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SECTOR ECONOMICO

I. CONTEXTO

Chile ha sido una de las economías latinoamericanas de más rápido


crecimiento en las últimas décadas, lo que le permite mitigar el impacto del
turbulento entorno internacional y reducir la pobreza. Sin embargo, más del
30% de la población es económicamente vulnerable y la desigualdad de
ingresos sigue siendo alta.

En un contexto de agitación social, el crecimiento del PIB se redujo de 3,9% en


2018 a 1,1% en 2019. Las disrupciones en la actividad económica ocasionaron
un repunte del desempleo, que pasó de 7,1% en diciembre de 2018 a 7,4% en
diciembre de 2019. La protesta social dio lugar a un cambio en la composición
del gasto público, menos dedicado a la promoción de la inversión y más al
aumento del gasto social. Asimismo, llevó al gobierno a convocar a un
referéndum constitucional, actualmente programado para el 25 de octubre de
2020.

El déficit en cuenta corriente aumentó de 3,6% del PIB en 2018 a 3,9% en


2019, siendo la caída de las exportaciones compensada ampliamente por la
disminución de las importaciones, generada por una demanda interna en
retroceso. A medida que disminuía la inversión extranjera, el déficit externo era
financiado por deuda externa privada y pública, que acusó un incremento, de
62% del PIB en 2018 a 70% en 2019. Durante ese período, las reservas
internacionales aumentaron ligeramente, de USD39,8 a USD40,7 mil millones,
pese a las intervenciones del Banco Central para evitar una mayor
depreciación monetaria.

El déficit fiscal aumentó de 1,5% del PIB en 2018 a 2,7% en 2019, debido al
gasto adicional en respuesta al descontento popular y a la desaceleración de la
economía, los menores ingresos tributarios y la caída de las exportaciones de
cobre. El déficit fue financiado en parte con medidas de contención fiscal, pero
la deuda pública aumentó de 26% a 28%, en su mayor parte deuda interna.

La protesta social reflejó una frustración ampliamente difundida de la población


ante la elevada y persistente desigualdad de oportunidades, que se mantuvo a
pesar de las importantes mejoras en los resultados sociales. Entre 2006 y
2017, Chile había reducido la pobreza (ingresos de menos de USD5,5 al día),
de 19,6% a 3,7% y el porcentaje de población vulnerable (ingresos entre
USD5,5 y USD13 al día) se había reducido de 43,9% a 30,1%. No obstante, la
desigualdad de ingresos medida según el coeficiente de Gini, se mantuvo en
cerca de 0,44 en 2017, ubicándose entre las más altas de la región. La clase
media en expansión percibe una alta desigualdad de oportunidades, debido a
la segmentación de la oferta de servicios de educación y atención de salud y la
segregación de los mercados laborales.

Los trabajadores con contratos a plazo fijo tienen menor seguridad laboral y
tradicionalmente no han tenido derecho a pagos de indemnización o seguro de
desempleo, aunque algunas de estas carencias han sido atendidas por las
medidas económicas adoptadas para mitigar los efectos del COVID-19 en los
sectores vulnerables.

El balance de riesgos se inclina a la baja debido a la incertidumbre en torno al


impacto del COVID-19 y a la inestabilidad del contexto político interno. Chile
está expuesto a precios del cobre menores a lo previsto y a una menor
demanda de exportaciones que se extiende en el tiempo a consecuencia de la
pandemia. Adicionalmente, la prórroga de las medidas de contención
probablemente impactará en la actividad económica, a pesar del estímulo fiscal
y monetario. De igual manera, la incertidumbre política en torno a la reforma
constitucional podría debilitar la confianza del sector privado, frenando la
recuperación.

A mediano plazo, Chile necesita llegar a un consenso político en torno a


políticas públicas para responder a las demandas sociales, sin erosionar su
tradicionalmente sólido manejo macroeconómico. Asimismo, requiere promover
un aumento de la productividad en el nivel inferior de distribución del ingreso, a
través del impulso a la innovación, el fortalecimiento del vínculo entre
educación y el mercado laboral y la promoción de la participación de la mujer
en el trabajo, entre otros.

ESTRATEGIAS:
En diciembre de 2017, Grupo Banco Mundial (GBM) afianzó su compromiso de
asistencia con Chile inaugurando su primera oficina en Santiago, desde la cual
se ha logrado fortalecer el diálogo con el Estado y brindar asistencia técnica,
además de mostrar experiencias exitosas de políticas públicas. Esto ha
permitido aumentar e intensificar el diálogo con más de 30 Ministerios,
Servicios Públicos y Gobiernos Regionales, para el apoyo en el diseño y
desarrollo de políticas públicas en áreas prioritarias identificadas por las
contrapartes.
En los últimos cuatro años, a través del programa de asistencia financiera y
técnica reembolsable se llevaron a cabo más de 30 estudios en las áreas de
Educación Superior, Salud, Sistema de Protección Social, Desarrollo
Institucional, Agua, Concesiones, Innovación, Género, Desarrollo Territorial y
Subnacional. La asistencia financiera se enfoca a un proyecto de US$50
millones para el fortalecimiento de las universidades estatales de Chile.
Adicionalmente, el Banco Mundial se encuentra apoyando a la Alianza del
Pacifico en el desarrollo de instrumentos de protección financiera ante
catástrofes naturales que, en su primera versión, constituyó un Bono
Catastrófico que cubre el riesgo de terremotos, aportando una cobertura a
Chile de US$500 millones.
Adicionalmente, el Banco Mundial apoya la agenda de Cambio Climático en
áreas como Bosques, Manejo Sustentable de la Tierra y Energía Geotérmica, a
través de la canalización de recursos de fondos de donantes por US$19.6
millones. En 2019, Chile firmó un acuerdo con el Fondo Cooperativo para el
Carbono de los Bosques (FCPF) una asociación global administrada por el
Banco Mundial, por lo que recibirá hasta US$26 millones para incrementar el
secuestro de carbono y reducir las emisiones vinculadas con los bosques.
Además, el Banco Mundial ha apoyado la agenda de cambio climático de Chile
en la revisión de sus Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC, por su
sigla en inglés) y la generación de una estrategia climática de largo plazo, que
serán centrales en la Presidencia de Chile en COP25 durante el año 2020.
Entre las áreas estratégicas de apoyo, se encuentra el análisis de la
experiencia chilena para la Electromovilidad y también la Economía Azul.
Durante el año 2019, el Banco Mundial también apoyó a
Chile en las diversas actividades que se realizaron en el país como sede de
APEC 2019, incluyendo la realización de un Seminario de Alto Nivel sobre
Financiamiento de Riesgo de Desastres.
IFC administra una cartera de proyectos de US$1.310 millones. US$760
millones son recursos propios y un adicional de US$549 millones en
movilización. La mayor parte del portafolio comprometido está en el sector
financiero (70%) y energía renovable (26%), con proyectos adicionales en
agronegocios y servicios.
RESULTADOS:
Entre el FY15 y el FY20, el Grupo Banco Mundial (GBM) contribuyó a lograr los
siguientes resultados en Chile:

 Con miras a mejorar la calidad y desempeño de la educación


superior, Chile ha utilizado financiamiento del Banco Mundial para
apoyar la implementación de acuerdos de desempeño entre
MINEDUC y las instituciones de educación superior. Durante el 2019
se han definido estándares de calidad para servicios de carrera, a
partir del diagnóstico en materia de programas de acompañamiento a
estudiantes e iniciativas de apoyo a la transición al mundo del trabajo
ejecutadas por las universidades estatales.

 A pedido del Gobierno, el Banco Mundial condujo una evaluación de


los efectos distributivos de la Reforma Fiscal de 2014 sobre la
economía, particularmente en lo que respecta a la inequidad de
ingresos, para lo cual se cuantificaron los efectos potenciales de la
reforma en el perfil de distribución de ingresos del país. El informe
reveló el diseño de la Reforma permitiría incrementar de 2.4% a 3.5%
los impuestos pagados por el 1% más rico de la población.

 Durante el 2019 y 2020 el GBM ha estado trabajando junto al


Ministerio de Desarrollo Social y Familia, quien está liderando la
implementación de una nueva metodología de Gestión Social Local
en las municipalidades. Gestión Social Local es una metodología de
evaluación del desempeño y mejora de la oferta integral de beneficios
y servicios sociales municipales en casi 120 comunas a lo largo y
ancho de Chile (un tercio de las comunas chilenas). A través de una
ventanilla única, los funcionarios están en mejor posición de ofrecer a
cada beneficiario acceso a los programas y transferencias en efectivo
para los cuales califican.
 En conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social y Familia se ha
venido apoyando el Programa Clase Media Protegida. En un contexto
donde la clase media chilena ha tenido un importante aumento en el
tamaño porcentual de la población; se han identificado las situaciones
catastróficas para la generación de soluciones a través de una
política pública que responda a sus necesidades y disminuir la
movilidad descendiente a la vulnerabilidad o a una situación de
pobreza.

Además, el programa de conocimiento aportó información para la realización


de cambios institucionales clave y procesos de creación de políticas en las
áreas de obras públicas, transporte, movilidad urbana e innovación en Santiago
y Concepción, manejo sostenible y eficiente de recursos naturales, la estrategia
institucional para la reforma del agua, y la estrategia forestal y de cambio
climático a nivel nacional.

Entre 2017 y 2019 se han realizado diversos estudios en el marco del


Programa de Estudios Compartidos con el Ministerio de Hacienda, incluyendo:

 Asistencia técnica con la Dirección de Presupuesto sobre lecciones


internacionales para reformas de descentralización fiscal a nivel de
gobiernos regionales.

 Pública Expenditure Review (revisión del gasto público) fue entregado


en 2017 para las áreas de salud, educación, e innovación y desarrollo
y identifica medidas para mejorar la eficiencia del gasto público.

 El informe Desafíos y Oportunidades del Envejecimiento en Chile


busca ser un aporte para las proyecciones demográficas del país y
apoyar la discusión de políticas públicas que se enfoquen en los
cambios demográficos que ha experimentado el país.

 El estudio sobre Concesiones Hospitalarias hace una evaluación del


sistema actual de concesiones para el área de la salud y explora
experiencias internacionales que pueden servir de ejemplo a Chile
para generar cambios que impacten positivamente en reformas
tomando conocimiento de otras realidades que aporten a la mejora
continua del modelo chileno.

El gasto público en educación en Chile creció 1.196,6 millones en 2017, es


decir un 12,17%, hasta 13.279,6 millones de euros, con lo que representó el
21,3% del gasto público total. Esta cifra supone que el gasto público en
educación en 2017 alcanzó el 5,4% del PIB, una subida 0,06 puntos respecto a
2016, en el que fue el 5,34% del PIB.
En 2017, Chile subió del puesto 34 que ocupaba en 2016 al 33 en el ranking de
países por importe invertido en educación al año. Más que la cantidad gastada
es importante comparar el porcentaje del PIB que ésta supone y en este caso
su situación ha mejorado desde el puesto 51 hasta el 48, de los 191 países que
componen el ranking.
En referencia al porcentaje que supone la inversión en educación respecto al
presupuesto gubernamental (gasto público), Chile se encuentra en el puesto
18.
En 2017, el gasto público per cápita en educación en Chile fue de 721 euros
por habitante. En 2016 fue de 665 euros, luego se produjo un incremento del
gasto público en educación por habitante del 8,42%, 56 euros por persona. Es
importante señalar que se trata del gasto total dividido entre todos sus
habitantes, independientemente de que sean estudiantes o no y de la edad que
tengan. En la actualidad, según su gasto público en educación per cápita, Chile
se encuentra en el puesto 42 de los 186 publicados.
La tabla de la parte inferior de la página muestra la evolución del gasto público
en educación. En 2017, Chile dedicó el 21,3% de su gasto público total a
educación, mientras que el año anterior había dedicado el 21,16%, cinco años
antes el 19,64% y si nos remontamos diéz años atrás el porcentaje fue del
16,75% del gasto publico, es decir el porcentaje dedicado a educación se ha
ido incrementando en los últimos años.

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