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Objetivo: Este estudio se propone analizar las condiciones de vulnerabilidad que

enfrenta una porción significativa de la población adolescente de nuestro país


Método:
Sujetos: elegido a un pequeño sector de esta población, que es el de los
adolescentes que se encuentran privados de su libertad por haber cometido
infracciones graves, ocupándonos en especial de aquellos que enfrentan
condiciones adicionales de vulnerabilidad,
Técnicas: Para recolectar la información, empleamos un conjunto de métodos y
técnicas de investigación tanto de corte cuantitativo como cualitativo. Entre ellos,
levantamos una encuesta y recogimos los testimonios directos de 730
adolescentes que se encuentran privados de su libertad en centros de
internamiento de 17 entidades representativas de todas las regiones del país
Técnica de entrevista: para realizar el estudio, hemos recogido numerosos
testimonios vertidos por los adolescentes privados de libertad en nuestro país, los
que transcribimos con el propósito de invitar a la reflexión acerca del contenido de
los mismos. No tenemos intención alguna de formular valoraciones jurídicas sobre
los procesos a los que estuvieron sujetos los adolescentes entrevistados, pues,
como es evidente, tal cuestión le compete exclusivamente al Poder Judicial.
Esta población representa casi la quinta parte (19%) de la población total de los y
las adolescentes privados de libertad, por lo que el estudio que realizamos nos
ofrece un panorama bastante completo y detallado de la problemática que
enfrenta este subgrupo de adolescentes vulnerables en nuestro país.
Marco teórico. Se realiza un breve recorrido a través de las diferentes teorías que
las ciencias sociales y los estudios del comportamiento humano han propuesto
para explicar la participación de los jóvenes en las conductas delictivas. Se hace el
análisis de la violencia, tanto desde el punto de vista de lo que diversos estudios
han aportado para entender este complejo fenómeno, así como acerca del
escalamiento de la violencia durante los últimos años en nuestro país. Se analizan
también los factores de vulnerabilidad que afectan a la población de adolescentes
en general en nuestro país, así como los datos que recogidos acerca de los
factores de vulnerabilidad que antecedieron a la comisión del delito entre los
adolescentes que entrevistamos en centros de internamiento. Se analiza de
manera detallada tres modalidades de delitos que encontramos entre los
adolescentes entrevistados que hicieron uso de la violencia: los que formaban
parte del crimen organizado; los que formaban parte de pandillas y los que
cometieron delitos violentos debido a conflictos interpersonales Analiza las
circunstancias en que los adolescentes fueron detenidos y el nivel de
cumplimiento de las normas del debido proceso. Analiza las condiciones en que
se encuentran los y las adolescentes privados de su libertad, los programas que
se les imparten, y las expectativas que tienen para su futuro. Por último, se
incluyen las conclusiones y las recomendaciones que se desprenden de los
resultados de la investigación.
El estudio se enmarca en los hallazgos científicos más recientes acerca del
proceso de desarrollo en la adolescencia, que luego fueron reforzados por la
investigación neurocientífica.
La adolescencia es ahora entendida como el periodo durante el cual el cerebro, no
sólo se halla en proceso de maduración, sino que es extraordinariamente
maleable y vulnerable. Estos avances en las ciencias del comportamiento y la
neurociencia constituyen el soporte conceptual que ha apuntalado las reformas a
los sistemas de justicia juvenil que han tenido lugar durante la última década en
distintos países. Estas reformas han sido también impulsadas por el
reconocimiento creciente de los efectos psicológicos y sociales negativos que han
tenido las políticas punitivas y de mano dura, tanto para los adolescentes
involucrados como para sus comunidades. Hoy se tiene claro que, la gran mayoría
de los y las adolescentes, desiste de las conductas delictivas como resultado de
su proceso natural de maduración, y que los programas que les brindan atención y
servicios mientras permanecen en su comunidad, rinden mejores resultados que
aquellos que los privan de la libertad, especialmente si esto ocurre por un periodo
prolongado.
En relación con las condiciones de vulnerabilidad que precedieron a la comisión
del delito, cabe destacar los siguientes hallazgos relativos a la familia de los y las
adolescentes que entrevistamos:
Como diversos estudios internacionales han mostrado, es importante poder
ayudar a los adolescentes en el sistema de justicia a sanar, respondiendo de
manera apropiada a sus necesidades de desarrollo y asegurando que el sistema
en sí mismo no les produzca más daños. Cuando los adolescentes traumatizados
violan las leyes y se involucran en actividades delictivas, incluso de manera
repetida, ellos aun necesitan y merecen la ayuda por parte de los adultos. Los
sistemas deben tener la capacidad para reconocer la pesada carga que algunos
niños y adolescentes llevan, y ayudarlos a transitar hacia una adultez saludable y
productiva, proveyéndoles servicios que tomen en cuenta los daños que les ha
provocado el haber estado expuestos a la violencia.
La investigación sobre el desarrollo del cerebro durante las últimas dos décadas,
de acuerdo con el mismo Reporte, ha mostrado que las áreas del córtex prefrontal,
responsables de procesar el conocimiento y la habilidad para inhibir los impulsos y
sopesar las consecuencias antes de actuar, no se desarrollan plenamente sino
hasta la mitad de la década de los veinte años. Los adolescentes experimentan
elevadas emociones y son más vulnerables al estrés y más propensos a
reaccionar sin pensar que los adultos.
La violencia traumática, en particular, puede retrasar o descarrilar el desarrollo
cerebral, dejando incluso a los más inteligentes y resilientes adolescentes con una
capacidad severamente disminuida para inhibir los impulsos intensos, demorar la
gratificación, anticipar y evaluar las consecuencias de los comportamientos
riesgosos o socialmente inaceptables y para tolerar los desacuerdos o conflictos
con otras personas. Los niños y adolescentes expuestos a la violencia, que
requieren ayuda desesperadamente, a menudo terminan aislados. En lugar de
responder de manera en que se pueda reparar el daño que han sufrido por el
trauma y la violencia, la respuesta más frecuente por parte de comunidades,
cuidadores y pares, es el rechazo y el ostracismo hacia estos niños, lo que los
empuja aún más lejos en sus comportamientos negativos.
A menudo estos niños son aislados de sus familias, escuelas y vecindarios y
terminan en múltiples hogares y albergues y, en último término, en los centros de
internamiento de las instituciones de justicia (2012: 172).

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