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RESEÑA SOBRE EL TEXTO ¿QUE ES EL IMAGINARIO SOCIAL?

Y LA CIENCIA Y EL
IMAGINARIO SOCIAL

Introducción

En la siguiente presentación se trabajara sobre el concepto de imaginario social y su relación con la


investigación científica. A partir del análisis del texto ¿Qué es el imaginario social? y “La ciencia y el
imaginario social” autoría de la filósofa argentina, Esther Díaz. Esta profesional graduada de la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y en donde también obtuvo un doctorado en Filosofía,
y que ha orientado su estudio en esta temática.

Entonces, esta producción estará basada sobre la perspectiva que dicha autora tiene sobre la definición del
imaginario social así también su interacción con la ciencia del conocimiento científico, por eso,
primeramente se avanzara a responder el interrogante ¿Qué es el imaginario social?, tal cual describe y
explica Esther Díaz, para luego explicar cómo incide los discursos y las prácticas sociales en el imaginario
social. Es notable aclarar que la autora trae a modo de ejemplo los distintos imaginarios que subsisten al
interior de diferentes culturas, sociedades e históricas, y como estos imaginarios que se instalan en una
sociedad se materializan en la realidad, es decir, como llevan al individuo a realizar ciertas prácticas. A
continuación como se ha mencionado anteriormente se establecerá los vínculos entre el imaginario social y
la metodología de investigación ¿Qué implica? ¿Qué importancia tienen los imaginarios a la hora de un
proyecto de investigación?

Partimos de ¿Qué es el imaginario social?

En palabras de Esther Díaz un imaginario colectivo es el resultado de discursos, prácticas sociales y valores
dentro de una sociedad. Según señala resulta ser un dispositivo que regula las conductas humanas y tiene la
característica de ser cambiante y de producir materialidad, es decir, efectos concretos sobre la realidad, por
ejemplo, en una sociedad que valora lo tecno-científico, cuando una persona se siente enferma su imaginario
le indica que tiene que recurrir al médico; distinto es el caso de una comunidad aborigen, en donde, no se
valora lo científico, ya que hay otros imaginarios inscriptos en la práctica, en el cual, la indicación es
consultar con un chamán.

Esta idea de imaginario, dice Díaz, parece estar asociada a la de imaginación, pero no es así exactamente. Ya
que este último es una facultad de la mente humana para recrear representaciones de la realidad de ser
posibles o imposibles.

Ella hace mención a la idea de belleza femenina para diferenciar conductas regidas por diferentes
imaginarios sociales. Entonces, parte de la idea de belleza femenina y a esta la ubica en espacio y tiempo,
con sociedades y culturas totalmente diferentes. Así en Oriente uno de los atributos de belleza femenina era
tener los pies pequeños, por esto mismo las niñas desde muy pequeñas debían vendar sus pies para evitar que
crecieran. En cambio, en una sociedad como la de Occidente, en el siglo pasado, el estereotipo de mujer
bella estaba dado por un aumento del peso corporal, las mujeres lucían abundante kilos, sobre todo aquellas
mujeres que tenía una carrera artística en cine mudo y en el espectáculo. En la actualidad, el ideal de belleza
femenina está asociado al orden de la delgadez, que para ser considerada bonita una mujer, esta debía perder
peso. Esto obviamente trae una problemática en cuestión, que tiene que ver con un desorden alimenticio, un
trastorno en la conducta alimenticia vinculada a enfermedades estéticos- sociales como lo son la anorexia y
la bulimia, en la cual, muchas adolescentes llegan a esta situación, pero, inclusive llega a provocarles la
muerte en la mayorías de los casos. De este modo los imaginarios producen valores, apreciaciones, modos
de pensar, gustos, ideales y las conductas de las personas que integran una cultura. Es decir, es la forma de
conocimiento en que vemos y compartimos del mundo “lo feo, lo lindo, lo bueno, y lo malo, etc.” Así se
llega a la definición que manifiesta la autora “es el efecto de una compleja red de relaciones entre discursos
y prácticas sociales”. Sin estos imaginarios los sujetos no sabríamos como actuar, si bien hay una
independencia de los imaginarios con los individuos, son necesarios para que los individuos puedan poner en
práctica ciertas conductas, debe existir un marco referencial de valores que nos diga cómo proceder y como
regular nuestras conductas que al final de cuenta muchos de esos imaginarios terminar por consolidarse en
leyes. Los discursos son compartidos por los grupos humanos y estos varían por los sujetos. El éxito de los
objetivos propuestos se debe a la eficacia del discurso que se amparan en las prácticas. De esta interrelación
de discursos y prácticas surgen los valores y apreciaciones que se tiene de la realidad.
Los imaginarios se instalan en las distintas instituciones que componen la sociedad. Por ejemplo una
universidad, una empresa o un club que cuenta con infraestructura, etc. No obstante, existe
“institucionalidad” también cuando dos personas comparten prácticas y discursos, es decir, la
“institucionalidad” se da si hay objetivos comunes, y cuando hay un discurso, un lenguaje compartido
(simbólico), que articulados son necesarios para estos imaginarios sociales. Ejemplo de institucionalidad
“noviazgo”, “amistad”, “medio de trasporte”, etc.

La ciencia y el imaginario social ¿Cómo interactúan?

Desde el punto de vista de la autora los imaginarios sociales resultan ser un obstáculo para la actividad
investigativa ¿Por qué? Porque estos imaginarios tienen que ver con los conocimientos de como miramos el
mundo y la realidad que nos rodea. Es decir, tenemos contacto con el objeto que vamos a estudiar, tenemos
ciertas creencias, ciertas valoraciones sobre ese objeto. Tenemos un acervo de conocimiento respecto de
nuestro objeto de investigación, suponemos ciertas relaciones sobre las cosas. Entonces, para Esther Díaz de
algún modo estos imaginarios implican ser una barrera en tanto dan lugar a determinados prejuicios que
terminan por dificultar la tarea de investigación en el campo de las ciencias sociales. Esto lleva mucha veces
a no indagar, a no cuestionar cosas que están establecidas porque seguimos y creemos en esos imaginarios.

El mismo individuo es objeto de estudio, por lo cual, no puede desligarse de su realidad. Sin embargo, es
necesario identificar esos prejuicios para que no incidan en la labor de un investigador. No investigar desde
nuestro imaginario sino identificarlo y describirlo para llegar a un conocimiento lo más transparente posible
y objetivo que refleje la realidad.

En la edad media los imaginarios predominantes fueron la fe y el discurso religioso; eran los discursos que
imperaban. Después, con el advenimiento de la modernidad aparecen en el escenario la ciencia y la razón, y
estos nuevos discursos empiezan a reemplazar a los discursos religiosos, para pasar a explicar las realidades.
Pero, en el siglo XIX se produce ciertas rupturas y aparecen las críticas, porque, se creía que la ciencia nos
llevaría al progreso, sin embargo, trajo consigo muchas desigualdades y problemáticas generadas como por
ejemplo la tragedia de Chernóbil. La racionalidad científica aplicada a la economía produce cada vez más
riquezas pero en manos de pocos, los avances tecnológicos son buenos pero generan desequilibrios
ecológicos y desastres bélicos, enfermedades que desaparecen y aparecen otras, etc.
Hubo muchos cambios en la administración de la verdad, por quienes ejercieron el poder político,
económico, represivo, religioso y tecno científico sobre todo porque en los últimos tiempos el conocimiento
científico y sus aplicaciones logran ser difundidos a través de los discursos de los medios masivos de
comunicación. Sin lugar a duda la ciencia sigue siendo un referente de poder y garante de la verdad.

Bibliografía: ¿Qué es el imaginario social? y La ciencia y el imaginario social, Esther Díaz.

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