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L A VIDA LOCA

APROPÓSITO
DE LA MARA
DERAFAELRAMÍREZHEREDIA

Jorge Luis González Santana Michel Leiris en su libro La edad cer una confesión o un trabajo sub-
del hombre, afirma que versivo, una obra en la que la condi-
Jorge Luis González Santana es poli- ción humana se confronte abierta-
tólogo por la Facultad de Ciencias en la literatura me interesan las obras mente o se tome por los cuernos y
Políticas y Sociales de la UNAM . Pro- en los que los cuernos estén presen- que presente una concepción del
motor cultural y periodista, publicó el
tes de una u otra forma, donde el mundo que comprometa o bien al
libro de cuentos Fantasmario (Centro
autor asuma el riesgo directo de ha- verdugo o bien a la víctima.
Toluqueño de Escritores, 1984). Sus

colaboraciones han aparecido en dia-


Y en La Mara, intensa, densa, vigoro-
rios y revistas nacionales.
sa, crispadora, endiablada novela, Ra-
fael Ramírez Heredia reta al toro para
vivir el placer de sentirlo pasar a esca-
sos centímetros de la pierna, con su tra-
za de muerte, sus ruidos, su enjundia
animal, su fuerza impetuosa.

Los Mara Salvatrucha son el pretexto,


el contexto del texto; el fondo es la vida
misma, el retratar, el descubrir una vi-
sión del mundo, el armar un tiempo en
el que “cada segundo tiene el valor que
tiene y hay que gozarlo para no tener
que meterse en la ley de los hubiera”.

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Al igual que cuando era torero joven, la Yaqueline, el Lagrimitas, los batos cosas siguen como están, si siguen
porque eso del toro, de la querencia, de la Clica, de la Mara Salvatrucha 13, como van.
de pisar territorio, de encarar, nunca son hermanos de la bestialidad, de la
se quita, Ramírez Heredia construyó degradación, de la muerte, del nivel de Así, “los minutos son puntos extras en
en esta novela un texto polifónico don- brutalidad que es el único grado de res- la Vida Loca y ellos tienen sólo un se-
de la taquicardia, el riesgo, el miedo peto que se ganan, que reconocen, que gundo que es lo que vale el mundo.
de jugarse el pellejo, primero viendo comparten; el general, la burrona, el Los extremos se cierran con claves dis-
bailar a prostitutas en tugurios espan- Moro, Sarabia, son algunos de los es- tintas a las de un mundo terco en des-
tosos donde “sólo de jalar el aire le pega labones de la corrupción, del tráfico de preciar el goce de la vida en su último
a uno el sida”, en medio de balazos que indocumentados, de drogas, de armas; segundo”.
en muchos barrios comienzan a las seis doña Lita, la proxeneta que explota,
de la tarde o tomándose una copa en que regentea, que le abre las puertas Alucinado por los temas oscuros, los
cantinuchas o caminando con un pe- del chow bisnes a innumerables joven- personajes marginales, los ambientes
tate, la cara sucia y el oído aguzado y citas como Sabina que no pasan más sórdidos, la gente al límite siempre de
luego, quizá no menos frenético, arries- allá de las riberas del Suchiate, del Sa- algo, Rafael Ramírez Heredia ha logra-
gado, ni peligroso, el trabajo de sen- tanachia, a pesar de todas las promesas do una novela intensa, descarnada, in-
tarse con la carga a cuestas frente a las al oído; Tata Añorve, el padre de la niña teligente, disfrutable y que, sin duda
palabras y construir el gran personaje asesinada y violada que se convierte en alguna, cala con hondura en el lector.
de La Mara que no es otro sino el len- la Santa Niña del Río; don Nico, el ex
guaje mismo. cónsul mexicano, recordando que las Pero también y no como mérito secun-
visas son la vida, apurando una gallo y dario, poner el tema de la frontera sur
Porque su prosa, normalmente direc- oyendo la guaracha Nicolasa… sí, di- y de los maras salvatruchas en la pales-
ta, rápida, sin rodeos, adquiere aquí, me, dime qué te pasa. tra nacional. Por algo es que en cada
en muchos casos gracias a frases cortas una de sus obras campea, no como
y excitadas, un ritmo frenético, desbo- Historias que no se apagan, que laten panfleto ni literatura comprometida, la
cado, en el que se suceden las voces de como pesadilla en medio de la vida crítica social.
los personajes en medio de una tensión loca, loca.
permanente, de una violencia tozuda Y así, con garbo, ímpetu y valor de to-
y obstinada, sólo paliada por la sensi- Resguardo, refugio, quizá todavía hu- rero, voz pasional de bolerista regala-
bilidad e inteligencia épica de la pala- mano de los maras salvatruchas, de esos do por el duende o faraón, figura mítica
bra de Ramírez Heredia. “hombres tatuados, semidesnudos, dis- de los gitanos que es la gracia, la inspi-
puestos a hendir hasta el silencio, de ración, la genialidad que se apodera del
Todos sus personajes caminan en pa- odio encanijado, de muerte en los ojos”. creador, Rafael Ramírez Heredia ha
ralelo, en historias que se entrecruzan, convertido un fenómeno histórico y so-
que se hacen guiños y cambian cons- Porque el manejar las drogas, la prosti- ciológico real en un hecho literario de
tantes puntos de vista. Todos tienen su tución, robar, violar y matar a los trascendencia y permanencia.
propio registro semántico, verbal. To- migrantes, cortarles los brazos o tirar-
dos tienen un principio y un fin, que los del tren en movimiento, matar a Aquí, como en el toreo, está presente
en la frontera sur, en las tierras que sus propios familiares o a miembros de la muerte, más no como aliada, no
bañan el Suchiate, es morir, huir o que- los “otros” grupos de maras que por como cómplice de la vida. La faena
darse rumiando el desconsuelo, la pena supuesto odian y así poder pintarse las consiste en hacer que la muerte, como
de la propia vida loca. lágrimas negras que en sus mejillas re- en el toro, haga de comparsa para que
presentan, cada una, una muerte con la vida se afirme.•
El Satanachia es la puerta del infierno; sus manos, son respuestas al sentido de
Ximenus Fidalgus es el demonio a quien finitud, de caminos cerrados, de op- Rafael Ramírez Heredia, La Mara, México, Alfa-

la Mara rinde culto; Giovanni, el Yoni, ciones que no tienen ni tendrán si las guara, 2004, 310 pp.

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