Sei sulla pagina 1di 12

PSICOLOGIA COGNITIVA

MATERIAL DE CATEDRA

LA TEORÍA COGNITIVA DE LA DEPRESIÓN

El modelo cognitivo de la depresión, ha surgido a partir de observaciones clínicas


sistemáticas y de investigaciones experimentales. Esta interacción entre los
enfoques clínico y experimental ha facilitado el desarrollo progresivo del modelo y
del tipo de terapia que de él se deriva.

El modelo cognitivo postula tres conceptos específicos para explicar el sustrato


psicológico de la depresión:

1) la tríada cognitiva
2) los errores en el procesamiento de la información
3) los esquemas

1) Concepto de Tríada Cognitiva

La teoría cognitiva de la depresión postula que el componente esencial del


trastorno depresivo consiste en una disposición (set) cognitiva negativa, esto
es, una tendencia a verse a sí mismo, al mundo y al futuro de una manera
negativa y disfuncional.
Esta visión disfuncional de sí, del mundo y del futuro, que generalmente refleja un
tema de pérdida subyacente, se denomina “tríada cognitiva” (Beck, 1967).
El depresivo se percibe a sí mismo como un ser poco valioso, incapaz o
indeseable. Espera el fracaso, el rechazo y la insatisfacción y percibe la mayoría
de sus experiencias como una confirmación de sus expectativas negativas.

1
La tríada cognitiva consiste en tres patrones cognitivos principales que inducen al
paciente a considerarse a sí mismo, su futuro y sus experiencias de un modo
idiosincrático.

a) El primer componente de la tríada se centra en la visión negativa del


paciente acerca de sí mismo. El paciente se ve desgraciado, torpe, enfermo,
con poca valía. Tiende a atribuir sus experiencias desagradables a un defecto
suyo, de tipo psíquico, moral o físico. Debido a este modo de ver las cosas, el
paciente cree, que a causa de estos defectos, es inútil y carece de valor.
Tiende a subestimarse, a criticarse a sí mismo en base a sus defectos. Por
último piensa que carece de los atributos que considera esenciales para lograr
la alegría y felicidad.

b) El segundo componente de la tríada cognitiva se centra en la tendencia del


depresivo a interpretar sus experiencias de una manera negativa. Le parece
que el mundo le hace demandas exageradas y/o le presenta obstáculos
insuperables para alcanzar sus objetivos. Interpreta sus interacciones con el
entorno, animado o inanimado, términos de relaciones de derrota o frustración.
Estas interpretaciones se hacen evidentes cuando se observa cómo construye
el paciente las situaciones en un dirección negativa, aún cuando pudieran
hacerse interpretaciones alternativas más plausibles.

c) El tercer componente de la tríada se centra en la visión negativa acerca del


futuro. Cuando la persona depresiva hace proyectos de gran alcance, está
anticipando que sus dificultades o sufrimientos actuales continuarán
indefinidamente. Espera penas, frustraciones y privaciones interminables, y
mantiene expectativas con respecto al futuro como de fracaso.

Sus pensamientos son automáticos, repetitivos, involuntarios e incontrolables, de


allí que se los denomine “pensamientos automáticos negativos”.

2
La persona deprimida siente que esos pensamientos son correctos y la conciencia
de las personas severamente deprimidas se halla dominada por estos
pensamientos automáticos.
Los pensamientos automáticos tienen las siguientes características:
a) Son accesibles a la conciencia, o sea observables; no deben construirse a
partir de interpretaciones. Son conscientes o preconscientes.
b) Suelen tener forma telegramática, son pensados taquigráficamente,, es decir
que encierran ideas más complejas.
c) En la práctica constituye un observable clínico.
d) Son fugaces
e) Son involuntarios
f) En la depresión son típicamente negativos

En todos los trastornos depresivos, independientemente del subtipo, se


pone de manifiesto la tríada cognitiva y los principales síntomas de la
depresión (afectivos, conductuales, motivacionales y somáticos) son vistos
como la consecuencia directa de esta configuración negativa del
pensamiento.

Por ello, “la intervención en el nivel de lo cognitivo puede reducir otros


síntomas, mientras que la persistencia y la exacerbación del proceso
cognitivo contribuye a mantener o a exacerbar los otros síntomas”(Beck,
1991 p. 371).
Un rasgo central de la teoría es la consideración de que el pensamiento negativo
está sistemáticamente sesgado en una dirección negativa.

2) Errores en el procesamiento de la información

Beck (1967) describió varios errores sistemáticos que suelen observarse en el


modo de procesar la información de las personas deprimidas. A continuación
mencionaremos algunos de esos errores lógicos:

3
a) Inferencia arbitraria – se infiere una conclusión en ausencia de evidencia o
frente a evidencia que contradiga esa conclusión

b) Abstracción selectiva – tendencia a enfocar la atención sobre los aspectos


negativos de una situación y a interpretar toda la situación sobre la base de ese
aspecto negativo.

c) Generalización excesiva – tendencia a extraer una regla general o una


conclusión a partir de un incidente aislado para luego aplicarlos a otras
situaciones, estén o no relacionadas con la situación anterior.

d) Maximización y minimización – tendencia a sobrestimar la significación o la


magnitud de los eventos desagradables y a subestimar la significación y la
magnitud de los eventos satisfactorios.

e) Personalización – tendencia a relacionar arbitrariamente los eventos externos


consigo mismo.

g) Pensamiento todo o nada – tendencia a pensar en términos absolutos, blanco


o negro, todo o nada.

4) Los esquemas

Los esquemas idiosincráticos negativos son vistos como estructuras hipotéticas


que mantienen el sesgo negativo aún frente a evidencias que podrían
contradecirlos. Los “esquemas” serían estructuras cognitivas a través de las
cuales se procesan los hechos. Varían de una persona a otra respecto al
contenido, valencia, permeabilidad, densidad y grado de flexibilidad. Al funcionar
como patrones organizativos (templates) los esquemas activamente escenifican,
codifican, categorizan y evalúan los estímulos. En la depresión, estos esquemas o

4
categorías de respuestas (especialmente aquellos referidos al concepto de sí y a
las expectativas personales) suelen ser globales, rígidos y teñidos de un matiz
negativo (Hollon & Beck, 1979).
Una vez activados, esos esquemas depresivos influyen en la interpretación de los
estímulos externos, dando como resultado las distorsiones cognitivas
comúnmente observadas en el pensamiento de los individuos deprimidos.

Los esquemas cognitivos disfuncionales toman la forma de creencias nucleares o


supuestos implícitos (Beck et al 1979).
Encontramos ejemplos de esas creencias desplegadas operacionalmente en la
Escala de Actitudes Disfuncionales (Weissman & Beck 1978) que incluye items
como por ejemplo: “no podré ser feliz a menos que la mayoría de la gente que
conozco me admire” o “ no soy nadie si alguien a quien amo no me ama”o “si
fracaso en el trabajo, soy un fracaso como persona”.
La teoría cognitiva de la depresión, propone un modelo “diátesis-stress” para las
depresiones. Específicamente, se ha postulado la hipótesis de que una
predisposición psicológica a la tendencia a deprimirse se adquiere a partir de las
experiencias tempranas que van moldeando el desarrollo de esquemas negativos
y autorreferenciales. Los esquemas disfuncionales permanecen latentes hasta que
se activan frente a alguna situación estresante para ese individuo (factor
desencadenante).
En recientes trabajos se ha incluido la noción de “vulnerabilidad específica”. Se
postulan 2 “tipos” de sistemas de creencias (según el contenido de los esquemas)
que pueden interactuar con 2 tipos de situaciones estresantes, dando como
resultado una reacción depresiva (Beck 1983, 1991).”Sociotrópica” se refiere a la
tendencia a valorar la cercanía, la aceptación, la dependencia y el compartir. Las
personas cuyo esquema cognitivo se desarrolla fuertemente a partir de temas
sociotrópicos son más propensas a deprimirse cuando se ven enfrentados a
dificultades de tipo sociotrópico, como situaciones de desprecio o de rechazo
social. ”Autonomía” se refiere a la tendencia a valorar la independencia, la
movilidad, el cambio y los logros. Los individuos cuyo esquema cognitivo se ha

5
desarrollado sobre todo en derredor de temas de autonomía serán más propensos
a caer en estados depresivos cuando deban enfrentar situaciones de fracaso o de
paralización. Por ejemplo: algunos individuos que han sufrido la pérdida temprana
de alguno de sus padres, pueden centrar el desarrollo de su esquema alrededor
de la pérdida (y por tanto devenir sociotrópicos), lo cual supone una predisposición
a caer en un trastorno depresivo frente a la finalización de una relación amorosa
durante su adultez. Estas personas podrían no entrar en un estado depresivo
frente a la pérdida de empleo, situación que sí podría generar depresión en un
individuo al cual sus padres impusieron un alto nivel de exigencia en cuanto a su
desempeño durante su infancia (individuo del tipo autónomo).

A pesar de que la teoría cognitiva de la depresión se centra en mecanismos


intrapsíquicos para describir el desarrollo y el mantenimiento de la
depresión, se reconoce el rol de los factores interpersonales en ese proceso.
Como ya hemos dicho, una pérdida sea real o simbólica en el plano interpersonal
así como los obstáculos a la autonomía pueden ser factores precipitantes de la
depresión.
Beck (1988) también ha descripto cómo ciertos pensamientos disfuncionales en
las parejas casadas pueden generar patologías.
Se ha recogido gran evidencia que indica que las personas deprimidas tienen un
fuerte impacto en su medio social, lo cual suele traer aparejadas nuevas
situaciones estresantes que dificultan aún más sus relaciones interpersonales.
(por ejemplo, Coyne, 1976). Así, es bastante frecuente que los otros reaccionen
negativamente frente a los fracasos del depresivo (mostrando desesperación,
enojo o vergüenza); otra gente reacciona con rechazo hacia el depresivo; la
insatisfacción en el matrimonio es muy frecuente cuando uno de los cónyuges está
deprimido (por ejemplo, Sacco, Milana & Dunn, 1985, 1988; Sacco & Dunn, 1990;
Sacco & Macleod, 1990; Sacco, Dumont & Dow, 1993)
La evidencia recogida también indica que estas reacciones interpersonales
pueden estar mediadas por procesos cognitivos. Tanto los cónyuges como los
conocidos del individuo deprimido tienden a atribuir sus fracasos a factores

6
internos, estables, globales y controlables (Sacco &Dunn, 1990 Sacco et al, 1993).
Además, recientes observaciones sugieren que la insatisfacción matrimonial en
parejas con un miembro deprimido puede ser reflejo, en parte, de un sesgo
negativo cognitivo que subyace al modo en que se percibe a la persona deprimida
(Sacco et al. 1993). Dicho sesgo también puede encontrarse en los profesionales
de salud mental (Jenkins, Hall y Sacco, 1991) De este modo, la teoría y la terapia
cognitiva reconocen el papel de las relaciones interpersonales en la depresión
pero lo subordinan a la importancia de los procesos cognitivos que determinan las
reacciones interpersonales (ver Beck, 1988).

la teoría cognitiva de Beck (1974) establece que la depresión es la evidencia de


los problemas cognitivos que tiene el sujeto en la evaluación de si mismo, de su
mundo y de su futuro (triada cognitiva). La naturaleza de los problemas de la
persona depresiva en esta triada, según Beck, está relacionada con un
pensamiento extremo y de términos absolutos, con el establecimiento de objetivos
rígidos y perfeccionistas. Además, cuando fracasa en alcanzar esos objetivos, “la
tendencia depresiva del individuo tiende a culpar de la causa del hecho adverso a
alguna deficiencia presente en sí mismo” (p. 9),

ACERCA DE DESAMPARO APRENDIDO


Una forma de llegar a entender, sólo por una parte, a la depresión es tal vez por
medio de la teoría del desamparo aprendido que ha sido muy controversial en el
campo de la depresión como causa de ésta. En un experimento realizado por
Seligman y Maier (1967), citados en Bower (1996), para explicar el paradigma del
desamparo aprendido utilizaron a dos grupos de perros a los cuales se les
aplicaron descargas eléctricas dolorosas e impredecibles, pero sólo un grupo
podía evitarlas al oprimir un panel y el otro no podía evitarlas a pesar de las
respuestas que diera. Como la incapacidad, del grupo que no podía evitar de
ninguna forma los choques, para actuar dependía de una historia de exposición a
descargas no contingentes de las que no podían escapar, el fenómeno se

7
denominó "desamparo aprendido"; esto es que si no podían tener control sobre las
descargas para intentar evitarlas; después de determinadas sucesiones de
descargas el perro sólo se quedaba quieto "soportando" las descargas. Algo
semejante ocurre con los humanos que presentan desamparo aprendido el cual
sería una característica de la depresión ya que Bower (1996) nos menciona que
los deficits emocionales de los sujetos con desamparo aprendido son clínicamente
interesantes y se asemejan a aquellos que asociamos con el individuo
desesperanzado, desanimado o completamente frustrado; y como Seligman
(1975) ha considerado el desamparo aprendido como una analogía de la
depresión clínica humana.

Así que la teoría de Desamparo Aprendido establece que atribuir "incapacidades"


a factores internos sugiere, precisamente, cierta tendencia al desamparo
aprendido. Por su parte Trad (1992) considera que hay un continuo de
susceptibilidad a creer en el desamparo propio que sustenta la depresión tanto
endógena como reactiva", pero es importante mencionar que cuando una persona
se encuentra bajo este paradigma del desamparo aprendido los síntomas que
presenta son similares a algún tipo de depresión lo cual es corroborado por como
lo explica Seligman es contraste, "la depresión es el convencimiento de la propia
impotencia”.

Entonces el desamparo aprendido es también una forma de depresión en donde


los seres humanos, como los animales, están convencidos de la propia
indefensión que se convierte en un obstáculo para intentar alternativas de escape
de las tensiones y problemas.

La terapia cognitiva es en general una alternativa estructurada y directa, de tiempo


limitado en la cual se postula que las relaciones emocionales y conductas de la
persona, vienen en gran medida determinadas por el modo en que estas

8
constituyen el mundo (Brck, 1967; citado en Harrison, 1984). De esta forma y por
tanto esta terapia se enfoca básicamente en los siguientes pasos:

1. Detección y análisis de pensamientos automáticos negativos

2. Reconocimiento de la conexión entre cognición, reacción emocional y


conducta.

3. Examen de la evidencia, a favor o en contra, de los pensamientos


automáticos.

4. Sustitución de pensamientos automáticos, no apoyados por un mínimo de


evidencia por interpretaciones basadas en hechos reales.

5. Identificación y asunciones basadas en hechos reales que predisponen a la


utilización de un sistema de pensamiento disfuncional.

Lo que esta terapia, como las demás, intenta, o el fin de esta, es encontrar el
equilibrio de la persona deprimida en su medio social, su medio real, para la
incorporación total y positiva en ésta.

En la terapia cognitiva se pone atención a la exploración y modificación de la


estructura cognitiva de los pacientes; consiste en disminuir el sufrimiento del
paciente mediante la sustitución de las estructuras cognitivas irracionales y las
disfunciones por otras cogniciones más racionales y funcionales. En un promedio
esta cogniciones más racionales y funcionales. En un promedio esta terapia se
puede llevar a cabo en doce semanas de tratamiento, dependiendo de cada
persona, en donde es importante que el terapeuta tenga un amplio conocimiento
del síndrome para que entienda los significados de las verbalizaciones del
paciente, para comprometerlo en una activa investigación empírica acerca de sus

9
pensamientos, inferencias, conclusiones y Asunciones; a fin el intento terapéutico
consiste en delimitar las creencias disfuncionales del depresivo, y , posteriormente
comprobar su validez. Un pasa importante es enseñar al paciente que no tiene por
qué sentirse desamparado o desvalido en manos de la depresión (Harrison, 1984).

La terapia cognitiva debe desarrollarse en una estructura de tiempo limitado, en un


principio la terapia debe desarrollarse en dos sesiones semanales con un máximo
de cuarenta y cinco minutos; durante las primeras sesiones conviene que el
paciente y el terapeuta trabajen juntos en la confección de una lista de problemas
que incluya temas centrales a la alteración depresiva y así que las sesiones
posteriores se orientan en torno a la solución de dichas dificultades; el paciente
debe registrar las actividades diarias para que le muestren que en su vida hay más
aspectos positivos de los que pensaba.

La terapia consiste básicamente en la asignación de tareas graduales que logren


inducir, poco a poco una percepción de dominio frente a la posición de
desvalimiento, el trabajar juntos, paciente-terapeuta, en la elaboración del
programa de intervención, incluyendo la estructura de las sesiones, las
asignaciones en las mismas, así como la estrategia terapéutica para especificar
claramente la meta a conseguir en cada momento y cada vez un poco más
difíciles. Es el registro de las actividades diarias el que puede provocar placer y la
sensación de dominio sobre la tarea que se realiza.

El análisis de los registros semanales ayudará al terapeuta a desarrollar


estrategias que mejoren el funcionamiento adaptativo del depresivo. Actividades
en que el paciente experimente cierto grado de placer, pueden ser asignados
dentro del trabajo a realizar entre sesiones, elevando su frecuencia, Harison
(1984).

10
Cuando una actividad resulta difícil debe dividirse en elementos pequeños. Asi el
paciente irá realizando las actividades más fáciles hasta avanzar progresivamente
y llegar a otras más complejas.

La terapia cognitiva intenta modificar la valoración errónea que tiene el paciente


mediante la capacidad de análisis de los propios pensamientos, imágenes o
asunciones que aparecen sin lógica alguna y se aceptan, lo cual es para que el
enfermo aprenda a reconocer estas formas automáticas del pensamiento, las
considere meras hipótesis las analice de acuerdo a la evidencia empírica de que
disponen, tenga en cuenta otras opiniones o aplicaciones y determine una
solución.

Esto es para que se de cuenta que realmente no son tan graves los problemas
que imagina que lo son y para que esta base de las creencias se vaya dando es
recomendable que el paciente aprenda a hacerse las siguientes preguntas:

¿En qué evidencia objetiva se basan mis pensamientos automáticos?

¿Existe alguna otra forma de valorar los datos objetivos de que dispongo?

Incluso en el caso de que lo que pienso sea verdad ¿Es la situación tan mala
como parece?

¿Qué es lo más productivo que puedo hacer?

Para que el paciente se vaya incorporando a una vida normal y equilibrada el


terapeuta y el paciente deben llevar a cabo una exploración conjunta, que les
permita eliminar la posibilidad de que la respuesta alternativa no sea más que una
racionalización automática Harrison (1984).

11
Cuando las actitudes y tareas planteadas en el transcurso de la terapia llegan a
entenderse con claridad, resulta fácil determinar que el paciente ha salido del
trastorno depresivo, logrando flexibilizar sus cogniciones.

12

Potrebbero piacerti anche