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Tema 1. El hurto.

Los delitos contra el patrimonio y contra el orden socioeconómico están recogido en el Título XIII del Libro II
del Código Penal. En este título junto a los intereses patrimoniales en sentido estricto se protegen también
otros de carácter más amplio que, al igual que el patrimonio, tienen una connotación negativa.
En el título XIII no solo hay delitos contra el patrimonio, siendo la estafa el delito por antonomasia con este
bien jurídico, también existen delitos que protegen la posesión.

A los efectos del título XIII, se puede definir de acuerdo con tres diferentes posturas:
- La primera es una posición jurídica, que define el patrimonio como el conjunto de derechos y
obligaciones, referibles a cosas u otras entidades, que tienen un valor económico y valorables en
dinero.
- Un segundo punto de vista considera al patrimonio como el conjunto de bienes que alguien tiene. El
defecto de esta teoría solo ve por el lado económico de las acciones.
- Finalmente, encontramos la posición mixta o jurídico-económica que es una mezcla de las dos
anteriores.

Existe una concepción personal del patrimonio que lo considera como la expresión de la persona y como tal
tiene que ser protegido para conseguir la plena realización de la personalidad.

Lo que caracteriza al concepto penal de patrimonio es tanto el valor económico de la cosa, como la protección
jurídica que se brinda a la relación de una persona cono esa cosa. Por ello, el Derecho penal suele optar por
la concepción mixta jurídica-económica de patrimonio, que es dominante en nuestra doctrina, aunque con
diversos matices, según la cual:
a) El objeto material de un delito patrimonial solo pueden serlo aquellos bienes dotados de valor económico.
b) Para ser sujeto pasivo de un delito patrimonial no basta con que el sujeto tenga una relación meramente
fáctica con la cosa, sino que es preciso que esté relacionado con ella en virtud de una relación protegida por
el Ordenamiento jurídico.
c) Por perjuicio patrimonial hay que entender toda disminución, económica evaluable, del acervo patrimonial
que, jurídicamente, corresponde a una persona.

Sobre el contenido del patrimonio, para los fines del Derecho penal forman parte del patrimonio no solo los
derechos reales, como la propiedad, son también las obligaciones. También es elemento integrante del
patrimonio, al menos en sentido jurídico-penal la posesión, que es una relación fáctica que liga al sujeto con
una cosa. En cuanto a las expectativas, es decir, al probable incremento patrimonial con vistas al futuro, no
puede decirse que pertenezcan al patrimonio en sentido jurídico-penal, y solo deben tenerse en cuenta a los
efectos de la responsabilidad civil, para la determinación del lucro cesante causado en el delito.

En conclusión, podemos decir que lo que se protege en el Titulo XIII del CP es un conjunto de relaciones
jurídicas que tienen un valor económico y que pueden ser comprendidas bajo el término amplio de
patrimonio. Este concepto es ante todo un bien jurídico de carácter personal, sin perjuicio de que muchas de
las relaciones que en él se protegen tengan también una incidencia en ámbitos socioeconómicos más
amplios, dando lugar a la configuración de nuevos tipos delictivos, capaces de abarcar también esa relevancia
socioeconómica.

1. Disposiciones comunes.
Dentro del Título XIII hay dos preceptos, el art 268, que se refiere a todos los delitos patrimoniales en los que
no concurra violencia ni intimidación, ni abuso de la vulnerabilidad de la víctima, y el art 269, que solo se
refiere a determinados delitos. Ambos preceptos se contienen en el capítulo X de dicho título y son
disposiciones comunes a todos los delitos de este título.

El art 268 recoge la excusa absolutoria entre parientes, que indica que “están exentos de responsabilidad
criminal por los delitos patrimoniales que se causaren entre sí, siempre que no concurra violencia o
intimidación, o abuso de la vulnerabilidad de la víctima, ya sea por razón de edad, o por tratarse de una
persona con discapacidad”, los cónyuges que no estuvieren separados legalmente o de hecho o en proceso
judicial de separación, divorcio o nulidad de su matrimonio y los ascendientes, descendientes y hermanos
por naturaleza o por adopción, así como los afines en primer grado si viviesen juntos. Se trata de una causa
personal de exclusión de la pena o excusa absolutoria, que no alcanza a la responsabilidad civil, ni a los
extraños que participaren en el delito; pero que no debe entenderse tan ampliamente hasta el punto de que
alcance también a los hermanos que no viven juntos. El Acuerdo del pleno no jurisdiccional del TS de 1 de
marzo de 2005 admite la aplicación del art 268 a las relaciones estables de pareja asimilables a la relación
matrimonial. La referencia al “abuso de vulnerabilidad” se introdujo en la reforma de 2015, excluyendo de la
exención de pena los casos en que el autor del delito patrimonial cometa el delito contra una persona
abusando de que por su avanzada edad es más fácil de engañar, o abuse de la incapacidad mental o física de
una de esas personas para sustraerle el dinero o joyas, etc.

La punibilidad de las formas intentadas de participación se recoge en el art 269, ésta declara expresamente
punibles la provocación, la conspiración y la proposición para cometer los delitos de robo, extorsión, estafa
o apropiación indebida, castigándolas con la pena inferior en uno a dos grados a la del delito correspondiente.

2. El hurto.
El hurto se ha conceptuado siempre como la figura básica de los delitos contra el patrimonio. Se encuentra
regulado en el art 234.1 que dice que:
“1. El que, con ánimo de lucro, tomare las cosas muebles ajenas sin la voluntad de su dueño será castigado,
como reo de hurto, con la pena de prisión de seis a dieciocho meses si la cuantía de lo sustraído excediese de
400 euros.
2. Se impondrá una pena de multa de uno a tres meses si la cuantía de lo sustraído no excediese de 400 euros,
salvo si concurriese alguna de las circunstancias del artículo 235.
3. Si las penas establecidas en los apartados anteriores se impondrán en su mitad superior cuando en la
comisión del hecho se hubiera neutralizado, eliminado o inutilizado, por cualquier medio, los dispositivos de
alarma o seguridad instalados en las cosas sustraídas.”

El bien jurídico protegido en este delito es la propiedad en el sentido del art 348 CC, que es el sentido de
poder gozar y disfrutar de una cosa y no en el sentido técnico jurídico. Este art dice: “La propiedad es el
derecho de gozar y disponer de una cosa, sin más limitaciones que las establecidas en las leyes. El propietario
tiene acción contra el tenedor y el poseedor de la cosa para reivindicarla”.

El sujeto activo puede ser cualquiera, mientras que el sujeto pasivo es el poseedor, legítimo o ilegítimo.
El objeto material es la “cosa mueble ajena” sobre la que recae la acción del sujeto activo. Es cosa todo
aquello que pueda ser objeto de derechos patrimoniales, es decir, todo objeto corporal que tiene un valor
económico y es susceptible de apoderamiento. Las cosas fuera de comercio pueden ser objeto de delito
patrimonial del mismo modo que la sujetas a comercio.

Las cosas se dividen en muebles e inmuebles. Esta distinción tiene importancia para diferenciar el hurto y el
robo de la usurpación. Como punto de partida se debe emplear la distinción mueble-inmueble acogida en el
CC (Arts 334 y ss). Según estos arts hay que entender por cosa mueble todo objeto del mundo exterior que
sea susceptible de apoderamiento material y de desplazamiento. Entre las cosas muebles se comprenden
también, por tanto, los animales.

Mayores problemas plantea la determinación del concepto de ajenidad. Por ajenidad de una cosa hay que
entender la no pertenencia de esa cosa a un sujeto. No son ajenas las “nullius”, que no tienen dueño y que
por lo tanto son susceptibles de apropiación por cualquiera, y tampoco las cosas abandonadas. Al contrario,
las cosas perdidas o de dueño desconocido sí son ajenas y pueden ser objeto de apropiación ilegal, pero esta
conducta no constituye hurto sino apropiación indebida del art 254. Las cosas comunes, como el aire o el.
Agua, siempre que no tengan una regulación en leyes especiales o no hayan sido recogidas para su utilización
industrial en recipientes, no tienen el carácter de ajenas para nadie.
En todo caso, hay que tener en cuenta que el hurto requiere un desplazamiento posesorio, por lo que los
casos problemáticos serán solo aquellos en los que el sujeto no posea la cosa previamente.
Si un copropietario se apodera solo de la cuota que la cuota que le corresponde antes de que se proceda a
la división, pero perjudicando el valor económico del todo, cabe hablar de hurto.

La acción se describe en el art 234 con el verbo “tomar”; es decir, apoderarse de la cosa mueble ajena. Los
medios empleados para ello pueden ser los más diversos. Pero la acción debe estar caracterizada de un modo
negativo, es decir, debe realizarse “sin fuerza en las cosas y sin violencia o intimidación en las personas”,
pues si el delito de somete valiéndose el sujeto de alguno de estos medios será de preferente aplicación el
delito de robo.

La tipicidad se delimita negativamente con un requisito añadido: “sin la voluntad de su dueño”. El


consentimiento, tácito o presunto, actúa normalmente como causa de justificación. Normalmente, en caso
de conflicto entre la voluntad del poseedor y la del propietario, este último es de mejor derecho, salvo que
la posesión tenga una protección específica autónoma incluso frente al propietario, o que la apariencia de la
posesión permita suponer que el sujeto que consiente tiene legitimación para ello. El consentimiento del
menor y del discapacitado necesitado de especial protección es irrelevante y existe, por tanto, hurto. Si el
consentimiento está viciado por el engaño existe estafa.
El hurto es un delito de resultado, ya que hace falta el desplazamiento patrimonial y exige la separación
fáctica de una cosa del patrimonio de su dueño y su incorporación al del sujeto activo.

Sobre el tipo subjetivo, para que haya dolo, el conocimiento debe abarcar la ajenidad de la cosa y la ausencia
de consentimiento. Por ello, y dado que no existe el hurto imprudente, el error sobre la ajenidad o sobre la
ausencia de consentimiento excluye la tipicidad de la conducta. Por su parte, el “ánimo de lucro” al que se
refiere el art 234.1 se entiende como la intención de convertirse en dueño de la cosa, en beneficio del sujeto
activo o de un tercero. El simple hurto de uso no es típico y, por lo tanto, todo lo más puede dar lugar a un
ilícito civil, salvo que recaiga en un vehículo de motor.

3. Consumación.
La jurisprudencia determina exigible la disponibilidad de la cosa por el agente como requisito mínimo para
decir que el delito se ha consumado, especialmente para solucionar los casos de persecución del ladrón. Así,
la jurisprudencia dominante se inclina por castigar por hurto consumado s la persecución tiene lugar después
de descubrir el hurto, es decir, cuando el agente pudo hipotéticamente disponer de lo sustraído y como
intentado cuando se inicia la persecución desde el momento del apoderamiento. El no llegar a tocar la cosa,
o el apoderamiento material sin disponibilidad, porque el ladrón es sorprendido in fraganti o porque es
seguido de persecución interrumpida, constituyen tentativa; y la disponibilidad consumación. También cabe
la tentativa cuando en contra de las expectativas del sujeto activo no existe objeto material, o lo sustraído
carece de valor económico.

4. Autoría y participación.
Autor en sentido estricto es el que realiza la acción típica de “tomar” la cosa mueble ajena. Cabe la autoría
mediata a través de un instrumento no doloso, valiéndose de un tercero que nada sabe, que toma y entrega
la cosa al sujeto activo creyendo que éste es su dueño. Los casos en que el autor se vale de inimputables
pueden construirse como inducción y, en todo caso, si se trata de un menor de 16 años dan lugar a un tipo
cualificado. Los supuestos de intervención con acciones no ejecutivas de apoderamiento (vigilancia, esperar
en vehículo en marcha, recibir y ocultar la cosa sustraída) pueden ser calificados como de cooperación
necesaria. El problema que se plantea en la práctica es la distinción entre ésta y la complicidad que, en todo
caso, se castiga con la pena inferior en grado, esta poca distinción genera gran jurisprudencia contradictoria.

5. Concurso.
La pluralidad de sustracciones realizadas en diverso tiempo y lugar debe estimarse como un concurso real de
delitos. Sin embargo, si era único el propósito que animaba al sujeto activo, cabe apreciar un delito
continuado, considerando las diversas sustracciones como un solo delito y castigando por la cuantía global
de lo sustraído, conforme a lo dispuesto en el art 74.
6. La pena y su determinación.
a) Tipo básico
El art 234.1 establece la pena de prisión de seis a dieciocho meses para el tipo básico del delito de hurto,
aplicable cuando la cuantía de lo sustraído exceda de 400 euros.

b) Tipo privilegiado: el hurto de escasa gravedad.


Se prevé en el 234.2 y su pena es de uno a tres meses. No siendo aplicable este apartado “si concurriese
alguna de las circunstancias del art 235”, si se diese alguna de las cualificaciones del art previamente citado
se aplicará la pena prevista en el mismo y no la del tipo privilegiado, aunque la cosa hurtada valga menos de
400 euros.
La cuantía de los 400 euros incluye el precio del IVA.

c) Tipos cualificados.
Según el art 234.3 las penas establecidas en el tipo básico y en el privilegiado se impondrán en su mitad
superior “cuando en la comisión del hecho se hubieran neutralizado, eliminado o inutilizado, por cualquier
medio, los dispositivos de alarma o seguridad instalados en las cosas sustraídas”. Debe tratarse de
dispositivos instalados en las cosas sustraídas. Por el contrario, si se trata de inutilización de sistemas
específicos de alarma o guarda “para acceder o abandonar” el lugar donde se encuentran las cosas, el hecho
se castiga como robo con fuerza en las cosas.
Por otra parte, si se da cualquiera de las circunstancias del art 235.1 se aplicará la pena de prisión de uno a
tres años, con independencia del valor de la cosa hurtada. Así, la concurrencia de las circunstancias del art
235.1 conforma distintos tipos cualificados en los que se matiza el contenido del injusto del hurto en función
de su especial gravedad atendiendo, entre otros, al objeto del delito o a la situación de la víctima. En cualquier
caso, las circunstancias del art 235.1 deben ser abarcadas por el dolo. Si ello no es así se responderá solo por
el tipo básico o el privilegiado, siempre que se reúnan todos sus requisitos.

7. Las circunstancias del art 235.


El art 235.1 contiene nueve apartados en los que se contienen diversas cualificaciones que obligan a imponer,
independientemente del valor de lo sustraído, la pena de prisión de uno a tres años. Si se dan dos o más de
las circunstancias previstas en el apartado 1 del art 235, el apartado 2 prevé la imposición de esta pena en
su mitad superior, pudiendo en su caso computarse como agravantes genéricas la tercera o siguientes
circunstancias que no hayan sido por tanto tenidas en cuenta para cualificar el tipo. Estas circunstancias son:

• Valor artístico, histórico, cultural o científico.


El art 46 CE estableció la obligatoriedad de que los poderes públicos garantizaran la conservación del
patrimonio “histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran, cualquiera
que sea su régimen jurídico y su titularidad”.
No hay una regla firme para determinar si algo es o no valor histórico, cultural o científico, sino que será el
juez el que en cada caso justifique si el objeto hurtado cumple con este requisito.

• Desabastecimiento de cosas de primera necesidad.


El hurto de las cosas de primera necesidad solo se cualifica si se produce desabastecimiento, concepto de
notable inconcreción cuya inclusión tiene la finalidad de limitar el alcance de la cualificación a los casos de
mayor lesividad.

• Grave quebranto a servicios de interés general.


Se da cuando se trate de conducciones, cableado, equipos o componentes de infraestructuras de suministro
eléctrico, de hidrocarburos o de los servicios de telecomunicaciones, o de otras cosas destinadas a la
prestación de servicios de interés general.

• Productos o instrumentos agrarios o ganaderos.


Se aplica cuando se trate de productos agrarios o ganaderos, o de los instrumentos o medios que se utilizan
para su obtención, siempre que el delito se cometa en explotaciones agrícolas o ganaderas y se cause un
perjuicio grave a las mismas.
• Especial gravedad o perjuicios de especial consideración.
El valor económico de los sustraído da lugar aquí al tipo cualificado cuando “revista especial gravedad”. La
jurisprudencia ha ido fijando las cuantías a partir de las cuales resulta aplicable esta cualificación. Así el TS
dictó una sentencia en la que fijó una cantidad de 36.000 euros por encima de la cual se daba siempre este
supuesto. El término gravedad lo entendemos en términos cuantitativos.
Hemos de extraer del perjuicio causado el lucro cesante. Siendo éste y los posibles perjuicios morales
considerados como objeto de indemnización a evaluar en la correspondiente responsabilidad civil.

• Grave situación económica o abuso de las circunstancias personales.


La consideración de la situación económica de la víctima para graduar la entidad del ataque a su patrimonio
constituye un criterio material de valoración del bien jurídico y de su afectación que se aleja de la
consideración de la propiedad o posesión como un valor absoluto, frente al que todos se encuentran en la
misma posición. Para interpretar el inciso de abuso de las circunstancias personales de la víctima o de su
situación de desamparo hemos de interpretarlo conforme al art 22.2 como circunstancia agravante genérica.
En el abuso de superioridad no es necesario interponer medios positivos que debiliten la defensa, sino que
basta con aprovechar la posición de inferioridad de la víctima. Esta interpretación de la cualificación del hurto
permite incluir en ella situaciones en las que, mediante una intimidación implícita, se crea una situación de
inferioridad psicológica de la víctima de la que el autor se aprovecha.
En 2015 se añadió que el hurto se cometo “aprovechando la producción de un accidente o la existencia de
un riesgo o peligro general para la comunidad que haya debilitado la defensa del ofendido o facilitado la
comisión impune del delito”

• Multirreincidencia.
El hurto de cualifica también cuando al delinquir el culpable hubiera sido condenado ejecutoriamente al
menos por tres delitos comprendidos en este Título, siempre que sean de la misma naturaleza, teniendo en
cuenta que no se computan los antecedentes cancelados o que debieran serlo.
Esta circunstancia se basa en la multirreincidencia del art 66.1.5 y, en principio cabría entender que incluye
también las previas condenas por delitos leves. Con esto se pretende dar una respuesta punitiva más grave
a los casos de reincidencia.
La STS 481/2017 ha sostenido que cuando el texto legal se refiere a tres condenas anteriores, éstas han de
ser por delitos menos graves o graves y no por delitos leves, en base a una interpretación sistemática en
coherencia con la agravante genérica de reincidencia, que no tiene en cuenta los antecedentes por delitos
leves.

• Utilización de menor de 16 años.


Esta cualificación se debe tanto a que de este modo se introduce al menor en el aprendizaje de una conducta
delictiva, en un momento en el que puede que todavía no haya alcanzado la edad de la responsabilidad
específica conforme a la Ley del Menor, como a que puede ser más fácil realizar la sustracción y evitar la
persecución penal utilizando a un menor, incluso en verdadera autoría mediata sin ni siquiera estar presente
en el momento y lugar de la sustracción.

• Pertenencia a organización o grupo criminal.


Este cualifica el hurto cuando el culpable participe en los hechos como miembro de una organización o grupo
criminal que se dedicare a la comisión de delitos comprendidos en este título, siempre que sean de la misma
naturaleza. La mera pertenencia a la organización o al grupo es constitutiva de delito, pero entre este delito
de pertenencia y el huerto cualificado hay concurso de leyes a resolver por alternatividad.

8. El furtum possesionis.
El apartado 1 del art 236 castiga con multa de tres a doce meses al que, “siendo dueño de una cosa mueble
o actuando con el consentimiento de éste, la sustrajere de quien la tenga legítimamente en su poder, con
perjuicio del mismo o de un tercero”. El sujeto activo de este art es el propietario de la cosa mueble.
La acción consiste en sustraer, pero no en conseguir la cosa mediante engaño, pues entonces habría estafa.
Tampoco es sustracción el encontrarse con la cosa. Si para la sustracción se emplea fuerza en las cosas o
violencia o intimidación en las personas, sigue existiendo este delito y no el de robo.
Si se dan los correspondientes elementos típicos, sería sin embargo de preferente aplicación el delito previsto
en el art 455; pero tanto en uno como en otro caso, ello sería sin perjuicio del concurso a que pueda dar lugar
el uso de fuerza en las cosas o de violencia o intimidación cuando sean constitutivos de otros delitos.

El resultado es el perjuicio del legítimo poseedor o de un tercero. Si el valor de lo sustraído es superior a 400
euros, se aplica el tipo básico, pero “si el valor de la cosa sustraída no excediera de 400 euros, se impondrá
la pena de multa de uno a tres meses” (236.2).

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