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Díaz Mejía Frederick Y.

UNPRG

LA PRIMERA REVOLUCIÓN
INDUSTRIAL
Las últimas décadas del siglo XVIII y las primeras del XIX suponen la aparición de formas
de vida radicalmente nuevas que son el producto de las profundas transformaciones
económicas y sociales que sienta las bases de lo que sería la Revolución Industrial. La
primera comenzó en Inglaterra en la segunda mitad del XVIII y se fue extendiendo al resto
de los países europeos. La segunda revolución industrial se inició hacia 1870 y se
caracteriza por nuevos descubrimientos científico técnicos. Los caracteres fundamentales
de la vida económica durante esta época vienen señalados por el despegue económico y la
transformación del modelo de producción.

Este proceso de evolución conduce a la sociedad desde una economía agrícola tradicional
hasta otra caracterizada por procesos de producción mecanizados para fabricar bienes a
gran escala. La economía basada en el trabajo manual fue reemplazada por otra dominada
por la industria y la manufactura. Este progreso económico se realizó a costa de la miseria
de los trabajadores que no tardaron en expresar su descontento, aunque de una forma muy
primitiva. Muchos artesanos y trabajadores reaccionaron en contra de la industria, a quien
culpaban del desempleo y de sus malas condiciones de vida.

La primera revolución industrial abrió un período de crecimiento sin precedentes y una


transformación profunda de los sistemas de trabajo y de la estructura de la sociedad. El
origen de la revolución industrial hay que buscarlo en la coincidencia de muchos factores
interrelacionados y de signo diferente (económicos, técnicos, ideológicos y demográficos)
que se dieron en la Inglaterra de mediados del siglo XVIII.

Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVIII y después durante la primera mitad del siglo
XIX desarrollaría y extendería este proceso, aunque no de forma homogénea ni simultánea,
al resto de los países europeos, especialmente a Bélgica, Francia y Alemania.
En Inglaterra concurrían una serie de factores que posibilitaron su despegue económico y
su desarrollo industrial antes que en otros países europeos. Entre ellos cabe destacar:
• Disponía de capitales acumulados, como consecuencia de su expansión
colonial, para poder invertirlos en la creación de industrias.
• Contaba con una gran red de vías fluviales que facilitaban el transporte de
mercancías por el interior de su territorio.
• Tenía una importante fuerza naval debido a su expansión comercial.

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• Mantenía una red comercial internacional que le proveía de materias primas


y de mercados a los que exportar sus productos.
• Se consolidó una mentalidad burguesa dominada por el espíritu de empresa
y la búsqueda de beneficios.

Los talleres artesanales comenzaron a ser sustituidos por fábricas, grandes establecimientos
que contrataban a gran número de obreros que trabajaban con máquinas. Estos inventos
produjeron el verdadero cambio industrial con nuevas materias primas, nuevas fuentes de
energía, maquinaria y transportes.
La aparición de las fábricas supuso un cambio trascendental en la organización del trabajo
respecto de la época anterior a la revolución industrial: El artesano realizaba la pieza
completa y tenía una cierta capacidad de control sobre su ritmo de trabajo que,
normalmente, no estaba sujeto a un horario fijo. Sin embargo, el obrero de la fábrica estaba
especializado en una única tarea, lo que hizo que el trabajo fuera más monótono y, además,
hubo de adatarse al ritmo de trabajo impuesto por la nueva maquinaria, que no se detenía
hasta que no era desconectada.

Todos los avances propios de esta revolución trajeron consigo un importante crecimiento de


la demanda que hizo necesario utilizar nuevas técnicas a fin de aumentar la producción.
Este hecho se produjo tanto por el crecimiento de la población, al lograr superar las
epidemias y enfermedades gracias a una serie de mejoras en la alimentación, la higiene y
los avances en la medicina. También la actividad comercial desarrollada por Gran Bretaña
durante el siglo XVIII aumentó de una forma muy considerable el número de consumidores
extranjeros.

Europa seguía siendo un continente eminentemente rural; la tierra continuaba siendo la


principal fuente de riqueza y el agricultor utilizaba métodos arcaicos. Pero poco a poco la
agricultura se fue adaptando a los nuevos tiempos y se fue modificando con los avances
tecnológicos. Estas transformaciones, aunque lentas, fueron tan importantes que puede
hablarse de la existencia de una auténtica “revolución agraria”. Los cambios más decisivos
fueron:

 En nuevo utillaje hizo más sencillo el trabajo humano y redujo el uso de la


ganadería como fuerza de trabajo, pero también produjo un aumento significativo de
la producción.
 Utilización de plantas ricas en nitrógeno que permitirían suprimir progresivamente
los barbechos y alternar los cultivos de cereales con plantas destinadas a la
alimentación de ganado, y así creció la cantidad y la calidad de la carne.
 La utilización de abonos hizo posible ampliar la producción para consumo humano
y animal.

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 La difusión y diversificación de los cultivos con la incorporación de nuevos cultivos


como la papa, maíz o la caña de azucar.

El desarrollo del ferrocarril fue la gran empresa del siglo XIX y las consecuencias de su
utilización fueron enormes para la economía facilitando el traslado de mercancías, así como
la exportación e importación a otros países. Desde el punto de vista industrial, impulsó de
manera considerable la producción de raíles, vagones, locomotoras, etc., lo que requería
mucha más mano de obra.

Desde el punto de vista social el desarrollo del ferrocarril modificó las mentalidades al
facilitar la movilidad personal y agilizar los intercambios con otras zonas de diferentes
costumbres y mentalidades. Incluso en el terreno militar facilitaba el transporte rápido de
las tropas, así como su avituallamiento en las guerras.

La revolución en los transportes produjo un desarrollo de las comunicaciones mediante la


construcción de carreteras, facilitando la emigración. Las ciudades se multiplicaron y se
produjo un fuerte aumento de la población. La mayor parte de las fábricas se situaban a las
afueras de las ciudades. Muchos campesinos emigraron a las urbes de su país, e incluso, a
otros Estados en busca de trabajo. Las carreteras facilitaron todos estos desplazamientos.

Pero mientras toda Europa central había iniciado el proceso de industrialización, España
seguía sumida en un mundo eminentemente rural, basado en los cultivos clásicos
mediterráneos (vid, cereal y olivo) y en el que se habían producido muy pocos cambios.
¿Cuáles fueron las causas del retraso industrial de España?

Falta de demanda de
 Malas comunicaciones
productos
industriales   Agricultura muy atrasada

 Falta de capital para adquirir


productos
Situación de la
 Talleres artesanales
industrial española
 Dispersión de la producción

(cada zona se especializaba

según sus recursos).

 No existía un mercado

nacional

A manera de conclusión cabe resaltar que la primera revolución industrial generó enormes
transformaciones sociales.

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La principal consecuencia de la industrialización fue la sustitución de la sociedad


estamental por la sociedad de clases (en la que la clase social estaba determinada por los
bienes materiales). La nobleza perdió su antiguo protagonismo y, en cambio, la burguesía
con sus riquezas se fue imponiendo socialmente hasta llegar a reclamar el poder político.

En este escenario la burguesía desplazó definitivamente a la nobleza terrateniente y su


situación de privilegio social se basó fundamentalmente en la fortuna y no en el origen o en
la sangre. Los empresarios obtenían grandes riquezas, no sólo vendiendo sus productos y
compitiendo, sino además pagando bajos precios por la fuerza del trabajo aportada por los
obreros.

La otra clase social surgida de la revolución industrial fue el proletariado que aparece en
Europa durante el siglo XVIII. Como consecuencia de la revolución agrícola y
demográfica, se produjo un éxodo masivo del campo hacia las ciudades; el antiguo
agricultor se convirtió en obrero industrial. Eran obreros que no poseían más fortuna que su
salario.

La posesión de los medios de producción iba a establecer la frontera fundamental entre las
dos nuevas clases sociales: burguesía y proletariado. A partir de ahora se pertenece a una
clase en función del papel concreto que se desempeña en el proceso productivo.

Sin embargo, todavía siguió perviviendo la aristocracia, especialmente la de los grandes


propietarios de la tierra, que continuó detentando el poder político y ocupando los altos
cargos del Ejército y la diplomacia.

Lambayeque/2020

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