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CAPÍTULO 16

Fosas nasales:
anatomía, fisiología y
embriología;
exploración

1. ANATOMÍA

1.1. Anatomía de la pirámide nasal

El armazón de soporte de la pirámide nasal está


constituido por los huesos nasales propios, las
apófisis frontales de los huesos maxilares, los 1
cartílagos laterales superiores o triangulares,
los cartílagos alares y el reborde anterior del
cartílago septal (Fig. 16-1).
La región más estrecha de la vía aérea nasal 6
es, en condiciones normales, la válvula nasal;
este espacio tiene una forma triangular, está li- 2
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mitado superiormente por el borde inferior del
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cartílago lateral, medialmente por el septum na-


sal y caudalmente por las fosas nasales y la ca-
beza del cornete inferior. 3 3
Existen tres músculos que controlan la forma
y la función de la pirámide nasal: el músculo pro- 4
cerus, que tracciona cefálicamente de la punta
de la nariz; el músculo elevador del labio supe-
rior y del ala de la nariz, que moviliza las cruras Figura 16-1. Visión frontal del esqueleto nasal.
laterales de los cartílagos alares hacia afuera de 1: Huesos propios. 2: Cartílago lateral. 3: Cartílago
la línea media, ensanchando las narinas; y el alar. 4: Crura medial del cartílago alar. 5: Crura la-
músculo depresor del septum nasal, que movili- teral del cartílago alar. 6: Cartílago septal.
za el dorso nasal hacia abajo y hacia adelante.
La acción combinada de estos tres músculos
puede hacer variar la forma del vestíbulo nasal nes frontal y media de la cara drenan a la vena fa-
y, por tanto, de la válvula nasal. cial; el área orbitopalpebral, a la vena oftálmica.
Las conexiones de las venas de la nariz, el labio
Vascularización sanguínea. La pirámide nasal superior y la mejilla con el drenaje de la arteria
recibe el aporte sanguíneo de las ramas de las ar- oftálmica tienen una gran importancia clínica en
terias facial, oftálmica e infraorbitaria. Las regio- los procesos inflamatorios de este área, ya que
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182  NARIZ, FOSAS Y SENOS PARANASALES

pueden determinar la aparición de un flemón or-


bitario y la trombosis del seno cavernoso.

Drenaje linfático. El drenaje linfático de la pirá-


mide nasal se realiza hacia los ganglios subman-
dibulares, preauriculares y bucales, estos últi- 1
mos situados próximos a la vena facial.
2 4
Inervación. La piel de la pirámide nasal recibe 3
terminaciones nerviosas del nervio trigémino; la 12
raíz y el dorso, de la rama oftálmica; y el ala de
11 5
la nariz, de la maxilar.
10
8
1.2. Anatomía de la cavidad nasal 7

Las fosas nasales son dos cavidades anfractuo- 9 6


sas, separadas por el tabique nasal y situadas en
medio del macizo facial superior, que se extien-
den desde el orificio nasal externo, o narina, has-
ta la coana, y desde aquí se continúan con la ri- Figura 16-2. Pared medial de las fosas nasales.
nofaringe. La pared medial, o septum, separa las 1: Crista Galli. 2: Lámina cribosa. 3: Espina nasal
dos fosas nasales; está constituida por el cartíla- del hueso frontal. 4: Huesos nasales. 5: Cartílago
septal. 6: Conducto palatino anterior. 7: Apófisis
go septal, la lámina perpendicular del etmoides
palatina. 8: Cresta nasal. 9: Lámina horizontal
y el vómer. También participan en la formación del palatino. 10: Vómer. 11: Cuerpo esfenoidal.
de la pared medial los huesos nasales, la espina 12: Lámina perpendicular del etmoides.
nasal del hueso frontal, la cresta esfenoidal, la
cresta nasal de los huesos palatinos, la cresta na-
sal del maxilar y la espina nasal anterior (Fig. 16-2).
El cartílago septal está envuelto por un pericon- arriba, la cara inferior del etmoides; hacia delan-
drio que se extiende alrededor y por debajo del te, el hueso lagrimal; hacia atrás, por la lámina
cartílago de un lado a otro. Por consiguiente, el vertical del palatino; y hacia abajo, por el corne-
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pericondrio separa completamente el septum te inferior, que cubre el segmento caudal del
cartilaginoso del óseo. La cresta maxilar está cu- piso maxilar. La pared lateral de las fosas nasa-
bierta de forma similar, por una fascia de tejido les presenta una superficie muy irregular, estan-
conjuntivo que tapiza el periostio. do cubierta en su mayor parte por los cornetes.
La pared lateral de las fosas nasales tiene for- Los cornetes son unas láminas óseas, delgadas,
ma trapezoidal: su lado anterior es oblicuo y si- oblicuas hacia abajo y adentro, con una superfi-
gue la dirección del dorso de la pirámide nasal, cie curva de concavidad externa, que se inser-
mientras que su lado posterior es vertical. La tan a lo largo de la pared. Sus cabezas se dispo-
porción superior u orbitaria se corresponde con nen en la línea ascendente, oblicua, paralela al
la pared medial de la órbita. Está constituida por dorso de la pirámide, y sus colas siguen una lí-
la apófisis ascendente del maxilar superior en la nea vertical cerca de las coanas (Fig. 16-3). El
región anterior y por la pared lateral del etmoi- cornete inferior o maxilar es un hueso indepen-
des en la posterior. La región inferior o maxilar diente y asimétrico. Es el de mayor tamaño y tie-
se corresponde en la parte anterior con la pared ne forma triangular con una base ventral. Su
medial del seno maxilar, por encima de la apófi- borde cefálico se adhiere a la cresta turbinal in-
sis palatina, y en la posterior, con la cara medial ferior del maxilar y del palatino. El borde caudal
del ala interna de la apófisis pterigoides. El ma- es convexo hacia abajo, delgado hacia adelante,
xilar superior presenta un amplio orificio sinu- y grueso hacia la cola. Su cara medial es conve-
sal, estrechado por los siguientes huesos: hacia xa, más lejana del tabique que en los demás cor-
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Fosas nasales: anatomía, fisiología y embriología; exploración  183

en un fondo de saco, en ocasiones en el seno


frontal o en las celdas etmoidales del suelo del
seno frontal. Su extremidad posteroinferior que,
por el contrario, es ancha, se denomina hiatus
semilunar, y en él se encuentra el orificio de dre-
naje del seno maxilar. En la pared medial del seno
4 maxilar existen unos defectos óseos debidos a
una unión incompleta de la apófisis unciforme
3
con los huesos vecinos. Estos defectos se deno-
2 minan fontanelas anterior y posterior (Fig. 16-4).
El meato superior es mucho más pequeño que el
1 meato medio y solamente se remonta a la mitad
6 posterior de este último. Las celdas del etmoi-
5 des posterior, así como el seno esfenoidal, dre-
nan a este nivel.

Figura 16-3. Pared lateral de las fosas nasales.


1: Cornete inferior. 2: Cornete medio. 3: Cornete
superior. 4: Cornete supremo (su aparición es in-
constante). 5: Orificio faríngeo de la trompa de
Eustaquio. 6: Vestíbulo nasal.
1
4 3
7
6
5
netes, y más rugosa. Su cola es libre y se sitúa a
2
nivel de la coana, en proximidad al orificio tubá-
rico. El cornete medio o etmoidal inferior, es el
más desarrollado de los cornetes etmoidales.
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Ocupa toda la longitud de la pared interna del


etmoides. Su forma es triangular de base infe-
rior, y describe una curva de concavidad exter-
na. El cornete superior es el menos desarrolla-
do. Se extiende sobre la mitad dorsal de la cara
interna del etmoides. Entre los cornetes y la pa- Figura 16-4. Meato medio. 1: Inserción del corne-
red lateral de las fosas quedan limitados tres es- te medio. 2: Inserción del cornete inferior. 3: Apó-
pacios que se denominan meatos. El meato infe- fisis unciforme. 4: Bulla etmoidal. 5: Fontanela pos-
rior está por debajo del cornete inferior y a este terior. 6: Fontanela anterior. 7: Hiato semilunar.
nivel desemboca la vía lagrimal. El meato medio
es menos largo y más alto que el meato inferior.
En él se aprecian dos relieves óseos que dan lu-
gar a dos estructuras importantes: la bulla et- La pared cefálica superior, o techo de las fo-
moidal y la apófisis unciforme. Ambas limitan el sas nasales, comprende una zona anterior o fron-
canal uncibullar, donde tiene lugar el drenaje tonasal, una zona etmoidal y otra esfenoidal. La
del seno frontal, de la mayor parte de las celdas anterior es oblicua de delante hacia atrás, está
etmoidales anteriores y del seno maxilar. La ex- formada por la cara posterior de los huesos na-
tremidad anterosuperior del canal uncibullar es sales y la espina nasal del frontal. La zona etmoi-
estrecha, se denomina infundíbulo, y se pierde dal es horizontal, tiene un aspecto de canal ante-
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roposterior con una concavidad inferior y está que llegan a la mucosa nasal desde el ganglio es-
formada por la lámina cribosa del etmoides. La fenopalatino; las fibras nerviosas parasimpáti-
zona esfenoidal es oblicua hacia atrás y hacia cas alcanzan este ganglio por el nervio vidiano.
abajo, y está formada por la cara interna del
cuerpo del esfenoides. La pared inferior o suelo
de las fosas nasales está formada por dos hue- 1.3. Anatomía de los senos paranasales
sos: hacia delante, por la apófisis palatina del
maxilar superior; hacia atrás, por la lámina hori- Los senos paranasales son expansiones de las
zontal del palatino. El suelo es la separación en- cavidades nasales en el interior de los huesos
tre la boca y las cavidades nasales. Su cara infe- craneales que las rodean. Clínicamente se divi-
rior o bucal es el techo del paladar. den en dos grupos: los senos anteriores, com-
puestos por los frontales, los maxilares y las cel-
Vascularización sanguínea. La irrigación arte- das etmoidales anteriores, que drenan en el meato
rial de las fosas nasales tiene su origen en las ar- medio; y los senos posteriores, cuya ventilación
terias esfenopalatina y etmoidales anterior y y drenaje se realiza a través del meato superior,
posterior. La arteria esfenopalatina es la rama y que están formados por los senos esfenoidales
terminal de la maxilar interna, que pertenece al y las celdas etmoidales posteriores. La separa-
sistema arterial de la carótida externa, mientras ción de los senos anteriores y posteriores radi-
que las arterias etmoidales anterior y posterior ca en la inserción del cornete medio a nivel de la
son ramas de la arteria oftálmica que, a su vez, lamela basal o raíz tabicante.
es una rama de la arteria carótida interna. A ni-
vel del cartílago septal, a un centímetro por en- Seno frontal. Su capacidad es de unos 7 cc. El ta-
cima de la espina nasal anterior, existe una red maño y la forma de los senos frontales es muy va-
de pequeñas arteriolas que constituye el área riable, de manera que en el mismo individuo pue-
vascular de Little o plexo de Kiesselbach. de existir asimetría de ambos senos. Aunque no
es infrecuente que en los estudios radiológicos
La red venosa presenta múltiples anastomosis. aparezcan unos senos frontales rudimentarios,
La red esfenopalatina se anastomosa con los es raro que se produzca una verdadera agenesia.
plexos pterigoideos; la red etmoidal con la cir- El seno frontal se comunica con la cavidad nasal
culación subdural, y la red vestibular con las ve- a través del meato medio, por el conducto naso-
nas angular y facial. frontal o infundíbulo, limitado anteriormente por
la apófisis unciforme y posteriormente por la bu-
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Drenaje linfático. Los linfáticos de la región lla etmoidal. Su suelo forma parte del techo de la
más anterior de las fosas nasales drenan a los órbita y en él se encuentra el canal del nervio in-
ganglios preauriculares o submaxilares. Los de fraorbitario. La lámina posterior del seno frontal
la región superior del tabique, del receso etmoi- es la pared anterior de la fosa craneal anterior.
doesfenoidal y de la parte esfenoidal del techo
nasal se dirigen a los ganglios retrofaríngeos la- Seno maxilar. El seno maxilar, o antro de High-
terales. Los linfáticos de las zonas posteriores more, es el de mayor tamaño (media, 15 cc). Tie-
drenan a la zona peritubárica. ne forma de pirámide cuya base se orienta hacia
la pared de la fosa maxilar mientras el vértice
Inervación. En las fosas nasales existen tres ti- coincide con la apófisis cigomática. La pared
pos de inervación, la sensitiva general, la vege- medial del seno maxilar está formada por la lá-
tativa autónoma y la sensorial olfatoria. La iner- mina vertical del hueso palatino, la apófisis un-
vación olfatoria se describirá en el apartado ciforme del etmoides, la apófisis maxilar del cor-
sobre Fisiología de las fosas nasales. Los nervios nete inferior y una pequeña porción del hueso
que recogen la sensibilidad general de las fosas lagrimal. La pared superior limita con la órbita y
nasales tienen su origen en el nervio trigémino a por ella discurre el nervio infraorbitario. La pa-
través de sus ramas olfática y maxilar superior. red posteroinferior está formada por la porción
La inervación autónoma de las fosas está media- alveolar del maxilar superior y por el paladar
da por los sistemas simpático y parasimpático, duro. La pared posterior separa el seno de la
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fosa pterigomaxilar, donde se encuentra la arte- La pared superior del seno esfenoidal se rela-
ria maxilar interna, el nervio vidiano y las ramas ciona anatómicamente con la hipófisis, lo que
del nervio trigémino. El segundo premolar y los hace posible el abordaje quirúrgico transesfe-
molares primero y segundo mantienen una es- noidal de la glándula. El nervio óptico discurre
trecha relación con el suelo del seno maxilar, lo por la pared lateral del seno esfenoidal y existe
que en ocasiones origina la aparición de sinusi- un relieve óseo que permite adivinar el trayecto
tis secundaria a procesos dentarios. del nervio desde el interior del seno esfenoidal.
La ventilación y el drenaje del seno maxilar se En la cara lateral externa se encuentran la arte-
realizan a nivel del meato medio en el ostium ria carótida interna y el seno cavernoso. En oca-
maxilar; además, en un 15 % de los sujetos nor- siones pueden existir pequeñas dehiscencias
males, aparece un segundo orificio que comuni- óseas a este nivel; por ello, las manipulaciones
ca el seno maxilar con la cavidad nasal y que se de la mucosa durante la cirugía esfenoidal de-
denomina ostium secundario. ben realizarse con un cuidado extremo, para evi-
tar la pérdida de visión o la hemorragia de la ar-
Celdillas etmoidales. El laberinto etmoidal está teria carótida interna con riesgo para la vida del
compuesto por unas cavidades neumatizadas paciente.
de tamaño y número variables. Funcionalmente,
cabe distinguir unas celdas etmoidales anterio-
res que drenan al meato medio y unas celdas et- 2. FISIOLOGÍA DE LAS FOSAS
moidales posteriores, cuyo drenaje se realiza a NASALES
través del meato superior. En ocasiones, las cel-
das etmoidales invaden el cornete medio y dan La mucosa nasal es un epitelio cilíndrico cilia-
lugar a la neumatización del mismo, lo que se de- do con células caliciformes, abundantes glán-
nomina concha bullosa. Generalmente, las cel- dulas y un elevado número de espacios vascu-
das etmoidales anteriores son de mayor tamaño lares cavernosos que condicionan la existencia
que las posteriores, siendo la capacidad global de un tejido esponjoso. Mediante la variación
de los senos etmoidales de aproximadamente 14 cc de las resistencias nasales al paso del aire por
en una persona adulta. la congestión y descongestión de los vasos de
Los senos etmoidales limitan superiormente la mucosa nasal, se consigue calentar y hume-
con la fosa craneal anterior, y el techo del etmoi- decer el aire inspirado. También se produce la
des forma parte de la base del cráneo. El límite limpieza y el filtrado de la corriente aérea gra-
lateral es la lámina papirácea que, a su vez, for- cias a la implantación de las partículas en sus-
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ma la pared medial de la órbita. La pared interna pensión sobre la superficie del moco que recu-
del laberinto etmoidal corresponde a la pared la- bre la cavidad nasal. Este filtrado es tan eficaz
teral de la fosa nasal y su suelo, a parte del techo que apenas llega al pulmón ninguna partícula
del seno maxilar. La pared anterior del seno et- mayor de 4 a 6 micras de diámetro. Otra fun-
moidal está formada por el hueso lagrimal, y la ción de las fosas nasales es la de recoger las
posterior por la cara anterior del esfenoides. partículas volátiles del ambiente que estimulan
las terminaciones nerviosas sensoriales espe-
Seno esfenoidal. Los senos esfenoidales están cializadas (olfatorias).
situados en el interior del cuerpo del hueso es-
fenoides, con un tamaño y una forma variables,
ya que el septum que separa el seno derecho del 2.1. Adecuación del aire inspirado
izquierdo suele encontrarse en situación para-
medial, lo que origina un seno de mayor tama- Para que se realice el calentamiento, la humidi-
ño que el contralateral. La capacidad media del ficación y el filtrado del aire inspirado es impres-
seno esfenoidal es de aproximadamente 7.5 cc. cindible un buen funcionamiento de los vasos y
Su drenaje y ventilación se realizan por el mea- las glándulas nasales, así como de la motilidad
to superior a través del ostium esfenoidal, que ciliar. La submucosa del epitelio nasal contiene
se encuentra localizado cerca del tabique nasal un rico entramado de vasos sanguíneos especia-
por encima de la cola del cornete medio. lizados. El flujo sanguíneo de estos vasos se mo-
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difica merced a la presencia de anastomosis ar- rior hacia la nasofaringe. La segunda vía reúne
teriovenosas, que permiten a la sangre pasar di- las secreciones del etmoides posterior y del
rectamente de las arterias a los sinusoides veno- seno esfenoidal, que se unen en el receso etmoi-
sos sin necesidad de atravesar el lecho capilar. doesfenoidal y alcanzan la nasofaringe por enci-
De esta forma, la mucosa nasal puede congestio- ma del orificio tubárico.
narse al aumentar el paso de la sangre por los le- En condiciones normales, las superficies mu-
chos cavernosos, o descongestionarse si la san- cosas del etmoides anterior se encuentran muy
gre pasa por las anastomosis arteriovenosas próximas entre sí, por lo que el mecanismo de
evitando el tejido cavernoso de la submucosa. El drenaje del moco es muy eficaz, ya que los cilios
aumento de la congestión nasal producirá un de estas superficies pueden trabajar desde va-
mayor calentamiento del aire inspirado y tam- rios puntos. Sin embargo, si las mucosas de su-
bién favorecerá la humidificación por extravasa- perficies opuestas llegan a tener un contacto ín-
ción plasmática capilar. timo, por ejemplo por inflamación de la mucosa,
El aporte sanguíneo a la cavidad nasal está re- puede detenerse el movimiento de los cilios y
gulado por los sistemas autónomos simpático y producirse una obstrucción al drenaje del moco.
parasimpático. El sistema simpático, cuyo neu- Estas áreas de contacto, casi invisibles clínica-
rotransmisor más conocido es la adrenalina, mente, pueden causar problemas graves. Si la in-
produce una vasoconstricción de los vasos na- flamación de la mucosa y la retención de moco
sales. La principal acción del estímulo parasim- afecta a zonas clave, tales como el infundíbulo
pático sobre la mucosa nasal es el aumento de etmoidal o el receso frontal, se alterarán la ven-
la secreción, pero también produce una vasodi- tilación y el drenaje del seno dependiente, y el
latación que incrementa el volumen venoso y el moco retenido será un caldo de cultivo ideal
flujo sanguíneo en esta mucosa. El mediador de para la sobreinfección.
la respuesta parasimpática es la acetilcolina; es
decir, la estimulación simpática produce des-
congestión de la mucosa nasal, mientras que la 2.2. Fisiología de la respiración nasal
parasimpática provoca congestión.
Una capa de moco cubre la totalidad de la su- El aire inspirado, en condiciones de reposo,
perficie de la mucosa nasal, de tal forma que no pasa verticalmente a través de las ventanas; su
sólo se humidifica el aire inspirado, sino que flujo converge para convertirse en laminar en la
también se filtra al quedar atrapadas las partícu- zona más estrecha, la válvula nasal, donde se
las que se encontraban en suspensión en él. Este horizontaliza. Al atravesar esta zona, la corrien-
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manto de moco proporciona además un ambien- te aérea se desorganiza, hecho de gran impor-
te viscoso para la acción de los cilios, facilitan- tancia en el acondicionamiento del aire. La ma-
do el transporte del material filtrado. El moco yor parte del aire inspirado pasa por el meato
está producido por las células caliciformes y medio y el suelo de la fosa, aunque también se
por las glándulas mucosas y seromucosas de la forma un remolino en la región olfatoria. Cuan-
submucosa. Su producción está regulada por el do la corriente respiratoria llega a la nasofarin-
sistema nervioso parasimpático. ge, cambia su dirección de nuevo y aumenta su
El movimiento de los cilios consigue que la velocidad. El aire espirado es más turbulento y
secreción mucosa vaya progresando desde el in- se distribuye por toda la cavidad nasal.
terior de los senos paranasales hacia la cavidad La resistencia nasal en los adultos normales
nasal, por sus orificios de drenaje, y en el inte- sin enfermedad supone el 50 % de las resisten-
rior de las fosas nasales en sentido posterior ha- cias totales del sistema respiratorio. En el ser
cia la rinofaringe, donde puede ser deglutida. En humano la respiración puede llevarse a cabo a
la pared lateral de la fosa nasal existen dos vías través de la nariz, de la boca, o de ambas con-
de transporte mucociliar. La primera reúne las juntamente. Sin embargo, durante el reposo, la
secreciones de los senos frontal, maxilar y et- respiración se realiza preferentemente por las
moidal anterior, que se unen cerca del infundí- fosas nasales, aunque ésta sea la vía de mayor
bulo desde donde pasan sobre el margen libre resistencia, debido no sólo a que la respira-
de la apófisis unciforme y sobre el cornete infe- ción nasal mejora la humidificación, eleva la
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Fosas nasales: anatomía, fisiología y embriología; exploración  187

temperatura y filtra el aire inspirado, sino a que, creciones nasales más voluminosas (respuesta
además, el patrón ventilatorio se suaviza si se parasimpática). Puede haber hiperemia, obs-
respira por una vía de alta resistencia, porque trucción nasal, hipersecreción, y hasta dolor
permite que el aire llegue a los alvéolos más dis- nasal por estimulación sexual, menstruación o
tales y que el surfactante pulmonar se distribu- embarazo, esto debido a que los estrógenos re-
ya más eficazmente, evitando la existencia de trasan la destrucción de la acetilcolina por la
áreas de atelectasia. acetilcolinesterasa.
La vía respiratoria nasal puede dividirse en Existe un ritmo biológico denominado ciclo
tres regiones distintas, cada una de las cuales nasal que, en condiciones normales, genera con-
presenta un mecanismo específico para contro- gestión y descongestión alternantes y cíclicas
lar de forma fisiológica las resistencias nasales: de las fosas nasales. Aunque hay una gran varia-
el vestíbulo, la válvula y el cavum nasal. El ves- ción periódica de las resistencias nasales, esto
tíbulo nasal está sujeto a cambios de presión a puede pasar desapercibido al sujeto que lo pa-
lo largo del ciclo respiratorio. Durante la inspi- dece, ya que cuando en una fosa nasal aumenta
ración se genera una presión negativa en el ves- la congestión de la mucosa, en la otra disminu-
tíbulo; al no existir un soporte rígido del ala na- ye, permaneciendo constantes las resistencias
sal, la presión negativa interna tiende a colapsar totales. La función del ciclo nasal es objeto de
este segmento de la vía respiratoria. En condi- múltiples especulaciones; se piensa que el aire
ciones normales, dicha tendencia se ve compen- se calienta al atravesar el lado más estrecho y se
sada por la contracción de los músculos dilata- humedece al pasar por el más amplio, aunque
dores del ala nasal durante la inspiración. La quizás esta visión sea simplista.
válvula nasal varía su permeabilidad al modifi-
carse el tejido eréctil del tabique nasal y de la
cabeza del cornete inferior. Debido a la estre-
chez del área de la válvula nasal, pequeños cam- 2.3. Fisiología de la olfacción
bios en la congestión de la mucosa de la cabeza
del cornete inferior pueden tener efectos muy El sentido del olfato radica en el epitelio olfato-
marcados sobre la resistencia aérea de esta re- rio que cubre el techo de las fosas nasales, ex-
gión, incrementándose las resistencias nasales tendiéndose al cornete superior y a la porción
por la vasodilatación de los vasos de la mucosa adyacente del septum nasal. Se trata de un epi-
y disminuyendo por la vasoconstricción de los telio amarillo, debido al pigmento fosfolípido
mismos. El cavum nasal es la región de la vía aé- que contiene, pseudoestratificado, con células
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rea nasal posterior a la apertura piriforme. Las olfatorias, células de sostén, células basales y
resistencias en este segmento están determina- glándulas de Bowman. Estas últimas segregan
das principalmente por el grado de congestión un material lipídico que se disemina uniforme-
del tejido eréctil de los cornetes y del tabique mente sobre la superficie del epitelio olfatorio,
nasal. La contribución del cavum al aumento de en el que se disuelven las sustancias odorantes
las resistencias nasales es relativamente peque- que estimulan las células olfatorias.
ña, habiéndose demostrado mediante numero- Los axones de la célula olfatoria primaria atra-
sos estudios que, incluso en estado de conges- viesan la lámina cribiforme y sinapsan en el bulbo
tión de las fosas nasales, la mayor parte de la olfatorio con las neuronas de segundo orden que
resistencia al paso del aire por la nariz tiene lu- constituyen el tracto olfatorio. Desde allí llegan al
gar en la región anterior. centro de la corteza piriforme, a la comisura ante-
La modificación de la permeabilidad nasal rior, al núcleo caudado, al tubérculo olfatorio y al
está influida por la respuesta vasomotora a hor- limbo anterior de la cápsula interna. Además exis-
monas, ambiente, emociones y una larga lista de ten conexiones con el sistema límbico o encéfalo
agentes farmacológicos. El ejercicio o el miedo visceral, con el uncus y el hipocampo del lóbulo
producen vasoconstricción y retracción de la temporal, el tálamo, el hipotálamo, el lóbulo fron-
mucosa (respuesta simpática), mientras que la tal y la formación reticular del tallo encefálico.
frustración y la ansiedad originan ingurgitación El mecanismo por el cual se origina la sensa-
vascular, con tumefacción del tejido eréctil y se- ción olorosa aún no se conoce completamente,
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aunque se explica por la existencia de unos recep- se alcanza hasta el séptimo año de vida. Los senos
tores de dimensión y forma definidas, situadas a esfenoidales comienzan a neumatizarse a partir
lo largo del epitelio sensorial de la mucosa nasal. del séptimo año de vida, llegando a tener la forma
Las moléculas odoríferas se fijan a estos recepto- y el tamaño definitivos entre los doce y los quin-
res como si de una reacción antígeno-anticuerpo ce años. Las celdas etmoidales comienzan su des-
se tratara, produciendo la activación de la enzima arrollo en el embrión de seis meses, invaginándo-
adenilciclasa e iniciando la despolarización de la se la mucosa del meato medio para formar las
vía nerviosa. La irritación de determinadas célu- celdas etmoidales anteriores y la del meato supe-
las o de una combinación de ellas, da lugar a una rior para dar origen a las etmoidales posteriores.
sensación olfatoria relacionada con la calidad y la Los senos etmoidales están ya neumatizados en el
intensidad de la estimulación sensorial. momento del nacimiento, y alcanzan su tamaño
definitivo alrededor del séptimo año de vida. El
hueso frontal se neumatiza por expansión del re-
3. EMBRIOLOGÍA DE LAS FOSAS ceso frontal desde el meato medio, lo que comien-
NASALES za al final del primer año de vida y se completa en-
tre los quince y los veinte años.
Al final de la cuarta semana de gestación, el cen-
tro de las estructuras faciales está formado por
una depresión ectodérmica, llamada estomodeo, 4. EXPLORACIÓN CLÍNICA
rodeada por el primer par de arcos braquiales o Y RADIOLÓGICA
faríngeos. A cada lado de la prominencia frontal
e inmediatamente por encima del estomodeo se 4.1. Exploración clínica
puede distinguir un engrosamiento local del ec-
todermo superficial, la placoda nasal. Durante la La exploración clínica de la nariz se inicia en la
quinta semana aparecen dos pliegues de creci- pirámide nasal, en donde debe evaluarse la exis-
miento rápido, los procesos nasolateral y naso- tencia de deformidades del esqueleto óseo y
mediano que rodean la placoda nasal, la cual cartilaginoso mediante visualización y palpa-
forma el suelo de una depresión, la fosita nasal. ción. Es importante prestar atención a las modi-
Los procesos nasolaterales formarán las alas de ficaciones dinámicas de los cartílagos durante la
la nariz y los nasomedianos originarán las por- respiración, ya que un cartílago alar demasiado
ciones medias de la nariz, el labio superior y el débil puede tender al colapso con la inspiración,
paladar. En la sexta semana del desarrollo, las y generar un cuadro de insuficiencia respirato-
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fositas nasales se hacen más profundas, forman- ria nasal. Se explorará también la existencia de
do las cavidades nasales que desembocan en la puntos dolorosos o de sensibilidad a la percu-
cavidad bucal a través de las coanas. sión sobre los senos paranasales.
El recubrimiento cartilaginoso de la pirámide La rinoscopia anterior permite observar la re-
nasal y de las cavidades nasales se desarrolla en gión más ventral de las fosas nasales. Para reali-
el embrión de 7 semanas, iniciándose en la región zar una correcta rinoscopia es imprescindible el
del septum y prosiguiendo en las paredes latera- uso de una adecuada fuente de luz, mediante un
les. Más tarde se originan diversos centros de espejo frontal o un fotóforo. La dilatación del ves-
crecimiento, uno en la octava semana para el cor- tíbulo nasal con un rinoscopio de valvas permite
nete inferior, otro en la novena para el cornete inspeccionar el interior de la cavidad nasal, con
medio, y un tercero para el cornete superior en la cuidado de no deformar excesivamente los cartí-
duodécima semana. La cavidad nasal queda for- lagos nasales, lo que no sólo puede ser molesto
mada al final del tercer mes de vida embrionaria. para el paciente, sino que además puede modifi-
Los senos esfenoidales y maxilares se desa- car las estructuras y enmascarar algunas altera-
rrollan como invaginaciones de la mucosa nasal ciones anatómicas, como deformidades anterio-
desde el tercer mes, a partir del meato superior y res del septum o estenosis de la válvula nasal.
del meato medio, respectivamente. El seno maxi- Mediante la rinoscopia anterior debe valorar-
lar existe como un saco tubular en el momento del se la permeabilidad nasal, prestando atención a
nacimiento, pero su neumatización completa no la morfología del tabique y a la forma y el tamaño
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Fosas nasales: anatomía, fisiología y embriología; exploración  189

de los cornetes inferiores. El color o la aparición • Proyección de Waters o mentoplaca: el pa-


de congestión, edema o hipertrofia de la mucosa ciente extiende la cabeza hasta que su barbi-
nasal informa sobre la existencia de distintas en- lla contacta con la placa de impresión radio-
fermedades. Es importante buscar secreciones lógica. Con esta proyección se consigue una
patológicas en la cavidad nasal, especialmente en buena visualización de los senos maxilares.
los meatos; si estas secreciones son muy abun- • Proyección de Cadwell o frontoplaca: el pa-
dantes convendrá aspirarlas o pedir al paciente ciente flexiona la cabeza hasta hacer con-
que se suene para poder visualizar el interior de tactar la frente con la placa radiológica, lo
las fosas. La rinoscopia anterior permite diagnos- que permite una excelente visualización de
ticar la presencia de cuerpos extraños, tumores los senos frontales.
o hemorragias nasales. Cuando la congestión de • Proyección lateral: permite estudiar la pirá-
la mucosa nasal sea muy intensa se debe aplicar mide ósea nasal para descartar fracturas;
también se pueden valorar las alteraciones
algún descongestionante (adrenérgico).
a nivel del cavum y del seno esfenoidal.
La rinoscopia posterior se realiza con un pe-
• Proyección de Hirtz o basal: la cabeza está
queño espejo que se coloca detrás del velo del
extendida para conseguir que el eje vertical
paladar mientras se baja la lengua con un depre-
del cráneo sea perpendicular a la placa de
sor. La imagen que se consigue es la reflejada en impresión; sirve para valorar los senos et-
el espejo. Esta exploración muestra el cavum, moidales y esfenoidales.
las coanas y los rodetes tubáricos. La rinoscopia
posterior permite valorar la existencia de tejido El estudio mediante tomografía computariza-
adenoideo obstructivo, hipertrofia de las colas da en proyecciones axiales y coronales no sólo
de los cornetes, atresia de coanas, o la presen- aporta mayor información sobre los senos que
cia de secreciones patológicas o quistes y tumo- la radiografía simple, por permitir estudiar las
res de la rinofaringe. En algunos pacientes se partes blandas con el mismo detalle que el hue-
hace imprescindible la anestesia tópica de la fa- so, sino que también informa sobre el estado de
ringe (tetracaína) para evitar los reflejos nauseo- los meatos, lo que ayuda a entender desde un
sos y facilitar la rinoscopia posterior. punto de vista fisiopatológico la sintomatología
del paciente (Fig. 16-6).
La resonancia magnética nuclear sirve para va-
4.2. Exploración radiológica lorar las partes blandas; por ello, se utiliza en el es-
tudio de los tumores nasales, para evaluar la infil-
La exploración radiológica de los senos parana- tración de las estructuras vecinas (Fig. 16-7). La
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sales permite conocer las alteraciones de las ca- angiografía puede ser también de gran utilidad en
vidades que no son directamente accesibles a la el estudio de las lesiones vasculares que afectan a
exploración clínica. Para ello se realizan estudios las fosas nasales, ya que permite la embolización
de radiología simple y tomografía computariza- de las arterias en casos de epistaxis rebeldes, o
da, así como de resonancia magnética nuclear. puede evitar una hemorragia voluminosa durante
La radiología simple pone de manifiesto la la cirugía de los tumores vasculares. En la actuali-
existencia de niveles hidroaéreos, hiperplasia dad la angiorresonancia es un buen complemen-
de la mucosa, o simplemente una ocupación de to a las arteriografias convencionales.
los senos paranasales al desaparecer total o par-
cialmente el aire de su interior (veladura radio-
lógica). En este tipo de estudios también pueden
apreciarse erosiones óseas. 5. EXPLORACIÓN FUNCIONAL
La complejidad anatómica de la base del cráneo Y ENDOSCÓPICA
ha obligado a desarrollar diferentes proyecciones
radiológicas para visualizar los senos paranasales 5.1. Evaluación de la permeabilidad
evitando la superposición de imágenes, especial- nasal
mente la del peñasco del hueso temporal sobre las
cavidades estudiadas. Las proyecciones radiológi- La obstrucción nasal es un síntoma que con fre-
cas más usadas son las siguientes (Fig. 16-5): cuencia lleva al paciente a la consulta del otorri-
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A B
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C D

Figura 16-5. Radiología simple en el estudio de los senos paranasales. A: Proyección de Waters. B: Pro-
yección de Cadwell. C: Protección de Hirts. D: Proyección lateral.

nolaringólogo. La exploración de estos pacien- mientos destinados a mejorar la ventilación na-


tes mediante rinoscopia, incluso con las moder- sal, han impulsado el desarrollo de distintos test
nas lentes de endoscopia, permite valorar de de evaluación de la permeabilidad nasal. Entre
forma estática la anatomía de la vía respiratoria los más usados se encuentran la rinomanome-
nasal; pero, debido a la complejidad del flujo aé- tría y la rinometría acústica.
reo nasal, en ocasiones es difícil predecir el efec- Rinomanometría. Esta técnica estudia las re-
to de las anomalías anatómicas sobre las resis- sistencias nasales al flujo aéreo basándose en
tencias nasales al paso del aire. la ley de Poiseville: R = P/V, donde R es la resis-
La necesidad de distinguir las alteraciones es- tencia, P es el gradiente de presión que existe
tructurales que disminuyen la permeabilidad na- entre la narina y la coana, y V el flujo nasal. La
sal de las que son asintomáticas, y la exigencia rinomanometría registra la presión en una na-
de objetivar los resultados de los diversos trata- rina mientras el paciente respira por la otra,
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Fosas nasales: anatomía, fisiología y embriología; exploración  191

A B

Figura 16-6. A: TC coronal que muestra asimetría de fosas y senos paranasales con gran cresta septal
izquierda. B: Proyección axial de senos paranasales que muestra un quiste de retención en el fondo del
seno maxilar derecho.

midiéndose el flujo respiratorio de esta última. proporciona una estimación de las áreas trans-
Los resultados se presentan en una gráfica de versales de la cavidad nasal en relación a la dis-
abscisas y ordenadas, registrándose las curvas tancia de las narinas y, por tanto, ofrece una ima-
de flujo y presión en inspiración y espiración, gen tridimensional de las fosas nasales.
y en ambas fosas por separado. La rinometría acústica y la rinomanometría
Rinometría acústica. La rinometría acústica es deben realizarse antes y después de la vaso-
una técnica objetiva, rápida y no invasiva, que constricción de la mucosa nasal, para diferen-
valora la geometría de las fosas nasales basándo- ciar las obstrucciones nasales por alteraciones
se en la reflexión de una onda acústica. Las varia- estructurales que no se modifican con la des-
ciones en las áreas transversas de la cavidad na- congestión nasal (desviación del tabique), de
sal hacen que el sonido se refleje por los cambios las que sí lo hacen (rinitis con inflamación de la
de la impedancia acústica local. Esta exploración mucosa nasal).
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5.2. Evaluación del sentido del olfato

El sentido del olfato es difícil de evaluar de for-


ma objetiva debido a la existencia de una enor-
me variación del umbral olfatorio en las perso-
nas normales, y a los problemas técnicos de la
exploración. Estos últimos están relacionados
con la presentación del estímulo y la cuantifica-
ción de la respuesta. El test olfatorio más utilizado,
por ser el más sencillo, es el de la identificación
cualitativa, con el que se explora la capacidad
del paciente para reconocer diferentes sustan-
cias olorosas presentadas a una única concen-
Figura 16-7. Resonancia magnética nuclear en la tración. Las limitaciones de esta técnica derivan
que se aprecia la existencia de un tumor etmoidal de la capacidad del sujeto explorado de nom-
izquierdo que afecta a la órbita pero no a la fosa brar o describir la sensación que percibe; por
craneal anterior. otro lado, al estimular con una sola concentra-
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192  NARIZ, FOSAS Y SENOS PARANASALES

ción no se consigue diagnosticar una pérdida ración al ampliar el espacio libre. Por medio de
parcial del olfato. la endoscopia se consigue una visualización di-
La determinación del umbral olfatorio se reali- recta de los meatos (Fig. 16-8), lo que es de gran
za con una serie de estimulaciones pareadas. Una transcendencia en el diagnóstico y tratamiento
de ellas se hace con una sustancia odorífera en de las enfermedades nasosinusales, ya que pe-
concentraciones que van disminuyendo progresi- queñas alteraciones a este nivel pueden originar
vamente, y la otra, sólo con el diluyente utilizado. una sintomatología nasal importante. La endos-
El paciente debe decir cuál de los dos estímulos es copia es también de utilidad en la exploración de
el que contiene la sustancia olorosa, pero no está la nasofaringe porque facilita el diagnóstico de
obligado a identificarlo por el nombre o a descri- las lesiones que podrían pasar desapercibidas
bir la sensación que percibe. La concentración me- en una rinoscopia posterior (Fig. 16-9). Introdu-
nor con la que sea capaz de tener la sensación olo- ciendo la óptica en los senos a través de peque-
rosa será el umbral de detección. Aunque muchos ñas vías de acceso se puede visualizar su interior
centros intentan desarrollar la metodología capaz con una mínima morbilidad (véase Fig. 16-10
de obtener una olfatometría por respuestas evoca- en pliego de color). La endoscopia permite, ade-
das, en el momento actual ninguno de ellos ha con- más, grabar en vídeo o hacer fotografías, para
seguido diseñar un sistema verdaderamente eficaz conservar registros gráficos de la exploración.
para su utilización clínica.

5.3. Exploración endoscópica

Con la utilización de las técnicas endoscópicas


podemos valorar con detalle el interior de las fo-
sas nasales y sus particularidades anatómicas
ocultas a la visión microscópica. Para ello, dis-
ponemos de diversos tipos de endoscopios:

1. Flexibles: permiten seguir las variaciones


anatómicas, adaptándose el endoscopio
en su progresión. Existen buenas cámaras
y sistemas de amplificación. Figura 16-8. Endoscopia nasal con visualización di-
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2. Rígidas, con diversos grosores: cuanto me- recta del meato medio. 1: Septum nasal. 2: Corne-
nor sea el grosor de la lente, menos pro- te medio. 3: Bulla etmoidal (véase pliego de color).
babilidades hay de molestar al paciente
durante el examen, pero mayor calidad pre-
cisaremos de los sistemas de imagen (cá-
mara y zoom). Existen endoscopios con an-
gulación de 0° y gran angular, fáciles de
utilizar y muy adecuados para la explora-
ción en gabinete, con una angulación de 30°
que permite ver mejor las paredes laterales,
aunque requieren más entrenamiento.

La técnica para la exploración con endosco-


pio exige evitar en la medida de lo posible el con-
tacto con el septum nasal, con marcada inerva-
ción sensitiva, que puede generar dolor; no así el
contacto con los cornetes inferiores. Puede utili- Figura 16-9. Endoscopia nasal con visualización
zarse anestesia tópica, si es posible con descon- de la rinofaringe. Techo del cavum. 2: Borde pos-
gestionantes nasales, que favorecerán la explo- terior del septum nasal. 3: Trompa de Eustaquio.
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PUNTOS CLAVE

• El septum nasal está constituido por el cartílago septal, la lámina perpendicular del etmoides y
el vómer.
• Las celdas etmoidales anteriores, los senos maxilares y los frontales drenan en el meato medio, mien-
tras que las celdas etmoidales posteriores y los senos esfenoidales lo hacen en el meato superior.
• Las fosas nasales reciben su aporte sanguíneo del territorio de la arteria carótida externa a tra-
vés de la esfenopalatina, rama de la arteria maxilar interna, y de la carótida interna por las ar-
terias etmoidales, ramas de la oftálmica.
• Los únicos senos clínicamente expresivos al nacer son los maxilares y etmoidales.
• La función de las fosas nasales es humedecer, calentar y filtrar el aire inspirado mediante el fun-
cionamiento de los vasos y las glándulas nasales, así como de la movilidad ciliar.
• La válvula nasal es la región de mayor resistencia al paso del aire de la cavidad nasal.
• En las fosas nasales, el estímulo simpático produce una vasoconstricción y, por tanto, una dismi-
nución de las resistencias nasales, mientras que el parasimpático origina un aumento de la se-
creción nasal y vasodilatación (aumento de las resistencias).
• Para la realización de una rinoscopia anterior debe usarse una luz adecuada y se evitará de-
formar el vestíbulo nasal.
• La radiología simple de los senos paranasales pone de manifiesto la existencia de niveles hidro-
aéreos o de hiperplasia de la mucosa, evidenciándose una ocupación de los senos paranasa-
les al desaparecer el aire de su interior.
• Pequeñas alteraciones a nivel de los meatos pueden originar una sintomatología nasal muy im-
portante.

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