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DICCION, ENTONACION Y GRUPO FONICO:

DICCIÓN

Es la manera de pronunciación dentro de las condiciones que


imponen las reglas gramaticales.  

Demóstenes opinaba que la pronunciación es lo más importante, la


misma debe
ser clara y entendible. 

El desconocimiento del idioma hace que cometamos muchos errores


imperdonables.

 Por tanto el buen locutor y el buen orador deben profundizar en el


estudio y práctica de la ortología, que nos enseña la correcta
pronunciación de las palabras. 

 ENTONACION:

 Es el grado de elocución, inflexión y expresión de la voz alcanzada, para lograr una expresión
oral de máxima calidad.

TONO: 

Es un elemento sonoro, no verbal. La entonación juega un papel muy


importante enla comunicación oral sobre todo en la oratoria.
Para dar más sentido y mayor expresividad a las palabras, debe
graduarse con pequeños matices diferentes, la intensidad y volumen
de la voz. 
 
 
Debemos hablar con el tono de voz normal, a menos que vayamos a
imitar a una persona.
Hay que saber variar la voz dentro del tono que es normal, no
debe hablarse siempre en el mismo tono, pues esto crea monotonía.
Alguien ha dicho: “La entonación no debe adormecer a causa de su
monotonía, herir por  la vehemencia o molestar por la ironía, a no
ser que esa sea la intención del orador por motivos determinados”. 
La entonación puede ser ascendente, descendente y mixta.
La ascendente sugiere interrogación, indecisión, incertidumbre,
duda o suspenso.
La descendente sugiere firmeza, determinación, certeza, decisión
o confianza.
 La mixta es doble, a la vez, ascendente y descendente, nos puede
sugerir una situación de conflicto o una contradicción de los
significados y se usa frecuentemente para denotar ironía o
sarcasmo o para exponer una sugerencia. 

GRUPO FÓNICO:
Es la porción de discursos comprendida entre dos pausas.
El grupo fónico medio oscila en español entre las ocho y las once
sílabas, puede haber claro está, grupo fónico de menos sílabas,
como por ejemplo
 ‘si’, contestando a una pregunta. 

Es importante el grupo fónico, porque los comportamientos tonales


del final de cada grupo fónico nos dan unos niveles determinados
que son las características principales de la entonación. 
LAS PAUSAS, EL RITMO  Y EL ÉNFASIS. 

PAUSAS:
Son  las interrupciones o detenciones que realizamos cuando
hablamos o leemos. Las pausas se originan por dos razones:
Fisiológicas y lingüísticas.
Lo ideal es que coincidan las dos.
Fisiológicamente vienen determinadas por la necesidad de respirar
y lingüísticamente porque señalan el final de una expresión. 
                                                                                                

Las pausas sirven para puntuar los pensamientos, del mismo modo
que
 la coma, punto y coma y punto, sirven para separar las palabras
escritas en grupos de pensamientos, las pausas de distintas
duración nos ayudan a separar las palabras habladas en unidades que
tienen un significado en conjunto. 

La pausa permite fácilmente las inflexiones de la voz, el cambio de


tono y ritmo y en definitiva contribuye, si se hace buen uso de ella,
a mantener más viva la atención.

Una parrafada sin pausa es una monotonía aterradora.

El uso inadecuado de las mismas, resulta tan perjudicial y confuso


para el oyente, como el uso de inadecuada puntuación en un escrito. 

Las pausas pueden ser: 

Psicológicas:cuando el animo del orador quiere permitir al auditorio


un momento de reflexión. 

Lógicas:se usan cuando lo exige el contexto y la frase,


generalmente son breves; al término de una frase importante o de
mayor duración, cuando se va a abordar un nuevo desarrollo, en cuyo
caso no siempre será fácil distinguirlas de las pausas psicológicas. 

Afectivas:cuando se desea suscitar la emoción del oyente. 

 Respiratorias:
cuando agotada la respiración se hace forzosa inspiración.
Una modalidad en la pausa, es el silencio, especialmente querido y
deseado por el que habla, se requiere mucho dominio de la situación
y de uno mismo.
Durante ese silencio un buen orador sabe con gestos y expresiones
sobrias, mantener el interés de los oyentes, de ahí que se hable de
la elocuencia del silencio, aunque en todo momento debe tenerse
presente que debe ser, un silencio justificado
 

RITMO:La relación entre los acentos y las pausas crean esa cadencia
o pulsación que se conoce con el nombre de ritmo. Si esa relación se
manifiesta por intérvalos de tiempos breves o iguales, se habrá
obtenido un ritmo rápido y monótono.

Si se manifiesta por intervalos de tiempo muy alejados entre sí o


muy irregulares, no se advertirá el ritmo en el primer caso y en el
segundo caso será caótico.  

El ritmo está íntimamente ligado con la velocidad en el habla.


Hay momentos en que deberá hablar con más velocidad que otras.
Una persona de temperamento excitable, habla siempre a un ritmo
apresurado, mientras que una persona tranquila lo hace a un ritmo
más lento.
Pero la persona entusiasta y reflexiva evitará tanto un extremo
como el otro y variará su ritmo, empleando esta variación para
demostrar la intensidad de sus convicciones o la profundidad de
sus sentimientos.     
                     
ÉNFASIS: 

Es dar sentido a lo que se dice, acentuar a lo que tiene más interés.

Lo que es la médula de un párrafo puede pasar muchas veces


 Inadvertida por no cuidarse este aspecto tan importante de la
dicción.
Debe evitarse no obstante, caer en dos prácticas viciosas;
el uso exagerado de la fuerza enfática y
el uso del énfasis de manera continua. 

EL TIMBRE: 

Es el sonido característico de una voz.


Esta cualidad es la que nos permite identificar quien está hablando, sea por radio, TV, teléfono
o personalmente, por el solo sonido de la voz. Cada persona tiene su timbre o sonido peculiar
de voz, esta dependerá de las condiciones individuales de los órganos fonéticos. 

LA INTENSIDAD: 

Es el mayor o menor grado de fuerza al emitir sonidos del habla.


Cuando hablamos en voz baja lo hacemos con poca intensidad. No debe confundirse el tono con
la intensidad.
Hay factores determinantes en la intensidad; la emoción,la circunstancia, el estilo, etc.  

LA ARTICULACIÓN;  SU IMPORTANCIA. 

Articular bien, es pronunciar distintamente todas las consonantes.

Debe tenerse en cuenta que la lengua es el órgano que contribuye de modo más importante a la
claridad de los sonidos de las palabras, porque aunque la boca tiene la apertura necesaria, los
sonidos producidos no pueden modularse si la lengua permanece inactiva o se mueve con
torpeza. 

Los labios también son muy importantes para una pronunciación clara, si se dejan
excesivamente relajados, el resultado es una serie de murmullos confusos, especialmente en
los sonidos P B M F, que exigen una enérgica acción labial         

Cuando se habla ante un micrófono, debe evitarse, claro está, la emisión excesivamente
explosiva de las consonantes, pero en otros casos deben emplearse los labios con movimientos
de mayor firmeza para dar más rotundidad a las palabras. 

Articular bien, entre otras cosas, permite hacerse comprender claramente, incluso, cuando se
habla en voz baja.
A veces locutores, oradores y actores descuidan la articulación, esto provoca la poca
comprensión de lo que se dice, y por tanto, se pierde el interés del público.
Algunos locutores de radio no pronuncian claramente los finales de las palabras, sobre todo, si
son esdrújulas o sobreesdrújulas.
 Como al final de una frase pronunciada suele descender el tono, la última sílaba se apaga, no se
oye y es preciso darle intensidad, más aún si se trata de una esdrújula. 
CUALIDADES DE LA ARTICULACIÓN
 CLARIDAD, INTENSIDAD, FLEXIBILIDAD Y ENFASIS 

 CLARIDAD: O nitidez es la primera cualidad de la articulación, debe


accionarse correctamente el maxilar inferior, la lengua y los labios
para lograr una dicción bien definida.
Ciertos hábitos viciosos que no se han corregido a tiempo, son los
causantes de una defectuosa dicción. Es preciso hablar despacio
para articular con claridad. 

INTENSIDAD: El factor que en mayor grado afecta la inteligibilidad,


es probablemente el nivel sonoro de las palabras, que depende a su
vez, por una parte, de la distancia entre el emisor y el receptor y
por otra de la intensidad de los ruidos ambientales, ya que estos
pueden enmascarar o debilitar los sonidos. 

Una voz llega más lejos mientras más intensa es, cuanto más
aguda es, porque la frecuencia de las vibraciones es mayor.
Existen instrumentos para medir con precisión la intensidad sonora,
pero no es probable que el orador los tenga, aunque siempre se
puede apreciar por las expresiones de los oyentes mas alejados, si
se está escuchando correctamente lo que se dice.
Es pues una de las responsabilidades básicas del disertante u
orador, hacer el uso más adecuado de su fuerza vocal, es decir
debe hablar con intensidad suficiente para ser oído por el
auditorio.                                                                                         
  

   Sedebe aprender a graduar con pequeños matices


diferenciales la intensidad y volumen de la voz. Si el orador
quiere dar la impresión de energía, debe aumentar la fuerza de su
voz, es decir, debe hablar con intensidad suficiente para ser oído
por el auditorio, correctamente. 

Hablar en voz baja puede sugerir que el orador no está seguro de sí


o que no cree verdaderamente aquello que dice.
A veces para atraer más la atención o para provocarla, será
necesario bajar mucho el volumen de la voz, en otros casos será
conveniente levantarla más, lo cual es un recurso muy eficaz para
despertar el interés cuando está languideciendo.
Es posible hacer reaccionar a una audiencia apática, si de pronto
pronunciáramos una frase con aumento de volumen, pero sin olvidar
que ese efecto no se produce por el aumento sonoro en sí mismo,
sino por lo que supone de contraste con frases o palabras
anteriores. 

FLEXIBILIDAD: Un discurso puede perfectamente ser inteligible


pero es posible que deje en quien lo escucha, una nebulosa
sensación, que frustre de ese modo la comunicación al auditorio.
Esto sucede cuando la voz carece de la flexibilidad necesaria para
expresar significados finos y emocionales de los que por regla
depende una pronunciación exacta y agradable. 

¿Qué hacer para que las ideas centrales se destaquen sobre las
demás? 

 Lógicamente, tener la flexibilidad necesaria y eso se logra


haciendo uso de cualidades importantísimas como la velocidad, las
pausas, el ritmo y el  tono, elementos necesarios para dar claridad y
vivacidad a la expresión oral.

Veamos: 
VELOCIDAD: la mayor parte de los que hablan con excesiva
velocidad fatigan a quienes quisieran escucharle.
Otras en cambio, hablan con excesiva y desesperante lentitud. 
 ¿A qué velocidad debe hablarse? 

                                                                   
                    

 Se puede decir que se habla con mayor velocidad si se


trata un tema superficial, que puede seguirse fácilmente,
por el auditorio o de un tema suficientemente conocido.

 Se habla con menor velocidad, cuando los oyentes están


poco familiarizados con el asunto que se trata, o cuando el
nivel intelectual de aquellos sea muy diverso. 

En su mayoría, las personas hablan a una velocidad de 120 a 180


palabras por minutos, pero no es posible hacerlo a una velocidad
uniforme.

Lo correcto es que la velocidad se ajuste al tipo de sentimientos


o pensamientos que el orador trata de transmitir.

La rapidez en el hablar es un obstáculo para mejorar la dicción y


corregir sus defectos, pero la lentitud por sí sola no resuelve ni si
quiera la claridad. Hay que hablar lentamente, pero con un ejercicio
para frenar el impulso instintivo de correr, para acostumbrarse a
utilizar más los músculos de la boca y dominarlos mejor

Para adquirir el hábito de silabear y vocalizar, para que no se pierda


una sola palabra en el camino. Pero una vez lograda una más clara
vocalización, la velocidad ha de adecuarse al tema, al auditorio y al
valor de las ideas que quieran destacarse. 

LOS VICIOS DE LA DICCIÓN   AL IGUAL QUE AL CUERPO DESTRUYEN


 

EL LENGUAJE Vicios de la dicción. Por vicios de dicción se entiende


toda imperfección grave, toda deformación que impide una correcta
pronunciación de palabras,frases u oraciones.

 ALGUNOS VICIOS 

El Ceceo. Consiste en pronunciar la “s” como si


fuera  “z”                 . ejs.: zapo por sapo, bazura por basura,
dezastre por desastre.  

El Seseo. Defecto de pronunciación que consiste en pronunciar la


“ce” o la zeta como si fuera “S”.
 Siseo. Es la pronunciación repetidamente del sonido inarticulado de
S y Ch. Quien escucha esta imperfección experimenta una
desagradable sensación de que le estuvieran silbando al
oído.                                                      

 Lambdacismo, lalación o lalaísmo. Es el empleo defectuoso de “la”


y “las” en lugar de “le” y “les”, Ejs.: la dijeron, en lugar que le
dijeron o las sucedió por les sucedió. 

Tautología. Es la repetición inútil de una idea, por varias palabras


que no añaden nada al sentido de la expresión. Ej.: subir para
arriba, entrar para adentro, etc. 

Yeísmo. Es un fenómeno muy extendido en España e Hispanoamérica


y  predominante en las zonas de Argentina, en su pronunciación de
la “Y”, al extremo de que casi la convierte en “ch”, así como la
pronunciación de la “elle” como “ye”. Ej.,: Caye en vez de calle, poyo
en lugar de pollo. 
Vocalización. Es la transformación de una consonante en vocal. Ejs.:
Lactancia-laitancia, lección, leicion, perfecto-peifecto. 

Leísmo. Es el empleo de la forma “le” del pronombre como única en


el acusatorio masculino singular. Ejs.: Aquel libro no te le presto,
por no te lo presto. 

Las muletillas o estribillos. Entendemos por muletillas, toda voz o


frase que una persona repite por hábito vicioso en la conversación.
Ejs.: E ee, aaa, este, pues, o sea. Es en suma, cualquier expresión
que una persona reitere de forma constante, innecesariamente.

 Mascullar. Es una malsana costumbre de hablar en forma poco


clara, lo que la gente llama “entre dientes” y que provoca una
expresión incomprensible. 

Los gazapos. El diccionario Larausse define por gazapo, un


disparate y un yerro cometido al hablar o escribir. Ejs.: hayga, por
haya, mas mal-por peor, amígdalas-por amígdalas, aruñar, por
arañar, semáforo-por semáforo, rompido-por
roto.                                                                        

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