la industria
y el intercambio comercial.
Por ejemplo, "el cerezo, como casi todos los árboles frutales,
fue transplantado a nuestra zona" , dicen Marx y Engels, "pocos
siglos atrás por obra del comercio y, tan sólo por medio de esta ac
ción de una determinada sociedad y de una determinada época, fue
entregado a la 'certeza sensible' de Feuerbach" .22
Esta concepción, que trata de las cosas como realmente son y
han acaecido , reduce todos los problemas filosóficos profundos
a un pecho empírico puro y simple. Por ejemplo, el problema de
las rcl\ aciones entre el hombre y la naturaleza "(incluso [ . . . ] las
'antítesis entre naturaleza e historia' , como si se tratase de dos
'cosas' distintas y el hombre no tuviera siempre ante sí una
naturaleza histórica y una historia natural)" , de donde han brotado
las obras filosóficas que tratan de temas como la autoconciencia,
" desaparece por sí mismo ante la convicción de que la famosísima
'unidad del hombre con Ja naturaleza' ha consistido siempre en la
industria" , y se ha dado de un modo u otro "según el mayor o
menor desarrollo de la industria en cada época, lo mismo que la
'lucha' del hombre con la naturaleza, hasta el desarrollo de sus
fuerzas productivas sobre Ja base correspondiente. La industria y
el comercio, la producción y el intercambio de las necesidades de
la vida se condicionan" entre sí y se hallan, a su vez, condicionadas
en su funcionamiento por la distribución y por la organización de
las diversas clases sociales; y de este modo se explica "por qué
Feuerbach, en Manchester, por ejemplo, sólo encuentra fábricas y
máquinas , donde hace unos cien años no había más que ruedas de
hilar y telares movidos a mano, o que en la Campagna di Roma,
22 Jbid. , pp . 46-47 .
62
donde en la época de Augusto no habría encontrado más que
viñedos y villas de capitalistas romanos, hoy sólo hay pastizales y
pantanos ' ' . 23
Lo que hemos dicho sobre la naturaleza que se nos presenta a
todos nosotros, hay que afirmarlo también en parte de la ciencia.
Según Marx y Engels, "Feuerbach hablá de la concepción de la
ciencia de la naturaleza, cita misterios que sólo se revelan a los ojos
del físico y del químico, pero qué sería de la ciencia natural" , si no
fuera "por la industria y el comercio? Incluso esta ciencia natural
'pura' adquiere tanto su fin como su material solamente gracias al
comercio y la industria, gracias a la actividad sensible de los hom
bres . Y hasta tal punto" son esta actividad,
bajo las condiciones de vida existentes que han hecho de ellos lo que son
nunca llega hasta el hombre realmente existente, hasta el hombre ac
tivo, sino que se detiene en el concepto abstracto 'el hombre', y sólo
consigue reconocer en la sensación al 'hombre real, individual, cor-
63
póreo'; es decir, no conoce más 'relaciones humanas' ' entre el hombre
y el hombre' qiJe las del amor y la amistad, y además, idealizadas. No
nos ofrece crítica alguna de las condiciones de vida actuales. No consi
gue nunca, por tanto, concebir el mundo sensible como la actividad sen
sible y viva tctal de los individuos que lo forman, razón por la cual se
ve obligado --al ver, por ejemplo, en vez de hombres sanos, un tropel
de seres hambrientos, escrofulosos, tuberculosos y agotados- a recu
rrir a una ' concepción más alta y a la ideal' ' compensación dentro del
género ' ; es decir, a reincidir en el idealismo precisamente allí donde el
materialista comunista ve la necesidad y, al mismo tiempo, la condición
de una transformación radical tanto de la industria como de la organi
zación social. 26
64
5. EL MATERIALISMO DE JUVENTUD
DE MARX Y ENGELS
LA JDEOLOG[A ALEMANA
65
dustrial y comercial y el trabajo agrícola y, con ello, en la separa
ción de la ciudad y el campo y en la contradicción entre los intereses
de anibos". El desarrollo posterior de la división del trabajo entra
ña una mayor ramificación en las áreas mencionadas, es decir, en
la industria y el comercio.4
La división del trabajo dentro de un país no sólo resulta en el
comercio interior sino también en el que se da entre las naciones.
Las relaciones entre los diferentes países dependen de la extensión
con que cada uno de ellos haya desarrollado sus fuerzas producti
vas, la división del trabajo y el intercambio interno. El desarrollo
de las fuerzas productivas de una nación se revela, de un modo pal
pable, por el grado de desarrollo de la división del trabajo. Ésta,
a su vez, progresa con toda innovación cualitativa de las fuerzas
productivas. 5
El desarrollo de la división del traóajo también está íntimamente
relacionado con las diferentes formas de propiedad, es decir, que
"cada etapa de la división del trabajo determina también las rela
ciones de los individuos entre sí, en lo tocante al material, el instru
m,nto y el producto del trabajo" .6 En la primera forma de pro
piedad, la propiedad tribal, la división del trabajo se halla muy
poco desarrollada y corresponde a la fase incipiente de la produc
ción. La gente se alimenta de la caza, la pesca, quizás la ganadería
y, a lo sumo, de la agricultura. En esta fase primitiva del desarrollo
de las fuerzas productivas, la división del trabajo se limita a ' 'la ex
tensión de la división natural del trabajo existente en el seno de la
familia. La organización social, en esta etapa, se reduce también,
por tanto, a una ampliación de la organización familiar: a la cabeza
de la tribu se hallan sus patriarcas, por debajo de ellos los miem
bros de la tribu y en el lugar más bajo de todos" -cuando existen
los esclavos. 7
Eventualmente, las tribus llegan a fusionarse; y con esta fusión
se forma la ciudad con su propiedad comunal y estatal, junto con
la posesión de esclavos por parte de los individuos. Los ciudada
nos, como miembros de la comunidad, ejercen "su poder sobre los
esclavos que trabajan para ellos, lo que ya de por sí los vincula a
la forma de la propiedad comunal". Se trata de
4 /bid. , p. 20.
s /bid.
6 /bid., pp.20-21 .
7 /bid., p . 2 1 .
66
natural de asociación . . . La división del trabajo aparece aquí más desa
rrollada. Nos encontramos ya con la contradicción entre la ciudad y el
campo y, más tarde, con la contradicción entre estados que representan
los intereses de la vida urbana y los de la vida rural, y, dentro de las
mismas ciudades, con la contradicción entre la industria y el éomercio
marítimo. La relación de clases entre ciudadanos y esclavos ha adquiri
do ya su pleno desarrollo. [Esto ocurre en ciudades como las de Grecia
y Roma.]8
67
La producción de las ideas y representaciones, de la conciencia, aparece
al principio directamente entrelazada con la actividad material y el co
mercio material de los hombres, como el lenguaje de la vida real. . . Y
lo mismo ocurre con la producción espiritual de un pueblo tal y como
se manifiesta en el lenguaje de la religión, de la moral, de la metafísica,
de las leyes, de la política, etc.
. 68
de arrancar de la existencia de la autoconciencia hegeliana en una
u otra forma. Al contrario, la primera premisa real de toda historia
y de toda existencia humana "es que los hombres se hallen, para
'hacer historia' , en condiciones de poder vivir" . Puesto que preci
san de alimento , bebida, vivienda, vestimenta, etc., el primer hecho
histórico es "la producción de los medios i ndispensables para la sa
tisfacción de estas necesidades, es decir, la producción de la vida
material misma' ' , y no cabe duda de que es éste
14 Ibid., p. 28.
IS Ibid., pp. 28·29.
16 ]bid., p. 29.
69
nidad' debe estudiarse y elaborarse siempre en conexión con la historia
de la industria y del intercambio. 1 7
70
productos; es decir, de la propiedad" ;20 una distribución desigual
que se ve protegida por toda la fuerza represiva del Estado, aunque
éste parezca encarnar los intereses comunes . 21
Puesto que el Estado resulta ser el defensor de la distribución
desigual del trabajo y bienes, " se desprende que todas las luchas
que se libran dentro del Estado, la lucha entre la democracia, la
aristocracia y la monarquía, la lucha por el derecho de sufragio,
etc. , no son sino formas ilusorias bajo las que se ventilan las luchas
reales entre las diversas clases . . . Y se desprende, asimismo, que
toda clase que aspire a implantar su dominación -aunque ésta,
como ocurre" con el proletariado, lleve aparejada como condi
ción absoluta la abolición de toda " forma de la sociedad ante
rior y de toda dominación en general -tiene que empezar con
quistando el poder político, para poder presentar su interés como
el interés general" . 22
Bajo la acción de la división forzada del trabajo, la fuerza de
producción aparece ante los individuos no como poder propio, aso
ciado, "sino como un poder ajeno , situado al margen de ellos, que
no saben de dónde procede ni a dónde se dirige y que, por tanto ,
no pueden dominar, sino que recorre [ . . . ] una serie de fases y eta
pas de desarrollo peculiar e independiente de la voluntad de los ac
tos de los hombres y que incluso dirige esta voluntad y estos actos".
Eventualmente, la división del trabajo y la distribución desigual
que resulta de ella engendrarán "a una masa de la humanidad abso
lutamente 'desposeída' y, a la vez, en contradicción con un mundo
de riqueza y de cultura" , las cuales se convertirán en un poder inso
portable, "en un poder contra el que hay que sublevarse" . Sin em
bargo, esta sublevación no puede triunfar sin que haya "un gran
incremento de la fuerza productiva, un alto grado de su desarro
llo " . Este desarrollo de las fuerzas productivas constituye, a su vez,
" una premisa práctica absolutamente necesaria, porque sin ella só
lo se generalizaría la escasez y, por tanto , con la pobreza, comenza
ría de nuevo la lucha por lo indispensable y se recaería necesaria
mente en toda la inmundicia anterior" 23 Se trata, pues, de la
.
revolución comunista.
Del breve desarrollo anterior, se puede apreciar que, para Marx
y Engels, esta concepción de la historia consiste en exponer el prn
ceso real de producción, partiendo
20 /bid., p. 33.
21 /bid., p. 35.
22 [bid.
23 /bid., p. 36.
71
de la producción material de la vida inmediata, y en concebir la forma
de intercambio correspondiente a este modo de producción y engendra
da por él, es decir, la sociedad civil en sus diferentes fases, corno el fun
damento de toda la historia, presentándola en su acción en cuanto
Estado y explicando en base a ella los diversos productos teóricos y for
mas de la conciencia -la religión, la filosofía, la moral, etc. [ . . . ] No
se trata de buscar una categoría en cada período, como hace la concep
ción idealista, sino de mantenerse siempre sobre el terreno histórico real
[el subrayado es nuestro]; no explicar la práctica partiendo de la idea,
[sino] explicar las formaciones ideológicas sobre la base de la práctica
material, por donde se llega, consecuentemente, al resultado de que to
das las formas y todos los productos de la conciencia no brotan por
obra de la crítica espiritual, mediante la reducción a la ' autoconciencia'
o la transformación en 'fantasmas', ' espectros' , 'visiones' etc., sino que
sólo pueden disolverse por el derrocamiento práctico de las relaciones
sociales reales, de que emanan estas quimeras idealistas; la fuerza pro
pulsora de la historia [pues] , incluso la de la religión y la filosofía , y to
da otra teoría, no es la crítica, sino la revolución.24
24 !bid., pp. 40-41 . Se encuentran aquí las tesis principales que Marx afirmará
en 1 859 en su Prólogo de la Conlribuci6n a la crí1ica de la economla potaica. Véase
esta obra, p. 373.
72
relación con el materialismo inglés. El materialismo francés provie
ne de dos líneas de pensamiento: Descartes y el inglés John Locke.
Esta línea desembocó en el socialismo, mientras que el pensamiento
mecánico de Descartes tuvo repercusiones en las ciencias naturales.
En la física de Descartes , "la única substancia, el fundamento
único del ser y del conocimiento, es la materia; ésta se vió dotada
con una fuerza autocreadora, pero su movimiento" se redujo úni
camente a la moción mecánica. 25 La escuela de Descartes empieza
con el médico Leroy, "llega a su apogeo con el médico Cabanis
y tiene como centro a otro médico, Lamettrie" . Éste describió
al alma "como una modalidad del cuerpo, y a las ideas como
m ovimientos mecdnicos. . A fines del siglo xvm , Cabanis dio
.
73
esenciales vivas, individualfaadoras, inherentes a ella y que producen las
diferencias específicas .28
28 /bid., p. 194.
29 /bid., p. 195.
30 /bid., p. 196.
74
personal bien entendido. Sostuvo las doctrinas de la bondad natu
ral del hombre, de la igualdad natural de las inteligencias y la uni
dad entre el progreso de la industria y el progreso de la razón y
recalcó la omnipotencia de la educación.3 1
Así, pues, una tendencia del materiali_sm o francés desembocó
en la verdadera ciencia de la naturaleza, y la otra directamen
te en el comunismo y en el socialismo. No hace falta, nos dicen
Marx y Engels,
tener una gran perspicacia para darse cuenta del necesario entronque
del socialismo y el comunismo con las doctrinas materialistas sobre la
bondad originaria y la igual capacidad intelectiva de los hombres, sobre
la fuerza todopoderosa de la experiencia, el hábito, la educación, la in
fluencia de las circunstancias externas sobre el ser humano, la conside
rable importancia de la industria, la legitimidad del goce, etc. Si el
hombre forma todos sus conocimientos, sus sensaciones, etc., en base
al mundo de los sentidos y de la experiencia dentro de este mundo, de
lo que se trata es, consiguientemente, de organizar el mundo empírico
de tal modo que el hombre experimente y asimile lo verdaderamente hu
mano, que se experimente a sí mismo en cuanto hombre. Si el interés
bien entendido es el principio de toda moral, lo que importa es que el
interés privado del hombre coincida con el interés humano. Si el hom
bre no goza de libertad en sentido materialista, es decir, si es libre, no
por la fuerza negativa de poder evitar esto y aquello, sino por el poder
positivo de hacer valer su verdadera individualidad, no deberán casti
garse los crímenes en el individuo, sino destruir las raíces antisociales
del crimen y dar a cada cual el margen social necesario para exteriorizar
de un modo esencial su vida. Si el hombre es formado por las circuns
tancias, será necesario formar humanamente las circunstancias. Si el
hombre es social por naturaleza, desarrollará su verdadera naturaleza
en el seno de la sociedad y solamente allí, razón por la cual debemos
medir el poder de su naturaleza no ¡or el poder del individuo concreto,
sino por el poder de la sociedad.3
31 Jbid.
32 /bid.
33 /bid., pp. 197-198.
75
entendido. Owen, a su vez, "partiendo de Bentham, sienta las ba
ses del comunismo inglés"; Cabet, desterrado en Inglaterra, recibe
la influencia de las ideas comunistas inglesas y, al regresar a Fran
cia, se convierte en "el representante más popular, aunque el más
superficial, del comunismo. Los comunistas franceses más científi
cos, Dézamy, Gay y otros" , desarrollaron, " al igual que Owen, la
doctrina del materialismo como la teoría del humanismo real y la
base lógica del comunismo" .34 Cuando el joven Marx y el joven
Engels, por tanto, denominan materialista a su especie de comunis
mo, lo hacen no sólo en reacción contra el idealismo de Hegel y el
idealismo en general , sino también para recoger l as tesis materialis
tas y ponerse en la linea histórica del socialismo materialista.
34 [bid.
76
6. EL MATERIALISMO ENGELSIANO DEL ANTI-DÜHRING
E L SOCIALISMO EN EL ÁNTI-DüHRING
cuando hace tres años [es decir, en 1 875] el señor Dühring se reveló sú
bitamente como adepto y al mismo tiempo reformador del socialismo,
llamando a capítulo a su siglo, algunos amigos de Alemania me apre
miaron repetidas veces con el deseo de que escribiese algún artículo en
el órgano central del partido socialdemócrata, que entonces era el
'Volkstaat', analizando críticamente esa nueva teoría socialista. Enten
dían que era absolutamente necesario hacerlo si no se quería que en el
partido, tan joven todavía, y que acababa de unificarse definitivamen
te, brotasen nuevos motivos de escisión sectaria y de confusión.!
1 Engcls, Anti-Dühring, p. 9.
77
ciedad entre poseedores y desposeídos, burgueses y obreros asala
riados" , como de la anarquía que reina en la producción. Pero, por
su forma teórica, el socialismo empieza presentándose como un de
sarrollo, en apariencia más coherente, de los principios "proclama
dos por los grandes enciclopedistas franceses del siglo xvm. Como
toda nueva teoría, el socialismo, aunque tuviese sus raíces en los he
chos materiales , económicos, hubo de empalmar, al nacer, con las
ideas existentes' ' . 2
Los grandes filósofos franceses que ilustraron a su pueblo con
miras a la revolución que había de desencadenarse, nos dice Engels,
"adoptaron ya una actitud resueltamente revolucionaria. No reco
nocían autoridad exterior" alguna. La religión, la concepción de la
naturaleza, "la sociedad, el orden estatal: todo lo sometían a la crí
tica más despiadada; cuanto existía había de justificar los títulos de
su existencia ante el foro de la razón, o renunciar a seguir existien
do. A todo se aplicaba como rasero único la razón pensante. Era
la época en que, según Hegel, el mundo giraba sobre la cabeza' ' ,
en un doble sentido: por un lado, la cabeza humana y los principios
a que llega su especulación clamaban "por el derecho a ser acata
dos como base de todos los actos humanos y de toda relación so
cial ' ' , y por otro, la realidad, "que se aj ustaba a estos principios,
se vió subvertida de hecho desde los cimientos hasta el remate".3
De un modo análogo al de la Crítica crítica, para los filósofos
de la revolución francesa, toda la realidad tuvo que conformarse
según los conceptos y principios de la razón. Por tanto,
todas las formas anteriores de sociedad y de Estado, todas las ideas tra
dicionales, fueron arrinconadas en el desván como irracionales; hasta
allí, el mundo se había dejado gobernar por puros prejuicios; el pasado
no merecía más que conmiseración y desprecio. Ahora, por primera
vez, apuntaba la aurora, el reino de la razón; en adelante, la supersti
ción, la injusticia, el privilegio y la opresión habían de ser desplazados
por la verdad eterna, por la eterna justicia, por la igualdad basada en
la naturaleza y por los derechos inalienables del hombre.4
2 /bid., p. 25.
3 /bid., pp. 25-26.
4 /bid., p. 26. Véase p. 3 1 1 .
78
forma de república democrática burguesa". 5 Por tanto, no se re
solvieron todos los problemas sociales. Al contrario, "desde el mo
mento mismo en que nació, la burguesía llevaba como carga su
propia antítesis, pues los capitalistas no pueden existir sin obreros
asalariados" ;6 y "el antagonismo entre pobres y ricos, lejos de fun
dirse en el bienestar general, habíase agudizado al desaparecer los
privilegios de los gremios y demás corporaciones, que lo encubrían,
y los establecimientos caritativos enclesiásticos, que lo atenua
ban". 7 Una vez librada la propiedad de las trabas feudales, el pe
queño burgués y el pequeño campesino se vieron forzados a vender
a los "señores poderosos su pequeña propiedad, agobiada por la
arrolladora competencia del gran capital y de los grandes latifun
dios"; es decir, se vieron "liberados" de toda propiedad; y "el au
ge de la industria sobre bases capitalistas convirtió la pobreza y la
miseria de las masas trabaj adoras en condición de vida de la socie
dad". 8 Se necesitaba una solución a estos problemas de miseria y
pobreza; los hombres que pusieron de relieve el engaño capitalista
en los primeros años del siglo XIX fueron Saint-Simon, Fourier y
Robert Owen.9
Sin embargo , por aquel entonces, el modo capitalista de produc
ción, todavía con un desarrollo relativamente incipiente , no revela
ba en toda su amplitud el antagonismo entre la burguesía y el
proletariado ; "esta situación histórica determinó también las con
cepciones de los fundadores del socialismo. A la inmadurez de la
producción capitalista y del proletariado como clase, correspondió
la inmadurez de sus teorías" . Con una concepción de la sociedad
y de la historia impregnada de idealismo, los mencionados socialis
tas sostuvieron que ' 'la solución de las tareas sociales, oculta toda
vía en las relaciones económicas no desarrolladas" debía ser
extraída de la cabeza. Para ellos, la sociedad no ofrecía más que
desgracias que la razón pensante tenía que eliminar. Ellos trataron,
por eso, "de descubrir un sistema nuevo y más perfecto de orden
social, para implantarlo en la sociedad desde fuera, por medio de
la propaganda, y de ser posible por el ejemplo, mediante experi
mentos que sirviesen de modelo" . Pero, por ser sacados de la cabe
za y no de las condiciones realmente existentes , "estos nuevos
sistemas sociales nacían condenados a moverse en el reino de la uto
pía; cuanto más minuciosa fuera su elaboración" más inevitable
79
era que degenerasen en puras fantasías. 1 0
Para los primeros socialistas, "el socialismo es [ . . . ] la expresión
de la verdad absoluta, de la razón y de la justicia, y basta con des
cubrirlo para que su propia fuerza conquiste el mundo" . Puesto
que "la verdad absoluta no depende del tiempo ni del espacio, ni
del desarrollo histórico humano, es el puro azar el que decide cuán
do y dónde se descubre" . Sin embargo , para escapar de este azar,
"para convertir al socialismo en una ciencia, [éste] debía, ante
todo, ser situado en el terreno de la realidad" . 1 1
Los utopistas, nos dice Engels, lo eran
80
productos, es la base de todo orden social; de que en todas las socieda
des que desfilan por la historia, la distribución de los productos, así
como la división social en clases o estamentos, se rige por lo que se
produce y cómo se produce y por el modo de intercambiar lo produ
cido. Según eso, las causas últimas de todos los cambios sociales y de
todas las revoluciones políticas no deben btlscarse en las cabezas de los
hombres ni en la idea cada vez más clara que se forjan de la verdad y
justicia eternas, sino en los cambios operados en el régimen de produc
ción y de cambio; han de buscarse no en la filosofía, sino en la econo
mía de la época de que se trata. Cuando nace en los hombres la con
ciencia de que las instituciones sociales vigentes son irracionales e
inj ustas, de que la razón se ha tornado en sin razón y la caridad en
plaga, esto no es más que un indicio de que en los métodos de pro
ducción y formas de intercambio se han ido produciendo impercep
tibles mutaciones, de modo que ya no concuerdan con el orden so
cial, cortado por el patrón de condiciones económicas anteriores.
Con lo cual, es obvio que las nuevas condiciones de producción tie
nen forzosamente que contener ya -más o menos desarrollados
los medios necesarios para poner término a los males descubiertos.
Y esos medios no han de sacarse de la cabeza de nadie, sino que es
la cabeza la que tiene que descubrirlos en los hechos materiales que
nos ofrece la producción . 1 4
81
se convirtió en "una ciencia, qu'! sólo nos queda por desarrollar en
todos su detalles y concatent.Jcio ries". 16
Sin embargo, el hecho de qu � en el caso de Engels se trate de un
sodallsmo científico, no quie¡e decir que no tenga una finalidad
humanhta. El capitafümo co.'lstriñe la productividad de los medios
modernos de produccióP. C..1ando hay una crisis económica debido
a la sobrenroducción, los medios productivos quedan ociosos. Más
aún, "en oda una de esias crisis , la sociedad se asfixia, ahogada
por la ma a de sus propias fuerzas productivas y de sus productos,
que ya no puede aprovechar, y se enfrenta, impotente, con la ab
surda contradicción de que sus productores no tengan qué consu
mir, por falta precisamente de consumidores". Con el socialismo
científico, "la fuerza expansiva de los medios de producción rompe
las ligaduras con que la tiene sujeta el modo capitalista de produc
ción " . Esta liberación es la única y necesaria "premisa de un desa
rrollo ininterrumpido, constantemente creciente , de las fuerzas
productivas y con ello, de un incremento , prácticamente ilimitado
de la producción misma" . Pero, según Engels, esto no es suficien
te. La apropiación social de los medios de producción no sólo ha
de arrollar "los obstáculos artificiales que hoy se le oponen" , sino
que ha de acabar también "con el derroche y la asolación de fuer
zas productivas y de productos, que acompañan en las actualidad
inevitablemente a la producción y que alcanzan su punto de apogeo
en las crisis. Además , libera y pone a disposición de la colectividad
toda una masa de medios de producción y de productos que hoy
tienen acaparados para su necio" despilfarro las clases dominantes
y sus representantes políticos. Esta expansión de las fuerzas pro
ductivas en el socialismo no sólo hace posible asegurar a todos los
miembros de la sociedad la plena satisfacción de sus necesidades
materiales sino que "les garantiza también el libre y completo desa
rrollo y ejercicio de sus capacidades físicas y espirituales ' ' , 1 7 es de
cir, que bajo el socialismo científico se convierte en una realidad el
desarrollo del hombre según todas sus capacidades. 18 Pero el so
cialismo no va a producirse por sí mismo; supone la revolución pro
letaria, es decir, la toma del poder político por el proletariado.19
Como puede apreciarse por lo expuesto hasta aquí, Dühring pre
senta una posición análoga a la de la Crítica crítica que vimos en
La sagrada familia y en La ideología alemana. En ambos casos, se
82
cree liberar al proletario mediante un cambio de ideas. Bn Yfl do
basarse en la materia, en vez de fundamentarse en la realidad , &an&o
Dühring como los socialistas utópicos se basan en ideas aacadu d1
la cabeza, como la idea de la justicia eterna. Esta posición , lo ml1·
mo que la de la Crítica crítica, es considerada por En¡ela corno
idealista. Todavía en el Engels maduro, pues, encontramo1 la
distinción entre la conciencia y el ser, entre el pensar y la realidad,
etc. El idealismo en el área de la historia resulta incapaz de re1olvtr
el problema social ya que no busca explicar el origen del caplta111·
mo ni aprovecharse de sus contradicciones internas, que deben con·
ducir a su extinción: no busca la solución del problema social tn
los hechos históricos mismos. El materialismo, por su parte, no
busca en la cabeza la solución de la liberación de los obrero1 1lno
que trata de encontrarla en el movimiento real de la sociedad y la
historia. En lo que se refiere a la distinción entre el idealismo y ti
materialismo, vista anteriormente en La sagrada familia y en Lo
ideología alemana, Engels no se ha desviado del pensamiento dtl
joven Marx. Al contrario, lo usa como punto de partida; desarro•
llando más algunos conceptos, ya que desde sus años juveniles h•
bían surgido otras necesidades teóricas y tanto Marx como '1
habían hecho nuevos descubrimientos y su pensamiento había evo•
lucionado.
También de ·nuestro breve resumen del pensamiento de Enae11
sobre el socialismo en el Anti-Dühring, vemos que a diferencia dt
Bender, Jordan y Fetscher ,20 el Engels maduro no ha traicionado
el humanismo de su j uventud y la de Marx. Para el Engels maduro,
la finalidad del socialismo no es lograr la mayor productividad. La
mayor productividad existe como una condición previa o un médlo
que permite que el hombre pueda desarrollarse según todas sua· c..
pacidades. O, como Marx y Engels sostienen en La ideología'•·
mana, para el socialismo , el desarrollo de las fuerzas product1�
c?nstituye "una prem�sa práctica absolutamente necesaria, pot_.e
, se generahzaría la escasez y , por tanto, con la pob,_,
sm ella solo
comenzaría de nuevo la lucha por lo indispensable y se recaeria M•
cesariamente en toda la inmundicia anterior" propia del capit&Ht
mo. Para el Engels maduro, pues, el fin del socialismo es hurq&.
nista; los medios son científicos y económicos.
Sin embargo, no hemos terminado con el materialismo de Ensels
tal como se manifiesta en el Anti-Dühring. En el prólogo a la pri
mera edición de esta obra, Engels hace bien explícito que "la nueva
20 Bender, The Be/raya/ o/ Marx, p. 29; Jordan, The Evolution o/ Dialet:llco/
Materialism, pp. 1 53-154; Fetscher, Marx and Marxism, p. 165 .
teoría socialista [de DühringJ se presenta como el último fruto prác
tico de un nuevo sistema filosófico" . Por tanto, se trata ' 'de seguir
al señor Dühring por todos aquellos anchos campos que" recorre;21
y uno de estos campos tienen que ver con la naturaleza. Tornemos
nuestra atención, pues, al método materialista aplicado ahora no
a la sociedad y al cambio social sino a la realidad natural.
84
"no es el concepto el que ha de ajustarse al objeto, sino al revés" . 21
Pero , para el materialismo de Engels,
27 !bid., p. 1 18 .
28 ibid., p. 48.
29 Marx y Engels, La sagrada famüia, p. 1 1 8.
85
mo' ' , en las primeras citas que estamos analizando, no va contra
su pensamiento anterior ni contra el de Marx. Al contrario, en el
A nti-Dühring, Engels se halla utilizando tanto su propio pensa
miento juvenil como el de Marx como punto de partida del pen
samiento de su madurez.
Lo que hemos afirmado de la concordancia entre la doctrina de
La sagrada familia y el Anti-Dühring sobre este tema, hay que ha
cerlo también respecto de La ideología alemana y el Anti-Dühring.
En la La ideología alemana, Marx y Engels censuraron a la Crítica
p or ' 'ver en los pensamientos, en la ideas, en la expresión ideo
lógica sustantivada del mundo existente el fundamento de este
mundo" .3° La Crítica sostuvo que el mundo real tenía que con
formarse con el pensar, con las ideas. Para sus p artidarios, co
mo vimos, "todos los conflictos en que se ven envueltos los hom
bres por sus condiciones reales de vida, consigo mismos o con
otros" resultan ser "conflictos en que se ven envueltos los hombres
con las ideas acerca de la vida 'del hombre', ideas que" se han meti
do en la cabeza ellos mismos o "los maestros de escuela. Si se quita
sen esas ideas de la cabeza" , los problemas reales se resolverían y
se acabaría con los conflictos.31 Según la Crítica, pues, "basta con
quitarse de la cabeza algunas ideas para quitar del mundo las condi
ciones de que han nacido estas ideas" .32 Una falla fundamental de
la Crítica, tal como es explicada en La sagrada familia o en La ideo
logía alemana, es que su posición parte de premisas dogmáticas y
no de premisas reales ,33 es decir, de premisas derivadas del mundo
reaI.34 Lo mismo ocurre con Dühring. ,
Analicemos otras citas de Engels del Ariti-Dühring para com
prender mejor su concepto de materialismo y la concordancia de es
te concepto con su pensamiento y el de Marx durante la juventud
de ambos .
Distinguiendo una vez más la posición idealista d e l a materialis
ta, Engels nos dice que
86
rica, 3 5 tiene que partir de los hechos dados, y por tanto, tratándose de
ciencias naturales, de las diversas formas objetivas y dinámicas de la
materia; en que, por consiguiente, en las ciencias naturales teóricas las
concatenaciones no deben inventarse e imponerse a los hechos, sino des
cubrirse a partir de éstos, y, una vez descubiertas, demostrarse por vía
experimental, hasta donde ello sea posible:36
3S Nótese que a diferencia de Bender (The Betrayal of Marx p. 29), Engels sí es·
tableció una clara distinción entre las ciencias físicas o naturales y las espirituales
o históricas.
36 Engels, Anti-Dühring, p. 406.
37 /bid., p. 47.
38 /bid., pp. 49-50.
39 /bid., p. 49.
87
separar el pensamiento del mundo real del que depende. Esta signi
ficación del materialismo , pues, está completamente acorde con el
contenido de la palabra tal como aparece en La sagrada familia y
en La ideología alemana y, por tanto, con el pensamiento j uvenil
de Marx.
Pero Engels dice más. Afirma en contra de Dühring que
40 Una vez más hay que observar que Engels sí está haciendo una distinción en
tre las ciencias naturales y las del espíritu.
4 1 Engels, Anti-Dühring, pp. 50-5 1 .
88
por otra parte, por ser un sistema cerrado, impide el progreso del
conocimiento. El hecho de que Engels defina su punto de vista ma
terialista sobre el conocimiento del mundo, es decir, que éste puede
ser conocido por el hombre, de ningún modo lo sitúa en una
posición omnisciente frente al mundo, como afirma Jordan.42 Al
contrario, en tanto que derivamos el conodmiento del mundo y no
de nuestra cabeza, se vuelve posible un desarrollo progresivo e infi
nito del conocimiento humano.
Sin embargo, todavía queda la posibilidad de que las matemáti
cas sean ciencias a priori; y Dühring trató de aprovecharse de esta
posibilidad. En contra de esta posición, Engels nos dice que
al igual que hace con las formas fundamentales del ser, el señor Dühring
cree poder sacar también de su cabeza, de un modo apriorístico, es de
cir, sin atenerse para nada a la experiencia que brinda el mundo exte
rior, todas las matemáticas puras. En las matemáticas puras, la inteli
gencia debe operar 'con sus propias creaciones e imaginaciones libres';
los conceptos de número y de figura son 'su objeto suficiente y creado
por ella misma', razón por la cual las mátematicas puras tienen 'una va
lidez independiente de la experiencia particular y del contenido real del
mundo'.43
89
do exterior y no ha brotado en la cabeza por obra del pensamiento pu
ro. Tuvieron que existir objetos que presentasen una forma y cuyas for
mas se comparasen entre sí, para que pudiese surgir el concepto de figu
ra. Las matemáticas puras versan sobre las formas del espacio y las
relaciones cuantitativas del mundo real, y, por tanto, sobre una materia
muy real. El hecho de que esta materia se nos presente bajo una forma
sumamente abstracta, sólo superficialmente puede encubrir el hecho de
que tienen su origen en el mundo exterior. . . [más aún], las matemáticas,
al igual que las demás ciencias, brotan de las necesidades de los hom
bres: de la necesidad de medir las tierras, el volumen de las vasijas, del
cálculo del tiempo y de la mecánica . Pero, como ocurre en todos los
campos del pensamiento humano, al llegar a una determinada fase de
desarrollo, las leyes abstraídas del mundo real se ven separadas de este
mundo real, enfrentadas a él como si fuesen algo independiente, como
si fuesen leyes venidas de fuera a las que el mundo hubiera de ajustarse.
Así ha acontecido con la sociedad y el Estado, y así y no de otro modo,
las matemáticas puras son aplicadas más tarde al mundo, a pesar de te
ner su origen en él y de no representar más que una parte de sus formas
de conexión: precisamente, y sólo por esto, son en general, aplicables.44
Engels prosigue con su discurso . Nos dice que ni con los axiomas
matemáticos, como "el todo es mayor que cada una de sus partes"
y "dos magnitudes iguales a una tercera son iguales entre sí" logran
engañar a nadie respecto a su origen. Hay que conocer un todo y
partes reales antes de saber que el todo es mayor que cada una de
sus partes y hay que conocer magnitudes reales iguales a una tercera
para saber que son iguales entre sí. Más aún , para poder progresar,
tenemos que introducir
44 /bid., p. 52.
45 /bid., p. 54.
90
Engels, pues, define el materialismo como un método y una doc
trina. El materialismo como método consiste en ir hacia el mundo
real para obtener nuestro conocimiento; y como doctrina, afirma
la existencia de ese mundo real independientemente de nosotros. El
mundo no se deriva ni se conforma según .nuestras ideas sino éstas
se derivan y tiene que conformarse al mundo real. Huelga decir que
estas afirmaciones engelsianas no contradicen la posición j uvenil de
Marx, sino al contrario , además de estar en todo de acuerdo con
este pensamiento, al ser aplicadas a las matemáticas, constituyen
una profundización de este pensamiento.
91
mundo no consiste en su ser (como idea) sino en su materialidad,50
cato no quiere decir que Engels sostuviera un monismo metafísico
u ontológico, es decir, que el mundo se constituye a partir de la ma
teria originaria idéntica a sí misma. Al contrario, él rechazó esta
concepción de la materia propuesta por el mismo Dühring.
Para explicar el origen del mundo actual, Dühring sostuvo la
existencia del " estado originario del universo , o para decirlo más
claramente, de un ser de la materia ajeno a todo cambio, a toda
acumulación de cambios en el tiempo" . 51 Este estado original de
la materia no debe confundirse con la masa nebulosa de Kant. Rn
gels explica que "el nombre de nebulosa primitiva, que las ciencias
naturales dan hoy a la nebulosa de Kant, debe tomarse, como fácil
mente se comprende, en un sentido relativo. Es nebulosa primitiva,
por una parte, como origen de los mundos existentes, y por otra,
como la forma [el subrayado es nuestro] más remota de la materia
'
hasta la que podemos remontarnos actualmente" . Pero, en vez de
constituir un estado de la materia cualitativamente idéntico a sí
mismo , 52 Engels explica que "la materia para llegar a la nebulosa
primitiva ha atravesado por una serie infinita de otras formas " . 53
Algunas razones por las que Engels rechaza la posibilidad de un
estado originario del mundo, es decir, un estado inicial de. la mate
ria cualitativamente idéntico a sí mismo, 54 versan alrededor del
problema del cambio y del movimiento . "Si el mundo conoció al
guna vez un estado en el que no aconteciese absolutamente ningún
cambio, ¿cómo pudo pasar de ese estado a los cambios? Lo absolu
tamente inmutable, que además se encontraba desde toda la eterni
dad en ese estado , no pudo, por sí solo, salir del mismo, para entrar
en el estado de movimiento y de cambio " . 55 En otras palabras, "la
identidad absoluta no puede trascender al cambio. Por sí mismo ,
no hay ninguna posibilidad de que el equilibrio absoluto engendre
el movimiento" . 56 Para explicar el movimiento y, por tanto, la di
ferenciación de las cosas , es preciso afirmar, según Engels, que el
movimiento es el modo de existencia de la materia. Puesto que el
movimiento no puede originarse de un estado originario estático
so Engels, Anti-Dühring, p. 58. Cuando Engels afirma que la unidad del mundo
no consiste en el ser, habla, por supuesto, de la idea del ser tal como es concebido
por Dühring. Esta idea implica la idea del ser de Hegel, como se ve en esta misma
página.
SI /bid., p. 69. Véanse pp. 68, 70, 75, 76, 77, 78, 82.
S2 /bid., p . 490.
S3 !bid., p. 75.
S4 Véanse ibid., pp. 75, 68, 490.
SS /bid., p. 68. Véase p. 76.
S6 /bid., p. 70.
92
del mundo , Engels afirma que "jamás, ni en parte alguna, ha exis
tido ni puede existir, materia sin movimiento" . "Cada átomo de
materia del mundo en cada momento dado" se encuentra en una
u otra forma de movimiento, o en varias a la vez -"movimiento
en el espacio universal, movimiento mecánico de masas más peque
ñas en los diferentes cuerpos celestes, vibraciones moleculares en
forma de calor o de corrientes eléctricas o magnéticas' ' , etc. Por
tanto,
toda quietud, todo equilibrio son siempre relativos y sólo tienen sentido
en relación con tal o cual forma determinada del movimiento. Así por
ej emplo, un cuerpo puede descansar mecánicamente sobre la tierra, en
equilibrio mecánico; pero eso no le impide, ni mucho menos, participar
en los movimientos de la tierra y en los de todo el sistema solar, como
tampoco impide a sus partículas físicas más insignificantes efectuar las
vibraciones condicionadas por su temperatura, ni impide a sus átomos
de materia atravesar por un proceso químico .
93
gels utiliza la palabra "materia" n o sólo como una abstracción,
c omo en el caso del movimiento, sino también para significar
cuerpos. La materia en movimiento es igual a cuerpos en mo
vimiento.
La identificación que Engels empieza a hacer en esta cita entre
cuerpo y materia concuerda con el pensamiento de Marx en La sa
grada familia. M arx había afirmado allí que en la física de Des
c artes "la única sustancia, el fundamento único del ser y del
conocimiento , es la materia; ésta se vió dotada de una fuerza
autocreadora, pero su movimiento se reducía únicamente a la
moción mecánica". 58 Esta materia de que habla Marx, como ates
tiguarán los que conocen algo de la filosofía de Descartes, se identi
ficaba con el cuerpo. En el Anti-Dühring, pues , Engels rechaza la
existencia de la materia en sí. Para él uno de los significados de la
materia equivale a "cuerpo" ; son los cuerpos los que se encuentran
en movimiento , los que se hallan en el tiempo y en el espacio.59
En lo que se refiere a la interpretación de la cita del Anti
Dühring, hay que subrayar otro elemento muy importante. No se
debe interpretar las palabras de Engels fuera de su contexto históri
co y de su contexto polémico. Engels está contra la posición de Dü
hring, quien sostiene el estado de materia idéntica a sí misma. En
gels, pues, no está adoptando el pensamiento de Dühring sobre este
punto sino refutándolo.
Puesto que Engels, en la cita que estamos analizando, rechazó
el estado idéntico a sí mismo de la materia, contra lo afirmado por
Bender y lo insinuado por Jordan y Mondolfo, no hay sefias de re
duccionismo ni de metafísica en el pensamiento de Engels tal como
aparecen en el Anti-Dühring. El emplear la palabra "materia" en
sentido restringido para significar "cuerpo" , no sitúa a Engels en
la metafísica sino en la física; y el utilizar la palabra ' 'materia' ' en
un sentido amplio para significar la "realidad" tampoco implica
que sotuviera un sentido ontológico de la palabra, es decir, uno que
designase un substrato de todo cambio.
Si repasamos lo dicho en este capítulo referente a la distinción
entre el materialismo y el idealismo, encontratµ.os un constante aca
tamiento a lo real . Engels ha afirmado que Dühring había hablado
de "principios derivados del pensar, no deducidos del mundo
exterior" ; que "las formas del ser, del mundo exterior" no pueden
ser deducidas jamás del pensamiento "sino únicamente del mundo
exterior" (los subrayados son nuestros), que los principios "no se
94
aplican a la naturaleza y a la historia humana, sino que se abstraen
de ella" , qae "no son la naturaleza y el mundo humano los que se
rigen por los principios, sino que éstos sólo tienen razón de ser en
cuanto coinciden con la naturaleza y la historia" (el subrayado es
nuestro). 6º Este uso de Engels de la palabra "materia" para desig
nar la realidad, el mundo exterior, la naturaleza, concuerda con el
pensamiento j uvenil de M arx tal como aparece en La sagrada
familia.61
Antes de terminar con este punto , quisiéramos analizar otras pa
labras de Engels , que se encuentran en un fragmento póstumo; por
ello, a veces se le incluye con la Dialéctica de la naturaleza. Sin em
bargo, debería publicarse junto con el Anti-Dühring ya que iba a
ser agregado a la segunda edición de esa obra. 62
Engels nos dice que
la materia como tal es una pura creación del pensamiento y una abstrac
ción. Cuando incluimos a las cosas, en cuanto cosas corporalmente
existentes [el subrayado es nuestro] , en el concepto de materia, dejamos
de lado las diferencias cualitativas de las cosas. La materia en cuanto tal,
en contraposición a las cosas materiales existentes, determinadas, no es
algo sensorialmente existente. Si la ciencia natural concentra sus fuerzas
en la búsqueda de la materia uniforme en cuanto tal, si reduce las dife
rencias cualitativas a diferencias puramente cuantitativas de la composi
ción de partículas pequefl.ísimas idénticas, haría lo mismo que si exigiera
ver la fruta como tal en vez de ciruelas, peras, manzanas; el mamífero
como tal en vez de gatos, perros, ovejas, etc.; el gas como tal, la piedra
como tal; la combinación química como tal; el movimiento como tal
[ . . .] Como ya lo ha mostrado Hegel [ . . . ] este punto de vista unilateral
mente matemático, según el cual debe considerarse a la materia sólo co
mo cuantitativamente determinable, como cualitativamente·idéntica en
su origen, no es otro que el del materialismo francés del siglo XVIII. Es
más, es una vuelta a Pitágoras, quien ya concebía el número, la determi
nación cuantitativa, como la esencia de las cosas. 63
95
vo, comete el error de interpretar el pensamiento de Engels en
abstracto, es dedr, abstraído de su desarrollo histórico y de la si
tuación polémica en que se originó. Contra el idealismo, contra la
filosofía que so >tenía que se podía liberar a los proletarios median
te la liberación •!n el pensamiento, un discurso sobre la materialidad
o realidad del mundo se vuelve sumamente práctico y sumamente
necesario para dar un fundamento teórico a la liberación real. Ade
más, a diferencia también de las afirmaciones de Fetscher, el Wel
tanschauung expresado en el Anti-Dühring para contrarrestar la in
fluencia del i dealismo de Dühring, no desembocó en Engels en
menospreciar la actividad revolucionaria del proletariado,64 y tam
poco suplantó el desarrollo de la ciencia y de las tendencias expansi
vas de las fuerzas productivas tendientes a la liberación de los pro
letarios. 65 Por el contrario , para Engels, como vimos en este
capítulo cuando tratamos sobre la evolución del socialismo, se
vuelve una condición necesaria para que el hombre pueda desarro
llarse según todas sus capacidades. Finalmente, en lo que hace a la
objeciones de Mondolfo en el sentido de que Engels no debiera ha
berse llamado un materialista, 66 cabe decir que no comprende la
significación que Engels da a la palabra materialista; y parece olvi
dar que las palabras son signos convencionales, cuya significación
puede licitamente variar, especialmente en la filosofía, según el
contexto en que se usan y según la persona que las emplea. Tomada
en su sentido amplio, no hay incongruencia alguna en llamar a una
filosofía o teoría materialista cuando salvaguarda la existencia de
procesos psicológicos y de relaciones sociales. Al fin y al cabo, és
tos también constituyen fenómenos reales que existen independien
temente del observador.
96
7 . EL MATERIALISMO ENGELSIANO DEL
L UD WIG FEUERBA CH
desde entonces han pasado más de cuarenta afios, y Marx murió sin que
a ninguno de los dos se nos presentase ocasión de volver sobre el tema.
Acerca de nuestra actitud ante Hegel, nos hemos pronunciado alguna
que otra vez, pero nunca de un modo completo y detallado. De Feuer
bach, aunque en ciertos aspectos representa un eslabón intermedio entre
la filosofía hegeliana y nuestra concepción, no habíamos vuelto a ocu
parnos nunca.1
97
conocer esta influencia" era saldar una deuda de honor.2 Inclusi
ve, como apéndice de su obra, anexó las Tesis sobre Feuerbach de
Marx, que se editaban por primera vez. 3
Engels nos recuerda que en la Lógica de Hegel se trata sobre un
proceso mental que culmina en la Idea absoluta. Esta "se enajena,
es decir, se transforma en la naturaleza, para recobrar más tarde
su ser en el espíritu, o sea en el pensamiento y en la historia". Sin
embargo, es preciso distinguir entre el método dialéctico (el lado re
volucionario del sistema hegeliano) y su contenido dogmático. "El
lado revolucionario de esta filosofía queda asfixiado bajo el peso
de su lado conservador hipertrofiado" tanto en lo que se refiere al
conocimiento filósofico como a la práctica histórica. "La humani
dad, que en la persona de Hegel fue capaz de llegar a descubrir la
idea absoluta" , nos dice Engels,
2 !bid., p. 378.
3 !bid.
4 Jbid., p . 383. Véase p. 408.
98
Alrededor de esta contradicción se daban vueltas y más vueltas, bien o
mal como se podía.s
1 00
tro modo de concebir un proceso natural reproduciéndolo nosotros mis
mos, creándolo como resultado de unas mismas condiciones, y si, ade
más, lo ponemos al servicio de nuestros propios fines, daremos al traste
con la ' cosa en sí' inasequible de Kant. 12
12 !bid., p. 391 .
1 3 /bid., p . 393.
14 /bid.
101
limitaciones específicas, pero inevitables en su época, del materia
lismo clásico francés" . 15 Otra limitación específica era su incapa
cidad para concebir el mundo y la historia misma como un proceso,
sujeto a desarrollo histórico.16 Por tanto, Engels sostuvo que
Feuerbach tenía razón cuando se negaba a identificarse con ese ma
terialismo: pero se equivocaba al confundirlo con el materialismo
en general.17
El materialismo de Feuerbach , a su vez, también tenía sus limita
ciones. Aunque materialista frente a la naturaleza, no lo era en lo
que se refiere a la historia. El problema principal para el materialis
mo era "poner en armonía con la base materialista, reconstruyén
dola sobre ella, la ciencia de la sociedad' ' . El hacerlo, por supuesto,
no le fue dado a Feuerbach sino a Marx.1 8
Feuerbach se vió incapacitado para establecer la sociedad sobre
un fundamento materialista debido a su concepción de la religión
y la ética. Para él, ' 'los períodos de la humanidad sólo se distinguen
unos de otros por los cambios religiosos. P ara que se produzca un
movimiento histórico profundo es necesario que este movimiento
vaya dirigido al corazón del hombre". Para Feuerbach , el corazón
es la esencia misma de la religión; y ésta se constituye por " la rela
ción sentimental , la relación cordial de hombre a hombre, que has
ta ahora buscaba su verdad en un reflejo fantástico de la realidad
-por la mediación de uno o muchos dioses, reflejos fantásticos de
las cualidades humanas- y ahora la encuentra, directamente, sin
intermediario , en el amor entre el Yo y el Tú" . De ahí que, en
Feuerbach, "el amor sexual acabe siendo una de las formas supre
mas, si no la forma culminante, en que se practica su nueva reli
gión" .19 Pero la comprensión de las grandes luchas históricas de
clase se vuelve imposible al transformarlas en un simple apéndice
de la historia eclesiástica. 20 Este Feuerbach, por tanto, que predicó
en cada página de sus obras "el imperio de los sentidos , la inmer
sión en lo concreto, en la realidad, se convierte, tan pronto como
tiene que hablarnos de otras relaciones entre los hombres que no
sean las simples relaciones sexuales , en un pensador completamente
abstracto ' ' . 21
En tanto que arranca del hombre, Feuerbach es realista;
102
pero, como no nos dice ni una palabra acerca del mundo en que vive,
este hombre sigue siendo el mismo hombre abstracto que llevaba la
batuta en la filosofía de la religión. Este hombre no ha nacido de un
vientre de mujer, sino que ha salido, como la mariposa de la crisáli
da, del Dios de las religiones monoteístas, y por tanto no vive en un
mundo real, históricamente creado e históricamente determinado; entra
en contacto con otros hombres, es cierto, pero éstos son tan abstractos
como él.22
:u [bid.
23 !bid., pp. 405-406.
24 !bid., p. 388.
2S /bid., p. 406.
1 03
con los hechos, enfocados en su propia concatenación y no en una
concatenación imaginaria. Esto, y sólo esto, era lo que significaba
el materialismo" .26 Feuerbach, en cambio, se quedó a mitad del
camino: por un lado era materialista y por otro idealista. 27
A Marx, pues, le fue dado descubrir que las verdaderas fuerzas
motrices de la historia no son las ideas sino las condiciones y rela
ciones reales de producción; a Marx le fue dado demostrar que en
la historia moderna
todas las luchas políticas son luchas de clases y todas las luchas de
emancipacWn de clases, pese a su inevitable forma política (pues toda
lucha de clases es un lucha política) giran, en último término, en tomo
a la emancipación económica. Por consiguiente, aquí por lo menos, el
Estado, el régimen político, es el elemento subalterno, y la sociedad ci
vil, el reino de las relaciones económicas, lo principal. La idea tradicio
nal, a la que también Hegel rindió culto, veía en el Estado el elemento
determinante, y en la sociedad civil el elemento condicionado. Y las
apariencias lo presentan así. Del mismo modo que todos los impulsos
que rigen la conducta del hombre individual tienen que pasar por su ca
beza, convertirse en móviles de su voluntad, para hacerlo actuar, todas
las necesidades de la sociedad civil -cualquiera que sea la clase que la
gobierne en ese momento- tienen que pasar por la voluntad del Esta
do, para cobrar vigencia general en forma de leyes. Pero éste es el aspec
to formal del problema, que de suyo se comprende; lo que interesa
conocer es el contenido de esta voluntad puramente formal -sea la del
individuo o la del Estado- saber de dónde proviene ese contenido y por
qué es eso precisamente lo que se quiere, y no otra cosa. Si nos detene
mos a indagar esto, veremos que en la historia moderna la voluntad del
Estado obedece, en general, a las necesidades variables de la sociedad
civil, a la supremacía de tal o cual clase, y, en última instancia, al desa
rrollo de las fuerzas productivas y de las condiciones de intercambio.28
26 /bid., p. 408.
27 /bid., p. 407.
28 /bid., p . 417.
1 04
son lo primario; la naturaleza, lo derivado. Para el materialismo,
Para Engels, pues, lo que hemos resumido arriba tiene que ver
con el problema capital de toda la filosofía. La distinción entre ma
terialismo e idealismo tiene que ver con el origen del mundo y el ori
gen del pensamiento -¿cuál depende de cuál? "Los filósofos que
afirmaban el carácter primario del espíritu frente a la naturaleza,
y por tanto admitían, en última instancia, una creación del mundo
bajo una u otra forma" se enrolaban en las filas del idealismo. Los
otros, los que consideraban a la naturaleza como lo primario, inte
graban las diversas escuelas del materialismo.3º
Sin embargo, el materialismo tal como es definido por Engels en
esta obra todavía tiene otra significación. Una cosa es afirmar que
el mundo tiene su existencia independientemente de cualquier pen
samiento, y otra que sea conocible. A esto último , el materialismo,
por supuesto, ya sea en referencia a la naturaleza o a la historia,
contesta afirmativamente. Frente al idealismo, Engels afirma que
Marx y él retornaron a las posiciones materialistas y volvieron a ver
en los conceptos del cerebro "las imágenes de los objetos reales, en
vez de considerar a éstos como imágenes de tal o cual fase del con
cepto absoluto" .3 1
Estas descripciones del materialismo engelsiano, como vimos en
el capítulo anterior, son esencialmente las mismas que se encuen
tran en La sagrada familia y La ideología alemana. En la primera,
Marx y Engels plantearon ya la distinción entre el pensar y el ser
real,32 y hablaron del problema del mundo como una enajenación
del espíritu en el idealismo y, por tanto , de su irrealidad.33 En la
primera obra estaba implicada la idea de que, en tanto que la reali
dad no se conforma con categorías mentales, éstas deben confor
marse con la realidad y, por tanto, que el mundo real (la naturaleza
29 /bid., p. 387 .
30 /bid., p. 390.
3 1 /bid., p. 408.
32 Marx y Engels, La sagrada familia, pp. 1 1 8, 149, 2 1 1-212, 226, 258 y 544.
33 /bid. , pp. 206-207, 208.
105
y la historia) es conocible.34 Huelga decir que no se puede liberar
al proletariado real de sus cadenas reales en un mundo real si no
los conocemos .
En La ideologfa alemana encontramos e l idealismo descrito co
mo una filosofía que pretende imponer categorías a la realidad en
vez de sacarlas de ésta;3S vimos que Marx y Engels presentaron
premisas reales derivadas de la realidad en vez de premisas idea
les ;36 y encontramos también que no se explica la práctica partien
do de la idea, sino que las formaciones ideológicas se explican a
partir de la práctica material. 37 En todo esto no se trataba de un
problema meramente especulativo sino de un problema eminente
mente práctico . El idealismo liberaba al proletario sólo en el pensa
miento; el materialismo trataba de hacerlo en el mundo real.
Al contrario de Bender, Jordan , Schmidt, Fetscher y Mondolfo,
pues, el materialismo de Engels resulta estar de acuerdo con el de
Marx. Más aún, contra lo afirmado por Jordan para probar que
Marx no podía ser materialista en el sentido engelsiano, es decir,
que Marx empleó exclusivamente términos sociales e históricos pa
ra describir la naturaleza y el hombre,3 8 podemos apreciar que en
sus obras de juventud también utilizó términos filosóficos como el
ser y el pensar, etc.
Sin embargo, los autores que vimos en nuestro primer capítulo
encuentran otras dificultades en el Ludwig Feuerbach de Engels.
Bender sostuvo que Engels argumentó en favor de un materialismo
ontológico , que se enredó en la contradicción de sostener que la na
turaleza es la única realidad y, a la vez, que nada existe fuera de
la naturaleza y el hombre. Según Bender, Engels también propuso
la creencia de la prioridad o primacía de la naturaleza sobre el espí
ritu y el punto de vista de que la mente misma es meramente el pro
ducto más elevado de la materia. En resumen, Bender afirmó que
Engels cayó en una ontología naturalista consistente, en un natura
lismo inconsistente (un dualismo que implica que el hombre es un
ser que no pertenece a la naturaleza); un dualismo que sostiene la
prioridad de la naturaleza sobre el espíritu sin especificar si la prio
ridad es ontológica o epistemológica o las dos a la vez. Más aún,
106
se enredó en un epifenomenalismo y un reduccionismo dogmá
tico. 39
Si tornamos la atención a Mondolfo, cuyo pensamiento fue tra
tado brevemente en las notas del capítulo 1 , vemos que él, a su vez,
criticó a Engels por sostener que el problema fundamental de la fi
losofía es el del ser y el devenir y no el problema del conocimiento
que contiene el del ser tal como fue sostenido por Marx. Mondolfo
tuvo problemas en aceptar el término "materialista" aplicado a la
"cosmovisión" de Engels y de Marx; sostuvo que Engels , al afir
mar que la materia es la única realidad, reducía todo a la materia,
y que "reproducía, precisamente contra la experiencia y la praxis,
el punto de vista de la Ding an sich" . 40 Más aún, según Mondolfo,
al considerar Engels que la materia es la única realidad verdadera,
se ve forzado a considerarla como "una sustancia siempre idéntica
a sí misma' ' . 4 1
Mondolfo dijo que Engels había planteado como problema fun
damental de la filosofía el del ser y el devenir. Pero, como hemos
visto en esta obra, para Engels, el problema capital o fundamental
es el del ser y el pensar; y es fundamental debido a que se trata de
liberar al proletario real de cadenas reales -no de lazos ideales.
Antes de hablar del devenir, pues, es preciso decidir si existe un
mundo real que deviene. El problema del devenir, por tanto, es un
problema posterior. Una vez acordado que es preciso liberar al pro
letario real, entonces es menester hablar de los medios para lograr
lo. Estos entrañan la dialéctica, sobre la que trataremos en nuestra
próxima obra.
Bender y Mondolfo han dicho que Engels en el Ludwig Feuer
bach sostiene la existencia de un materialismo ontológico. Tampo
co esta afirmación es correcta. Tanto Mondolfo como Bendcr
cometen el error de no interpretar el libro de Engels en el contexto
de sus demás obras; e interpretan equivocadamente las palabras
que afirman que la materia es la única realidad en el contexto de
esta misma obra. Cuando Engels distingue el materialismo del idea
lismo, usa como términos contrapuestos o contrarios idea absoluta
contra naturaleza, idea absoluta contra realidad, idea absoluta con
tra " lo único real es la naturaleza". Pone "el pensar y su producto
discursivo, la idea (como) lo primario" y "la naturaleza (como) de
rivado" , contra la naturaleza con existencia independiente de los
hombres (como la base sobre la que crecieron y se desarrollaron)
1 07
y contra los hombres como productos naturales. Engels , pues , usa
como términos antitéticos , para distinguir el idealismo del materia
lismo, pensar y ser, espíritu y naturaleza, idea absoluta y mundo
material perceptible por los sentidos, espíritu y materia; afirma que
la materia no es un producto del espíritu, sino que éste es el pro
ducto supremo de la materia; y define el materialismo como "una
concepción general del mundo basada en una interpretación de
terminada de las relaciones entre el espíritu y la materia" . En to
do esto, vemos que Engels usa como más o menos sinónimos idea
absoluta, espíritu, pensar, etc. , por un lado, y por otro , naturaleza,
realidad, lo único real, mundo material, perceptible por los senti
dos, materia, etc. Del uso mismo de la terminología en el Ludwig
Feuerbach, pues, se desprende que Engels no trata de una materia
ontológica. Utiliza esta palabra para significar la realidad sensible
y, como dice el propio Jordan, cuando Engels emplea el término
en el Ludwig Feuerbach, hay que tomarlo en "su sentido distributi
vo; es decir, se refiere a la materia bajo alguna forma particular"
o como "el concepto de la clase de objetos materiales o físicos" . 42
Este empleo de las palabras antes mencionadas con un sentido
casi equivalente no se encuentra en contradicción con el pensamien
to j uvenil de Marx. En La sagrada familia vimos este mismo tipo
de equivalencia. Marx enfrenta autoconciencia y mundo exterior,
movimiento ideal y movimiento real, e identifica "la materia" con
"la realidad" .43 En esta obra de j uventud, Marx contrapone pen
samientos puros de la autoconciencia infinita vs. una existencia fi
nita y material,44 ilusión metafísica (autoconciencia, etc.) vs.
naturaleza,45 conciencia vs. ser, pensamiento v.s;, ser,46 el pensa
miento y la conciencia en oposición al ser real,47 la transformación
en la conciencia en oposición a una transformación real ,48 cadenas
dotadas de una existencia puramente ideal y subjetiva contra cade
nas reales y c>pjetivas, existentes fuera de mí,49 espíritu contra ma
teria, Dios y mundo, espíritu activo contra masa carente de espíritu
(la materia),50 historia crítica contra historia real .51 Lo que hemos
afirmado de La sagrada familia puede afirmarse también de La ide-
1 08
ología alemana, como vimos en los capítulos 4 y 5. Mondolfo y
Bender, pues, no interpretan a Engels en el contexto de sus obras
de j uventud, ni en el contexto del mismo Ludwig Feuerbach. Huel
ga decir que, dado que para Engels la materia es el mundo real , no
cae en un epifenomenalismo como pretende Bender, ya que la ma
teria en esta obra no es un sustancia ontológica.
El hecho de que la materia del Ludwig Feuerbach no resulte una
sustancia ontológica nos da una base para contestar a otras obje
ciones de Bender y Mondolfo . Cuando Bender acusa a Engels de
sostener un dualismo que pretende la prioridad de la naturaleza so
bre el espíritu, plantea el problema de un modo equivocado. Cuan
do habla de dualismo, supone que en Engels la materia y el espíritu
son dos sustancias y dos sustancias contrapuestas, lo cual no es
cierto. Para Engels , en el contexto del Ludwig Feuerbach, materia
y naturaleza significan mundo real; y el espíritu o conciencia del
hombre (no la autoconciencia) es parte de esta realidad como cual
quier otro cuerpo cualitativamente diferente. No hay en Engels,
pues, ni un naturalismo inconsistente, ni un dualismo. Más aún, no
es en Engels donde aparecen las contradicciones sino en Bender, ya
que por una parte afirma que Engels sostiene un materialismo on
tológico, que la materia, en sentido ontológico, es la única realidad
y que Engels es reduccionista; y, por otra, nos dice que Engels reco
noce la realidad del espíritu, que sostiene un dualismo, y, por tan
to, lógicamente no es reduccionista.
Para probar ese supuesto dualismo, Bendcr cita una frase del
Ludwig Feuerbach donde Engels afirma que "nada existe fuera de
la naturaleza y el hombre" . Bender interpretó esta oración en el
sentido de que el hombre no se considera como parte de la naturale
za. Pero en la obra queda muy clara la postura de Engels que nada
existe fuera de la naturaleza y el hombre, como perteneciente a la
naturaleza y producto de ésta;5 2 es decir, Engels recalca la impor
tancia de considerar al hombre de un modo materialista, como un
producto de la naturaleza y no de la idea o de la autoconciencia.
Bender, sin embargo, cae en una nueva contradicción al afirmar
que para Engels el hombre no es parte de la naturaleza; y, a la vez,
que "la mente misma es meramente el producto más elevado de la
materia" . 53
En lo que se refiere a especificar si la prioridad de la naturaleza
sobre el espíritu es ontológica o epistemológica, Bender también
plantea mal el problema. Si buscamos una prioridad, no puede ser
109
de tipo ontológico tal como Bender utiliza el término, ya que no
hay ontología en Engels. La prioridad es más bien causal. La natu
raleza es anterior al espíritu en tanto que éste es un producto de
aquélla; y epistemológicamente, Engels sostiene la prioridad de la
naturaleza frente al conocimiento. La realidad es causa de nuestras
ideas; éstas, o una idea absoluta, no pueden ser la causa de la
existencia del mundo sensible.
También Mondolfo tuvo problemas con la afirmación de Engels
en el Ludwig Feuerbach de que ' 'el mundo material que percibimos
con los sentidos, al que nosotros pertenecemos , es la única cosa re
al" , y que "la materia no es un producto del espíritu, sino que el
espíritu mismo es sólo el más alto producto de la materia' ' . Al plan
tear que Engels se contradice por reconocer formas superiores de
la realidad, que al afirmar que "la materia es la única cosa real"
no advierte que "reproducía, precisamente contra la experiencia y
la praxis, el punto de vista de la Ding an sich' ' , 54 y que al conside
rar la materia como la única realidad verdadera, concibe una sus
tancia siempre idéntica a sí misma,55 Mondolfo demuestra no ha
ber captado que la materia de que Engels habla no es un ente onto
lógico , sino "el mundo material que percibimos con los sentidos" ;
y a la vez, revela no haber entendido que Engels está defendiendo
la realidad de este mundo sensible y material en contra del idealis
mo, que proponía que la idea o la autoconciencia es la única co
sa real.
Todavía hay otros problemas que Bender y Mondolfo plantean
contra el materialismo del Ludwig Feuerbach principalmente con
tra la afirmación engelsiana de que la conciencia o las ideas son
productos del cerebro. Pero dej amos su discusión para otro capítu
lo. Por lo pronto, tornemos la atención al materialismo de la
Dialéctica de la naturaleza.
1 10
8 . EL MATERIALISMO ENGELSIANO DE LA
DIALÉCTICA DE LA NA TURALEZA
EL ANTIRREDUCCIONISMO DE ENGELS
111
mentos muchos más firmes que en el siglo pasado. Entonces, sólo se co
nocía de un modo más o menos completo el movimiento de los cuerpos
celestes y el de los cuerpos terrestres sólidos, bajo la acción de la grave
dad; casi todo el campo de la química y toda la naturaleza orgánica
eran, en aquel tiempo, misterios no descifrados. Hoy, toda la naturale
za se extiende ante nosotros, por lo menos en sus lineamientos funda
mentales, como un sistema aclarado y comprendido de procesos y
concatenaciones.
1 12
mecánico, desplazamiento de lugar de las mayores o menores por
ciones de la materia, y la ciencia tiene como primer deber, pero so
lamente el primero, conocer esto". Pero nos advierte que esto no
"quiere decir que el movimiento en general se reduzca, ni mucho
menos, a este movimiento mecánico" . Para él,
11 3
LA ETERNIDAD DE LA MAlERIA
Puede parecer que Engels, al afirmar que "nada hay eterno fue
ra de la materia en eterno movimiento y de las leyes con arreglo a
las cuales se mueve y cambia" , y al afirmar que "tenemos la certeza
de que la materia permanecerá eternamente la misma a través de to
das sus mutaciones" , sostiene la existencia de un sustrato que no
experimentamos . Sin embargo, en el primer caso, es preciso fijarse
en el hecho de que esta materia de que Engels habla se halla en eter
no movimiento y que las leyes de su movimiento y cambio también
son eternas. No se trata, pues , de una materia homogénea donde
no se puede hablar de leyes, sino de las diferentes formas de mate
ria donde rigen las leyes de la mutua transformación de una forma
de materia en otra. En el segundo caso, es preciso darnos cuenta
7 /bid., p. 20.
1 14
de que después de afirmar que "tenemos la certeza de que la mate
ria permanecerá la misma a través de todas sus mutaciones' ' , En
gels explica lo que quiere decir: '.'ninguno de sus atributos puede
llegar a perderse por entero" . Con estas palabras, Eílgels no defien
de un ente metafísico, sino su antirreduccionismo. No se trata de
la materia como tal, sino de las diferentes formas de la materia. Lo
que permanece igual y eterno a través de todos los cambios de la
materia es que las diferentes formas de la materia no perderán su
facilidad de combinarse químicamente, de formar la vida, la con
ciencia, etc. Por eso, "por la misma férrea necesidad con que un
día desaparecerá de la faz de la tierra su floración más alta, el espí
ritu pensante, volverá a brotar en otro lugar y en otro tiempo" ; o ,
como Engels afirma e n otro lugar,
8 !bid., p. 18.
9 /bid., p. 207 .
11'
efectos. Debido al intenso calor, los elementos no pueden diferen
ciarse mediante sus propiedades específicas. El hidrógeno y el oxí
geno, por ejemplo, no pueden combinarse y formar el agua, etc. En
vez de tener sus propios efectos, éstos se ven suspendidos debido
al intenso calor . 1º
En lo que se refiere a la bola de gas de la nebulosa, Engels tam
poco niega que existen diferentes sustancias ; afirma que no actúan
según sus propiedades específicas sino sólo según las propiedades
comunes a todas las formas de materia en este estado, por ejemplo,
según el calor, la gravedad , 1 1 el estar en el tiempo y en el espacio,
etc. Engels, pues, no habla de una materia homogénea sino de dife
rentes formas de materia o sustancias que no pueden diferenciarse
según sus propiedades específicas y sólo manifiestan las propieda
des comunes a todas las formas de materia en este estado . En este
sentido , puede afirmarse que desaparecen las diferentes sustancias
en la pura materia.
Podemos confirmar la interpretación dada al fragmento citado
mediante un resumen de la descripción del origen y fin de nuestro
universo dada por Engels. La mención a la bola gaseosa en el frag
mento anteriormente citado , hace referencia, por supuesto, a la te
oría cosmogónica Kant-Laplace. Como es sabido , nos dice Engels ,
según esta concepción todo el sistema solar nació de una masa gaseosa
extraordinariamente enrarecida y en rotación, mediante su gradual
condensación, de tal modo que, como es natural, el movimiento de ro
tación de esta bola de gas cobró su mayor fuerza en el Ecuador: allí se
desprendieron de la masa anillos de gas que luego se condensaron para
formar los planetas, los planetoides, etc. , girando en tomo del cuerpo
central en el sentido de la rotación originaria.12 En cuanto a esta rota
ción,. se la explica, generalmente, por el movimiento propio de las dis
tintas partículas de gas, movimiento operado en las más diversas
direcciones, pero de manera que acaba siempre imponiéndose el movi
miento en una determinada dirección, lo que determina el movimiento
giratorio, el cual va necesariamente intensificándose a medida que se
contrae la nebulosa. 1 3
116
En los distintos cuerpos así formados, nos dice Engels (soles,
planetas y satélites),
va pasando cada vez más a primer plano la acción mutua de las formas
físicas de movimiento que se truecan las unas en las otras, hasta llegar,
por fin, a un punto a partir del cual comienza a abrirse paso la afinidad
química y en el que los elementos químicos hasta ahora indiferentes van
diferenciándose químicamente unos tras otros, adquieren propiedades
químicas y se combinan entre sí. Estas combinaciones varían constante
mente con el descenso de la temperatura, que influye de distinto modo
no sólo en cada elemento, sino en cada combinación de elementos, con
la transición, al enfriarse, de una parte de la materia gaseiforme al esta
do líquido, primero, y luego al estado sólido, y con las nuevas condicio
nes así creadas.16
14 !bid. , p. 1 3 .
1 5 lbid.
16 ]bid., p. 14.
1 17
sus propiedades específicas, que se vieron suspendidas debido al in
tenso calor.
Según Engels ,
17 /bid.
18 Jbid.
19 /bid., pp . 14-1 5 .
1 18
cernos hoy, se ve imposibilitada en el sol y en la nebulosa. En vez
de que los elementos actúen según sus propiedades, actúan como
pura materia, es decir, sólo según la gravedad, el calor, etc. , que
les es común en la nebulosa o en el sol.
Continuando con su exposición , Engels nos informa que el
hombre, a su vez, mediante su trabaj o se diferencia de los otros
animales;20 y
20 !bid., p. 1 5 .
21 Jbid., p p . 1 6-17.
1 19
blemente el día en que, al agotarse el calor del sol, no alcance para fun
dir los hielos que avanmn desde los polos; en que los hombres, que irán
concentrándose más y más junto al Ecuador, no encuentren tampoco
allí el calor necesario para vivir; en que poco a poco vayan borrándose
hasta los últimos rastros de vida orgánica y la tierra, convertida en una
bola muerta y helada como la luna, gire, hundida en profundas tinieblas
y en una órbita cada vez más estrecha en tomo al sol, también enfriado,
para ¡: ·ecipitarse, por último, en los espacios cósmicos' . Y de un modo
semejante se morirá 'el resto de las innúmeras islas cósmicas, incluso
aquélla cuya luz jamás llegará a la tierra mientras viva sobre ella un ojo
humano capaz de captarla' .22
22 Jbid., p. 17.
23 /bid.
24 /bid. , p. 19.
2, /bid., p. 20.
26 /bid., p . 18.
120
modo alguno "la materia en cuanto tal o el movimiento en cuanto
tal, sino solamente las diferentes materias y formas de movimiento
que realmente existen. La materia [pues] no es otra cosa que el con
j unto de materias de que se abstrae ese concepto " . Por tanto, el lec
tor debe comprender que para Engels "palabras como materia y
movimiento son, sencillamente, abreviaturas en las que condensa
mos muchas cosas diferentes perceptibles por los sentidos, toman
do sus cualidades comunes" . 27
Schmidt, por supuesto, admite que Engels considera la materia
como un ens rationis y que para él sólo existen determinadas for
mas de materia. Pero cuando Engels trata de aclarar el problema
cosmogónico, nos dice Schmidt, "la materia aparece en él no en sus
determinaciones sino como principio supremo. Por lo tanto , el con
cepto de la naturaleza en Engels [descrito en la Dialéctica de la na
turaleza] es, en última instancia, de carácter ontológico" .28 El
pensamiento de Bender sobre la materia en la Dialéctica de la natu
raleza es muy similar al de Schmidt.29 Sin embargo , se puede apre
ciar del análisis de los textos presentados que Schmidt y Bender no
los han interpretado en conjunto sino separados uno del otro; el re
sultado es que no han llegado a captar correctamente la significa-
'
ción de la materia tal como aparece en esta obra.
Con todo, Schmidt objeta varias cosas más en contra del mate
rialismo de Engels 'tal como se presenta en las obras de su madurez.
Al exponer contra el Ludwig Feuerbach una objeción que tiene más
sentido contra la Dialéctica de la naturaleza, Schmidt nos dice que
"si la concepción materialista de la naturaleza, como dice Engels
en el escrito sobre Feuerbach, no es sino 'simple comprensión de
la naturaleza tal como ésta se da, sin agregado extraño', esto signi
fica [ . . . ] una recaída en el realismo ingenuo ", sin tomar en cuenta
para nada la praxis. Sin embargo , mientras que Engels en la Dialéc
tica de la naturaleza corta esta afirmación de tal modo que se lee:
"concebir materialistamente la naturaleza no es sino concebirla pu
ra y simplemente tal y como se nos presenta, sin aditamentos extra
ños" ,3o es preciso recordar que en el Ludwig Feuerbach , la obra
criticada por Schmidt, Engels es más claro . En esta obra, Engels
nos informa que Marx tomó una postura materialista frente al
mundo. Decidió "concebir el mundo real -la naturaleza y la
historia- tal como se presenta a cualquiera que lo mire sin quime-
121
ras idealistas preconcebidas [el subrayado es nuestro] " ;31 y es pre
ciso recordar que Engels afirmó que Marx decidió "sacrificar im
placablemente todas las quimeras idealistas que no concordasen
con los hechos, enfocados en su propia concatenación y no en una
concatenación imaginaria. Y esto, y sólo esto, era lo que significa
ba el materialismo" .32 Engels , pues, no excluye la posibilidad de
que el objeto sea uno transformado por la actividad práctica del
hombre, sino que lo que está haciendo es definir la posición mate
rialista en general en contra del idealismo. Son sus quimeras las que
se ven excluidas de la concepción materialista del mundo . Engels ,
pues, n o puede ser culpable d e u n realismo ingenuo, e n el sentido
en que Schmidt emplea el término.
Todavía se puede objetar contra las descripciones de Engels que
se encuentran en la Dialéctica de la naturaleza que hace del mundo
una cosa meramente contemplativa, describiendo sólo el nacimien
to y muerte del mundo. No obstante, hay que darse cuenta de que
cuando Engels presenta sus descripciones del mundo en sus obras
posteriores, especialmente en la Dialéctica de la naturaleza, no eli
mina la praxis humana como medio de conocerlo, sino que está
dando el fruto de la praxis científica hacia sus días .
1 22
9. LA NATURALEZA NO MEDIADA EN MARX
1 23
Si tornamos la atención a la Crítica de la dialéctica y la filosofía
hegelianas en general (1 844), encontramos que Marx afirma que
"el hombre es directamente ser natural. Como ser natural y como
ser natural vivo se halla dotado, en parte, de fuerzas naturales, de
fuerzas vivas, es un ser natural activo" . 5 Nótese bien que Marx
pone al hombre en una categoría más universal , el de ser natural
vivo ; y nótese que como un ser natural vivo, se halla dotado con
fuerzas naturales y vivas , y es activo. Marx hace aquí un j uicio uni
versal, no restringido a la naturaleza mediada por el hombre, un ser
vivo , sea conocido o no conocido por el hombre , tiene que estar do
tado de fuerzas vivas y tiene que ser activo.
Marx continúa su exposición. Nos dice que
Una vez más, es preciso darse cuenta de que Marx está haciendo
otro j uicio universal. No sólo los hombres son seres condicionados
y limitados , sino también los animales y las plantas, estén mediados
por la actividad práctica del hombre o no. La afirmación de Jordan
de que para Marx el mundo real e independiente de nosotros resulta
nulo , por tanto , es falsa, como también la afirmación de que el mo
do de existencia del mismo no tiene sentido para Marx. De su modo
independiente de existir (sus propiedades, etc.), depende la posibili
dad o no de satisfacer necesidades humanas .
En la cita anterior se ve otra cosa de mucha importancia en lo
que se refiere a la interpretación de Marx. Éste ha dicho que el
hombre está dotado de fuerzas vivas y, por tanto, es un ser activo.
Pero su concepto de hombre no es unilateral ; el hombre no sólo es
activo ; se ve condicionado y limitado. Es un ser que padece y, por
tanto, también es pasivo, como resulta obvio frente a los sufrimientos
padecidos por el proletariado y de los cuales Marx quiso liberarlo.
En esta obra de juventud que estamos examinando , Marx nos da
ciertas condiciones necesarias para que algo sea una realidad, inclu
yendo al hombre. Nos dice que "ser objetivo, natural, sensible, y
tener objeto , naturaleza, sentido fuera de sí, o incluso ser objeto,
' Marx, Cdtica de la dialéctica y la filosofía hegelianas en general, p . 59.
6 Jbid.
124
naturaleza, sentido para un tercero, es idéntico" ; y nos da un ejem
plo que aclara sin lugar de dudas que la naturaleza en el joven Marx
es mucho más amplia que la que resulta mediada por la actividad
humana. Nos dice que "el sol es el objeto de la planta, un objeto
indispensable para ella, que confirma su vida, como la planta es ob
jeto del sol, como exteriorización de la fuerza solar estimuladora
de vida, de la fuerza esencial objetiva del sol ' '.7 No se trata de la
mediación del hombre referente al sol y la planta para que sean par
te de la naturaleza. El hombre no ha entrado para nada en este
ej emplo. Marx aquí considera la naturaleza por sí misma, sin refe
rencia al hombre; y considera la exteriorización del hombre en el
objeto como un caso particular de la ley dialéctica más universal de
mutua causalidad. Aunque el Marx joven, sin duda, presenta una
vertiente principalmente antropológica en su visión de la naturale
za, no ha perdido de vista que la naturaleza tiene su existencia inde
pendientemente del hombre, es decir, que la naturaleza no sólo
existe para él sino también aparte de él; y el hecho de que la natura
leza exista independientemente y aparte del hombre, de ningún mo
do la hace completamente diferente de la naturaleza que existe para
el hombre, como afirma Jordan. Tanto la planta mediada por la
praxis humana como la planta j amás vista por ojos humanos nece
sita del sol. Más aún, aunque los hombres reales y concretos han
aprendido a utilizar la fuerza solar para sus fines, el sol no se en
cuentra, hasta nuestros días, transformado en lo más mínimo por
el trabaj o humano. Para ser naturaleza, pues , el requisito no es que
una cosa sea mediada por la actividad humana; para ser naturaleza,
para ser real, sólo es necesario ser objeto para un tercero y tener
un tercero como objeto, es decir
7 /bid.
8 Jbid.
125
de uno) es un ente irreal, no sensible, puramente pensado, es decir,
puramente imaginario, un ente de la abstracción" . Para el hombre,
" ser sensible, es decir, ser real, es ser objeto del sentido, objeto
sensible, y por tanto, tener objetos sensibles fuera de sí, objetos de
su sensoriedad" .9 Huelga decir que la autoconciencia hegeliana no
cumple con este requisito.
El ser objeto natural, etc. , para un tercero, también tiene aplica
ción para el hombre. Nos dice Marx que "el hambre es una
necesidad natural; necesita, por tanto, de una naturaleza fuera de
sí, para poder satisfacerse, para poder aplacarse. El hambre es la
necesidad objetiva que un cuerpo siente de un objeto existente fue
ra de él e indispensable para su integración y el ser" . 1 º
En esta cita, Marx no se limita a informarnos que el hombre
puede ser real sólo bajo la condición de la realidad de cosas terceras
que pueden satisfacer su hambre, sino que tampoco restringe el
hambre a los seres humanos. Para Marx el mundo es mucho más
grande en el tiempo y en el espacio que la naturaleza directamente
mediada por la actividad humana. El hambre es la necesidad objeti
va que cualquier cuerpo vivo "siente de un objeto existente fuera
de él" ; otra vez, frente a lo dicho por Bender y Jordan, la existencia
de objetos independientes de este cuerpo que siente el hambre, se
afirma no implícita sino explícitamente; y estos objetos no sólo son
pasivos, sino que tienen también un papel activo en lo que se refiere
a satisfacer el hambre.
Veamos otra cita de esta obra de juventud de Marx que estamos
considerando. En ésta, Marx hace una comparación de la autocon
ciencia y naturaleza hegelianas con su propio concepto del hombre
y de la naturaleza. Para Hegel , la exteriorización de la autoconcien
cia sólo puede
9 !bid., p. 60.
10 !bid., p. 59.
11 !bid., p. 58.
126
toconciencia se enajena de sí misma para constituir la cosicidad, y
que la cosicidad, es decir, el mundo sensible, es únicamente la ma
nifestación de la autoconciencia. Pero Marx interpone su propio
pens ar para hacer más inteligible lo que dice Hegel. Marx continúa
diciendo que
1 27
exteriorizado después en la autoconciencia, Marx afirma que no
puede existir una exteriorización del hombre sin la existencia ante
rior de la natura'.eza. Más aún, como puede apreciarse en lo que he
mos desarrollacl.:>, la diferencia entre su posición y la de Hegel no
sólo es una dife �encia especulativa; es .un problema práctico. Sin el
mundo que tie: 1e existencia independientemente del hombre, éste
no puede aplacar su hambre.
El hecho de que la naturaleza aparece en el pensamiento del
Marx joven como una realidad y objeto sin mediación humana,
puede verse en sus comparaciones entre el hombre y el animal en
lo que se refiere a la producción tal como se lee en otra obra de ju
ventud, El trabajo enajenado. Aquí, Marx afirma que
1 28
el hombre. En la Propiedad privada y comunismo de los Manuscri
tos económico-filosóficos de 1844, Marx nos dice que
129
lo reduce a una abstracción o ser metafísico, esta separación se
debe a que el hombre resulta ser, como en el caso de la naturale
za, una manifestación de la idea absoluta. No se trata de la na
turaleza ni l o s hombres reales sino de ideas en un proceso de dis
curso lógico.
La misma cita empleada por Schmidt confirma nuestra interpre
tación. El tercer elemento que se encuentra en. el pensamiento de
Hegel consiste en la unidad de la naturaleza y del hombre; pero esta
unidad de todos modos es descrita por Marx como ' ' una unidad
metafísicamente disfrazada' ' . La naturaleza y el hombre, en el pen
samiento de Marx, no pueden considerarse como manifestaciones
de la idea absoluta o de la autoconciencia. El disfraz metafísico de
la naturaleza, por tanto , no consiste en que ésta no sea mediada por
la actividad transformadora del hombre sino en que sea considera
da meramente como la manifestación de la idea.1 6
Tornemos la atención a La ideología alemana. En esta obra, co
mo vimos en nuestro capítulo 4, Marx criticó a Feuerbach por no
En otra parte de esta obra, Marx afirma que es Feuerbach quien ''consuma y criti
ca a Hegel desde elpunto de vista hegeliano, al disolver el metafísico espíritu absolu
to en el 'hombre real sobre la base de la naturaleza ' , el primero que suma la cn'lica
de la religión, trazando al mismo tiempo los grandes y magistrales rasgosfundamen
tales para la crltica de la especulación hegeliana y, por ende, de toda metafisica"
(p. 205).
También en esta obra, Marx, dándonos un breve resumen de algunas doctrinas
de la Crítica, nos dice que "la autoconciencia, el esplritu, es el todo. Fuera de él,
no hay nada. La autoconciencia, el espfritu, es el creador poderoso del universo, del
cielo y de la tierra. El mundo es una manifestación de vida de la autoconciencia,
que debe enajenarse y cobrar forma servil, pero la diferencia entre el mundo y la
autoconciencia es sólo una diferencia aparente. La autoconciencia no distingue nada
real de sí. El mundo (es decir, la naturaleza) es más bien solamente una distinción
metafísica, una quimera de su cerebro etéreo y una figuración del mismo. Vuelve
a cancelar, por tanto, la apariencia de que exista algo fuera de él, basado en una
concesión suya momentánea, y no reconoce en lo que 'hace b rotar' ningún objeto
real, que, por tanto, se distinga realiter de él. Pero, por medio de este movimiento,
la autoconciencia se hace brotar por vez primera como absoluta, pues el idealista
absoluto, para ser idealista absoluto, debe necesariamente pasar de un modo cons
tante por el proceso soffstico, convirtiendo primero el mundo fuera de él en una enti
dad aparente, en una mera ocurrencia de su cerebro y declarando más tarde esta/or -
1 30
haber visto el aspecto mediado de la naturaleza como un objeto de
la sensación. Marx afirmó que
hasta tal punto es esta actividad, este continuo laborar y crear sensibles,
esta producción, la base de todo el mundo sensible tal y como ahora
existe, que si se interrumpiere aunque sólo fuese durante un afio , Feuer
bach no sólo se encontraría con enormes cambios en el mundo natural,
sino que pronto echaría de menos todo el mundo humano, su propia
capacidad de concepción y hasta su propia t'xistencia. Es cierto que que
da en pie, en ello, la prioridad de la naturale:za exterior y que todo esto
no es aplicable al hombre originario, creado por generatio aequivoca,
pero esta diferencia sólo tiene sentido siempre y cuando se considere al
hombre como algo distinto de la naturale:za. Por lo demás, esta natura
le:za anterior a la historia humana no es la naturaleza en que vive Feuer
bach, sino una naturale:za que, fuera tal vez de unas cuantas islas coralí
feras australianas de reciente formación, no existe ya hoy en parte
alguna, ni existe tampoco, por tanto, para Feuerbach. 17
ma de lafantasta como lo que es, como una mera fantasía, para poder por fin pro
clamar su existencia única y exclusiva, no entorpecida ya siquiera por la apariencia
de un mundo exterior" (pp. 206-207). De estas citas debe ser patente que para Marx,
la naturaleza no tiene su disfraz metafísico por estar separada del hombre; lo tiene
por ser una distinción metafísica de la autoconciencia o de la idea absoluta. Véase
también Crmca de la dialéctica y la filosofía hegelianas en general, pp. 6 1 , 65,
66, 68.
11 Marx y Engels, La ideologta alemana, p. 48.
131
contra de Feuerbach, Marx había afirmado: ' ' ¿Pero qué sería de la
ciencia natural, a no ser por la industria y el comercio? " Inclusive,
aun la "ciencia natural 'pura' adquiere tanto su fin como su mate
rial solamente gracias al comercio y a la industria, gracias a la acti
vidad sensible de los hombres" . 1 8
A esto , es preciso contestar que en esta frase Marx no niega que
el objeto de estudio de la ciencia sea algo no mediado por el hom
bre. Lo que niega es que la ciencia natural haya escapado de la in
fluencia mediadora humana referente a su finalidad y referente a
qué parte de la naturaleza mediada o no mediada va a estudiar. Las
ciencias naturales no tienen una finalidad meramente contemplati
va; su finalidad y su objeto mediado o no mediado de estudio se
ven determinados por las necesidades de la industria y del comercio .
18 !bid.
19 Marx, Formaciones económicas precapitalistas, p. 39. Véase también p . 40.
1 32
leza, sin el mundo exterior sensible. Este es la materia [el subrayado
es nuestro] sobre la que se realiza su trabaj o, sobre la que éste
actúa, en base y por medio de la cual produce el obrero".2º
Volvamos la atención ahora a El capital, la obra maestra del
Marx maduro, en la que encontramos más referencias a la naturale
za no mediada por el hombre como un objeto para el hombre.
Marx nos dice que
1 33
tierra son objetos de trabajo que la naturaleza brinda al hombre. Tal
ocurre con los peces que se pescan, arrancándolos a su elemento, el
agua; con la madera derribada en las selvas vírgenes; con el cobre sepa
rado del filón. Por el contrario, cuando el objeto sobre el que versa el
trabajo ha sido ya, digámoslo así, filtrado por un trabajo anterior, lo
llamo materia prima. Es el caso, por ejemplo, del cobre ya arrancado
al filón para ser lavado. Toda materia prima es objeto de trabajo, pero
no todo objeto de trabajo es materia prima. Para ello es necesario que
haya experimentado, por medio del trabajo, una cierta transforma
ción.23
Obsérvese una vez más que Marx habla de la tierra y el agua tal
como existían en tiempos primitivos y como existen en su tiempo
-sin mediación del hombre. Los minerales todavía en la tierra y
los peces todavía en el mar no han sido transformados por el traba
jo del hombre; pero todos forman objetos posibles para el hombre.
Sigamos con otra cita de El capital:
Nótese bien que las cosas tienen sus propias cualidades mecáni
cas, físicas y químicas , independientemente de la mediación del
hombre. Más aún, estas cosas tienen una significación propia e in
dependiente del hombre; y sólo mediante esta significación el hom
bre puede utilizarlas para satisfacer sus necesidades. Como vimos
antes, las condiciones originarias de la producción no son ellas mis
mas producidas, es decir, no son mediadas por el trabajo humano
para poder ser objetos humanos .
Veamos una última cita de El capital. Marx nos dice que
1 34
presentan la menor h uella de trabajo humano [el subrayado es
nuestro] .25
1 35
naturales siguieron progresando; Darwin publicó su obra El origen
de las especies en 1 859. En la Critica del programa de Gotha, Marx
ya no hablaba de la generatio aequivoca para explicar el origen del
hombre; para él, el hombre salvaje tuvo su origen en el mono.3°
Marx, pues, no tuvo dificultad alguna para concordar con Engels
sobre este dato de la ciencia de su día, aunque Bender y Mondolfo
parecen relegar este hecho.
La obra mencionada de Marx no es la única que demuestra su
aceptación de la teoría de la evolución biológica: su corresponden
cia es rica en la expresión de sus pensamientos sobre el tema. El 1 1
o 1 2 de diciembre de 1 859, Engels escribió a Marx que estaba leyen
do a Darwin, cuyo libro, afirmaba, "es algo verdaderamente sensa
cional " . Y agregaba: "quedaba todavía un aspecto en que la teleo
logía no había sido demolida: ahora es cosa hecha. Además, nunca
hasta el momento se había emprendido un intento de tamaf!.a enver
gadura para demostrar que en la naturaleza hay un desarrollo his
tórico ; al menos nunca con tanta fortuna" . 3 1 En una carta del 1 9
de diciembre de 1 860 Marx escribe a Engels sobre l a obra de Darwin:
"Pese a la falta de finura muy inglesa del desarrollo, en este libro
se encuentra el fundamento histórico-natural de nuestra idea" .32 El
1 6 de enero de 1 861 , Marx escribió a Ferdinand Lassalle:
136
es curioso ver cómo Darwin descubre en las bestias y en los vegetales
su sociedad inglesa, con la división del trabajo, la concurrencia, la aper
tura de nuevos mercados, las 'invenciones' y la 'lucha por la vida' de
Malthus. Es el bellum omnium contra omnes (la guerra de todos contra
todos) de Hobbes, y esto hace pensar en la Fenomenología de Hegel,
en la que la sociedad burguesa figura bajo el nombre de 'reino animal
intelectual' mientras que en Darwin es el reino animal el que representa
a la sociedad burguesa.34
Hay una obra muy importante, que te enviaré [ . . ] en cuanto haya to
.
137
Querido sefior: le agradezco vivamente el honor que me ha hecho en
viándome su gran obra El capital. Desearía de todo corazón ser más
digno de este regalo entendiendo mejor los profundos e importantes
problemas de la economía política. Aunque nuestros campos de investi
gación sean tan diferentes, creo que ambos deseamos seriamente la ex
tensión del saber, y que este saber acabe por contribuir a la dicha de la
humanidad . Reciba, querido sefior, los saludos de su seguro servidor
Charles Darwin.37
138
forma social, y a la inversa. En este caso, como en todos, la identidad
entre la naturaleza y el hombre se manifiesta también de tal modo que
el comportamiento limitado de los hombres hacia la naturaleza condi
ciona el limitado comportamiento de unos hombres para con los otros,
y éste, a su vez, su comportamiento limitado hacia la naturaleza, preci
samente porque la naturaleza apenas ha sufrido aún ninguna modifica
ción histórica. Y, de otra parte, la conciencia de la necesidad de enta
blar relaciones con los individuos circundantes es el comienzo de la
conciencia de que el hombre vive, en general, dentro de una sociedad.
Este comienzo es algo tan animal como la propia vida social en esta fa
se; es, simplemente, una conciencia gregaria y, en este punto, el hombre
sólo se distingue del carnero por cuanto su conciencia sustituye al instin
to o es el suyo un instinto consciente. Esta conciencia gregaria o tribal
se desarrolla y perfecciona después, al aumentar la producción, al acre
centarse las necesidades y al multiplicarse la población, que es el factor
sobre que descansan los dos anteriores. De este modo se desarrolla
la división del trabajo;40 [y, con ésta, la división de la sociedad
en clases] .4 1
40 /bid., p. 32.
4 1 /bid . • p. 33.
42 En el Anti-Dühring (p. 49), escrito por Engels durante la vida de Marx y en
defensa de éste, Engels escribió que "si seguimos preguntando qué son, y de dón
de proceden el pensar y la conciencia, nos encontramos con que son productos del
cerebro humano y con que el mismo hombre no es más que un producto natural
que se ha desarrollado en su ambiente y con él". Respecto al hecho de que Engels
sostuvo que es el hombre que piensa mediante el cerebro, véase el Anti-Dühring,
pp. 49-50.
139
Tanto Bender,43 como Jordan,44 Schmidt,45 Fetscher,46 y Mondol
fo47 han sostenido de un modo u otro que para Marx los objetos
conocidos se componen únicamente de objetos socialmente media
dos, que para Marx resulta imposible concebir una idea de la natu
raleza que precedió a toda la historia humana, ya que es imposible
separar la naturaleza de lo agregado por el hombre; que una natu
raleza no mediada por el hombre tendría que ser enteramente dife
rente de la naturaleza que conocemos, y que el interés de Marx ha
cia el mundo es únicamente práctico. Sin embargo, hemos visto que
estas afirmaciones no son ciertas. Marx, desde su j uventud, sostuvo
la existencia de una naturaleza no mediada por el hombre; y en su
madurez dejó bien claro que las condiciones originarias de la pro
ducción no son a su vez producidas. También aceptó la teoría de
la evolución y, por tanto, la existencia de una naturaleza no media
da bastante similar a la que conocemos, y sostuvo su cognoscibili
dad. Más aún, no sólo se interesó Marx en las ciencias naturales de
su día, sino que también habló de la belleza y, por tanto, lo estéti
co. Los autores mencionados no han entendido su pensamiento y,
por tanto, tampoco han comprendido el de Engels. Sus interpreta
ciones sufren de unilateralidad.
1 40
1 0. LA NATURALEZA MEDIADA EN ENGELS
141
clásica alemana, Engels agregó como apéndice las Tesis sobre
Feuerbach de Marx, uno de los principales textos utilizados por
Bender, Jordan y Schmidt para comprobar que Marx sostuvo un
concepto mediado de la naturaleza como objeto humano. Respecto
a esta obra de Marx, Engels escribió que se trata "de notas tomadas
para desarrollarlas más tarde , notas escritas a vuela pluma y no
destinadas en modo alguno a la publicación, pero de un valor ina
preciable , por ser el primer documento genial de la nueva concep
ción del mundo" ,3 es decir, de la nueva concepción de Marx y de
él mismo sobre el mundo .4 Engels, pues, tanto en su juventud (en
La ideología alemana) como en su madurez (lo afirmado acerca de
las Tesis sobre Feuerbach) , sostuvo un punto de vista mediado so
bre partes de la naturaleza además de un punto de vista no mediado
sobre otras.
Si tornamos la atención rápidamente al Anti-Dühring, encontra
mos que en esta obra Engels habla muy explícitamente del mejora
miento de la naturaleza por el hombre, lo que resulta en proporcio
narle un objeto humanizado . En el caso de la dalia o de la
orquídea, "la simiente y la planta que brota con arreglo a las artes
de la j ardinería" , no sólo nos dan "más simientes, sino simientes
cualitativamente mejoradas, que nos darán flores más bellas, y ca
da repetición de este proceso [ . . . ] representará un grado más alto
en esta escala de perfeccionamiento" .5 Pero es en la Dialéctica de
la naturaleza, la obra póstuma de Engels, donde la mediación de
la naturaleza por el hombre se halla expresada más explícitamente.
En la introducción de esta obra encontramos un breve resumen
de la evolución de nuestro planeta y del hombre sobre la tierra. En
gels relata que el hombre surgió por un proceso de diferenciación,
1 42
hormiga, la abeja, el castor- poseen instrumentos pero solamente co
mo miembros de su cuerpo; también ciertos animales producen, pero su
acción productiva sobre la naturaleza que los rodea ,es, con respecto a
ésta, nula. Solamente el hombre consigue poner su impronta en la natu
raleza, no sólo transplantando las plantas y los animales, sino haciendo
cambiar a las mismas plantas y los mismos animales [los subrayados son
nuestros] de tal modo, que las consecuencias de su actividad sólo pue
den llegar a desaparecer con la extinción general del globo terráqueo. 6
hasta ahora, tanto las ciencias naturales como la filosofía han desdefia
do completamente la influencia que la actividad del hombre ejerce sobre
su pensamiento y conocen solamente, por una parte, a la naturaleza y
por otra, al pensamiento. Pero el fundamento más esencial y más próxi
mo del pensamiento humano es, precisamente, la transformación de la
naturaleza por el hombre, y no la naturaleza por sí sola, la naturaleza
en cuanto tal, y la inteligencia humana ha ido creciendo en la misma
proporción en que el hombre va aprendiendo a transformar la naturale
za. La concepción naturalista de la historia, sostenida, por ejemplo, en
mayor o menor medida, por Draper y otros naturalistas, según la cual
es la naturaleza la que influye exclusivamente sobre el hombre, son las
condiciones naturales las que condicionan siempre y en todas partes el
desarrollo histórico de éste, es, por consiguiente, una concepción unila-
143
teral, en la que se olvida que el hombre actúa también, a su vez, de re
chazo, sobre la naturaleza, la transforma y se crea nuevas condiciones
de existencia. Muy poco, poquísimo, es lo que hoy queda en pie de la
'naturaleza' de Alemania en los tiempos de la inmigración de los germa
nos. Todo en ella ha cambiado hasta lo indecible, la superficie del suelo,
el clima, la vegetación, la fauna y los hombres mismos, y todos estos
cambios se han producido por obra de la actividad humana, siendo, en
cambio, incalculablemente pequeños, insignificantes, los que durante
estos siglos se han manifestado en la naturaleza de Alemania sin la in
tervención del hombre. 8
144
sí, o nuestras no menos numerosas razas de caballos.9
el ojo del hombre disfruta de otro modo que el ojo tosco, no humano,
el oído del hombre de otro modo que el oído tosco, etc . . . Mientras
que, por una parte, para el hombre en sociedad la realidad objetiva se
convierte en realidad de las fuerzas esenciales humanas, en realidad hu
mana y, por tando, en realidad de sus propias fuerzas esenciales, todos
los objetos [humanizados] pasan a ser, para él, la objetividad de sí mis
mo, como los objetos que confirman y realizan su individualidad, como
sus objetos. [Pero el hecho de] cómo se conviertan estos objetos en su
yos dependerá de la naturaleza del objeto y de la naturaleza de la fuerza
esencial a tono con ella . . . El ojo adquiere un objeto distinto del objeto
del oído, y el objeto del primero es otro que el del segundo. Lo peculiar
de cada fuerza esencial reside precisamente en su peculiar esencia y
también, por tanto, en el modo peculiar de su objetivación, de su ser,
vivo, objetivo-rea/. Por tanto, el hombre no es afirmado en el mundo
objetivo solamente en el pensamiento, sino con todos los sentidos. lo
1 45
Cuando Marx habla de que ei objeto del hombre se vuelve un
objeto humano tal como es m anifestado en la naturaleza mediada,
su afirmación, como ya señalrun Js en nuestro capítulo 9, no debe
interpretarse unilateralmeff:e, fi.. era del contexto de otras partes de
los A1m1uscritos y de otras c bns de Marx. Marx habla aquí, por
supuestc' , del mundo y(/ medie do por la actividad humana. Para los
fines de su exposición, h a t echo abstracción del mundo tal como
existe indc-pendientemente de esta obra transformadora humana.
No hay qu<., olvidar, sobre todo, que los requisitos o condiciones
originaria< de la producción no pueden ser ellas mismas producidas .
Pero, como habíamos indicado antes , este aspecto de la humani
zación de la naturaleza objetiva no es el único de que Marx trata;
también hace hincapié en el efecto de esta humanización sobre los
sentidos mismos del hombre. Referente a esto, nos dice más:
1 46
de proporcionar una parte de este proceso.
"El trabajo es , dicen los economistas, la fuente de toda rique
za" , afirma Engels.
hombre, p. 142.
l3 /bid.
14 /bid.
1 47
mano humana, altamente desarrollada gracias al trabajo ejecutado a lo
largo de miles de siglos [el subrayado es nuestro] . El número y la dispo
sición general de los huesos y los músculos son poco más o menos los
mismos en una y otra; pero la mano del salvaje más rudimentario puede
ejecutar cientos de operaciones que a la mano de un mono le está veda
do imitar. Ninguna mano de simio ha producido jamás ni la más tosca
herramienta .IS
tuvieron que ser, por fuerza, muy primitivas las operaciones a que nues
tros antepasados fueron adaptando poco a poco su mano, a lo largo de
muchos milenios, en el tránsito del mono al hombre . . . Hasta que la
mano del hombre logró tallar en forma de cuchillo el primer guijarro
tuvo que pasar una inmensidad de tiempo, junto a la cual resulta insig
nificante el tiempo que históricamente nos es conocido . Pero el paso de
cisivo se había dado ya [en tanto que] se había librado la mano.
IS /bid. , p. 143.
1 6 Bender, The Be/raya/ of Marx, p. 99.
1 7 Fetscher, Marx and Marxi.sm, p . 167.
1s Mondolfo, El materialismo en F. Engels, pp. 54, 64.
19 Engels, El papel del trabajo en el proceso de la transformación del mono en
hombre, p . 143.
1 48
de Rafael, las estatuas de Thorwaldsen o la música de Paganini. 20
.20 !bid.
21 !bid., p. 144.
22 !bid., p. 145.
149
centésima parte de los olores que acusan para éste determinadas carac
terísticas de diferentes cosas. Y el sentido del tacto, que en el mono ape
nas se da en sus inicios más toscos, sólo se desarrolla al desarrollarse
la misma mano del hombre, por medio del trabajo.23
1 50
por snpuesto, la de su cerebro como un producto de la naturaleza,
no es una evolución pasiva sino una en la que el hombre mismo de
sempeña un papel activo.
Cientos de miles de años han de haber transcurrido, seguramen
te, nos dice Engels, "antes de que la horda de monos trepadores
se conviertiera en una sociedad de hombres. Pero, a la postre, la
sociedad de los hombres surgió. ¿Y con qué volvemos a encontrar
nos como la diferencia característica entre la horda de monos y la
sociedad humana? Con el trabajo" .25
Sin embargo, la actividad del mono-hombre que observamos an
teriormente no puede llamarse trabajo en el sentido estricto de la
palabra, ya que el trabajo comienza con la elaboración de herra
mientas. Los primeros instrumentos eran los que se empleaban en
la caza y la pesca, y servían también de armas. La caza y la pesca,
a su vez, suponen que el hombre ya ha pasado "de la alimentación
puramente vegetal a un régimen alimenticio en el que entra la car
ne" . Con este nuevo alimento, se desarrolló más rápidamente el ce
rebro; y "el empleo de la carne para la alimentación trajo consigo
dos nuevos progresos de una importancia decisiva: la utilización del
fuego y la domesticación de los animales" .26
El hombre fue acostumbrándose a comer de todo y "adaptándo
se, asimismo , a todos los climas. Se extendió por toda la tierra ha
bitable". Al hallarse con otros climas, en regiones más frías, sur
gieron nuevas necesidades, como las de la vivienda y el abrigo para
protegerse del frío y de la humedad; y se abrieron nuevos campos
de trabajo, nuevos campos de actividades, "que hicieron que el
hombre fuese alejándose más y más del animal".27 El hombre,
pues, no sólo es diferente del animal sino que también se ha hecho
diferente por medio del trabajo.
Engels continúa con su descripción de la evolución del hombre.
Nos dice que
25 !bid.
26 !bid., p. 148.
XI /bid., pp. 148-149.
151
convirtieron en naciones y estados. Se desarrollaron el derecho y la polí
tica y, con ellos, el reflejo fantástico de las cosas humanas en la cabera
del hombre: la religión ( . . . ] (Con el tiempo) , todos los méritos del rápi
do progreso de la civilfaación se atribuyeron a la cabeza, al desarrollo
y a la actividad del cerebro; los hombres se acostumbraron a explicar
sus actos por sus pensamientos en vez de explicárselos partiendo de sus
necesiciades ( . . . ] y así fue como surgió, con el tiempo, aquella concep
ción k ealista del mundo que se ha adueftado de las mentes, sobre todo
desde la caída del mundo antiguo . Y hasta tal punto sigue dominándo
las todavía hoy, que incluso los investigadores materialistas de la natu
raleza de la escuela de Darwin no aciertan a fonnarse una idea clara
acerca del origen del hombre porque, ofuscados por aquella influencia
ideológica, no alcanzan a ver el papel que en su nacimiento desempeñó
el trabajo (el subrayado es nuestro] .28
28 !bid., p. 149.
29 Bender, The Betraya/ of Marx, p. 99.
30 Fetscher, Marx and Marxism, p. 167.
31 Mondolfo, El materialismo histórico en F. Engels, p. 64.
1 52
les o viñas, a sabiendas de que le reportarán muchas veces lo que ha
sembrado.
1 53
1 1 . LA EPISTEMOLOGÍA MARXIANA Y EL REFLEJO
ENGELSIANO
155
la imagen de las cosas reflej adas. Al concebir la percepción como
imágenes producidas enteramente por estímulos externos, Engels
manifestó sus tendencias hacia un realismo ingenuo.
Sin embargo , estas interpretaciones de la doctrina de Marx y la
de Engels, una vez más, sufren de unilateralidad, no sólo porque
únicamente ven un aspecto de la doctrina de ambos, sino también
porque consideran todo reflejo como pasivo y todo conocimiento
de cualquier hombre como dotado de una praxis transformadora.
Para descubrir la falacia en estas interpretaciones de la doctrina de
Marx y de Engels, empecemos con una obra j uvenil de Marx, En
torno a la crítica de la filosofía del derecho (de Hegel).
En esta obra no niega Marx que el conocimiento tuviera lugar
mediante un reflejo. Nos dice que "lo que en los pueblos progresi
vos es la ruptura práctica con las situaciones del Estado moderno ,
es en Alemania, donde esas situaciones ni siquiera existen, ante to
do, la ruptura crítica con el reflejo (Spiegelung) filosófico de dichas
situaciones" . 1 Más aún, nos dice Marx que
l
1 56
de estos intérpretes filosóficos reflejan {widerspiegeln) [el subraya
do es nuestro] simplemente el estado lastimoso de la realidad ale
mana" . 3 Marx admite , pues , que no todo conocimiento del hom
bre individual implica la actividad transformadora de la naturaleza
o de la sociedad, y que nuestro conocimiento, o por lo menos cierto
tipo del mismo , implica un reflejo de la realidad existente . Esto no
va en contra de las Tesis sobre Feuerbach sino que concuerda con
ellas. Cuando Marx criticó al materialismo anterior por s6lo conce
bir el objeto b aj o la forma de objeto o de contemplación y no como
actividad sensorial o praxis, no negó que el aspecto contemplativo
o pasivo formase parte del conocimiento. El adverbio s6lo no indi
ca que el concebir el conocimiento como pasividad es incorrecto si
no que es incompleto y unilateral. La contemplación o la pasividad
se ve implicada en el conocimiento humano, pero no hay que omitir
el papel de la praxis .4
Veamos otras pruebas de que Marx sostuvo que el conocimiento
o, en este caso, por lo menos cierto tipo de conocimiento , tiene lu
gar mediante un reflejo. Criticando el llamado "verdadero socialis
mo " , Marx dice que para ése
1 57
al principio directamente entrelazada con la actividad material y el co
mercio material de los hombres, como el lenguaje de la vida real. Las
representaciones, los pensamientos, el comercio espiritual de los hom
bres se presentan todavía, aquí, como emanación (Ausflub) directa de
su comportamiento material. Y lo mismo ocurre con la producción espi
ritual, tal y como se manifiesta en el lenguaje de la política, de las leyes,
de la moral, de la religión , de la metafísica, etc., de un pueblo. Los
hombres son los productos de sus representaciones, de sus ideas, etc . ,
pero los hombres reales y actuantes, tal y como se hallan condicionados
por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y por el inter
cambio que a él corresponde, hasta llegar a sus formaciones más am
plias. La conciencia no puede ser nunca otra cosa que el ser consciente,
y el ser de los hombres es su proceso de vida real. Y si en toda la ideolo
gía los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en una
cámara oscura, este fenómeno responde a un proceso histórico de vida,
como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina responde
a su proceso de vida directamente físico.6
En esta cita Marx afirma que las ideas religiosas, morales , lega
les , metafísicas, etc. emanan de las condiciones materiales. La ideo
logía, a la vez, es decir, lo que Marx ha llamado el reflejo ideológi
co en otras partes de ese libro, invierte a los hombres y sus
relaciones, " como en una cámara oscura" o como la inversión de
los objetos al proyectarse sobre la retina, pero una inversión que
responde a un proceso histórico. Aunque Marx empleó la analogía
de la cámara y de la imagen proyectada en la retina del ojo para
demostrar que se ve implicada en la sensación cierta pasividad, el
reflejo o imagen invertida (la ideología) no se debe a un proceso
mecánico sino a un proceso histórico y, por tanto , entraña cierta
actividad por parte del hombre. El reflejo , pues, entraña cierta pa
sividad en tanto que emana del comportamiento material, pero, a
la vez, implica actividad humana en tanto que invierte a los hom
bres y sus relaciones mediante un proceso histórico . A diferencia de
Bender, etc . , Marx no sólo sostuvo una teoría de reflej o referente
al conocimiento sino también que no todo reflejo resulta puramen
te pasivo y mecánico. Más aún, a diferencia de los autores que vi
mos en nuestro primer capítulo , Marx sostuvo también que algunos
otros reflejos se producen pasiva y mecánicamente en el hombre,
como la imagen proyectada sobre la retina.
Sigamos con otras citas de La ideología alemana. Continuando
con las palabras vistas arriba, Marx nos dice que
1 58
totalmente al contrario de lo que ocurre en la filosofía alemana, que
desciende del cielo sobre la tierra, aquí se asciende de la tierra al cielo.
Es decir, no se parte de lo que los hombres dicen, se representan o se
imaginan, ni tampoco del hombre predicado, pensado, representado o
imaginado, para llegar, arrancando de aquí, al hombre de carne y hue
so; se parte del hombre que realmente actúa y, arrancando de su proce
so de vida real, se expone también el desarrollo de los reflejos (Reflexe)
ideológicos [el subrayado es nuestro] y de los ecos de este proceso de
vida. También las formaciones nebulosas que se condensan en el cere
bro de los hombres son sublimaciones necesarias de su proceso material
de vida, proceso empíricamente registrable y sujeto a condiciones mate
riales. La moral, la religión, la metafísica y cualquier otra ideología y
las formas de conciencia que a ellas corresponden, así, la apariencia de
su propia sustantividad. No tienen su propia historia [ya que son refle
jos] ni su propio desarrollo, sino que los hombres que desarrollan su
producción material y su intercambio material cambian también, al
cambiar esta realidad, su pensamiento y los productos de su pensamien
to . No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que de
termina la conciencia. Desde el primer punto de vista, se parte de la con
ciencia como del individuo viviente; desde el segundo punto de vista,
que es el que corresponde a la vida real, se parte del mismo individuo
real viviente y se considera la conciencia solamente como su conciencia. 7
las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época;
o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material domi
nante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominan
te. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción ma
terial dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la
producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo,
por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesa
rios para producir espiritualmente. Las ideas dominantes no son otra
cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las
mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por
tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase la clase domi
nante son también las que confieren el papel dominante a sus ideas . Los
1 59
individuos que forman la clase dominante tienen también, entre otras
cosas, la conciencia de ello y piensan a tono con ello [ . . . ] [Los indivi
duos de la clase dominante] , como pensadores, como productores de ide
as [ . . . ] regula,1_la producción y distribución de las ideas de su tiempo.8
Aquí Marx : ' Engels nos dicen que la clase dominante dispone
de los medios de la producción espiritual de una época; y que "las
ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las rela
ciones materiales dominantes" . Esta expresión ideal de lo existente,
como vimos en citas pasadas, es un reflejo, un reflejo ideológico.
La clase dominante es activa en tanto que lo produce; pero, a la
vez, no todos son activos en relación con estas ideas. La clase domi
nada resulta ser pasiva: ya que en tanto que la clase dominante dis
pone de los medios para la producción espiritual , esto "hace que
se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de
quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritual
mente" . No todo conocimiento, según el pensamiento de Marx, en
trañ.a la praxis transformadora de la realidad por el hombre.
Continuemos con el pensamiento de Marx contenido en La ideo
logía alemana para ver que para él no sólo existe un aspecto activo
en el conocimiento sino también uno pasivo. La división del traba
jo, nos dice Marx,
Una vez más, pues, vemos que en el caso de los individuos con
cretos (no el hombre como tal), el conocimiento entraña que algu
nos sean activos, y produzcan ideas, mientras que los otros sean re
lativamente pasivos, y reciban las ideas producidas.
De lo que hemos tratado debe ser patente que hay un elemento
pasivo en, por lo menos, algunos tipos de conocimiento según
Marx. Si hablamos de la sensación, aunque el objeto pudo haber
sido determinado por la obra histórica anterior de los hombres,
aunque la presencia de este árbol se debe a que ha sido plantado
1 60
en mi región por otros hombres, cuando yo nazco, ya está allí y la
luz del sol reflejada en este árbol produce su imagen invertida en
mi retina. En ejemplos como éste, el conocimiento entraña la pasi
vidad del sujeto; y en el caso de ciertas ideas, algunas personas las
producen y las demás, la gran mayoría de las personas concretas y
reales (no el hombre como tal), las reciben de un modo relativa
mente pasivo mediante el aprendizaje. Por otra parte, en lo que he
mos visto del reflejo de que hablan Marx y Engels, está claro que
Bender, etc. no han captado su verdadera naturaleza. El reflejo no
es una cosa meramente pasiva. El objeto tiene que obrar sobre el
sujeto porque si no, el sujeto no va a saber que existe. Pero una vez
recibido este reflejo sensorial, el sujeto se vuelve activo , formando
y creando sus propios reflejos ideales de acuerdo con sus necesida
des y mediante los aparatos congoscitivos que el desarrollo históri
co de la sociedad pone a su disposición.
Antes de dejar las obras j uveniles de Marx, quisiéramos demos
trar mediante éstas que Marx no sólo sostuvo que la pasividad se
ve implicada en algunos tipos de conocimiento sino también que los
hombres reales y concretos (no el hombre como tal) no sólo son ac
tivos y creadores referentes a sus circunstancias como implican
Bender, Jordan, Schmidt y Mondolfo, sino que se hallan pasivos
y determinados por ellas.
En la tercera tésis sobre Feuerbach, cuando Marx afirma que la
teoría materialista anterior había olvidado "que las circunstancias
se hacen cambiar precisamente por los hombres y que el propio
educador necesita ser educado", no negó el elemento pasivo de los
hombres, es decir que el educador tiene que recibir la educación y
' 'que los hombres son producto de las circunstancias y de la educa
ción, y que, por tanto, los hombres modificados son producto de
circunstancias distintas y de una educación distinta" . 1 0 La queja
de Marx en contra del materialismo anterior se debía a que éste era
demasiado unilateral; s6lo consideraba lo pasivo sin darse cuenta
de lo activo; en La sagrada familia encontramos verificada esta
nuestra interpretación. En esta obra Marx da los antecedentes ma
terialistas del socialismo y afirma que ' 'si el hombre es formado por
las circunstancias [lo pasivo], será necesario formar las circunstan
cias humanamente [lo activo]". Si el hombre se ve formado por las
circunstancias [lo pasivo] , entonces "no deberán castigarse los
crímenes en el individuo, sino destruir las raíces antisociales del cri
men y dar a cada cual el margen social necesario para exteriorizar
de un modo esencial su vida (lo activo)". Más aún,
1 61
si el hombre forma (sich bildet) todos sus conocimientos, sus sensacio
nes, etc. , a base del mundo de los sentidos y de la experiencia dentro
de este mundo, de lo que se trata es, consiguientemente, de organizar
el mundo empírico [lo activo] de tal modo que el hombre experimente
y se asimile [lo pasivo] en él lo verdaderamente humano, que se experi
mente a sí mismo en cuanto hombre. 1 1
1 62
minándolos, como potencias absolutamente extraf'las [el elemento
pasivo] . 12
163
Debido a la división del trabajo y la distribución desigual que de
ella resulta, se engendra "una masa de la humanidad absolutamen
te ' desposeída' y, a la par, en contradicción con un mundo existente
de riqueza y de cultura"; las cuales se convierten en un poder inso
portable, " en un poder contra el que hay que sublevarse" . 1 4 Debi
do a que el proletario real se halla subyugado por un poder insopor
table, debido a esa pasividad suya, es decir, debido a condiciones
reales que no ha creado sino que ha encontrado al nacer, se vuelve
obligatoria la actividad, es decir, la revolución comunista.
Veamos una cita más tomada de La ideología alemana para de
mostrar que Marx sostuvo que en los hombres reales y concretos
la naturaleza humana no sólo se halla activa sino también pasiva.
Marx afirma que su concepción materialista de la sociedad
14 /bid., p. 36.
15 !bid., pp. 40-41 .
1 64
El hombre concreto y real, pues, para Marx es un ser histórico;
y no puede existir historia humana alguna si las nuevas generacio
nes no reciben algo del pasado, es decir, si las circunstancias no
"hacen al hombre en la misma medida en que éste hace a las cir
cunstancias" .
1 65
Pero donde comienza la verdadera historia de la Economía
política, nos dice Engels,
1 66
ciertamente, el procedimiento de exposición debe diferenciarse, por la
forma, del de investigación. La investigación debe captar con todo deta
lle el material, analizar sus diversas formas de desarrollo y descubrir la
ligazón interna de éstas. Sólo una vez cumplida esta tarea, se puede ex
poner adecuadamente el movimiento real. Si se acierta a reflejar (spie
gelt sich) [el subrayado es nuestro] con ello idealmente la vida del
material investigado, puede parecer que lo que, se expone es una
construcción apriorística, pero no lo es. 1 9
19 Marx, "De las palabras finales a la segunda edición alemana del primer tomo
de El capital", p. 474. Marx, El capital, tomo 1, p. XXIII.
20 /bid., p. 472. Marx, El capital, tomo 1, p. XXII.
1 67
debe consistir en comparar, confrontar, cotejar un hecho, no con una
idea, sino con otro hecho. Para ella importa sólo que los dos hechos
estén investigados con la mayor exactitud posible y que representen re
almente diferentes fases del desarrollo, siendo, además, importante que
el orden y la sucesión de las diversas fases del desarrollo, así como sus
conexiones sean estudiadas con no menor rigor.
1 68
No se llega a los principios sino después de una investigación que
entraña el proceso de la abstracción.
También en el Anti-Dühring, Engels consideró que el pensar era
el producto del cerebro. 25 Pero, si el pensar es un producto del ce
rebro , entonces, el conocimiento no consiste en un reflejo pasivo
de la realidad sino en un reflejo en el que el cerebro ha tenido un
papel activo. Cuando Engels afirma esto, no considera al cerebro
como algo exterior al hombre sino como aquella parte humana me
diante la cual se forman las ideas; y lo considera como el instru
mento mediante el que el hombre piensa: "derivamos el esquema
tismo del mundo, no de nuestra cabeza, sino mediante ella, del
mundo reaI. 26
Para Engels , derivamos los axiomas del ser del mundo exterior;
la ciencia se ve impulsada a indagar la conexión sistemática que
existe en este mundo, los hombres se ven "acuciados a investigar
[el subrayado es nuestro) hasta el fondo el sistema del mundo en
sus concatenaciones universales", y formamos imágenes ideales
(reflejos) del sistema del mundo en que vivimos27 -todas estas ex
presiones empleadas por Engels no denotan un reflejo pasivo refe
rente a nuestros conocimientos, sino un proceso en el que el hom
bre resulta activo. Se trata de un reflejo p�oducido en el sujeto por
la naturaleza y por el sujeto mismo.
Referente a las matemáticas puras, Engels también nos dice, co
mo vimos en nuestro capítulo 6, que é stas son derivadas de la reali
dad. P ara aprender matemáticas, es preciso aprender a contar (una
actividad humana), utilizando objetos contables. Más aún, "para
contar no sólo hacen falta objetos contables, sino también la capa
cidad de prescindir, a la vista de esos objetos, de todas las otras
cualidades menos la de su número, capacidad que es el fruto de un
largo desarrollo histórico, empírico" [el subrayado es nuestro ] . 28
En lo que se refiere a las figuras matemáticas, éstas también se to
man del mundo exterior. "Tuvieron que existir objetos que presen
tasen una forma y cuyas formas se comparasen entre sí [el subraya
do es nuestro) , para que pudiese surgir el concepto de figura" . Más
aún, "antes de llegar a _la idea de derivar la forma de un cilindro
por la rotación de un rectángulo en torno de uno de sus lados, fue
necesario investigar Iel subrayado es nuestro) en la realidad, siquie
ra fuese en forma muy rudimentaria, toda una serie de rectángulos
25 Ibid., p. 49.
26 /bid., p. 50.
27 /bid.
28 /bid., p. 5 1 .
1 69
y cilindros " . Además, "las matemáticas, al igual que las demás
ciencias, brotaron de las necesidades de los hombres: de la necesi
d ad de medir tierras y el volumen de las vasijas, del cálculo del
tiempo y de la mecánica".29 El reflej o engelsiano entraña la nece
sidad de contar, investigar, comparar, etc. Estas descripciones de
nuestro conocimiento y su derivación no entrañan un reflejo mecá
nico , pasivo o automático, sino un reflej o producido y elaborado
por la actividad humana mediante un proceso histórico y con base
en el mundo real .
'
Sigamos con el concepto engelsiano del reflejo. Dando un esbo
zo de lo que se ve implicado en el proceso de pensar, Engels nos
dice que
1
29 /bid. , p. 52.
30 /bid., p. 56.
3 1 /bid., p. 406.
170
actividad humana, al hecho de descubrir concatenaciones y demos
trar por vía experimental que se es fiel a la realidad.
Cuando desarrollamos el concepto del materialismo en Engels
tal como está contenido en el Ludwig Feuerbach, vimos que Engels
había propuesto el problema del conocimiento preguntándose si
"en nuestras ideas y conceptos acerca del mundo real" podemos
"formarnos (zu erzeugen -construir o fabricar) una imagen refle
j a (Spiegelbild) de la realidad".32 La posición materialista, como
vimos, contesta afirmativamente. Pero lo importante es que la ex
presión "formarnos" o " construir" o "fabricar" no implica un re
flejo pasivo sino un reflejo en el que la actividad humana ha desem
peñado un papel determinante.
Sin embargo, todavía hay otro tipo de reflejo que no capta la re
alidad de un modo adecuado: es el religioso . Hablando de los efec
tos de La esencia del cristianismo de Feuerbach sobre el idealismo
alemán , Engels nos dice que esa obra restauró
171
Huelga decir que en tanto que Engels rechaza la existencia de un
Dios real , el reflej o de que se trata no puede ser un reflejo mecánico
y automático. Al contrario, depende de la actividad histórica y so
cial del hombre.
Hemos visto dos tipos de reflejos en el pensamiento de Engels:
el reflejo científico , que exige la investigación y práctica científicas,
y el reflejo religioso, que es un producto de la abstracción histórica.
Todavía hay otros tipos de reflejos. En el Ludwig Feuerbach , En
gels nos dice que las impresiones que el mundo exterior produce so
bre el hombre no sólo se expresan y se reflej an (spiegeln sich) en
la cabeza "bajo la forma de ideas y pensamientos sino también ba
jo la de sentimientos, impulsos y actos de voluntad".37 Engels,
pues, emplea la palabra "reflejo" de un modo muy amplio; y el re
flejo que tiene que ver con el conocimiento no puede ser reducido
a un mero proceso mecánico o pasivo.
Si tornamos ahora la atención a la Dialéctica de la naturaleza,
veremos otros ejemplos dados por Engels que prueban que para él,
aunque haya reflejos pasivos , también hay reflejos en los que la ac
tividad humana desempeña un papel determinante. La ciencia de su
tiempo había probado que "las hormigas tienen ojos distintos de
los nuestros, que les permiten ver" rayos de luz que nosotros no
percibimos. Pero, dice Engels,
nosotros hemos llegado mucho más allá que las hormigas e n el conoci
miento de esos rayos, para nosotros invisibles, y el solo hecho de que
podamos demostrar que las hormigas ven cosas para nosotros invisibles
y el que esta demostración se base toda ella en percepciones logradas
por medio de nuestros ojos revela que la construcción especial del ojo
del hombre no constituye un límite absoluto para el conocimiento hu
mano .3 8
Debe ser claro que en tanto que podemos demostrar que las hor
migas ven cosas invisibles para nosotros, nuestro conocimiento de
este hecho no puede consistir en un reflejo pasivo o mecánico.
Que gran parte de nuestro conocimiento, especialmente el cono
cimiento científico, no consiste en un mero reflejo pasivo de la rea
lidad, puede verse también en el siguiente ejemplo dado por Engels
para distinguir entre el juicio singular , el juicio particular y el juicio
universal en la ciencia de su día.
37 /bid., p. 397.
38 Engels, Dialéctica de la naturaleza, p. 204.
1 72
mente los hombres prehistóricos cuando, hace tal vez más de diez mil
afios, inventaron el fuego por fricción, e incluso antes, al calentarse las
partes frías del cuerpo frotándolas con la mano. Pero desde entonces
hasta el momento en que se descubrió que el frotamiento es una fuente
de calor hubieron de transcurrir quién sabe cuántos milenios. Sea lo que
sea, llegó el momento en que el cerebro del hombre estuvo lo suficiente
mente desarrollado como para poder emitir este juicio: el frotamiento
es una fuente de calor, juicio de existencia y, concretamente, positivo.
Pasaron nuevamente varios milenios, hasta que en 1842 Mayer, Joule
y Colding investigaron este fenómeno especial, en relación con otros pa
recidos que entre tanto habían sido descubiertos; es decir, se detuvieron
a indagar sus condiciones generales más próximas, hasta formular el si
guiente juicio: todo movimiento mecánico puede trocarse en calor, me
diante la fricción. Fue necesario que transcurriese tanto tiempo y que
se acumulase una cantidad enorme de conocimientos empíricos para
que, en el conocimiento del objeto de que se trata, pudiéramos avanzar
desde el juicio positivo de existencia más arriba formulado hasta este
juicio universal de reflexión. Pero, a partir de entonces, las cosas mar
charon más aprisa. Tres afios más tarde, Mayer pudo, por lo menos en
cuanto al fondo del asunto, elevar el juicio de reflexión hasta la fase en
que hoy rige: toda forma de movimiento puede y debe, en condiciones
determinadas para cada caso, convertirse, directa o indirectamente, en
otra forma de movimiento cualquiera, juicio de concepto, y además
apodíctico, es decir, la forma más alta de juicio, en general. 3 9
39 lbid., p. 190.
173
12. EL MATERIALISMO Y LA EPISTEMOLOGÍA
DE MARX Y ENGELS
l Hume nos dice que "phllosophy informs us that everything which appears to
the mind is nothing but a perception, and is interrupted and dependent on the mind;
whereas the vulgar confound perceptions and objects, and attribute a distinct conti
nued existence to the very things they feel or see. This sentiment, then, as it is enti
rely unreasonable, must proceed from sorne other faculty than the understanding"
(A Treatise of Human Nature, p. 224. Véanse también pp. 225-226, 176-177 y An
Inquiry Concerning Human Understanding, pp. 33-34.
2 Kant, Crítica de la razón pura, pp. 89-90.
175
conocer una causalidad real dentro de ese mundo. Al sostener
Hume que conocemos impresiones o sensaciones en vez del mundo
real, el origen de nuestras percepciones forzosamente tuvo que per
manecer desconocido;3 y la causalidad se vió reducida a una aso
ciación de ideas o sensaciones. 4 En el caso de Kant, desde el aspec
to de la ciencia, el mundo sensible de donde provienen nuestras sen
saciones también queda desconocido y desconocible.s Más aún, en
vez de como una relación existente en el mundo real o noumenal,
Kant consideró a la causalidad como una categoría del entendi
miento, es decir, como un modo de unir sus juicios propio del suje
to trascendental. 6
Por supuesto, en las breves líneas que siguen no pretendemos de
sarrollar toda una epistemología marxiana sino sólo unas reflexio
nes que tienen que ver con nuestro tema y con nuestro planteo ante
rior referente a la significación del materialismo marxiano y
engelsiano. Mondolfo, uno de los autores cuyo pensamiento sobre
este tema se ve resumido en las notas de nuestro primer capítulo,
criticó el concepto engelsiano de l a praxis como un modo de lle
gar a verdades referente al mundo real; y el pensamiento de
Hume y Kant que hemos resumido brevemente aquí, tanto como
el de Marx y Engels que veremos, nos ayudarán a entender el
sentido de la objeción y su planteamiento equivocado por parte
de Mondolfo.
En el Ludwig Feuerbach, Engels mencionó a Hume y a Kant co
mo dos filósofos que negaban la posibilidad de conocer el mundo,
y contra esa posición afirmó:
1 76
quiera a Berkeley" . 8 Si nuestro objeto de conocimiento se consti
tuyera mediante sensaciones y no por las cosas mismas, la objeción
contra Engels hecha por Mondolfo tendría sentido. Pero , para En
gels , éste no es el caso. Se trata, ante todo, de cosas reales; y cuan
do podemos ponerlas a nuestro servicio, probamos que las conoce
mos. Expliquemos esto con más detalle.
En general , podemos afirmar que las diferentes filosofías son
como las diferentes geometrías. Una vez concedidos el punto de
partida y algunos otros elementos más, por lo general, hay que
aceptar lo que lógicamente sigue. En el caso de comenzar con el es
pacio rectilíneo o plano , resulta una certeza que dos líneas perpen
diculares a una tercera nunca se cruzan y que son paralelas. Sin em
bargo, cuando se trata de un espacio curvo, un espacio en la forma
de una esfera, entonces la afirmación de que dos líneas perpendicu
lares a una tercera nunca se cruzan resulta falsa. Por ejemplo, en
el caso de un globo terráqueo , las líneas de longitud son perpendi
culares al ecuador. Pero en este caso sí se cruzan en dos puntos: en
los dos polos. El geómetra euclidiano, pues, no puede objetar nada
en contra de las proposiciones de la geometría no euclidiana, ni ésta
en contra de él . Lo que pueden hacer, sin embargo, es demostrar
que dentro de su propio mundo de discurso, las objeciones del otro
quedan superadas.
Lo que hemos afirmado de la geometría tiene su aplicación tam
bién en la filosofía. El mundo del discurso de Hume y Kant, por
un lado, y el de Engels , por otro, es distinto. Lo que Engels está
tratando de demostrar mediante su crítica de Hume y Kant es que
la incognoscibilidad del mundo real no tiene validez en el mundo
marxiano del discurso. Si partimos del concepto de que experimen
tamos el mundo real, el proletario real, que sufre una explotación
real , entonces toda vez que podemos probar la exactitud de nuestra
concepción de un "proceso natural reproduciéndolo nosotros mis
mos , creándolo como resultado de sus mismas condiciones, y si,
además , lo ponemos al servicio de nuestros propios fines, daremos
al traste con la 'cosa en sí' inasequible de Kant", es decir, que la
incognoscible cosa en sí kantiana no tiene lugar alguno en la
filosofía de Marx y Engels . En su discurso, el problema kantiano
queda superado, queda como no existente, debido a un punto de
partida distinto y a la praxis que toma en cuenta este punto de
partida.
El hecho de que la "cosa en sí", sea cognoscible, Engels lo de
muestra mediante algunos ejemplos. Nos dice que
1 77
las substancias químicas produc;das en el mundo vegetal y animal si
guieron siendo 'cosas en sí' ir.asequibles hasta que la química orgánica
comenzó a producirlas una tras oL·a; con ello, la 'cosa en sí' se convirtió
er. una cosa para nosotros, como, por ejemplo, la materia colorante de
la rubia, la alizarina, que ho�' ya no se extrae de la raíz de aquella plan
ta, sino qu-e se obtiene del alquicrán de hulla, procedimiento mucho más
barato y más sencillo .9
178
proof of the pudding is in the eating ' " . 1 1 Es decir, la prueba de
que las impresiones no son nuestros objetos sino, contrario al ag
nóstico, las cosas y sus propiedades, consiste en la praxis.
En esta cita, Engels empieza por plantear el problema del cono
cimiento de un modo materialista: el agnóstico reconoce "que to
dos nuestros conocimientos descansan en las comunicaciones que
recibimos por medio de los sentidos". Sin embargo , esta expresión
resulta ambigua. En vez de interpretarla en el sentido de que las co
municaciones provengan de las cosas reales como objetos, el
agnóstico la interpreta en el sentido de que las comunicaciones con
sisten en impresiones como objetos: "Cuando yo hablo de las cosas
y sus propiedades, no me refiero , en realidad, a estas cosas y sus
propiedades de por sí, acerca de las cuales no puedo saber nada de
cierto , sino solamente a las impresiones que dej an en mis senti
dos ' ' . Pero Engels afirma que desde el punto de vista materialista,
desde el punto de vista de este mundo de discurso, no hay lugar pa
ra tal agnosticismo, puesto que antes de argumentar, los hombres
ya habían actuado.
Engels prosigue:
1 79
nuestros actos suministran la prueba de la conformidad de nuestras per
cepciones con la naturaleza objetiva de las cosas percibidas [el subraya
do es nuestro] . Ni en un solo caso, según la experiencia que poseemos
hasta hoy, nos hemos visto obligados a llegar a la conclusión de que las
percepciones sensoriales científicamente verificadas proyecten en nues
tro cerebro ideas del mundo exterior que difieren por su naturaleza de
la realidad, o de que entre el mundo exterior y nuestras percepciones
sensoriales medie una incompatibilidad innata.12
Hay varias cosas que destacar en esta cita. Cuando Engels utiliza
la expresión "nuestras percepciones" , no la usa como el objeto de
nuestro conocimiento sino únicamente como el instrumento me
diante el cual nos ponemos en contacto con el objeto. El objeto,
para Engels , no son las percepciones sino, como él mismo indica,
"las cosas percibidas". Por tanto, no trata de una correspondencia
entre la sensación como un objeto que conocemos y el mundo real
como un objeto con el cual no estamos en contacto, ni experimen
tamos, y que, por tanto , no conocemos. Si regresamos a nuestra
analogía de los lentes , que no son el objeto de nuestro conocimien
to sino sólo un medio o instrumento que nos pone en contacto con
el objeto , puedo asegurarme de que me están poniendo en contacto
con el mundo real, si puedo utilizar esta realidad para mis propios
fines. Pero, si los lentes me reportan lo grande como si fuera peque
ñ.o, lo pequeñ.o como grande, lo sólido como líquido, etc. , entonces
el instrumento que me pone en contacto con la realidad no me está
reportando fielmente lo que existe y no podré utilizar la realidad
para mis fines. Pero, en tanto que gracias a mis sentidos puedo do
minar el mundo, puedo trazar en él mis fines subjetivos, entonces
the proof is in the eating of the pudding: he comprobado que mis
sentidos, mis "lentes" , no me engañ.an, que efectivamente me
ponen en contacto con el mundo real y que efectivamente puedo
conocerlo . 13
Huelga decir que en la cita que estamos analizando del Engels
1 2 !bid.
IJ Sin embargo , puede surgir una objeción en contra de nuestra interpretación
de que Engels defiende el materialismo y que las objeciones del agnóstico, en efecto,
tratan de otro mundo de discurso. En este mismo Prólogo, Engels afirmó que, "en
efecto, ¿qué es el agnosticismo, sino un materialismo vergonzante? " . Pero el agnós
tico no es un puro materialista. Mientras que para el materialismo de Engels, es pre
ciso excluir toda influencia exterior y trascendente en el mundo real, el agnóstico
sostiene que ''no estamos en condiciones de poder probar la existencia o inexistencia
de un ser supremo fuera del mundo por nosotros conocido" (!bid., p. 429). Por su
puesto, tampoco es materialista en tanto que sostiene que conocemos sensaciones
en vez de cosas.
1 80
maduro ( 1 892), se ven otros aspectos del materialismo marxiano
que hemos tratado en capítulos anteriores. Cuando Engels habla de
perseguir fines humanos en la naturaleza, está implicada la huma
nización de ésta como un objeto de conocimiento. Cuando habla
de "la idea que nos formamos" [el subrayado es nuestro ] de las co
sas reales , afirma, en efecto, que el conocimiento no es un mero re
flejo pasivo o mecánico. Cuando Engels habla de haber conseguido
el fin esperado, como prueba de que "nuestras percepciones acerca
de esta cosa y sus propiedades coinciden con la realidad existente
fuera de nosotros " , etc. se trata del papel de la praxis en lo que ha
ce a llegar a conocer las cosas. En su madurez, pues, Engels, a dife
rencia de nuestros autores del primer capítulo, sostuvo la actividad
del hombre como medio de conocer la realidad, que ideas humanas
no son mecánicamente formadas por el mundo exterior, y que por
la actividad práctica en este mundo, el hombre se presenta a sí mis
mo como objeto la naturaleza humanizada.
Todavía hay otro problema de suma importancia referente a
nuestro conocimiento del mundo real: el de la causalidad . Hemos
visto que para Hume, la causalidad se reducía a una asociación de
ideas; y para Kant, en vez de tener existencia en el mundo real, la
causalidad era una categoría del entendimiento del sujeto trascen
dental . El regreso al conocimiento del mundo real por parte de
Marx y Engels, como medio de liberar al proletario real de sus ca
denas, también entraña un regreso a la causalidad real en el mundo
exterior; y Engels, como en el caso de nuestro conocimiento de este
mundo, emplea como prueba de la causalidad la actividad práctica
del hombre.
En la Dialéctica de la naturaleza, Engels afirma que "lo primero
que nos llama la atención, cuando nos fij amos en la materia en mo
vimiento, es la trabazón que existe entre dos distintos movimientos
de diferentes cuerpos, cómo se hallan condicionados los unos por
los otros" . 14 En esta cita, Engels ha hablado de materia en movi
miento y la ha identificado con los distintos cuerpos en movimien
to, comprobando una vez más que para él la materia consiste en
cuer.pos cualitativamente diferentes. Pero esta observación del
mundo real (no la observación de las sensaciones), nos da una indi
cación, mas no una prueba, de la causalidad.
Engels prosigue.
181
determinado movimiento, al producir las condiciones en que se efectúa
en la naturaleza, e incluso que nos es dable producir (industria) movi
mientos que no se dan nunca en la naturaleza o que no se dan, por lo
menos, de este modo y que podemos, además, imprimir a estos movi
mientos una dirección y una extensión determinadas de antemano . De
este modo, mediante la actividad del hombre, adquiere su fundamento
la idea de la causalidad, la idea de que un movimiento es causa de
otro . 1 5
IS /bid.
1 82
en estos casos, se aporta una prueba doble de la causalidad.16
16 Ibid.
1 83
tífica. No puede distinguir cualitativamente los cuerpos entre sí sin
una actividad orientada a descubrir sus diferentes propiedades y sin
la praxis correspondiente de formar ideas basadas en los datos pro
porcionados por el mundo exterior. Pero , aunque el hombre es ac
tivo respecto a la producción de sus i deas acerca del mundo exte
rior, también aquí es menester hablar de un aspecto pasivo que se
ve implicado en este conocimiento.
Veamos este aspecto mediante el uso de la analogía con la pro
ducción material. En El capital, cuando Marx habla del proceso de
producción, emplea, en efecto, las causas aristotélicas -la causa fi
nal (el fin consciente que el obrero quiere realizar), la causa mate
rial (las materias primas en las que el obrero va a realizar su fin),
la causa formal (la nueva forma que se introduce en las materias
primas), la causa instrumental (la maquinaria y las herramientas
que utiliza para poner la nueva forma en las materias primas), y la
causa eficiente (el obrero, quien realiza(ti fin consciente mediante
las otras causas). El obrero produce, es activo . Pero para producir
tiene que realizar un cambio en algo, tiene que introducir una for
ma diferente no en un vacío sino en algo, en las materias primas.
Las materias primas (aunque activas en el sentido de ofrecerle resis
tencia, dej arle conocer sus propiedades , etc.) son pasivas en tanto
que anteriormente no tuvieron la nueva forma y, por consiguiente,
en tanto que ahora la reciben .
Ahora bien, el hombre también produce conocimientos , tam
bién produce ideas. Pero no puede producirlas en el vacío como ha
ce la autoconciencia hegeliana. Para que el hombre pueda exteriori
zarse, necesita algo que tenga su existencia independientemente de
él. De otro modo, su creación sería una cosa no real. Para producir
ideas, para producir conocimientos intelectuales o racionales, el
hombre tiene que producirlos en algo. Cuando se trata de descubri
mientos de cosas nuevas, el hombre tiene que producirlos en sí mis
mo. El hombre, pues, es activo en tanto que produce; pero es pasi
vo en tanto que él mismo constituye la "materia prima" que recibe
la nueva forma o idea.
Sin embargo, es menester evitar un peligro cuando hablamos de
la actividad del hombre. No tratamos del hombre como tal, como
parece estar implicado en el pensamiento de los autores representa
tivos de nuestro primer capítulo . Aquí hemos hecho referencia a la
actividad de los hombres reales y concretos cuando se trata de des
cubrir o producir nuevos conocimientos . Pero, como dicen Marx
y Engels, no todo el conocimiento es de este tipo. Los hombres son
entes sociales e históricos. Cada hombre concreto y real, por tanto,
no tiene que empezar de nuevo, haciendo los descubrimientos de
1 84
generaciones anteriores . Al nacer en una sociedad y ser educado en
ella, ésta nos proporciona conocimientos, categorías y orientacio
nes en relación a las cuales somos relativamente pasivos; no es
nuestra actividad práctica la que produce estos conocimientos. Son
recibidos por nosotros. Gracias a la sociedad, no tengo que entrar
en una relación práctica con la vaca para saber que ésta da leche,
ni con los árboles frutales para saber que dan fruto , ni con la tierra,
para saber que, una vez cultivada por el trabajo humano, produce
alimentos, ni tengo que ingresar en una fábrica para saber de las
· condiciones imperantes , ni entrar en una relación de asalariado pa
ra saber de la explotación de los obreros, etc., etc. -la adquisición
de todos estos conocimientos no depende de nuestra praxis con las
cosas que estamos conociendo, sino que llegamos a ella a través de
libros, etc. Si cada hombre real y concreto tuviera que entrar en una
relación práctica con los hechos que va a conocer, el progreso se
volvería si no imposible, por lo menos sumamente difícil. El des
truir esta relativa pasividad que se ve implicada en la adquisición
del conocimiento del hombre real y concreto, el concebir al hombre
como puramente activo, como parece que lo hacen Bender, Jordan
y Fetscher, lo mismo que Schmidt y Mondolfo, terminaría por des
truirlo como ser social e histórico.
1 85
en el siglo xvm. Pero éste no es el único sentido de la palabra
"materialismo" . Para Engels y Marx, el materialismo es una doc
trina que sostiene que hay un mundo real y sensible, que este mun
do no depende de nosotros para su existencia sino sólo para su
transformación, y que nuestro conocimiento se halla derivado de
este mundo , así como nosotros mismos. En este sentido del térmi
no, pues, el materialismo histórico de Marx supone y depende de
una base materialista. Expliquemos este concepto.
Desde sus obras de j uventud, tanto Marx como Engels hablaron
no sólo del problema social, no sólo de los principios básicos y
esenciales del materialismo histórico, sino que también hicieron im
portantes referencias a la necesidad y consecuencia de un materia
lismo en relación con la naturaleza. Marx distinguió su teoría del
idealismo de Hegel, en parte por aclarar la diferencia entre la exte
riorización de la autoconciencia y la del hombre real. La autocon
ciencia " sólo puede estatuir la cosicidad, es decir, nada real sino
una cosa por sí misma puramente abstracta' ' , puesto que no tiene
una cosa real , un mundo real , en que exteriorizarse.20 El hombre
real, por otra parte , establece una cosa real por su trabajo porque
se exterioriza en un objeto real, un objeto que posee existencia in
dependientemente de él.21 También Marx y Engels, desde la obra
de juventud, hicieron varias referencias a la distinción entre la ma
teria y la autoconciencia, el ser y el pensar, etc. como vimos en
nuestros capítulos 3 y 4; y ya tratamos l argamente sobre la natu
raleza no mediada en el pensamiento de M arx en nuestro capítu
lo 9. El materialismo, en el sentido engelsiano, por tanto, en
nada era ajeno al pensamiento de Marx . Pero, ¿depende el ma
terialismo histórico del materialismo tomado en este sentido en
gclsiano?
Si tomamos la atención al Prólogo de la Contribución a la crítica
de la economía política de Marx, podemos, apreciar claramente la
dependencia del materialsimo histórico de una base filosófica mate
rialista en sentido engelsiano en relación con la naturaleza. En esta
obra, Marx habla de la producción social de los hombres, de rela
ciones de producción que corresponden a una determinada fase de
desarrollo de las fuerzas productivas materiales, de relaciones d¡¡
propiedad, etc. Marx habla, por supuesto, de la producción mate
rial real y del trabajo sobre una naturaleza real. Si Marx fuera un
idealista referente al mundo sensible, desaparecería la realidad de
la naturaleza; la del trabajo, la de las fuerzas productivas, la de las
1 86
relaciones productivas , etc., en una palabra, desaparecería el mate
rialismo histórico.
Si queremos expresar lo dicho en el párrafo anterior en términos
hegelianos, un idealismo referente al mundo sensible resultaría en
que la naturaleza sería la manifestación de la autoconciencia. Se
seguiría de ello que no sólo las fuerzas productivas se convertirían
en la enajenación de la autoconciencia, sino también las relaciones
productivas que esas fuerzas suponen. Si el mundo en que trabaja
el hombre sólo fuera una manifestación de la idea absoluta o de la
autoconciencia, entonces los hombres no tendrían necesidades rea
les de cosas reales. El materialismo histórico, por tanto , la historia
misma, tendría que reducirse al desarrollo de la autoconciencia o
de la idea absoluta. En vez del materialismo histórico tendríamos
un idealismo histórico. El materialismo histórico, por tanto, se ba
sa en un materialismo filosófico en el sentido engelsiano.
Lo que hemos afirmado acerca de la imposibilidad de tener un
idealismo objetivo referente al mundo sensible (como el de Hegel
y la Crítica crítica) y un materialismo referente a la historia, hay
que afirmarlo también en lo que se refiere a la posibilidad de tener
un idealismo subjetivo en lo que hace al mundo sensible. Si en vez
de estar en contacto con objetos reales , nos vemos enfrentados sólo
con sensaciones, no hay modo alguno (a menos, quizá, que quera
mos llamar en nuestra ayuda a Dios, como Descartes y Malebran
che , etc.) de asegurarnos de que existen verdaderas relaciones pro
ductivas , verdaderas fuerzas productivas , proletarios sufrientes
reales, etc. ; y, por tanto, no hay por qué hablar de la liberación de
éstos mediante la revolución socialista. El materialismo histórico de
Marx, pues , se fundamenta en un materialismo filosófico en el sen
tido engelsiano. Uno puede ser materialista en lo referente al mun
do sensible y no en lo referente a la historia, como en el caso de
Feuerbach, pero uno no puede ser materialista histórico e idealista
en relación con la naturaleza. Marx trata del hombre real con sus
pies bien plantados en la tierra firme de la naturaleza real; no trata
de un hombre real con sus pies plantados en sensaciones.
Antes de terminar, quisiéramos volver a mencionar otro proble
ma que han presentad'o los autores de nuestro primer capítulo.
Schmidt había afirmado que en tanto que Engels sostenía que la
unidad del mundo consiste en su materialidad, que las formas fun
damentales de todo ser son el tiempo y el espacio, que el movimien
to es el modo de existencia de la materia, y que las leyes dialécticas
se hallan operativas en la naturaleza, en la sociedad humana y en
el pensamiento, Engels hacía del mundo un objeto meramente con-
187
templativo.22 Esta afirmación de Schmidt está implicada en las de
Bender y Jordan, que indican que Engels perdió de vista la impor
tancia de la praxis en el pensamiento de Marx e, inclusive, la finali
dad humanista del socialismo marxiano . Sin embargo, de nuestros
anteriores capítulos y del principio de éste, debe desprenderse que
cuando Engels define el tiempo y el espacio en relación con la mate
ria, en relación con la realidad, lo hace en contra del idealismo -en
parte en contra de Kant, para quien el tiempo y el espacio pertene
cían al sujeto trascendental, con la consiguiente desaparición de
aquéllos en el mundo real, reduciendo a éste a algo incognoscible
científicamente, y en parte en contra de Hegel, para quien tiempo,
espacio y movimiento resultan meras manifestaciones de la idea ab
soluta o de la autoconciencia. El punto de vista de Engels , por tan
to, no es meramente contemplativo. Como hemos visto tantas veces
en nuestro libro, sin un mundo real, sin un tiempo y espacio reales,
j unto con un movimiento o cambio real, no hay proletarios reales
sufriendo una explotación real; no hay, a fin de cuentas, necesidad
de liberar a los proletarios de sus cadenas, ni necesidad de descubrir
los medios para realizar esta liberación. El materialismo engelsia
no, por tanto, no reduce al mundo a un objeto de contemplación
sino que se orienta y proporciona la base teórica sobre la que se
puede realizar la praxis revolucionaria para librar a los proletarios
de su explotación.
Antes de terminar, quisiéramos recalcar otro hecho: como he
mos visto en nuestros capítulos 6 y 1 0, Engels nunca perdió de vista
la finalidad humanista del socialismo. El viej o Engels, pues, no
traicionó el pensamiento y los anhelos de su amigo y colaborador,
Carlos Marx, ni en lo que se refiere al concepto de la materia y del
materialismo, ni en el concepto de la epistemología y la praxis , ni
en el concepto del hombre y de la finalidad humanista del socialis
mo. Por supuesto , existen diferencias en énfasis y en expresión, lo
que no debe sorprendernos. Al fin y al cabo, Marx mismo confesó
que Engels llegó a los mismos resultados que él pero mediante un
distinto camino. 23 En relación con el materialismo, Engels se man
tuvo fiel al pensamiento de Marx. Sin embargo , si lo hizo en lo que
se refiere a la dialéctica es otro problema cuya solución buscaremos
en nuestro próximo libro , ¿ Traicion6 Engels la dialéctica de Marx?
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Rector General
Dr. Óscar Manuél González Cuevas
Secretario General
Ing. Alfredo Rosas Arcea
UNIDAD I ZTAPALAPA
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Coordinadora de Cuadernos Universitarios
Mtra. María Christen Florencia
¿ Tergiversó Engels el materialismo de Marx?
se elaboró en colaboración con la Sección de Diseño
Gráfico de la Coordinación de Extensión Universitaria.
Tipografía y formación: Inés Segovia.
Se imprimió en octubre de 1989 en
La Impresora Azteca S.A. de C.V.,
Av . Poniente 130 núm. 68 1 - 1 ,
Colonia Industrial Vallejo.
La edición consta de 1 000 ejemplares
más sobrantes para reposición.