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Discurso pronunciado por el MSR en el acto homenaje a Evita Perón

Gracias a todos los presentes por acudir a esta convocatoria y con ello honrar la memoria de tan
gran ejemplo en la lucha social, como fue Evita Perón.

Y prefiero llamarla Evita porque es como a ella le gustaba ser llamada, ya que era el nombre que le
dio el pueblo, su pueblo.

Nadie como ella ha sabido ganarse el amor de un pueblo, y no solo el suyo, también el de otros,
como el nuestro.

Ella supo imprimir en su labor, el lado más humano de quien posee inquietudes políticas, porque la
aportación que las mujeres deben hacer a la comunidad, no es una competencia, desplazamiento
o suplantación del sexo masculino como ocurre hoy día.
Han equivocado todos los cánones, han creado el desequilibro, el caos y el enfrentamiento, una
parte más de la fragmentación social que sufrimos y que es premeditada.

En Evita vemos el claro ejemplo de la lucha que otras debemos seguir, con nuestra identidad propia
y nuestro tesón, con nuestra capacidad para llegar al corazón del pueblo y entender su dolor, y
nuestra intuición para saber guiar o ayudar a guiar según sea el caso.

Porque no somos complementos, somos una parte de la sociedad que representa más de la mitad
de la población.

Pero no he venido aquí a hablar sobre este tema, algo que seguro que Evita no entendería, me
refiero a lo que ha llegado a pasar con el paso de los años en la mentalidad de los hombres y
mujeres actuales y el enfrentamiento al que hemos llegado.

Lo más representativo del justicialismo fue la lucha sindical y social, y esto se efectuó desde un amor
inmenso a la patria.

No era una izquierda quien consiguió unificar un pueblo y luchar por sus derechos sociales, incluido
el voto femenino, fue una idea inherente al sentir patriota y social la que se alzó en Argentina.

Aquí hemos ido cediendo, a tal extremo que, la gente, los ciudadanos creen que la palabra patria
o nación van enfrentadas a la palabra social.

Se ha adjudicado a la izquierda la defensa de nuestros derechos, y con ello, creedme, lo perdemos


TODO frente a sus ojos, los ojos de los nuestros.

No es solo injusto históricamente, también es injusto socialmente, ya que los movimientos de


izquierdas tan solo dividen y enfrentan a la sociedad de una nación por motivos económicos.

Sus clases sociales, dividen al ser humano a razón del poder adquisitivo de cada uno, y adjudican el
papel de malo -por sistema- a quien posee determinado puesto en una empresa.
Todo ello debilita, económicamente, socialmente y humanamente a las comunidades nacionales,
dejándonos a nosotros y a las mismas naciones, a expensas de los poderes que mantienen
arrodillados a los pueblos a los pies de unos pocos.

El sector patriota debe volver a liderar la lucha social, debemos tomar conciencia de todos y cada
uno de los problemas que acucian a nuestro pueblo, porque son los nuestros. Ese es el mejor
homenaje que podemos hacerle a Evita, LUCHAR.

No creo que entre nosotros haya un sector tan amplio de personas que pueden afirmar que viven
bien, y si sufrimos lo mismo que el resto ¿Por qué olvidamos el luchar por el pan?

¿Por qué ponemos como prioritarias, las acciones que nada tienen que ver con la exigencia de
nuestros derechos?

¿Por qué es secundario el que nuestros mayores no puedan vivir con la actual subida de precios y
energía, ante cualquier mamarrachada que pueda soltar cualquier político sobre el partido
contrario?

O lo que es peor, anteponer activismos más que manidos en el patriotismo, y olvidar ir a apoyar a un
grupo de trabajadores que han estado meses frente a la Moncloa sin ser escuchados.

Tal vez no guste oír lo que voy a decir, pero es más importante salir a la calle y apoyar a los sectores
de la sociedad que se ven arrinconados por la crisis, el paro, los embargos y las preferencias
extranjeras existentes en nuestras instituciones, que hacer un acto por la unidad de España.

La profunda unidad de España, de todas sus gentes y de todos sus pueblos, se conseguirá,
auténtica y verdaderamente, cuando todos tomemos conciencia de lo que somos, y solo desde la
lucha codo con codo, por nuestros derechos, sin fragmentaciones de clases, nacerá ese
sentimiento de pueblo, de patria, con un mismo destino y una misma voluntad.

Cuando la solidaridad nazca del corazón, y no del interés o del rédito político, entonces existirá
dicha unidad.

Y mientras que nosotros no seamos conscientes de cuáles son las prioridades en la lucha seguiremos
siendo un defensor sin espada ante un ejército de hienas deseando alimentarse de lo que más
queremos.

Y esta idea de justicia y consolidación de lo nacional, desde el arraigo que producen los
sentimientos, es un deber que todos debemos tener presente.

El patriotismo no nació de una bandera, ni una bandera hizo que naciera, el patriotismo nace del
amor de un pueblo, y para que un pueblo exista debe haber nexos de unión, eso nos lo enseña la
vida, desde la cuna, en el seno de nuestras familias.

Lo que nos une a nuestros seres queridos, no son solo el nacimiento y la sangre, son convivencia y
vivencias que alimentan la semilla primigenia.

Los problemas suelen unir a las familias, las hace más fuertes, todos buscamos la protección de los
nuestros cuando el dolor llama a nuestra puerta.

Debemos construir esa familia en grado superlativo, debemos entender que los actuales problemas
son los de todos, porque si uno de los españoles vive debajo de un puente, no es solo problema de
él, ni algo que termine al apagar la televisión. Nos debe doler como si fuera alguien de nuestra
familia, porque en realidad así es.
Nos debe doler que a pesar de que uno posea trabajo, haya casi 5 millones de españoles que no lo
tengan y debemos movilizarnos por ellos.

Aunque nosotros tengamos un plato caliente en la mesa, hay 9 millones de españoles que no lo
tienen y debemos luchar por ellos, por exigir su alimento y derechos, porque son de los nuestros, de
nuestra familia.

Debemos entender como propios los sufrimientos del resto de nuestro pueblo, como tomó como
propios los sufrimientos de su pueblo Evita.

Ella renunció a honores, pero recibió el mayor de ellos, el amor de su pueblo que se ha llegado a
perpetuar en el tiempo.

Nosotros debemos conquistar el amor del nuestro, tenemos muchas más trabas, muchos años de
lavado de conciencias a manos de esos poderes que ya denunciaba el peronismo y que ahora se
han hecho colosos.

Pero si somos capaces de ser esa fuerza que muestre un verdadero y abnegado sentimiento de
amor a nuestro pueblo, a nuestra patria, podremos derrumbar la mayor de las fortalezas y derribar al
mayor de los colosos.

Sin lucha social, sin mirar hacia el pueblo, no hay Patria libre. Sin ganarnos los corazones de los
españoles nunca podremos conseguir nada, aparte de dar la espalda al principio básico del
patriotismo.

Hagamos que la causa de la nación sea la causa del pueblo, y entonces la causa del pueblo será
la causa de la nación.

Reconquistemos la lucha social, por nuestro pueblo, por nuestra nación, por nuestras ideas.

Adelante: ¡Movimientos Sociales y Nacionales!

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