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ALEGORIA

¡Yo soy de infantería… la reina de las armas! Siempre tendrán mis manos un fusil y toda mi bota,
salpicada de recursos, siempre llevaré en mis manos un fusil y mis ropas impregnadas de sudor y
sufrimientos, siempre estará en mis manos un fusil, o en mi divisa el rojo que tiñeron mis heridas,
siempre llevare en mis manos un fusil y a la espalda mi mochila con el peso de la gloria

¡Yo soy de la Infantería… la reina de las armas! Mi altiva estirpe guerrera, frente al pendón de
castilla, al grito de Tisquesusa, Calarca y Marubali. Lanza corazón y flecha, formaron india muralla,
la lucha fue desigual hice honor a mi raza.

¡Yo so de infantería…la reina de las armas! Pasaron tres siglos de Charala vino el grito comunero.
Yo labriego campesino me arme de lanza y machete, con Galán y con Berbeo marche sobre mi
opresor y mi protesta sembró la mies de la libertad.

¡Infantería Colombiana… Paso de Vencedores! ¡Yo soy de Infantería la reina de las armas! Soy el
infante que atravesó el páramo de pisba. Con el cuerpo desnudo cubierto de esperanzas Yo seguí
al Libertador en la ardiente llanura y mi huella sangrante dejé en el camino de

Paya. Mi angustia de soldado presente en Gameza, Topaga y Cerinza, mí fé de granadino, vió


correr mi sangre en Vargas, en Boyacá me embriague con la victoria; y Yo soldado de Infantería ví
nacer mi Patria, en Ayacucho, Córdoba hizo de mi lema una leyenda y Yo infante de Colombia, con
mi fusil al hombro lleve mi gloria al Citicaca.

¡Infantería Colombiana…Paso de vencedores! En el sur de mi patria suena el clarín de la batalla. Al


grito de contienda marche a defender mi patria amenazada. El tempestuoso Amazonas fue testigo
mudo de heroicas jornadas, las ráfagas de mi ametralladora y el troncal de mi fusil, turbaron el
silencio de la selva milenaria. Sobre las posiciones enemigas mis cansadas manos hicieron ondear
soberana la bandera mi Patria.

¡Yo soy de infantería la reina de las armas! Deje mi Patria, cruce los mares y el lejano oriente oyó
mi grito de batalla, mi bota se hundió en tierra de leyenda y el mundo entero fue testigo de mi
gloria. Allí deje mi huella de infante y la sangre de mis hermanos. Traje el sabor de su música y mi
fusil más glorioso todavía.

¡Yo soy de Infantería…la reina de las armas! Deje el cuartel donde curaba las heridas, para
situarme al centro de una lucha fratricida, desde entonces mi perro y Yo vamos por senderos y
cañadas conociendo el egoísmo, la traición, la emboscada. Mi perro y Yo permanecemos largas
noches de vigilia, para que mi hermano el campesino, tenga la paz para sembrar sus ansiedades, y
refugio para sus amarguras, seguiremos por pueblos y veredas, hasta cuando en cada mujer se
dibuje una esperanza y en cada niño una sonrisa, mi perro y Yo jamás descansaremos, hasta que
florezcan juntos cambulos y gualandayes.

Yo soy de infantería…si el 25 de julio de 1819 un puñado de soldados haciendo gala de su valor,


rompieron con sus lanzas las lanzas, las líneas opresoras. Hoy, Yo soy soldado de infantería, sigo su
tradición y bajo el alma de lealtad, valor y sacrificio, encarno en cada uno de mis pasos silenciosos
el alma del lancero, mi espíritu de lucha, me permite sobreponerme al frío, hambre, y sueño; cada
vez que venzo el miedo. Ofrendo mi vida por la libertad de mis hermanos.

¡Yo soy de infantería…la reina de las armas! Con mi paracaídas salto majestuoso hacia el abismo.
Desde los cielos mi horizonte más amplio y me siento dueño de mi Patria. El rugir de las aves es mi
anuncio de guerrero, tengo la osadía de los valientes y la prudencia de los dioses.

Soy el hijo predilecto del dios de la guerra y mi pecho lleno de alegría porta las doradas como
anuncio de victoria.

Yo estoy en las filas de los guardias de honor de Colombia, soy comando actuando en mi
preparación, soy lancero, soy paracaidista. Se lucha en los nevados, las planicies y los valles, con
infatigable deseo de lucha defiendo a mis hermanos y velo por su seguridad, soy buen compañero,
buen amigo, buen soldado.

¡Infantería Colombiana…Paso de vencedores!

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