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Seminario de Hermenéutica. Capítulo 9 - Interpretación de Amado amigo y hermano que visitas este blog,
recibe la más cordial de las bienvenidas.
la Profecía Bíblica Mi mayor deseo es que todo el material
publicado aquí sea para la edificación de tu
vida. Puedes hacer uso de él y copiarlo,
INTEPRETACIÓN DE LA PROFECÍA
reproducirlo y difundirlo por cualquier medio,
siempre y cuando sea sin fines de lucro.
Dios tenga misericordia de ti y de tu familia.
BÍBLICA
"Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti,
el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien
has enviado."
I. Observaciones generales Juan 17:3
A. Características de la profecía.
Amigos y hermanos en Cristo
1. La profecía puede aparecer como un solo evento, pero en realidad puede
haber un cumplimiento doble, triple o cuádruple.
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2. La profecía se presenta a simple vista como múltiples hechos individuales, lo
cual, a veces puede aparecer como si algunas predicciones particulares
(profecías) se contradijesen entre sí, cuando en realidad son solo partes en
las cuales las ideas reveladas están separadas; como es el caso de los
aparentes contrastes que surgen al ver al Mesías primeramente en un
estado sufriente y luego en un estado de gloria.
3. La profecía puede aún ser revocada. Véase el caso de Jonás al declarar la
profecía de juicio que se avecinaba sobre Nínive. Seguir
Las predicciones que anuncian juicios venideros, no declaran por sí mismas el Traductor - Translate
futuro absoluto del evento, sino que solo declaran lo que deben esperar las
personas a quienes fueron hechas, y lo que ciertamente acontecerá, a menos que
Dios mediante su misericordia se interponga entre la advertencia y el evento. Esto Seleccionar idioma
se ilustra por medio de la profecía de juicio sobre Nínive, cuyo cumplimiento Con la tecnología de Traductor de Google
estaba condicionado a la respuesta de ellos.
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en el caso de Aarón, la unción siguió al lavamiento (Véase Ex. 29:7 y compárese
con Mt. 3:14-16).
Recordemos que la parábola no es otra cosa que una narración construida para
comunicar verdades importantes, de las cuales el Señor hace uso frecuente como
canal de la revelación profética. Por lo tanto, la correcta interpretación de las
parábolas es de suma importancia.
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Veamos 4 reglas para interpretar las parábolas que presentan un contenido
profético:
1. Debemos asegurarnos de conocer el alcance general de la parábola y sus
propósitos, bien sea por referencia al contexto, o a pasajes paralelos.
2. No debe sacarse ninguna conclusión doctrinal de parábolas o tipos, o de
alguna parte de ellos.
3. Toda parábola tiene dos sentidos, el sentido literal o externo, y el sentido
espiritual o interno. El sentido literal debe ser el primero en explicarse, para
que la correspondencia entre éste y el sentido espiritual sea más fácilmente
percibida.
4. Es importante considerar las circunstancias históricas, así como un
conocimiento de la naturaleza y propiedades de las cosas de las cuales son
tomadas las similitudes.
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concretas como personas, no entre cosas abstractas como nuestra iglesia,
nuestro mundo, etc. Por regla general podemos aceptar la biblia
literalmente; Dios hace obvias las ocasiones en que Él quiere que
interpretemos algo simbólicamente. Como muchas de las profecías del AT
ya se han cumplido de forma literal, como por ejemplo cuando Dios
transformó el agua en sangre (Ex. 4:9; 7:17-21), no debe ser difícil imaginar
que los eventos proféticos futuros se cumplan literalmente en el momento
apropiado. Solo cuando los símbolos o las figuras del lenguaje no tienen
ningún sentido al interpretarlos literalmente, debe buscarse otra forma de
interpretación que no sea literal.
B. Interprete de acuerdo con la armonía de la profecía. Esto lo vemos
aplicado en 2 P. 1:20-21, donde el autor afirma que ninguna profecía es de
interpretación privada. La profecía debe interpretarse en armonía con todo
el programa profético. Esto requerirá un estudio cuidadoso, no solo de los
temas generales de la profecía, sino también de todos los pasajes
relacionados con cualquier tema dado para que se logre una vista
armonizada, ya que una predicción con frecuencia arrojará luz sobre otra.
C. Observe la perspectiva de la profecía. Los eventos que tiene relación
unos con otros y que son partes de un programa, o algún evento típico de
otro, pueden unirse en una sola profecía, de manera que halla una doble
referencia, aun cuando estén grandemente separados en su cumplimiento.
Esto es particularmente cierto en las predicciones de los así llamados
“profetas mayores”, donde muchas veces las profecías concernientes al
cautiverio babilónico, los eventos del día del Señor, el regreso de babilonia,
la diáspora, y su futura reunión desde todos los rincones de la tierra, se
presentan aparentemente juntos en forma casi indiscriminada.
D. Observe las relaciones del tiempo. Los eventos que están grandemente
separados, en cuanto al tiempo de cumplimiento, pueden ser tratados
dentro de una profecía. Esto es particularmente cierto en las profecías
relacionadas con Cristo, donde eventos del primero y del segundo
advenimiento se mencionan juntos como si fueran a realizarse al mismo
tiempo. Es importante observar que el profeta puede mirar eventos
grandemente separados como continuos, o cosas futuras como pasadas o
presentes.
E. Interprete la profecía según la cristología. El tema central de toda
profecía es el Señor Jesucristo. Su persona y su obra son el gran tema de la
historia profética (1 P. 1:10-11; Ap. 19:10).
F. Interprete históricamente. Es necesario conocer el fondo histórico del
profeta y de la profecía. Este fondo histórico incluirá: el sentido completo y
la significación de todos los nombres propios, eventos, referencias
geográficas, referencias a usos y costumbres (parábola de las diez vírgenes
de Mt. 25:1-13) y referencias a la flora y la fauna (parábola del trigo y la
cizaña de Mt. 13:24-30).
G. Interprete gramaticalmente. Se menciona solo este punto para recordar al
intérprete de la profecía que las reglas estrictas que gobiernan la
interpretación gramatical deben aplicarse a este campo de estudio con no
menos cuidado.
H. Interprete de acuerdo con la ley del doble cumplimiento. En este punto
es suficiente recordar que muchas veces puede haber en una profecía un
aspecto cercano y otro lejano.
I. Las profecías sobre Israel y sobre la iglesia no deben confundirse. Las
promesas de Dios para Israel que se cumplirán en los “postreros días”, en
particular las que se refieren al castigo de Israel durante la tribulación, no
tienen nada que ver con la iglesia. La Biblia realiza promesas específicas a la
iglesia en el sentido de que será arrebatada al cielo antes de la tribulación
(Jn. 14: 2-3; 1 Co. 15:51-52; 1 Ts. 4:13-18).
J. Para los pasajes simbólicos, comparar Escritura con Escritura. La Biblia
no se contradice. Aun cuando la escribieron muchos hombres inspirados
divinamente en un periodo de 1600 años, es sobrenaturalmente congruente
en su terminología. Por ejemplo, la palabra “bestia” se usa 35 veces en
Apocalipsis y muchas otras en otros pasajes de las Escrituras. Daniel explica
que la palabra es símbolo de un rey o de un reino (Ver Dn. 7:8). Al examinar
los contextos en Apocalipsis y Daniel, descubriremos que “bestia” tiene el
mismo significado en ambos libros. Muchos otros símbolos de Apocalipsis
fueron tomados directamente del AT. Estos incluyen el “árbol de la vida”
(Ap. 2:7; 22:2,14), el “libro de la vida” (Ap. 3:5) y Babilonia (Ap. 14:8).
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La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo
sean con todos vosotros. Amén. (2 Co. 13:14).
6 comentarios:
Unknown 20 de junio de 2015, 2:19
Buenos dias,
Le invito a leer:
profecias-biblicas.e-monsite.com
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profecias-biblicas.e-monsite.com
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Por favor hermano, podría explicar, sobre el orígen de Satanás? pues hay de los que dicen
que Isaías 14:12 al 18 no habla del diablo sino de Nabucodonosor, pero estoy aprendiendo
que hay profecías de doble cumplimiento etc. lo mismo con Ezequiel cap. 28
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La BIBLIA es mi única regla, toda suficiente, de fe y conducta. De ella se deriva la siguiente DECLARACIÓN DE FE como fundamento doctrinal que me rige en el
aprendizaje y enseñanza de la Palabra de Dios (1 Cor. 1:10; Hch. 2:42; Ef. 4:13).
Ciertísimamente, la Biblia es la Palabra inspirada de Dios; una revelación de Él al hombre, y como tal, nuestra regla infalible de fe y conducta, superior a la razón y a la
conciencia humanas (2 Tim. 3:15-16; 2 Pe. 1:21).
2. DIOS
El único y verdadero Dios se ha revelado como el “YO SOY” que existe eternamente por sí mismo (Ex. 3:14). Pero en esta unidad esencial hay distinción de personas, a saber: El
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Dt. 6:4; Mr. 12:29; Is. 43:10-11; Mt. 28:19). Dios es Espíritu infinito, eterno e inescrutable en su ser, sabiduría, poder, santidad, justicia, bondad
y verdad. Él es el único Dios verdadero (Jn. 17:3).
2.1. LA TRINIDAD
Los términos TRINIDAD y PERSONAS en relación a la Divinidad son palabras en armonía con las Sagradas Escrituras, en cuanto al ser de Dios, para distinguirle de “muchos
dioses y muchos señores”. Por lo tanto podemos hablar con propiedad del Señor nuestro Dios como de un SEÑOR y como de una TRINIDAD y estar completamente de acuerdo
con las Escrituras (Mt. 3:16; Lc. 3:21; Gen. 1:26, 11:7; Is. 6:8; 2 Cor. 13:14).
Cristo enseñó la distinción de personas en la Divinidad en términos muy específicos de la relación entre ellos como Padre, Hijo y Espíritu Santo (Mt. 28:19, 11:25-27; Jn. 14:16-
17). Por esta razón vemos que en el Hijo está constituido el Hijo y no el Padre y que el Espíritu Santo constituye en sí el Espíritu Santo y no el Padre ni el Hijo. Cada una de las
Personas de la Trinidad realiza funciones plenamente diferentes; el Padre es el que diseña la Creación, el Hijo es el que la construye, y el Espíritu Santo es quien la sostiene.
El Padre es quien diseña la salvación del hombre, el Hijo es quien ejecuta la salvación en la cruz, y el Espíritu Santo es quien sostiene y mantiene al creyente hasta el fin de sus
días. Dios es el alfa y la omega en la salvación del hombre, el principio y el fin, sin mérito alguno de parte del hombre. Sin embargo, las tres personas en la Trinidad están en un
estado de unidad compuesta, no simple. Hay solamente un nombre: EL SEÑOR DIOS TODOPODEROSO (Jn. 1:18, 15:26, 17:11-26; Zc. 14:9; Apo. 15:3).
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, nunca son idénticos como personas, no se confunden en sus relaciones, no se dividen con respecto a la Divinidad, ni se oponen a la
cooperación. El Hijo está en el Padre y el Padre en el Hijo en cuanto a sus relaciones. El Hijo está con el Padre y el Padre con el Hijo en cuanto a compañerismo. El Padre no
proviene del Hijo pero el Hijo si proviene del Padre en cuanto a autoridad. En cuanto a relación, cooperación y autoridad, el Espíritu Santo proviene del Padre y del Hijo. De aquí
que ninguna persona de la divinidad puede existir u obrar separada o independiente de las otras (Jn. 5:17-30, 8:17-18; 1 Cor. 12:3-6).
En la naturaleza divina de Dios existe la persona del Padre. Eterno en sentido propio y absoluto. Ejemplar, en cuanto a la obra creada. De adopción en cuanto al hombre redimido
(Mt. 16:27; Lc. 10:22; Jn. 1:12; Col. 2:9). Como Padre, sus relaciones son cuádruples. La relación del Padre con el Hijo es de paternidad, la relación del Hijo con el Padre es filial,
la relación del Padre y el Hijo con el Espíritu Santo es de procedencia y envío, la relación del Dios Trino respecto a la creación es de origen, preservación, providencia y
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redención (Gn. 1:26; Jn. 16:13-15, 17:21; Col. 1:15-20). El Señor Jesucristo enseñó que las funciones distintivas del Padre no son operativas en la esencia Divina, sino en las
relaciones mutuas entre las personas Divinas por lo cual, el Padre no es más eterno que el Hijo, el Hijo no es menos que el Padre, ni ambos son más eternos que el Espíritu Santo.
Ninguno tiene más o menos de la Deidad (Is. 9:6; Mt. 3:17; Jn. 1:1).
El Señor Jesucristo es el Hijo de Dios en el sentido singular, único, a partir de su engendramiento en el vientre virgíneo de la bienaventurada María (Lc. 1:30-35; Sal. 2:1-9;
Mt.14:33). Las escrituras declaran:
2.3.1.6. Su resurrección corporal de entre los muertos (Mt. 28:6; Lc. 24:39; 1 Co. 15:4).
2.3.1.7. Su exaltación a la diestra de Dios (Hch. 1:9-11, 2:33; Flp. 2:9-11; Heb. 1:3).
El nombre de El Señor Jesucristo es un nombre propio que expresa su soberanía, misión y exaltación. En el nuevo Testamento nunca se aplica al Padre o al Espíritu Santo
para que nosotros en el nombre de Jesús doblemos nuestras rodillas y confesemos que Jesús es el Señor para la gloria de Dios Padre, hasta que venga el fin, cuando el Hijo se
sujete al Padre y Dios sea en todos (Heb. 1:3; Mt. 28:18; Ef. 1:21).
2.3.3. EMANUEL
El Señor Jesucristo en cuanto a su naturaleza humana es el único y propiamente engendrado del Padre. Por lo tanto él es el Hijo del Hombre, quien por ser Dios, es
Emmanuel: Dios con nosotros. Is. 7:14. Puesto que el nombre de Emmanuel comprende a Dios y al hombre en una sola persona, engendramiento en María. (Mt. 1:23; 2 Jn.
3:8; Heb. 7:3; 1 Jn. 4:2-10; Ap. 1:13-17.)
Puesto que el Padre ha entregado todo el juicio al Hijo, no es solamente el deber expreso en los cielos y en la tierra doblar las rodillas ante El, sino también es un gozo
indecible en el Espíritu Santo. Se atribuyen al Hijo todos los atributos de la deidad, para darle la honra y gloria contenidos en todos los nombres de la Divinidad (excepto en
aquellos que expresan relación. Véanse los conceptos sobre la Santísima Trinidad en los párrafos del punto 2.1.).
2.4.1. Creo en el Esp íritu Santo como una persona incorpórea, pero real por poseer todo aquello que constituye una personalidad, capaz de pensar, sentir y determinar. (1
Co. 2:10-13, 12:11; Ro. 8:26; Hch. 13:2-4, 7; Ef. 4:30).
2.4.2. Creo que el Espíritu Santo es una persona distinta del Padre y del Hijo, ya que existe operaciones que lo distinguen de los mismos. Ejemplo: El Padre y el Hijo lo
envían. (Mt. 28:19; Jn. 14:16, 15:26; 2 Co. 13:13).
2.4.3. Creo que el Espíritu Santo es una persona divina, a quien las Escrituras le aplican atributos de Dios: Eternidad (He. 9: 14), Omnisciencia (Jn. 14: 26, 16: 12-13).
Omnipotencia (Lc. 1: 35), Omnipresencia (Sal. 139: 7-10) y a quien se le confiere igualdad de majestad y rango: (Mt. 28: 19; 1 Co. 12: 2-6; Mt. 12: 31; Hch. 5:3).
3.1. SU ORIGEN: El hombre es creación divina e inmediata de Dios. En estado de inocencia. (Gn. 1:26; Sal. 100: 3; Hch. 17: 24-29).
3.2. SU CAIDA: El hombre voluntariamente pecó, perdiendo así su estado original. (Gn. 3:6-13; Ro. 3:23; Ro. 1:21-32; Is. 53:6).
3.3. SU REDENCIÓN: Su única esperanza de redención está en Jesucristo el Hijo de Dios. (Jn. 3:16; Hch. 4:12; Lc. 19:10).
3.4. SU ESTADO FINAL: Vida eterna o condenación, dependiendo de su aceptación o rechazo de la oferta de gracia dada por Dios por medio de Cristo. (Dn. 12:2; Mr.
16:16; Jn. 5:28-29).
4.1. Es el Plan de Dios desde de la eternidad. (1 P. 1:18-20; Jn. 3:17; 1 Ti. 2:4).
4.2. Las condiciones que Dios establece para ser salvos: El arrepentimiento de los pecados y la fe en Cristo. (Mr. 1:15; Ro. 10:9).
4.3. La evidencia interna de la salvación es el testimonio directo del Espíritu Santo. (Ro. 8:16). La evidencia externa es una vida transformada y verdaderamente santa. (2
Co. 5:17; 1 Pe. 1:16; Ef. 4:22-24; Tit. 2:12; Gá.5:16-25).
5. LA SANTIFICACIÓN
La santificación es un estado de gracia al cual entra el creyente al aceptar a Cristo. Su recepción es inmediata y su desarrollo progresivo.
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5.1. Es la voluntad de Dios. (1 Pe. 1-15; 1 Ts. 4:3).
5.2. Es una necesidad y un deber del creyente. (1 Ts. 5:23; 1 Pe. 1:2).
5.3. Es un requisito para ver a Dios. (He. 12:14; Sal 24: 3-5; 1 Pedro 1:16).
7. LA SANIDAD DIVINA
7.1. Creo en la sanidad física, mental y espiritual por el poder de Dios y su palabra con base a la muerte expiatoria de Cristo. (Is. 53:4-5; 1 Pe. 2:24; Sal. 107:20).
7.2. Es promesa y privilegio para todos los creyentes. (Mr. 16:17-18; Mt. 10:8).
8. LA IGLESIA
LA IGLESIA: es el cuerpo místico de Cristo, la habitación de Dios en Espíritu. (Ef. 5:23, 2:19-22; 1 Co. 12:27).
8.1. SU ORIGEN
Cristo fundó la Iglesia durante su ministerio, bautizando a los primeros creyentes en el Espíritu Santo en el día de Pentecostés. (Mt. 16:18; Hch. 2:1-4,41).
8.3. SU MINISTERIO
Es un sentido amplio, todo creyente es un ministro (1 Pe. 2:9). Todos los que somos salvos hemos sido llamados para servir, testificar, interceder y contribuir (1 Pe.
4:10). Un llamamiento divino y ministerio escrituralmente ordenados, han sido previstos por el Señor con diversos propósitos.
8.3.2. La edificación del cuerpo de Cristo. (Mr. 16:15-20; Ef. 4:11-13; He. 12:23).
9. MAYORDOMÍA FINANCIERA
9.1. Reconozco como un deber y un privilegio de los cristianos, en uso de su libertad y como fieles mayordomos de Cristo, poder contribuir para el sostenimiento de la Obra
del Señor con sus ofrendas (1 Cor. 16:2; 2 Cor. 9:7).
9.2. No reconozco ni participo del diezmo obligatorio, puesto que el diezmo es parte de la Ley Mosaica. Sin embargo, si alguno desea participar en la obra del Señor con algún
porcentaje de sus ingresos materiales debe saber:
1. Que Dios se agrada más de un creyente que practica la misericordia y no el sacrificio (Os. 6:6; Mt. 9:13, 12:7);
2. Que Dios se agrada de alguien que primeramente es responsable en su casa con su familia (1 Ti. 5:8);
3. Que si el creyente decide aportar un porcentaje de sus ingresos, ha de realizarlo sin pretender recibir a cambio un favor de parte de Dios; pues esto debe hacerse, no con tristeza
ni por necesidad, pues Dios ama al dador alegre (2 Co. 9:7).
10.1. Es la resurrección de los que han muerto en Cristo y su traslación, juntamente con aquellos que hayan quedado hasta la venida del Señor, es decir su iglesia
fiel.
10.2. Es temeridad fijar alguna fecha para la venida del Señor ya sea con base en visiones, profecías o análisis personales. (Mt. 24:36; Hch. 1:6-7; 2 Ts. 2:1-4).
11.1. La revelación de Jesucristo en gloria con sus santos. (Jud. 14; Jer. 30:7; Ap. 6:12-17; 1 Ts. 4:13).
11.3. El establecimiento del reinado de Cristo sobre todas las naciones; por mil años. (Zac. 14:3-5; Ap. 19:15-16).
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14. LA MESA DEL SEÑOR
Creo que es una ordenanza de nuestro Señor Jesucristo. Mt. 26:26-28.
14.1. Se utilizan como elementos, el pan y el jugo de la vid, símbolos que expresen nuestra participación de la naturaleza Divina del Señor Jesucristo. (Jn. 6:53-56).
14.3. Es una profecía de su segunda venida. Por tanto, es un medio de comunión para todos los creyentes «hasta que él venga». (1 Jn. 1:7; 1 Co. 11:24-31).
Desapruebo todo credo herético, por la confusión y división que causa en el pueblo del Señor, y a todos los credos que se opongan a la sana doctrina. (2 Pe. 2:1; Gá. 5:20; Tit. 2:1,
3:10; 2 Jn. 2:10).
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