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1.

¿Cuál de los antecedentes de la civilización occidental,


presentados por Dawson, te parece el más interesante y
por qué? (iluminador, interesante que haya podido
ayudar a comprender mejor algún aspecto de la cultura)?
Personalmente considero que los antecedentes más
interesantes, son los antecedentes de la Iglesia Católica,
porque nunca antes había imaginado que la influencia del
cristianismo en el curso de la historia también conlleva hechos
espirituales, es decir que las causas de los procesos históricos
son las fuerzas espirituales, y esto guarda relación directa de lo
que es la persona, una unidad biológica, psicológica y
espiritual.
Así Dawson, piensa que el cristianismo como religión es la
fuerza dinámica y creadora que genera la cultura, por lo tanto,
toda civilización se apoya en aquellos elementos que
representan mejor sus ideales y que dan forma a su cultura. Es
muy importante resaltar esto, porque hay una profunda
conexión entre la fe religiosa, es decir, de cómo esta se expresa
y transforma la cultura y la sociedad, por lo tanto, no podemos
obviar que la cultura, es una realidad histórica conformada por
la persona (unida biológica, psicológica y espiritual), su entorno
(político, económico, social o medio de subsistencia) y sus
pensamientos.
Para Dawson, la organización y dirección de la cultura se da
según ciertos principios superiores y trascendentes, es decir,
“según la ley o leyes superiores de vida” que están por encima
de la sociedad y la cultura y que el hombre conoce a través de
la experiencia religiosa. Esta experiencia religiosa es la
manifestación, de lo que la persona, entendida como unidad
biológica, psicológica y espiritual.
En tanto, La cultura medieval occidental —centro de interés
de Historia de la cultura cristiana— es la síntesis de diversas
tradiciones: el cristianismo como fe y actividad de la Iglesia; el
legado grecolatino transmitido por la propia Iglesia; la
asimilación por los pueblos germánicos de las tradiciones arriba
mencionadas; las formas culturales de dichos pueblos y la
interacción dinámica y creativa de los europeos con el
cristianismo. Este nuevo sincretismo va a crear instituciones
sociales y políticas basadas en la fe cristiana y ésta se volverá
fuente de unidad para la comunidad europea. Los siglos XII y
XIII van a presenciar la culminación de este proceso con
nuevas creaciones que, con el tiempo, vendrán a ser tradiciones
culturales.
Esta síntesis siempre llevó dentro una tensión entre la tradición
de las sociedades bárbaras europeas y la cultura religiosa del
Imperio cristiano de Occidente. Dicha tensión es el punto de
partida de la asimilación cultural, pero también el origen de los
conflictos que marcaron el desarrollo histórico de la civilización
occidental. El siglo XII será testigo de la formación de estos
conflictos de origen religioso y político que pendieron siempre
sobre la unidad, presagio de la profunda crisis del siglo XVI.

2. Del video sobre las 8 causas de la caída del Imperio de


Roma, explica, una por una, con cual estaría de acuerdo
Dawson o con cual no estaría de acuerdo.
Causas:
1. Derrotas militares contra fuerzas invasoras (barbaros
y germanos), pero los godos saquearon Roma.

Dawson sostiene:
Estilicón cayó y su caída fue seguida por la de Roma misma.
Tanto para paganos como para cristianos, esto pareció el fin
de todo; en palabras de san Jerónimo, “la luz del mundo se
apagó y había sido cortada la cabeza del Imperio”. Es cierto
que la incursión de Alarico sobre Roma no fue decisiva, sino
sólo un episodio de una prolongada tragedia. Cada año subía
más la marea de la barbarie y nuevos territorios eran
invadidos.
Dawson afirma que, modernos historiadores tienden a
minimizar la importancia de estas invasiones, pero es difícil
exagerar los horrores y sufrimientos que acarreaban. No era
una guerra como las de nuestros días, sino un latrocinio en
vasta escala ejercido sobre una población no belicosa e
indefensa. Ello significaba saqueo de ciudades, masacre y
cautiverio de los pobladores y devastación de los campos.

2. Problemas económicos: Crisis financieras (gasto y


constantes guerras, impuestos, brecha entre ricos y
pobres, cuna del futuro feudalismo, déficit de
trabajadores. Para Dawson, a pesar de su aparente
prosperidad y su brillante fachada externa, el vasto
desarrollo de la vida citadina bajo el Imperio estuvo fuera de
toda proporción respecto de su fuerza real. La vida urbana
fue una elaborada superestructura construida sobre
cimientos débiles e inestables, pues tal civilización de la era
imperial fue esencialmente la de una clase social ociosa que
se apoyaba sobre la base del trabajo de los esclavos y de la
servidumbre rural. El enorme gasto cívico en construcciones
y juegos públicos era totalmente improductivo y daba lugar
a una creciente sangría de los recursos económicos del
Imperio. Al mismo tiempo, el proceso de urbanización trajo
consigo un agotamiento similar de recursos humanos,
puesto que la clase ciudadana fue en extremo estéril y hubo
de renovarse constantemente con elementos extraídos, por
lo general, de la clase de los libertos. Por lo demás, ni la
clase alta ni la baja de la ciudad pudieron proveer del
conveniente elemento militar, y así el Imperio, para hacerse
de tropas, se vio precisado a depender cada vez más de la
población rural, especialmente de nativos de las provincias
menos civilizadas y recientemente conquistadas. El Imperio
romano y el proceso de urbanización que lo acompañó
fueron, de hecho, un vasto sistema de explotación.

3. El alzamiento de Constantinopla: imperio se dividió en


dos mitades: occidente (con capital en Milán) y oriente
(Bizancio, más tarde conocida como Constantinopla),
fue más fácil gobernar en el corto plazo, pero más
tarde fracasaron por disputas económicas y apoyo
militar. La parte oriental donde predominaba la
cultura griega crecía en riqueza y poder, mientras que
occidente de cultura latina se hundía en una crisis
económica. Emperadores como Constantino se
aseguraron de que la ciudad de Bizancio fuera bien
defendida, mientras que Italia y Roma fueron dejados
indefensas, esta fue una de las que Constantinopla
aguantaría hasta el siglo xv.
Dawson estaría de acuerdo, porque sostiene que la
culminación lógica de este proceso fue hacer de la capital del
Imperio también el centro de la Iglesia. En realidad pudo
parecer que la solución ya estaba proporcionada por la
primacía tradicional de la Iglesia de Roma, la ciudad
imperial. Más en el siglo IV Roma ya no ocupaba la misma
posición de siglos anteriores. El centro del mundo
mediterráneo había regresado al oriente helenístico. A partir
de la reorganización del Imperio por Diocleciano, los
emperadores ya no residieron en Roma, y la importancia de
la antigua capital declinó rápidamente, en especial después
de la fundación de la nueva capital en Constantinopla en
330. Estos cambios también afectaron la situación de la
Iglesia romana. Bajo el primer Imperio, Roma fue una
ciudad internacional y la lengua de la Iglesia romana fue el
griego. Más, a partir del siglo III, Roma y la Iglesia romana
gradualmente se latinizaron, y Oriente y Occidente flotaron
por corrientes distintas. El aspecto eclesiástico de esta
tendencia centrífuga es ya visible a mediados del siglo III en
la oposición de los obispos orientales, bajo san Firmiliano, al
papa Esteban sobre la cuestión de la reiteración del
bautismo de los herejes, y la tendencia se volvió más
marcada en el siglo siguiente. Desde el tiempo de
Constantino en adelante las Iglesias orientales comenzaron a
buscar orientación en Constantinopla más que en Roma, y el
centro de la unidad fue la corte imperial más que la Sede
Apostólica. Esto ya era evidente en los últimos años de
Constantino, y su sucesor, Constancio II, llegó a anticipar el
cesaropapismo de la posterior historia de Bizancio y a
transformar la Iglesia de las provincias orientales en un
Estado-Iglesia con estrecha dependencia del gobierno
imperial.

4. Sobre extensión y gasto militar: (océano atlántico


hasta el rio Éufrates en oriente medio) su grandeza
fue motivo para su caída, los romanos no fueron
capaces de comunicarse de una forma suficientemente
efectiva como para administra bien sus dominios. El
emperador Adriano construyó un nuevo muro en
Britania. Invirtieron más en fortificar sus defensas, los
avances tecnológicos y la infraestructura civil fue
descuidada. Dawson estaría de acuerdo, porque sostiene
que Roma, más que creadora de cultura, fue un agente de
su expansión; su parte en esta empresa fue la del soldado y
el ingeniero que despejan el terreno y construyen los
caminos para el avance de la civilización.
5. Corrupción e inestabilidad política: durante los siglos
II y III, emperadores llegaban al poder por el
asesinato de su predecesor, llegaban hasta subastar el
trono del emperador. La podredumbre política se
extendió también al senado, el cual fracaso en
manejar los excesos del emperador, debido a su
propia corrupción e incompetencia. Finalmente los
ciudadanos perdieron definitivamente la confianza en
sus líderes. Para Dawson, hacia el fin del siglo II, al cabo
del periodo de expansión externa y de paz interna, se
produjo el fin de este estado de cosas; el Imperio, con los
recursos en disminución, hubo de enfrentar la creciente
amenaza de invasiones externas y de quebrantos internos.
No obstante su aparente opulencia y esplendor, la sociedad
urbana del Imperio no tenía fuerzas de reserva, ni en
hombres ni en dinero, y así fue incapaz de hacer frente a la
crisis. La acaudalada burguesía provincial, que había sido la
columna vertebral del Imperio en el siglo II, estaba
arruinada y perdió su influjo sobre el gobierno. El poder pasó
a la soldadesca, que por su origen pertenecía a la clase
campesina y no simpatizaba con la tradición cívica. Así, el
siglo III presenció una revolución social y constitucional de
extraordinario alcance. Cuando los emperadores-soldados
ilíricos lograron contener la ola de anarquía y rechazar a los
enemigos de Roma, el Imperio que ellos restablecieron no
fue ya el mismo Estado de antes. La antigua sociedad civil
estaba en agonía, y ni el Senado ni la ciudadanía italiana ni
las ciudades-Estado provinciales tenían la suficiente fuerza
para constituir la base necesaria de un gobierno y una
administración. Únicamente el ejército y el poder imperial
sobrevivían como fuerzas vivas. Mas el emperador no era
solamente el primer magistrado del Estado romano; era
también el representante de las grandes monarquías
helenísticas, las cuales habían heredado las tradiciones
absolutistas del Estado oriental.

6. La llegada de los hunos: los ataques de los barbaron a


las fronteras de Roma, se debieron en parte a la
migración masiva de los hunos a la a finales del siglo
IV, cuando esta horda asiática arraso el este de
Europa forzaron a muchas tribus germánicas a
desplazarse hasta la frontera imperial, los romanos
aceptaron que los visigodos cruzasen el Danubio, pero
los trataron con extrema crueldad. Los Godos se
alzaron y derrotaron al ejército Romano matando al
emperador Valente en la batalla de Andrinópolis. Los
romanos negociaron la paz con los barbaros, tregua
rota en el año 410. Cuando los godos se desplazaron
en dirección occidente y acabaron saqueando Roma,
con el imperio debilitado, occidente fue batido por los
invasores, perdiendo rápidamente, España, Britania y
África.
Dawson estaría de acuerdo porque cita lo siguiente:
San Jerónimo escribe:
La mente se estremece cuando nos detenemos a ver la ruina
de nuestro tiempo. Por más de 20 años, la sangre de los
romanos se ha derramado sin cesar sobre amplias regiones
entre Constantinopla y los Alpes Julianos, donde los godos,
los hunos y los vándalos han esparcido ruina y muerte
[…] ¡Cuántos nobles romanos han sido su presa! ¡Cuántas
matronas y doncellas han caído víctimas de su lujuria! Hay
obispos en prisión, sacerdotes y clérigos han caído por la
espada, las iglesias han sido saqueadas, altares de Cristo
han sido trocados en pesebres, los restos de los mártires
han sido arrojados fuera de sus ataúdes. Portodas partes,
aflicción, lamentación y la imagen de la muerte.
Esto fue en el año 396, cuando apenas comenzaba la
tormenta, y ésta iba a durar no ya por décadas, sino por
generaciones, hasta que se perdió el recuerdo de la paz. No
fue una ordinaria catástrofe política, sino “un día del Señor”
tal como lo describen los profetas hebreos, un juicio de las
naciones en el cual toda una civilización y un sistema social
que no han logrado justificar su existencia son sacados de
raíz y lanzados al fuego.
7. El cristianismo y los valores tradicionales; la
decadencia de Roma fue paralela a la expansión del
cristianismo, sugiriendo que esta nueva religión
contribuyo a la caída del imperio. El edicto de Milán
legalizo el cristianismo en el año 313 poco más tarde se
convertiría en la religión oficial en el año 380. Estos dos
decretos acabaron con siglos de persecución, pero también
dinamitaron el sistema de valores tradicionales en Roma, la
cristiandad desplazo al politeísmo romano. El emperador
perdió su estatus divino y la cultura de la gloria fue eclipsada
por el culto al único Dios, los papas y la jerarquía
eclesiástica incrementaron su influencia en la política,
complicando más la gobernabilidad del estado. Dawson no
estaría de acuerdo porque, dice que es erróneo
suponer que la era del Imperio fue una era religiosa
porque se vio marcada por una proliferación de
movimientos religiosos. Además, la cultura urbana
cosmopolita del Imperio tardío decayó por sus inherentes
debilidades, y aun antes de la victoria del cristianismo ya
había perdido su justificación por razones sociológicas y
económicas. Las religiones mistéricas y la tendencia al
ascetismo y al misticismo son prueba de la bancarrota
religiosa de la sociedad imperial, que indujo a la gente
de espíritu religioso a buscar un espacio para la vida
espiritual fuera de la vida citadina y social, en un ideal
esotérico de la salvación individual. Los cristianos no
menos que los judíos sostuvieron ser un pueblo
aparte, un pueblo escogido, una nación santa, un
sacerdocio real. Pero esta demanda no implicaba
aspiración política alguna. Durante los siglos de
persecución los cristianos permanecieron fieles a las
enseñanzas de pedro y san Pablo, sometidos al
gobierno imperial como una autoridad establecida por
Dios.
Ciertamente, la victoria del cristianismo influyó en el proceso
de declinación de la cultura antigua, pero de ello no se sigue
que el cristianismo sea el directo responsable de dicha ruina.

8. La debilidad de las legiones, el ejército romano fue la


envidia de mundo antiguo, pero tras la crisis del siglo
III, incapaces de reclutar a suficiente soldados entre
la ciudadanía romana, empezaron a contratar a
mercedarios barbaron para cubrir la falta de tropas, la
filas estaban llenos de extranjeros, eran bueno
soldados, pero su lealtad hacia roma era
prácticamente nula.
Según Dawson, el emperador Diocleciano y sus sucesores
derivaron de esta fuente los nuevos principios en los cuales
fundaron su trabajo de reorganización del Estado romano. La
misma agencia imperial adquirió las características de un
reino oriental. El emperador dejó de ser el princeps [oficial
principal] del Estado romano y el comandante supremo de
las legiones romanas para convertirse en un monarca
sagrado rodeado del ceremonial y el solemne ritual de una
corte oriental. “El Palacio Sagrado” se convirtió en el centro
de gobierno y en la cúspide de una vasta jerarquía oficial. El
Imperio ya no fue una federación de ciudades-Estado, cada
una de las cuales constituía una unidad de autogobierno,
sino un Estado burocrático centralizado que controlaba la
vida de sus miembros hasta el mínimo detalle. La
aristocracia urbana perdió su prosperidad económica y su
prestigio social, y su lugar fue tomado por los miembros de
la jerarquía oficial y por los grandes terratenientes
establecidos fuera de la curia y que eran suficientemente
fuertes para resistir las extorsiones de los cobradores de
impuestos y la opresión de la burocracia.

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