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Universidad Central.

Facultas de ciencias sociales, humanidades y artes.


Seminario en línea.
Andres Camilo Gerenas Perez.

¿Como fue el proceso de barbarización de la política como bien de consumo?

Introducción.
Para dar respuesta a la pregunta en la cual se va centrar este ensayo, es necesario seguir
una ruta de pasos para poder responderle de forma lógica y ordenada.
Primero es necesario entender si la política en efecto tuvo un proceso de barbarización con
las dinámicas que nos describe Baricco en su texto; en segundo lugar es necesario
entender cómo la política se constituye como un bien de consumo y en tercer y último lugar
si en dado caso la política se barbarizo o no, cómo esto afectó la noción de política y las
dinámicas actuales con la que un ciudadano-espectador- consumidor (como lo define Sneth
en el texto), consume, percibe y actúa en la política.
Esto anterior con el fin de entender plenamente el proceso de barbarización en la política
entiendo esta como un bien de consumo y como se constituyó como tal.

¿La política se ha barbarizado?.


Si entendemos un proceso de barbarización como la pérdida del alma, la simplificación de
las cosas para un público menos conocedor que quiere desligarse de los preceptos de
generaciones pasadas vemos un claro símil con el concepto del “dorado” como no lo
expone Sneth, este se puede entender como proceso igual o en todo caso muy similar y
paralelo a la barbarización, reduciendo ambos conceptos a su máxima expresión estos
parten de la premisa en simplificar algo para que sea consumido en masa; si bien es muy
reduccionista entender estos conceptos de tal manera esto permite explicar la relación
entre ambos textos y dejar en evidencia la clara barbarización que en efecto ha sufrido la
política; por muchos factores como el consumo pasional, la potencia (en términos de
seneth) que se le da a un personaje político y la descontextualización a la que se ven
sometidas muchas personas. Esto resultando en un proceso de individualización del sujeto
el cual siempre busca proteger intereses particulares en pro de asegurar lo que ya posee,
esto se configura como algo que debilita cada vez más al sujeto en términos de lo critico y
analitico que este es respecto a temas sociales, políticos y culturales.
Entonces a lo concerniente a responder la pregunta a la cual se quería llegar es que si; la
política ha sufrido un gran proceso de barbarización en la actualidad y no es necesario verlo
en ambientes como los plantea el autor, basta con remitirse a la sociedad colombiana y ver
cómo esto ha sido ya ampliamente llevado a la práctica.

La política como bien de consumo.


La política se entiende como un bien de consumo en la medida que, muchos de los
elementos que ejercen relaciones en este ámbito se consumen como tal como se haría con
un bien, esto como por ejemplo: los personajes políticos, discursos, imaginarios, y en
muchos casos el dorado que ofrecen distintas personalidades políticas. Dicho esto vemos
como la política se consume como el vino hollywoodense descrito por Baricco en grandes
cantidades y por gente que es relativamente ignorante al respecto; esto es importante verlo
como el animal de Baricco; en su totalidad, en su movimiento y en su mutación ya que esto
no es un proceso desligado del ámbito cultural que solo aplica a la política y el vino sino
estas especies de aldeas cada vez se ven más atravesadas por el dorado que se adapta a
las nuevas generaciones. Todo esto configura a la política como un bien de consumo y
hasta cultural, volviendo de esta muchas veces un show mediático en el cual se escogen
con dos propuestas políticas en esencia muy similares pero en apariencia radicalmente
distintas .

Consumidor político .
en este aspecto y a forma de conclusión para este ensayo es importante entender cómo se
relaciona el ciudadano-espectador- consumidor, frente a todas estas dinámicas de
consumo político y ver cómo esto ha afectado profundamente a los gobiernos y en un caso
más concreto; aquellos que se fundamentan en el progresismo y como dichas dinámicas de
consumo generan una mala perspectiva de un gobierno progresista, que si bien cumple con
los objetivos estos no generan la satisfacción al electorado. Frente a las dinámicas del
ciudadano-espectador- consumidor vemos que se configuran de una forma en la que esté
se efectúa como un consumo pasional; nunca se está satisfecho siempre tiene que haber
un problema del cual la más pequeña diferenciación el dorado va a entrar resolver y esta
misma relación hace muy dificil el apoyo de la nación hacia el estado, cuando la relación
entre estos se da de una forma totalmente vertical e impositiva; además del constante
cambio en las leyes lo cual genera la creciente sensación de que el producto político
adquirido fue defectuoso por consiguiente hay que buscar uno más apto o lo
suficientemente diferente para que logre representar un interés particular sobre uno
colectivo. Esto exponiendo de forma tácita la clara problemática que el consumo político de
esta forma anteriormente descrita es algo sumamente contraproducente para las
democracias.

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