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Si las condiciones antes señaladas

4.07.- La condición de
las imágenes son las del objeto y de la experiencia
tradicional (especialmente en el
ámbito estético), las condiciones
contrarias se encontrarán en la
descripción del contexto
contemporáneo, es decir, de la

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experiencia mediada técnicamente
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La imagen (reproducción en la terminología de Ello supone que el receptor


Benjamin) se difunde, va en busca de encuentra la imagen en su propio
su receptor y se inserta en su contexto cotidiano de experiencia y
contexto. Frente al objeto único, se relaciona con ella en los términos
frente a la obra de arte o el paisaje generales de la experiencia, no
(natural o urbano), la imagen no buscando una actitud especial,
tiene contexto propio y, por tanto, mística, de entrega, pasividad y
no puede ser definido en función desinterés
del mismo
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Por ello, tampoco tiene la imagen, en consecuencia,


De este modo, al tiempo que el una función (ni una falta de función, como en el
objeto va siendo suplantado por la arte) claramente definida
imagen, la experiencia estética se Al insertarse en el contexto del receptor y
disuelve en el ámbito cotidiano de la quedar a merced de los usos que éste le
experiencia dé, la función de una misma imagen
puede variar enormemente. Frente a la
obra o el objeto, la reproducción es la
imagen pura donde la presencia se diluye
y queda una disponibilidad absoluta
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La imagen además no es un objeto único Es más, en muchos casos, la imagen no
ni autónomo, su presencia se disuelve en puede considerarse un objeto porque no
una función referencial, en el hecho de tiene situación concreta en el espacio o
remitir fuera de sí. Ya sea la fotografía, el el tiempo: cada receptor puede
cine, etc., la imagen tiene siempre un encontrarla en un contexto diferente y
horizonte que remite fuera de sí misma y puede trasladarla consigo de unos
que la presenta como algo que no es en contextos a otros

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Al estar desvinculada del aquí y el ahora, al La imagen realiza así de manera natural la
carecer de autenticidad, la imagen, además autonomía y la desacralización que el arte ha
de ser una reproducción, es en sí misma venido buscando en la edad moderna. En el
reproducible marco del arte tradicional, dicha desacralización
nunca ha sido completa. La obra de arte ha
Por ello en la imagen falta la unicidad, y por
quedado siempre ligada a una tradición y a un
ello también la imagen no propicia una contexto que la situaba como objeto de un nuevo
experiencia única, sino que tiende a una culto, el de la belleza primero y el del puro objeto
experiencia colectiva o el puro concepto de lo diferente
Aunque esa experiencia no se dé por
un consumo en público, sino en la
atomización de los receptores 9 10

Sólo la llegada de las nuevas técnicas, el dominio


En este culto, además, el arte adquiría una
de la imagen sobre el objeto, de la reproducción
función social a través de la contemplación
sobre el original, la pérdida consiguiente del aura,
privada, íntima, y desde luego en el circuito de
acaba con esos restos y propicia la desacralización
su mercantilización y transformación en
completa del arte:
mercancía. El valor cultual pasa a ser sustituido
“Hacer justicia a esta serie de hechos resulta
por un valor exhibitivo, por la pura exhibición
indispensable para una cavilación que tiene que
habérselas con la obra de arte en la época de su
reproducción técnica. Esos hechos preparan un
atisbo decisivo en nuestro tema: por primera vez
en la historia universal, la reproductibilidad técnica
emancipa a la obra artística de su existencia
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parasitaria en un ritual” (Benjamin Rep 4) 12

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Para Benjamin, la desacralización derivada de la “La época de su reproductibilidad técnica desligó
pérdida del aura supone el fin de la autonomía. al arte de su fundamento cultural: y el halo de su
Podemos deducir, pues, dada la importancia que autonomía se extinguió para siempre. Se produjo
la idea de autonomía ha tenido en la estética entonces una modificación en la función artística
moderna, siendo su paradigma más básico, el que cayó fuera del campo de visión del siglo. E
criterio primero de delimitación del concepto de incluso se le ha escapado durante tiempo al siglo
belleza y del de arte, que estos hechos veinte, que es el que ha vivido el desarrollo del
introducen lo estético en un contexto nuevo, cine” (Benjamin Rep 7)
que ya no puede ser pensado con las categoría

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tradicionales a menos que se las desvincule del
marco creado por la idea de autonomía

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Podemos hacer unas reflexiones finales Con la industrialización de la cultura a lo largo del
recogiendo todo lo que hemos visto sobre la siglo XX, con la reproductibilidad y la renuncia a la
situación del objeto en la cultura autonomía de muchas vanguardias, y con el
contemporánea proceso radical de transformación de la obra de
arte en mercancía, se produce una pérdida del
aura que destruye definitivamente la diferencia
que había caracterizado al objeto artístico en
cuanto último testimonio de la cosa en sí y de lo
sagrado. El objeto de arte cae al territorio de lo
desencantado, de lo profanado, al ámbito del útil,
del instrumento, de lo descifrado

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Pero este proceso de caída y desencantamiento En efecto, con el desarrollo del capitalismo más
del objeto de arte, que lo arrastra hacia la allá de la relación entre necesidad y consumo,
mercancía y lo identifica con el destino general de entre valor de cambio y valor de uso tradicional,
la cosa en el capitalismo y la racionalidad surge la necesidad de reencantar la mercancía,
moderna, es simultáneo a un proceso que trata de rodear la de un halo mágico, de convertirla en
de encubrir en el ámbito del objeto general su un objeto único
pérdida de aura y su desacralización. Se trata de
un falso reencantamiento del mundo que se
apoya en la necesaria fetichización de la
mercancía que producen los mecanismos del
capitalismo

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En suma, se trata de disfrazar el vacío y la “Los promotores de los grandes almacenes
racionalidad absoluta de la mercancía con las comprendieron que en las nuevas condiciones de
características de la cosa en sí. Disfrazarla, la vida moderna, el espacio comercial debía
pues ese reencantamiento no es un retorno ofrecer algo más que valores de uso y la realidad
a la cosa, a otra relación con el mundo, sino tangible de los objetos: había que envolver las
que se busca envolviendo la mercancía hasta mercancías en una atmósfera específica, capaz de
transformarla en imagen del deseo o de lo transfigurados en objetos feéricos, en objetos
maravilloso, o bien situándola en una fetiche. Fetichización de la mercancía que se
fabulosa puesta en escena dentro del lugar efectuó gracias al aura estético-mágica del lugar

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de venta o del escaparate que la convierte comercial moderno” (Lipovetsky y Serroy La estetización
en parte de un espectáculo fabuloso y del mundo Anagrama, Barcelona 2015 pág 121)
mágico
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Lipovetsky y Serroy muestran insistentemente


“Al envolverse en una atmósfera de sueño, al
aspectos en los que la evolución del capitalismo en
imponerse como palacio de sensaciones e
el siglo XX tiende hacia una estetización de la
impresiones mágicas, el gran almacén creó la
mercancía y del consumidor (que pasa de comprar
irreprimible necesidad de comprar, estimuló a
por necesidad a comprar, seducido, por respuesta
gran escala el consumo y elevó éste al rango de
un deseo)
fiesta de la compra, al rango de ritual y de placer,
de nuevo estilo de vida burguesa” (Lipovetsky y
Serroy La estetización del mundo Anagrama,
Barcelona 2015 pág 122)

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Este proceso de estetización responde De ahí que se recupere falsamente (como una
radicalmente a lo que dicho nombre supone en la simple aparición: ahora la cosa es una apariencia
tradición moderna, es decir, la propia evolución un modo de aparecer la mercancía y el mero
del capitalismo que ha desencantado el mundo y objeto, la sacralidad y la originalidad es un modo
transformado el ámbito de los objetos en el de aparecer lo desacralizado y lo seriado, la
ámbito de la mercancía y al hombre lo ha individualidad y la libertad son modos de
transformado de sujeto en parte de unos aparecer la pérdida de la individualidad y la falta
procesos anónimos y racionalizados de de libertad) en el ámbito ahora de lo útil,
producción, dicho capitalismo busca ahora un desinterés, del trabajo y el deber, las
reencantamiento del mundo, busca encubrir el características de lo estético, especialmente la
vacío de la mercancía y busca encubrir la autonomía y, ligada a ella, las categorías que el
ausencia del sujeto reino del arte ha rechazado para sí, como la
23 belleza 24

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Es interesante al respecto, por ejemplo, lo que “La revolución organizativa realizada por Worth
cuentan Lipovetsky y Serroy sobre el nacimiento, es radical: a diferencia del pasado artes anal, el
a finales del siglo XIX, de la alta costura, donde el sastre deja de ser un simple ejecutor al servicio
sastre tradicional pasa de ser un trabajador del gusto de los clientes. Al presentarse como
artesano a ser un artista autónomo que no artífice del adorno, toma la iniciativa y el mando
depende del encargo directo del cliente, al que sobre los modelos de la moda que propone
está supeditado, sino que crea por propia hechos ya, antes de ejecutarlos a medida, y
iniciativa sus colecciones y las ofrece al público en vendiéndolos a precios prohibitivos. Después de
los desfiles siglos sometido al cliente que le hace el pedido,

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“Paralelamente a los grandes almacenes, la alta costura se impone
ahora es él quien impone de manera absolutista
como otra gran figura radiante del incipiente capitalismo artístico. El su criterio, su estética. Con la alta costura se
mérito es de Charles Frédéric Worth, que abre en París, en 1858, la
primera casa del ramo. En 1900 se cuentan ya veinte casas, setenta y impone la autonomía del creador respecto de la
dos en 1925 y veintinueve en 1937” 25 clientela particular… 26

…El advenimiento del poder total del creador No resulta extraño o paradójico, sino plenamente
coincide con su consagración artística. Hasta coherente, que simultáneamente, los movimientos
entonces era un personaje anónimo, sólo existía a más radicales del arte busquen justamente lo
la sombra de sus clientes, que acaparaban todo el contrario: desenmascarar la autonomía, la crítica
prestigio de las apariencias: ahora, en cambio, se de su falsedad, la renuncia a la belleza, la
ha consagrado «rey de la elegancia». Worth se profanación y la pérdida del aura
proclama «artista de la ropa» y «compositor de
vestidos»” (Lipovetsky y Serroy La estetización del
mundo Anagrama, Barcelona 2015 pág 124-125)

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Pero ahora, frente al falso reencantamiento y la falsa


Así es, sólo de tal modo se mantiene el arte libertad, cuando el ámbito de la mercancía es el del deseo
como diferencia. En el momento de la y la belleza, cuando la autonomía es una condición de la
desacralización y la racionalización, el arte alienación en los últimos sistemas de producción, el arte
buscó cerrarse sobre sí, resaltar la autonomía busca mantener la diferencia, la distancia en la cual
frente al mundo de lo determinado y la falta de puede soñarse la utopía y la sacralidad, justo en lo
libertad, el desinterés frente a la obsesión de la contrario: en la racionalización, en la reflexión, en hacer
del objeto del arte pura idea, concepto, frente a la
propiedad, la sacralidad de su objeto frente al
transformación de la mercancía en pura imagen y en
vacío de la mercancía y la destrucción de la sensualidad; busca ferozmente desestetizarse,
naturaleza, el resplandor de la belleza frente a mostrarnos en sí mismo la verdad que hay tras el
la fealdad del mundo industrializado encantamiento: la pura fetichización de lo muerto y lo
desencantado

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