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A finales del siglo XIX, el barco ballenero Pilgrim zarpa de Nueva Zelanda,
con escasa tripulación (cinco marineros, un grumete, un cocinero y cuatro
viajeros ocasionales) rumbo a California, de regreso después de la mala
temporada de pesca. En el transcurso del viaje los tripulantes se enfrentan a
varias sorpresas. Un barco naufragado y un accidente obligan al grumete
Dick Sand, de tan solo quince años, a tomar el mando de la nave. La travesía
se convierte en un viaje sin rumbo que los transporta al África negra en plena
época de la trata de esclavos. El joven Dick Sand deberá utilizar su ingenio
para salvar a los miembros de su tripulación.
Para empezar, una buena dosis de Julio Verne, el escritor de novelas de aventuras
por excelencia. Elegir entre sus muchas obras cuesta, pero me he quedado con
tres. La primera, sin ninguna duda, es esta, una de las novelas de aventuras que
más me impresionaron, hasta el punto de que con once años la leí diez o doce
veces. ¡No exagero! Pero es que Dick Sand era todo lo que yo quería ser...
¡capitán de un barco de vela con solo quince años! ¿Podía haber algo mejor en el
mundo?
El zar de Rusia debe entregar una carta al duque de Irkutsk para prevenirle
de la inminente invasión tártara encabezada por el traidor Iván Ogareff, que
quiere asesinarlo y entregar su ciudad a los tártaros. Miguel Strogoff ha de
partir a uña de caballo para entregar la misiva. En su apresurado viaje
conoce a Nadia, una joven que va a la misma ciudad, Irkutsk, para ver a su
padre, que fue desterrado. Juntos padecerán grandes peligros...
La tercera obra de Julio Verne supuso para mí el descubrimiento de un mundo
hasta entonces completamente desconocido: Rusia, las estepas y los cosacos,
esos asombrosos jinetes y guerreros capaces de las más extraordinarias hazañas.
Por entonces, a mis once o doce años, la historia de amor me pareceía un tanto
insufrible, pero quedaba sobradamente compensada por la valentía y la lealtad de
Miguel Strogoff...
Robinson Crusoe naufraga y acaba en una isla desierta. Allí tendrá que hacer
uso de su inteligencia y perspicacia para defenderse de los peligros que
esconde el lugar, deshabitado solo en apariencia. Publicada en 1719, está
considerado uno de los clásicos más leídos de todos los tiempos, y en rigor, se
trata de la primera de las grandes novelas inglesas, un texto fundacional.
Además de un libro de aventuras, lleno de inolvidables personajes, Robinson
Crusoe es una de las primeras reflexiones narrativas sobre la soledad, la
sociedad y las relaciones humanas.
La idea de naufragar en una isla desierta y sobrevivir en ella sin contar con nada
más que nuestro ingenio, alejados durante años de cualquier contacto con otros
seres humanos tiene algo muy atractivo. Y no solo para mí, a juzgar por el éxito
que durante cientos de años ha tenido esta obra de Daniel Defoe. Y no me
extraña: al final, nos habla de la capacidad de superación y de la fortaleza del
espíritu humano, y eso siempre resulta curiosamente reconfortante.
Kim de la India, de Rudyard Kipling
En las calles de Lahore, en la India colonial, vive, mendiga y se divierte
Kimball O'Hara, conocido por todos como Kim, un muchacho huérfano de
padres británicos pero indio de apariencia y de costumbres. Un día, al conocer
a un anciano lama tibetano que viaja en busca del mítico río de la Flecha, Kim
se decide a acompañarlo en su peregrinaje en condición de discípulo suyo.
Pero este viaje iniciático será para Kim mucho más que un aprendizaje
espiritual, puesto que el azar y su condición de angloindio convertirán al joven
en una pieza importante de los servicios secretos británicos dentro del Gran
Juego, la lucha soterrada que habían establecido Rusia y Gran Bretaña por el
dominio de Asia central. Publicada originalmente en 1901, en un contexto a
caballo de dos grandes culturas como son la india y la británica, Kim es sin
duda la obra cumbre del Premio Nobel Rudyard Kipling y una de las mejores
novelas de aventuras que se han escrito jamás.
Cuando oímos hablar de Rudyard Kipling, lo primero que nos viene a la cabeza es
su magnífico El libro de la selva, que me gustó muchísimo, pero si tengo que elegir
no lo dudo un segundo: me quedo con Kim de la India, un personaje fascinante, un
chiquillo rebelde (ahora que lo pienso, muy parecido a Tom Sawyer o Huckleberry
Finn), despierto, imaginativo y de gran corazón. Además, Kim me permitió echar
una primera ojeada a un mundo hasta entonces desconocido para mí, la fabulosa
India, cuya cultura me atrapó unos años después.
Los tigres de Mompracem, de Emilio Salgari
Sandokán, el tigre de Malasia, lleva diez años de lucha encarnizada contra los
ingleses y sembrando el terror junto a su inseparable amigo Yañez de Gomera
y una legión de piratas de los Mares del Sur. Despiadado con sus enemigos y
generoso con los débiles, sus hombres, los tigres de Mompracem, le repetan y
sienten por él una lealtad inquebrantable. Sandokán descarga su furia en la
Isla de Mompracém contra los ingleses, sus eternos enemigos, hasta que oye
hablar de la belleza de la hija del gobernador: la Perla de Labuán. Sandokán
quedará como único superviviente, cuando es atacado cerca de Labuan, donde
acudió para comprobar la belleza de Lady Mariana.
Por supuesto, Salgari no podía faltar en esta relación. ¡Cuántas horas devorando
las aventuras de sus personajes, perdido en mares y tierras tan extraños como
fascinantes! En este caso, el primero de la serie de Sandokán, reconozco que no
recuerdo bien si primero fue el libro o aquella magnífica serie de
1976 protagonizada por Kabir Bedi. Da igual. Fuera como fuese, Sandokán,
prototipo de noble indio valiente y generoso, se quedó para siempre conmigo. Y
contribuyó no poco a engrosar la leyenda romántica de los piratas...
El Corsario Negro, de Emilio Salgari
¡Hasta aquí hemos llegado! Seguro que has leído muchos de estos libros, y seguro
también que tienes algunos que se me han escapado de la lista.
¿Me cuentas cuáles son tus imprescindibles?