Conforme a la posición del autor del artículo en mención surgió un interrogante.
¿por qué la corrupción nos ha invadido? Teniendo en cuenta que esta es una tendencia arraigada en nuestra historia, nuestra cultura y nuestra organización social que afectan los códigos morales más profundos. Alerta temprana Poner en entredicho la eficacia de los organismos de control y del sistema judicial. Postura profesional Como contadora pública de nacionalidad colombiana; considero que nuestra estructura social implica la persistencia de sistemas de relaciones de dependencia personal lo cual ha impedido el desarrollo de una solidaridad democrática, elemento esencial para una moral colectiva genuina. De conformidad con el artículo 203 del código de comercio, la ley 43 de 1990 y otras leyes que de forma particular contienen la obligación de tener una revisoría fiscal. Afirmo que las empresas deben socializar internamente sus políticas de gobierno corporativo para no verse expuestas a actos de corrupción. Además, deben contar con un código de ética estricto y asegurar el anonimato de los denunciantes. Desde mi punto de vista es menester como revisora fiscal implementar estrategias al interior de las empresas y transmitirles a los empleados la importancia de denunciar casos de corrupción y los sobornos. Y como contadora pública y/o revisora fiscal en medio de este proceso si bien es cierto, es de vital importancia nuestra presencia ya que somos quienes podemos prevenir y denunciar; porque nuestra ética y profesión así lo exigen. Para el CEO ¨ las entidades de control deben investigar a los contadores, auditores y revisores fiscales en todos los casos en que haya indicios de corrupción, ya que cuando se materializa alguna transacción económica, hay una persona encargada de contabilizar y registrar en libros, así como de auditar el cumplimiento de las normas y de certificar registros y revelar situaciones anormales. La otra cara de la moneda ha sido el elitismo que dicha jerarquía entraña y que implica un sentido de privilegio, de no estar sometido a reglas. Por eso se han acuñado refranes como ¨la ley es para los de ruana¨. Esto es importante porque los estratos altos y medio altos son los mayores agentes de la corrupción en Colombia. Desde luego, se encuentra la criminalidad más abierta en los estratos inferiores, pero esta nace en parte de las dificultades de acceso a las oportunidades económicas. Ligado a lo anterior aparece la ausencia de un estado con la fortaleza suficiente para garantizar el reinado de la ley y la responsabilidad política de los elegidos. Tal como lo han mostrado, entre otros, los trabajos. Históricamente es un acomodo entre elites nacionales, regionales y locales: los primeros conceden a las segundas un amplio grado de autonomía a cambio de su respaldo. Todo esto constituye el fundamento de una nueva esfera de opinión publica crecientemente crítica, cuya presencia e impacto se muestra cada vez mayor censura popular no solo a la corrupción y a la criminalidad, sino al irrespeto de los derechos fundamentales, de géneros, entre otros.