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Los afectados por discapacidad leve constituyen casi el 85% de las personas con discapacidad mental. El retraso
mental leve en los niños no es inmediatamente evidente. Estos niños suelen desarrollar habilidades sociales y de
comunicación en la edad preescolar (de 0 a 5 años de edad), y muestran un deterioro mínimo en áreas sensoriales
y motoras. A menudo no se distinguen de los niños sin discapacidad hasta que entran en la escuela primaria.
Pueden llegar a adquirir las habilidades académicas que corresponden aproximadamente al quinto cuso de
primaria. Al final de la época de escolarización obligatoria, sobre los 14 ó 16 años, el joven tendrá una edad
mental de entre 8 y 11 años de edad. Durante la edad adulta, por lo general, adquieren habilidades sociales y
laborales adecuadas para un nivel mínimo de auto mantenimiento. Sólo necesitarán apoyo, orientación y
asistencia en momentos puntuales, cuando se encuentren bajo un inusual grado de estrés social o económico.
Los casos leves pueden alcanzar un desarrollo del lenguaje que es sólo un poco menor que el de los
niños con un desarrollo típico.
Los niños con DI leve son capaces de alcanzar habilidades de lectura y matemáticas
aproximadamente al nivel de un niño de 9 a 12 años (Daily et al, 2000).
La discapacidad intelectual moderada constituye entre el 10 y el 14% de toda la población de personas con
discapacidad intelectual. La mayoría de los niños con retraso mental moderado adquieren muy lentamente el uso
del lenguaje durante la edad preescolar. Pueden beneficiarse de la formación en actividades sociales y de trabajo,
pero les resultará complicado avanzar más allá del nivel de la educación secundaria. En cuanto a su evolución
cognitiva, alcanza una edad mental de entre 4 y 7 años (es decir, con apenas uso de razón). Pueden aprender a
moverse por sí mismos en lugares conocidos. Durante la adolescencia, sus dificultades para reconocer las
convenciones sociales pueden interferir con las relaciones con las demás personas. En la edad adulta, la mayoría
puede realizar trabajos no cualificados, bajo supervisión, en un entorno laboral normal o protegido.
La discapacidad grave constituye el 3 y el 4% de las personas con retraso mental. Durante la primera infancia, estas
adquieren un nivel mínimo de lenguaje comunicativo: la producción verbal consiste principalmente en palabras sueltas o
frases simples. Sus limitaciones implican el vocabulario y la construcción de la oración. Tienen capacidad de aprendizaje
de actividades básicas de autocuidado. Obtienen resultados limitados en las materias escolares relacionadas con la
alfabetización y son capaces de realizar operaciones aritméticas simples. En la edad adulta pueden ser capaces de realizar
tareas sencillas en entornos de alta seguridad. La mayoría de ellos se adaptan bien a la vida en la comunidad o con su
familia, a no ser que su discapacidad requiera atención especializada.
Las personas con DI grave o profunda son incapaces de leer, calcular o incluso entender lo que
otros dicen
Pueden entender algunos gestos o instrucciones simples y comunicarse a través del lenguaje no verbal. Son
personas dependientes de los demás en todos los aspectos. Necesitan cuidados en su saludo e integridad física de
forma continua y a diario, aunque pueden ser capaces de colaborar en algunas de estas actividades. Algunos
pueden realizar tareas simples en unos entornos muy controlados y protegidos. Las conductas inadaptadas
pueden hacer acto de presencia en un pequeño porcentaje de estas personas.
PERCEPCIÓN.
Los niños con DI son lentos en percibir y reaccionar a los estímulos ambientales. Tienen dificultades
para distinguir pequeñas diferencias en el tamaño, forma y color.
COGNICIÓN
La capacidad de analizar, razonar, comprender y calcular, y de pensamiento abstracto están
afectadas en mayor o menor medida según la gravedad.
Los alumnos con D. I. se caracterizan por deficiencias en el funcionamiento cognitivo:-Presentan problemas en
la metacognición, es decir en la capacidad de autorregular el propio aprendizaje y de planificar las estrategias
de actuación en cada situación.-Tienen alterados los procesos de control cognitivo.-Manifiestan problemas muy
evidentes en la generalización de los aprendizajes que adquieren.-Como consecuencia de todo ello, van a
tener dificultades permanentes en su proceso de aprendizaje. Feuersteinexplica estas dificultades en forma de
déficits cognitivos en las diferentes fases del procesamiento de la información: en la fase de entrada de la
información, en la fase de procesamiento de la misma y en la fase de salida. En la fase de entrada se produce,
según este autor:
18-Percepción borrosa y superficial. (dificultad para mantener la atención mucho tiempo).-Recopilación de
información imprecisa, dificultades para planificar la conducta.-Dificultades en la orientación espacio-temporal.
(carencia de sistemas de referencia estables).-Ausencia de la permanencia del objeto.
CONCENTRACIÓN Y MEMORIA
La capacidad de concentración es baja y restringida. En general, la memoria es pobre y demoran
mucho tiempo en recordar, aunque hay excepciones (por ejemplo, niños sabios o savants).
También tienen dificultades para recordar y a menudo sus recuerdos son inexactos.
EMOCIÓN
Frecuentemente las emociones son ingenuas e inmaduras, pero pueden mejorar con la edad. La
capacidad para el autocontrol es pobre y el comportamiento impulsivo y agresivo no es
infrecuente. Algunos son tímidos y retraídos.
ÁREA DE LA PERSONALIDAD Y SOCIALIZACIÓN. Apoyándonos en Alfredo Fierro (1990), algunas de las
características limitantes que manifiestan los niños con D.Ison:-Tendencia a evitar los fracasos, baja tolerancia
de la frustración.-Tendencia a guiarse por directrices externas para saber lo que tienen que hacer y para
solucionar los problemas que se les plantean.
19-Frecuentes sentimientos de frustración, hiperactividad, vulnerabilidad al estrés,con reacciones de ansiedad
ypobre concepto de sí mismos.-Reducida capacidad de autocontrol yde aplazamiento del refuerzo o
gratificación. -La socialización está afectada por sus problemas de comunicación y de autorregulación del
comportamient
MOVIMIENTO Y CONDUCTA.
Los niños con DI a menudo tienen dificultades importantes en la coordinación, y pueden ser torpes,
o mostrar movimientos excesivos. En casos graves, es frecuente observar movimientos sin finalidad
o estereotipados (p.e., balanceo, golpearse la cabeza, morder, gritar, romper su ropa, tirar del
cabello, jugar con sus genitales). También se pueden observar comportamientos destructivos,
agresivos y violentos. En el caso de la DI moderada y grave, pueden presentarse conductas
autolesivas (p.e. golpearse o morderse).