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Acronía.

Los tttétodos estructlrrdlistos 143

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o expresar un texto concreto. Las fórmulas resultan inútiles. ya que
el número de variantes, debidas a la libertad del autor, Ies quitan
precisamente el carácter de fórmula. la cual, por su propia naturale-
Sincronía.
za, debe poder expresar muchas realidades semejantes. La conse- El análisis narrativo
cuencia de ello es que, a pesar de todos los límites que el lenguaje, Jean Louis Ska
la cultura y la naturaleza imponen al autor, su restringido margen de
libertad hace explotar todo intento de sistematización del discurso
que vaya más allá de unos pocos parámetros: los que hemos inten-
tado describir como los más útiles.
Los ME aplicados sin tener en cuenta la experiencia y la libertad
del autor, ni su convicción de poder comunicar, nos aprisionan den-
tro de un lenguaje muerto. La predilección de los ME por el térmi-
no «enrejado» (griglia), que es sinónimo de «reja» (grata), es al 1. La narrativo y la exégesis bíblica"
mismo tiempo un programa y una premonición.
Al final de la parábola del hijo pródigo, el padre dice al hijo ma-
yor, que se niega a participar del banquete por el regreso de su her-
Bibliografía para profundizar en el terua mano: «Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Pero
tenemos que alegrarnos y hacer fiesta, porque este hermano tuyo es-
R. Barthes y otros, Attdlisis estructural del relato, Barcelona taba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontra-
1982;P. Beauchamp, L'analyse structurale et I'erégése biblique. en do» (Lc 15, 31s). La parábola temina con esta frase, antes de que el
VTS 22 (1972) 113-128; J. Calloud, L'analyse stucturale du récít. hijo mayor haya podido responder. Por tanto, no sabemos si cedió o
Tentafion de Jésus au déserf, Lyon 1973; J. Courtés, Introductíon d no a las razones del padre. Pero si el hijo mayor no responde, ¿quién
la sémiotique narrative et discoursive. Méthodologie et application, escribirá la conclusión que no se encuentra en el evangelio?
Paris 1976; O. Ducrot-T. Todorov y otros, Qu'est-ce que Le structu- Este género de problemas es peculiar de un nuevo método exe-
ralisme?, Paris 1968;A.-J. Greimas, Semántica estructural, Madrid gético llamado «narratología». La narratología subraya en el texto
1987; D. Patte, What is Structural Exegesis i',Philadelphia 1976; R. los interrogantes, las lagunas o las elipsis que interrumpen el hilo
M. Polzin, Biblical Strucfuralisnt. Method and Subjectiviy, in the del relato. Además, y es éste un punto esencial de dicho método,
Study o.f Ancient Texts, Philadelphia, PA-Missoula, MT 1971 , 1-53; demuestra cómo esos indicios son otras tantas señales dirigidas al
V. Propp, Morfok¡gía del cuento, Madrid 81987. lector. Le toca a él responder a estos interrogantes. Y sin su res-
puesta el texto queda incompleto. En otras palabras, el relato re-
quiere una contribución activa por parte del lector, para llegar a ser
lo que realmente es. Ciertamente esta aportación no es arbitraria, y
le toca a la narratología fijar opofiunamente sus reglas; de todas for-
mas, la parte del lector es indispensable. Los relatos están dormidos
hasta que no llega el lector a despertarlos de su sueño.

* La sección I de este capítulo -«Narrativa y exégesis bíblica"- recoge. en


forma abreviada y sin notas, el artículo que apareció en Civiltit Cctttolica 14,+ (1993)
7-21. Agradecemos cordialmente a la dirección de la Cñ,i1¡i Cattolica el permiso
que nos ha concedido para reutilizar este artículo.
MetodoLogítt del Antiguo Testatttenro Sincronía. El análisis narrativo 117
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cos destinada al gran público. R. Alter contrapone las dos escenas
a) La Biblkt » la líterotura
de lamentación, una bíblica (David se entera de la muerte de su hi-
ponerse en jo: 2 Sm 12,19-24) y la otra sacada dela llíoda (Príamo viene a pe-
La narratología. o estudio nafiativo de los relatos' debe
clesanollos de los estudios en el campo de dir a Aquiles el cuerpo de su hijo Héctor: XXIV 4'7l-690). Home-
relación con los recientes
literaria' La exégesis bíblica se ha visto ro consigue introducir la claridad y la lógica hasta en los
la lingüística y de la crítica más
un ciefio número de análisis oscuros rincones del alma de sus héroes, mientras que los persona-
benefrciada de su apor-tación a través cle
glbtla ante todo como un fenómeno literario' jes bíblicos permanecen siempre misteriosos y sus reacciones son
qr. frm tratado a tá
profanas no es imprevisibles. Finalmente. M. Sternberg se ntostrará más audaz to-
La contiontación entre la Biblia y las literaturas
de los autores paga- davía. encontrando en Otra vuelta de tuerca de Henry James un pa-
t1e ayer. Ya san Agustín aconsejaba la lectura
querer ser ex-
no, puru .orrpt"nd", mejor el texto bíblico' Sin ralelo con la historia de la muerte de Urías (2 Sm 1 1). La ambigüe-
más recientes dad es del mismo tipo en ambas partes. Nadie sabe si la heroína de
haustivos. citaremos tan sólo unos cua¡tos ejemplos
qu" t un inf-luido en 1a exégesis cle estos últimos años'
El primer H. James ve realmente fantasmas o si se trata de una alucinación:
non-,bre que nos viene a la mente es el de E'
Auerbach' El capítu- nadie puede saber si Urías intuyó que David había seducido a su
célebre' En é1 cortpa- mujer. Podríamos prolongar esta lista.
lo primero de su obra Mímesis sigue siendo
libro XIX de la Odisea' ¿Qué pue- Las escuelas son ciertamente numerosas y las divergencias no-
ra el estilo de Gn 22 con el clel
de Isaac y el relato en- que tables. Estamos lejos de querer minimizarlas, pero todas convergen
de haber en comítn entre el sacrificicl en un punto esencial: el sentido de un relato es el resultado de una
Euriclea reconoce a Ulises por una vieja cicatriz? Auerbach no
presentar la acción dramáti- acción, es decir, de un proceso de lectura. Esto signifrca que es im-
trata del contenido, sino del modo de posible separar el sentido de un texto en general o de una narración
ca. Si Homero es prolijo, el escritor
bíblico es sobrio' Homero
en particular del «drama de la lectura», para emplear el vocabulario
plano de la escena; el escri-
tiende a presentarlo todá en el primer de M. Sternberg. Los métodos de la exégesis clásica, es decir, his-
Auerbach insiste tam-
i". UfUli." deja muchas to'u' Ln el fondo' <<verdad» del relato no es tórico-crítica, tienden a considerar el texto ante todo como un do-
Uién otras áiferencias' Por ejemplo' la culnento que habla del pasado. El intérprete se sirye del texto para
"n de los géneros de la
la misma. La Biblia no tonotá la distinción llegar hasta el mundo que se esconde detrás del texto. La exégesis
pueden nrgce$e1$1
literatura clásica' yu qu" sus héroes trágicos literaria. influida por la llamada Nouvelle critiqtte, ve en el texto, no
la sociedad' Si este capítulo de Mí-
los sectores m¿, t,mii¿"s de ya un documento que conduce más allá de sí mismo, sino un nto-
m¿sls es célebre, hay también oÍo
muy instructivo' aunque no tan
numento que merece plena atención en sí mismo. Cada uno de los
dedicado a Fortunctta'he-
conocido. Se trata del segundo capítulo' textos es un todo coherente: es menester señalar sus estructuras ex-
ñ'Auerbach compara la manera de escri-
roína de Petronio. Esta presivas, sin referencia alguna ni al mundo del autor, ni al del lector
yTicito con el relato de 1a
bir de Ios escritores iutlrot Petronio ni al mundo exterior. El texto es un universo cerrado en sí mismo.
Marcos' lnsiste de nuevo en
nega.iOn de Pedro eu el evangelio de Para el método narrativo. el texto es un acontecimiento vivido por el
bisa en un modo distinto de concebir la
la diferencia Ae estito que lector. Lo mismo que la música de una partitura sigue estando
'" EI papel del diálog'o' el
realidad y d" ."pr"sJntarla en el relato' muerta hasta que el intérprete no la ejecuta, así también el texto si-
contraste entre el orrg"; modesto de
los actores y la profundidad gue siendo letra muerta hasta que el lector no le dé vida en el acto
deldramaqueestánviviendoSonsuscaracterísticasprincipales. de de la lectura. Pero, ¿no es arbitraria esta lectura? ¿Y no es peligrosa
fuentes del realismo
Auerbach descubre en la Biblia una de las la confiontación con la literatura modema, con la literatura de lafc-
I a literatura contemPoránea' rion? ¿No será falsa, en definitiva, esa confrontación? Se trata de
a D' Robertson'
Otros autores siguieron su ejemplo' Citaremos objeciones serias que merecen una respuesta circunstanciada. Por 1o
la tragedia de Eurípides Las Bacante-s.'
que conpara Ex I -l 5 con ' demás. están vinculatlas entre sí.
literaria de los textos bíbli-
elt una introducción a la aproxiñación
t48 M e todo lo g ía de I Ant ig uo Te st ame nto Sütcroní¿t. El análisis narrati'o

b) Los principios de la lectura activo totalmente distinto. el delafictiol¿ moderna. A esta objeción se le
pueden dar tres respuestas.
Ante todo, es obvio que la lectura narrativa no elimina las otras En primer lugar, existe una afinidad entre las narraciones bíbli-
aproximaciones al texto. Así, tanto R. Alter como M. Sternberg in- cas y la literatura delafiction por el simple hecho de que ambas
sisten, a su modo, en la necesidad de incluir en el estudio los prin- pertenecen al género.narrativo. Esto significa, más allá de las sim-
cipales resultados de la exégesis histórico-crítica; entre otros, el he- ples afirmaciones generales sobrc el tema, que una parte esencial de
cho de que los textos bíblicos suelen ser una composición de varios la revelación cristiana no se presenta bajo la forma de unos dogmas
textos. Sin embargo -en este caso recogen una idea directriz de claramente definidos o de demostraciones tajantes. La Biblia no
otros exegetas-, es necesario estudiar los principios adoptados por contiene tratados de teología. Ni tampoco ha escogido, para el Pen-
los últimos redactores, que dieron al texto bíblico su forma final. tateuco o para los Evangelios, enunciar el mensaje revelado bajo la
El acto de la lectura no es ingenuo. Tiene que respetar las nor- forma de máximas de una sabiduría atemporal. Existen Iibros sa-
mas que el texto ofrece al lector. Si el texto procede de otra época, pienciales en la Biblia, y el pensamiento sapiencial ha intluido en el
es necesario averiguar las normas que pertenecen a aquella época Nuevo Testamento. Pero los grandes momentos de la levelación se
para interpretarlo correctamente.
nos han transmitido bajo una forma narrativa. Esto tiene su impor-
Del mismo modo, el método narrativo tiene que respetar la es- tancia. En efecto, uno de los elementos esenciales del género narra-
tructura lingüística y estilística de los relatos. Partiendo, precisa- tivo es su dimensión temporal. La sucesión de los elementos en un
mente, de un examen preciso y riguroso de los diversos elementos relato va ligada a una cronología. no a una deducción lógica como
del estilo y de la forma, es como se podrá determinar la dirección en un tratado filosófico o teológico, ni a unas estructuras del len-
que toma el relato. En este sentido, el método narrativo se aparta guaje como en la poesía, ni a unas reglas de retórica persuasiva co-
con mucha frecuencia de las escuelas que tienden a imponer esque- mo en un discurso. El relato se desarrolla en e1 tiempo y el lector de
mas preestablecidos a los textos. Estos esquemas pueden ser váli- un relato reconstruye aquella experiencia en el tiempo de su propia
dos, y lo son la mayoría de las veces, pero su aplicación no puede lectura. Nos encontrarnos aquí. en el plano de la forma literaria, con
hacer brotar del texto más que un sentido tan genérico como lo son una dimensión esencial de la revelación bíblica. es decir. con su in-
dichos esquemas. El método narrativo es más pragmático, ya que serción en la historia y en el tiempo. La historia de la salvación se
prefiere proceder por inducción. Por otro lado, no se limita a un es- convierte en una historia que el pueblo de los creyentes se va trans-
tudio meramente estilístico. En una narración, el estilo ofrece indi- mitiendo de generación en generación en el seno de la Iglesia.
caciones que revelan el movimiento del texto y permiten seguir el En segundo lugar, la Biblia es ciertamente una de las fuentes de
trazado de los «recorridos narrativos» o de las «transformaciones», la literatura occidental. E. Auerbach ha demostrado que su realismo
si se nos permite utilizar este lenguaje técnico. se deriva en buena parte de las narraciones bíblicas. Este realis-
Estas pocas observaciones muestran suficientemente cómo este mo es distinto del de la literatura clásica, que distinguía más los -eé-
método tiene en cuenta, ante todo, las transformaciones y el pro- neros (tragedia y comedia). El que todo el drama de la existencia
greso del relato. El aspecto dinámico es primario en esta lectura pueda ser vivido también por unas personas sencillas y' no sola-
narrativa. mente por personajes pertenecientes a las clases privilegiadas es
nno de los aspectos peculiares de las narraciones bíblicas.
c) Relato bíblico y «fiction». El tercer elemento para responder a la objeción contra el méto-
do narrativo viene de una confiontación entre el tipo de respuesta
Una de las objeciones más fuertes que se hacen contra este mé- que la Biblia o la novela delafit:tion esperan de sus lectores. Sin
todo consiste en negar la posibilidad de estudiar los relatos bíblicos entrar en una discusión demasiado técnica. resulta bastante eviden-
sirviéndose de unos cánones que provienen de un género literario te, según creemos, que los dos tipos de literatura utilizan registros
t.50 M e todolo.q ío I An no tun to
d e t ie Te s e n
Sintronía. El utttílisis nllrrorívo I5 l
rrn tanto distintos. Si las sernejanzas son numerosas al nivel de las nidad entera en el Nuevo Testamento. Como atlrma E. Auerbach. la
técnicas narrativas, también es evidente la diferencia cuando se Biblia no presenta una verdad. sino «la verdad».
comparan las respectivas finalidades. Quizás no resulte sencillo de- Sin embargo, tal como hemos indicado, la Biblia procede con
f-inir en pocas palabras la respuesta que una novela espera de sus rnucha discreción. La elección de la forma narrativa, en lugar de las
propios lectores. Decir que se trata simplemente de disfrutar de la tbrmas literarias más ideológicas como los discursos de propa-qan-
lectura supone una limitación. ya que una lectura atenta requiere un da o las proclamas políticas, procede de una pedagogía que merece
cierto esfuerzo; algunas novelas son incluso muy exigentes desde toda nuestra atención.
este punto de vista. Con el riesgo de quedarnos en ideas muy gene- Un ejemplo sacado del evangelio de Juan puede ilustrar rluy
rales, diremos que una novela invita al lector a descubrir una parte bien este punto. A los dos discípulos de Juan Bautista que le habían
nueva de la realidad hnmana. La novela contiene una visión de las seguido, les dice Jesús: «Venid y ved (o 'veréis')» (Jn 1. 39). El
cosas presentadas de tal manera que el lector pueda reconstruirla evangelio se muestra muy discreto en lo que luego pasó. ¿Qué es 1o
usando todas sus facultades intelectuales y espirituales. Todo rela- que vieron los discípulos'?, ¿de qué hablaron con Jesúrs? «Se fueron
to del género .fiction es como un mapa que permite al lector aventu- con é1, vieron dónde vivía y pasaron aquel día con é1. Eran como las
rarse en los territorios siemple nuevos de la experiencia humana. cuatro de la tarde» (Jn l. 39). Es difícil ser más escuetos. Además,
También la narrativa bíblica invita a sus lectores a recorrer un el relato no menciona más que a uno de los dos discípulos. Andrés.
campo de experiencia. El hecho de que el tipo de experiencia sea an- El otro permanece en el anonimato. He aquí por tanto un encuentro
te todo religioso tiene ciertamente su importancia, pero quizás no cuyo contenido resulta enigmático y un discípulo cuyo nol.nbre si-
toque 1o esencial, ya que también existen novelas religiosas. De la gue siendo un misterio. Sin querer hacer una larga demostración,
misma manera. el vínculo con la historia no es tan esencial como se parece al menos verosíuil que se vea reaparecer a aquel discípulo
podría creer. Desde el punto de vista del estilo y de las normas lite- al final del evangelio. Se le señala con la expresión tan conocida:
rarias. no es fácil distinguir con seguridad entre un documento his-
"el discípulo al que Jesús tanto quería» (13,23 19,26-21;20,2-10;
toriográl'ico y una creación literaria. Baste pensar en las novelas 2t','7 .20). Pues bien, ese discípulo parece estar dotado de un dor.l
históricas. Además, los escritores antiguos. en el mundo bíblico o particular de «visión, casi siempre que se encuentra presente en la
en el greco-romano, gozaban de una mayor libertad que nuestros escena. Después de la crucifixión de Jesús, el evangelio nos dice:
historiadores modernos. Más que el contenido de la experiencia, lo .el que vio estas cosas da testimonio de ellas. y su testinronio es
que importa en la narración bíblica es el tipo de respuesta. que in- rerdadero» (19,35). Tras la noticia del sepulcro vacío, el mismo
cluye, a nuestro juicio, un elemento en donde se pone en juego Ia li- discípulo «vio y creyó» (20, 8). Es el único discípulo de los Evange-
bertad de opción del lector. La verdad que presenta la Biblia no es lios que creyó habiendo visto solamente el sepulcro vacío, sin haber
solamente una parte de la verdad sobre la vida y el destino de los gozado de una aparición. En el c. 2l es ese discípulo el primero que
hombres, sino una opción que compromete la existencia de su lec- reconoce al Señor de pie a orillas del lago (21,1). El evangelio se
tor virtual. Es cierto que el lector no se ve obligado a elegir: no to- basa eu su testimonio (21.21). En este sentido, el evangelio de Juan
dos los lectores de Ia Biblia se convierten al judaísmo o al cristia- narra su propio origen. En gran parte es el relato del nacimiento
nismo. También este aspecto forma parte de las características más del texto evangélico.
importantes de la Biblia. En ef-ecto, ésta respeta en e1 más alto gra- La identidad de ese discípulo puede crear dificultades y se nece-
do la hbertad de su lector, a diferencia de 1o que ocurre en muchas :itaría sin duda una sólida argurnentación para probar que en todos
literaturas ideológicas. Pero la Biblia nos hace comprender qué es los textos citados se trata del mismo personaje. La cosa es factible,
lo que apostamos en su lectura. Se trata de problemas esenciales de pero no es ésta nuestra intención. Desde el punto de vista narrativo,
la existencia, del destino de un pueblo y de todos sus miembros en el evangelio traza un recorrido para su lector. El que quiera acom-
el Antiguo Testamento (con su dimensión universal), y de la huma- pañar a Jesús encuentra un itinerario ya trazado. Tiene ya un pues-
152 ll4 ¿tt dul ogía de I Ant i quo Testttme ttto Sincronía. El análisis narrativo / -i-l

to reservado: el del «discípulo al que Jesús tanto quería». El testi- los autores bíblicos permite evitar juicios apresurados sobre las que
monio se presenta de tal manera que el que lea el evangelio pueda podrían parecer, en ciertos casos, incoherencias y que se revelan
a su vez <<ver>>, metiéndose, por así decirlo, en la piel de ese discí- más bien, en un profundo examen, como normas literarias conven-
pulo sin nombre, y recoffer todo el camino que conduce a la fe, y de cionales. Además, el análisis narrativo extiende su investigación a
la fe al testimonio. Por tanto, no se le pone ante hechos crudos y las técnicas de composición empleadas por los redactores de textos
desnudos que se vea obligado a aceptar, sino que recibe una especie reelaborados o por los autores de añadidos redaccionales. Pero la
de invitación a emprender un recorrido. Luego sacará é1 mismo sus finalidad fundamental del análisis narrativo es distinta. Consiste en
conclusiones. La convicción puede nacer indudablemente de la comprender cuál es el itinerario que el texto propone al lector: las
fuerza y del valor de los argumentos o del prestigio del testigo, pe- preguntas que se le hacen, los elementos de respuesta que puede
ro nacerá sobre todo de la experiencia realizada por el lector que encontrar allí, las impresiones, las ideas, los valores y los juicros
quiera de verdad seguir las señales marcadas para él en el relato que se le ofrecen, así como la síntesis que sólo él puede llevar a ca-
evangélico. Tal es la estrategia adoptada por un escrito que tiene la bo. Las páginas que siguen intentan ofrecer una mirada sobre las
finalidad específica de engendrar la fe (20, 30s). Por tanto, esta fi- etapas principales de este recorrido.
nalidad se sitúa más allá de una simple experiencia estética. No ca-
be duda de que ningún método exegético puede sustituir al Evange-
a) Delimitación del textr¡
lio y conducir directamente a un acto de fe. Pero puede describir sus
articulaciones y sus recoridos, encaminando hacia la inteligencia Una de las principales tareas de la exégesis es la de identificar
del estilo propio de los relatos bíblicos. con exactitud el comienzo y el final de1 relato que se está exami-
nando. En ciertos casos, sobre todo en el caso de textos muy bre-
ves, el problema tiene poca importancia, pero en otros se trata de
2. Algunos principios básicos del análisis narativo un problema más difícil de resolver. ¿Dónde comienza y dónde
acaba la permanencia de Israel en el desierto? ¿Comienza en Ex 13,
El análisis narrativo es un tipo de análisis que se aplica única- 17-22y acabaal principio del libro de Josué, cuando Israel atravie-
mente, en cuanto tal, al género literario de los relatos. Forma par- sa el Jordán? El paso por el mar (Ex 14) ¿forma parte del relato de
te de un movimiento que se desarrolló en el ámbito de los estudios la salida de Egipto o es el primer episodio importante de la perma-
literarios de hace unos cincuenta años y que se llama, según las nencia en el desierto? ¿Acaba la historia de José con la primera re-
épocas culturales o lingüísticas, Nen, Criticism, Werkinterpreta- conciliación entre los hermanos (Gn 45) o sólo con la segunda
tion, explicatic¡n du texte.En el terreno de 1a exégesis, los primeros reconciliación, tras la muerte de Jacob (Gn 50)? Estos ejemplos
defensores de este método criticaron a fondo los métodos más clá- muestran con claridad que se necesitan criterios seguros para poder
sicos, en particular el histórico-crítico. R. Alter, por ejemplo, al ha- resolver los casos difíciles,
blar de la exégesis clásica, utiliza la expresión excavative exegesis, La solución depende ante todo de la naturaleza del texto anali-
exégesis preocupada por excavar en el pasado de los textos. Pero zado.Tratándose de relatos, es necesario que los criterios sean ante
no existe en línea de principio ninguna incompatibilidad entre estos todo narrativos. Pero ¿,qué es una narración? Los dos elementos
diversos métodos, que tienden más bien a completarse mutuamen- esenciales de una narración son la existencia de un narrador y de
te. como veremos a continuación. Las soluciones de continuidad o una trama. El narrador es la «voz» que cuenta la historia, que da la
las tensiones que los exegetas encuentran a menudo en muchos tex- palabra a los personajes, que describe o comenta los sucesos. La
tos veterotestamentarios se muestran con claridad a todo el que es- trama, por su parte, se define como el nexo que vincula los diversos
tudie honestamente la trama de los mismos relatos. Por otro lado, elementos de una narración para hacerlos coherentes. Este vínculo
un mayor conocimiento de las técnicas narrativas empleadas por es cronológico y lógico al mismo tiempo. Es cronológico, porque
statteilto Sincronía. El anáLisis narrltNo 1-<_<
t51 Metodologíu tlel Antiguo Te

presupone una secuencia temporal, LIn antes y un después, aun critas. Esta jerarquía comprende dos niveles: las acciones que se
cuando en el relato real no siempre se respete el orden de los he- desarrollan en primer plano (foreground) y las que se desarrollan en
chos. Es lógico, ya que la concatenación de los sucesos dentro de el fondo (background). A ello se añaden los elementos del cuadro o
un relato se interpreta espontáneamente como nexo de causa y efec- del escenario. En las traducciones modernas, 1os traductores han in-
to. A veces el relato subraya esta vinculación. Así, en Gn 6, 14-21. tentado recoger los matices de la conjugación hebrea usando fbrmas
Dios da a Noé unas órdenes para la construcción del arca. En Gn 6. verbales equivalentes. Volveremos sobre estas traducciones remi-
22 el narrador nos dice no sólo que Noé construyó el arca, sino que tiendo, al final del párrafo, a las obras que tratan de la conjugación
obró «exactamente como Dios le había mandado». Esto significa hebrea. Como regla general, 1a acción principal del relato consiste
que entre la orden dada por Dios y la acción de Noé hubo un nexo en una serie de verbos en pasado remoto, la forma verbal habitual
explícito de causa y efecto: Noé obedeció a Dios. de las narraciones. El fondo de la acción está hecho ordinariamen-
En este contexto, el primer criterio de Ia delimitación de un tex- te de acciones continuas o repetidas. Las formas verbales correspon-
to narrativo tiene que ser Ia acción narrativa. ¿Cuál es la acción dientes son el imperfecto o, más raramente, el participio. En cuanto
principal del relato? ¿Cuándo comienza y cuándo acaba dicha ac- al cuadro o el escenario, se describen a menudo recurriendo a pro-
ción? Las respuestas a estas preguntas permiten delimitar el relato. posiciones especificantes, a imperfectos y también a otros tiempos
Pueden usarse también otros criterios. Siempre en el ámbito de la según los casos. Sin embargo, aquí como en otras partes, hay que
narración, también el movimiento de los actores en la escena y el evitar aplicar las reglas de una forma excesivamente rígida.
marco de la misma (tiempo, lugar, circunstancias) ofrecen impor- Estas distinciones corresponden de hecho a tres aspectos de la
tantes indicaciones. Los cambios de lugar y de personajes, las so- acción: la acción puntual (primer plano). la acción continua o repe-
luciones de continuidad en las secuencias temporales, son otros tida (fondo) y los datos estáticos (cuadro). Pongamos algunos ejem-
tantos indicadores posibles de un cambio de acción. También los plos para ilustrar estos principios tan simples.
criterios estilísticos pueden tener una cierta utilidad, pero sólo si El comienzo de Gn 18 se presenta de este modo: «El Señor se le
señalan las etapas de la acción o las subdivisiones de la trama. Los apareció a Abrahán junto al encinar de Mambré, cuando [Abrahánl
criterios estilísticos son bien conocidos: inclusión, repetición, es- estaba sentado ante su tienda a la hora del calor». La acción princi-
tructuras quiásticas, etc. pal, la que ocupa el primer plano en la escena, es la aparición de
YHWH;Abrahán forma parte del fondo. En el primer caso, el he-
breo usa el equivalente de un pasado remoto: «se apareció»; en el
b) El estudio del entratnado verbal de la narración segundo, un participio en hebreo y un imperf'ecto en las versiones
modernas: «[estaba] sentado». EI versículo que sigue invierte los
El estudio del relato debería comenzar con el examen de su
papeles: «[Abrahán] alzó los ojos y vio tres hombres que estaban de
construcción gramatical y más especialmente con el de las formas
pie delante de él». Aquí la acción principal, en primer plano, es la
verbales. En efecto, los verbos son los <<motores» de una naración.
de Abrahán que ve a los tres visitantes; la acción se describe con
En este terreno, el análisis dispone de algunas grandes catego-
«pasados remotos» («Abrahán alzó los ojos y vio»). En cuanto a los
rías. En primer lugar, hay que distinguir entre las partes narrativas
«tres hombres», ocupan ahora el fondo de la acción; por eso ei he-
en cuanto tales y los discursos directos, ya que las formas verbales
son distintas.
breo usa aquí un participio y nuestras versiones modetnas recurren
En las partes naffativas, los verbos están regularmente en pasa- a un imperfecto: «[estaban] de pie».

do. Dentro de la amplia gama de formas verbales que ofrece la con- Jue 18. 1-2 nos ofrece otro ejemplo. Una traducción literal es la
jugación hebrea, los autores de las naraciones bíblicas hacen sus siguiente: «En aquel tiempo no había rey en Israel y en aquel tiem-
opciones según un principio por otra parte bien conocido: estable- po Ia tribu de Dan buscaba un teritorio para establecerse en é1, por-
que hasta entonces no le había tocado ningún territorio entre las tri-
cen unajerarquía en función de la importancia de las acciones des-
Sincrc¡nía. El análisis narrativo t57
156 Metodologíu del Antiguo Testomento
c) Historia y discurso
bus de Israel. Y los danitas enviaron cinco hombres... a explorar el
país y reconocerlo...>>. La primera proposición forma parte del cua- Para poder proseguir este análisis, debemos introducir ya desde
dro. La traducción usa el imperfecto para describir la situación ini- ahora una distinción importante, que procede de la lingüística. Es
cial («no había...»). Dado que se trata de una situación, y no de una una distinción que está presente, con diversa intensidad, en todas
acción, este elemento forma parte del cuadro «estático>>. Yiene lue- las etapas del estudio de los relatos. Esta distinción fue elaborada
go una acción secundaria (el fondo), expresada en hebreo por un por los formalistas rusos y muchos autores usan su terminología, a
participio y en la traducción por un imperfecto («la tribu de Dan saber,fábula y sjuiet o sujeto. Otros prefieren una terminología más
buscaba...»). La acción principal comienza con el verbo oenvia- simple, pero quizás menos unívoca: «historia» o <<diégesis» por fá-
ron» (pasado remoto). bulay «relato» o «discurso» por sujeto. ¿De qué se trata?
Para el cuadro o las circunstancias, véase por ejemplo Gn 12, El sujeto (sjuíet, «relato», «discurso») es el texto real de la na-
l0: «Hubo una carestía en el país»; Gn 17, 1: «CuandoAbrahán rración, tal como se encuentra ante la mirada del lector.
tuvo noventa y nueve años»; 2 Sm 1 1, 1: «Un año después, cuan- Lafábula («diégesis», «historia») es el relato tal como el lector lo
do los reyes salen [para la guerra]»; Rut 2, 1: «Tenía Noemí, por recompone durante la lectura. En general, esa «historia» se diferencia
parte de su marido Elimelec, un pariente muy rico, y su nombre del «relato» en dos puntos importantes. En primer lugaq la «historia»
era Booz...». es más completa que el «relato» real, desde el momento en que el lec-
Para expresar una acción anterior o simultánea, nuestras traduc- tor colma todas las lagunas y las omisiones que dejaba el texto, inte-
ciones usan el pluscuamperfecto: «Los marineros sintieron miedo e gra los elementos que faltan o los que se indican solamente por alu-
invocaron cada uno a su Dios..., pero Jonás [entre tanto] había ba- sión. En segundo lugar, el lector restablece el orden de los sucesos,
jado al lugar más apartado de la nave, se había acostado y se había
cuando el relato real se los ofrece según una secuencia que no respe-
dormido» (Jon 1,5). ta la cronologíaexacta que supone la narración. De hecho, la lectura
Estas mismas distinciones entre acción principal y acción se- es siempre una reconstrucción a partir de los datos que ofrece el re-
cundaria valen también para los discursos. Sin embargo, las catego- lato real. Esta reconstrucción es lafábula («historia», «diégesis»).
rías varían según los dos tipos principales de discurso: discurso de-
liberativo y discurso judicial (en sentido amplio). El primero trata
de1 futuro y el segundo del pasado. En este último caso basta apli- d) El tiempo
car las reglas de la naración que ya hemos visto, dado que el dis-
Dado que un relato supone siempre una cronología, es impor-
curso es de hecho una «narración en la narración» («informe»). El
tante estudiar las principales categorías en este terreno.
discurso deliberativo, que trata del futuro, puede ser «predictivo» o
«exhortativo». En el primer caso, nuestras traducciones usan las La distinción principal se deriva de la distinción precedente en-
tre «relator/«discurso>> e «historia»/«diégesis». Se trata de la dife-
formas del futuro; en el discurso exhortativo, la forma normal es e1
rencia entre <<tiempo contado» y <<tiempo contante».
imperativo. Algunos hablan también de un género epidíctico (ala-
banza), que trata del presente. Pero, en general, este discurso enu- De hecho, el tiempo contado es el de la «historia» o «diégesis»,
mera las cualidades de un personaje describiendo su pasado, por lo mientras que el tiempo contante es el del «relato>> o «discurso». En
que basta aplicar, con la flexibilidad necesaria, las reglas de la na- otras palabras, el tiempo contado es la duración de las acciones y de
rración (cf., por ejemplo, Dt 34, l0- 12). los sucesos presentados en el relato. Se mide como el tiempo ordi-
Para más detalles, sobre todo en 1o que se refiere al hebreo, el nario. Así, la duración de la permanencia de Israel en el desierto fue
lector podrá recurrir a las obras citadas en la bibliografía, por ejem- de cuarenta años; Jacob estuvo veinte años al servicio de su suegro;
plo. las de Niccacci y Longacre. Job permaneció silencioso durante siete días ante sus amigos. A su
r ez, el tiempo contante es el tiempo material necesario para contar
t58 Metodología deI Antiguo Testamento Sincronía. El análisis narrativo t59

(o leer) el relato real de esas acciones o sucesos. Se mide de mane- 2) Duración o rapidez
ra distinta: palabras, frases, párrafos, páginas, etc.
Una simple comparación entre e1 tiempo contante y el tiempo En algunos casos da la impresión de que queda en suspenso el
contado permite juzgar la importancia que da un relato a ciertos su- tiempo (contado). Es lo que ocurre en las descripciones o en lo que
cesos. Por ejemplo, el viaje de Jacob de Bersabé a Jarán duró mu- se ha dado en llamar las .,intrusiones» del narrador (cf. Nm 12, 3;
chas semanas: la distancia es de unos mil kilómetros. Pues bien. de B, 2Ab.24; 1 Sm 9, 9. . . ). Por otra parte, el relato puede a veces sal-
todo este viaje la Biblia cuenta un solo hecho, el de la visión en Be- tarse algunos sucesos sin importancia o largos periodos de tiempo.
tel (Gn 28, 10-22),lo cual indica su importancia. Así, el «tiempo En este caso se habla de «elipsis». A veces una elipsis puede ser in-
contado» del libro del Deuteronomio es de un solo día (Dt 1, 3), el tencional («omisión»). A continuación, el relato vuelve atrás para
último día de la vida de Moisés (Dt32,48), mientras que el tiempo dar la información que se había omitido (<<analepsis»).
contante es de 34 capítulos. Se trata, sin duda, del día más impor- Finalmente, los críticos distinguen dos grandes tipos de narra-
tante de toda la permanencia en el desierto. Finalmente, en el Nue- ción según lu l.upggZ:lglJelrlo: la «escena» y el «sumario»' En
vo Testamento se pueden distinguir en la vida de Jesús los treinta una,gscena el relato tiende a alargar@o
años de su vida privada, los tres años de su vida pública y los tres contante V el_tieApo!*oql44g:tie-¡lde a disminuir.-En los diálogos, el
días o más de los acontecimientos de su pasión y resurrección.
4".- :*-'
tl@p9 cgntante ), el_tiempo contado son de hecho-iguales. Ett el h
Cada uno de los evangelios consagra a estos lapsos de tiempo con- .nffi.

el relato es más «rápido» y el erlljempo
tiempo
tado un tiempo contante proporcional a la importancia que se les da, contá'ilTiles ñucho ryás breve q¡,e el tiem n una elipsis
de donde resulta claramente que los tres últimos días de la vida de no lay tiempo contante que corresponda al tiempo contado. Y en
Jesús tienen una importancia fundamental en el relato. una descripción o «intrusión» del narrador hay tiempo contante.
pero no hay ningún tiempo contado. En la historia de José, por
1) Orden ejemplo, los viajes entre Canaán y Egipto son la mayor parte de las
veces brevísimos «sumarios», mientras que los encuentros de los
Hay otras categorías que son ciertamente menos importantes,
hermanos con José son <<escenas>>, en las que abundan los diálogos.
pero igualmente útiles. Ante todo, el «orden». También aquí el or-
En el mismo relato, Gn 43, 1-2 ofrece un claro ejemplo de elipsis;
den del «relato» puede ser distinto del de la «diegesis».
«Entretanto el hambre se iba agravando cada vez más en el país.
El relato real puede presentar los acontecimientos en un orden
Cuando se les acabó el trigo . . . ». No se cuenta nada de lo que ocu-
que no corresponde al orden de la cronología real que suponen. Se
1lama «analepry:_gl hecho de contar un sucg¡g1§gpuJi§_qglgo-
rrió desde la primera visita a Egipto hasta el momento en que se
e
mento guas modernas sintió la necesidad de volver allá. Gn 42,23 contiene una «intru-
usa@n este caso. Véase, por ejemplo, Gn 20, sión» del narrador: <<Ellos [los hermanos] no sabían que José en-
4.11.18. El resumen de la historia de Jefté, en Jue 11, l-3, es una tendía lo que estaban diciendo, pues hablaba con ellos por medio
analepsis intercalada en el relato del ataque de los amonitas (Jue 10, de un intérprete». Frases como la de tenía diecisiete años»
"José
(Gn 37, 2) o «José era apuesto y bien parecido» (Gn 39, 6b) son
6-1 8) y su continuación en Jue I 1, 4.
Por el contrario, una oprolepsis» es un modo de contar los suce- «descripciones».
sos antes de que u.u.r.,i;'. *U iiáIá b-
n?Ñ6-, ordinariamente bajo la forma de oráculos divinos o de sueños 3) Frecuencia
premonitorios. Véase, por ejemplo, el oráculo de Dios a Rebeca Un suceso puede acontecer una o más veces en la .historia, o
(Gn 25, 23), el oráculo de Dios a Jacob (Gn 28, 13-15), los sueños puede ser contado una o más veces en el ,.relator. En
"diégesis»;
de José (Gn 37, 5-10), los oráculos de Dios a Moisés (Ex3,16-22; general, un suceso que acontece una sola vez en la «historia» se
6, 6-8; 1 , l-5...), el oráculo de Ajías a Jeroboán (1 Re 1 1,26-39). cuenta una sola vez err el «relato». En este caso se habla de relato
160 Metodología del Antiguo Testamento S irct onía. El an.á.l isi.r nil r rat Lv( ) t6l

«singulativo». En otros casos, el «relato» nana una sola vez los su- En una trama de acción. el relato describe un cambio de situa-
cesos que han acontecido varias veces en la «historia». Se habla en- ción, o bien el paso de una situación inicial feliz a una situación fi-
tonces de relato .,iterativo". nal desgraciada, o viceversa. El momento en qrle ocurre el cambio
La parábola de Natán (2 Sm 12, 1b-4) comienza cort una «des- se llama en griego peripefeia («inversión de 1a situación»).

cripción» (cf . supra): «Había en una ciudad dos hombres. . . El rico En una trama de revelación, el problema es ante todo una cues-
tenía... El pobre no tenía...» (vv. lb-3a). Sigue un relato «iterati- tión de conocimiento y el relato describe el paso de la ignorancia
vo»: «[El pobre] criaba [a su oveja], y ella crecía con él y con sus inicial al conocimiento final. El momento del descubrimiento o de
la revelación se llama en -eriego onagnorisis (.reconocimiento".¡.
hijos; comía de su bocado...». Y termina con otra <<descripción»:
En muchos relatos se combinan estos dos tipos de trama. Así, la
«Era como una hija para é1» (v. 3b). A continuación viene el relato
historia de José describe el paso del conflicto inicial a la reconcilia-
«singulativo»: «Un día llegó un huésped a la casa del rico... robó al
ción de Gn 45 y 50. Se trata por tanto de un cambio de situación.
pobre la corderilla y mandó que se la sirvieran a su huésped» (v. 4a).
Pero, para reconciliarse con sus hermanos. José tiene que hacerse
Se ha buscado expresamente el contraste: el afecto largo y extraor-
reconocer también por ellos. En etecto, ellos ignoran qurén es el
dinario se ve brutalmente interrumpido por un acto «puntual» que
gran visir de Egipto que los recibe y los pone a prueba. El cambio
no tiene justificación alguna.
de situación (peripeteia) coincidirá con el momento del ,.reconoci-
Gn29,1-10 ofrece otro ejemplo, en donde se opone la costum- miento» (anagnorisis) (Gn 45. 1-4). Gn 22 presenta ante todo una
bre (relato iterativo de los vv. 2-3.8) al flechazo de Jacob (v. 10).
trama de revelación: Dios pone a prueba a Abrahán porque quiere
Jue 6, 3-6 es un relato iterativo que prepara la entrada en escena de «saber» si lo teme. El v. t 1 es el momento de la anagnorisís'. «Aho-
Gedeón, el héroe que interrumpe el ciclo de los saqueos realizados ra sé que temes a Dios...». Esta intervención divina pone ñn a la
por los madianitas. El análisis de las formas verbales (cf . supra) es prueba de Abrahán y por tanto corresponde también aluna peñpeteia
fundamental para distinguir estos dos tipos de «frecuencia». (cambio de la situación). Gn 38 es otro ejemplo de relato en donde
la acción y el conocimiento van a la par. La «situación» de Tamar
cambia en el momento en que el suegro <<reconoce>>, a través de las
J. Las etapas principales del análisis pruebas a las que la somete, que la nuera es «justa» y que él está
equivocado (Gn 38, 25-26).
a) La trama

1) Definición
3) Trama uniflcada y trama episódica

Los autores distinguen también entre trama unificada y trama


La trama o nudo de la narración es el elemento esencial de un
episódica.
relato, el que preside la disposición de sus diversos componentes.
En una trama unificada, cada episodio tiene su importancia. Va
Esta disposición es ante todo cronológica o, por lo menos, supone
claramente ligado a lo que precede y tiene un peso inmediato sobre
una cronología de la «historia» o «diégesis». Y este orden cronoló-
1o que sigue. En otras palabras, todos los episodios son necesarios
gico supone, a su vez, una forma de secuencia lógica: post hoc, para el desarrollo de la trama. Ejemplos de trama uniflcada: el libro
propter hoc. Cuando dos elementos se siguen en un relato, es prác-
de Jonás, el libro de Rut, el libro de Ester. la historia de José. la his-
ticamente inevitable pensar que el primero es la causa del segundo. toria de la sucesión de David...
En una trarna episódica, el nexo entre los episodios es poco sóli-
2) Trama de acción - trama de revelación do. Puede invertirse el orden de los episodios; el lector puede fácil-
A partir de Aristóteles, los críticos distinguen dos grandes tipos de mente saltarse un episodio y pasar directamente al siguiente. dado
trama: la trama de acción y la trama de descubrimiento o revelación. que cada episodio forma una unidad por sí mismo y no requiere del
162 Mercttlolttgítt dd ArttiguoTesflutteitto Sinr:ru¡nía. El andLisis narrotito 163
los per-
general de la situación o de
lector más qtle un conocimiento relato. Por otra parte, éste puede aparecer de varias maneras. La es-
sonajes para ser .o*o'"ni't¿o
I-i unida¿ de Lrna trama episódica de- terilidad de Sara (Gn I l. 30) es al mismo tiempo un elemento de la
Ejcnt-
de u.ll mistno Dlotagortista'
riva muchas veces de t' f""ntiu exposición y el dato que recoge el principal problema de todo el ci-
i' orígertes (Cn 1-lll' la
historia de los
plos de trama episóditul general' clo de Abrahán. El conflicto entre José y sus hermanos aparece ya
-historia
de Sansón 1l'" ái I li¡'o de los Jueces en
i:-i en Gn 37, 21. En otros casos, al comienzo de la acción del relato se
"t uno de los <'relatos» está más o
Ciertamente' tamu'en aq;i
¿Á encuentra un mandato, como el de Dios a Jonás (Jon 1, 2), como las
episódico. El ciclo rie Abrahá,
;;r;;enos instrucciones de la misión de Moisés (Ex 3-4) y la vocación de
menos unificado "
", qr" a o. Jacob. y este úrtimo 1o está menos Abrahán (Gn 12, 1-3).
está menos uniijcado
que el de José. La complicación corresponde a las diversas etapas que condu-
cen a la solución del conflicto o del problema: los diversos intentos
de resolver el problema, las etapas de un itinerario, los cambios
b) Las subclit'isiones de la trama progresivos, etc. Cada relato supone un «obstáculo>> que retrasa la
solución y que aparece desde el comienzo del relato. Para subrayar
t) El modelo clírsico estas diversas etapas, los relatos bíblicos usan muchas veces una
los diversos
que siguen muchos exegetas. «estructura escalonada», elementos x = 1, el último de los cuales
En er modelo clásico, comienzo de la
lnomentos de ttna nu'iutián
soi: la exposición' el contiene la solución. Por ejemplo. Noé manda tres veces un pájaro
resolución y la conclusión'
acción. la complicaciJn' la debe cono-
al tinal del diluvio y la tercera vez el pájaro no vuelve (Gn 8, 8-12).
elenrentos que el lector
La exposición contiene los comlence
EI ángel de Dios detiene tres veces a Balaán; la tercera vez es cuan-
la acción antes de que ésta do se revela al adivino (Nm 22, 21-35). O también, las diez plagas
cer parx pod., tn'np'ender sobrt
Se trata, er', genetal, Je
un cierto nítmero de infornraciones de Egipto, y sólo tras la décima el faraón de.ja marchar a Israel (Ex
rlu-
circunsrancias de la acción 't-12).
los actores y sobre ful p'intip"tes preceder
rot dltolde la erposición
gar y tiempol. rr,, ru-iiig"'l'l por el eor-
En general, el desarrollo del relato o complicación consta de una
la rcción' En el relato real'
lógicamente uf to*'*'Jde serie más o menos larga de escenas y episodios. Las narraciones he-
i¡l comienzo del relato' rc-
trario. la exposiciónl'"""¿t tt'to"trarse breas utilizan diversos medios para señalar estas etapas de la acción:
del relalo' o ptteden darse'11¡;r
cogida en un solo ptinto dtnt'o fbn-r-ras verbales, fórmulas, cambio de actores, indicación del tiempo
el.tlomento en que se Jrlz-i- y del lugar, etc.
formaciones ¿" rot'ná áispersa' .en re:*
fit"o
É'n de Rut' por ejemplo' el La resolución o solución puede ser, como hemos visto ante-
más útil ru ronotiti"]lto' "r
lrrfo'*u"lones de la exposición e r ull " '-' riormente, un cambio de situación (peripeteia) o de conocimiento
to ofrece las principai"' en el ter-'.
de Elimelec v de Noemí
mario»: tu .u,t'tiu, iu ;;;';i"
(.arutgnorisis). Después de ese momento, la tensión dramática va ce-

torio de Moab' l" ^.;;;;^;;


Eli*tl",t' el matrimonio cle los c diendo casi por completo y el relato llega rápidamente a su conclu-
hijos de Noemí, J;;;;" in"t
r' 1-5)' A continuación se otte'=- sión. Así, la historia de Esaú y de Jacob termina con la escena de re-
existencia de un pariente "'-' conciliación de Gn -13. A continuación, el relato no contiene más
otros daros ¿"f .uá'r.';;.i-r"furo,la «redentor.' -
de que é1e-s un posible
cano, Booz (2, l), ;i;"Jo
que anécdotas y episodios poco ligados entre sí, y al lector le cues-
(3' 12) y de un :1Tpo q':-t:' ta trabajo percibir el hilo conductor (Gn 34-35).
20), la existencia ¿J ot'o'"Otntár 5e eoj-;-
nece a Noemí r+' ¡l' Centralmente' en la "exposición"
pu" el
;til'"ou' y para
"ctradro"
el :
2) Otros modelos
tran las formas
";;';;
á"" J"l relato (sobre toclo el irnperfecto)' :i . Este párrafo intenta presentar sólo algunos conceptos. seleccio-
eS el
u..io, inglés: ittcitittg tnomettt)
El comienzo ¿".ru 1en
'' nando los que son más útiles en el análisis. Por consiguiente, no es
v"ez el problema o el contlict'
mento en que exhaustivo. dado que existen muchas maneras de analizar una trama.
"po""l;;;;;il;t"
161 M e tt,dol oqía de I Att t i B uo Tc sromett t, ¡ Sincronía. El análisis narraÍivo

Según muchos críticos, el comienzo de un relato contiene u: o no, y si se han respetado puntualmente las condiciones. La histo-
«programa narrativo». Este concepto corresponde sólo en parte : ria deuteronomista contiene muchos juicios sobre los reyes de Israel
de ocomienzo de la acción». De hecho, el «programa narrati\ o" s y de Judá, que son otras tantas «sanciones)> en función del «contra-
aplica sobre todo a los relatos en que el héroe recibe una misión qut to», cuyas condiciones son las de la alianza y la ley (Dt 26, 17 -19
cumplir. Basta recordar todos los relatos en lós cuales Dios cont:¡ 31, 9- 13; Jos 24, 1-28). Así. 2 Re 17, 7-23 <<sanciona» toda la histo-
una misión o da una orden a un personaje. Desde ese momento- l¿ ria del reino del Norte en función de este <<contrato>>. Para otras
pregunta de los lectores es saber si el héroe setácapaz de cumplir s; (<sanciones>>, véase Gn 22, 11 (el ángel de YHWH reconoce que
misión o su tarea y cómo lo conseguirá. Esto vale para Abrahá¡- Abrahán ha superado la prueba); Gn 38, 26 (Jtdá «sanciona» a Ta-
Moisés, Gedeón, Samuel, SaúI, David, Jonás y otros muchos. En al- mar y se «sanciona» a sí mismo); Nm 20, 12 (YHWH «sanciona» a
gunos relatos, el programa es un plan o un deseo expresado por uni Moisés y a Aarón); Dt34, 10-12 (Moisés; osanción» positiva del na-
de los actores principales. Citemos, a título de ejemplo, el deseo er- rrador); Ios 24, 3 I («sanción» positiva a Israel por parte del narra-
presado por Jacob de regresar a su país (Gn 30, 25), que subyace en dor); Jue 9,56-51 («sanción» a Elimelec y a los siquemitas); Job 42,
todo el relato hasta 33, 18. El relato de la reconciliación de Esaú r 7-8 (YHWH aprueba a Job y desaprueba a sus amigos)... En la his-
Jacob va introducido por el discurso de 32, 5-6, donde Jacob expre- toria de José, la sanción aparece de forma sutil, dado que el «pro-
sa el deseo de recobrar el favor de su hermano. Otros ejemplos grama narrativo» no es nunca explícito y Dios permanece en silen-
Gn 16, 2; Nm 22,4-6; Jue9,2;11,6;14,2;15,2:16, 5; I Sm 9. -r: cio a lo largo de todo el relato. Es el mismo José el que descubre el
Rut l, 6-7... El estudio del «programa narativo» es importante por- sentido de la historia (el «programa»), y el que propone entonces a
que ofrece criterios seguros parajuzgar la cohesión de un relato. su sus hermanos que vean en la feliz conclusión del relato una <<san-
extensión y la función de los diversos elementos respecto a ese pro. ción» conforme a dicho programa (Gn 45, Z-8; 50, 20'). La sanción
grama. Es verdad que en muchos relatos puede modificarse de ca- puede ser implícita y puede presentar también características diver-
mino el programa inicial. Así, la búsqueda de las asnas en 1 Sm 9 sas según los relatos; por tanto, el análisis debería guardarse de
acentuar excesivamente los matices morales y jurídicos del término.
no es más que el punto de partida de una aventura que tendrá reper-
cusiones inesperadas.
Otro concepto útil es el de «contrato». Los estudiosos de semió-
3 I Las "escenas típicas'
tica hablan más bien de «manipulación». El contrato inicial vincu- Este término se deriva de los estudios de la literatura homérica.
la al héroe de un relato con la persona que le confía una misión o un Se trata de «tipos» o <<normas literarias». Todos los que hayan leído
«programa» (el «emisor» de los estudiosos de semiótica) y especi- Gn 12, l0-201 201,26, l-14, las tres versiones de «la esposa en peli-
fica las condiciones de la empresa. Esto resulta particularmente evi- gro», reconocerán necesariamente en ellas un mismo esquema. Es-
dente en los relatos de vocación, como la de Moisés (Ex 3-4) o Ge- te esquema contiene un cierto número de elementos, en un cierto
deón (Jue 6, ll-24). Pero esto vale también para la existencia de orden, que pueden reconocerse en todos los relatos que los utilizan.
Israel en la tierra prometida, cuyas condiciones se enumeran con Sin embargo, todo relato real puede permitirse ciertas variaciones
ocasión de la estipulación de la alianza en Siquén (Jos 24). Gn24. respecto al esquema abstracto: añadiendo o suprimiendo, modifi-
1-9 es otro buen ejemplo de contrato, el de Abrahán y el siervo a cando el orden o introduciendo ffies
quien el patriarca manda a buscar una esposa para su hijo Isaac. po l relato.
Véase también el contrato entre YHWH y Satanás a propósito de ---Citemos a título de ejemplo las principales <<escenas típicas» del
Job (Job 1, 8-12). Antiguo Testamento, además de la escena de la esposa en peligro
Larealización del «programa narrativo,, se llama «prestación, (cf . supra): el encuentro en el pozo (Gn24;29, l-14;Ex 2, l5-21
Qterformance) y se cierra con un balance, llamado «sanción». La cf. Jn 4, l-42);el encuentro con un <<ángel» en el desierto (Gn 16,6-
conclusión del relato permite juzgar si el programa se ha realizado 14 21,14-19,1 Re 19,4-8); el relato de vocación (.F,x3,1],11:'
t66 llletodología del Antiguo Te .sttnte¡¡Ío
Sincronía. El análi,sis narratiro lo/

Jue 6, 1-24;ls 6, 1-t 1; Jr l, 4-10); la hospitalidad ofrecida a un ser


1
Otros prefieren clasificar a los personajes según su papel en la
divino (Gn 18, l-15; 19, l-3; Jue 6,11-24:13,2-24): el anuncio de trama: el protagonista o actor principal, el antagonista o adversario
un nacimiento (Gn 16. 1-14;18.9-15; Jue 13,2-24; I Sm 1, 1-28 2 principal, las figuras de contraste que sirven sobre todo para resal-
Re 4, 8-17; cf. Is 7, 14-17); los relatos de murmuración en el des- tar la personalidad de los otros actores, los agentes o funcionarios
ierto sin castigo delpueblo (Ex 15. 22-25:17,l-7: Nm 20. l-13); que cumplen acciones secundarias, y los comparsas.
los relatos de murmuración en el desierto con castigo del pueblo Finalmente, según el modelo semiótico, no existen personajes
(Nm 11, l-3 17,6-15;21,4-10: cf. Nm 13, 14); los relatos de mi- propios y verdaderos, sino funciones o actantes. Este modelo actan-
lagros realizados con la ayuda de un elemento material (Ex 15,22-
cial, bastante conocido, comprende seis miembros:
21; 17 , I -7; 2 Re 2, 19-22 4. 38-41 ; 6. 1-1); el plebiscito o la en-
tronización de unjefe o de un soberano (Ex 14. l-31: Jue 3, 7-l 1; 3, emisor r objeto --+ destinatario
t2-30; 6-8; I Sm 7, 2-17:11. l-15; I Re 3, 16-28); Dios que san-
ciona la autoridad de su mandatario (Ex 14.1-31; Nm 17, 16-26; ayudante + sujeto, opositor
Jos 3-4t 1 Sm 12, 16-181 I Re 18,30-39).
Un texto puede naturalmente combinar varios «esquemas». Final- Este modelo tiene la ventaja de ilustrar bastante bien los datos
mente, como regla general. hay que hablar de <<escena típica» cuando de un relato. Hay que señalar que, en un mismo relato, un mismo
se dispone de más de dos textos, tanto bíblicos como extrabíblicos. personaje puede corresponder a diversas «funciones actanciales».
En Gn 24, por ejemplo, Abrahán desea encontrar una mujer para su
c) Los perxnajes o actores hijo Isaac. Abrahán es por tanto el «emisor», el que enuncia el pro-
grama narrativo. El «objeto» (este término no tiene ninguna conno-
I ) Observación preliminar tación peyorativa) es la futura esposa, Rebeca, y el destinatario es
Isaac. Abrahán encarga esta misión a su siervo. Éste se convierte
Dado el interés contemporáneo por la psicología y la utilización
entonces en el «sujeto» del relato, aquél que tiene que realizar el
que se hace de ciertos textos bíblicos por parte de la predicación,
programa narrativo. El ayudante, en este caso específico, es nom-
existe una fuerte tendencia a «psicologizar, y a «moralizar>> cua[-
brado porAbrahán en el curso de la conversación, en la que enuncia
do se estudian los personajes de los relatos bíblicos. Sin negar la le-
las condiciones de la misión: es el ángel enviado por Dios (24,1).
gitimidad de esta empresa, hay que afinnar muy claramente que el
Finalmente, el posible opositor es la mujer escogida o la familia,
objetivo de un análisis narrativo de los personajes no consiste en re-
que pueden rechazar el matrimoni o (24, 5.55). Así pues, Rebeca se-
construir los motivos o los procesos mentales que determinaron sus
rá en este relato «objeto» y posible «opositor» al mismo tiempo.
acciones, ni en pronunciar un juicio moral sobre ellos. El objetivo
Para el análisis, es de fundamental importancia averiguar exac-
de la lectura es sobre todo el de fijar las coordenadas de sus pape-
tamente la función de un personaje dentro de la trama. No es cier-
les dentro de la trarna del relato.
Iamente difícil darse cuenta de quién es el héroe o protagonista de
un relato. Menos fácil resulta delinir la función de los personajes
2) Clasificaciones
¡ubalternos a los que el narrador hace intervenir en determinados
Existen varias maneras de clasificar a los personajes de un relato. nomentos, como cuando un jugador de ajedrez juega una pieza t
Los especialistas de la literatura contemporánea hablan de persona- rrtt& Psro ganar la partida.
jes dinámicos o estáiicos. según presenten o no un desarollo en el Está claro, por ejemplo, que las tres intervenciones de Judá en la
curso del relato, de personajes «planos» (estereotipados..flat cha- historia de José son todas ellas decisivas (Gn 31,26-27;43, 8-10;
racte.r) si permanecen idéntlcos a ellos mismos, o «redondos» (com- ll. 18-34). Sin esas intervenciones la historia de José habría toma-
plejos, touncl chctracler) si son presa de tendencias contradictorias. Jo muy pronto otro derrotero. En cuanto a Rubén, encarna más bien
t68 lvl etodol o gía deI Anti g tto Te stame il to Si nc n'n íu. El unti I i.si.s rto rrat ¡ ro ¡6q

el «contraste», en el sentido de que sus intervenciones son poco 3) La descripción de los personajes
afortunadas y preparan, por antítesis, los .,golpes» decisivos de Ju- Una vez más, la finalidad de este párrafb no es mostrar cómo es
dá (cf. Gn 37, 2l-22.29-30; 42, 22; 42,37 -38). posible analiz¿rr el «carácter» de un personaje, sino más bien indicar
En la liistoria de David, el general Joab y el profeta Natán inter- cómo su carácter determina los recoridos narratiyos del relato. Los
vienen en momentos críticos. Joab asesina a Abner (2 Sm 3), obtie- relatos bíblicos conocen diversos modos de describir el carácter de
ne el regreso de Absalón (2 Sm 14), decide matar al hijo rebelde los personajes y sus vínculos con la acción del relato. Señalemos las
contra la voluntad de su padre (2 Sm 18, l4), y luego mueve al rey principales posibilidades: el nombre del personaje, su descripción
a que olvide por un momento su dolor (2 Sm 19, 5-9): asesina a al principio o durante el relato, el uso del «monólogo interior», el diá-
Amasá, su rival, jefe de las tropas de Absalón (2 Sm 20). Finalmen- logo. la imrpción de lo divino a través de visiones, sueños u oráculos.
te, desaconseja al rey que proceda a un censo de la población y la o bien el recurso a textos líricos (poesías y salmos). En general. es-
historia demuestra que el general tenía razón (2 Sm 24, 3-4). Joab tos momentos de la narración no tienen como objetivo principal dar
podría representar la «razón política» de David. El profeta Natán, a conocer la vida interior del personaje, sino mostrar más bien los
por su parte, sería más bien su conciencia moral (cf. 2 Sm 7: 12, 1- motivos de su acción.
15). para convertirse, con Betsabé, en su «conciencia política" en
1 Re 1, 22-21 . Por lo demás, es en este momento cuando Joab pier-
de la partida. En realidad, él escoge otro campo y esto le cuesta la
d) Narrador, narroción y lector
vida (1 Re 2, 28-35). En términos narrativos, se da aquí una sustitu- La estructura presente en toda comunicación lingiiística. y por
ción de papeles: Natán y Betsabé sustituyen a Joab en un momento tanto en todo relato, comprende tres polos principales: el «emisor».
clave del relato. el «mensaje» y el «receptor». Cada uno de estos polos encierra di-
En el análisis de los recorridos narrativos es donde aparece con versos matices. que deben ser considerados atentamente en el aná-
mayor claridad el papel de los diversos actores. Lalínea de un rela- lisis. Señalemos cuanto antes que aquí se establece la relación entre
to puede tomar una dirección itresperada, la acción puede bloquear- el mundo del relato y el nrundo de la experiencia, entre el mundo
se o ir madurando lentamerte un cambio. representado y el mundo real, como veremos a continuación.
En la historia de los orígenes y en el ciclo de Abrahán, el «emi- En el esquema clásico propuesto por los críticos literarios. la es-
soro, Dios, interviene con frecuenciapara dirigir la acción, rccondu- tructura de la comunicación de un relato es la siguiente:
cirla a su curso inicial o imprimirle un nuevo curso. Lo mismo ocu-
rre en mnchos relatos del éxodo o de la permanencia en el desierto.
autor real ll autor implícito -- narrador - narración r narratario
--+ lector implícito // lector real
En la historia de Jacob y de Esaú, los actores gozan de mayor liber-
tad. En Gn21 , por ejemplo, es Rebeca Ia que imprime a la trama una
El autor real y el lector real (todo el que de hecho lee el relato)
dirección definitiva. En la historia de José. todo depende en reali-
son externos al relato. Se les llama por tanto «extradiegétjs65». To-
dad de los actores humanos. Los jueces, en el libro homónimo, son
dos los demás son intemos al relato o «intradiegéticos».
« suj etos » (prot agon i stas) esco-uidos mente por el .<emi sor»,
-eenela) El autor implícito es la imagen del autor reflejada a través del
Dios, para desbloquear situaciones sin salida. Con David, los acto-
relato, es decir. el personaje del autor. sus preocupaciones. sus op-
res humanos vuelven a tomar muchas veces las riendas de la acción.
ciones de valores, sus opciones existenciales, tal como se derivan
En el libro de Rut, NoemÍ juega el papel de «emisor», mientras que
del texto y no, por ejemplo, de su biografía. Por lo que se refiere a
en el libro de Ester es Mardoqueo el que cumple esta función. En
los escritos bíblicos, no conocemos en la mayor parte de los casos
conclusión, es importante darse cuenta del papel que representa ca-
más que al autor implícito. En efecto. los textos son la única fuente
da personaje en la trama y cómo puede influir en sLl curso.
de información que poseemos y, en el caso de los libros históricos
(Gn - 2 Re), los autores son anónimos.
170 M extdolo g ía de I Anti,quo Te stctme nto Sincronía. El análisis narrafivo

Se llama narrador a la <<voz>) que narra el relato. En la mayor Por otra parte, es necesario distinguir a veces entre el «lector
parte de los casos, como en la Biblia, la distinción entre <<narra- virtual» o «implícito» y los personajes -intradiegéticos- que pue-
dor» y «autor implícito» no tiene ninguna importancia. razón por den representarlo en el reiato. En los relatos de la permanencia de
la que los exegetas hablan en general de «narrador». Esta distin- Israel en e/ desierto, por ejemplo, es bastante evidente que se invita
ción sólo tiene utilidad en ciertos casos particulares, por ejemplo al lector virtual a tomar una cierta distancia de sus antepasados re-
cuando un autor pone en escena a un personaje del que se habla, beldes. Lo mismo ya\e, mutatis mutandis, para la mayor parte de los
pero que el autor desaprueba. En este caso, el mundo del narrador discursos del Deuteronomio. Moisés se dirige a los miembros del
no coincide con el mundo del autor implícito y la finalidad de la pueblo de Israe.l que llegaron a las llanuras de Moab. Indirectamen-
lectura es la de medir esta distancia. Lavoz del namador se advier- te. el autor del libro del Deuteronomio hace reflexionar a sus «lec-
te de manera particular en las «intrusiones». las observaciones que tores virtuales», pertenecientes a las generaciones posteriores de Is-
interrumpen e1 relato y que se dirigen expresamente al lector. El na- rael, sobre aquellos discursos de Moisés. En el Nuevo Testamento,
ruador es siempre el responsable de la distribución de los diálogos y está ciaro que el lector eventual del evangelio de Marcos no está lla-
a él le corresponden todos los «él dijo. ella dijo, ellos/ellas dijeron» mado a identificarse en todo con los discípulos, especialmente
de los relatos bíblicos. cuando éstos se muestran incapaces de comprender el mensaje de
El «narratario» es el destinatario del relato. En la mayor parte de su Maestro.
los casos. este narratario no aparece en el relato 1'. en consecuencia. Mientras busca definir con mayor precisión los contornos del
no se distingue del <<lector implícito». autor implícito y del iector implícito. el análisis narrativo no puede
El «lector implícito», por su parte, es el destinatario ideal del re- menos de arrostrar algunos problemas de crítica histórica. Las dos
lato, el «lector viftual», «potencial», capaz de descifrar y comprender instancias narrativas llevan en realidad el sello de su ambiente his-
el mensaje que le envía el autor implícito. Todo relato supone al mis- tórico. Así también, cada uno de los relatos define sus propias rela-
mo tiempo a este lector y 10 «construye» poco a poco. a través de la ciones con el mundo real a través de las normas literarias que sigue.
respuesta o las respuestas que le invita a dar a lo largo de la lectura. También en este caso es por tanto necesario situar el mundo del
Esta estructura de la comunicación narrativa es más evidente texto en relación con su «referente», el mundo histórico y real, el
cuando aparece un relato dentro de otro más amplio. Así, cuando mundo de la experiencia al que remite a través de los códigos que
Natán cuenta la parábola del pobre y del rico a David (2 Sm 12, 1- emplea. Un relato no es necesariamente el puro reflejo de una ex-
l5), Natán es el narrador de la parábola y David su narratario. El periencia. Ofrece una interpretación de ella. Muchos relatos bíbli-
autor implícito es aquel que pone en escena todo el episodio y el cos intentan no sólo informar, sino también formar; un relato se
que desea «formar» a sn lector virtual -un miembro del pueblo de arraiga efectivamente en un mundo determinado y quiere transfor-
Israel-, sugiriéndole una interpretación moral de esta parte de la mar un mundo determinado. Esta interacción es, en definitiva, el
historia de David. El autor real es el que redactó el relato y los lec- verdadero objeto del análisis narativo. Por otra parte, es igualmen-
tores son 1os que de hecho lo leen. Es importante distinguir bien en- te cierto que las divergencias, las tensiones, los duplicados y las re-
tre «lector implícito» y «lector real». Es raro que un relato se dirija peticiones de un reiato obligan a descubrir en él una pluralidad de
expresamente al lector real; por eso, cuando el análisis habla de «voces>) y, en un último análisis, una pluralidad de autores.
«lector», tiene de ordinario en la mente al auditorio de los relatos y
no directamente al lector de hoy. Por lo que se refiere al Antiguo e ) Punf o de vista
Testamento, se trata por tanto de un miembro ideal del pueblo de ls-
rael, que conoce el hebreo y que intenta definir su propia identidad Esta noción es ciertamente una de las más sutiles del análisis na-
y la identidad colectiva del pueblo a partir de las experiencias del rrativo. Ha sido objeto de muchas discusiones entre los especialis-
pasado. tas. Pero, en el terreno bíblico, es mejor limitarse a una teoría sen-
17) Me todolo gía de I Anti guct Te stamento Sincronía. El anúlisis narratiyo 173

cilla, que por lo demás se deriva de la estructura de la comunicación En los relatos bíblicos, estas nociones se aplican no tanto a los
que trazábamos en el pánafo anterior. episodios largos cuanto más bien a los fragmentos de un relato. En
Lo mismo que en esta estructura de comunicación hay tres polos muchos relatos, la perspectiva es la de un observador externo (pers-
principales, también hay tres «modos>> principales de contar. El pectiva externa o punto de vista del lector). Pero de vez en cuando
«punto de vista» o la «focalización» de un relato es, en realidad, un el narrador ensancha la perspectiva e informa al lector desde su
problema de «percepción». La pregunta que se plantea entonces es: punto de vista de narrador omnisciente. O bien escoge, para un pre-
¿quién percibe lo que se cuenta? En terminología cinematográfica, ciso momento, adoptar el «punto de vista» o la «perspectiva inter-
el problema sería saber dónde se encontraba la cámara cuando se na» de un actor del relato.
filmaban las diversas escenas que se desarrollan en la pantalla. Por ejemplo, en el relato de la rebelión de Absalón, la mayor par-
Como dijimos anteriormente, hay tres «puntos de vista» o tres te de los sucesos se cuentan según una perspectiva objetiva, externa.
«perspectivas»: la del autor/narrador, la del relato o la de los perso- El lector «asiste» a todos los sucesos, sin poder echar nunca una mi-
najes del relato, y la del lector. Traduciendo todo esto en términos de rada para ver lo que pasa entre bastidores. Sin embargo, de vez en
percepción o de conocimiento, el narador puede contar desde su cuando el narrador informa al lector de una serie de cosas que habían
perspectiva y ofrecer al lector todas las informaciones de que dispo- permanecido por mucho tiempo en secreto («perspectiva total» o
ne; puede contentarse con describir lo que perciben uno o más per- «punto de vista del narador omnisciente»).En2 Sm 13, 22 tenemos
sonajes del relato; o puede finalmente limitar la percepción a la de un primer ejemplo de esto: no volvió a hablar aAmnón, ni
"Absalón
un observador exterxo. bien ni mal, pues Absalón odiaba a Amnón por haber violado a su
En el primer caso. el punto de vista es el del «narrador omnis- hermana Tamarr. La explicación: «pues Absalón odiaba a Amnón»
ciente». Tenemos semejante «perspectiva», por ejemplo, en los re- es del narrador. Para un observador, esta explicación es una de tan-
latos de la creación, dado que el narrador quiere describir en ellos tas posibles: Absalón podía estar postrado de dolor, podía sentir ver-
sucesos que precedieron a la aparición del primer hombre y que por güenza, etc. Pero la afirmación del narrador se conflrmará más tar-
tanto no pudo presenciar ningún testigo. Podríamos llamarla «pers- de, dado que Absalón asesinó a Amnón (2 Sm 13, 23-33).Lavoz
pectiva total», desde el momento en que nada escapa -idealmente- del narrador vuelve a hacerse oír cuando interrumpe el relato para
a la percepción del narrador, y la información del lector alcanza en- describir a Absalón (2 Sm 14, 25-21). Durante la escena de las deli-
tonces su grado más alto. beraciones entre Absalón, Ajitófel y Jusay (2 Sm 16, l5-23), el na-
Cuando el narrador limita la percepción a la de los personajes, la rrador interviene dos veces. La primera vez explica por qué eran tan
«perspectiva» se llama «interna» (interior a la de los personajes en apreciados los consejos de Ajitófel: «En aquellos días el consejo
cuestión). En este caso el lector ve, escucha, percibe y comprende que daba Ajitófel era considerado como un oráculo del mismo Dios.
1o que ven, escuchan, perciben y comprenden uno o varios perso- tanto cuando aconsejaba a David, como cuando aconsejaba a Absa-
najes. El lector no consigue saber nada más que 1o que sabe y dice lón» (2 Sm 16, 22). ¿Por qué ensanchar la perspectiva y dar esta in-
un determ inado personaje. formación? Probablemente porque el lector tiene necesidad de un
Finalmente, la perspectiva puede ser <<externa>>. En este caso el uuía para interpretar la situación. Tiene que comprender que Ajitó-
narrador no entra nunca en el mundo interior de sus personajes. n,.- iel es un hombre peligroso, algo que no se deduce inmediatamente
revela nada del mismo y el lector se encuentra en la posición de ur lel contexto; Ajitófel, en realidad, apenas se ha asomado a la esce-
observador externo. :la ¡r el lector no ha visto todavía la obra. En este caso, la interven-
En el primer caso el lector sabe más que los personajes; en el se - ,rón del narrador es el medio más económico de situar al personaje
gundo, sabe lo mismo que el personaje (al menos 1o mismo que :. , iu influencia. Además, él no ha dado más que un consejo a Absa-
personaje que sirve de «focalizador»); y en el tercero, sabe men.-. ,in: que se acueste con las concubinas de su padre (2 Sm 1 6, 2 I ). El
que é1. rotivo por el cual Absalón sigue este consejo no es necesariamen-
t71 luletotloLogía tlel Arttigutt Testatn(ttf o l7a
Sincrotia. El tuttíli.sis narrotNo

te, para el lector, el pr-estigio de Ajitófel. Por tanto, el narrador acla- el principio el lector sabe que es YHWH el que se presenta en per-
ra las cosas. La segunda vez. el narrador dice: "El Señor había des- sona a Abrahán. El versículo siguiente pasa a Ia perspectiva de
baratado el consejo hábil de Ajitóf'el para hacer caer [a desgracia so- Abrahán: «Alzó los ojos y vio tres hombres que estaban de pie de-
bre Absalón» (2 Sm 17, 14). Esta "percepción» de los hechos no lante de él». Para el narrador, es YHWH el que se le aparece, pero
puede venir ni de un personaje ni de un observador' Tan sólo el na- en 1a perspectiva de Abrahán se trata de tres hombres. En la escena
rador, que conoce el fin trágico de la historia, puede pronunciar es- delazarza ardiendo, la estrategia narrativa es idéntica. Para e1 na-
tas palabras desde su punto de vista «omnisciente», capaz de peue- rrador y el lector. es el ángel del Señor el que se aparece a Moisés
trar incluso en las intenciones de Dios. (<como una llama que ardía en medio de una zarza>> (Ex 3, 2a). Moi-
En estos mismos capítulos tenemos un ejemplo ocasioual en sés, por su parte, al principio no ve más que una llama: «vio que la
donde el lector sabe mertos del asunto que los personajes («pers- zarza estaba ardiendo. pero no se consttmía» (3, 2b). El cambio de
pectiva externa»). Esta vez el narrador opta por esconder una infor- perspecti\¡a es I'recuente sobre todo en los relatos de visiones y de
mación a sus lectores para hacer que crezca la tensión dramática sueños.
del relato. En el c. 14, cuando Joab concibe una estratagema para
hacer que vuelva Absalón, hace venir a una mujelde Tecoa y le da
ciertas instrucciones. Pero en el diálogo el narrador leñere de este 4. Conclusión
modo las palabras del general: «Te presentas al rey y le dices esto"
(2 Sm 14, 3). En vez de dar el contenido del mensaje, el narrador 1o Todo método tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles. El
resume diciendo: «Y le sugirió lo que ella tenía que decir». Hoy di- método narrativo tiene ciertalnente una ventaja: la de apiicar a las
ríamos: le susurró al oído lo que tenía que decir. Aquí el lector es narraciones bíblicas un método adaptado a su propio objeto, desde
un observador externo que descubrirá la astucia sólo cuando oiga a el momento en que analíza los relatos como relatos y no sólo, por
la nrujer hablando con el rey David. ejemplo, como posibles documentos históricos. Por otra parte, un
En el mismo relato tenemos un ejemplo de "perspectiva inter- método es verdaderamente riguroso cuando sabe fijar sus propios
na>>, en 2 Sm 18, 24.Tras la derrot¿r, David se encuentra en la en- límites y no pretende ir más allá de ellos. El análisis narativo tiene,
trada de la ciudad y el centinela en la torre, esperando a que llegue como primera finalidad, la de penetrar en el mundo del relato. Sus
un nrensajero . El v. 24 describe así la llegada de Ajimás' hijo de Sa- instrumentos son menos adecuados para el análisis de las relaciones
doc: «El centinela, que estaba en la terraza que hay en la entrada. entre el relato y el mundo de la experiencia. En este terreno, son
por encima de la muralla, miró. y he aquí que un hombre venía co- más adecuados 1os métodos más clásicos de la exégesis histórico-
rriendo solo". ¿Quién ve al hombre que corre solo? Ciertalnente, el crítica. Esperamos, al menos. que la mirada sobre el método que he-
centinela. Pero el texto no dice: «vio a un hombre que conía solo". mos presentado en este capítulo haya permitido ver cómo estos di-
Se trataría entonces de una percepción del narrador. Aquí es este ú1- Versos modos de practicar la exégesis se completan mlltuamente y
tirno el que elige ver y hacer ver la llegada del mensaiero con los no tienen por qué excluirse entre sí. Como un btten artesano. el exe-
ojos del centinela, la primera persona que lo vio. En este caso el he- geta no escoge primero los instrumentos y luego el objeto que ha de
breo utiliza la partícula «y he aquí» (1v'hinnéh). 1'abricar; inspecciona despacio el material que tiene entre manos y
Este paso de la perspectiva neutra o total del narrador a ia pers- sólo más tarde escoge los instrumentos más oportunos para el tra-
pectiva interna de un personaje aparece nluy claramente en dos re- hajo que ha de realizrr.
latos de teofanía, Gn 18 y Ex 3. En el primero, el narraclor informa
inmediatamente a su lector del contenido del relato que viene a con-
tinuación, con una especie de «resumen proléptico»: «El Señor se le
apareció a Abrahán junto al encinar de Mambré (Gn t8. 1a.). Desde
t76 M e todo kt g ía del Ant i guo Tes tamento

Bibliografíe para proflmdizar en el tema 6

a) Presentación del nútodo t' reJlexiones meÍodológicct.s Ana-cronía y sincronía.


Hermenéu tica y pragmática
J.-N. Aletti, L'approccio norrativo qpplicaf o alla Bibbict: stato
dello cluesrione e proposte: Riv Bibl 39 (1991) 251-276: P. Pifani, Horacio Simian-Yofre
l-a Bibbia come lefÍerattra'. Asprenas 40 (1993) 245-252; G. Rava-
si, Per un'estetica biblica: RassT 30 (1989) 36-51; ld., Esegesi
"es-
tefica» della Bibbia: RivCl 69 ( 1988) 655-666: J. L. Ska, La «nou-
velle t:ritíc1ue» et l'exégése anglo-saxonne: RSR 80 (1992) 29-53.

b) Introducciones generales
A diferencia de los capítulos precedentes, donde nos movíamos
M. A. Powell, What is Narrative Criticism? (GBS, New Testa- en un terreno de seguridades adquiridas en decenios de discusión,
ment Series). Minneapolis 1990-London 1993;J. L. Ska, «Our Fa- aunque no se hubieran resuelto todos los problemas, entramos aho-
lhers Have Told Usr. Inlroduction to lhe Anal¡'.sis of Hebrew Na' ra en las dunas que cambian de configuración a cada nuevo golpe
rratives (SubBib l3), Roma 1990. de viento r.
Tomamos aquí la palabra «hermenéutica>> en el sentido descrip-
c) Tboríay análisis de los textos tivo que ha adquirido estos últimos años en la discusión sobre la in-
terpretación de la Escritura. Quiere indicar una interpretación que
R. Alter, The Art of Biblical Nqrrative, NewYork 1981; S. Bar- vincula el sentido histórico del texto con su significación para el
Efrat, Narrative Art in the Bíble (JSOTS 70; Bible and Literature Se- lector actual en cada momento de la historia del texto. A esta corre-
ries 17), Shefñeld 1989;A. Berlin, Poerics artd Interpretation of Bi- lación entre significado y significación corresponde la de explica-
blical Narra¡iv¿ (Bible and Literature Series 9), Sheffield 1983; ción e interpretación, la de Deutung und Bedeutung, y la categoría
J. Licht, Srorytelling in the Bible, Jerusalem 1978; M. Stemberg, Ilue de «lectura contextualizada» 2.
Poetics of Biblical Narrative. Ideological LiÍer¿tture ond the Druna En este capítulo reflexionaremos sobre tres ámbitos importantes
o.f Reading (Indiana Literary Biblical Studies). Bloorrington 1985. de problemas relativos a la lectura hermenéutica. El primero se re-
fiere al sujeto de la lectura de la Escritura, el segundo a la posibili-
dad y justificación de una lectura hermenéutica, y el tercero a la es-
d) Gramáfica hebreq de la narración
trategia concreta que supone esta lectura.
R. E. Longacre, A Spectrum and Profile Ap¡troach fo Discourse
l. Este capítulo recoge y reorganíza ideas y formuiaciones que ple!9nté-?
Analysis'. Text 1 (1981)337-359;Id., Joseph. A Ston,of Divine Pro- mis arrículos prignatingtiíltitla: CoÁunicación .v erégesis: RBíbArg 50 (1988) 75-
vidence. A Text Tlrcoretic¿tl and Text-linguisfic Analysis of Gertesis g5.yEpistemotogíat,hinnenéuticaclelalibe¡ación,enJ.R. AyasoMartínez(ed..),
_r cuIturai il.'tV Sitnposio Bíb1ito EspañoI
Bibiia (I lbeto-Americano),Yalencia-
37 and 39-48. Winona Lake 1989; Id.. Discourse PerspecÍive on the - '--:dtt 1993. 421-137.
Hebrev, Verb: Affirmation and RestaÍement, en W. R. Bodine (ed.). {sradecemos a los editores de ambas publicaciones su gentileza por el permi-
Linguistics atd Biblicctl Hebreyv, Winona Lake 1992, 177-189; A. . jue nos han concedido de volver a utilizar ese material.
Niccacci. Sintassi del verbo ebrctico nelltt prosa biblica t'lassico L Sobre las implicaciones tllosóficas de la problemática en e1 siglo XX, cf.
- :r:ramente G. Vattimo. La.fine della modemitc't, Milano 1 99 I . en parlicular la ter-
(SBF Analecta 23\, Jerusalem 1986; Id., Lettura sintattica della .:'j parte. pp. 121-189 (versión casÍ.: Elfin de la modernidad, Barcelona 1987,
prosa ebraico-biblica (SBF Analecta 3 1), Jerusalem 199 1 . '-' . 59 r.

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