Sei sulla pagina 1di 2

La literatura española del Siglo de Oro y la memoria histórica

La literatura escrita siempre ha tenido un toque imperecedero que sobrepasa a la oralidad.

El texto escrito es inamovible e incluso se guarda cuenta de su número de ediciones, mientras

que la literatura oral se renueva a sí misma en cada nueva narración. Además, las hojas y los

libros se asimilan con los documentos históricos a los que se puede acceder pasados los años,

dada la frágil memoria humana. De manera que obras como las de Cervantes, Calderón de la

Barca y Ginés Pérez de Hita que tanto deleitaron al público español de la época a base de sus

referentes históricos siguen apasionando a los lectores de hoy en día.

Una buena obra de literatura debe impeler la imaginación y los sentimientos del lector,

proporcionándole ocasiones catárticas y entretenimiento. Los géneros literarios del Siglo de Oro

español, tan poco desarrollados como los de hoy en día por la industria editorial, se mantienen en

el campo de lo figurativo en el sentido de que la memoria histórica cercana e inmediata juega un

papel primordial en su forma de hacer literatura.

Las Guerras de Granada de Pérez de Hita juega de manera acrónica, diacrónica y

sincrónica con un sentimiento imperante en la época: la decisión entre la maurofilia y la

maurofobia. Su embellecimiento y ennoblecimiento del moro, y su manera de trastocar la

historia en favor de los vencidos, está cargada de tintes románticos y caballerescos tan propios de

la época. Es una obra propia de un reino rozagante y orgulloso de sus raíces, así como una

literatura fundacional de la nación española al estilo de La Ilíada y La Eneida.

Amar después de la muerte de Calderón de la Barca, por su parte, se mantiene en el

mismo tono de maurofilia, pero avanza un paso más adelante en su discurso apologético al

inculpar las falsas creencias y los actos de los cristianos españoles, si bien el texto no deja de ser
respetuoso con la corona y los altos personajes históricos como Juan de Austria. No obstante, la

humanización que se hace de los moriscos es menos romántica y más real que la de Pérez de

Hita. A esto ayuda mucho el personaje de Alcuzcuz, un espía morisco de poca educación que

mastica el castellano con su jerga morisca. Los enemigos pasan de ser dioses menores a personas

de carne y hueso.

En El amante liberal de Cervantes, por último, se plantea la idea del cautiverio y de los

turcos. Como la acción se realiza fuera de España, el autor no se cuida de criticar a ambas

sociedades (la musulmana y la española) y escribe a su vez una obra más fidedigna gracias al uso

constante de tretas picarescas. Se trata la figura del musulmán como a un igual cuyos corsarios se

disputan junto a los de los españoles el predominio del Mediterráneo, y también se les

proporciona una personalidad más humana y menos clasicista y grandilocuente según las

corrientes renacentistas.

Varias de las obras del Siglo de Oro español se han mantenido en la estantería de los

libros clásicos gracias a su esfuerzo por definir su posición con el otro, es decir, con lo foráneo,

lo exótico y lo desconocido. Este esmero ha proporcionado tramas empáticas donde los roles del

héroe y el villano han quedado redefinidos por la defensa de la tierra, de las costumbres y de la

libertad, todos privilegios íntimos e inherentes a todos los seres humanos. Además de que,

sazonados con el elemento histórico y el humor español, poseen una mayor intriga.

Potrebbero piacerti anche