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EROTISMO Y PERVERSIÓN:
UN DIÁLOGO ENTRE PSICOANÁLISIS Y FILOSOFÍA
RESUMEN
El presente artículo es una tentativa de aproximación y comprensión del erotismo como parte inherente de la naturaleza del
ser humano, prestando especial atención a su forma más extrema: la perversión. Para ello hemos recurrido a la reflexión psi-
coanalítica de escritos de importantes filósofos, pues el erotismo se extiende a toda la realidad humana y, como tal, hallaremos
más respuestas (y nuevas preguntas) en la conjunción entre varios campos del saber. Así pues, se trata de un estudio acerca del
erotismo a través del diálogo entre psicoanálisis y filosofía.
Palabras Clave: Erotismo, filosofía, perversión, psicoanálisis, Sade, sadismo, sexualidad.
ABSTRACT
The present article is a tentative of approximation and comprehension to the eroticism as an inherent part of human nature,
paying particular attention to its most extreme form: perversion. In order to accomplish that, we resorted to the psychoanalytic
reflection of writings from important philosophers, since eroticism extends itself to the whole human reality and, as such, we
will find more answers (and new questions) in the conjunction between several fields of knowledge. Hence, it is a study about
erotism via the dialogue between psychoanalysis and philosophy.
Key Words: Eroticism, perversion, philosophy, psychoanalysis, Sade, sadism, sexuality.
1. INTRODUCCIÓN
El presente artículo es una investigación pues, aunque como cabe esperar, existen puntos
acerca del erotismo humano y sus expresiones, de desacuerdo que dificultan aún más el entendi-
poniendo especial énfasis en su forma más extrema: miento, la confluencia de ambos campos del saber
la perversión. Es también un intento de enriquecer abre posibles respuestas y nuevas miras.
la teoría psicoanalítica con el aporte de la filosofía
Hemos tomado como eje central de nuestro nos encontramos necesariamente en el terreno del
trabajo la reflexión de varios de los pensadores más desorden y el exceso.
relevantes del siglo XX respecto a la temática a Erotismo y muerte van por tanto de la
tratar: George Bataille, Pierre Klossowski y Maurice mano. Dice Bataille al respecto: “el erotismo
Blanchot. A través de sus obras y enseñanzas hemos surge de la dialéctica entre lo continuo (ser) y lo
podido recorrer un trayecto que comienza con la discontinuo (el sujeto) que experimenta el deseo
exploración del erotismo, su surgimiento, sus ma- de continuidad (que no puede sino ser deseo de
nifestaciones y su íntima relación con la muerte, muerte)” (Bataille, 1981, p. 10). El ser humano,
la belleza, el deseo, la sacralidad, la prohibición ante la conciencia de su propia finitud, se enfrenta
y la transgresión. con la soledad y la fragilidad de su existencia
Tras indagar en lo que podríamos deno- particular. Para combatir esta angustia se arroja
minar sexualidad normal en el ser humano, nos en la búsqueda tormentosa de la plenitud, sólo
adentraremos en el pensamiento del marqués de posible mediante la fusión con una totalidad, es
Sade como máximo exponente de la perversión, decir, con la destrucción del sujeto. Y es que lo
no tanto en el nivel práctico, sino en el teórico, que está en juego en el erotismo es siempre una
pues Sade llevó la depravación (dentro y fuera disolución de las formas constituidas; a través del
del terreno sexual) más allá de la conducta y lo erotismo los seres pasan de la discontinuidad a la
convirtió en un sistema: un legado moral. continuidad mediante la obscenidad.
Este estudio es, en suma, un encuentro entre
el psicoanálisis y la filosofía en torno al erotismo Ese abismo es profundo; no veo qué medio
y la perversión. existiría para suprimirlo. Lo único que pode-
mos hacer es sentir en común el vértigo del
abismo. Puede fascinarnos. Ese abismo es,
2. EL EROTISMO
en cierto sentido, la muerte, y la muerte es
2.1. Erotismo y Muerte vertiginosa, es fascinante. (...) para nosotros,
A diferencia del resto de especies animales, que somos seres discontinuos, la muerte tiene
el hombre tiene conciencia de su propia muerte. el sentido de la continuidad del ser. (Bataille,
La finitud cae sobre nosotros como una losa 2013, p. 17).
pesada de pavor, incertidumbre e indefensión,
pero también nos despierta de nuestra ceguera y Pensemos en la unión de los amantes en
nos posibilita una visión más plena y enriquecida busca de la “pequeña muerte”, de fundir sus indi-
de la vida. Salimos de la indiferencia para apre- vidualidades en un todo indivisible. Se despojan
hender y construir significados, para traspasar el de las ropas y entregan sus cuerpos desnudos a la
letargo. Le decimos que no al movimiento de la marea sexual, donde el yo se pierde y se abandona
Naturaleza en busca de algo más. Ser conocedores en el fondo del océano carnal. O la pasión amorosa,
de nuestra temporalidad cambia necesariamente que es el impulso hacia la unión imposible con la
nuestra posición frente al mundo, frente a nosotros persona amada, esa desesperación por el otro que
mismos, y también frente a nuestra sexualidad. roza la locura y la muerte. En el encuentro con el
Surge así el erotismo, aquello que nos separa otro la feliz e ilusoria continuidad va siempre pre-
de la animalidad y que a su vez nos conecta con cedida y orquestada por la mayor de las angustias;
nuestra naturaleza instintiva, porque la sexualidad pasión y sufrimiento se confunden, pues la fusión
humana no elimina la sexualidad animal, sino que, completa nunca se produce y la posible pérdida
partiendo de ella y conservándola en sí, la supera. del objeto amado se nos aparece como amenaza
El erotismo no nos viene dado de fuera; debe de muerte.
ser reconocido por un sujeto, vivenciado como Este ansioso anhelo de fusión se fundamenta
experiencia interior. Escapamos así, mediante el en aquella primera unión que vivenciamos y de
erotismo, de los límites genéticos y jugamos más la cual conservamos dolorosamente su fragancia
allá, donde existe cierta libertad de elección, de a continuidad y máxima dicha: la díada madre e
comportamiento, de placer. El fin último no es ya hijo de la cual nos habla el psicoanálisis (Lin-Ku
la procreación, sino la voluptuosidad, pues cuando y De Santiago, 2014), una simbiosis que forzosa-
se cruza la frontera de la biología ya no estamos mente hay que romper para no caer exactamente
bajo el amparo del equilibrio natural, sino que en la muerte psíquica y la desaparición del sujeto
(Tabares, 2005), construyendo en su lugar un yo Las personas somos también posibles objetos
individual y diferenciado, un territorio mental de deseo, y como tales nos preocupa ensalzar la
propio, una intimidad (Puertas, 2017). belleza de nuestro físico. Salvando las distancias
De esta suerte, la violencia sexual y la entre las preferencias de los diferentes momentos y
violencia de la muerte se confunden, porque el lugares, los diversos ideales de belleza no difieren
impulso de amor, llevado hasta el extremo, es un demasiado entre ellos. Se trata siempre de alejar
impulso de muerte. Ambos son excesos y perte- de la animalidad la imagen del cuerpo humano.
necen al universo sádico, ambos desconciertan y Para ello el hombre ha ingeniado las más variadas
sobrecogen el corazón humano. “La pasión nos y sutiles técnicas para desviar el cuerpo del cauce
susurra al oído: si poseyeras realmente al ser amado, natural y moldearse bajo el canon establecido.
tu corazón estrangulado por la soledad formaría
un solo corazón con él o ella. La pasión insinúa La belleza humana siempre exige alguna
el asesinato, el suicidio, la muerte” (Baigorria, forma de mutilación. Se cubren algunas zonas
2003, p. 25). y se descubren otras, se afeitan los pelos en
algunos lugares y se dejan en otros. Siempre
No obstante, a pesar de bailar como funam-
hay algo para ocultar, extirpar o arrancar.
bulistas sobre la frontera entre la vida y la muerte, Uñas, vello, labios, pechos, cintura, pies y
no es la muerte lo que se busca con tanta pasión, manos se ponen al servicio de instrumentos
sino vivir más intensamente en el límite de morir. de disciplina: tijeras, hojas de acero, sujeta-
dores, fajas, tacones, miriñaques, calzados de
Este deseo de zozobrar, que embarga ajuste para impedir el crecimiento de los pies,
íntimamente a cualquier ser humano, di- como en la antigua China. Es inútil buscar
fiere no obstante del deseo de morir por su ‘naturaleza’ alguna en el ideal de la belleza:
ambigüedad: es sin duda deseo de morir, pero, sólo una lógica que va moldeando la realidad
al mismo tiempo, es deseo de vivir, en los corporal para manejar las aproximaciones y
límites de lo posible y de lo imposible, con fugas del deseo. (Baigorria, 2003, p. 102).
una intensidad cada vez mayor. Es el deseo
de vivir dejando de vivir o de morir sin dejar
Por otro lado, este cuerpo explotado y
de vivir, el deseo de un estado extremo (...).
castigado para suscitar el deseo en los demás
(Bataille, 2013, p. 245).
busca potenciar aún más su hermosura y atracti-
vo cubriéndose de ropas que ocultan y anuncian
En el erotismo la vida discontinua no está
su anhelada desnudez. Es el júbilo del amante ir
condenada a desaparecer, tal como defiende Sade,
destapando centímetro a centímetro la piel de la
sino que es puesta en entredicho, turbada, arrancada
compañera mas, paradójicamente, tras los vestidos
de toda tranquilidad y certeza. Empuja al hombre
son aquellas zonas recorridas por el vello, aquellas
a hacerse preguntas acerca del ser, la nada, la
que son más animales, las más deseadas de todas.
discontinuidad de la existencia, la continuidad de
Más aún, cuando al fin el cuerpo se ha
la muerte.
quedado expuesto, puede desnudarse todavía
Así pues, el erotismo corresponde a la
más y mostrar sus secretos, pues posee varias
práctica sexual del hombre cuando deja de ser
aperturas que son promesas de placer y exceso.
rudimentaria para apelar a la experiencia interior
Y ante estos agujeros húmedos y oscuros busca-
del deseo, a la libertad y a lo sagrado, cuando abre
mos ya no humanidad, sino bestialidad, porque el
un interrogante y posibilita que el ser se cuestione
acto sexual nos conecta con la animalidad y con
a sí mismo, porque el ser no tiene presencia real
la fealdad. La belleza humana introduce de esta
en nosotros más que sublevado.
forma la oposición entre la humanidad más pura
2.2. Erotismo y Belleza
y la animalidad repelente de los órganos sexuales.
Todo objeto del erotismo posee un fondo
Es el momento de ensuciar lo hermoso, del deleite
común: la belleza. El deseo persigue la belleza,
de la profanación, porque “profanar la belleza
corretea como un niño emocionado tras un juguete
es imprimir con violencia el rastro de un cruce
bonito, y el juguete lo sabe. El objeto muestra al
bestial” (Baigorria, 2003, p. 102).
deseo su belleza y la belleza destaca su valor.
eternamente a la frustración, mas también a vivir, entre el goce y su restricción, entre el trabajo
pues si bien el deseo empuja siempre hacia ade- y el juego. La razón promete un beneficio
lante, también sabe cambiar de rumbo a tiempo ulterior a cambio de la renuncia al placer sin
si se encuentra cara a cara con la muerte. Pero límites. Uno podría ceder al arrebato natural,
a la tentación de saciar ya sus deseos, al goce
mientras la amenaza no aparezca más que como
impetuoso de los sentidos. Pero no lo hace. Se
un mero aviso, el deseo seguirá coqueteando con el trata de una autorrenuncia; si bien, desde que
abismo en busca de una cada vez mayor excitación el hombre vive en sociedad, es ante todo una
y entretenimiento. En efecto, es en esa fina línea restricción colectiva: la comunidad asume la
que separa vida y muerte donde encontramos los paradoja de restringir y coartar la vida para
más altos placeres, donde nos encontramos con que la vida no cese. (Baigorria, 2003, p. 29).
nuestro ser.
La constante decepción que nos brinda Si bien la instauración del trabajo posibilitó
el deseo no parece tan mala compañera de viaje la convivencia entre los seres humanos, también
cuando se la compara con su alternativa, y es que nos condenó a la ignorancia de una parte de no-
si nos dejáramos llevar por nuestras pulsiones sotros mismos al dejar excluida de la vida social
acabaríamos consumiéndonos por nuestra exube- la sexualidad y la muerte, ambas grandes pertur-
rante sexualidad y sangrienta agresividad, antípoda baciones para el mundo laboral, pero finalmente
la una de la otra pero a la vez inseparables. realidades ineludibles de la existencia humana sin
las cuales la vida no tendría sentido.
La sexualidad y la muerte sólo son los mo-
mentos agudos de una fiesta que la naturaleza En la medida en que el hombre se definió
celebra con la inagotable multitud de los seres; mediante el trabajo y la conciencia, tuvo
y ahí sexualidad y muerte tienen el sentido no sólo que moderar, sino que ignorar y a
del ilimitado despilfarro al que procede la veces maldecir en sí el exceso sexual. En un
naturaleza, en un sentido contrario al deseo sentido, este desconocimiento ha apartado al
de durar propio de cada ser. (Bataille, 2013, hombre, si no de la conciencia de los objetos,
p. 273). al menos de la conciencia de sí mismo. Lo
ha encaminado al mismo tiempo hacia el
En suma, el deseo y la insatisfacción se conocimiento del mundo y hacia la ignorancia
entrelazan para toda la eternidad en beneficio de de sí. Pero si trabajando no se hubiera vuelto
primero consciente, no habría en absoluto
la vida. No resulta extraño, entonces, que la propia
conocimiento: estaríamos aún en la noche
cultura ponga frenos a sus pasiones, siempre bajo animal. (Bataille, 2013, p. 167).
la intuición de que el recto camino de la virtud no
es para nada el más divertido. En efecto, todos los individuos inmersos
2.5. Prohibición y Transgresión en la misma cultura se sacrifican por el bien
El ser humano no acepta la naturaleza tal común y renuncian a una parte de sí para estar
cual. Modifica a conveniencia el mundo exterior en consonancia con los demás. Dicha situación
y se educa a sí mismo enjaulando a su animal conlleva cierta paradoja: lo vetado es también lo
interior. La sociedad se funda así sobre sus más deseado por la humanidad; si no fuera así no
prohibiciones (Caniato, Cesnik & Rodrigues, habría necesidad de dictar prohibición alguna. Por
2012), sin las cuales las energías individuales se ello la transgresión de la norma no sólo conduce a
desbordarían y harían insostenible la convivencia la culpa, sino también al placer. Angustia y goce
de los unos con los otros y consigo mismos. Así se presentan irremediablemente ligados para la
pues, le ponemos cadenas a nuestros impulsos y instauración de los límites y la posibilidad de jugar
nos vestimos de moderación. De esta necesidad de con ellos (Alberti & Martinho, 2013).
orden nace el trabajo, tarea organizada mediante
la cual renunciamos a la satisfacción inmediata a Pero experimentamos, en el momento de la
cambio de un placer tímido y postergado. transgresión, la angustia sin la cual no existiría
lo prohibido: es la experiencia del pecado.
El animal humano transforma el principio de La experiencia conduce a la transgresión
placer en principio de realidad: puede distin- acabada, a la transgresión lograda que, man-
guir entre satisfacción inmediata y retardada, teniendo lo prohibido como tal, lo mantiene
para gozar de él. La experiencia interior del cómo se desahoga en cuanto se presenta la menor
erotismo requiere de quien la realiza una ocasión” (Stekel, 1954, p. 826).
sensibilidad no menor a la angustia que De hecho, el ser humano ha inventado, en
funda lo prohibido, que al deseo que lleva a todos los tiempos y lugares, excepciones donde
infringir la prohibición. (Alberti & Martinho,
las líneas se difuminan, un tiempo de ocio que se
2013, p. 43).
contrapone al tiempo de trabajo, un juego contrario
al principio de conservación donde el gasto se
El terreno del erotismo es precisamente el
impone. Curiosamente, hasta la transgresión está
de la transgresión de la prohibición (Briole, 2004),
regulada por el cuerpo social; parece que nada
y precisamente por ello la satisfacción del deseo
escapa de su atenta mirada. Muestra de ello es la
no es siempre de nuestro interés. Recordemos que
guerra, paréntesis temporal donde la aniquilación es
al deseo le gusta fluir en la penumbra; a la luz los
permitida e incluso exigida o, dentro del ámbito que
hechos pierden su encanto.
nos concierne ahora mismo, las orgías dionisíacas o
La prohibición da un sentido que en sí misma la prostitución ritual, donde el tabú sexual se viola
la acción prohibida no tenía. Lo prohibido “religiosamente”. Y es que rechazar la violencia
compromete en la transgresión, sin la cual la del impulso natural no significa romper del todo
acción no tendría el resplandor de maldad que con nuestra animalidad, sino acordar un pacto con
seduce (...) Es la transgresión de lo prohibido nuestras bestias.
la que hechiza (…). (Bataille, 1981, p. 47). Por tanto, el Mal no es la transgresión en
sí, sino la transgresión condenada: el pecado. Lo
Así pues, a pesar de ser seres racionales, demás está permitido. Podemos aflojar los grille-
sobrevive en nosotros un fondo de violencia (Ruiz, tes, pero con el suficiente cuidado de no perder
Ruiz & Fernández-Baca, 2007) que sólo puede de vista al monstruo, o se escapará. En este punto
ser reducido parcialmente, que no es otra que la se vuelve comprensible la necesidad de definir ya
tentación imperecedera de violar la ley. Tanto si no sólo las normas, sino también las condiciones
lo que está en cuestión es la sexualidad como si de su transgresión.
lo es la muerte, lo que está siempre en el punto de
mira de la prohibición es la violencia, la violencia A menudo, en sí misma, la transgresión de lo
que atemoriza, pero que también fascina (Bataille, prohibido no está menos sujeta a reglas que
2013, p. 52). la prohibición. No se trata de libertad. En tal
Resulta obvio que el erotismo se relacione momento y hasta ese punto, esto es posible:
a menudo con la idea del Mal pues, al contrario éste es el sentido de la transgresión. Ahora
bien, una primera licencia puede desencade-
que el trabajo, no produce, gasta. Pero es que el
nar el impulso ilimitado a la violencia. No
erotismo apela a la sinrazón, es exceso y anhelo de se han levantado simplemente las barreras;
traspasar los límites, y los traspasará siempre que incluso puede ser necesario, en el momento
los vacíos legales de la sociedad se lo permitan. de la transgresión, afirmar su solidez. En
la transgresión se suele poner un cuidado
Sin embargo, ni el trabajo nos absorbe máximo en seguir las reglas; pues es más
íntegramente ni la razón es siempre obede- difícil limitar un tumulto una vez comenzado.
cida. Aun en medio de nuestras actividades (Bataille, 2013, p. 88).
más racionales, siempre hay un afuera de la
razón, que está al acecho, en las sombras, De manera tal que la ley no se establece y
plantado como una amenaza, aprovechando
mucho menos se cumple en forma rigurosa. Aparte
cada grieta del orden social para irrumpir con
toda su voluntad de desorden. (Baigorria, de los paréntesis acordados, las expresiones mo-
2003, p. 29). deradas son toleradas mientras tengan lugar en el
espacio de la intimidad y el secreto pero, de modo
El monstruo espera ansioso para salir co- hipócrita, todo exceso fuera de estos márgenes cae
rriendo de la jaula a la mínima oportunidad. “En bajo la lápida de la perversión.
la guerra hemos podido comprobar cuán tenue
es la capa de civilización que recubre al hombre
primitivo, cuán grande es la crueldad humana,
En efecto, lo que Sade quiere es justamente llevarme hacia los primeros, lo ha hecho,
enfrentar la conciencia con aquello que con tanto cuando ha querido las segundas, me ha
fervor oculta, que es, a sus ojos, el más poderoso inspirado los deseos consiguientes, y me he
medio de provocar placer. entregado a ellas sin reparos. En esas leyes
de la naturaleza, que responden sólo a sus
3.2. Evolución del Pensamiento Sadiano
deseos y a sus necesidades, debes buscar la
El pensamiento de Sade va evolucionan- causa única de la inconsecuencia humana.
do a lo largo de un movimiento dialéctico cuyo (Sade, 1997, pp. 28-29).
punto central es siempre el cuestionamiento de
toda construcción social, ya sea política, moral, De esta forma, Sade se enfrenta a la
religiosa o de otra índole. Naturaleza violenta y destructora de sus crea-
Respecto al poder creador de la humani- ciones con la misma pasión e ira con que se
dad, en un primer momento defiende la idea de enfrentó anteriormente a Dios, o incluso más. Le
un Dios infernal que hace el Mal a la humanidad reprocha haberle creado a su imagen y semejanza,
y que pide la misma moneda de cambio: exige el convirtiéndolo en un ser totalmente cruel y hostil
Mal. El libertino ha de desprenderse del engaño que disfruta haciéndole el Mal a sus semejantes.
social de la supuesta virtud para aceptar a Dios con
todos sus pecados y a su vez admitirse a sí mismo Pues bien, ¿existe un ser más despreciable
como vicioso, como obra de ese ser supremo de y odioso que el que me dio la vida sólo para
la maldad. hacerme encontrar placer en todo lo que daña a
mis semejantes? ¡Y qué! apenas nací... apenas
Si las desdichas que me agobian desde el salí de la cuna de ese monstruo, me arrastra a
día de mi nacimiento hasta el de mi muerte los mismos horrores que los que la deleitan
prueban su despreocupación hacía mí, puedo a ella. Aquí ya no se trata de corrupción... es
muy bien equivocarme acerca de lo que llamo inclinación, es tendencia. Su mano bárbara
mal. Lo que caracterizo así con respecto a sólo sabe amasar el mal: así que el mal la
mí es verosímilmente un gran bien para el divierte: ¡y yo debería amar a semejante
ser que me puso en el mundo: y si recibo madre! No, la imitaré, pero detestándola,
el mal de los demás, gozo del derecho de la copiaré, si así lo quiere, pero sólo será
devolvérselo y de la facilidad de hacerlo el maldiciéndola… (Sade, como se citó en
primero: a partir de aquí, el mal es un bien Klossowski, 2005, pp. 85-86).
para mí como lo es para el autor de mis días
con respecto a mi existencia: soy feliz por En este punto Sade desvincula al hombre de
el mal que hago a los demás, como Dios es la Naturaleza. La Naturaleza crea al ser humano
feliz por el que me hace… (Sade, citado en con sus propias leyes humanas, y desde ese mo-
Klossowski, 2005, p. 80). mento deja de tener control sobre él. En otras
palabras, la naturaleza del hombre (naturaleza
En un segundo momento, Sade arremete segunda) es distinta a la Naturaleza original (na-
contra la ley divina, entendida como invención turaleza primera), y por tanto las leyes que le son
humana que atenta contra la única ley válida: la de propias al ser humano no le son necesarias a la
la Naturaleza. El libertino sadiano representa aquí Naturaleza. Ya puede la humanidad duplicarse o
un estado de espíritu intermedio entre el del hombre extinguirse que a la Naturaleza le es indiferente,
social y el del hombre ateo de la Naturaleza. No ya que existe independientemente de sus criaturas,
hay crimen posible porque el crimen es el espíritu existe sin principio ni fin, sin causa ni finalidad.
de la naturaleza. Ella nos otorga tanto vicios como Es más, piensa el marqués que multiplicándose
virtudes, y como criaturas suyas hemos de hacer el hombre atenta contra los fenómenos naturales,
uso de los dos. haciéndole competencia a la Naturaleza y a su
poder de creación. Siendo así, destruyéndose a sí
Amigo mío, mi alma es lo que ha querido
mismo la estaría incluso beneficiando y ayudando
la naturaleza que sea, es decir, el producto
de órganos que ella se ha complacido en en sus propósitos.
brindarme, conforme a sus designios y ne-
cesidades; y como tiene idéntica necesidad Esos crímenes que nuestras leyes castigan
de vicios y de virtudes, cuando ha deseado con tanto rigor, esos crímenes que suponemos
son el mayor ultraje que podamos hacerle, en él ha acabado con todo. (Blanchot, 1990,
resulta que no sólo, como puedes ver, no le p. 23).
hacen ni pueden hacerle daño alguno, sino 3.3. De una Religión del Mal al
que son, de algún modo, útiles a sus fines; Ateísmo Íntegro
y esos crímenes que imita tan a menudo, En este examen sadista de las construcciones
podemos estar seguros de que lo hace sólo
sociales la religión no iba a ser una excepción.
por deseo de aniquilar totalmente las cria-
turas que ella impulsa, a fin de poder gozar
Acorde a su pensamiento, Sade aborrece a
de esa facultad suya de dar impulso a otras. todos aquellos que agachan la cabeza ante un Dios
El mayor criminal de la tierra, el asesino que no existe. Frente a los enigmas irresolubles
más abominable, el más feroz y bárbaro es de la Naturaleza el ser humano inventó un ser
apenas un órgano de sus leyes... un móvil todopoderoso y omnipotente, origen de todo lo
de sus voluntades y el agente más confiable inexplicable. Con esta figura al frente la humani-
de sus caprichos. (Sade, 1997, pp. 151-152). dad pudo calmar su angustia ante lo desconocido
y garantizar un mundo ilusorio donde la paz y la
El pensamiento de Sade desemboca así justicia terminan siempre por instaurarse sobre
en un principio básico: el de la liquidación de los horrores y las penas. Sin embargo, poco a
la especie humana. La idea del hombre cae en poco, de esta comodidad que otorgaba el tener
el infinito. Es la moral del movimiento perpetuo al fin respuesta para todo surgieron también la
de la Naturaleza, donde todas las criaturas, in- adoración, la sumisión y finalmente el temor.
cluidos los seres humanos, representan las fases
cambiantes de ese movimiento eterno. La muerte Físicos crédulos y entusiastas, copien tratados
y la descomposición de los cuerpos no son más de botánica para probarnos la existencia de
que la puesta en marcha de la circulación de las Dios; den como Fénelon un detalle minucioso
sustancias necesarias para la incesante llegada al de las partes del hombre; arrójense por los
mundo de nuevos seres. La vida es sólo un instante, aires para admirar el curso de los astros;
maravíllense ante las mariposas, los insec-
una transición.
tos, los pólipos, los átomos organizados, en
los que creen hallar la grandeza de su vano
Nada nace, nada perece esencialmente, todo
Dios: todas esas cosas, por más que ustedes
es acción y reacción de la materia. Es el subir
lo digan, nunca demostrarán la existencia
y bajar incesante de las olas del mar, en cuya
de ese ser absurdo e imaginario; solamente
masa de aguas no se produce pérdida ni in-
probarán que ustedes no tienen las ideas
cremento. Es un movimiento perpetuo que ha
adecuadas sobre la inmensa variedad de
sido y será siempre, y sin saberlo somos sus
materias y de efectos que pueden producir
principales agentes, debido a nuestros vicios
unas combinaciones diversificadas hasta lo
y virtudes. Es una variación infinita: millares
infinito, cuyo conjunto es el universo. (Sade,
de porciones de diferentes materias bajo toda
como se citó en Le Brun, 2008, pp. 72-73).
suerte de formas se destruyen y vuelven a
aparecer bajo otras formas, para de nuevo
perderse y aparecer. (Sade, 1997, p. 157). La idea de Dios es para el marqués,
de alguna forma, el gran pecado del hombre,
Al final, tras hacer frente a todo poder la prueba irrefutable de su insignificancia. Al
superior posible, el héroe de Sade se alza como aceptar la anulación frente a Dios se justifica
gran vencedor. Destruye al hombre, a Dios y a la automáticamente el crimen, pues frente un dios
Naturaleza para coronar la idea del Mal en estado todopoderoso el hombre corriente es reducido a
puro. la nada. La humanidad ha cavado su propia tumba
al convertirse en creyente.
El hombre integral, que se afirma comple- Pero ser ateo tampoco rescata al hombre
tamente, es insensible. Ha comenzado por de las ataduras de Dios y de la insignificancia.
destruirse él mismo, en tanto que hombre, Para Sade, el ateísmo racional es en realidad un
después en tanto que Dios, después en tanto monoteísmo invertido. La relación negativa con
que naturaleza, y así se ha convertido en el Dios no es más que una forma indirecta de aceptar
único. Ahora todo lo puede, pues la negación su existencia, pues quien profesa el ateísmo racional
tiene por finalidad, a través de sus ofensas y delitos, de nuestra inhumanidad, de la inhumanidad
provocar que el Dios ausente manifieste su exis- que sospechamos en el fondo de nosotros
tencia. El ateo actúa movido por el resentimiento y mismos y cuyo descubrimiento nos petrifica.
la resignación, y un verdadero libertino sadiano ha Escandalosa piedra en el lugar del corazón,
insoslayable piedra de escándalo, irrompible
de obrar bajo la idea del Mal y por ningún interés
piedra de toque con que está construido el
más. Y es que no hay para el hombre peor enemigo
castillo de Silling1. (Le Brun, 1998, p. 55).
que Dios. El verdadero ateísmo es aquél que supone
el fin de la razón establecida: el ateísmo íntegro.
3.4. Nihilismo Moral
Sade propone la primacía de lo imaginario sobre
Se desprende de lo expuesto hasta ahora que
lo racional, pues la razón viene impuesta desde
cada cual debe hacer lo que le plazca y cuando le
arriba, por los organismos de poder.
plazca, y no lo impuesto por la soberanía popular.
Paradójicamente, la necesidad de transgresión
La voluntad general se adjudica a sí misma todo
contradice el ateísmo íntegro de Sade porque su fin
derecho y poder, condena y desplaza a todo aquél
último, su sueño, su utopía del Mal, se cumpliría
que no se comporte bajo su normativa e ideología,
precisamente si toda la humanidad se volviera
y el ser humano aun se deja engañar, cayendo
perversa, o lo que es lo mismo, si ya no hubiera
ingenuo en la trampa social.
monstruos. “En una palabra: hay que hacer que
el mal reine en el mundo para que se destruya a La voluntad general reposa de este modo en
sí mismo y que el espíritu de Sade encuentre al ese malentendido, inherente a la ética, de que
fin su paz” (Klossowski, 2005, p. 53). Pero como el individuo no podría por sí solo representar
tal realidad es imposible, el ateísmo íntegro sólo a la especie de una manera intrínseca; en el
puede tener lugar dentro de las condiciones del seno de esa voluntad general sólo cuenta
sadismo, pues son las normas y las instituciones aquel que, al reducirse él mismo a una
existentes las que estructuran la perversión y la reivindicación determinada, logra identificarse
posibilitan. Como muestra de ello Sade introduce a con otros individuos reducidos como él a esa
reivindicación. La lógica ordena entonces
sus personajes en la vida cotidiana como símbolo de
retirar el derecho de existir a aquel que, al
que la contrageneralidad existe de forma implícita quedar fuera de la especie, es necesariamente
dentro de la generalidad. un monstruo. (Klossowski, 2005, p. 131).
Por todo lo anterior Sade no concibe la
perversión en el sentido patológico; sólo existe en Sin Dios ni institución, sin ninguna na-
el sentido moral, en el sentido de la liberación del turaleza superior, el hombre puede ya, y debe,
hombre de las garras de la cultura. La perversión moverse por su propio interés. El más absoluto
implica por ello la suspensión de las funciones egoísmo será de ahora en adelante su única guía.
vitales y sociales, ir contra natura y contra la Respetar al prójimo es absurdo, pues sólo conduce
sociedad. Persigue la expropiación del cuerpo a la innecesaria subordinación de los unos a los
propio y del cuerpo del otro puesto que represen- otros, de igual manera que entablar lazos entre
tan órganos sociales inmersos en el lenguaje de individuos orienta al hombre a coartar su propia
las instituciones y el poder opresor. Liberarse del emancipación.
cuerpo es liberarse de la ley, y para conseguirlo
el cuerpo subjetivo ha de ir desapareciendo en la La verdad del erotismo es la traición. (…)
medida en que la voz impersonal del Mal se alce La solidaridad hacia todos los demás impide
en su lugar para romper con toda ilusión y super- que el hombre tenga una actitud soberana. El
ficialidad humanas. Sade invita a la humanidad a respeto del hombre por el hombre nos intro-
encontrarse con su inhumanidad. duce en un ciclo de servidumbre donde ya no
tenemos sino momentos de subordinación,
(...) Sade ya ha pasado del otro lado del orden donde finalmente faltamos al respeto que
humano, allí donde lo inhumano se desprende es el fundamento de nuestra actitud, puesto
de la silueta humana, donde el objeto se libera que en general privamos al hombre de sus
del vestigio del sujeto, donde lo que somos momentos de soberanía. (Bataille, 2013,
se enfrenta a lo que creemos ser. A partir de pp. 176-177).
entonces, para él se trata de salir al encuentro
Para Sade todas las personas somos iguales La última consecuencia del hilo de su
por naturaleza, ninguna vale más que otra y todas pensamiento es por tanto el nihilismo moral, la
somos intercambiables. La naturaleza nos hace supresión de la conciencia de sí mismo y del prójimo
nacer solos y bien podríamos crecer y subsistir en el plano de los actos. Sade no se conforma con
solos porque no existe relación natural alguna cuestionar la existencia de un Dios, garantía del
entre un hombre y otro; somos nosotros quienes yo responsable, sino que interroga también el
nos creamos la necesidad de establecer vínculos principio normativo de la individuación.
inútiles y nos atamos a ellos como esclavos. Por 3.5. Poder y Crimen
tanto, toda persona tiene pleno derecho de no sacri- En un mundo de igualdad el poder no está
ficarse por la conservación de los otros, incluso si predestinado en manos de nadie; ha de conquis-
su felicidad conlleva la ruina de los demás. Nadie tarse. Por supuesto, hay quienes tienen facilidad
ha de privarse de satisfacer uno sólo de sus deseos desde la cuna al nacer en familias con posiciones
por un otro que nada tiene que ver con él. privilegiadas, pero eso no significa que estos in-
dividuos no puedan caer y que los que nacen en
Tengamos la fuerza de renunciar a lo que la miseria no puedan emerger. Y para alcanzar el
esperamos de los demás y nuestros deberes poder hay que empezar por superar los prejuicios
hacia ellos terminarán en seguida. ¿Qué son, que encadenan el mundo: hay que cometer el
pregunto, todas las criaturas de la tierra frente
crimen.
a uno solo de nuestros deseos? ¿Y por qué
razón me privaría del más insignificante de
El libertino sadiano no teme al castigo
esos deseos para complacer a una criatura divino porque es ateo; no existe para él la ame-
que no es nada para mí y que en nada me naza de Dios, sólo su egoísmo y placer. Se eleva
interesa…? (Sade, como se citó en Klossowski, como hombre soberano sobre las cabezas de los
2005, pp. 96-97). demás, sin posibilidad alguna de ser víctima, pues
al hombre vinculado al Mal nunca puede sucederle
Así pues, la filosofía de Sade es la filosofía algo malo. “Para Sade, el hombre soberano es in-
del interés y del placer, cuyo principio fundamen- accesible al Mal porque nadie puede hacerle mal;
tal es que nos entreguemos a todos aquellos que es el hombre de todas las pasiones y sus pasiones
nos desean y tomar a todos aquellos a quienes se complacen en todo” (Blanchot, 1990, p. 10).
deseamos. Autor o receptor de los males, siempre goza;
sólo importa que la violencia sea tan extrema que
El mayor dolor de los demás cuenta siempre burle todos los límites posibles. Violar, torturar,
menos que mi placer. Qué importa, si yo debo amputar, desollar,... Ser violado, ser torturado, ser
comprar el más débil regocijo a cambio de amputado, ser desollado,... El soberano absoluto
un conjunto de desastres, pues el goce me
ha de probarlo todo para no estar subordinado a
halaga, está en mí, pero el efecto del crimen
no me alcanza, está fuera de mí. (Blanchot,
nada. Padecer la desgracia y vivenciar el placer
1990, p. 3). no son ya contrarios.
Leyendo las novelas de Sade cabe pensar el erotismo, si lleva al acuerdo, desmiente
que sus héroes se alían entre ellos y mantienen el movimiento de violencia y de muerte que
relaciones entre iguales, pero entre los cómplices en principio es. (...) Sólo la voracidad de un
siempre acecha silenciosa la traición y se desvela perro feroz llevaría a cabo la furia de aquel
que su acuerdo obedece a una suerte de reglamento al que nada limitase. (Bataille, 2013, p. 173).
entre compañeros de juego con demasiado anhelo
por hacer trampas. El juramento establecido entre Sin embargo, no sólo la unión sexual une
ellos no es más que una excusa para tener el placer a las personas; también lo hace la muerte. Por
de romperlo, para multiplicar las posibilidades del ello el héroe de Sade ha de matar sin horizontes,
goce. porque cuando las víctimas se cuentan por millares,
Ni tan siquiera depende el libertino sadiano el hombre se libera de toda relación que pueda
de sus súbditos como lo hace un rey; su poder encadenarlo a otros seres. Se vuelve amo y señor
no es limitado por lealtad ninguna. No obstante, de todo.
el héroe sadiano, “libre ante los demás, no deja
El criminal se une posiblemente de manera
de ser víctima de su propia soberanía” (Bataille,
indisoluble con aquel a quien asesina. Pero
2013, p. 180). Se encuentra esclavizado por la el libertino que, inmolando a su víctima no
más absoluta voluptuosidad y ya nunca más podrá resiente sino la necesidad de sacrificar a
conformarse con goces menores. Sade nos habla otras miles, parece extrañamente libre de
de una violencia tan cruel que para alcanzar su toda unión con ella. A sus ojos, ella no existe
culminación no importa ya el placer personal; en sí misma, no es un ser distinto, sino un
sólo importa el crimen. Así, aunque la negación simple elemento, indefinidamente sustituible,
del otro conduzca aparentemente a la afirmación en una inmensa ecuación erótica. (Blanchot,
del sí mismo, en realidad este carácter ilimitado 1990, p. 14).
lleva al extremo de lo posible, más allá del goce
subjetivo. Es el imperio del egoísmo impersonal Como hombre soberano Sade todo lo
donde no hay cabida para el yo individual. quiere destruir, “no hay nada respetado que él
En consecuencia, el ateísmo de Sade es no ridiculice, nada puro que no mancille, nada
la religión de la monstruosidad. El rechazo de la amable que no colme de horrores” (Bataille, 2000,
existencia de Dios no trae consigo el gozo para el p. 173). Los cuerpos se entrelazan, se separan, se
ser humano, sino la tragedia. Ni siquiera defiende funden y se deshacen al igual que las palabras del
Sade la soberanía del hombre, sino la destrucción discurso sadiano. Todo es llevado a su ebullición
de la humanidad a través de la desintegración de y evaporación una y otra vez, sin descanso, ad
las normas de la razón popular. infinitum.
3.6. Destrucción y Negación Y es que la esencia del pensamiento de
En el pensamiento sadista se trata de negar Sade es destruirlo absolutamente todo, inclusive
al prójimo para descubrir la verdadera cara del a sí mismo, puesto que no se limita a refutar en
erotismo. La sexualidad del hombre íntegro no sus escritos la existencia de Dios, sino que piensa,
complementa la sexualidad del prójimo, sino que actúa, vive y muere en consecuencia.
se contrapone a ella e incluso la anula. Sólo de
Al excluirse de la humanidad, Sade no tuvo
esta forma el erotismo obedece a su naturaleza
en su larga vida más que una ocupación que
violenta y mortífera. decididamente le interesó: enumerar hasta
el agotamiento las posibilidades de destruir
La satisfacción sexual acorde al deseo de seres humanos, destruirlas y gozar con el
todos no es la que Sade puede desear para pensamiento de su muerte y sus sufrimien-
los fines de sus personajes soñados. La tos. (...) Sólo la enumeración interminable,
sexualidad en la que piensa se contrapone aburrida, tenía la virtud de extender ante él
incluso a los deseos de los demás (de casi el vacío, el desierto, al que aspiraba su rabia.
todos los demás), que no pueden ser sus (Bataille, 2000, p. 163).
protagonistas, sino sus víctimas. Sade pro-
pugna la unicidad de sus héroes. La negación
de los otros protagonistas es, según él, la Es la destrucción de los objetos lo que
pieza fundamental del sistema. A sus ojos, despierta la vida en el personaje sadista, hasta el
punto de que su aniquilación no admite siquiera Los placeres encontrados en este rechazo
su existencia anterior, sino que desde el inicio son de las imágenes sociales son incluso mayores al
considerados objetos nulos. El hombre soberano ha orgasmo, un goce inútil que hay que refrenar porque
de perseguir el desbordamiento de la negación y rebaja el éxtasis del pensamiento, de igual modo
avergonzarse de los crímenes pequeños y escasos. que hemos de controlar la expresión de cualquier
Esta concepción recuerda al deseo freudiano otra pasión. Dejarnos arrastrar por nuestras incli-
(Freud, 1905), deseo eternamente insatisfecho que naciones no haría más que arruinar la obtención
en todo momento quiere para sí lo que no tiene, del goce supremo.
y que si llegara a obtenerlo, lo despreciaría en
cierta medida con total frustración para reiniciar Es necesario entender, en efecto, que la apatía
su travesía y conquista hacia nuevos objetos. no consiste sólo en arruinar las pasiones
Para Sade incluso el alma debe ser aniquila- “parasitarias”, sino también en oponerse a la
espontaneidad de cualquier pasión. El vicioso
da. El ensañamiento y encarnizamiento continuos
que se abandona inmediatamente a su vicio, no
contra las víctimas nos revelan la insaciabilidad es sino un aborto que se perderá. Incluso los
del alma, muestra de su inmortalidad. Y a falta de pervertidos con genio, perfectamente dotados
poder asesinar el alma, Sade recurre al simulacro para llegar a ser monstruos, si se contentan
de la muerte del alma, que es el suicidio, en sus con seguir sus inclinaciones, están destinados
personajes; asesina el cuerpo porque no alcanza a a la catástrofe. Sade lo exige: para que la
destruir el alma. “Pues en su tedio el alma trata de pasión se convierta en energía, es necesario
darse muerte: separada de Dios, su inmortalidad que esté comprimida, es necesario que se
se ha trocado en amargura” (Klossowski, 2005, p. mediatice pasando por un momento necesario
de insensibilidad; entonces, tendrá la mayor
120). Sade se entrega a la búsqueda de la negación
grandeza posible. (Blanchot, 1990, p. 24).
y del olvido.
Mediante esta reiteración frenética de
Hay que vigilar también que no asome en
crímenes Sade tantea la vía para alcanzar la
ningún momento la virtud, o se echará a perder
negación absoluta que es el delirio de su razón.
todo el poder alcanzado. De lo que se trata es de
3.7. Doctrina de la Apatía
matar cada ápice de sensibilidad humana.
Sade brinda sus enseñanzas a aquél digno
Ante esta apología del acto y la abundancia,
de ser su discípulo. Para ello, mediante sus obras
recordemos que justamente Freud propone que la
introduce al lector en una iniciación progresiva
neurosis es la contrapartida de la perversión, es
que culmina en la práctica de una ascesis: la de
decir, que mientras que el neurótico reprime, el
la apatía.
perverso actúa.
Las instituciones nos intimidan y nos con-
trolan mediante imágenes, algunas previas a los Es clásico el aforismo freudiano: “la neurosis
actos para incitarnos a actuar o a detenernos, y es el negativo de la perversión”. Negativo
otras posteriores a los actos cometidos u omitidos en el sentido de no visible, de algo que está
que nos inculcan culpa y remordimiento y nos ahí y que se haría visible si la neurosis se
influirán en futuras decisiones. Debemos combatir positivizara, al modo de una placa o un cliché
y escapar a estas imágenes de sensibilidad, asco, fotográfico. De este modo, la neurosis es una
miedo y horror. Sade propone como solución perversión no manifiesta, no activa. (Castilla
sustituir dichas imágenes por actos. del Pino, 1973, p. 47).
Extingue tu alma... trata de encontrar placeres Las enseñanzas de Sade nos advierten
en todo aquello que alarma tu corazón: no bien de que para mantener al monstruo dentro de la
alcanzada... la perfección de ese estoicismo, monstruosidad hay que mantenerlo fuera de la
sentirás nacer en esa apatía una multitud de conciencia, en una transgresión permanente, para
placeres nuevos, mucho más deliciosos que que las imágenes sociales no reaparezcan jamás,
los que crees encontrar en la fuente de tu para que la nada no sea de nuevo invadida por la
funesta sensibilidad… (Sade, como se citó
realidad del otro y la del yo. El monstruo debe
en Klossowski, 2005, p. 99).
permanecer en la apatía absoluta, es decir, en la
reiteración de los actos criminales, cada cual más
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Notas
1 Escenario principal de la novela sadiana Los 120 días de
Sodoma.