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“Les urge mas que abran los bares que los juzgados”, esta frase de un meme
refleja la postración de la Justicia en este período de cuarentena obligada
por la pandemia del Covid 19. Tras casi tres meses de parálisis del sector
-excepto determinados asuntos como la tutela, cuota de alimentos y penales-
no ha habido un solo pronunciamiento sobre la situación económica y de
salubridad de usuarios y funcionarios del sector judicial en el espacio
permanente del presidente por medios de comunicación, ni de la gris
Ministra de Justicia notoria por su ausencia -salvo para edulcorar la
masacre de presos en La Modelo. No hubo ni un editorial ni una nota
periodística y las quejas y lamentos de abogados litigantes se pierden
desesperadas en las líneas abiertas de los programas radiales.
Justicia en apuros
La engañosa virtualidad
De allí que las sucesivas propuestas de reforma fracasen en intentos por controlar
el poder judicial o la reacción de las altas cortes de no ceder privilegios del
clientelismo, no obstante que se venden como alternativas al retraso, la lentitud y
la congestión que niegan de hecho el derecho ciudadano al acceso y a una pronta
y cumplida justicia.
Democratizar la abogacía
Así las cosas, evitando mencionar a las entidades por su nombre y a riesgo de
generalizar, egresados de universidades de alto costo y por ende de alta calidad se
desempeñan en los casi invencibles bufetes privados, altos cargos en la justicia,
el ejecutivo, organismos de control, en el Congreso de la República y el arbitraje.
Una primera versión de este artículo fue publicada por la autora en inglés en la
página web de la Comisión Internacional de Juristas el 29 de abril de 2020.
Disponible aquí.
En América Latina, los gobiernos adoptaron varias medidas para enfrentar la crisis
de salud pública generada por la pandemia del COVID-19. Algunos, decretaron
estados de excepción y adoptaron medidas restrictivas de derechos y libertades
(cuarentenas, medidas de aislamiento preventivo, toque de queda, entre otras).
Asimismo, los sistemas de justicia adoptaron medidas específicas para proteger el
derecho a la salud y garantizar el acceso a la justicia.
Este artículo describe algunas medidas adoptadas por los poderes judiciales en
América del Sur, y propone algunas reflexiones personales y preliminares acerca de
los factores que deben analizarse para evaluar su proporcionalidad y eficacia. Es
importante tener en cuenta que el poder judicial cumple distintos roles en un Estado
de derecho: protege derechos fundamentales, revisa judicialmente decisiones
gubernamentales, garantiza el acceso a un recurso judicial efectivo, al debido
proceso y los derechos de las personas privadas de la libertad. Por ello, esta labor es
muy importante durante la emergencia sanitaria, como recordó la Comisión
Internacional de Juristas.
Medidas adoptadas para proteger la salud y garantizar el acceso a la justicia
En Brasil, el Consejo Nacional de Justicia recomendó a los jueces medidas para
reducir los riesgos epidemiológicos, tales como la revocación de la detención
preventiva en casos de personas cuya detención hubiese superado los 90 días.
En Chile, la Corte Suprema estableció criterios para que los jueces y otros
funcionarios trabajaran de forma remota y para celebrar audiencias a través de
videoconferencias. Asimismo, dio instrucciones para priorizar el trabajo de asuntos
estrechamente vinculados con la situación de emergencia sanitaria, y para revisar de
oficio medidas de protección en favor de mujeres y niños víctimas de violencia.
En Colombia, el Consejo Superior de la Judicatura suspendió términos procesales y
estableció algunas excepciones, entre ellas la acción de tutela, el habeas corpus, el
control de decretos expedidos por el Presidente en desarrollo del estado de
emergencia, y las audiencias relacionadas con el control de garantías en materia
penal. El Consejo también habilitó direcciones de correo electrónico para presentar
acciones de tutela y permitió el trabajo remoto.
En Ecuador, el Consejo de la Judicatura suspendió la jornada laboral y permitió el
trabajo remoto de los servidores judiciales. También, se suspendieron los plazos de
los procesos excepto para asuntos urgentes, como delitos flagrantes, violencia
doméstica y garantías de las personas privadas de la libertad, entre otros. La Corte
Nacional de Justicia y la Corte Constitucional definieron las reglas aplicables a los
procedimientos de su competencia.
En Perú, el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial suspendió las labores del poder
judicial y los plazos procesales y administrativos. Igualmente, determinó que
algunos juzgados funcionarían presencialmente para atender asuntos asociados con
los derechos de las personas detenidas, la violencia intrafamiliar y el pago de
alimentos.
Poder judicial, acceso a la justicia y derecho a interponer recursos: ¿qué sigue?
Es necesario analizar la proporcionalidad y la eficacia de las medidas adoptadas con
un enfoque de derechos humanos, entender que deben ser temporales, y revisarlas y
ajustarlas. Por esto, a partir de las reflexiones realizadas
en varios espacios de análisis sobre el funcionamiento de los sistemas judiciales
durante la emergencia sanitaria, sugiero analizar tres grupos de temas como punto de
partida para una reflexión general:
1. Protección del derecho a la salud y de los derechos de los servidores
judiciales
a. Se debe revisar si las medidas adoptadas para prestar los servicios de justicia
presencialmente (tapabocas, distanciamiento físico, etc.), han garantizado el derecho
a la salud de las personas que participan en los procedimientos. Sobre este punto, ha
habido críticas relacionadas con que dichas medidas no fueron suficientes, o que en
ocasiones la protección solo ha estado disponible para jueces o fiscales.
b. Se debe analizar si las condiciones del trabajo remoto han cumplido estándares de
salud ocupacional. Además, es importante analizar las condiciones reales en las que
los funcionarios judiciales ejercen este tipo de trabajo (acceso a computadoras y a
una conexión a internet con calidad, etc.), y la flexibilidad en los horarios, en
especial cuando tienen a cargo el cuidado de niños u otras personas.
b. Los poderes judiciales deben desarrollar una estrategia que permita garantizar que
los casos de violaciones de derechos humanos no se van a retrasar.
En suma, las medidas adoptadas por los poderes judiciales durante la pandemia
deben ser revisadas con un enfoque de derechos humanos. La Comisión
Interamericana y el Relator Especial sobre la Independencia de Magistrados y
Abogados, deben continuar su monitoreo, verificar la consistencia de las medidas
adoptadas bajo el derecho internacional de los derechos humanos, y reportar al
respecto.
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https://dplfblog.com/2020/05/11/sistemas-judiciales-durante-la-pandemia-la-
experiencia-de-sudamerica/
La pandemia expuso con claridad la necesidad de renovar los procesos tradicionales al interior de
la Rama Judicial. Ante la crisis, la administración de justicia tiene una oportunidad para
transformarse. Una reflexión hacia la modernización de la Justicia.
Puede afirmarse, sin hesitación alguna, que la pandemia del COVID-19 ha colapsado al mundo
entero y que apenas hay ámbito de la vida en sociedad que no se haya visto fuertemente
impactado por ella. Uno de ellos es, naturalmente, la administración de justicia.
No cabe duda de que la justicia es un servicio público esencial y que, en consecuencia, no puede
detenerse, aún en tiempos de crisis. Sin embargo, este virus ha llevado a la Rama Judicial de
Colombia a la necesidad de hacer un alto en el camino y de realizar esfuerzos ingentes para que
aquellas actividades judiciales que definitivamente no pueden interrumpirse continúen
desarrollándose.
Es así como el Consejo Superior de la Judicatura, a través del Acuerdo PCSJA20-11521 de 2020, se
vio en la obligación de suspender los términos procesales hasta el día 3 de abril del presente año.
Ya veremos si para ese entonces la situación de la salud pública permite reanudarlos o si es
necesaria una suspensión adicional, como todo parece indicar.*
En este acuerdo también se estableció que los juzgados penales con función de control de
garantías seguirán realizando las audiencias concentradas de legalización de captura, formulación
de imputación, solicitud de medida de aseguramiento, así como las prórrogas de medida de
aseguramiento y las peticiones de control de legalidad. Esto por cuanto se considera que la
función de control de garantías, dada su necesidad y urgencia, no puede parar. No obstante, los
jueces de control de garantías utilizarán para el cumplimiento de sus funciones un equipo de
protección compuesto por overol, tapabocas, guantes y gafas. También se está estudiando la
posibilidad de que las solicitudes de sustitución de la detención preventiva en establecimiento
carcelario por la detención preventiva en lugar de residencia —tan comunes en estos días dada la
precaria situación de las cárceles, nada afín con las medidas sanitarias necesarias para evitar la
expansión del virus— sean tramitadas sin que se requiera audiencia pública y resueltas por los
jueces de control de garantías por escrito, haciendo uso del correo electrónico.
Estas últimas determinaciones del órgano encargado del gobierno y la administración de la Rama
Judicial, absolutamente necesarias para atender la emergencia, me llevan a realizar la siguiente
reflexión:
La Rama Judicial en Colombia ha sido una institución muy clásica y tradicional. Los magistrados y
jueces, en buena medida, conciben el trabajo judicial, antes que nada, como asistir un
determinado número de horas a la oficina, como cumplir un horario laboral. Por ende, son
enemigos del teletrabajo o, al menos, lo ven con recelo. No quieren aceptar que, en muchos casos,
las mismas actividades que se hacen presencialmente en la oficina se pueden hacer virtualmente
desde la casa, incluso con mayor efectividad y calidad de vida. Que el teletrabajo no es sinónimo
de vagancia. La crisis del coronavirus y el experimento social al cual nos ha abocado seguramente
demostrarán que en la Rama Judicial también es posible teletrabajar, sin que ello implique una
menor eficacia en el cumplimiento de las funciones. Por supuesto, sin desconocer que hay
actividades en la administración de justicia que, por su naturaleza, se tienen que desarrollar de
manera presencial.
Por otra parte, la crisis del COVID-19 también será una oportunidad para que la Rama Judicial haga
uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en el cumplimiento de sus
funciones, incluso, para pensar en usarlas en un futuro en el trámite de los procesos judiciales. En
la actualidad las TIC son usadas con éxito en el país para el desarrollo de audiencias públicas en
procesos administrativos. ¿Por qué no pueden usarse también para el trámite de los procesos
judiciales? El experimento social de estos días seguramente llevará a la Rama Judicial a reflexionar
sobre la posibilidad del uso de estos mecanismos para tal efecto.
Se ha dicho que toda crisis es también una oportunidad. De hecho, la palabra crisis en japonés
(kiki) está compuesta por los caracteres “peligro” (ki) y “oportunidad” (ki). La actual situación
supone para la administración de justicia un “peligro”, que es el de no poder funcionar
adecuadamente, el de no poder prestar correctamente ese servicio público esencial durante este
tiempo. Como ha quedado claro, la Rama Judicial está haciendo grandes esfuerzos para que ello
no ocurra. Pero es también una “oportunidad”, la oportunidad de modernizarse y poder ofrecer
así un servicio aún mejor, con mayor bienestar para sus empleados.
No cabe la menor duda de que después de la crisis del COVID-19 el mundo no volverá a ser el
mismo y la administración de justicia, para bien o para mal, no será la excepción. Tengo fe de que
sea más para bien que para mal.
*Como bien lo anticipó el autor de esta columna, mediante el acuerdo PCSJA20-11526 DEL 2020,
el Consejo Superior de la Judicatura prorrogó la suspensión de términos hasta el día 12 de abril de
2020.
Justicia durante la cuarentena: Cómo la tecnología ayuda en la agilidad
de los procesos judiciales
01/07/2020 | 2 min. de leitura
Uno de los principales aliados para que la Justicia siga en marcha en tiempos de trabajo
remoto es el proceso digital. En Brasil, por ejemplo, la actuación digital de la Justicia,
reglamentada en 2006, permite que actualmente el trámite de manera electrónica sea
una realidad en todos los Tribunales del país. En la Justicia Estatal, el Índice de Procesos
Electrónicos llega al 82,6%, conforme la investigación «Justiça em Números 2019»,
realizada todos los años por el Consejo Nacional de Justicia de Brasil.
Hoy, por ejemplo, nos es necesario que los abogados vayan al Complejo Judicial para
radicar sus peticiones o consultar el trámite de los procesos, ya que todo se realiza desde
el computador.
Lea también: Las audiencias por videoconferencia ya son
realidad en el Tribunal de Justicia
En los despachos ya no hay carpetas de procesos ocupando todo el escritorio de los
magistrados, ya que la totalidad de los archivos está disponible en el banco de datos 24
horas al día.
Todo eso permite que la Justicia siga en marcha incluso durante el período de
cuarentena.
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Aura Esther Vilalta Nicuesa does not work for, consult, own shares in or receive funding from any company or
organization that would benefit from this article, and has disclosed no relevant affiliations beyond their academic
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La pandemia ha paralizado uno de los pilares sobre los que se fundamenta
todo Estado social y democrático de derecho: el poder judicial.
Advertencias europeas
El acceso a la justicia es, como decimos, un principio básico reconocido
por Naciones Unidas y un derecho fundamental recogido en nuestra Carta
de Derechos de la Unión Europea (UE). Porque sin acceso a la justicia las
personas no pueden ejercer sus derechos.
La digitalización funciona
El Covid-19 ha roto muchos prejuicios. Por lo pronto, y tras haber podido
constatar en algunos países la viabilidad de celebrar juicios en línea,
audiencias públicas y declaraciones por videoconferencia, acompañados
de gestión procesal remota, nos debiéramos preguntar si todavía tiene
sentido estar presentes todos en un lugar para resolver los problemas.