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4.

- La Idiosincrasia del Dominicano

Todos los humanos mantenemos características comunes, lo que nos hace distintos es nuestra
capacidad de aprender, la cultura en la que nos formamos, y la capacidad de adaptarnos. El cambio
evolutivo nos prepara para ser creativos en un mundo que cambia continuamente; esos cambios
nos han globalizado; para poder sobrevivir en un mundo tan dinámico, donde lo único constante es
el cambio, el hombre debe adaptarse a cada medio ambiente desde la isla Adak (Alaska) hasta el
Tristán de Cunha (lugar habitado más remoto del mundo.

La diversidad cultural ha planteado un campo de estudio verdaderamente interesante para los


estudiosos de la diversidad humana, donde las migraciones y los desplazamientos humanos
producen aleaciones culturales. A pesar de todo esto, los grupos humanos tienden a desarrollar
idiosincrasia que los hace únicos en su clase.

La idiosincrasia es un “conjunto de características hereditarias o adquiridas que definen el


temperamento y carácter distintivos de una persona o un colectivo”.

Cada ciudadano puede identificar los rasgos que lo hacen distinto a otros individuos, culturas o
razas; se habla de la idiosincrasia para referirse a estos rasgos distintivos; por ejemplo, decimos, que
en tal cultura se come esto pero no aquello, que tal raza es más educada que otra, que se visten de
tal forma y no de otra, etc.

El dominicano no es una excepción a estos señalamientos, quienes vivimos en esta idiosincrática


nación del Caribe tenemos cualidades buenas o malas que nos distinguen de otros contextos
geográficos. Entre las actitudes que caracterizan a los dominicanos, se pueden señalar las siguientes:

- Se habla del “tigreraje” del dominicano para referirse a las habilidades que este tiene para
sobrevivir en cualquier lugar del mundo, sin muchos problemas. Si un dominicano llega a vivir al
planeta Marte y encontrara habitantes allí, al día siguiente de su llegada, le pide prestado para el
desayuno; aunque no conozca el idioma de los marcianos, se las ingenia para no morir de hambre.

- El dominicano es ruidoso por naturaleza, si está oyendo música (generalmente un estridente


reggaetón, bachata o cualquier otro disparate) todos los vecinos están obligados a oír una música
distinta a la suya por el alto volumen de su equipo. La música clásica no le gusta; es música para
muertos, según su apreciación; por sublime que sea esta, " le hace falta letra", si se trata de música
instrumental (sin letra u otro tipo de música vocal).

- Al dominicano le gusta ser el primero, aunque esto signifique colarse en las filas, sin importar que
la fila sea para ir al cielo o al infierno, tienen que ser el primero, busca la forma de pasar al que está
delante de él. Para quien tiene esta actitud, el que respeta el derecho de quien está delante, es un
tonto.

- El dominicano es oportunista, cambia de partido político o filiación religiosa, a cada rato, según
vea la oportunidad de escalar una posición a través de un “enllave”. Esto no solo ocurre con el
votante común, también lo vemos con el que tiene la política como “oficio”, quien a veces ha
militado en todos los partidos políticos mayoritarios
- El dominicano siempre anda "acelerado", casi siempre llega tarde a sus compromisos, pero quieres
pasarle por encima al que va a tiempo, principalmente si es conductor de un vehículo, cuando la luz
del semáforo cambia de roja a verde, si no lo haces al segundo, te toca las bocinas, queriéndote
pasar por encima o te dice cuatro san Antonio. Si es mujer, usa cada parada para terminar de
maquilarse o tomar el té.

- Al dominicano le gusta la comodidad, aunque requiera hacer trampas, sin importar qué tipo de
examen a que se va a someter (pruebas nacionales o examen de manejo), siempre indaga a un
conocido, quien ha pasado por el proceso, dependiendo de la edad dice (pana o panita), dime que
es lo que sale en la “jodida prueba esa”.

- El dominicano siempre está de “chercha”, siempre hay un motivo para reír, a pesar de las
circunstancias, hace un chiste de la madre muerta de del mejor amigo. Se entretiene con cualquier
cosa, sin importar que sea un juego de pelota o un chisme farandulero; esto le hace olvidar
momentáneamente cuestiones más importantes ligadas a la pobreza, falta de seguridad o
educación.

- Otro aspecto que distingue al dominicano, es pretender tener una amplia cultura general. En una
tertulia coloquial, el dominicano conoce la política de Estado de Vladimir Putin en Rusia y también
la de Danilo Medina; es un experto en cualquier tema y a todos los niveles; él sabe hacer de todo
un poco; es un sobreviviente de las circunstancias. Es médico, psiquiatra y terapeuta, te orienta en
cualquier tema o problema, desde como instalar un jacuzzi a llevar una dieta efectiva.

- También, la comodidad es otra de las características dominicana; si de conducir un coche se habla,


este lo quiere estacionar en la cocina de su casa, para no tener que caminar, ahí encuentra todo a
la mano. Es una de las razones del caos vehicular, nadie quiere caminar dos calles para ir de tienda,
ademas del sobrepeso que esta tendencia produce en la población.

- El dominicano llega tarde casi siempre, la impuntualidad es algo que nos caracteriza a la gran
mayoría; cuando acordamos un encuentro con alguien, el primer aclarando es, “hora dominicana”,
implícitamente estamos estableciendo la posibilidad de la tardanza. Llega tarde el novio a la boda,
el juez al tribunal, el medico a la consulta, y hasta el profesor a clase. Hemos tenido presidentes que
han hecho fama por la tardanza de llegar a los encuentros.

- Finalmente, el dominicano tiene una predilección por lo extranjero, si él sabe que la camisa que
acaban de regalarle fue ensamblada en Gurabo, no es buena; pero si regresa de un viaje y la
compraste en la tienda Tesco en Inglaterra, entonces es de muy buena clase. Si se trata de un
producto o de un profesional, es lo mejor, siempre que diga MADE IN extranjero.

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