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Esta entrega total del religioso tiene su fundamento en la esencia del amor de Dios.
Segú n el doctor angélico, haciendo una analogía con la amistad, hay tres grados en el
amor: El primero es aquel que puede renunciar a la alegría de la presencia del amigo
por servirle, siendo este el amor má s perfecto, porque es amar al otro por sí mismo; el
segundo es cuando se alegra al estar en la presencia del amigo en la contemplació n; el
tercero, y menos perfecto, es cuando se siente má s alegría en otras cosas que estar en
la presencia del amigo. Consecuentemente, a Dios hay que amarlo por sí mismo, lo
cual implica dejar todas las cosas para servirle, incluso la alegría má s grande de la
contemplació n. Así, pues, Tomá s asume que el mejor camino para alcanzar el amor a
Dios, en su grado má s perfecto, es ser prelado o predicador.
Posteriormente, el joven aquinate tuvo un doble encuentro que marcaría para siempre
su vida: La filosofía natural de Aristó teles y su conocimiento de los hermanos
predicadores. En Ná poles, siendo ya parte de la Orden de Predicadores, Tomá s tuvo
grandes maestros, como por ejemplo Pedro de Hibernia, quien lo instruyó en la
filosofía y el pensamiento de Aristó teles, el cual Tomá s tomaría como el autor de su
vida.
Luego de estos incidentes, hacia el añ o 1245, Tomá s va a Paris y allí se dedica a sus
estudios, teniendo como maestro a Alberto Magno. Durante cuatro añ os el aquinate
recibe el pensamiento teoló gico, por parte de por San Alberto, impregnado por la
imagen que Aristó teles tenía del mundo y del hombre. Como Tomá s escribía mucho y
hablaba poco, se gano de sus compañ eros el apodo del “buey mudo” en Colonia. Ante
los prodigiosos avances académicos manifestados por Tomá s, Alberto Magno lo
promueve como baccalaureus (lo que en la actualidad equivale a ser asistente); esto le
permitió comenzar a impartir clases de introducció n a la Biblia; y, posteriormente con
el baccalaureus sententiarius, Tomas se convirtió en comentador de las sentencias de
Pedro Lombardo.
Pasado un tiempo Tomá s recibe el titulo de magister, por intervenció n del papa, que le
permite ser “catedrá tico titular”; cargo que tendría algunos inconvenientes para
ejercer por los problemas surgidos entre el clero secular y el clero regular. En los
añ os siguientes Tomá s tuvo una fecunda actividad docente, siendo la Summa contra
gentiles la obra má s importante de esta etapa del aquinate.
La incursió n del aristotelismo en la enseñ anza teoló gica vuelve a tener rechazo por
parte de sectores eclesiá sticos. Tomá s regresa a Paris y allí tiene que hacer frente a
dos controversias: Por un lado los antiaristotélicos del interior de la Iglesia; por otro
lado el debate con el averroísmo aristotélico de Siger de Brabante1. En estos añ os
1
Esta discusió n versaba sobre la idea de Dios (¿un Dios personal o impersonal), el
concepto de espíritu (¿nous individual o colectivo?) y la libertad humana (¿es una
exigencia del conocimiento o no?).
agotadores, el doctor angélico, tiene una gran producció n bibliográ fica2.
Posteriormente, en 1272, Tomá s regresa a Ná poles.
Capitulo Quinto
“NO VEO POR QUÉ LA EXPLICACIÓN DE LAS PALABRAS DEL FILÓSOFO HA DE TENER
ALGO QUE VER CON LA DOCTRINA DE LA FE”3
LAS OBRAS DE TOMÁ S
El jueves Santo, 2 de abril de 1271, Tomá s entrega un encargo hecho por fray Basiano
de Lodi, profesor (lector) del convento de Venecia. Se trataba de las respuestas
formuladas por Tomá s a preguntas, discusiones y controversias, suscitadas en
diferentes lugares. En esta obra el aquinate dejaba clara su postura contraria a
aceptar una oposició n real entre la filosofía aristotélica y la doctrina de la fe; porque
para Tomá s Dios es la fuente de toda verdad. Ademá s, segú n el doctor angélico, la
filosofía debe estar al servicio de la teología.
En este capitulo, siguiendo el camino marcado por Otto Hermann Pesch, se afirma que
antes de entrar a fondo en el pensamiento de Tomá s, es relevante tener una visió n de
conjunto de sus obras. La tarea de ordenar las obras de Tomá s no ha sido nada fá cil, y
ha generado discusiones entre los eruditos del pensamiento de Santo Tomá s. Pesh,
citando a Eschmann y James Weisheipl, nos presenta un panorama general de las
obras del aquinate clasificadas así:
Para el propó sito de tener una visió n de conjunto de las obras de Tomá s, Pesch
presenta, de forma ordenada, una clasificació n que permite relacionar los escritos del
doctor angélico con el trabajo teoló gico de su vida.
2
Escribe la segunda parte de la Summa Theologiae ; la elaboració n de su comentario a
la carta a los Romanos; algunos comentarios a Aristó teles, disputaciones, escritos
menores.
3
Cita sacada de un informe que Tomá s entregó en manos del maestro general de la
orden, Juan de Vercelli, en la primavera de 1271.
a. Scriptum super quatuor libros sententiarum: Conocido como los comentarios a
las sentencias -de Pedro Lombardo4-, constituye la primera obra teoló gica de
Tomá s. Los comentarios consistían en sacar “cuestiones” del texto de
Lombardo; Tomá s introduce cada distinció n con un breve aná lisis del texto
(divisio textus), luego divide el comentario en “cuestiones” y “artículos”, que a
su vez podía dividirse en “cuestiones parciales” (quaestiuncule).
b. Los comentarios a la Sagrada Escritura: Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Samos,
Job, Cantar de los Cantares, Mateo, Juan, todas las epístolas paulinas. Ademá s,
por encargo del papa Urbano IV, realizó una catena aurea (cadena de oro) de
los cuatro evangelios.
c. Las quaestiones disputatae: Consistía en una disputatio publica realizada varias
veces al añ o en una aula medieval. Hasta nuestros días, segú n Pesh, han llegado
siete series de disputaciones redactadas en Paris por Tomá s, con los títulos: De
veritate, con 29 cuesiones; De pontentia (Dei), con 10 cuestiones; De malo, con
16 cuestiones; De spiritualibus, con una cuestió n; De anima, con una cuestió n;
De virtutibus; De unione Verbi incarnati.
d. Los Quodlibeta: Disputas sobre temas al azar. Cada añ o en tiempo de adviento y
cuaresma se daba lugar a una disputa sin tema fijo. Se conocen hasta la fecha
12 quodlibeta de Tomá s.
2. Obras de investigación
3. Escritos de controversias
4
Obispo de Paris. Escribió las sentencias hacia el añ o de 1150. Esta obra consistía en
una exposició n sistemá tica de toda la materia de la doctrina de la fe, dividida en
cuatro capítulos: Dios; la creació n, el hombre; Cristo, ética; Sacramentos, escatología.
b. De unitate intelletus contra averroístas y De aeternitate mundi contra
murmurantes: Escritos de Tomá s en contra de los averroístas.
a. Contra errores Graecorum: Escrito de Tomá s por encargo del papa urbano IV en
el añ o de 1263, considerado por como el informe má s importante salido de la
pluma del aquinate.
b. Informes responsio: Escritos que, segú n Pesch, aparecen en la bibliografía
especializada de Tomá s bajo el nombre de responsio, “respuesta”.
c. Tratados epistolares: Eschmann y Weishiepl reú nen esta serie de opuscula bajo
la rubrica de “cartas”.
d. De regno o de regimine principum: es la ú nica obra de Tomá s sobre teoría
política, destinada al rey Hugo II de Cipre, la cual quedó inconclusa.
6. Sermones
a. Sermones normales
b. Sermones retocados: son una serie de sermones, realizados por Tomá s, sobre el
símbolo de la fe, el Padre nuestro, el ave María y los diez mandamientos.
c. De articulis fidei et aclesiae sacramentis: Escrito por Tomas a petició n del
arzobispo de Palermo.