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En búsqueda de una respuesta científica

La pregunta por el origen de lo existente es excelsa, extensa y tan enigmática como la


pregunta misma que se consolida como palabra indeleble en la entraña de la ciencia misma
y desde sus orígenes se ha dado avala para el hallazgo del proceder pues su respuesta da a
su vez revelación a lo que oculto permanece al umbral del conocimiento mismo. La
pregunta por una posible genealogía antropomorfa colma la ciencia de postulados y
perspectivas que abundantes como el impulso de los cauces ha de darle forma esférica al
quehacer y al telos de la ciencia misma pero tales perspectivas pese a la construcción que
dan a la respuesta a dicha interrogante han de ser tan extensas como la misma expansión del
universo.

La labor de contribución a dicha respuesta recae en una categoría aún más excelsa y que en
sí misma es tan compleja pues sin darnos cuenta la pregunta por lo genealógico con matiz
antropomorfo corresponde al causal de una pregunta que va más allá de la perspectiva y la
experiencia tangible, es lejana y de ella queda un rastro correspondido por lo imaginario y
dicha interrogante es la pregunta por el origen del universo mismo. Es un paradigma
inquebrantable pues puede presentarse como excepcionalidad a la noción paradigmática de
los pensadores a posteriori al positivismo quienes afirman que todo paradigma es cambiante
conforme a los fragmentos del tiempo que corresponden a dicho devenir del pensamiento
pero en la pregunta por una genealogía universal dicha noción se descompone así como las
implosiones presentes en una sustentación del origen. En el auge del pensamiento ático
(siglo VII) se daba una contribución a dicha respuesta mediante los postulados hilozoistas
pues bien antes de la razón inquieta estuvo el elemento, la estructura naturalista que nutria
al mundo con vastos recursos remunerables en sí mismo que daban potencialidad a la masa
existente que esperaba por una funcionalidad y que como era esperado fue impuesta por la
mano antropomorfa.

Tales postulados eran desarrollados con minuciosa experiencia y se apelaba a los supuestos
metafísicos para la consolidación de teoremas contundentes y concretos que no escapasen
de la comprensión, una respuesta que sustituía al mito que a priori a la reflexión hilozoista
llevaba consigo a la persuasión general que daba en el mito una explicación comprensible y
explicita que respondía a la pregunta de manera superflua pero mediante estratagemas
atemporales daba saciedad a la inquietud humana por la cuna de su civilización. Desde un
momento primero se sobreentendía la relación de nuestro mundo con la inmensidad de la
nada vitalicia pues como creían los áticos e inclusive los aborígenes el mundo se hallaba
posado sobre un ente de proporción inimaginable del cual si se pensaba algo podría llevar a
la supresión de aquella curiosidad molesta pero aun así tal principio no escapaba a la duda
sustentada siglo después.
La respuesta a una genealogía por parte del logos naciente daba una contraposición
supuesta al problema del argumento metafísico manifiesto en la explicación del origen, la
pregunta del que somos entonces para esta etapa naciente sería entonces tomada de nuevo
para deconstruir las causas pero la realidad de este proceso dialéctico sería otra pues
además de no dar respuesta justificable a dichas causas, sería el espacio que daría origen a
una prologada línea de contraposiciones que aun necesitan de ciencias asertivas que
justifiquen las causas del origen y además pongan fin a las confrontaciones epistémicas que
permean dicho quehacer; seria esta una segunda negación a una respuesta posible y sería
como dijese Pascal en un fragmento de sus agravios últimos de pensador “el conocimiento
es como una esfera: cuanto mayor sea su volumen, mayor será también su contacto con lo
desconocido” (1670) siendo la contraposición causa fundamental de extensión de la
paradoja que se consolida hasta el sol presente y que yuxtapuesto al universo ha de
expandirse como palabra y augurio.

Una de las respuestas que se ha desarrollado pese a las coyunturas de lo demostrable ha


sido el creacionismo, teoría que explica que un tacto omnisciente seria el responsable de la
creación no solo del mundo (y es aquí donde la extensión del debate acalorado toma
justificación y forma) sino a su vez del universo pensado como la infinidad de lo apolíneo y
así mismo con el mundo representado en bondad sería finalmente designado como “el
mejor de los mundos posibles” (Leibniz, 1711). El libro sagrado, manifiesto de la fe y la
razón cristiana ha de representar el hecho primero del cómo se da el surgimiento de la vida
por la mano omnipresente de cuya auto denominación se deriva el absoluto de la impuesta
misericordia (su nombre es Dios, sinónimo del absoluto y de la bondad primera) y es de
dicha teoría de la cual se desprenden los óbices justificados de no solo la ciencia como
disciplina antagonista del teísmo, sino que a su vez otros postulados metafísicos dan
discernimiento del como la doxa de sus argumentos trascendentales defienden una creación
por mano ajena.

Postulados emergentes se lanzan a favor del teísmo que defiende la naturaleza


omnipresente del ente creador, disciplinas nacidas en la escolástica y la patrística, la
teodicea moderna y múltiples doctrinas que acuden a la subjetividad cristiana y a las noción
de emisarios mortales que emprenden la labor de la divulgación, así pues queda
resguardado el paradigma cristiano y la tesis de la existencia concreta de Dios siendo este el
error más enmarcado “la mayoría de las versiones sobre los orígenes no aceptan ya la idea
de un dios creador porque la ciencia contemporánea no ha encontrado ninguna prueba
directa de su existencia” (Christian, 2019). la contraposición que nace en lo clásico se
extiende de nuevo y esta vez abarca la tesis, la pregunta por el universo se ubica en una
epojé para así lanzarse a una cuestión: la justificación de la negación a la respuesta
teocéntrica o creacionista del universo.
Dicha cuestión puede ser erradicada de manera simple pues si bien una teoría ha de
consolidarse mediante máximas numerosas también ha de ser un hecho de que dichas
máximas pueden ser refutadas en pos de una comprensión silogística: Si todo en el mundo
ha de estar alejado del supuesto metafísico y es por tanto lo concreto aquello que tiene lugar
en el mundo lo que ha de existir y Dios es un ente metafísico sin representación concreta
entonces Dios carece de existencia. Parece ser que la cuestión se resuelve pero se abre un
cuestionamiento que aún se superpone a la propuesta demostrable y es la respuesta
metafísica a las causas, es así como aun cobra validez la justificación de que si Dios ha de
ser algo abstracto pero a su vez las cosas de dicha índole se hacen manifiestas en el
entendimiento y por ende en el mundo posible ha de demostrarse entonces la existencia de
Dios, por ende se formula la cuestión que Stephen Hawkins empleaba como respuesta a la
pregunta del origen y es un posible mal planteamiento de dicha pregunta; dicho esto el
problema no radica en la existencia o inexistencia de Dios sino que el foco de atención al
presente paradigma está en el problema de la razón metafísica que da paso a las
justificaciones de lo abstracto (aquello alejado de toda razón que se presenta aun así como
situación que deba resolverse mediante juicios deductivos) y es ese el tabú al que debe ir la
contraposición, símbolo de las respuestas concretas.

Uno de los mayores obstáculos de la razón metafísica (y es esta la posible respuesta que
conlleve al derrocamiento de dicho pilar de los juicios analíticos) es la consolidación de una
representación necesaria, una manifestación sensible o quizá fenomenológica que ataca
dichos postulados que inclusive puede darles una reducción de grandes proporciones. La
fenomenología es una ciencia que posiblemente no ataque de manera directa (o
concienzuda inclusive) las máximas metafísicas que se presentan en nuestro entendimiento,
en la conciencia, pero si ha de atacar un factor implícito en dichos raciocinios y que es a su
vez un principio metafísico notorio y es el de la realidad independiente; es esta una razón
que justifica la naturaleza independiente y objetiva de un objeto deparado para el
conocimiento y es en dicho punto donde toma forma la razón empirista pues además de ser
la génesis del conocimiento humano es a su vez un elemento dependiente que ata a la
conciencia a una probabilidad de aparición, a una intencionalidad que reduce al
entendimiento humano a una simple facultad posteriori a la “substancia” del objeto siendo
este un objeto de estudio de la ontología y un objeto de crítica para la fenomenología.

Edmund Husserl, padre de la fenomenología que da trato a las causas apartadas de la


conciencia dijo “Las conexiones de las verdades son distintas de las conexiones de las
cosas, que son «verdaderas» en aquellas” (1913, pág. 219). En dicho fragmento se
contempla una sentencia breve pero que da rasgos a una representación de una noción en
contra de una perspectiva metafísica en sentido implícito tal como fue afirmado en párrafos
anteriores. Husserl recalca el valor de la comprensión de una conciencia responsable de
concebir el conocimiento del objeto; debe darse en si una relación entre sujeto y objeto
dando así una solución a las teorías del conocimiento antecedidas y posteriores a dicha
sentencia. La fenomenología en si trata de dar una relación que no reconozca como tal la
naturaleza independiente de una realidad objetiva y alejada del ente cognoscente puesto que
es este quien es el responsable de dar juicios e interpretaciones y por ende significación al
mundo en el cual dicho ente ha de desenvolverse; es el afán de hallar razones deductivas a
las causas y darles como menester una función en el mundo concreto, no es posible
entonces una naturaleza apartada de la razón pues carecería en si misma de función, es así
como se justifica el imposibilitado pragmatismo de una causa metafísica.

El objeto en si no tiene razón propia que consolide una función prestablecida para el
usuario y esto necesariamente se manifiesta en la inmovilidad del objeto como condición en
si misma, así por ejemplo una bicicleta que se halla a la deriva de un camino desértico ha
de hallarse abandonada por algún caminante que determinó que esta carece de
funcionalidad o es este quien de manera forzosa fue obligado a abandonar a su vehículo,
pero ha de ser hallada por un caminante que lleva días sin un impulso externo que le lleve a
su destino, a su hogar que queda aún a kilómetros de distancia. La tesis que se evidencia
aquí se presenta en el instante en el que el sujeto aborda la bicicleta y le da funcionalidad,
la realidad de la bicicleta es independiente en tanto esta represente un rol o función que de
cualidades cambiantes a aquella existencia independiente a la conciencia pero es por el
contrario una naturaleza imposible pues carece de movimiento y es en sí (como condición
necesaria) una substancialidad inmóvil, asi pues es comprueba que el pragmatismo y el
naturalismo metafísico queda reducido a un eufemismo novelístico.

Otro aspecto fundamental de la naturaleza del razonamiento metafísico se da como tal en el


conocimiento de este, en cómo se desarrollan las nociones que permitan el desarrollo de un
pensamiento trascendental y como la idea permanece por encima del juicio antropológico.
En el campo de la ciencia se divulga un principio fundamental: el de los juicios
demostrables mediante un lenguaje posible que represente en si los hechos de la naturaleza
derivada de las razones deductivas y objetivas, dicho esto se induce entonces a la razón
demostrable como dadora del conocimiento posible y por tanto el hilo de un conocimiento
humano debe mantenerse en vilo para el desarrollo de una ciencia humana y así mismo
pasa con las matemáticas representadas como método de resolución. Dice el mismo Husserl
“el número cinco no es mi acto de contar el número cinco ni el de ningún otro…en este
último respecto es el objeto posible de actos de representación y que a su vez se dan
espacio en las formas de abstracción” (1900, pág. 71). ¿Es entonces menester la
representación del objeto en una naturaleza independiente posible? La respuesta es evidente
en sí misma en el ámbito científico, la razón humana es trascendental en cuanto a la
veracidad de sus máximas, en la efectividad de la respuesta que nace en la formulación de
la pregunta siendo esta una máxima fundamental del cientificismo.
De ello se refutan dos elementos importantes en el desarrollo de la razón metafísica: el
movimiento y desarrollo de una realidad independiente a la conciencia y la razón
trascendental que da sus representaciones alejadas del ente cognoscente o facultad sensible
que concibe las ideas, es de dichas máximas que surgen las nociones de múltiples
representaciones al alcance de la razón sensible. Se presentan a partir de la ciencia una
amplia gama de teorías que esculpen una respuesta posible a la pregunta del universo en
este caso y que ya a partir del rechazo a juicios metafísicos han de plantear con sumo
determinismo propuestas que contribuyan a dicha cuestión casi paradójica

El big bang o del cómo surgió todo de una partícula

La nada es extensa y en su matriz surge la noción de un posible todo abundante, sabemos


que el significado de ello puede incurrir en la aproximación a un vacío posible e infinito,
eterno, inmutable e incoloro y a su vez puede ello darnos una noción de un algo que resulta
siendo nada mas y nada menos que un punto de origen “si existe alguna tarea imposible es
practicar bootstrapping: levantarse uno mismo muy pero muy fuerte y estar por los aires…
como es obvio en sentido literal levantarse a uno mismo de ese modo es imposible pues
para elevar algo hay que afianzarse”(Christian, 2019, pág. 28). La formación pues de que
el universo ó surgió en si mismo es compleja pero puede determinarse a partir del cambio y
la observación misma de este que la forma y el vacio del cual un posible todo.

Dicha propuesta afirma que el vacio del cual se originó el todo dio un espacio determinado
para una molecula, minima en si misma pero la cual fue prueba evidente de la importancia
que tienen y resguardan los objetos minúsculos, asi como un mito o una leyenda de la
ciencia docha particula halló ebullición por el la ambientación de dicho espacio y es como
estalló en un primer momento para asi dar forma a lo impensado en ese entonces (siendo el
pensamiento una posibilidad ausente en la imposibilidad temporal) y asi es como de una
nada absoluta surgió un insurgente todo minúsculo que empleo como sala de estar el
espacio para asi dar origen a lo existente y a la posibilidad de fertilidad.

“Hasta 1960 no aparecían piezas maestras del relatado big bang, pero empezaban
entonces a surgir y encajar cuando los astrónomos detectaron por primera vez rastros de
radiación en fondos de microondas, es decir la energía residual de dicho estallido que se
halla producto del Big Bang” (Christian, 2019, Pág. 31). La prueba evidente del rastro de
aquella gran explosión ha mostrado sus manifestaciones en las reacciones interiores, en la
entraña de la tierra misma que comprueba la veracidad que da dicha teoría pese a que aun la
cuestión de dicho relato sea descabellado o ilógico, es verdad que hace mas de 13.820
millones de años tuvo lugar la recarga de un punto espontaneo.

¿Cómo contribuye dicho relato a la formación de la antítesis del suspuesto metafísico? Es


ello simple, supongamos que por un momento la naturaleza del tacto omnisiciente esta
presente en nuestra génesis, se halla abundante e impera pues es sentido el dueño universal
de lo creado y por ende esta (si la voluntad abstracta e independiente denota caracteres
axiológicos) siente empatía con su ocurrencia y prevalece por u tiempo rondando por la
idea de una creación absoluta; es probable que dicho paseo haya durado o tal vez es
improbable y es en te punto donde la ecuación favorece nuestro razonamiento pues alejado
de toda naturaleza deductiva se halla la posibilidad de muestra tangible que evidencie el
vanagloriado paso o el instante de contemplación que dicha palma ha de darle al mundo y a
su universo en cuestión pues como diría John Stuart Mill “mi padre me enseñó que nos es
posible responder a la pregunta ¿Quién me hizo? Sin responder primero a la pregunta
¿Quién creó a Dios?”(1873, pág.16). Es evidente el imperativo de evidencia genealógica
que se nos presenta pues en si misma al contrastar dichas máximas opuestas se nos sugiere
responder a la pregunta de nuestro pensador previamente citado, una pregunta por causas
primeras que a su vez con lleva a la fiabilidad de la respuesta y en dicha elección es un
conocimiento a priori por el que optamos sin mucho esfuerzo.

Au la ciencia se halla en quehacer desgastante e introspectivo hasta el cimiento con tal de


hallar aquella causa primera que nos lleve a resolver la pregunta por el principio, por aquel
origen en el cual nuestro tótem antropomorfo toma parte y da comienzo correspondido y
yuxtapuesto con un devenir universal que lleve a un desarrollo pleno de una expansión de
la vida, así pues que nos corresponde una labor como escritores y dadores de vitalidad d en
la existencia misma, libre de razones que encadenen el origen a un posible dogma pero ello
será debate de otro párrafo. Tenemos pues una respuesta dada a una causa primera posible y
demostrable, alcanzable a la curiosidad y conciencia que puedan darle un lugar como
fragmento a una razón absoluta aunque siga rodando la esfera que nos conlleve a
escepticismos es mejor perdurar en una posibilidad.

Teoría evolucionista o del como el desarrollo nos da lugar en el universo

una pregunta minuciosa y nueva recorre nuestra razón en dicha parte ¿Cómo después de la
génesis ha prevalecido lo creado y a su vez da lugar a un eslabón antropomorfo? Y esta
cuestión es resuelta por las teorías evolucionistas que han tenido lugar en el criticismo de
las ciencias, análisis minuciosos que conllevan a contradicción máximas epistémicas que se
venían desarrollando siglos atrás con nociones que eran algo ajenas a la razón práctica y
evidencia epistemológica. La teoría del evolucionismo surge como una alternativa para
contraponer el origen de las causas espontaneas y para dar a su vez una mejor propuesta
que abarque de manera lógica universal (requerimientos para un conocimiento comprobable
desde el positivismo y las máximas de las ciencias) una respuesta demostrable del origen de
la vida. Dicha teoría hace referencia a la posibilidad de una aparición sistematica, la índole
genealógica en dicha propuesta no es muy enmarcada pero tampoco ha de desecharse por
medio de falsaciones posibles.

Se hablaba pues en primera medida de un posible desarrollo que se llevó a cabo por
multiples proceso contextuales de los cuales emergían caracteres formales y de adaptación;
Lamarck fue un contribuyente primero que aportó a dicha teoría y dictaba que las especies
buscaban adaptabilidad pero para ello los procesos debían ser concordantes con un devenir
cambiante y este debe ser tomado en cuenta para dicho fin del ente, en palabras simples se
hace referencia a la necesidad de darse una proporcionalidad directa entre el entorno y el
ente para que así surja la adaptabilidad. Darwin fue uno de los representantes capitales de
dicha teoría pues su contribución en el hábito de la biología fue concordante con la
pregunta por un evolucionismo explícito en el desarrollo y devenir del mundo; semejante al
evolucionismo Darwin apeló a defender una teoría que describiese el desarrollo de las
especies sin necesariamente atribuir una causal primera o genealógica factores
fundamentalistas en la construcción teórica.

La teoría darwinista a partir de la noción de un desarrollo y una adaptabilidad dependiente


de los factores ambientales desarrolló entonces una situación que llevaría a una posible
teoría del consenso, la necesidad de un desarrollo adaptado a los entornos sociales y en
manada a partir de caracteres comunes “En la larga historia de la humanidad (y de los
animales también) los que aprendieron a colaborar e improvisar de la manera más
efectiva han prevalecido.”(Darwin, 1859). La historia misma de lo existente entonces desde
el evolucionismo ha sido una cadena extensa de corroboración y la individualidad se quedó
solo como indicativo para referirse a particulares en la mera denominación y es asi como se
desarrolla el proceso de adaptabilidad que siempre ha de estar ligado al desarrollo colectivo
que a su vez conlleva al análisis sociológico y la formulación (empleando pseudo términos
que yacen del vocablo mismo) de una posible biología social.

Ahora bien ¿Cómo la teoría evolucionista conlleva a la forma que nace como antagonismo
a una creación por mano de un escultor omnisciente en cuyo tallado obra según su
desventurado pensamiento con miras al aclaramiento y lo siniestramente apolíneo?
Retornamos pues al juego de las representaciones tomado ahora desde los “eufemismos”
platónicos. Dictaba Platón en sus cátedras arcaicas acerca de la posibilidad de una
representación de la idea más allá de la perspectiva imperfecta y que la adaptación en un
mundo tangible conllevaba al despliegue de un sin número de óbices que llevaban a la
deformidad de la idea en el mundo concebible; lo que implicaba a su vez una reflexión de
un mundo perfecto e inmutable, siendo este el principio tomado para la consolidación de
una teoría catolicista y posteriormente creacionista, la cual tomaría la arquitectura del plano
real platónico dividido en dos partes que fundamentan y constituyen lo tangible, dos esferas
o mundos que se conciben la realidad tal y como esta pre establecida. Aplicando pues dicho
plano a la lectura del análisis con relación a un posible antagonismo al carácter creacionista
tenemos pues posiblemente lo siguiente: si aplicamos la imagen del plano que está dividido
en mundo sensible (realidad concreta) y mundo inteligible (realidad abstracta) hay un
carácter que sobresalta en nuestra visualización y es el de lo inmutable.

Cuando Platón nos habla del mundo inteligible dice al respecto “en el mundo inteligible lo
último que se percibe (y con trabajo) es la idea de bien pero una vez percibida hay que
saber que es esta la idea que enlaza lo recto y lo bello a las cosas que son perceptibles;
que mientras en el mundo sensible se da la luz y el mando en el inteligible es el bien mismo
quien dirige las causas” (1949, Pág.). Se pueden entender entonces el carácter de lo
perfecto que va yuxtapuesto o es más bien la inferencia de que es lo perfecto
necesariamente inmutable pese a que más tarde Aristóteles le de movimiento a aquella
“causa primera con movimiento continuo el cual a su vez es circular” (metafísica, cap.
XII). Aunque la naturaleza de dicho motor sea dinámica en un sentido regular, dicho motor
ha de mantenerse inerte en cuanto a capacidad espacial y es su plano en el que ha de
perdurar con el pasar de los siglos (los cuales tal vez han de valer como días o minutos en
un eufemismo metafísico) y es como se hace manifiesto el carácter que sustentaría el canon
de nuestro Dios quien fue en realidad duna abstracción hibrida de estos dos pensadores pero
¿Cómo ha de hacerse manifiesta tal estructura con la causalidad desarrollada en el
evolucionismo?

Cuando se habla de la teoría evolucionista no ha de hacerse manifiesta como imperativo


epistémico el repaso considerable de una genealogía sino que se pasa de inmediato al
sustento de un desarrollo como especie y como conjunto biológico. Se habla pues en el
creacionismo de una aparición espontanea (con mediaciones omnipresentes) de especies
variadas mas una en especial que reencarna su esencia y substancia en la figura del hombre
y es aquí el inicio de la paradoja controversial pues ¿Cómo es posible la noción de una
especie que aparezca por causas inmutables? Pues es el término último de la pregunta la
cual nos lleva al análisis minucioso de dichas dicotomías. El evolucionismo mediante
principios lógicos y concretos defiende la posibilidad de un origen sistemático que
contrapone a su vez a la aparición espontanea siendo esta ultima el objeto primero de
contradicción y que lógicamente mediante evidencia sensorial ha podido registrar mediante
rasgos particulares el desarrollo de las especies y la relación de unos rasgos con otros, asi
por ejemplo se distingue una relación de linaje y selección natural entre el homínido “ser
humano” y el primate “simio” es pues la demostración en si misma de un desarrollo como
tal y la adquisición de una especie concreta a partir de un proceso extenso y complejo que
asimila una relación ontológica un tanto pintoresca.

En relación con el mito de la creación y la metafísica platónica se puede concretar la


elaboración de las ideas inmutables, pues desde Platón es sabido que la traducción de estas
a la perspectiva antropomorfa se logran dar rasgos de imperfección pues según la alegoría
ninguna idea que permanece inmutable es traducida al entendimiento con perfección
semejante a la de lo inteligible; si comparamos pues la idea de una manzana concebida en
el entendimiento se denota pues una relación entre la estética como idealismo y una
representación en lo real que desconoce por completo dicha estética “utópica” es así como
se vale la imperfección como una verdad en planificación. La defensa de la teoría
creacionista apunta a que es posible trasgredir el entendimiento sensible y da primacía pues
al entendimiento divino que consolida así la antítesis de lo antropológico pues si bien Dios
aspira a la creación de un reflejo (entendiendo literalmente a Dios como un organismo
capaz de crear clones) es un hecho que aunque en forma sea semejante, es la desventura de
lo sensible lo que conlleva a que el carácter innato desplegado en la réplica sea tan solo un
sueño de una noche serena y apacible.

Es pues la prueba de que en relación con lo inmutable en Platón y el creacionismo que pinta
al hombre con origen espontaneo como una verdad razonable puede ser desmontada
mediante el conocimiento deductivo, es pues un eufemismo más que da forma a un libro de
poética que dé como idea central a un ser con virtudes espontaneas que puede llevar a su
realidad al futuro utópico.

Otro postulado que da respuesta a la pregunta por el origen

Teoría de Oparin o una propuesta hilozoista moderna

Por mucho tiempo al culmina las etapas del mito (siendo más específicos en el desarrollo
de un logos elemental) se hizo una introducción a partir de unas causales elementales y
literalmente substanciales al desarrollo de un origen dado en los compuestos, como se
hablaba en el breviario introductorio de nuestra análisis los primeros pensadores defendían
una genealogía en la entraña de lo natural así pues se daba un tributo al agua por ser una
sustancia vital, al aire por mantener en constante flujo y solidez a los existente y la reunión
de elementos para la prevalencia de la realidad.
En 1922 ante la sociedad de botánica de la capital de Rusia se presentó n una propuesta que
puede ser interpretada como un hilozoísmo moderno (una propuesta a una génesis
elemental) fue desarrollada y sustentada por el botánico Aleksandr Oparin el cual como se
esperaba sería rechazada como contribución a la ciencia sin saber que dicha propuesta sería
sustentable para dar asi un fragmento a la respuesta por el surgimiento del todo.
“Por eso, la etapa inicial del origen de la vida debió ser la formación de las sustancias
orgánicas, la producción del material básico que más tarde habría de servir para la
formación de todos los seres vivos” (Oparin, 1922). Es este el principio que sustenta el
biólogo ruso al afirmar que el origen de la vida se halla en las substancias primordiales
formadas a partir de la composición atmosférica (nitrógeno, hidrógeno, oxígeno) y es a
partir de la mezcla de estas que se da el origen de lo concreto.

Oparin así mismo defiende la tesis que sustenta el evolucionismo en su carácter sistemático,
apela pues a la intervención de procesos físicos y químicos en el desarrollo de materias
primas (sustancias que conforman las capas terrestres y en si a los planetas) para así dar
paso al nacimiento de organelos complejos ya previamente desarrollados hasta lograr así la
consolidación de una especie; estos procesos son desarrollados pues por minuciosas
transiciones que llevan pues a que los cuerpos tomen una forma determinada y en los
procesos de Oparin los procesos minuciosos dan forma finalmente a las células, sistemas
complejos que se hallan en nuestro cuerpo.

No hace falta pues refutar con ayuda de esta teoría las certezas metafísicas pues la
composición de dichas máximas hilozoistas conllevan a la tesis de que el proceso de
desarrollo de lo existente es fruto de un hilo sistemático que se desarrolla en etapas y no se
da espacio a la aparición espontánea y a la elaboración de organismos complejos que nacen
del todo vacío (o la nada posiblemente). Lo que si probablemente pueda contribuir por
parte de Oparin al antagonismo o contraposición a las máximas metafísicas es la
composición por etapas de los sistemas complejos pues si bien la religión concibe a un
hombre plenamente desarrollado sin necesidad de procesos naturales que irrumpan en su
terminación es un hecho pues que dicha máxima es tan solo un reflejo del mito perdurable
pues es comprobable en si mismo que los procesos complejos necesitan de pautas
sistemáticas que hagan entre si construcciones numerosas para un resultado final y es así
como da la naturaleza vitalidad a los miembros que la componen.

En conclusión tenemos pues la certeza de que las alegorías que son planteadas por las
civilizaciones son útiles para dar una construcción primera a una intuición que se pregunte
por lo a priori, es simplemente una apertura a lo que el conocimiento deductivo puede
elaborar después. Decía Immanuel Kant acerca de las máximas metafísicas “son juicios
sintéticos que dan poca aportación a la ciencia, pero son importantes las preguntas
entorno a estas pues a partir de allí surgen las bases para imperativos posteriores” (1788)
asi pues que no debemos descartar las certezas metafísicas pero tampoco podemos
atribuirles asimismo la responsabilidad de una construcción absoluta, pues en si la verdad
esta alejada inclusive del método y si es esta poco probable en su sentido absoluto, no se
puede esperar más de los juicios alegóricos.

Bibliografía

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 Christian, D (2019) origin history: a big history of everything. Planeta editorial,
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