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ESTATUTOS,
LINEAMIENTOS DE
FORMACIÓN
Y REGLAMENTO
Roma, Italia
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Primera edición 2016

© Estatutos, Lineamientos de Formación y Reglamento
Pontificio Colegio Mexicano
Via del Casaletto 314, Monteverde Nuovo
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Índice
PRESENTACIÓN 6
DECRETO 7
ESTATUTOS 9
CAPÍTULO I:
NATURALEZA Y FIN 11
CAPÍTULO II:
CONFIGURACIÓN JURÍDICA Y SEDE 12
CAPÍTULO III:
LA COMPETENCIA DE LA CEM 12
CAPÍTULO IV:
EL EQUIPO DIRECTIVO 13
1. El Rector 13
2. El Director Espiritual 15
3. El Prefecto de Estudios 15
4. El Ecónomo 16
CAPÍTULO V:
LA ADMISIÓN Y PERMANENCIA EN EL COLEGIO 16
CAPÍTULO VI:
LA ORGANIZACIÓN 17
CAPÍTULO VII:
PATRIMONIO Y MEDIOS DE SOSTENIMIENTO 19

ESTATUTOS, LINEAMIENTOS DE FORMACIÓN Y REGLAMENTO
LINEAMIENTOS DE FORMACIÓN 21
INTRODUCCIÓN 23
I. LAS DIMENSIONES DE LA FORMACIÓN

PERMANENTE 25
a. Dimensión humana 25
b. Dimensión espiritual 27
c. Dimensión intelectual 29
d. Dimensión pastoral 32
II. LOS ÁMBITOS DE LA FORMACIÓN PERMANENTE 34
a. La responsabilidad personal de la propia

vocación y misión 34
b. La vida fraterna en comunidad 36
c. La vida universitaria 37
d. La estancia en la ciudad de Roma 38
III. EL PROYECTO PERSONAL Y COMUNITARIO DE

FORMACIÓN PERMANENTE 39
IV. EL ACOMPAÑAMIENTO DIFERENCIADO 40

a. La incorporación a la comunidad sacerdotal 41
b. Los que se inician en la vida sacerdotal 43
c. Las etapas de la vida 44
d. Los que realizan doctorado 45
e. Los que concluyen su estancia en la comunidad

sacerdotal del Colegio 46

ÍNDICE
REGLAMENTO INTERNO 49
PRIMERA SECCIÓN: NORMAS GENERALES 51
SEGUNDA SECCIÓN: NORMAS PARTICULARES 53
CAPÍTULO I:
DIMENSIÓN HUMANA 53
CAPÍTULO II:
DIMENSIÓN ESPIRITUAL 56
CAPÍTULO III:
DIMENSIÓN INTELECTUAL 58
CAPÍTULO IV:
DIMENSIÓN PASTORAL 60
CAPÍTULO V:
ASUNTOS VARIOS 61
1. Huéspedes 61
2. Visitas 61
3. Traje eclesiástico 61
CAPÍTULO VI:
REVISIÓN DEL ESTATUTO, LINEAMIENTOS DE
FORMACIÓN Y REGLAMENTO 61

6

7

ESTATUTOS

ESTATUTOS
CAPÍTULO I: NATURALEZA Y FIN
Art. 1 El Pontificio Colegio Mexicano1 es una institución

eclesiástica de derecho pontificio que, por norma, recibe
a los presbíteros diocesanos mexicanos enviados a Roma
por sus respectivos obispos para hacer una experiencia
de formación permanente integral en orden a servicios
pastorales en favor de la Iglesia en México. El Colegio
pretende, de acuerdo a su naturaleza, promover y
favorecer la formación permanente de los sacerdotes,
mediante un proceso general e integral de continua
maduración.
Art. 2 El Colegio Mexicano nació como fruto de la Sesión

Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano
(CEM), celebrada del 13 al 16 de octubre de 1960.
Recibió el permiso para iniciar la construcción del
inmueble que sería su sede, el 3 de marzo de 1961 bajo
el pontificado de Juan XXIII. El Papa Pablo VI bendijo la
primera piedra el 12 de octubre de 1963. Los trabajos
se iniciaron el 23 de marzo de 1964. Fue bendecido e
inaugurado en la tarde del jueves 12 de octubre de
1967 por el Emmo. Sr. Cardenal Gabriele Garrone, Pro-
Prefecto de la Sagrada Congregación de Seminarios
y Universidades, hoy Congregación para la Educación
Católica, en representación del Papa.
Art. 3 El Colegio Mexicano se rige por las leyes canónicas, las

determinaciones de la Santa Sede y de la Conferencia
del Episcopado Mexicano y por sus propios Estatutos,
Lineamientos de formación y Reglamento Interno. Dado
que es un instituto eclesiástico pontificio, se vincula
peculiarmente con la Santa Sede.
1
En adelante designado también como Colegio Mexicano o simplemente Colegio.
11

CAPÍTULO II: CONFIGURACIÓN JURÍDICA Y SEDE
Art. 4 El Pontificio Colegio Mexicano es persona jurídica se-

gún el ordenamiento canónico (cf. CIC cc. 114 y 238
§1) y un ente eclesiástico civilmente reconocido se-
gún el ordenamiento italiano. Tiene su sede en Roma,
Via del Casaletto 314. Monteverde Nuovo. El recono-
cimiento de la personalidad jurídica del Colegio fue
dado por decreto del Presidente de la República Ita-
liana del 18 de agosto de 1962, n. 1402, registrado en
la «Corte dei conti» el 21 de septiembre de 1962, en
«Atti del Governo, registro n. 159, foglio n. 10. Villa»,
y publicado en la «Gazzetta Ufficiale della Repubblica
Italiana», Anno 103° - Numero 247. Roma, el martes, 2
de octubre de 1962, bajo el título de «Collegio Semi-
nario Messicano».
CAPÍTULO III: LA COMPETENCIA DE LA

CONFERENCIA DEL EPISCOPADO MEXICANO
Art. 5 La Conferencia del Episcopado Mexicano es la

responsable de la formación que propicia el Colegio y
de la administración del mismo. Este servicio lo ejerce
a través de un Obispo Responsable, que es elegido por
la Asamblea Plenaria, quien forma parte de la Comisión
Episcopal para las Vocaciones y Ministerios (CEVyM) y del
Equipo Directivo del Colegio.
Art. 6 Corresponde a la Comisión Episcopal encargada del

Colegio proponer a la CEM candidatos para Rector y
nombrar a los demás integrantes del Equipo Directivo,
asumir la responsabilidad —compartida con todos los
Obispos mexicanos— de la organización financiera para el
12

ESTATUTOS
mantenimiento del mismo y supervisar la marcha general

de la Institución.
Art. 7 La CEM, reunida en Asamblea, designa al Rector y

lo presenta a la Congregación para el Clero para su
nombramiento por un trienio.
Art. 8 Todos los obispos mexicanos ejercen su solicitud pastoral

por el Colegio Mexicano. Por ello buscarán favorecer el
cumplimiento de su misión, poniendo sumo cuidado en
la selección de los sacerdotes, de la especialización que
pretenden y en la duración del tiempo de estudios de
los mismos. Solicitarán, por escrito al Rector la admisión
de cada sacerdote y se responsabilizarán de sus gastos.
Su solicitud por otros aspectos de la vida del Colegio la
encauzarán a través de la Comisión Episcopal respectiva.
CAPÍTULO IV: EL EQUIPO DIRECTIVO
Art. 9 El Equipo Directivo del Pontificio Colegio Mexicano estará

integrado por: Rector, Director Espiritual, Ecónomo y
Prefecto de Estudios.
1. El Rector
Art. 10 El Rector será un sacerdote diocesano, mexicano, que

preferentemente haya sido miembro de la comunidad
sacerdotal del Colegio, designado por la CEM y
nombrado por la Congregación para el Clero. Es el
representante principal de los Obispos ante cada
sacerdote y tiene, por tanto, la potestad ordinaria
de dirigir la Institución y de exigir todo lo que sea
indispensable para su buen funcionamiento teniendo
como prioridad el acompañamiento fraterno.
13

Art. 11 Es tarea del Rector velar por el buen funcionamiento

de la vida diaria del Colegio siguiendo las directrices
educativas y administrativas de la Santa Sede y de la
CEM. Le corresponde dirigir y coordinar al Equipo
Directivo, a la vez que promover y acompañar
la formación permanente de los miembros de la
comunidad sacerdotal.
Art. 12 Su responsabilidad primera es ser un buen pastor para

sus hermanos presbíteros que viven en el Colegio.
Ha de procurar, en comunión con los otros Directivos
y la comunidad sacerdotal, que cada año escolar, de
acuerdo a los Lineamientos de Formación Permanente se
establezca un proyecto de vida comunitaria.
Art. 13 El Rector animará la dimensión pastoral. Encauzará

los servicios apostólicos solicitados al Colegio en los
tiempos de Navidad, Semana Santa, vacaciones de
verano y otros que se requieran. Se encargará, también,
de acuerdo con el Equipo Directivo, de proveer
capellanes a las Comunidades religiosas que el Colegio
atiende como Institución.
Art. 14 Informará anualmente a la CEM y a la Congregación

para el Clero sobre la marcha del Colegio en todos los
órdenes.
Art. 15 De acuerdo con el obispo respectivo, determinará la

admisión y la permanencia de cada sacerdote en el
Colegio. A solicitud del obispo, redactará, con la ayuda
del equipo directivo, un informe de su(s) sacerdote (s) a
quien(es) se lo dará a conocer.
Art. 16 Como tal, el Rector es el representante legal del Colegio

para todos los asuntos de administración ordinaria. Para
los asuntos de administración extraordinaria se regirá
14

ESTATUTOS
por lo señalado en el c. 1277 del Código de Derecho

Canónico.
Art. 17 En caso de ausencia del Rector, asumirá las funciones

de Vicerrector el sacerdote de mayor edad en el Equipo
Directivo con excepción del Director Espiritual.
2. El Director Espiritual
Art. 18 El Director Espiritual, en comunión con los demás

miembros del Equipo Directivo y con la colaboración de
la comunidad de sacerdotes estudiantes, programará
las conferencias, retiros y ejercicios espirituales,
animará también las prácticas espirituales, litúrgicas
y devocionales del Colegio. Ofrecerá dirección o
acompañamiento espiritual a quien lo solicite y los
motivará para que, en libertad responsable, busquen
dicho acompañamiento y se acerquen a la confesión
con otros sacerdotes de la misma Comunidad o fuera
de ella. Alentará a los sacerdotes a asimilar y vivir de
manera personal, consciente y libre, su consagración y su
configuración con Jesucristo Cabeza y Pastor (cf. PDV 72).
3. El Prefecto de Estudios
Art. 19 El Prefecto de Estudios informará a los Obispos que lo

soliciten sobre los programas de los centros de estudio;
acompañará a los sacerdotes estudiantes en su proceso
de inscripción e inserción en la vida universitaria;
les brindará orientación en sus proyectos finales de
investigación y les apoyará en sus trámites de titulación.
Art. 20 El Prefecto de Estudios hace las funciones de Secretario

y es también el responsable inmediato de la Biblioteca,
de su funcionamiento y del incremento, actualización y
conservación de su acervo. Con la colaboración de una
15

comisión de sacerdotes estudiantes promoverá iniciativas

culturales de interés general.
4. El Ecónomo
Art. 21 El Ecónomo auxilia al Rector en la gestión patrimonial

del Colegio. Velará porque se cubran oportunamente
las colegiaturas. Preparará el informe económico anual
que presentará el Rector a la Comisión Episcopal
encargada del Colegio; organizará el trabajo de los
empleados; coordinará, junto con la hermana superiora
de la comunidad de religiosas que atienden el Colegio,
todo lo referente a la alimentación; estará pendiente
del mantenimiento general de la casa; informará a la
Comunidad sobre asuntos generales de la economía y
del seguro de hospitalización y contra accidentes.
CAPÍTULO V: LA ADMISIÓN Y PERMANENCIA EN

EL COLEGIO
Art. 22 La admisión a la comunidad sacerdotal del Colegio es

competencia del Rector del Colegio Mexicano.
Art. 23 Las condiciones para la admisión son:
a. El estado clerical.
b. La presentación por escrito del respectivo obispo, in-
dicando la orientación de los estudios, la Universidad
y el tiempo que se solicita para la permanencia en el
Colegio.
c. Estar en posibilidad de obtener el permiso de
residencia por parte del Estado Italiano.
d. La aceptación integral, hecha por escrito, de los
Estatutos, Lineamientos de Formación Permanente y
16

ESTATUTOS
Reglamento Interno del Pontificio Colegio Mexicano.

e. La inscripción como estudiante en una de las
Universidades o Ateneos pontificios.
Art. 24 Es competencia del Rector la expulsión de un miembro de

la comunidad. Procederá después de haber amonestado
al interesado, de haber escuchado el parecer del Equipo
Directivo y de informar al respectivo obispo.
Art. 25 Son causas para la expulsión de un miembro de la

comunidad sacerdotal:
a. La manifestación pública y continua de actitudes

contrarias a la doctrina católica.
b. Comportamientos que pongan en discusión la
identidad sacerdotal y el buen nombre del Colegio.
c. Comportamientos o hábitos que afecten el bien de la
comunidad, alteren el ambiente de estudio o impidan
el descanso nocturno.
CAPÍTULO VI: LA ORGANIZACIÓN
Art. 26 Los sacerdotes estudiantes, en comunión con la Iglesia

y con el propio obispo, han de considerarse a sí mismos
como los protagonistas y primeros responsables de su
formación permanente, personal y comunitaria. Por lo
mismo, fomentarán la construcción de una auténtica
comunidad humana, cristiana y sacerdotal a través de
la libre y eficaz participación de todos, con el fin de
conseguir sus objetivos.
Art. 27 La organización y animación de la vida comunitaria

se promoverán con la participación de la comunidad
sacerdotal, mediante el Consejo Consultivo, comisiones
17

y equipos de servicio, de tal manera que juntos puedan

fomentar una cultura y ambiente favorable a la formación
permanente personal y comunitaria.
Art. 28 La Comunidad sacerdotal se organizará en grupos

menores integrados en equilibrada proporción
numérica y procurando, en la medida de lo posible, que
permanezcan en el mismo grupo quienes provienen de
una misma Diócesis o Provincia Eclesiástica.
Art. 29 Cada año, al iniciar el curso escolar, se constituirá el

Consejo Consultivo de la comunidad de sacerdotes
estudiantes, integrado por un delegado de cada grupo
menor. Dicho consejo procurará ser instrumento de
comunión y participación en la Comunidad:
a. Transmitiendo fielmente el sentir de la Comunidad

ante los Directivos y viceversa.
b. Canalizando y facilitando la comunicación, el diálogo
y la solidaridad entre la Comunidad y los Directivos,
y viceversa.
c. Colaborando en el discernimiento de lo que propicie
el bienestar y buen funcionamiento de la Comunidad.
Art. 30 Una Comunidad Religiosa atenderá en el Colegio los

servicios de alimentación y ropería. Un convenio entre la
Comisión Episcopal encargada del Colegio y la Superiora
General del Instituto Religioso establecerá los criterios y
normas de su colaboración en este servicio eclesial (cf.
PDV 78; 2 Cor. 1,24).
Art. 31 Los empleados desempeñan la labor de mantenimiento,

limpieza y buen funcionamiento de la casa, coordinados
por el Ecónomo. Su servicio se regirá en conformidad
con la legislación laboral italiana.
18

ESTATUTOS
CAPÍTULO VII: PATRIMONIO Y MEDIOS DE

SOSTENIMIENTO
Art. 32 El patrimonio estable del Pontificio Colegio Mexicano

está constituido por el bien inmueble de la propiedad
y eventuales donaciones para mantener el fondo
patrimonial.
Art. 33 El gasto ordinario del Colegio se sostiene con el pago

de las pensiones por los sacerdotes estudiantes,
los donativos provenientes de la CEM y de algunos
bienhechores.
Art. 34 El Colegio proporcionará a cada obispo la información

necesaria para solicitar becas de estudio.
Art. 35 En caso de que el Pontificio Colegio Mexicano termine

definitivamente sus actividades, el destino de su
patrimonio será decidido por la CEM y aprobado por la
Santa Sede.
19

LINEAMIENTOS
DE
FORMACIÓN

LINEAMIENTOS DE FORMACIÓN
Introducción
«No descuides el carisma que hay en ti, que se te

comunicó por intervención profética mediante la
imposición de manos del colegio de presbíteros.
Ocúpate de estas cosas; vive entregado a ellas
para que tu aprovechamiento sea manifiesto a
todos.
Vela por ti mismo y por la enseñanza; persevera en
estas disposiciones, pues obrando así te salvarás a
ti mismo y a los que te escuchen» (1 Tim. 4,14-16).
1. El Pontificio Colegio Mexicano, conforme a su estatuto,

tiene como misión promover y favorecer la formación
permanente integral de los sacerdotes que forman
su comunidad sacerdotal. En esta tarea su referencia
fundamental es el Señor Jesús, quien de manera constante
se dedicó a sus apóstoles para hacerlos capaces de
responder a su vocación, reservando para ellos, entre un
grupo más amplio de discípulos, una formación especial y
una comunicación más íntima (cf. EiA 9).
2. La formación permanente es un acto de fidelidad a Dios

y a sí mismo por el don recibido, pero también es un acto
de amor al Pueblo de Dios a cuyo servicio se ordena el
sacerdote. Es un acto de fidelidad porque se trata de
asumir a fondo y vivir con creatividad la vocación recibida
como don y tarea. Como don, puesto que Dios generosa
y misericordiosamente llama a quien Él quiere a colaborar
en su proyecto de salvación (cf. Mc 3,13; PO 5). Como
tarea porque Dios, quien ha iniciado en sus sacerdotes la
obra buena quiere llevarla a término con su participación
(cf. Flp 1,6), «para que reproduzcan en sí los rasgos de
su Hijo Jesucristo, primogénito entre muchos hermanos»
23

(Rom 8,29) y porque Dios Padre nos ha pensado en Cristo

Jesús desde la eternidad (cf. Rom 8,30; Ef 1,4; PDV 70).
3. Formar parte del Colegio Mexicano ofrece una ocasión

privilegiada a cada sacerdote para vivir con gratitud una
experiencia de formación permanente que, si bien continúa
la que ya se ha recibido, se proyecta novedosamente por
realizarse en la ciudad de Roma, en un ambiente de vida
comunitaria y en un proyecto de formación académica
definido para cada quien, de acuerdo a las necesidades
de la misión de la Iglesia en su propia Diócesis.
4. Estos Lineamientos de Formación Permanente serán el

marco básico inspirador de la misión del Colegio Mexicano.
En ellos se recogen las lecciones aprendidas en cinco
décadas de su existencia, experiencia que se proyecta
en las circunstancias actuales con la luz de los decretos
conciliares Presbyterorum Ordinis (PO) y Optatam Totius
(OT), de la exhortación apostólica postsinodal Pastores
dabo vobis (PDV) y de las orientaciones del Directorio
para la vida y ministerio de los presbíteros (DVMP).
5. Su contenido se divide en cuatro apartados, a saber:

I. Las dimensiones de la formación permanente; II. Los
ámbitos de la formación permanente; III. El proyecto
personal y comunitario de formación permanente y IV. El
acompañamiento diferenciado.
24

I. LAS DIMENSIONES DE LA FORMACIÓN

PERMANENTE
«Tengan todos un mismo sentir, con un

mismo amor, un mismo espíritu, unos mismos
sentimientos. Nada hagan por rivalidad, ni por
vanagloria, sino con humildad, considerando
cada cual a los demás como superiores a sí
mismo, buscando cada cual no su propio interés
sino el de los demás. Tengan entre ustedes los
mismos sentimientos de Cristo». (Flp 2,2-5)
6. La finalidad de la formación en el Colegio Mexicano es

alentar constantemente entre sus sacerdotes «un proceso
general e integral de continua maduración, mediante
la profundización, tanto de los diversos aspectos de la
formación —humana, espiritual, intelectual y pastoral—,
como de su específica orientación vital e íntima, a partir de
la caridad pastoral y en relación con ella» (PDV 71).
7. La sabia integración de las dimensiones de la formación

permanente, que se reclaman y complementan entre sí en
armoniosa reciprocidad, contribuye a vivir una experiencia
de crecimiento personal y comunitario, así como a
fortalecer la identidad presbiteral que se manifiesta en el
espíritu de servicio, en la fraternidad y en la solidaridad que
dan a la comunidad un rostro auténticamente sacerdotal y
dispone a ofrecer al pueblo de Dios un testimonio creíble
y atrayente.
a. Dimensión humana
«… hasta que lleguemos todos a la unidad de

la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios,
25

hasta que logremos ser hombres perfectos,

hasta que consigamos la madurez conforme a
la plenitud de Cristo» (Ef 4, 11-13).
8. La dimensión humana de la formación permanente

tiene como finalidad que los presbíteros cultiven las
«cualidades humanas necesarias para la formación de
personalidades equilibradas, sólidas y libres, capaces de
llevar el peso de las responsabilidades pastorales… de
particular importancia es la capacidad de relacionarse
con los demás, elemento esencial para quien ha sido
llamado a ser responsable de una comunidad y “hombre
de comunión”» (PDV 43).
9. La dimensión humana es “base necesaria” de la formación

permanente. Junto con la dimensión espiritual forma
parte de la estructura básica de la personalidad. Cada
presbítero es responsable de cuidar y cultivar su propia
humanidad, de manera que su respuesta vocacional esté
sólidamente fundamentada en el continuo desarrollo
de su personalidad, ya que «para el sacerdote, que
deberá acompañar a otros en el camino de la vida y
hasta el momento de la muerte, es importante que haya
conseguido un equilibrio justo entre corazón y mente, razón
y sentimiento, cuerpo y alma, y que sea humanamente
“íntegro”».2
10. En el Colegio Mexicano la dimensión humana de la

formación permanente se realiza en dos vertientes:
la personal y la comunitaria. En la medida en que el
sacerdote asume con seriedad su proceso personal de
madurez humana y lo vive como un auténtico signo de
espiritualidad encarnada se integrará creativamente en
la comunidad fraterna y cultivará maduras y profundas
2
Benedicto XVI, Carta a los seminaristas (18 de octubre de 2010), No. 6.
26

amistades sacerdotales, fuente de serenidad y de alegría

en el ejercicio del ministerio.
11. La animación y el acompañamiento de esta dimensión de

la formación permanente en el Colegio procurará:
a. Favorecer el crecimiento en las virtudes humanas.

b. Ayudar a los presbíteros a vivir en cada momento la
‘unidad de vida’ en la realización de otros ministerios
(cf. PO 14) y a crecer en la cordialidad del trato,
en el cuidado de las reglas ordinarias del buen
comportamiento y en la capacidad de ubicarse en
cada contexto (cf. DMVP 93).
c. Estimular con creatividad la consolidación de buenos
hábitos para el cuidado de la salud, para el recto
uso de los bienes y para la preservación del medio
ambiente.
d. Promover la formación de capacidades que habiliten
en el manejo del estrés y la superación pacífica de
diferencias o conflictos.
b. Dimensión espiritual
«Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí;

la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en
la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí
mismo por mí» (Gál 2,20).
12. La finalidad de la dimensión espiritual de la formación

permanente es que los presbíteros mantengan vivo su
ministerio con una vida espiritual a la que den primacía
absoluta, pues «para desarrollar un ministerio pastoral
fructuoso, el sacerdote necesita tener una sintonía
particular y profunda con Cristo, el Buen Pastor, el único
protagonista principal de cada acción pastoral» (DMVP
49). El ministerio sacerdotal sólo puede realizarse en
27

el nombre y en la persona de Cristo y nunca deben

anteponerse la propia persona o las propias opiniones
en el primer plano del ministerio; hacerlo contradice la
identidad sacerdotal, pues el sacerdote ante todo es un
servidor (cf. SC 23).
13. La experiencia espiritual centrada en Jesús y su evangelio

es un referente permanente en la vida interior de los
sacerdotes (cf. Heb 12,1-4; PDV 45). Sólo a partir de una
sólida vida espiritual los sacerdotes pueden ir logrando
una adecuada identificación de su ser y quehacer
ministerial con la persona del Señor Jesucristo.
14. En el Colegio Mexicano, la vida espiritual, centrada en

Jesucristo, debe ser la fuente y el dinamismo que motiva y
da consistencia armoniosa a toda la experiencia vivida en
Roma: a todo el proceso de madurez humana, cristiana y
sacerdotal; a la búsqueda de la verdadera sabiduría y al
crecimiento de la caridad pastoral.
15. La vida espiritual, centro vital que unifica y vivifica el ritmo

de la comunidad sacerdotal, propicia una conciencia
cada vez mayor del llamado a ser discípulos y del envío
a ser pastores que anuncian la alegría del evangelio. Los
miembros de la comunidad del Colegio Mexicano están
llamados a vivir con generosidad responsable la novedad
y riqueza de esta experiencia.
16. A la animación y acompañamiento de esta dimensión de

la formación permanente en el Colegio, corresponde:
a) Hacer referencia constante: al modo y a la relación

de Jesús con su Padre, relación íntima y profunda,
de carácter definitivo, cultivada habitualmente y a
su consecuente estilo de vida caracterizado por la
fraternidad, la caridad y la misericordia.
28

b) Procurar que cada presbítero fomente su vida

espiritual a través de la liturgia, la lectura orante de
la Palabra, la oración personal, en su estilo de vida
y en la práctica de las virtudes cristianas (cf. DVMP
50).
c) Promover la vida eucarística: la celebración de la
Santa Misa, la adoración al Santísimo Sacramento,
la continua oración de acción de gracias y la
gratuidad en la entrega de la vida en el servicio a
los hermanos.
d) Alentar la práctica frecuente del sacramento
de la Reconciliación, a través de celebraciones
penitenciales, el servicio de confesores externos, etc.
e) Velar por que cada sacerdote tenga dirección
espiritual, sea con el Director Espiritual del Colegio o
con la ayuda de otros sacerdotes.
f) Asegurar momentos de silencio y diálogo con el
Señor, sobre todo en los ejercicios espirituales y en
los retiros espirituales periódicos.
g) Cultivar la devoción mariana, el rezo del santo Rosario
y el ejercicio del Viacrucis.
c. Dimensión intelectual
«Así todo escriba instruido en el Reino de los

Cielos es semejante a un padre de familia que va
sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas»
(Mt 13,52).
17. El Cristiano está llamado a dar razón de su esperanza (cf.

1 Pe 3,15). Con mayor razón el sacerdote ha de buscar
diligente y responsablemente profundizar y comprender
el misterio de la fe en el contexto de la tradición de la
Iglesia (cf. PDV 51). El Pueblo de Dios tiene derecho a
recibir un buen pan, que con todo derecho espera y es
buscado de la boca y vida de los sacerdotes (cf. PO 4.6).
29

18. Por ello, como un acto de amor y de justicia, todo sacerdote

debe continuar y profundizar su formación intelectual
mediante el estudio y la actualización cultural, seria y
comprometida, ya que al participar de la misión profética
de Jesús y estar inserto en el misterio de la Iglesia, maestra
de verdad, está llamado a revelar a los hombres y mujeres
de su tiempo el rostro de Dios en Jesucristo y por ello, el
verdadero rostro del hombre (cf. GS 22).
19. El Colegio Mexicano acoge como miembros de su

comunidad sacerdotal a los sacerdotes a quienes
sus obispos piden dedicarse con más profundidad a
las ciencias humanas y sagradas, para que no falten
formadores y maestros idóneos en la formación inicial
y permanente de los sacerdotes, para ayudar a todos
los fieles a profundizar su conocimiento de la doctrina
cristiana y para fomentar el sano y necesario progreso de
las disciplinas sagradas (cf. PO 19).
20. La dimensión intelectual de la formación permanente

tiene como finalidad que los presbíteros incrementen
su reflexión y conocimiento sapiencial de la Sagrada
Escritura, de la filosofía y de la teología, de otras ciencias
eclesiásticas y de las ciencias humanas, con el fin de que
se mantengan capaces de dar razón de su fe y de su
esperanza, en cualquier momento y en cualquier contexto.
21. La formación intelectual ayuda a crecer al sacerdote como

cooperador de la verdad y al proporcionarle elementos
para profundizar en el misterio del hombre y el misterio
de Dios revelados en Jesucristo dinamiza la formación
humana y espiritual al mismo tiempo que estimula la
creatividad y la imaginación pastoral.
22. El estudio es el medio específico con el que los sacerdotes

del Colegio están ejerciendo su servicio a la Iglesia local
30

que los ha enviado por medio de su obispo. En efecto,

a través del estudio adquieren una mayor inteligencia
de la fe para servir mejor a los hermanos; participan de
modo peculiar en el ministerio pastoral del propio obispo,
preparándose para contribuir de modo más cualificado
en el proyecto pastoral de su diócesis, en la formación
de los futuros presbíteros, en la formación permanente
del presbiterio, en la promoción de las vocaciones y en la
corresponsabilidad con los laicos.
23. El Colegio Mexicano ayudará a cada sacerdote a vivir

esta misión con responsabilidad y humildad, con autén-
tico espíritu de servicio y de caridad que edifique. En
esta experiencia de estudio busquen el correcto equi-
librio de la vida personal, un sano descanso, el cuidado
de la salud, la vida de oración y las relaciones fraternas.
Cada sacerdote desempeñe con disposición la interdis-
ciplinariedad, esté abierto al diálogo y a los valores de la
cultura en general.
24. Si bien, la dimensión intelectual de la formación perma-

nente tiene para su realización un lugar privilegiado en
las Universidades e Institutos Pontificios que frecuentan
los sacerdotes estudiantes, el Colegio, por su parte, pro-
curará:
a) Ofrecer el acompañamiento necesario para que

los sacerdotes se ubiquen adecuadamente en los
centros de estudio y realicen el proyecto académico
que se les confía.
b) Un ambiente adecuado de estudio que permita el
máximo aprovechamiento.
c) El servicio de la Biblioteca.
d) La organización de actividades complementarias,
tales como conferencias, seminarios, mesas de
diálogo, disertaciones, etc.
31

d. Dimensión pastoral
«Apacienten la grey de Dios que les está

encomendada, vigilando, no forzados, sino
voluntariamente, según Dios; no por mezquino
afán de ganancia, sino de corazón» (1 Pe 5,3).
25. «Todos los presbíteros son enviados para cooperar a

la misma obra, ora ejerzan el ministerio parroquial o
supraparroquial, ora se dediquen a la investigación o a
la enseñanza, ora trabajen con sus manos, compartiendo
la suerte de los obreros…Todos conspiran, ciertamente,
a un mismo fin, la edificación del Cuerpo de Cristo…»
(PO 8). Si bien la experiencia de formación permanente
en Roma sitúa temporalmente a los sacerdotes en un
contexto y dinamismo distintos a los que vivían en sus
respectivas diócesis, este tiempo de oración, estudio y
convivencia fraterna es también una oportunidad para
profundizar la propia identidad como servidores y
pastores de nuestros pueblos.
26. La dimensión pastoral de la formación permanente tiene

como finalidad sintetizar la riqueza y los dinamismos de la
formación humana, espiritual e intelectual en el proceso
de configuración de los sacerdotes con Jesucristo Buen
Pastor. No mira tanto al quehacer pastoral cuanto al ser
del pastor, para que el sacerdote sepa ubicarse, con
verdadera caridad pastoral, en cualquier situación y
contexto.
27. La formación de los sacerdotes en la caridad pastoral, los

dispone a mirar la realidad con ojos y corazón de pastor,
a interpretarla desde el amor misericordioso de Dios
revelado plenamente en Jesucristo, a insertarse en ella,
entregando su vida, con una presencia eficaz, con actitud
compasiva y con permanente disponibilidad para salir al
32

encuentro de los hombres y mujeres de su tiempo y para

anunciarles, con su testimonio, con palabras y con gestos,
la Buena Nueva del Reino, la necesidad de convertirse a
Dios, la centralidad del mandamiento de la caridad y la
importancia de permanecer en Cristo que es Camino,
Verdad y Vida (cf. Jn 14,6).
28. El Colegio Mexicano busca la formación permanente de

pastores que sean hombres de Dios, hermanos, amigos,
compañeros de camino y cooperadores de la verdad,
capaces de colaborar creativamente con sus obispos
y sus presbiterios en la misión evangelizadora de sus
respectivas iglesias locales. En el Colegio los sacerdotes
buscarán seguir formando esta conciencia a través de los
estudios, las actividades de animación espiritual, de la
vida comunitaria y pastoral durante el curso escolar y en
las vacaciones.
29. La animación y acompañamiento de esta dimensión de

la formación permanente en el Colegio Mexicano procu-
rará:
a) Impulsar la formación del corazón del sacerdote y la

afirmación de su pertenencia al cuerpo eclesial des-
de su participación en la vida comunitaria.
b) Fomentar el reconocimiento y valoración de la diver-
sidad de dones, carismas y ministerios de la Iglesia.
c) Mantener viva la caridad pastoral, impulsando la co-
laboración y el servicio como clave de la vida minis-
terial.
d) Proponer diversos espacios para la participación en
la vida pastoral de la Diócesis de Roma y de otras
diócesis de Italia y Europa, de Institutos Religiosos y
de asociaciones de fieles laicos.
33

II. LOS ÁMBITOS DE LA FORMACIÓN PERMANENTE
«Porque si de algo estamos orgullosos es de que

nuestra conciencia nos asegura que nos hemos
comportado en todo lugar, y especialmente entre
ustedes, con la sencillez y sinceridad que Dios nos
ha dado; es decir, que nuestro comportamiento ha
sido fruto de la gracia de Dios y no de la sabiduría
humana» (2 Cor 1,12).
30. La formación permanente es integral no sólo porque

incluye las dimensiones humana, espiritual, intelectual y
pastoral, sino porque estas confluyen armoniosamente
y dinamizan la vida del sacerdote en los diferentes
espacios en los que se encuentra. Estos espacios pueden
ser simbólicos y concretos y definen áreas subjetivas
y objetivas que deben ser consideradas por la misión
formativa del Colegio Mexicano para que siempre y en
todas partes se aprovechen las oportunidades propicias
para la madurez sacerdotal.
a. La responsabilidad personal de la propia vocación

y misión
«Preocúpate por ti y por la doctrina; persevera en

estas cosas, pues si haces esto, te salvarás a ti y a
los que te escuchen» (1 Tim 4, 16).
31. Cada sacerdote es el primer responsable de su formación

permanente, «pues sobre cada uno recae el deber
—derivado del sacramento del Orden— de ser fiel al don
de Dios y al dinamismo de conversión diaria que nace
del mismo don» (PDV 79), por lo que la responsabilidad
personal es fundamental en la formación permanente. Es
34

un espacio simbólico en el que cada sacerdote concentra

su responsabilidad personal para mantener vivo el carisma
que recibió por imposición de las manos.
32. Cada presbítero enmarca su experiencia de formación

en Roma en las coordenadas específicas del llamado
y la misión, pues ésta se origina en el discernimiento
evangélico y eclesial y considera tanto las capacidades
y disponibilidad del sujeto como las necesidades de la
Iglesia. Por ello, es necesario acompañarle y animarlo para
que se mantenga fiel a la misión que se le confió.
33. Si bien cada presbítero llega al Colegio con un proyecto

de formación académica, no puede perder de vista que
éste se realiza en el contexto más amplio de su formación
permanente, por lo que de la misma manera en que es
responsable de cumplir con sus deberes de estudiante,
es responsable de cuidar su formación humana, espiritual
y pastoral.
34. Ningún esfuerzo, por mínimo que sea, será vano para que
la experiencia de formación permanente en Roma no se
reduzca a buscar sólo el aumento de la ciencia, ni se limite
únicamente al provecho personal. Es muy importante
acompañar a cada sacerdote para que descubra la
riqueza de oportunidades que esta experiencia le ofrece
para aumentar su amor por la Iglesia, para colaborar
en su edificación y para formarse en una profunda
disponibilidad ante las necesidades de la propia diócesis
y de la Iglesia Universal.
35. El Colegio Mexicano, al mismo tiempo que busca que los

miembros de la comunidad sacerdotal no se cierren en
una visión individualista de su formación permanente en
Roma, debe asegurar a cada uno de sus sacerdotes un
acompañamiento personal que, con pertinencia, suavidad
35

y firmeza, los motive a asumir la responsabilidad personal

de su propia formación integral.
b. La vida fraterna en comunidad
«Oh qué bueno, qué dulce habitar los hermanos

todos juntos…» (Sal 133, 1-2).
36. Otro ámbito o espacio formativo lo constituye la

misma comunidad sacerdotal, ya que «una dimensión
constitutiva del acontecimiento cristiano es la pertenencia
a una comunidad concreta, en la que podamos vivir una
experiencia permanente de discipulado y de comunión
con los sucesores de los Apóstoles y con el Papa» (DA 156).
37. El Colegio Mexicano busca construir y consolidar una

auténtica comunidad de vida fraterna en la que «todos
y cada uno de los presbíteros están unidos con sus
hermanos por el vínculo de la caridad, de la oración y de
la omnímoda cooperación» (PO 8) y por ello, pretende
ser un lugar de acogida en el que se viva la fraternidad
sacramental, se estrechen lazos de amistad sacerdotal, se
inicien y consoliden relaciones de colaboración, respeto,
justicia y caridad; en donde se conozcan y compartan
tradiciones culturales, eclesiales y espirituales.
38. La vida fraterna en comunidad estimula el sentido de

pertenencia, aumenta en los sacerdotes la capacidad
de escucha, los dispone a la participación, fomenta en
ellos el ejercicio de la corresponsabilidad, colaboración
y organización y propicia que se viva la virtud de la
gratuidad y la donación.
39. La vida fraterna en comunidad se potenciará como ámbito

formativo en la medida que los sacerdotes se esfuercen
por participar con actitudes de respeto, solidaridad
36

y colaboración, en las actividades propias de la vida

común y mantengan apertura al acompañamiento, a la
mutua aceptación, al apoyo corresponsable y al servicio
desinteresado.
c. La vida universitaria
«Pedí y se me concedió la prudencia; supliqué y me

vino el espíritu de sabiduría. Y la preferí a cetros y
tronos y en nada tuve a la riqueza en comparación
de ella» (Sab 7,7s).
40. «Pero como en nuestros tiempos la cultura humana, y

también las ciencias sagradas, avanzan con un ritmo
nuevo, los presbíteros se ven impulsados a completar
convenientemente y sin intermisión su ciencia divina y
humana y a prepararse de esta forma, para entablar más
ventajosamente el diálogo con los hombres de su tiempo»
(PO 19). La finalidad inmediata que justifica la existencia
del Colegio Mexicano es ofrecer a sus sacerdotes un
ambiente propicio, un lugar adecuado y una comunidad
favorable para el estudio, de manera que puedan
profundizar en sus estudios, alcanzar una especialización
y obtener el grado académico correspondiente en
distintos centros de estudios superiores de la ciudad de
Roma.
41. Los sacerdotes del Colegio Mexicano pasan buena

parte de su tiempo en las Universidades, Academias,
Ateneos e Institutos Pontificios en los que se preparan.
Todos estos centros de estudios tienen una propuesta
formativa propia y ofrecen múltiples posibilidades para
la formación permanente integral. Es tarea del Colegio
Mexicano mantener una constante presencia institucional
en los centros de estudio y una adecuada relación con las
autoridades académicas.
37

42. Los centros de estudio ofrecen a sus estudiantes una

amplia gama de oportunidades sociales, espirituales
y culturales. Estas instituciones tienen detrás de sí la
rica tradición espiritual propia de las órdenes, institutos
religiosos o instancias eclesiales que las respaldan. En
ellos confluyen otros sacerdotes, además de religiosos
y religiosas y laicos, provenientes de todo el mundo,
con quienes pueden fomentar relaciones de amistad y
colaboración que les permitan conocer otras culturas y
experiencias eclesiales.
43. El Colegio Mexicano acompañará y animará a sus sacer-

dotes a ubicarse progresivamente en la vida universitaria,
para que aprovechen al máximo la riqueza de su oferta
formativa. Promoverá en primer lugar el estudio y el cono-
cimiento de la lengua italiana para que en su desempeño
como estudiantes tengan una participación activa, sean
verdaderos interlocutores y tengan la herramienta funda-
mental de acceso al conocimiento y a la cultura italiana.
Impulsará el conocimiento de otras lenguas que amplíe
las posibilidades de acceso al saber científico. Les ofrecerá
además el respaldo institucional necesario en los procesos
de matriculación y para el pago de las colegiaturas.
d. La estancia en la ciudad de Roma
«A todos ustedes amados de Dios que están en

Roma, santos por vocación, a ustedes gracia y
paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo» (Rom 1,7).
44. La experiencia en Roma es acogida como una gracia

y oportunidad de crecimiento, tanto personal, como
comunitario. La ubicación del Colegio Mexicano en
esta ciudad favorece el contacto con la Iglesia de
Roma llamada a presidir en la caridad y a promover la
38

comunión entre todas las demás iglesias; la cercanía a

la persona y a la misión del Santo Padre, en el ejercicio
de su ministerio de guía y solicitud por todas las iglesias
y por el mundo; la experiencia de la universalidad de la
Iglesia; el acercamiento a la Curia Romana y una visión
más completa de su servicio pastoral.
45. Desde el punto de vista cultural, los sacerdotes encontrarán

la riqueza de frecuentar los centros de estudio, de valorar
los monumentos de la primitiva Iglesia, de acercarse
a la realidad de una ciudad cosmopolita, de encontrar
diversas experiencias y culturas, de apreciar los valores
de una antigua civilización y de gustar las bellezas de un
extraordinario patrimonio artístico.
46. Esta etapa de formación permanente de los sacerdotes

fuera de su diócesis, será motivo para revalorar su propia
realidad personal, familiar y eclesial, con actitud de
gratitud y compromiso renovados.
III. EL PROYECTO PERSONAL Y COMUNITARIO DE

FORMACIÓN PERMANENTE
«Si uno de ustedes pretende construir una torre,

¿no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si
tiene para terminarla?. No suceda que, habiendo
echado los cimientos y no pudiendo completarla,
todos los que miran se pongan a burlarse de él
diciendo: éste empezó a construir y no puede
concluir» (Lc 14,26).
47. Cada sacerdote es el primer responsable de su formación

permanente (cf. PDV 79). Para asumir esta responsabilidad
39

es útil la elaboración de un proyecto de vida en el que,

asumiendo las experiencias de vida y de ministerio que se
han tenido y a partir del momento que se vive, se diseñen
los itinerarios formativos que se recorrerán durante el
curso escolar para mantener ardiendo la llama vocacional
y propiciar el crecimiento humano y sacerdotal.
48. El proyecto de vida recoge de manera ordenada y realista

las respuestas a las mociones del Espíritu; por ello, el
mejor ambiente para elaborarlo es el de la oración. En
el Colegio Mexicano, cada año, al iniciar el ciclo de vida
comunitaria, en el contexto de los ejercicios espirituales
se exhortará a todos y cada uno de los miembros de la
comunidad a realizar su proyecto personal de vida anual
y se les animará a confrontarlo periódicamente con su
acompañante espiritual.
49. Además del sujeto individual, la responsabilidad de la

formación permanente la tiene el sujeto colectivo que, en
el caso del Colegio Mexicano es la comunidad sacerdotal.
Cada año, al iniciar el ciclo de vida comunitaria, de manera
participativa, la misma comunidad realizará un proyecto
comunitario en que se plasmen las ideas que inspiran, las
metas deseables, las actividades propicias, las actitudes
que se proponen y el ambiente que se requiere, para
hacer factible la formación permanente integral de la
comunidad sacerdotal y de cada uno de sus miembros (cf.
PO 8; PDV 79).
IV. EL ACOMPAÑAMIENTO DIFERENCIADO
«Deseamos que cada uno de ustedes muestre

hasta el final el mismo entusiasmo, para alcanzar
lo que esperan. No queremos que se vuelvan
40

perezosos, sino imitadores de los que por la fe y

la paciencia, heredan las promesas» (Heb 6,11s).
50. La formación permanente, como mediación para cultivar

el don recibido y mantener la vida sacerdotal en el
dinamismo del Espíritu, debe acompañar a los sacerdotes
en cualquier período y situación de su vida y de acuerdo
a las posibilidades y características propias de la edad,
condiciones de vida y tareas encomendadas (cf. 2 Tim 1,6;
PDV 70.76).
51. Animados por la fraternidad sacramental en el Colegio

Mexicano se procurará dedicar durante el curso momen-
tos específicos de formación diferenciada, tomando en
cuenta tanto los momentos más intensos de la vida co-
munitaria —la incorporación a la comunidad sacerdotal y
la conclusión de los estudios—, como la composición del
grupo por criterios de edad, de vida presbiteral y del ciclo
de estudios (cf. PO 8).
a. La incorporación a la comunidad sacerdotal
«Y así llegamos a Roma. Los hermanos, informados

de nuestra llegada, salieron a nuestro encuentro
hasta el Foro Apio y Tres Tabernas. Pablo, al verlos
dio gracias a Dios y cobró ánimos» (Hch 28,14s).
52. A esta etapa corresponde el proceso de documentación

previo al viaje a Roma y la inducción a la vida en el Colegio,
en las Universidades y en la Urbe. Por su propia naturaleza,
esta etapa es fundamental y decisiva para la experiencia
de formación permanente en Roma y por ello requiere de
un acompañamiento puntual, preciso y oportuno, tanto
en la etapa previa al viaje a Roma como en las primeras
semanas de inducción y durante el primer semestre de
estancia en el Colegio.
41

53. El objetivo principal en la etapa previa al viaje a Roma

es, además de favorecer el primer encuentro del
grupo sacerdotal, cuidar que se tenga en regla toda la
documentación requerida para la admisión en el Colegio,
para el trámite del permiso de residencia en Italia, para la
inscripción en los centros de estudio y para solicitar las
licencias ministeriales en la diócesis de Roma. Las primeras
semanas de inducción tienen como objetivo principal, la
integración del grupo de nuevo ingreso, el aprendizaje de
la lengua italiana y la ubicación en la vida del Colegio, en
la ciudad de Roma y en las Universidades. El objetivo del
primer semestre de la estancia en el Colegio es procurar
la integración de los que llegan con todos los miembros
de la comunidad sacerdotal, así como el fomento de la
vida comunitaria y del sentido de pertenencia.
54. El acompañamiento de los nuevos miembros de la co-

munidad sacerdotal es sumamente importante. En la
etapa previa a la incorporación al Colegio dicho acom-
pañamiento lo realiza el Rector de manera personali-
zada, constante y oportuna mediante el intercambio
de la información necesaria para la etapa que está por
iniciar, la gestión y envío de la carta de responsabili-
dad institucional necesaria para los trámites migrato-
rios, los encuentros previos y el acompañamiento del
grupo en su viaje a Roma. Durante la etapa inductiva
la responsabilidad del acompañamiento recae en el
Equipo Directivo, que a su vez estimulará la participa-
ción para que, desde el inicio, los nuevos miembros de
la comunidad sacerdotal sean corresponsables de su
formación permanente; en esta etapa es conveniente
armonizar en todas las actividades, las dimensiones hu-
mana, intelectual, espiritual y pastoral, tanto en lo que
se refiere al aprendizaje de la lengua como a la recrea-
ción y a la convivencia.
42

55. Terminado el curso de inducción, el grupo de nuevo

ingreso asume el ritmo ordinario de la vida en el Colegio.
Durante el primer semestre, el acompañamiento es
menos intenso, aunque no menos importante, y procurará
establecer una cercanía conveniente con cada persona y
en cada circunstancia. Se tendrán como ejes conductores
la vida fraterna en comunidad, la experiencia de vida en la
ciudad de Roma y la universalidad de las relaciones.
b. Los que se inician en la vida sacerdotal
«Habéis sido reengendrados de un germen no

corruptible, sino incorruptible, por medio de la
Palabra de Dios viva y permanente…Como niños
recién nacidos, desead la leche espiritual pura, a
fin de que, por ella, crezcáis para la salvación» (1
Pe 1,23; 2.2).
56. Es bueno tener presente que la comunidad sacerdotal

del Colegio Mexicano generalmente está integrada por
un buen número de sacerdotes que se inician en la vida
ministerial.
57. En esta etapa, la formación permanente debe ayudar a los

neo presbíteros a desarrollar sus capacidades y aptitudes
ministeriales mediante la inserción en el presbiterio
y la comunión con todos los hermanos; el Colegio
Mexicano acompañará de manera diferenciada al grupo
de sacerdotes de reciente ordenación, ayudándoles
a profundizar y vivir la singular riqueza de la vocación
sacerdotal (cf. PDV 76).
58. Además del Equipo Directivo, que es el acompañante

propio de la comunidad sacerdotal, es importante implicar
a los propios sacerdotes que pertenecen a esta etapa en el
diseño de un plan de acompañamiento o de espacios de
43

encuentro que fomenten la ayuda mutua y el intercambio

de experiencias sobre la forma como han asimilado y
concretado el ideal sacerdotal cultivado en el seminario.
59. Tomando en cuenta la marcha de la vida comunitaria en

general y las exigencias propias de la vida académica es
aconsejable no saturar de espacios formativos específicos
la agenda de los sacerdotes de reciente ordenación, sin
embargo, se recomienda, en la medida de lo posible, tener
con este propósito un encuentro anual en el que puedan
intercambiar sus experiencias, compartir sus esperanzas
y temores en la primera etapa de su vida sacerdotal que
se realiza en Roma, en la vida universitaria y en el seno de
una comunidad sacerdotal.
c. Las etapas de la vida
«Por lo demás, desde el punto a donde hallamos

llegado, sigamos adelante. Hermanos, sean
imitadores míos, y fíjense en los que viven según el
modelo que tienen en nosotros» (Flp 3,16s).
60. Una de las riquezas de la comunidad sacerdotal del Colegio

Mexicano como ámbito formativo, es su composición
por diversos grupos de edad, esto favorece el recíproco
enriquecimiento en el intercambio de experiencias de los
más jóvenes con los mayores; sin embargo, tomando en
cuenta que la formación permanente «ayuda al sacerdote
a custodiar con amor vigilante el misterio del que es
portador para el bien de la Iglesia y de la humanidad»,
es oportuno y necesario favorecer el acompañamiento
específico de los sacerdotes de acuerdo con la etapa que
viven (cf. PDV 72; 76).
61. El acompañamiento por grupos de edad tiene como

objetivo propiciar el intercambio de experiencias, la
44

oración y la reflexión de los coetáneos a partir de lo que

es propio de la experiencia humana y sacerdotal en cada
etapa de la vida.
62. Para ello conviene aprovechar las distintas oportunidades

formativas que se presentan durante el curso escolar, así
como un espacio específico de encuentro anual en el que,
además de considerar lo que corresponde a la edad que
se vive, se considere también la riqueza que se ofrece y la
que se recibe de la experiencia de vida de los hermanos
sacerdotes que viven otras etapas de la vida y con quienes
se comparte la experiencia de formación permanente en
el Colegio Mexicano.
d. Los que realizan doctorado
«Si tu enseñas estas cosas a los hermanos, serás

un buen ministro de Cristo Jesús, alimentado con
la palabra de la fe y de la buena doctrina que has
seguido fielmente» (1 Tim 4,6).
63. Los sacerdotes que hacen estudios de doctorado tienen

un ritmo y estilo de vida diverso al de quienes hacen
estudios de licenciatura; el período de la investigación
para el doctorado lo viven los candidatos en mayor
soledad, dado que es menor su interacción con profesores
y condiscípulos. Es importante que el doctorando, además
del apoyo que recibe de parte del asesor de la tesis,
experimente la cercanía, tanto del Equipo Directivo, como
del resto de la comunidad sacerdotal.
64. El principal objetivo del acompañamiento en esta etapa

es la consolidación de la vocación académica del docto-
rando en su dimensión eclesial y pastoral, pues la misión
de la Iglesia es el horizonte que da sentido y significado
al esfuerzo que hace un sacerdote que, con abnegación
45

se consagra a la búsqueda de la verdad y al progreso de

la ciencia.
65. Conviene al inicio de cada curso escolar diseñar con los

mismos doctorandos el itinerario de acompañamiento
específico que desean tener, procurando que en esto
se impliquen ellos mismos; en este sentido el apoyo del
Equipo Directivo es subsidiario. A la madurez del trabajo
intelectual ayuda mucho la socialización del conocimiento,
por ello es recomendable propiciar momentos de diálogo
y discusión, abiertos a toda la comunidad, sobre los
argumentos que se investigan, así como tener espacios
de convivencia y de intercambio de experiencias entre los
doctorandos.
e. Los que concluyen su estancia en la comunidad

sacerdotal del Colegio
«Al ir iban llorando llevando la semilla, al volver,

vuelven cantando, trayendo sus gavillas» (Sal
126, 6).
66. Cada año, un grupo significativo de miembros de la

comunidad sacerdotal concluye su proyecto de estudios y
de estancia el Colegio Mexicano. Esta circunstancia ofrece
una oportunidad formativa que conviene aprovechar para
armonizar los dinamismos que se dan ante la conclusión de
los estudios y de la experiencia de formación permanente
en Roma así como la perspectiva de una nueva etapa en la
vida sacerdotal a la que conviene disponerse de la mejor
manera.
67. El principal objetivo del acompañamiento en esta etapa

es favorecer la síntesis de la experiencia que se ha vivi-
do, animar a la gratitud por los dones que en ella se han
recibido y disponer a la gratuidad en los servicios que
46

se recibirán como encomienda al volver a México (cf. Dt

8,1-6; 1 Cor 4,7).
68. Al igual que los demás espacios de formación dife-

renciada que se consideran en estos lineamientos, es
importante que quienes concluyen su experiencia de
formación permanente en Roma y se disponen a volver
a México se constituyan en sujetos responsables dise-
ñando un itinerario de acompañamiento que incluya el
discernimiento, la celebración, la acción de gracias y la
socialización del conocimiento.
47

REGLAMENTO
INTERNO

REGLAMENTO INTERNO
PRIMERA SECCIÓN: NORMAS GENERALES
«Os daré pastores según mi corazón» (Jer 3,15).
Art. 1 Podrán ser miembros de la comunidad del Pontificio

Colegio Mexicano los clérigos mexicanos presentados
por sus propios obispos.
Art. 2 Los clérigos presentados deberán tener suficiente ma-

durez humano-afectiva, clara identidad y personalidad
sacerdotal y capacidad de vivir en comunidad, que los
haga aptos para aprovechar su formación permanente
en Roma.
Art. 3 Los casos excepcionales serán estudiados por él o los

obispos de la Comisión Episcopal responsable del
Colegio y por el Rector, previa solicitud del obispo del
candidato.
Art. 4 Para que un sacerdote o diácono transitorio sea admitido

al Colegio:
a) Su obispo presentará por escrito la solicitud de

admisión con el perfil del candidato, indicando
además la especialización, la Universidad y el tiempo
que se le concede para la realización de sus estudios.
b) El interesado manifestará por escrito, en carta dirigida
al Rector, que conoce, acepta y está dispuesto a
observar los Estatutos, los Lineamientos de Formación
Permanente y el Reglamento Interno del Colegio.
Art. 5 El Rector del Colegio acompañará a los clérigos

presentados por sus obispos en los trámites previos a su
incorporación a la comunidad.
51

Art. 6 Todos los sacerdotes estudiantes de nuevo ingreso

deberán traer consigo:
a) Sus documentos personales oficiales: Acta de na-

cimiento original; certificados de Preparatoria o
equivalente, de estudios filosóficos y teológicos
y, si los tuviera, de otros estudios superiores o de
idiomas, indicando en ellos las materias cursadas y
su respectiva calificación.
b) Cartas de su obispo dirigidas al Rector del Colegio
en las que lo presente y solicite admisión, al Rector
de la Universidad correspondiente y al Vicariato de
Roma.
c) Carta personal dirigida al Rector solicitando admi-
sión y manifestando que conoce y observará los Es-
tatutos y el Reglamento Interno del Colegio.
d) Dieciséis fotografías tamaño pasaporte, a color, vis-
tiendo traje clerical.
e) La ropa suficiente, marcada con el número que se
le asignará para identificarla en lavandería.
Art. 7 En caso de necesitar prórroga de estancia en el Colegio

o de cambio de especialización y/o de Universidad, en
diálogo con el sacerdote estudiante y con su obispo, el
Rector del Colegio, tomará la decisión conveniente.
Art. 8 Son causas de expulsión de la comunidad sacerdotal la

manifestación pública y continua de actitudes contrarias
a la doctrina católica, los comportamientos que pongan
en discusión la identidad sacerdotal y el buen nombre del
Colegio y los comportamientos o hábitos que afecten al
bien de la comunidad, alteren el ambiente de estudio o
impidan el descanso nocturno.
Art. 9 La expulsión de un miembro de la comunidad procederá

previa amonestación por parte del Rector al interesado,
52

REGLAMENTO INTERNO
después de haber escuchado el parecer del Equipo Direc-

tivo e informar al respectivo obispo.
Art. 10 La vida comunitaria se regirá por el principio de corres-

ponsabilidad. Por ello la comunidad sacerdotal se organi-
zará en:
a) Grupos menores, por provincia y/o regiones. A su vez,

cada grupo elegirá un delegado, que formará parte
del Consejo Consultivo.
b) Comisiones de servicio para la animación de la vida
comunitaria (liturgia, cultura, convivencias, aseos, etc.).
Art. 11 Los aspectos prácticos de cuanto establece este Regla-

mento Interno se darán a conocer cada año, al iniciar el
curso, en los Criterios y Procedimientos de Organización
de la Vida Comunitaria.
SEGUNDA SECCIÓN: NORMAS PARTICULARES
CAPÍTULO I: DIMENSIÓN HUMANA
«Y todo orientado a la edificación del cuerpo de

Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de
la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado
de hombre perfecto, a la plena madurez de Cristo»
(Ef 4, 12-13).
Art. 12 El Colegio Mexicano pretende favorecer un clima de liber-

tad y responsabilidad. Esto implica en cada miembro de
la comunidad una mayor exigencia tanto respecto a los
deberes personales como a la participación corresponsa-
ble en los diferentes servicios, ordinarios y extraordinarios
que pide la vida comunitaria.
53

Art. 13 Conscientes de la fraternidad presbiteral y de la caridad

pastoral los miembros de la comunidad procuren:
a) Buscar vivir el diálogo en clima de libertad, respeto y

confianza.
b) Tratar a todos con buena educación.
c) Cultivar auténticas amistades sacerdotales y ganarse
la estimación y el respeto evangélico.
d) Ser hombres de comunión y reconciliación, evitando
rivalidades.
Art. 14 Hacia el personal de servicio del Colegio, los sacerdotes

de la comunidad muéstrense cordiales y respetuosos,
faciliten su trabajo, cultiven y manifiesten sentimientos de
gratitud.
Art. 15 Los miembros de la comunidad sacerdotal tengan en

especial aprecio y reconocimiento el testimonio y servicio
de las Religiosas, por lo mismo:
a) Estarán disponibles para asistirlas con el servicio de la

Capellanía.
b) Respetarán el horario de sus servicios y la privacidad
de su casa.
c) Les avisarán, a través del Ecónomo, sobre los propios
invitados a tomar parte en los alimentos y de sus
eventuales ausencias en el comedor.
d) Colaborarán con ellas en algunos de los servicios que
ofrecen al Colegio.
Art. 16 Para favorecer la vida comunitaria del Colegio, se debe:
a) Respetar los horarios de estudio y de descanso noc-

turno, guardando silencio a partir de las 22:00 horas.
b) Colaborar en los diversos momentos y servicios de la
vida comunitaria ordinaria.
54

REGLAMENTO INTERNO
c) Asistir y participar constructivamente en las reuniones

acordadas para toda la Comunidad.
d) Notificar y dar razón oportunamente al Rector en caso
de ausentarse de la Comunidad.
e) Utilizar en forma responsable los medios de comu-
nicación.
Art. 17 Además, teniendo en cuenta las enseñanzas evangélicas

sobre el uso de los bienes, cada sacerdote:
a) Será corresponsable del cuidado de los bienes

patrimoniales del Colegio.
b) Cuidará el medio ambiente, poniendo particular
atención al uso razonable del agua, de la energía
eléctrica y a la separación de la basura.
c) Evitará al máximo el uso de aparatos de calefacción
individuales en las habitaciones.
d) Usará con moderación los aparatos de sonido y
televisión, procurando siempre no molestar a los
demás, respetar el ambiente de estudio y el silencio
necesario para el descanso.
Art. 18 Cada sacerdote buscará momentos de distensión, des-

canso y deporte, según sus necesidades personales, res-
petando las distribuciones y el ritmo de la vida comuni-
taria. Procurará también aprovechar las oportunidades
ofrecidas por el patrimonio artístico, histórico y cultural
de Roma y de Europa.
Art. 19 Durante su permanencia en Roma, busquen los sacerdotes

participar en acontecimientos significativos de la Iglesia
Universal, así como aprovechar oportunidades de cercanía
con el Papa y con los organismos de la Curia Romana.
Art. 20 Cada sacerdote hará su plan de vacaciones de acuerdo

con el propio obispo e informará del mismo al Rector
55

del Colegio, especificando el lugar dónde puede ser

localizado y la fecha de regreso.
Art. 21 Tómese en cuenta que durante los meses de julio y

agosto el Colegio no presta los servicios ordinarios. Los
sacerdotes podrán regresar a partir de la llegada de los
nuevos estudiantes.
Art. 22 Cada sacerdote contará con un Seguro Internacional de

hospitalización y contra accidentes. En caso de necesidad,
avisará inmediatamente a cualquiera de los Directivos.
Art. 23 Cada sacerdote contará por parte de su diócesis con un

apoyo económico para los gastos ordinarios de la vida de
un estudiante (borsino); acordará con su obispo la forma
de suministrarlo. El Colegio sugerirá anualmente a todos
los Obispos lo que considera como cantidad mínima.
Art. 24 El Ecónomo coordinará la dimensión humana junta-

mente con los grupos de servicios ordinarios y con los
establecidos ad casum con motivo de algún aconteci-
miento.
CAPÍTULO II: DIMENSIÓN ESPIRITUAL
«Te recomiendo que reavives el carisma de Dios

que está en ti» (2 Tim 1, 6).
Art. 25 Cada sacerdote trabaje por realizar las actividades

ordinarias movido por la caridad pastoral, viviendo de
manera integral su formación permanente como un
verdadero y fascinante itinerario espiritual, sin dejar
nada fuera de su fe, de su opción por Jesucristo y de un
constante discernimiento evangélico.
56

REGLAMENTO INTERNO
Art. 26 Los miembros de la comunidad hagan de la Eucaristía el

centro de su vida sacerdotal. Por lo mismo privilegien y
participen diariamente en la concelebración comunitaria,
dando especial relieve a la misa dominical. Realicen
también momentos personales y comunitarios de
adoración (cf. CIC c. 276).
Art. 27 Procuren los sacerdotes la fidelidad a la celebración

diaria, personal o comunitaria de la Liturgia de las Horas;
provea además cada quien el tiempo necesario para la
oración y meditación personal. Acérquense al Sacramento
de la Reconciliación con frecuencia, aprovechando las
oportunidades de confesores propios y externos (cf. CIC c.
276 § 3) y participando en las celebraciones comunitarias
de la Reconciliación.
Art. 28 Fomenten los pequeños grupos de oración, reflexión,

lectio divina y revisión de vida; cultiven la piedad mariana
y las prácticas de devoción propias de los tiempos
litúrgicos.
Art. 29 Tengan como referente importante de su impulso hacia la

santidad:
a) Los ejercicios espirituales promovidos por el Colegio

al inicio del curso escolar. La participación en ellos no
es opcional y sólo puede ser dispensada por el Rector.
b) Los retiros espirituales de Adviento, Cuaresma y
Pascua.
c) La espiritualidad propia del año litúrgico.
d) Las orientaciones pastorales emanadas de la Iglesia
universal o la Iglesia en México.
Art. 30 Todos los sacerdotes deberán proveer su acompañamien-

to espiritual.
57

a) Este puede ser con el Director Espiritual del Colegio

o con algún otro sacerdote; en este caso, avisará
oportunamente al Director Espiritual del mismo
Colegio.
b) El Director Espiritual del Colegio propiciará, durante
el año, dos entrevistas con los sacerdotes de nuevo
ingreso.
Art. 31 Cada sacerdote acepte de buen grado las propuestas de

vida espiritual ofrecidas por el Colegio y programadas junto
con la Comunidad, y participe con sencillez y fidelidad en
los momentos comunitarios previstos buscando fortalecer
así la caridad pastoral y la edificación fraterna.
Art. 32 El Colegio Mexicano celebra solemnemente la fiesta

de Nuestra Señora de Guadalupe, su patrona. Los días
primero de mes se ofrece la celebración eucarística por
todos los bienhechores. Una vez por año se tendrá una
celebración en sufragio de los fundadores, superiores y
ex alumnos difuntos.
Art. 33 El Director Espiritual coordinará esta dimensión junto con

los grupos de animación espiritual y litúrgica.
CAPÍTULO III: DIMENSIÓN INTELECTUAL
«Dame la sabiduría asistente de tu trono. Envíala

desde el cielo para que esté a mi lado y trabaje
conmigo, enseñándome lo que te agrada» (Sab 9,
4.10).
Art. 34 Los sacerdotes consideren, en el horizonte de su formación

permanente, el estudio como una prioridad de su estancia
en Roma y como un auténtico ministerio al servicio de la
58

REGLAMENTO INTERNO
Iglesia. Por ello asúmanlo con diligencia y propicien las

condiciones que les permitan estudiar mejor: silencio,
trabajo metódico y regular, concentración, distensión y
descanso. Al mismo tiempo ábranse equilibradamente a
los demás intereses de su estancia en Roma.
Art. 35 Cada sacerdote debe tener claridad en los estudios que

va a realizar, por lo que se refiere a la especialización, al
centro de estudios y al tiempo de duración de acuerdo
con su obispo y el Rector del Colegio.
Art. 36 Cada uno cumplirá con las exigencias propias de su cen-

tro de estudios universitarios y de sus maestros, asistirá
asiduamente a las clases y procurará completar el progra-
ma académico correspondiente a su ciclo y especialidad
en el tiempo autorizado por su obispo.
Art. 37 El Colegio nombrará a un sacerdote como delegado para

cada uno de los centros de estudios universitarios, que
colaborará con el Prefecto de Estudios en la gestión y
oportuna comunicación con los mismos.
Art. 38 Cada una de las diócesis cubrirá las cuotas universitarias,

los gastos de titulación y validación de los respectivos
documentos. Corresponde a cada sacerdote llevar a cabo
los trámites de inscripción y pago de sus exámenes de
titulación.
Art. 39 La Biblioteca del Colegio es para el servicio de sus

alumnos. Cada miembro de la Comunidad debe sentirse
responsable de su acervo y observar el Reglamento de la
misma. La Biblioteca contará con un presupuesto anual
para sus fines.
Art. 40 La dimensión intelectual y el servicio de la Biblioteca

estarán coordinados por el Prefecto de Estudios.
59

CAPÍTULO IV: DIMENSIÓN PASTORAL
«Que cada cual ponga al servicio de los

demás la gracia que ha recibido, como buenos
administradores de las diversas gracias de Dios»
(1 Pe 4,10).
Art. 41 Se impulsará la transversalidad de la pastoral respecto

a las otras dimensiones de la formación permanente
asumiendo los grandes temas pastorales que propone la
Iglesia universal y la Iglesia en México.
Art. 42 Junto al estudio y a la vida comunitaria, la caridad pastoral

se vive en el ejercicio del ministerio. Aprovechen los
sacerdotes los tiempos de Navidad, Semana Santa y
verano para ejercerlo también en alguna comunidad
parroquial o religiosa.
Art. 43 Interésense los sacerdotes por conocer la realidad

pastoral de las distintas diócesis con las que tienen
contacto a través de otros sacerdotes que estudian en
Roma, especialmente en Italia.
Art. 44 Foméntese el encuentro y el diálogo pastoral con los

compañeros del Colegio Mexicano, de la Universidad y
de otros colegios romanos.
Art. 45 El Rector coordinará esta dimensión junto con el equipo

de animación de las actividades pastorales.
60

REGLAMENTO INTERNO
CAPÍTULO V: ASUNTOS VARIOS
1. Huéspedes
Art. 46 El Colegio podrá dar hospedaje sólo a personas

eclesiásticas. Los casos de excepción requieren la
aprobación expresa del Rector.
Art. 47 No habrá huéspedes permanentes.
Art. 48 El Ecónomo coordinará el servicio del hospedaje.
2. Visitas
Art. 49 Las visitas serán atendidas en los recibidores

generales.
Art. 50 Para recibir invitados a comer se necesita la

autorización del Ecónomo.
3. Traje eclesiástico
Art. 51 Los sacerdotes seguirán las Normas de la Santa

Sede para la Diócesis de Roma, en cuanto al traje
eclesiástico.
CAPÍTULO VI: REVISIÓN DEL ESTATUTO,

LINEAMIENTOS DE FORMACIÓN Y REGLAMENTO
Art. 52 Los Estatutos, los Lineamientos de Formación Per-

manente y el Reglamento Interno del Pontificio
Colegio Mexicano deberán ser revisados periódi-
camente de acuerdo a las necesidades del Cole-
gio y siguiendo las indicaciones de la Conferencia
61

Episcopal Mexicana y de la Congregación para el

Clero.
62

Octubre de 2016
Tiraje de 1,000 ejemplares

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ESTATUTOS,

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Primera edición 2016

Impreso y hecho en Italia / Printed and made in Italy

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I. LAS DIMENSIONES DE LA FORMACIÓN

II. LOS ÁMBITOS DE LA FORMACIÓN PERMANENTE 34

a. La responsabilidad personal de la propia

III. EL PROYECTO PERSONAL Y COMUNITARIO DE

IV. EL ACOMPAÑAMIENTO DIFERENCIADO 40

e. Los que concluyen su estancia en la comunidad

ESTATUTOS ROMA.indd 4 11/1/16 10:49 AM

PRIMERA SECCIÓN: NORMAS GENERALES 51

SEGUNDA SECCIÓN: NORMAS PARTICULARES 53

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CAPÍTULO I: NATURALEZA Y FIN

Art. 1 El Pontificio Colegio Mexicano1 es una institución

Art. 2 El Colegio Mexicano nació como fruto de la Sesión

Art. 3 El Colegio Mexicano se rige por las leyes canónicas, las

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CAPÍTULO II: CONFIGURACIÓN JURÍDICA Y SEDE

Art. 4 El Pontificio Colegio Mexicano es persona jurídica se-

CAPÍTULO III: LA COMPETENCIA DE LA

Art. 5 La Conferencia del Episcopado Mexicano es la

Art. 6 Corresponde a la Comisión Episcopal encargada del

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mantenimiento del mismo y supervisar la marcha general

Art. 7 La CEM, reunida en Asamblea, designa al Rector y

Art. 8 Todos los obispos mexicanos ejercen su solicitud pastoral

CAPÍTULO IV: EL EQUIPO DIRECTIVO

Art. 9 El Equipo Directivo del Pontificio Colegio Mexicano estará

Art. 10 El Rector será un sacerdote diocesano, mexicano, que

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Art. 11 Es tarea del Rector velar por el buen funcionamiento

Art. 12 Su responsabilidad primera es ser un buen pastor para

Art. 13 El Rector animará la dimensión pastoral. Encauzará

Art. 14 Informará anualmente a la CEM y a la Congregación

Art. 15 De acuerdo con el obispo respectivo, determinará la

Art. 16 Como tal, el Rector es el representante legal del Colegio

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por lo señalado en el c. 1277 del Código de Derecho

Art. 17 En caso de ausencia del Rector, asumirá las funciones

Art. 18 El Director Espiritual, en comunión con los demás

Art. 19 El Prefecto de Estudios informará a los Obispos que lo

Art. 20 El Prefecto de Estudios hace las funciones de Secretario

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comisión de sacerdotes estudiantes promoverá iniciativas

Art. 21 El Ecónomo auxilia al Rector en la gestión patrimonial

CAPÍTULO V: LA ADMISIÓN Y PERMANENCIA EN

Art. 22 La admisión a la comunidad sacerdotal del Colegio es

Art. 23 Las condiciones para la admisión son:

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Reglamento Interno del Pontificio Colegio Mexicano.

Art. 24 Es competencia del Rector la expulsión de un miembro de

Art. 25 Son causas para la expulsión de un miembro de la

a. La manifestación pública y continua de actitudes

CAPÍTULO VI: LA ORGANIZACIÓN

Art. 26 Los sacerdotes estudiantes, en comunión con la Iglesia

Art. 27 La organización y animación de la vida comunitaria