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All content following this page was uploaded by Ramón Rivera Espinosa on 03 February 2015.
Capítulo 6
1
Doctor en Ciencias Agrícolas, Investigador Titular del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas, MES.
197
6.1. INTRODUCCIÓN
Las plantaciones de cafeto en el país se encuentran ubicadas por lo general, en zonas montañosas
o de premontaña que poseen disímiles características edafoclimáticas y geográficas, las cuales
condicionan potenciales diferentes en la medida que se alejen o acerquen a las condiciones
óptimas para el cultivo y especie.
Carvajal (1984), resume gran parte de la información publicada al respecto y presenta un rango
de temperaturas medias anuales entre 17–230C, como adecuado para el cultivo económico del
Coffea arábica. Mientras Rena y Maestri (1986), por su parte, consideran que por encima de 24
0
C se limita fuertemente la tasa de asimilación neta del cafeto.
En relación con la precipitación media anual, el cultivo económico del cafeto es propio de la
formación Bosque Húmedo de la franja Subtropical, debiendo las precipitaciones de forma general
encontrarse entre 1600-1800 mm, para que no limiten el crecimiento del Coffea arábica, con un
mínimo absoluto para esta especie cercano a los 1000 mm. (Carvajal, 1984); considerando Rena y
Maestri (1986) que es una especie adaptable partiendo de que crece y produce bien tanto en los
Valles de Kenya (800 mm) como en Costa Rica (2000 mm).
Es decir, todos estos factores interactúan y perfectamente se pueden encontrar sitios con similar
precipitación anual media y sin embargo, en unos el abastecimiento de agua puede resultar
insuficiente como en el sitio de III Frente (tabla 1), y en otros puede ser adecuado, o al menos
más favorable como en San José de las Lajas basado en las diferencias en el relieve, o como en la
Alcarraza basado en las diferencias en plasticidad y retención del agua por los suelos.
198
El índice de área foliar (IAF) resulta muy relacionado con el rendimiento (Valencia, 1973) y ha
sido obtenido en algunos de los sitios experimentales para caracterizar el desarrollo y
funcionamiento de la plantación (Rivera,1992 b; Rivera et al.,1994 b), o para encontrar el
manejo más adecuado (densidad de plantación y sombra) del cafetal, en función de las
características del ecosistema (Sara Cortés, 1984; Díaz, 1990).
Los valores de IAF (tabla 3a) permiten valorar como las plantaciones situadas en Tope de
Collantes a 700 msnm y con un adecuado régimen de temperatura y precipitación presentaron un
mejor estado y funcionamiento que las ubicadas en San José de las Lajas a 138 msnm y en un
clima más caliente,(tabla 3b), expresado precisamente en la estabilidad de los valores
relativamente altos del IAF en los diferentes años del primer ciclo productivo del cafeto (4
cosechas), con valores inclusive similares a los reportados por Valencia (1973) para buenas
plantaciones de cafeto en Colombia, los cuales se alcanzaron al igual que en el caso de Tope de
Collantes a partir del tercer año de la plantación.
Otro enfoque utilizado para la caracterización del crecimiento, incluyendo no solo el sistema
aéreo sino también el radical, fue realizado durante los primeros 75 meses en una plantación
establecida sobre suelo Ferralítico Rojo (Rivera, 1992 b).
200
Tabla 3a. Índice de área foliar y producción acumulativa de fitomasa (t.ha-1) de una plantación de
cafeto sobre suelo Ferralítico Rojo Lixiviado de montaña (Nitisol húmico ródico) -Tope
de Collantes (Rivera et al., 1994).
Tabla 3b. Índice de área foliar y producción acumulativa de fitomasa (t.ha-1) de una plantación de
cafeto sobre suelo Ferralítico Rojo (Ferralsol éutrico) - San José de las Lajas (Rivera,
1992).
En la fig.1 aparece esquematizado el crecimiento del cafeto, el cual mostró una media de emisión
de 14 ramas primarias.año-1. A partir de los 15 meses se detectó la emisión de ramas
secundarias y a partir de los 42 meses la emisión de ramas terciarias. En la última evaluación
realizada a los 75 meses se detectó la desaparición de las ramas primarias inferiores, así como
una disminución en el largo de las restantes primarias como consecuencia del agotamiento de la
plantación, ocasionando disminución en el rendimiento anual, lo cual fue el elemento definitorio
para recomendar un sistema de renovación total cada cuatro cosechas.
Con una metodología similar se caracterizó la dinámica de crecimiento del sistema aéreo,
durante los primeros 54 meses de una plantación con altas densidades, sobre suelo Ferralítico
Rojo Lixiviado de montaña a 700 msnm (Rivera et al., 1994b), obteniéndose diferencias
importantes en la velocidad de emisión de las ramas en ambas condiciones.
En la plantación situada a 700m, el cafeto emite anualmente 9 ramas primarias, mucho menor
que las 14 obtenidas a 138 msnm, asimismo el crecimiento secundario aparece a los 36 meses,
201
mucho más lento que en las condiciones más bajas. Estas diferencias importantes en la cantidad
de tejido leñoso e inclusive del sistema vegetativo expresado por la masa seca (tablas 3 a y b) en
ambas condiciones parecen ser consecuencia de dos regímenes de temperatura muy diferentes; a
138 msnm y con una media anual de 23,50C, el crecimiento vegetativo (ramas y pares de hojas)
fue mayor que a 700 msnm, con una media anual de 20,40C.
Sin embargo no se puede identificar siempre un mayor cantidad de ramas y de pares de hojas,
con un mayor IAF o estabilidad del mismo o con un mayor rendimiento de la plantación.
La existencia de condiciones óptimas de temperatura media anual entre 20–22 0C, en presencia
de un suministro adecuado de agua y nutrientes, condiciona hojas de mayor tamaño, con una
mayor relación de área foliar/ ramas y un ritmo de crecimiento del fruto más lento que en las
zonas con mayores temperaturas (Jaramillo y Guzmán, 1980) lo que influye decisivamente en el
tamaño del grano, en la permanencia de las hojas adyacentes a los frutos y por ende en un IAF
mayor y más estable y en un menor agotamiento de la plantación (Rivera, 1992b y Rivera et
al.,1994b ).
La producción de fitomasa total aérea como indicador de la eficiencia fotosintética del cafetal
también fue evaluado en las plantaciones de referencia (tablas 3 a y b). Si bien entre ambas
plantaciones existieron diferencias en más de un factor que influyeron decisivamente sobre el
crecimiento del cafeto, como la densidad de plantación y las condiciones edafoclimáticas, el
análisis de la información presentada, permitió las siguientes conclusiones.
Figura 1. Índices de crecimiento del cafeto (sistema aéreo y radical) a los 15, 27, 43 y 75
meses de plantado, variedad Caturra
203
204
Rojas (1987), consideró que producciones de fitomasa >12 t.masa seca.ha-1año-1 eran indicativas
de buenas plantaciones de cafetos y situadas en condiciones edafoclimáticas apropiadas para el
cultivo del cafeto, lo cual se cumple para la plantación de Tope de Collantes.
El uso de las altas densidades de plantación debe conllevar a incrementos en la relación área
foliar/ fruto de la plantación (Kumar, 1978; Rivera, 1991), siempre que el resto de las
condiciones fueran similares, con lo cual se disminuyen los riesgos de descompensación por
sobreproducción aún cuando se obtengan producciones mayores (t.ha -1).
Es decir, las plantaciones situadas en ambientes más favorables, logran relaciones más eficientes
de conversión de fitomasa en producción (t.c.oro.ha-1), no solo por presentar mejores relaciones
de café cereza/fitomasa, sino por presentar también mayores relaciones de café oro/cereza.
Relacionado también con esta situación es el hecho de que las mejores condiciones climáticas
imperantes en Tope de Collantes, conllevan a que el peso promedio de la cereza de café, sea de
alrededor de 2,2 g, mientras que en la otra condición no sobrepasa los 1,25–1,3 g.
No abundan en el país los trabajos de caracterización del sistema radical (fig.1) no obstante, en
las condiciones de plantaciones sobre suelo Ferralítico Rojo se encontró un sistema radical
profuso y profundo (Rivera, 1992), estableciéndose el mismo hasta 90–100 cm de profundidad.
A los 14 meses de plantado el cafeto, el 76 % del mismo se encontraba en los primeros 30 cm y
el 23 % restante entre 30 y 60 cm.
estos suelos no esté restringida a los primeros 30 cm, disminuyendo la influencia de las pérdidas
por lavado y explotando mejor las reservas del suelo.
Este tipo de crecimiento del sistema radical puede estar relacionado con las buenas
características de fertilidad de estos suelos y de buena profundidad de los mismos,
manteniéndose altos contenidos de Ca intercambiable y pH adecuados en todo el perfil, más allá
de 1 m de profundidad (Hernández et al., 1995).
Una caracterización similar del sistema radical fue realizada en plantaciones establecidas en
Pinares de Mayarí (Ochoa et al.,1989) sobre suelos Ferríticos (tabla 4), donde a la vez que se
puede observar una alta influencia de la fertilización fosfórica sobre el crecimiento del sistema
radical, explicable por la altísima fijación del fósforo en estos suelos (Rivera et al., 1995), se
encontró que el sistema radical en las plantas de los tratamientos que recibieron la dosis óptima
de fertilizante mineral estaba menos desarrollado, alrededor de un 20% menor, que el obtenido
en plantaciones cultivadas sobre suelo Ferralítico Rojo (Rivera, 1993b) pudiendo estar
relacionado entre otros aspectos con la baja fertilidad general de los suelos Ferríticos.
Por otra parte en las condiciones de plantaciones establecidas sobre suelo Ferralítico Rojo y Rojo
Amarillento de montaña, con pH muy ácidos y altas concentraciones de aluminio intercambiable
por debajo de 20–30 cm de profundidad (> 3,0 cmol.kg-1), se encontró un sistema radical
extendido pero superficial, asociándose la poca penetración de las raíces con las altas
concentraciones de Al y Mn tóxicos, de acuerdo con lo criterios expuestos por Guimaraes y
López (1986) y Matiello et al. (1987).
Tabla 4. Influencia de la fertilización fosfórica sobre la distribución del sistema radical del cafeto
(g.planta-1 y %), cultivado sobre suelo Ferrítico (Ferralsol ródico-gérico), al finalizar el
primer ciclo productivo (Ochoa et al., 1989).
entre 807–875 kg N. ha-1; 110–117 kg P2O5.ha-1 y 845–960 kgK2O.ha-1 durante el primer ciclo
productivo en ambas plantaciones, con una relación internutrientes media de 7,4–1-7,9,
indicativa de las altas necesidades de N y K2O del cafeto en la etapa productiva.
Otro aspecto interesante que aparece en estas tablas es el porcentaje de cada elemento que se
exporta con la cosecha. Desde un punto de vista acumulativo el 37,8 – 35 y 50 % del N, P2O5 y
K2O extraído en las condiciones de San José de las Lajas(138 msnm) fue exportado por la
cosecha, estando además más del 90% de los elementos absorbidos en el sistema aéreo. Los
índices anuales de exportación oscilaron entre 30–64, 30–58 y 45–70 % del N, P2O5 y K2O
absorbido respectivamente, obteniéndose los mayores porcentajes en los años de mayor
rendimiento.
Esta situación coincide con la conducta reportada por Matiello et al., (1987) en Brasil, de forma
tal que en la medida que las producciones anuales sean mayores, se incrementan los porcentajes
de elementos absorbidos que el cafeto destina a la exportación.
De forma similar en las condiciones de Tope de Collantes a 700 msnm, el cafeto exportó el 53 %
del N y P2O5, y el 64 % del K2O extraídos en el primer ciclo productivo de la plantación,
porcentajes superiores a los encontrados en la otra condición y explicable sobre la base de las
mayores producciones obtenidas y de que el cafeto en estas condiciones dedica a la cosecha un
mayor porcentaje de la fitomasa producida (tabla 3a y 3b).
Las hojas cumplen un ciclo en la planta, cuya duración depende entre otros de la intensidad de la
cosecha y de la zona (altura, clima) en que se cultiva el cafeto. En condiciones de bajas alturas y
temperaturas relativamente altas, ocurre un acortamiento del periodo de crecimiento del fruto lo
que conlleva a una mayor intensidad de la traslocación de los productos del metabolismo y
nutrientes de las hojas a los frutos (Rivera y Ofelia Sam, 1983) todo lo cual traerá como
resultante que las hojas de las ramas fructíferas se caigan antes de completarse el crecimiento
del fruto.
208
Tabla 5. Requerimientos acumulativos* de N, P2O5 y K2O (kg.ha-1) de una plantación** de cafeto sobre suelo Ferralítico Rojo
Lixiviado de montaña, (Nitisol húmico-ródico) en su primer ciclo productivo (Rivera et al., 1994).
Tabla 6. Requerimientos acumulativos* de N, P2O5 y K2O (kg.ha-1) de una plantación** de cafeto sobre suelo Ferralítico Rojo compactado
(Ferralsol éutrico), en su primer ciclo productivo (Rivera y Mederos, 1993).
NITRÓGENO FÓSFORO POTASIO
15 27 43 75 % 15 27 43 75 % 15 27 43 75 %
Meses Meses Meses
Sistema vegetativo*** 59.1 140.2 206.0 480.7 14.4 21.6 40.6 94 62.2 98.5 182.4 438.4
Cosecha acumulativa - 39.2 162.2 331.0 37.8 - 7.5 35.2 58.3 35.0 - 60.2 278.2 488.2 50.8
Sistema aéreo acumulativo 59.1 179.4 368.2 811.7 14.4 29.1 75.8 152.3 62.2 158.7 460.6 926.6
Sistema radical
14.3 34.5 32.6 62.9 3.7 7.6 8.3 14.2 7.8 14.5 20.4 34.2
acumulativo
Extracción acumulativa 73.4 213.9 400.8 874.6 18.1 36.7 84.1 166.5 70.0 173.2 481.0 960.8
*cada valor promedio de 7-8 plantas
**densidad de plantación 5000 plantas.ha-1
***incluye caída de hojas y rama
209
Los contenidos de los elementos en las hojas varían en función de la edad de la misma y para el
caso del N, P y K, elementos móviles, ocurre una disminución producto de la traslocación y
reutilización de estos elementos fundamentalmente en función del crecimiento del fruto.
Según Rivera (1988) la disminución es mucho más intensa para el K (50%) que para el N(30-
35%) y debe ser consecuencia de las funciones de los elementos y la forma en que se encuentran
en la planta, así como de los contenidos en los frutos; inclusive el contenido de los elementos en
las hojas que caen no es estable en el tiempo, disminuyendo en función del periodo de formación
del grano y de cual elemento se encuentra en menores cantidades en la planta.
El grueso del material vegetal que cae corresponde a las hojas, las cuales son un material
relativamente rico en N, (1,6 – 2,3 %) y en época húmeda y temperaturas de 23,50C, presentan
una velocidad relativamente alta de descomposición con un tiempo de vida media (t ½) de 72
días. La velocidad de liberación del N es similar con un t ½ de 86 días, mientras que el potasio
presentó la mayor velocidad de liberación con el 70% a los 30 días y del 95-97 % a los 60 días
de caer las hojas al suelo.
No hay dudas de que es el nitrógeno el elemento que más influye sobre los rendimientos del
cafeto, en parte por las altas cantidades que del mismo requiere el cafeto bajo tecnologías
intensivas (Correa et al., 1983 y 1986; Cannell y Kimeu, 1971; Rivera y Mederos, 1993; Rivera
et al., 1994), así como por las cantidades relativamente bajas que puede aportar el suelo
(Sánchez, 1981).
Por todo lo anterior es que abunda internacionalmente la información experimental sobre los
requerimientos del fertilizante nitrogenado, oscilando las recomendaciones entre 80 y 412
kg.N.ha-1.año-1, dependiendo fundamentalmente del nivel de rendimiento obtenido, la tecnología
del cultivo y condición edafoclimática concreta. (Geuss, 1967; Vicente-Chandler et al., 1968;
210
Oficina del Café, 1977; Uribe y Salazar, 1981; Carvajal, 1984; Krisna Murthy Rao y Ramaiah,
1985; Malavolta, 1986 y Matiello et al., 1987).
K/
Suelo Sitio pH M.O. P 2O 5 K Ca Mg K+Ca+M CIC Al
Exptal. H2O (%) mg.100g-1 cmol.kg-1 g cmol.kg-1 cmol.kg-1
(%)
Pinares de
Mayarí 5.92 1.82 0.64 0.10 1.86 1.55 2.05 <5 -
Ferrítico
(1)
III Frente
6.25 3.4 2.8 0.75 32.0 10.6 1.73 45 -
(2)
II Frente
Pardos 5.3* 4.6 9.5 0.54 21.5 7.58 1.82
(3)
Felicidad
5.12 2.7 2.4 0.19 2.9 1.00 10-12 1.00
Ferralítico (4)
Rojo Topes de
Lixiviado Collantes 4.60 5.9 1.6 0.40 3.85 0.93 7.7 10-12 0.65
de montaña (4)
Ferralítico
Rojo Topes de
Amarillent Collantes 4.33 5.69 1.6 0.20 2.04 0.58 7.1 10 1.96
o Lixiviado (4)
de montaña
San José
Ferralítico de las 6.20 2.7 5.95 0.20 11.4 1.05 1.58 15-19 -
Rojo Lajas (3)
Wajay (5) 6.70 3.4 52.7 0.83 13.8 1.65 5.11 15-19 -
* pH - KCl
Información obtenida de: 1(Ochoa et al., 1989), 2(Bustamante et al., 1989), 3(Rivera et al., 1989),
4(Rivera et al., 1992) y 5(Chala et al., 1987)
En este tipo de suelo se desarrollaron experimentos de relativa larga duración (18 años), con
densidades medias de plantación (5000 plantas.ha-1), en los cuales cada cuatro cosechas se
realizó una poda baja total, obteniéndose buenos rendimientos anuales entre 1,5–2,5 t c.oro.ha-1,
211
con dosis que oscilaron entre 160 y 240 kg.N.ha-1.año-1, en función del nivel de rendimiento
(fig.2) y fraccionando el fertilizante en cuatro momentos (Ochoa et al., 1993).
La conducta de las plantas del tratamiento N0PK fue muy interesante, ya que durante el primer
ciclo productivo presentaron un rendimiento muy bajo (tabla 8), solo alcanzando él 6,5 % del
rendimiento máximo (RM) obtenido e indicativo del bajo suministro de nitrógeno de estos
suelos; sin embargo estas plantas en vez de ir desapareciendo en el resto de los ciclos su estado
fue mejorando parcialmente, indicando que o bien las plantas comenzaron a aprovechar mejor el
nitrógeno del suelo o sugiriendo la existencia de un mecanismo de ganancia de nitrógeno que
pudiera estar relacionado con el reporte de (Teresita Jiménez et al., 1997), de existencia de
endófitos pertenecientes a la especie Acetobacter diazotrophicus en el Coffea arábica.
1989
1990
3
1991
2,5
t.c.oro/ha/año
2
1,5
1
0,5
0
0 80 160 240 320 400
kg N/ha/año
Tabla 8. Rendimiento alcanzado por el tratamiento NoPK en cada ciclo productivo del
cafeto. Sitio Pinares de Mayarí, sobre suelos Ferríticos, Ferralsol ródico-gérico.
(Ochoa, datos sin publicar)
fertilizaciones y no limitando esta el crecimiento del cultivo, así como sugiere fraccionar el
fertilizante y evitar pérdidas por lavado asociadas a pocas aplicaciones con mayores cantidades.
Por este concepto la eficiencia de la fertilización nitrogenada se elevó de 33% con dos
aplicaciones a 56% con cuatro (Ochoa et al., 1989), resultando en un valor alto de eficiencia de
la fertilización– N en condiciones de campo.
t c.oro/ha
10 a
8
b b
6
c
4
2 d
0
No N1 N2 N3 N4
N0 aplicaciones de fertilizante-N.año-1
No: Sin fertilizante nitrogenado
N1: 100% fertilizante N (octubre)
N2: 50% fertilizante N (mayo y octubre)
N3: 33% fertilizante N (febrero, junio y octubre)
N4: 25% fertilizante N (marzo, junio, octubre y diciembre)
(letras desiguales difieren significativamente según Dócima de
Duncan al 5%)
Los suelos Ferralíticos Rojos se caracterizan por poseer mejores condiciones de fertilidad que los
anteriores (tabla 6), dadas por una CIC entre 15–20 cmol.kg-1, contenidos medios de Ca2+ y de
materia orgánica, pH neutro, y la fijación del fósforo no es irreversible.
Las condiciones climáticas asociadas a estos suelos, propias de estas llanuras, son sin embargo
menos favorables, ya que la temperatura media anual es de 23,5 0C, con precipitaciones menores
(tabla 1) y menos días de lluvia; los experimentos conducidos en estos suelos estuvieron bajo un
régimen de riego durante los primeros cuatro años, los cuales influyeron favorablemente, sin
duda, en la conducta y productividad del cafeto.
En estos experimentos, los cuales se condujeron entre 6 y 12 años, se obtuvo asimismo una
fuerte respuesta al fertilizante nitrogenado desde el primer año, en plantaciones con densidades
medias, garantizando el suelo solo el 14 % del RM al cabo del primer ciclo productivo (tabla 9),
213
desapareciendo un alto porcentaje de las plantas que no recibieron nitrógeno, y con una
tendencia creciente en el tiempo.
Tabla 9. Efecto de la fertilización nitrogenada sobre el rendimiento del cafeto cultivado sobre
suelo Ferralítico Rojo compactado (Ferralsol éutrico) en San José de las Lajas
(Rivera et al., 1995).
1984
1985 Tratamien 1987 1988 1989
Tratamientos (t c.oro.ha- -1 -1 -1 -1
1 (t c.oro.ha ) tos (t c.oro.ha ) (t c.oro.ha ) (t c.oro.ha )
)
N-0 0.82c 0.27c N-0 0.2b 0.0b 0.0b
N-120 1.37b 1.71b N-200 1.8 a 1.75 a 1.82 a
N-200 1.50ab 1.86b N-280 1.8 a 1.95 a 2.03 a
N-280 1.59 a 2.28ª N-360 1.8 a 1.95 a 2.03 a
_ 0.06*** 0.08*** ES n 0.1*** 0.23*** 0.11***
ES X
Letras diferentes implican diferencias significativas al 5%, según prueba de rango múltiple de
Duncan.
En estos suelos las aplicaciones iniciales de estiércol (25–50 t.ha-1) garantizan los requerimientos
de nitrógeno del cafeto en la fase de establecimiento de la plantación, conllevando a plantas más
vigorosas, no obstante cuando el cafeto comenzó a producir este efecto empezó a desaparecer y
al cabo de cinco cosechas no se encontró influencia significativa de las aplicaciones de estiércol
sobre los rendimientos acumulados (tabla 10).
Tabla 10. Efecto de las aplicaciones iniciales de abono orgánico sobre el rendimiento
(Rivera, 1993b).
oscilo entre 35–47 %, se estima sea de 40-47 % si las aplicaciones se realizaran en momentos
adecuados. (Rivera, 1988).
La interacción densidad de plantación x fertilización nitrogenada fue también abordada en este
tipo de suelos (Rivera, 1991), encontrándose que el incremento en densidad de plantación de 5
000 a 10 000 plantas.ha-1 elevó fuertemente los rendimientos y como mínimo en un 37 %.
Este efecto positivo del aumento de la densidad de plantación sobre los rendimientos, ya había
sido planteado por diferentes autores como Browning y Fisher (1976) en Kenya; por la Oficina
del Café (1977 y 1978) en Costa Rica y obtenido en el propio país por Sara Cortés (1984), pero
adicionalmente se concluyó que los incrementos en dosis de fertilizante para garantizar estos
aumentos, serian siempre menores en relación con los obtenidos en el rendimiento, producto del
incremento en la eficiencia de absorción de los nutrientes que se logra con las altas densidades.
Las altas densidades si bien extraen más nutrientes, incrementan asimismo el sistema radical
reportándose aumentos del orden del 60 % de la masa seca de las raíces.ha-1 (Rivera, 1988), lo
cual debe conllevar a una mayor eficiencia de la absorción, elevando en este caso el
aprovechamiento del fertilizante nitrogenado de 55% en densidades medias hasta 71% en
densidades de 10 000 plantas.ha-1 (tabla 11).
En estos suelos de baja fertilidad (tabla 7), entre cuyas características principales se encuentran
la alta acidez y los altos contenidos de aluminio intercambiable, así como bajos contenidos de Ca
y P disponible, pero situados en zonas con muy buenas características climáticas (tabla 1) y en
alturas superiores a los 450 msnm, se obtienen buenas plantaciones con rendimientos anuales de
hasta 3,5–4,5 t.c.oro.ha-1cuando se utilizan altas densidades y un manejo adecuado de la
plantación (Rivera et al., 1992).
215
4 SinSin estiércol
estiercol 1988
1989
3 1990
1991
t.c.oro/ha
2
0
No N1 N2 N3 N4 N
Num.de aplic.de fert.N/año
Niveles de
25
25 t/ha
t/ha dede estiercol
estiércol N 1988
5 1989
4 1990
1991
t.c.oro/ha
0
No N1 N2 N3 N4 N
Num.de aplic.de fert. N/año
Niveles de N
1988
50 t/ha de estiércol
5 1989
1990
4
1991
t.c.oro/ha
0
No N1 N2 N3 N4 N
Num.de aplic.de fert. N/año
Niveles
defunción
Fig.4. Respuesta al fertilizante-N en N de la aplicación
inicial de estiércol. Suelo Ferralítico Rojo amarillento
lixiviado de montaña. Tope de Collantes (Rivera et al.,
1992).
216
Aunque estos suelos presentan contenidos relativamente altos de materia orgánica, de 4-6 %, en
ausencia de la aplicación de estiércol se encontró una alta respuesta a la fertilización N, desde la
fase de establecimiento de la plantación, garantizando el suelo un bajo porcentaje del RM, 11-
19%, y disminuyendo con el número de cosechas.
En la etapa productiva la dosis óptima osciló entre 400-500 kg.ha-1.año-1, las cuales fueron altas
aún para los buenos niveles de rendimiento obtenido y que fueron indicativas de una baja
eficiencia de la fertilización, que pueden estar asociados con los altos contenidos de Al
intercambiable en el perfil, los cuales según Malavolta (1986), limitan el desarrollo del sistema
radical y por ende deben disminuir la eficiencia del proceso de absorción de nutrientes.
El efecto del estiércol se asoció no solo con los altos aportes de nutrientes (N,P 2O5, CaO, MgO),
sino con las sensibles mejoras en las condiciones de acidez en los primeros 25 cm de
profundidad en el perfil del suelo (tabla 12), que deben permitir un mejor desarrollo del sistema
radical, de la propia disponibilidad de algunos elementos como el fósforo, así como controlar la
propia toxicidad derivada de los altos niveles de aluminio y manganeso intercambiable.
Tabla 12. Efecto de las aplicaciones de estiércol y fertilizantes (P2O5 y K2O) sobre algunas
propiedades químicas del suelo Ferralítico Rojo Lixiviado de montaña(Nitisol húmico-
ródico) en Tope de Collantes (Rivera et al., 1992).
PH PH Al M.O. P2O5 K Ca Mg
Tratamientos H2O KCl cmol.kg-1 (%) mg.100g-1
cmol.kg-1
3/86 4.33 3.68 1.97 4.69 1.55 0.2 2.04 0.58
3/87
Sin estiércol 4.6 3.75 1.26 4.1 14.7 0.43 2.47 0.37
25 t estiércol.ha-1 5.1 4.3 0.15 4.2 13.1 0.54 4.62 1.38
50 t estiércol.ha-1 5.6 4.8 0.14 4.2 10.0 0.71 4.65 1.14
La información general obtenida sobre los requerimientos del fertilizante-N en estos suelos, con
aplicaciones iniciales de estiércol y sistemáticas de enmiendas calcáreas para controlar la acidez
y elevar la eficiencia de la absorción de nutrientes, indicó que altos rendimientos entre 3,0–3,5 t
217
c.oro.ha-1, se obtienen con dosis entre 300–350 kg N.ha-1.año-1 y fraccionado en tres momentos
(Rivera et al., 1992 a).
De forma general los suelos Pardos cultivados con cafeto, están asociados con condiciones de
premontaña o en elevaciones que no sobrepasan los 400–450 msnm Las áreas cafetaleras en
Cuba con este tipo de suelo se encuentran en lo fundamental en los macizos de la Sierra Maestra
y en el de Nipe-Sagua-Baracoa, predominando en estos casos los suelos derivados de areniscas
calcáreas de alta fertilidad química (tabla 6), con pH cercanos a 6, contenidos alrededor de 4%
de materia orgánica y muy altos valores de Ca y Mg intercambiable (35–45 cmol.kg-1).
Las temperaturas en condiciones de premontaña (250 msnm), son relativamente altas con medias
anuales de 24,6 0C y precipitaciones del orden de 1450 mm. (tabla 1), pero mal distribuidas con
menos de 120 días de lluvia en el año (Bustamante et al., 1989 ), siendo estas condiciones
climáticas un factor limitante de la productividad del cafeto y que puede agudizarse con el
relieve montañoso que conlleva mayor erosión, escurrimiento y menor conservación de la
humedad.
Las transformaciones del fertilizante nitrogenado (15N) en el suelo, su influencia sobre las formas
minerales, su inclusión en las diferentes fracciones del N-orgánico del suelo y su residualidad
solo han sido evaluadas en plantaciones de cafeto sobre suelo Ferralítico Rojo compactado
(Rivera, 1988).
En este tipo de suelo se encontró una alta velocidad de nitrificación del fertilizante amoniacal
(fig. 5), aunque dependiente de la época de aplicación. En junio el proceso fue mucho más rápido
que en marzo y aplicaciones de 60 kg.ha-1 localizadas en 1/10 del área,
218
fueron nitrificadas al menos en una semana. Cuando el nitrógeno se aplicó como urea en el mes
de noviembre, la velocidad de nitrificación continuó siendo rápida y en aproximadamente 15 días
se obtuvieron las máximas concentraciones de N-NO3- en el suelo.
El alto movimiento de los nitratos más allá de 140 cm de profundidad, encontrado en este mismo
tipo de suelo, cuando las aplicaciones de N se realizaron durante el establecimiento de
plantaciones de caña de azúcar (Rivera y Eolia Treto, 1989), sugiere que en el caso de las
plantaciones de cafeto el profundo y profuso sistema radical que presentan, garantiza la
absorción de estos y las pérdidas por lavado se minimizan, siempre que el fertilizante se aplique
en periodos de adecuado ritmo de absorción por el cultivo.
Parte del nitrógeno aplicado rápidamente se inmovilizo, apareciendo con mayor rapidez en las
formas más fácilmente hidrolizables y con posterioridad en las menos lábiles (Rivera, 1988),
obteniéndose al año de realizada la fertilización-N, que del 20-27% del N-aplicado se encontraba
en el suelo, fundamentalmente en la fracción orgánica (>98 %).
Este fertilizante nitrogenado presentó una moderada residualidad para los cultivos posteriores,
que oscilo entre 0,73 y 2,52 % del fertilizante (15N) aplicado al cafeto y que ascendió a 3,7–10,8
% si se evalúa en función del fertilizante nitrogenado (15N) inmovilizado en el suelo.
La rápida velocidad de nitrificación existente en los suelos Ferralíticos Rojos (fig. 5), así como
las altas relaciones NO3-N/NH4+-N encontradas en diferentes tejidos del cafeto (tabla 13)
confirma que el nitrógeno fue absorbido preferentemente en forma nitrática al menos cuando se
cultiva en estos suelos.
Tabla 13. Contenidos de NO-3-N y N orgánico soluble (ppm) en diferentes partes del cafeto,
cultivado sobre suelo Ferralítico Rojo, (Ferralsol éutrico) (Rivera, 1988)
NO-3-N/N orgánico
NO-3-N N orgánico soluble (1)
soluble
Hojas 522 533 0.98
Ramas verdes 1429 538 2.66
Ramas 585 240 2.44
lignificadas
Tallos 600 353 1.70
(1)
N orgánico soluble en agua de acuerdo con Carvajal (1965)
Fecha de muestreo: marzo/1986
219
- Se encontró 15N al mes de realizada la aplicación en las hojas que caen al suelo y que
presumiblemente deben ser las más viejas en la planta.
- Se encontraron porcentajes importantes de15N(%Nddf) en hojas maduras, fisiológicamente
activas, que existían antes de aplicarse el fertilizante marcado, lo cual sugiere que el
nitrógeno absorbido fue metabolizado con fuerza en estas hojas, traslocándose en función de
las necesidades de las plantas.
- Al año de realizada la primera aplicación se encontró 15N en todos los órganos (hojas, ramas
y tallo) y partes en que se subdividió el sistema aéreo.
- Existió una marcada diferencia entre los porcentajes de nitrógeno de las hojas maduras (4 to
par de hojas), 3,00-3,20 %N, y el contenido de las hojas que caen (2-2,3%), lo que sugiere
que al menos del 30-36% del nitrógeno que se encuentra en las hojas fue reutilizado.
- Una parte importante del fertilizante absorbido (65%), se encontró formando parte de la
cosecha recogida en ese propio año.
En este mismo experimento, el cual fue realizado en microparcelas sobre suelo Ferralítico Rojo,
se estudio el balance del fertilizante nitrogenado aplicado en dosis de 200 kg.N.ha -1.ano-1 y
fraccionado en tres momentos: Marzo (40%), junio (30%) y noviembre (30%). Los principales
aspectos encontrados (tabla 14), fueron:
Los resultados del balance con 15N permiten concluir, que el éxito del fraccionamiento utilizado
esta en aplicarlo en los momentos de intensa absorción del cultivo. En la aplicación de junio, aún
cuando se dan las condiciones más propicias para el lavado de los NO 3- en el perfil, estas
pérdidas tienden a ser mínimas debido a las altas exigencias del cultivo.
220
Tabla 14. Balance del 15N-fertilizante(*) (porcentaje del N aplicado) en cafeto sobre suelo
Ferralítico Rojo compactado, Ferralsol éutrico (Rivera, 1992 a).
La aplicación nitrogenada de noviembre en estas condiciones fue tardía, ya que debido a la alta
producción encontrada (4kg. planta–1), las plantas se encontraban "descompensadas" y en esas
condiciones la aplicación vía suelo no fue efectiva, ya que precisamente el primer sistema de las
plantas que se afecta con la sobreproducción es el radical (Cannell, 1971).
Los trabajos desarrollados sobre el análisis foliar han estado encaminados a diagnosticar el
estado nutricional del cafeto, evaluándose asimismo la influencia de la condición edafoclimática
concreta, en que se cultiva el cafeto, sobre el mismo. En este sentido se ha trabajado en dos
objetivos, el primero relacionado con el momento de muestreo más adecuado, y el segundo con
el establecimiento de los criterios de interpretación, utilizando como tejido indicador las hojas
221
del cuarto par de ramas fructíferas, como es práctica usual en el cafeto (Muller, 1966; Carvajal,
1984).
3
2,75
2,25 2,5
1,75 2
6 7 8 9 10 11 12 1 2 6 8 1012 2 4 6 8 1012 2 4 6 8 10
1988 1989 1990
1985
Leyenda:
Est.- Estiércol
FN – Aplicación del fertilizante-N
Figura 6. Influencia de la fertilización nitrogenada sobre la variación estacional del %N (4to par
de hojas) del cafeto cultivado en dos condiciones edafoclimáticas, San José de las
Lajas (Suelo Ferralítico Rojo) y Tope de Collantes (Suelo Ferralítico Rojo amarillento
lixiviado de montaña)
Sin embargo en ambas condiciones edafoclimáticas, difiere el periodo en que se manifiesta con
más claridad si el sistema de fertilización empleado garantiza o no los requerimientos de las
plantas. En el sitio de San José de las Lajas donde la cosecha comienza a fines de Agosto o
principios de Septiembre, fue en el mes de Julio donde se observaron con mayor claridad las
diferencias entre los contenidos foliares de los diferentes tratamientos, corroborándose además
por las altos y significativos coeficientes de determinación obtenidos (tabla 15).
222
Tabla 15. Influencia del momento de muestreo sobre la relación entre el rendimiento y el %N
(cuarto par de hojas) en dos condiciones edafoclimáticas diferentes
En el otro sitio donde la cosecha comienza a principios de Octubre y se extiende hasta Enero o
Febrero, fue en septiembre donde se establecieron las mejores relaciones entre los contenidos
foliares y el rendimiento (tabla 15).
La información de que se dispone permite plantear que al menos, uno de los momentos
adecuados para evaluar el grado de suministro de nitrógeno de un sistema de fertilización, es
precisamente en el periodo de máxima demanda de la cosecha en formación, que se asocia con el
mes de julio en aquellas áreas donde las cosechas son tempranas y que se desplaza en la medida
que lo hace el periodo de cosecha.
Otro momento que se ha recomendado para realizar el análisis foliar ha sido el coincidente con el
inicio de la fructificación (Carvajal, 1984), reflejando como se encuentran las plantas para
satisfacer las exigencias iniciales de los crecimientos vegetativo y del fruto. Normalmente en este
momento los contenidos deben ser más altos y si se encontraran valores bajos, tiene la ventaja
que se puede actuar con mas facilidad en ese propio año.
223
La relación obtenida entre los contenidos foliares y el rendimiento es mostrada en la fig.7, donde
se puede observar como en función de los contenidos foliares se garantiza un determinado nivel
de rendimiento, definiéndose en función de los porcentajes del rendimiento máximo obtenido
(RM), diferentes estados nutricionales asociados a rangos de los contenidos foliares.
Marzo
100
Rendimiento Relativo
80
60
40
20
0
2 2,25 2,5 2,75 3 3,25 3,5
%N
Un aspecto importante a destacar fue la necesidad de trabajar con índices relativos del
rendimiento, en vez de con los valores absolutos de las cosechas. En el caso del cafeto, el
rendimiento esta predeterminado por el crecimiento vegetativo del año anterior, ocurriendo con
facilidad que contenidos similares de nitrógeno (%N) en años diferentes no garanticen el mismo
nivel de rendimiento (t.c.oro.ha-1), aunque por supuesto reflejan el mismo estado nutricional.
La anterior situación conlleva a que si bien el análisis foliar se puede utilizar exitosamente para
evaluar los sistemas de fertilización, las recomendaciones específicas de fertilizantes, no se
pueden realizar ajenas al comportamiento e historial de la plantación.
En la tabla (16), se muestran los criterios de interpretación del análisis foliar en diferentes
condiciones edafoclimáticas, observándose que de forma general los contenidos asociados a los
diferentes estados nutricionales fueron similares, no mostrándose un efecto importante de la
localidad.
224
Tabla 16. Estado nutricional asociado a los contenidos de N (%) en el 4to. par de hojas de
ramas fructíferas en diferentes condiciones edafoclimáticas*.
De forma general la respuesta depende del tipo de suelo, a través de las arcillas predominantes y
por ende de la capacidad de fijación o retención del P, del pH y su efecto sobre la disponibilidad del
mismo, del contenido de materia orgánica del suelo y de las aplicaciones de abono orgánico, todo lo
cual condiciona una determinada disponibilidad del P en el suelo.
Si bien en los suelos tropicales se considera que la fijación es un fenómeno importante (Sánchez,
1981), no todos los suelos tropicales tienen las mismas características y esta no se debe considerar
de forma absoluta (Villegas et al., 1983), e inclusive en Cuba a fines de la década del 70
comenzaron trabajos en diferentes cultivos con el enfoque del suelo como "almacén del fósforo"
(Guijarro, 1983 y Herrera et al., 1984), a partir de aplicaciones iniciales relativamente altas de
fertilizante mineral, válidas para suministrar P durante varios años y basado en la reversibilidad de
los procesos de fijación.
En los últimos años a partir del esclarecimiento del papel de las endomicorrizas en la nutrición de
los cultivos y muy especialmente en la nutrición fosfórica (Harley y Smith, 1983; Marschner y
Dell, 1994; Smith et al., 1994), de la alta dependencia micorrízica del cafeto (López et al., 1983;
Siqueira y Collozi-Filho, 1986; Siqueira y Franco, 1988; Fernández, 1999), así como de la
existencia natural de esta simbiosis en las plantaciones (Barrios, 1987; Fernández et al., 1989), se
puede considerar que esta asociación mutualista es una de las causas del mecanismo de absorción
eficiente a que hacía alusión Carvajal (1984).
En las condiciones ya discutidas de suelos Ferríticos en Pinares de Mayarí (tabla 6), se encontró la
mayor respuesta a la fertilización fosfórica de todos los suelos estudiados. Cuando la única fuente de
fósforo fue el Superfosfato sencillo, fueron necesarias aplicaciones "localizadas" de 150 kg.P2O5.ha-
1
.año-1, con independencia del nivel de rendimiento alcanzado en las diferentes cosechas de cada
uno de los ciclos productivos, el cual osciló entre 1.3 y 2.4 t c.oro.ha-1 (fig. 8), e inclusive en los
primeros años de establecimiento de la plantación o en los años de poda, en los cuales solo se
presento crecimiento vegetativo, también se encontró que esta fue la dosis óptima, indicando que
este
elemento limita fuertemente el desarrollo del cafeto (Ochoa et al., 1999a).
1984 1989
1985 1990
1986 1991
1987 1992
2,5 2,5
2 2
t.c.oro/ha/año
t.c.oro/ha/año
1,5 1,5
1 1
0,5 0,5
0 0
0 50 100 150 200 0 50 100 150 200
Kg P2O5/ha Kg P2O5/ha
Fig. 8. Respuesta del cafeto a las aplicaciones anuales de fertilizante mineral fosfórico (0-20-0)
sobre suelo Ferrítico en los primeros dos ciclos productivos (Ochoa et al., 1999a).
En estos suelos de muy baja fertilidad y bajos contenidos de fósforo disponible, fue este el elemento
que con más intensidad limitó el crecimiento y producción del cafeto, obteniéndose con el
tratamiento NP0K en el primer ciclo productivo, solo el 2% del RM (fig.8) y desapareciendo las
plantas en el tiempo.
Sin embargo estos criterios variaron cuando se estudio el efecto de las aplicaciones conjuntas de
cachaza (abono orgánico) y fertilizante fosfórico sobre el crecimiento y rendimiento del cafeto
(Ochoa et al., 1999b), obteniéndose que las aplicaciones iniciales de cachaza (25t.ha -1) y 150
kg.P2O5.ha-1 en el hoyo de las plantas, garantizaron un suministro adecuado de P durante los
primeros 4 años de la plantación con un acumulado de alrededor de 3,9 t.c.oro.ha -1 en las dos
primeras cosechas, siendo necesario entonces reiniciar las aplicaciones anuales de 150 kg.ha -1
para suplir los requerimientos de P de la plantación (tabla 18).
Los mejores resultados se han obtenido con la aplicación inicial de fósforo “a mediano plazo”
(Martín, 1988), encontrándose inclusive una respuesta positiva en suelos con contenidos
iniciales de P disponible de 26,4 ppm (Bray-Kurtz #1), garantizando el suelo el 65 % del RM.
Esta respuesta positiva se obtuvo en todas las cosechas y al cabo de cuatro se mantuvo que la
dosis de 150 KgP2O5.ha-1 aplicada solo al inicio de la plantación garantizó los mayores
rendimientos (tabla 19), con un aprovechamiento del 33 % del fertilizante aplicado,
presentándose un efecto depresivo para dosis mayores y un comportamiento inferior de las
aplicaciones anuales.
La importancia de las zonas de absorción del sistema radical por debajo de 30 cm en estas
condiciones de sistema radical profundo y profuso (fig. 1) se presentan en la fig. 9, en la cual se
muestra como en los primeros 30 cm de profundidad no se encontraron diferencias, al cabo de 6
años de plantado el cafeto, entre los contenidos de P disponible del tratamiento NP 0K y de
parcelas no cultivadas.
228
Tabla 19. Efecto de las aplicaciones iniciales "a mediano plazo" de P 2O5 sobre el rendimiento,
contenidos de P asimilable en el suelo y % P foliar en el cafeto cultivado sobre suelo
Ferralítico Rojo, Ferralsol éutrico, (Martín, 1988)
Niveles de P
20 40 60 80 100
0
20
40
NPoK
NP150K
60 Cond. Inicial
80
Prof. (cm)
100
Sin embargo por debajo de los 30 cm y hasta 80 cm, se presentaron diferencias importantes entre
ambos tratamientos, sugiriendo que el sistema radical en estas profundidades también participó
activamente en la nutrición fosfórica del cafeto en estos suelos.
229
La ausencia de diferencias en la superficie (0-30 cm), no debe interpretarse como que no existió
un proceso de absorción intenso en los primeros 30 cm, sino que se estableció un equilibrio entre
el P que la planta tomó del suelo y el P que regreso al mismo a través de la caída de hojas, ramas,
frutos y su movimiento en el perfil. La influencia del proceso de retorno dejo de presentarse por
debajo de los 30 cm, mostrándose entonces una clara diferencia.
Los altos valores de P disponible encontrados en el perfil para los tratamientos fertilizados y aún
para el testigo, evidencian el movimiento de este elemento en las condiciones bajo estudio, lo
cual es otra indicación de que la fijación en estos suelos no es irreversible y muy diferente de la
presentada por los suelos Ferríticos.
En este tipo de suelo cuando los contenidos ascienden hasta 50 mg P 2O5.100g-1, no se encontró
respuesta a la fertilización fosfórica para niveles de rendimiento de 1,5 t.c.oro.ha-1 año-1 (Molina
et al., 1989).
En Tope de Collantes (Nitisol húmico-ródico) con bajos contenidos de fósforo de 1,6 mg.100g-1,
se encontró una respuesta moderada a la fertilización fosfórica (fig. 10), siendo la dosis mas
adecuada la aplicación “a mediano plazo” de 75 Kg P 2O5.ha-1, válida durante el primer ciclo
productivo de la plantación. La intensidad de la respuesta fue mayor en las dos primeras
cosechas, donde el suelo garantizó el 55% de los requerimientos del cultivo.
Este efecto dejó de ser significativo en las restantes cosechas, coincidiendo con una ligera
elevación del pH hasta 5,1 por una aplicación general de dolomita, pero manteniéndose el efecto
significativo sobre el acumulado.
En las condiciones de la Felicidad (Nitisol ródico) con contenidos iniciales de 2,4 mg.P 2O5100g-
1
y pH de 5,12, superiores a los encontrados en Tope de Collantes, no se encontró respuesta
positiva a las aplicaciones de fertilizante fosfórico ni de estiércol vacuno en los primeros cuatro
230
años de la plantación (Rivera et al., 1992), con una tendencia a disminuir los rendimientos
cuando se aumenta el suministro de P (fig. 11).
1988-89
12
1988-91
10
8
t.c.oro/ha
0
Po P75 P150 P225 P300 Panual
Kg P2O5/ha
4
Sin estiércol
t.c.oro/ha
3
25 t/ha estiércol
2
0
Po P100 P200 P300
Kg P2O5/ha
Los suelos Ferralíticos Rojos lixiviados de montaña donde predominan arcillas del tipo 1:1
presentan una capacidad de retención del fósforo que oscilo entre 70–80 % (tabla 17),
disminuyendo con el aumento de la dosis, lo cual está en concordancia con el efecto positivo
alcanzado con las aplicaciones de dosis medias, suficientes para varios años.
En estos suelos existió una ligera respuesta al fertilizante fosfórico en presencia de bajos
contenidos de fósforo disponible (1,6 mg.100g-1), donde el suelo garantizo entonces alrededor
del 65% del RM, e inclusive puede desaparecer en presencia de contenidos superiores de fósforo
disponible, de incrementos en el pH y de las aplicaciones de abono orgánico.
En este tipo de suelo la magnitud de la respuesta dependió del nivel de rendimiento alcanzado.
Para rendimientos menores de 1t.c.oro.ha-1año-1, no fue necesaria la aplicación de fertilizantes,
siendo la dosis óptima de 50 kg.ha-1 para rendimientos de 1 t.c.oro.ha-1 e incrementándose hasta
85 kg.ha-1 para rendimientos anuales de 1,75 t. c.oro.ha-1.
En la tabla 20 se resumen los efectos provocados por la fertilización mineral fosfórica sobre el
rendimiento y sobre el crecimiento vegetativo, estimado por el diámetro de la copa el cual se
comporta como un indicador más sensible del estado nutricional del cafeto que la altura (Rivera
y Martín, 1980).
Se encontró que la respuesta al fertilizante siempre fue mucho más intensa sobre el rendimiento
que sobre el crecimiento pareciendo necesario que exista una alta limitación en la disponibilidad
232
del fósforo en el suelo, para que se refleje un efecto importante sobre el crecimiento, lo cual
puede enmascarar una situación nutricional dada.
El análisis foliar de forma similar al diámetro de la copa, solo reflejó claramente estados
nutricionales muy deficientes, como el que se presentó en las plantaciones desarrolladas sobre
suelos Ferríticos, donde contenidos de <0,09 % se asociaron con dicho estado nutricional;
contenidos entre 0,12–0,14 % se obtuvieron, en etapas iniciales de la fructificación, con sistemas
de fertilización que solo garantizaron del 30–40% del RM. En estas condiciones los sistemas de
fertilización que garantizaron las mayores cosechas se asociaron con contenidos de 0,19 - 0,22 %
(Ochoa et al., 1999a).
En los suelos Ferralíticos Rojos, aún cuando el tratamiento sin fertilización fosfórica solo
garantizó el 64 % del RM, el análisis foliar realizado en las etapas iniciales de la fructificación
no detectó diferencias, estando todos los tratamientos entre 0,2–0,22% (tabla 19) y
manteniéndose por encima de 0.16% en el período de formación de la cosecha.
Los resultados indican que son necesarias altas condiciones de deficiencia para que el análisis del
%P en el cuarto par de hojas refleje contenidos bajos, <0,10%, pudiendo darse con facilidad que
el suministro de fósforo fuera insuficiente y no ser detectado basándose en este indicador.
En las condiciones de suelo Ferralítico Rojo Lixiviado de montaña aún cuando se presentó una
moderada respuesta al fertilizante fosfórico (fig.10), los contenidos foliares se mantuvieron
siempre por encima de 0.14 %, valor en principio adecuado para el cultivo (Carvajal, 1984).
La respuesta del cafeto al fósforo en Cuba es una función del tipo de suelo y de la capacidad de
fijación que esta muy relacionado con este, de los factores que gobiernan la disponibilidad y del
nivel de rendimiento. En todos los suelos estudiados se encontró la necesidad de la aplicación,
aunque el grado de respuesta vario en el siguiente orden: Ferríticos >>> Ferralíticos Rojos
lixiviados de montaña > Ferralíticos Rojos > Pardos, siendo muy intensa en los Ferríticos,
moderada en los Ferralíticos y ligera en los Pardos.
En todos los casos la aplicación de abono orgánico resultó una fuente importante de fósforo para
el sistema, no-solo por los altos aportes que se realizan con las dosis que comúnmente se utilizan
en el cafeto (200 kg P2O5.ha-1), y por la localización tan adecuada al realizarse en el fondo del
233
hoyo al establecerse la plantación, sino porque además es una fuente de fósforo que se mantiene
disponible, aún en las condiciones extremas de fijación de los suelos Ferríticos.
Resultados similares sobre el efecto beneficioso de las aplicaciones iniciales a mediano plazo,
colocadas en el hoyo al momento de plantar, fueron encontrados en Brasil por Braganca et al.,
1981, recomendando estos autores al igual que Malavolta (1986) un enfoque similar para la
fertilización fosfórica del cafeto.
En los suelos Ferríticos se encontró una altísima respuesta, en correspondencia con la alta
capacidad de fijación presente en los mismos, siendo necesarias las aplicaciones conjuntas de
abono orgánico y fertilizante mineral fosfórico para obtener los mayores rendimientos.
La información obtenida sobre este suelo indicó, además, que la combinación inicial de cachaza
y fósforo mineral mantuvo un suministro adecuado de fósforo por cuatro años, evitando que el
fertilizante fosfórico se fijara irreversiblemente, siendo sin duda el fósforo el elemento que
fundamentalmente limita el crecimiento y producción del cafeto en estas condiciones.
De forma general la información encontrada reflejó que el cafeto posee un mecanismo eficiente
de absorción de fósforo, ya que plantaciones productivas pueden extraer cantidades entre 120–
160 kg.P2O5ha-1 en 6 años (Rivera et al., 1992; Rivera 1993b), aún en presencia de contenidos
relativamente bajos de fósforo disponible en el suelo o de aplicaciones de fertilizantes de un
orden similar, siendo necesario impulsar los trabajos que permitan evaluar la participación de la
micorrización en la eficiencia de este proceso.
Para el caso del potasio y del resto de las bases cambiables, la disponibilidad de los mismos no
es solo función del contenido absoluto de cada uno en el suelo, sino del equilibrio o relación
234
catiónica existente. Esta situación, válida en muchos cultivos, ha sido destacada por diversos
investigadores en el cafeto (Forestier, 1967; Briceno y Carvajal, 1973) y corroborada en las
condiciones de Cuba (Rivera et al., 1989).
En relación con el potasio se han ejecutado diversos experimentos, con el objetivo de determinar
cuales son los sistemas de fertilización más adecuados para garantizar altas producciones en
diferentes condiciones edafoclimáticas, los cuales se expondrán a continuación.
La respuesta del cafeto a la fertilización potásica en estos suelos de baja fertilidad (tabla 7), con
contenidos medios de potasio disponible de 0,10 cmol.kg-1 y 2,05 % de saturación del potasio en
las bases cambiables, es muy alta; garantizando el suelo (tratamiento NPK0) solo el 14% del RM
durante el primer ciclo productivo (Ochoa et al., 1989), y manteniendo una conducta
relativamente similar durante los dos ciclos posteriores (12 cosechas en total).
Los requerimientos anuales del fertilizante potásico dependieron del nivel de rendimiento de ese
año (fig.12), obteniéndose que las “dosis óptimas” se mueven en el intervalo de 75–150 kg.ha-1.
Dosis de 75 kg.ha-1 están asociadas con niveles de rendimiento de 1,4 t.c.oro.ha-1, dosis de 100
kg.ha-1 para rendimientos cercanos a 2 t.c.oro.ha-1 y de 150 kg.ha-1para rendimientos hasta 2,5
t.ha-1.
Un aspecto a destacar fue que las dosis de K2O fueron relativamente bajas, partiendo de los altos
rendimientos alcanzados y los correspondientes altos requerimientos de potasio del cafeto (tablas
5 y 6), así como del bajo suministro de potasio de estos suelos, todo lo cual indica que el potasio
aplicado fue eficientemente absorbido por el cafeto en estas condiciones.
El coeficiente de aprovechamiento del fertilizante potásico estimado para estas condiciones fue
alto oscilando entre 66-78 %, (Rivera, 1992 b). Este alto recobrado del fertilizante por el cafeto
es indicativo de que el fraccionamiento utilizado (dos momentos en el año) fue correcto, y que el
movimiento del potasio en el perfil del suelo no fue importante, así como es también
consecuencia de los bajos valores de Ca + Mg en el suelo, que conllevan a que no se exprese el
antagonismo KCaMg, sobre la absorción del potasio.
235
2 1991
2
t.c.oro/ha
t.c.oro/ha
1,5 1987
1,5 1989
1985
1 1
1984
0,5 0,5
0 0
Ko K100 K200 K300 K400 Ko K75 K150 K225 K300
Kg K2O/ha/año Kg K2O/ha/año
En estos suelos con contenidos de potasio disponible de 0,2 cmol.kg-1 y con 2,5 % K en las bases
cambiables (tabla 7), y en los cuales el cafeto presenta un profundo y profuso sistema radical
(fig. 1), se encontró que el enfoque de aplicaciones de potasio a mediano plazo fue el más
efectivo.
Los mejores resultados (tabla 21) se obtuvieron con la dosis de 450 kg.ha-1 aplicados al inicio de
la plantación y válidos para los primeros 6 años de esta, incluyendo 4 cosechas con un
acumulado de 9,74 t.c.oro.ha-1 (Martín, 1998), y presentando una alta eficiencia estimada en 80
% del fertilizante aplicado; con posterioridad se vuelve necesario reiniciar el suministro de K2O
a través de aplicaciones anuales. Dosis superiores a los 450kg.ha -1 presentaron un efecto
depresivo, posiblemente asociado con el antagonismo K Ca Mg.
En estas condiciones el suelo de por sí garantizó el 40 % del RM alcanzado con el sistema más
adecuado de fertilización potásica (tabla 21), indicativo de las posibilidades del suelo de
suministrar potasio.
236
Tabla 21. Efecto de las aplicaciones de K2O "a mediano plazo" al inicio de la plantación sobre el
rendimiento, contenidos de K asimilable en el suelo y % K foliar en suelo Ferralítico
Rojo, Ferralsol éutrico, (Martín, 1988)
Las necesidades de potasio fueron importantes desde las primeras etapas (tabla 4), siendo muy
similares a las del nitrógeno e intensificándose en la fase productiva. Aplicaciones anuales
relativamente bajas en las primeros años conducen a plantaciones con bajas producciones, con
independencia que a partir del cuarto año se incrementen fuertemente las dosis (tratamiento
Norma Técnica 1978 - tabla 21).
Con un enfoque de aplicación anual se han ejecutado varios trabajos en estos suelos (Martín,
1978; Chala et al., 1987), dependiendo la respuesta del nivel de potasio disponible; cuando los
contenidos de potasio fueron de 0,28 cmol.kg-1 y 2,15 % K en las bases cambiables, se encontró
respuesta a la aplicación anual aunque con una eficiencia menor que la encontrada con la
fertilización a mediano plazo, desapareciendo esta cuando los contenidos iniciales fueron de 0,75
cmol.kg-1 y 5 % K.
Este tipo de suelo se caracteriza por presentar contenidos entre 0,2–0,4 cmol.kg-1 de potasio
disponible y altos porcentajes de saturación del K en las bases cambiables, llegando a alcanzar
hasta 7 %, asociados con bajos valores de Ca y Mg intercambiable y presentando además
cantidades apreciables de minerales micáceos en el perfil, de fácil descomposición y altos
contenidos de K.
Tabla 22. Incremento de la acidez y del Al intercambiable con la profundidad en los suelos
Ferralítico Rojo Lixiviado de montaña, Nitisol húmico -ródico, (Rivera et al., 1992).
Tabla 23. Respuesta del cafeto a la fertilización potásica en los suelos Ferralítico Rojo Lixiviado
de montaña, Nitisol húmico - ródico (Rivera et al., 1992).
El suelo de por sí garantizó entre un 68–77% del RM en correspondencia con los altos
contenidos de potasio disponible que presentaban; no obstante las altas extracciones de potasio
que realizaron estas plantaciones, estimadas entre 155–190 kg.K2O.ha-1.año-1 para cosechas de 2–
3 t.c.oro.ha-1año-1, conllevaron a disminuciones sensibles del potasio en el suelo cuando no se
238
fertiliza (tabla 24), siendo necesario aplicaciones mayores que la simple restitución de la
exportación para evitar disminuciones importantes en la disponibilidad del potasio.
El análisis conjunto de los datos de rendimiento (tabla23) y de los análisis de suelo (tabla 24),
permite recomendar que en presencia de aplicaciones iniciales de estiércol tal y como se
recomienda para estos suelos (Rivera et al., 1992), no sean necesarias las aplicaciones de
fertilizante potásico hasta el año de la segunda cosecha, comenzando entonces con un programa
de fertilización anual con dosis entre 250–300 kg.ha-1 en función del rendimiento y comprobando
siempre que el potasio disponible en el suelo se mantenga por encima de 0,25 cmol.kg -1 en los
primeros 40–50 cm de profundidad.
Tabla 24. Influencia de las aplicaciones de fertilizante potásico y estiércol, sobre el potasio
disponible en suelo Ferralítico Rojo Lixiviado de montaña, Nitisol húmico-ródico
(Rivera et al., 1992).
1986
Condiciones 3/87 2/89 1/90 3/91
iniciales (cm) (cm) (cm) (cm) (cm)
0-25 25-50 0-25 25-50 0-25 25-50 0-25 25-50 0-25
Experimento 1 Sin Estiércol
K0 0.43 0.15 0.38 0.16 0.35 0.20 0.16 0.08 0.18
K150 0.42 0.15 0.78 0.61 0.30 0.17 -
K300 0.43 0.16 1.01 0.40 0.50 0.46 0.24 0.20
K450 0.36 0.14 1.24 0.77 0.64 0.48 0.31 -
K600 0.43 0.15 1.51 0.81 0.73 0.66 0.43 0.30
25 t.ha-1 Estiércol
K0 0.42 0.15 0.51 0.34 0.66 0.35 0.22 0.22
K150 0.37 0.14 1.01 0.63 0.40 0.25 -
K300 0.33 0.14 1.58 0.52 0.58 0.56 0.30 0.53
K450 0.34 0.13 1.25 0.75 0.39 0.32 -
K600 0.36 0.15 1.33 0.47 0.64 0.30 0.43 0.40
Experimento 2
NPK 0.39 0.16 0.67 0.27 0.56 0.35 0.36
Estiércol+ 0.50 0.17 0.90 0.29 0.67 0.37 0.34
NPK
Los resultados apuntan hacía la importancia de controlar la acidez en estos suelos que pueden
presentar importantes porcentajes de saturación por Al (30-50%) y pH<4,6, como vía para
aumentar la eficiencia en la absorción de los nutrientes.
Sin dolomita
7
a
6 a a
ab
ab
5
b b
t.c.oro/ha
4
c 2,5t de dolomita/ha
3 (cada tercer año)
0
Ko K150 K300 K450
Kg K20/ha/año
Fig.13. Efecto de las aplicaciones de dolomita y fertilizante potásico sobre el rendimiento acumulado del cafeto (dos
cosechas) cultivado sobre suelo Ferralítico Rojo lixiviado de montaña (Rivera et al., 1992). (Letras
desiguales difieren significativamente según dócima de Duncan al 5%.) Aplicación de
dolomita al inicio de la plantación y después de cada tercer año, coincidente con la primera
cosecha. Aplicación común de estiércol. (25t/ha), N y P 2O5.
Los trabajos realizados en este agrupamiento de suelos se realizaron en la región oriental del
país, en suelos derivados de materiales calcáreos (tabla 7), los correspondientes a la zona del III
Frente presentan alta CIC, entre 45–50 cmol.kg-1, con altos porcentajes de saturación asociado en
lo fundamental al Ca, pH neutros o ligeramente básicos. Los correspondientes a la zona del II
Frente presentaban pH más bajos, cercanos a 5,5; también con altos contenidos de Ca y Mg, pero
de alrededor de 30 cmol.kg-1.
Los contenidos de potasio disponible si bien oscilaron entre 0,5–0,75 cmol.kg-1, solo
correspondieron a valores < 2,0 %K en las bases cambiables (tabla 7). En el sitio de III Frente
producto fundamentalmente del clima, bien sea por las relativamente altas temperaturas, como
por el nivel y distribución de las precipitaciones, los rendimientos medios alcanzados fueron
bajos (tabla 1).
Las dosis óptima anuales fueron de 200 kg.ha-1 en el sitio II Frente, manteniendo un nivel de
rendimiento cercano a las 1,8 t c.oro.ha-1año-1, mientras que en el sitio III Frente oscilaron entre
200–300 kg.ha-1 en función del nivel de rendimiento, aunque este no sobrepasó el nivel de 1,3 t.
c.oro.ha-1.
Rendimiento (t c.oro.ha-1)
Sitio III Frente (1) 1985 1986 1988
K0 0.29 b 0.58 c 0.55 b
K100 0.50 ab 0.78 bc 0.96 a
K200 0.57 a 1.05 ab 1.19 a
K300 0.69 a 1.26 a 1.12 a
K400 0.70 a 1.20 a 1.06 a
Sitio II Frente (2) 10 14 16
K0 1.43 b 1.02 c 1.74 b
K200 1.81 a 1.94 a 1.94 a
K400 1.58 ab 1.71 b 1.95 a
K600 1.44 b 1.68 b 1.73 b
C.V. 11% 80% 4%
Letras desiguales implican diferencias significativas al 5%, según Prueba de
Rango Múltiple de Duncan.
(1) Bustamante et al., 1985
(2) Chala et al., 1987
La eficiencia de la fertilización potásica presentó bajos valores entre 25 y 29 % (Rivera, 1992 b),
conllevando a la necesidad de aplicar altas dosis de fertilizante potásico, debiendo ser una
consecuencia de los altos niveles de Ca y Mg que se encuentran en estos suelos y sus conductas
antagónicas con la nutrición potásica.
Relacionado con lo anterior fue la conducta observada en dos experimentos en que se estudio la
efectividad de aplicaciones a mediano plazo de K2O en el establecimiento de la plantación
(Bustamante et al., 1992), obteniéndose que ya al 2do año de plantado el cafeto la aplicación
inicial fue insuficiente, y las plantas solo pudieron absorber la mitad del potasio que requerían,
indicando que en estos suelos si bien puede utilizarse una fertilización inicial relativamente
fuerte en el fondo del hoyo, se vuelven necesarias las aplicaciones anuales para competir con los
altos contenidos de Ca y Mg en el suelo.
Éstos suelos poseen una alta fertilidad química y de por sí garantizan como mínimo entre el 50–
85 % de los requerimientos de macroelementos para el cafeto; sin embargo es el potasio el
macroelemento que más limita el desarrollo. Las aplicaciones de fertilizante potásico tienen que
vencer el antagonismo catiónico, por el cual la eficiencia de la fertilización disminuye, y
paradójicamente aunque el suelo aporte relativamente altas cantidades de potasio, se hacen
necesarias altas dosis para alcanzar una nutrición equilibrada.
241
Con independencia de que las dosis de fertilizante potásico dependerán del nivel de rendimiento
y del grado de suministro del suelo, no hay duda de que las cantidades de Ca y Mg presentes
actúan sobre la eficiencia de la fertilización (fig. 14), de forma tal que en presencia de bajos
contenidos de Ca y Mg se obtiene un mayor aprovechamiento del fertilizante potásico, el cual
desciende en la medida que, los contenidos se incrementen en el suelo.
100
Coefic.Aprovechamiento (%)
80 A
60 B
40 C
D
20
0
0 10 20 30 40
Ca+M g (cmol/kg)
Leyenda:
A: Suelo Ferrítico
B: Suelo Ferralítico Rojo lixiviado de montaña
C: Suelo Pardo (Tercer Frente)
D: Suelo Pardo (La Paloma)
Desde el punto de vista de respuesta a la fertilización, esta se hace evidente en suelos que posean
contenidos menores a 2,5 % K en las bases cambiables, no siendo necesaria cuando el potasio
disponible fuera > 5%, aunque es importante seguir la evolución del elemento en el suelo ya que
242
El %K en el cuarto par de hojas resultó un indicador adecuado para evaluar la nutrición del
cafeto, obteniéndose los mismos criterios que ya fueron expuestos para el nitrógeno en lo
referente a momento de muestreo; considerándose dos momentos uno a inicios de la
fructificación donde los contenidos serán mayores y otro en el momento de máxima demanda del
fruto, en el cual comúnmente los contenidos serán menores.
De forma general contenidos entre 1,8–2,0 % fueron asociados con estados nutricionales
adecuados, siendo claramente deficientes los contenidos < 1,3 %. Estos criterios de
interpretación son bastante similares a los reportados por Muller (1966) y Carvajal (1984).
La interpretación del análisis foliar para cualquier elemento, debe tener en cuenta la época de
muestreo, la magnitud de la cosecha en formación y el fraccionamiento del fertilizante, ya que
inclusive un sistema de fertilización adecuado no siempre mantendrá los contenidos foliares por
encima de 1,8 %, ya que generalmente caen con el desarrollo del fruto, ascendiendo rápidamente
a valores adecuados en función de las aplicaciones posteriores de fertilizante realizadas en el
propio año y manteniéndose en estos al terminar la cosecha.
No ha sido muy estudiada la respuesta del cafeto a estos elementos en el país, no obstante los
criterios de evaluación descritos por Carvajal (1984) sobre la base de los contenidos de estos
elementos en el suelo y de sus relaciones permiten una valoración al respecto.
En los suelos Ferríticos con contenidos < 2,0 cmol Ca.kg-1 (Ochoa et al., 1999 a), se encontró
que las aplicaciones de superfosfato sencillo (20% Ca) no-solo
243
1,5
1,25
1
% Ca
0,75
0,5
0,25
0
0 250 500 750 1000
Kg Superfosfato sencillo (0-20-0)/ha/año
incrementaron los contenidos de fósforo foliar, sino que además existió una relación lineal entre
las aplicaciones de este y los contenidos de Ca foliar (fig.15), pasando de contenidos muy bajos
de 0,73% Ca (Carvajal, 1984) en ausencia de la aplicación del superfosfato, hasta contenidos
adecuados de 1,35%, en presencia de la dosis óptima de fósforo, con las cuales se aportaron 210
kgCaO.ha-1 “localizados”.
De forma similar las aplicaciones iniciales y localizadas de abono orgánico, en este caso cachaza
(2,7 %Ca), aportan cantidades sensibles de Ca al suelo (550 kgCaO.ha-1), elevando los
contenidos en el suelo y en la planta, y estando por tanto también asociada a esta mejora el efecto
positivo de las aplicaciones iniciales de cachaza en estos suelos.
En este tipo de suelo derivado de serpentinita, las relaciones Ca/Mg < 2 son indicativas de altos
valores de Mg en relación al Ca presente en el suelo, de acuerdo con los criterios de (Carvajal,
1984), no siendo necesario en principio el suministro de Mg.
Estos suelos no solo presentan contenidos bajos de Ca (tabla 7), sino además una fuerte acidez
con pH< 4,5 y contenidos altos de Al intercambiable, los cuales se incrementan fuertemente por
debajo de los 30 cm de profundidad.
Las aplicaciones iniciales de estiércol (tabla 12) resultaron muy positivas no solo asociadas a los
aportes de N, sino también disminuyendo el Al y elevando el Ca y el Mg (Rivera et al., 1992), no
obstante aún cuando se aplicaron 25 t.ha-1, después del 3er año los contenidos de Ca descendieron
244
En estos suelos, por tanto, además de la aplicación inicial de abonos orgánicos, se vuelve
importante las aplicaciones de enmiendas calcáreas sistemáticas, no solo para disminuir la acidez
y el aluminio y el manganeso intercambiables (Rivera et al., 1992), sino para mantener
contenidos adecuados de Ca y Mg en el suelo, alternando las fuentes enmendantes para evitar
desequilibrios Ca/Mg.
Las plantaciones de cafeto sobre estos suelos, presentan a menudo la sintomatología típica de la
falta de Mg, lo cual puede también ser una consecuencia de las altas aplicaciones de K2O que se
utilizan para garantizar los altos rendimientos potenciales y por tanto deben ser previstas
aplicaciones de Mg dentro del sistema de fertilización planificado. Estas necesidades pueden ser
satisfechas con la aplicación inicial de abono orgánico, a través de enmiendas con dolomita o con
aplicaciones específicas de sales de Mg.
Estos suelos presentan buenos contenidos de Ca, un porcentaje adecuado de saturación por bases
entre 60–70 % y pH de 6 (tabla 7), sin embargo las cantidades de Mg no son altas y presentan
una relación Ca/Mg > 8 indicativas de un bajo suministro relativo de Mg (Carvajal, 1984),
siendo corroborado por los síntomas típicos de deficiencia que aparecen comúnmente en este
tipo de plantación, siendo por tanto necesario incluir el Mg en los esquemas de fertilización en
estos suelos.
El cultivo intensivo del cafeto conlleva a la utilización de un sistema de poda que permita
renovar sistemáticamente la plantación (Carvajal,1984), y de esta forma lograr que ésta siempre
se mantenga en su etapa más productiva, lo cual se vuelve aún más necesario cuando se trabaja
con altas densidades de plantación (Kumar, 1978), producto de la disminución del crecimiento
secundario.
En relación con la poda los trabajos iniciales desarrollados en Hawaii (Beaumont y Fukunaga,
1958) y en Costa Rica (Oficina del Café, 1977; 1978) y con posterioridad en Cuba (Sara Cortés y
Pérez, 1981; Díaz, 1990) demostraron, que los ejes más productivos eran aquellos con los que se
obtenían 4–5 cosechas, más allá de éstas el cafeto disminuía bruscamente su rendimiento,
aumentando la frecuencia de la alternancia y disminuyendo la rentabilidad de la plantación, por
lo cual recomendaban aplicar sistemas de podas que garantizaran mantener la edad máxima de
los ejes o tallos en ese entorno.
Se han desarrollado diferentes sistemas de poda para renovar las plantaciones basados en la
poda baja a 40 cm (Oficina del Café, 1977, 1978), en los cuales varía el porcentaje de la
plantación que anualmente se poda, en ocasiones alternando podas más altas (100–120 cm) y las
podas bajas en función del estado específico de la plantación, no obstante uno de los sistemas
más cómodos para manejar y con el que se evitan las desventajas de la presencia de surcos
245
contiguos con plantas de diferentes tamaños, es el de la poda baja total en toda la plantación o
por cuadros.
Un aspecto que se encontró en todos los sitios, fue que los rendimientos medios anuales de cada
ciclo fueron similares, manteniéndose inclusive los mismos elementos de manejo del ciclo
obtenidos para el primero. En el sitio de Pinares de Mayarí, donde se encuentran los
experimentos de mayor duración, se encontró al cabo de 18 años solo una ligera disminución del
2,5% del rendimiento acumulado en cada ciclo, la cual al cabo de 3 ciclos aún no es
significativa (Ochoa et al., 1999 a).
En el caso de que el sistema de poda empleado fuera por surco, las dosis de fertilizante para cada
tipo de surco que conforma el sistema, serán diferentes en función del estado del mismo y del
nivel de rendimiento esperado en cada uno, pero siempre siguen siendo válidos los criterios
encontrados de fertilización en función del rendimiento esperado.
No hay dudas de que el cultivo intensivo del cafeto requiere de altas cantidades de nutrientes, las
cuales dependiendo del tipo de suelo deben ser suministradas en mayor o menor cuantía como
fertilizantes, abonos orgánicos u otras fuentes de nutrientes.
En los cultivos anuales se utiliza con éxito diseñar los sistemas de fertilización, sobre la base de
la extracción del cultivo y el suministro de nutrientes por el suelo, siendo entonces el déficit dado
en forma de fertilizantes u otras fuentes, teniendo por supuesto en cuenta el coeficiente de
aprovechamiento de los “fertilizantes” aplicados (Sánchez, 1981).
Este enfoque sin embargo no es muy usual en los cultivos perennes, por las dificultades para
evaluar la extracción de los nutrientes por el cafeto; no obstante algunos trabajos se han realizado
para evaluar esta extracción como los de Catani y Moraes (1958), Mehlich (1968), Cannel y
Kimeu (1971), Correa, García y Costa (1983 y 1986), Rivera y Mederos (1993), Rivera et al.,
(1994).
En la década del 80 se realizaron algunos trabajos en Brasil, con el objetivo de relacionar la
extracción con las necesidades de fertilizantes, surgiendo criterios de estimación de estos
246
requerimientos con el nivel de producción esperado (Malavolta, 1986 y Matiello et al., 1987) y
con un objetivo similar se desarrollaron en Cuba, mostrando a continuación los principales
resultados encontrados.
Siendo 280 el valor medio de masa seca de los frutos (kg)/ t de café cereza.
Altura Relación
Suelo kg N/ t kg P2O5/t kg K2O/t
msnm oro/cereza
Ferralítico Rojo 138 0.135 44.4 9.0 63.0
Ferralítico Rojo Montaña 700 0.18 33.3 5.0 42.8
Pardos 250 0.155 39.0 7.4 55.0
Ferríticos 650 0.19 31.5 4.8 32.6
Este índice difiere de un elemento a otro y a su vez se incrementa con la elevación del
rendimiento, manteniéndose una relación entre los valores de IU y el nivel de rendimiento (tabla
27) para cada etapa de la plantación; siendo necesario diferenciar la primera cosecha del resto de
la etapa propiamente productiva.
247
Rendimiento de la
plantación NITRÓGENO FÓSFORO POTASIO
(t c.oro.ha-1)
< 0.75 0.27 0.27 0.35
0.75 – 0.99 0.30 0.30 0.40
Primera cosecha 1.0 – 1.25 0.35 0.35 0.44
> 1.25 0.40 0.40 0.48
<1.0 0.30 0.30 0.38
1.0 – 1.49 0.36 0.36 0.44
1.5 – 1.99 0.42 0.42 0.50
Etapa productiva 2.0 – 2.49 0.49 0.49 0.58
2.5 – 2.99 0.55 0.55 0.66
>3.0 0.60 0.60 0.71
Las estimaciones realizadas por esta metodología y las extracciones reales fueron comparadas,
encontrándose una alta similitud entre ambos valores y presentando los intervalos de confianza
de los valores estimados (P<0.05), diferencias menores de 10% con relación a los valores de
extracción real (tabla 28).
La comparación entre las dosis óptimas anuales, encontradas en los diferentes experimentos de
respuesta a la fertilización, y las estimadas a partir de la aplicación de la metodología explicada
anteriormente presentan una alta similitud (tabla 29) no difiriendo significativamente (Test de
muestras pareadas, Steel y Torrie, 1985), siendo el intervalo de confianza de las diferencias entre
ambos valores < 10 %.
248
PLANTACIONES
EN PRODUCCIÓN 0.96 102.0 105.6 +3.5 16.0 21.6 +31.0 129.0 128.6 0.0
1.64 200.0 180.0 -10.0 23.0 36.0 +35.0 230.0 206.0 -10.4
1.73 200.0 181.0 -9.5 37.0 37.0 0.0 223.0 209.0 -6.2
2.70 196.8 216.0 +9.8 46.7 44.2 -0.5 302.0 263.0 -13.0
3.05 208.0 189.0 -9.0 25.0 28.5 +14.0 222.0 214.0 -3.6
3.17 168.0 180.0 +7.0 26.4 28.2 +7.0 168.0 206.0 +22.0
3.57 250.0 266.0 +6.4 53.0 54.0 +1.8 350.0 321.0 -8.3
∆% -0.31 +11.7 +0.4
Intervalo de -7.2 - +6.6 -0.6 - +22.9 -7.2 - +8.7
Confianza (95%)
Sobre la base de todos los resultados obtenidos se diseñaron los sistemas de fertilización para
plantaciones de cafeto sobre diferentes suelos y niveles de rendimiento, uno de los cuales se
presentan en la tabla 30.
En solo uno de los sitios, específicamente en las plantaciones sobre suelos Ferríticos y para el
fósforo dejó de existir una relación entre el nivel de rendimiento y las dosis de fertilizantes, lo
cual fue ampliamente discutido en el tópico correspondiente ( ), utilizándose en este caso los
resultados de los experimentos de respuesta a la fertilización que recomiendan la utilización de
dosis anuales de 150 kg P2O5.ha-1.año-1 para cualquier nivel de rendimiento hasta 2.0 t c.oro.ha-
1
.año-1.
249
Tabla 30. Sistema de fertilización para plantaciones de cafeto sobre suelos Ferríticos
(Rivera, 1992 b)
Chala S. "Sistema de fertilización NPK para plantaciones de cafeto sobre suelo Ferralítico Rojo
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