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Licenciatura en derecho
ASIGNATURA:
derecho comercial
TEMA:
libertad de empresa
ACTIVIDAD:
Facilitadora:
PRESENTADO POR:
DESARROLLO
I- Libertad de Empresa según la Constitución Dominicana
El artículo 50 de la Constitución dominicana reconoce y garantiza la libre
empresa, comercio e industria. Esto significa que los legisladores confían en
la iniciativa privada el proceso productivo y la satisfacción de las
necesidades de los individuos, lo que requiere el compromiso de parte de
los poderes públicos para proteger y garantizar un ejercicio efectivo de esa
libertad esa confianza es de vital importancia, y es por ello que el texto
constitucional aclara que el Estado siempre podrá intervenir en la
planificación concerniente a las exigencias de la economía. Así, la
Constitución (CD) reconoce en su artículo 219, la posibilidad de iniciativa
pública en la actividad económica.
(Artículo 219.- Iniciativa privada. El Estado fomenta la iniciativa
económica privada, creando las políticas necesarias para promover el
desarrollo del país. Bajo el principio de subsidiaridad el Estado, por cuenta
propia o en asociación con el sector privado y solidario, puede ejercer la
actividad empresarial con el fin de asegurar el acceso de la población a
bienes y servicios básicos y promover la economía nacional).
Dicho art. Constitucional incluye como parte de los principios que rigen el
sistema económico la responsabilidad del Estado de fortalecerla y
encauzarla con políticas para promover el desarrollo de la nación. Pero
estas políticas estatales se habrán de inspirar en el principio de
subsidiaridad; es decir, se pone límites al intervencionismo estatal que solo
podrá invertir cuando no puedan los particulares.
Del mismo modo, el artículo 218 CD establece que la iniciativa privada es
libre. Sin embargo, se especifica que el “Estado procurará, junto al sector
privado, un crecimiento equilibrado y sostenido de la economía, con
estabilidad de precios, tendente al pleno empleo y al incremento del
bienestar social…”
No puede hablarse de economía de mercado sin libertad de empresa. Y es
que la libertad de empresa es una consecuencia directa de la libertad
económica, íntimamente vinculada con el contenido del artículo 43
constitución dominicana (CD)
Artículo 43.- Derecho al libre desarrollo de la personalidad.
Toda persona tiene derecho al libre desarrollo de su personalidad, sin más
limitaciones que las impuestas por el orden jurídico y los derechos de los
demás.
Este artículo es muy claro respecto del libre desarrollo de la personalidad el
cual debe disfrutarse sin más limitaciones que las impuestas por el orden
jurídico y los derechos de los demás. Para un perfecto disfrute de dicho
principio, debe complementarse con las demás libertades económicas:
propiedad privada, derecho de asociación, libertad de residencia y
circulación y el principio de autonomía privada o de libertad de contratación.
La libertad de empresa implica, en favor de los individuos, la potestad de
iniciar y explotar las actividades económicas de su preferencia dentro de los
límites correspondientes por título propio o a través de los medios
corporativos legalmente establecidos siempre garantizando libertad de
creación de empresas y acceso al mercado, la libertad de su organización y
de dirección y conlleva a la libertad de ejercicio de la actividad empresarial,
la libertad de tomar decisiones, de competir en un mercado libre, libertad de
producción, libertad de inversión, libertad de fijación de una política
comercial, libertad de contratación, etc.
En otro orden, la economía de mercado requiere de una protección especial
que puede imponer limitaciones a la libertad de empresa. Tal es la firme
prohibición a los monopolios, a menos que sean en provecho del Estado,
cuya creación y organización se efectuará con arreglo a la ley, conforme el
artículo 50 CD. En consecuencia, el Estado debe favorecer y velar porque la
competencia sea libre y leal, debiendo adoptar las medidas que fueren
necesarias para evitar los efectos del monopolio y del abuso de posición
dominante en el mercado. En ese sentido, admite excepciones legales para
los casos de seguridad nacional.
La competencia debe ser libre y sana de toda práctica desleal, que es lo
que ha pretendido el legislador al protegerla en nuestra Carta Magna, sobre
cualquier obstáculos y falseamiento que la limiten para así preservarla de
todas las desigualdades jurídicas especialmente de los abusos que
confronta la libertad de competencia con las posiciones dominantes por
parte de algunos agentes económicos que buscan lesionar o restringir la
competencia imperfecta o funcional.
Conclusión:
El artículo 50 de la Constitución dominicana reconoce y garantiza la libre
empresa, comercio e industria.
La Constitución (CD) reconoce también en su artículo 219, la posibilidad de
iniciativa pública en la actividad económica. Del mismo modo, CD establece
que la iniciativa privada es libre.
No puede hablarse de economía de mercado sin libertad de empresa puesto
que la libertad de empresa es una consecuencia directa de la libertad
económica.
Nuestra carta magna es muy clara respecto al principio del libre desarrollo de la
personalidad el cual debe disfrutarse sin más limitaciones que las impuestas
por el orden jurídico y los derechos de los demás es importante puntualizar que
un perfecto disfrute de dicho principio, debe complementarse con las demás
libertades económicas: propiedad privada, derecho de asociación, libertad de
residencia y circulación y el principio de autonomía privada o de libertad de
contratación.
La libertad de empresa significa, para los individuos, la potestad de iniciar y
explotar las actividades económicas de su preferencia dentro de los límites
correspondientes.
La economía de mercado requiere de una protección especial que puede
imponer limitaciones a la libertad de empresa como la prohibición a los
monopolios, a menos que sean en provecho del Estado, cuya creación y
organización se efectuará con arreglo a la ley, conforme el artículo 50 CD. Es
responsabilidad del Estado favorecer y velar porque la competencia sea libre y
leal, debiendo adoptar las medidas que fueren necesarias para evitar los
efectos del monopolio y del abuso de posición dominante en el mercado.