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INTRODUCCIÓN
En temas anteriores estudiamos la división del Estado en poderes, Ejecutivo, Legislativo y
Judicial. La Administración se integra principalmente en el Poder ejecutivo, y es precisamente el
instrumento mediante el cual este puede llevar a cabo la satisfacción del interés general de forma
directa y sin intermediaciones. Como el resto de los poderes públicos, los principios de actuación
de la Adminsitración están recogidos en nuestro corpus legislativo, especialmente en la
denominada Ley 30/92 de 26 de noviembre de Regimen Jurídico de las Administraciones Públicas
y del Procedimiento Administrativo Común. Dicha Ley fue aprobada en cumplimiento de lo
establecido en el artículo 149.1.18 de la CE, que atribuye al Estado la competencia exclusiva en
materia de regulación de las bases del régimen jurídico de las Administraciones Públicas y el
procedimiento administrativo común.
La Ley 30/92 consta de 149 artículos más los artículos 79 bis y 39 bis añadidos por la Ley
25/2009 de 22 de diciembre, más diecinueve disposiciones adicionales, dos transitorias, una
derogatoria y una final.
El artículado de la Ley está agrupado en once títulos (diez, más un título preliminar).
El Título Preliminar delimita el ámbito material y territorial de la Ley, su objeto y los
principios generales que la rigen.
El Título I aborda las relaciones entre las Administraciones Públicas de carácter directo en
unos casos y, en otros, formalizadas a través de los órganos superiores de Gobierno,
estableciendo la normativa básica en lo referente a los mecanismos de colaboración existentes
entre estas, como pueden ser convenios de colaboración, planes y programas conjuntos y
conferencias sectoriales.
El Título II dedica su capítulo I a regular los principios generales del régimen de los
órganos administrativos, derivados de los principios superiores de indisponibilidad de la
competencia, jerarquía y coordinación, en el marco de lo previsto por el artículo 103 de la
Constitución. El capítulo III, que recoge las normas generales de abstención y recusación de las
Autoridades y personal de las Administraciones Públicas, es corolario del mandato que la
Constitución acoge en su artículo 103.1 cuando predica que la Administración Pública sirve, con
objetividad, a los intereses generales.
El título III recoge las normas relativas a los interesados, con la amplitud que exige este
concepto. Se regulan las especialidades de la capacidad de obrar en el ámbito del Derecho
Administrativo, la legitimación para intervenir en el procedimiento, la comparecencia a través de
representantes y la pluralidad de interesados. Con ello se da cumplida respuesta a lo previsto en
la Constitución, cuyo artículo 105, C), acoge el derecho de audiencia de los interesados como
resolución administrativa.
Estas materias son reguladas por la Ley 30/92, de 26 de Noviembre, de Régimen Jurídico
de las Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común (LRJAP y PAC). Esta ley
tiene carácter estatal, de acuerdo con la distribución de competencias del artículo 149.1 de la
Constitución, al Estado le compete:
18ª. Las bases del régimen jurídico de las Administraciones Públicas y el régimen
estatutario de los funcionarios que, en todo caso, garantizarán a los administrados un tratamiento
común ante ellas; el procedimiento administrativo común, sin perjuicio de las especialidades
derivadas de la organización propia de las Comunidades Autónomas; legislación básica sobre
contratos....
El articulado de la Ley está disponible en el Anexo I del tema 8.
De este contenido de la Ley 30/92 es necesario destacar a título introductorio dos
conceptos importantes: el ámbito de aplicación de la ley y los principios generales que la informan.
2. Ámbito de aplicación:
El ámbito de aplicación sirve para delimitar a qué materias se aplica la ley, en qué territorio
y respecto a qué Administraciones.
En cuanto al ámbito de aplicación desde el punto de vista de las Administraciones sujetas a
los principios de la ley, ponemos de manifiesto de nuevo que ya no es posible aludir a la
Administración Pública en singular, sino que existen una pluralidad de Administraciones Públicas.
A todas ellas es aplicable la Ley 30/92, y así lo pone de manifiesto el art. 2 de la misma:
“1. Se entiende a los efectos de esta Ley por Administraciones Públicas:
2. Las Entidades de Derecho Público con personalidad jurídica propia vinculadas o dependientes
de cualquiera de las Administraciones Públicas tendrán asimismo la consideración de
Administración Pública. Estas Entidades sujetarán su actividad a la presente Ley cuando ejerzan
potestades administrativas, sometiéndose en el resto de su actividad a lo que dispongan sus
normas de creación. “
En cuanto a las materias que deben ser tratadas con arreglo a la regulación de la Ley 30/92,
se aplica a todos los procedimientos administrativos, en general. Sólo quedan exceptuados los
procedimientos administrativos en materia tributaria, impugnación de los actos de la Seguridad
Por último hay que hacer alusión al ámbito temporal de vigencia de la Ley, es decir, a partir
de qué momento temporal entra en vigor: la Ley 30/92 se publicó el 27 de Noviembre de 1992 y
entró en vigor a los tres meses de su publicación (27 de Febrero de 1993). Es necesario además
establecer un plazo para la adecuación de las normas reguladoras de los distintos procedimientos
a la nueva Ley, este plazo será de 18 meses.
“1. Las Administraciones Públicas sirven con objetividad los intereses generales y actúan de
acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía, descentralización, desconcentración y
coordinación, con sometimiento pleno a la Constitución, a la Ley y al Derecho.
Igualmente, deberán respetar en su actuación los principios de buena fe y de confianza legítima.
2. Las Administraciones Públicas, en sus relaciones, se rigen por el principio de cooperación y
colaboración, y en su actuación por los criterios de eficiencia y servicio a los ciudadanos.
3. Bajo la dirección del Gobierno de la Nación, de los órganos de gobierno de las Comunidades
Autónomas y de los correspondientes de las Entidades que integran la Administración Local, la
actuación de la Administración Pública respectiva se desarrolla para alcanzar los objetivos que
establecen las leyes y el resto del ordenamiento jurídico.
4. Cada una de las Administraciones Públicas actúa para el cumplimiento de sus fines con
personalidad jurídica única.
5. En sus relaciones con los ciudadanos las Administraciones públicas actúan de conformidad con
los principios de transparencia y de participación.”
Son Fuentes directas aquellas determinaciones que expresan, limitan o contienen la norma
jurídica en sí, mientras que son Fuentes indirectas todas aquellas de carácter interpretativo de las
primeras. También son Fuentes indirectas de Derecho aquellas que colaboran en la producción de
las normas (estudios jurídicos, por ejemplo).
Las Fuentes directas son, por orden de importancia, la Constitución, las Leyes y normas
con rango de Leyes (Decretos-Ley y Decretos Legislativos), normas con rango de Reglamento, la
Costumbre y los Principios Generales del Derecho. Algunos autores incluyen los Tratados
Internacionales dentro de este grupo.
Son Fuentes indirectas los Tratados Internacionales, la Jurisprudencia de lo Contencioso-
Administrativo (sentencias en materia Contencioso-Administrativa del Tribunal Supremo) y la
Doctrina (estudios de juristas).
De entre las fuentes directas, la fuente más importante en cuanto a volumen de producción
(no en cuanto a jerarquía ni relevancia jurídica) son las normas con rango de Reglamento
(Ordenanzas, bandos, instrucciones, Órdenes Ministeriales...). La costumbre tiene una presencia
discreta y marginal en esta rama. Corresponde a los Principios Generales del Derecho
Administrativo el contener los límites que debe respetar la actividad de las Administraciones.
En cuanto a la Jurisprudencia y la Doctrina, tienen un relevante papel a la hora de elaborar
las normas, así como en la aplicación subjetiva de las normas, sobre todo cuando en las normas
existen espacios de difusa interpretación o situaciones en las que, debido a la sutileza de la
materia, las normas puedan ser objeto de interpretación. Los Tratados internacionales tienen una
relevancia excepcional en el ordenamiento jurídico español, al estar integrados en la Unión
Europea. Muchas de nuestras normas, por ejemplo los Decretos relativos a Prevención de
Riesgos Laborales, no son más que una mera transposición de las Directivas europeas.
Son Fuentes formales la Ley, la Costumbre y los Principios Generales del Derecho.
LOS INTERESADOS
Los interesados forman parte del elemento subjetivo de los actos administrativos. Se puede
definir como interesados a todos aquellos individuos que participen del acto administrativo de
manera activa o pasiva, así como todos aquellos cuyos derechos e intereses legítimos pudieran verse
afectados. Las condiciones legales para considerarse interesado, capacidad de obrar e identificación
se recogen en la Ley 30/92 del 26 de Noviembre, en sus artículos 31- 34.
b) Los que, sin haber iniciado el procedimiento, tengan derechos que puedan resultar
afectados por la decisión que en el mismo se adopte.
c) A obtener copia sellada de los documentos que presenten, aportándola junto con
los originales, así como a la devolución de éstos, salvo cuando los originales deban
obrar en el procedimiento.
i) A ser tratados con respeto y deferencia por las autoridades y funcionarios, que
habrán de facilitarles el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus
obligaciones.
a) Los que contengan información sobre las actuaciones del Gobierno del Estado o
de las Comunidades Autónomas, en el ejercicio de sus competencias
constitucionales no sujetas a Derecho Administrativo.
d) Los archivos que sirvan a fines exclusivamente estadísticos dentro del ámbito de
la función estadística pública.
7. El derecho de acceso será ejercido por los particulares de forma que no se vea
afectada la eficacia del funcionamiento de los servicios públicos debiéndose, a tal fin,
formular petición individualizada de los documentos que se desee consultar, sin que
quepa, salvo para su consideración con carácter potestativo, formular solicitud genérica
sobre una materia o conjunto de materias. No obstante, cuando los solicitantes sean
investigadores que acrediten un interés histórico, científico o cultural relevante, se podrá
autorizar el acceso directo de aquéllos a la consulta de los expedientes, siempre que
quede garantizada debidamente la intimidad de las personas.
8. El derecho de acceso conllevará el de obtener copias o certificados de los
documentos cuyo examen sea autorizado por la Administración, previo pago, en su caso,
de las exacciones que se hallen legalmente establecidas.
9. Será objeto de periódica publicación la relación de los documentos obrantes en
poder de las Administraciones Públicas sujetos a un régimen de especial publicidad por
afectar a la colectividad en su conjunto y cuantos otros puedan ser objeto de consulta por
los particulares.
10. Serán objeto de publicación regular las instrucciones y respuestas a consultas
planteadas por los particulares u otros órganos administrativos que comporten una
interpretación del derecho positivo o de los procedimientos vigentes a efectos de que
puedan ser alegadas por los particulares en sus relaciones con la Administración.
este último caso, la comunicación indicará además la fecha en que la solicitud ha sido
recibida por el órgano competente.
5. El transcurso del plazo máximo legal para resolver un procedimiento y notificar la
resolución se podrá suspender en los siguientes casos:
competente para resolver, a propuesta de éste, podrán habilitar los medios personales y
materiales para cumplir con el despacho adecuado y en plazo.
Excepcionalmente, podrá acordarse la ampliación del plazo máximo de resolución y
notificación mediante motivación clara de las circunstancias concurrentes y sólo una vez
agotados todos los medios a disposición posibles.
De acordarse, finalmente, la ampliación del plazo máximo, éste no podrá ser superior al
establecido para la tramitación del procedimiento.
Contra el acuerdo que resuelva sobre la ampliación de plazos, que deberá ser notificado a
los interesados, no cabrá recurso alguno.
7. El personal al servicio de las Administraciones públicas que tenga a su cargo el
despacho de los asuntos, así como los titulares de los órganos administrativos
competentes para instruir y resolver son directamente responsables, en el ámbito de sus
competencias, del cumplimiento de la obligación legal de dictar resolución expresa en
plazo.
El incumplimiento de dicha obligación dará lugar a la exigencia de responsabilidad
disciplinaria, sin perjuicio a la que hubiere lugar de acuerdo con la normativa vigente.