Taller de Sueños

2020

LA SOMBRA
Una mujer de 36 años sueña: "Mi hija menor ha muerto. No estoy triste. Pienso
que ahora todos me van a prestar atención. Entonces me acuerdo de que tengo
que avisarle a Fernando, mi pinche.

En eso veo que mi hija se levanta del féretro. ¡No estaba muerta!. Entonces me
digo frustrada: "puchas, ¿cómo hago ahora para que Fernando venga a verme?...".
Los sueños son Maestros. En cortas y sin embargo poderosas imágenes tienen
muchas cosas que decirnos.

La soñante no quedó bien con el sueño. ¿Cómo me puedo molestar con que mi hija
vuelva a la vida?. Horror. ¿Qué contenidos y temas toca este sueño?. Ella tiene
varios hijos y lleva menos de un año de separada. La separación no es fácil, y ha
comenzado a tener algunos breves acercamientos a los hombres. Fernando es un
tipo atractivo, con el cual ha tenido ya un par de encuentros cercanos, pero que
no la toma muy en serio. Ella está más interesada en él, que él en ella.

Nuestra soñante es una supermamá. Muy preocupada, no les falla nunca a sus
hijos, y los lleva al colegio, fiestas, dentistas, mall, clases particulares, etc., etc.
La separación ha provocado que se vuelque aún más sobre ellos para que no
sufran. Pero también se ha planteado el tema: ¿podré volver a tener una pareja
si tengo varios hijos?. Duda y aquí los hijos subliminalmente son una carga. ¿Qué
ocurre cuando se es super mamá?. ¿Dónde queda el ocio, el mandar a veces los
cabros a la punta del cerro, el preocuparme de mí, el egoísmo, el sentir a veces
que los hijos abusan de uno?... esos sentimientos se van al inconsciente,
prohibidos, pues son impropios de una gran madre y quedan bloqueados. Pero los
sueños destapan todo. Ella sueña que su hija menor ha muerto. Y está tranquila.
No hay llanto ni drama. ¡Una menos que criar!. Entonces piensa cuando ve que
está muerta: "ahora los demás me van a prestar atención". No va a ser ella la que
se sacrifica todo el día, sino que será el centro de atención nuevamente. ¡Voy a
llamar a Fernando!, es lo primero que se le viene a la cabeza. Quiere pololear el
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día de la muerte de su hija. Y cuando finalmente la hija resucita, se frustra y

egoístamente piensa: "Puchas, que lata y ahora como le hago para que Fernando
me venga a ver".

El sueño muestra lo oscuro que ella bloquea en el inconsciente. Aquí es

despreocupada con los hijos, piensa primero en pololear como una chica de 15
años, y quiere ser florero. Aquí se permite ser irresponsable ya que de sol a sol
no puede. Jung descubrió que en nuestro inconsciente existe un área que
denominó "la sombra". A medida que crecemos nos vamos adaptando a nuestros
padres, a la familia, y a la sociedad en que vivimos.

Si un padre ante las lágrimas de su hijo de 4 años le dice: "los hombres no lloran"
y le comunica también desde su corporalidad que le desprecia o no lo ama cuando
llora, el niño adaptativamente comprenderá que es más aceptado por el padre
cuando se traga las penas y no expresa sus sentimientos de tristeza y dolor.
¿Qué hace el niño con el llanto y la vulnerabilidad?: desde ese momento comienza
a bloquearlos, haciéndoles inconscientes y relegándolos al área de la sombra.

Si una niña se saca buenas notas en el colegio, y sus padres reaccionan con "tú
puedes más", o, "es tu deber", la niña nunca va a sentir que hace las cosas
completamente bien, y probablemente cuando adulta va a ser muy buena
trabajadora, pero un tanto ansiosa con los problemas y asuntos laborales. ¿Que
hace la niña con el ocio, con aceptarse incondicionalmente, con la satisfacción de
las metas cumplidas?: pues los guarda y los manda al inconsciente. Cuando grande
sentirá entonces que nunca lo hace lo suficientemente bien.

El consciente se levanta frente a la sombra como la luz ante la oscuridad. A la

máscara civilizada que le mostramos al mundo se le opone un ser deforme,
jorobado y siniestro: Dr. Jekill versus Mr. Hyde. Era éste un abnegado médico
en el Londres industrializado y con pocos derechos laborales del siglo XIX, que
se preocupaba de sanar a los necesitados y a los pobres, cuando la tuberculosis
campeaba. Un ser bueno el Dr. Jekill que nunca expresaba su lado sombrío, sus
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rabias, sus frustraciones. ¿Qué ocurrió?: que en la noche se transformaba en un

ser asesino que daba expresión sin freno a su sombra. Es peligroso definirnos
como buenos, o abnegados, o limpios, o puros, porque de inmediato rechazamos
el polo contrario y lo mandamos al inconsciente. ¡Cuántas historias de curas y
pedofilia y escándalos en las últimas décadas!. Instituciones donde hay que usar
la máscara del bueno, pero que no dice nada sobre el individuo entero. ¿Pero que
hace un ser humano con su sexualidad, con la falta de fe que a veces ataca, con
el deseo, con la imperfección que no puede mostrar en público?: los manda a las
sombras del inconsciente, donde asuntos normales como la sexualidad humana,
son vividos de manera torcida. Somos ciegos a la sombra y la proyectamos sobre
los demás. ¿Por qué alguien se indigna cuando le tocan algún tema X?... "¡me
cargan los homosexuales!" exclama golpeando con fuerza la mesa. Sabemos de
inmediato que su inconsciente puede ser potencialmente gay. Las proyecciones
de todo tipo oscurecen nuestra visión respecto al prójimo, destruyen su
objetividad, y de ese modo destruyen también toda posibilidad de auténticas
relaciones humanas. Si alguien siente un enojo insoportable cuando un amigo le
reprocha una falta, ese alguien puede estar completamente seguro de que en ese
momento encontrará una parte de su sombra, de la cual no se da cuenta. Desde
luego, es natural sentirse molesto cuando otros que «no son mejores” nos critican
a causa de faltas de la sombra. La sombra no consiste sólo en omisiones. También
se muestra con frecuencia en un acto impulsivo o impensado. Antes de que se
tenga tiempo de pensarlo, el comentario avieso estalla, surge el plan, se realiza
la decisión errónea, y nos enfrentamos con resultados que jamás pretendimos o
deseamos conscientemente. Además, la sombra está expuesta a contagios
colectivos en mucha mayor medida que lo está la personalidad consciente.
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Cuando un hombre está solo, por ejemplo, se siente relativamente bien; pero tan
pronto como «los otros» hacen cosas oscuras, primitivas, comienza a temer que
si no se une a ellos le considerarán tonto. Así es que deja paso a impulsos que,
realmente, no le pertenecen. Es particularmente en contacto con gente del
mismo sexo cuando una persona se tambalea entre su propia sombra y la de los
demás. ¿Quiénes son los delincuentes?... ¿aquellos que están en Colina 2"...
Recordemos que hay malvados de chaqueta y corbata, de sotana, de uniforme,
que llevan títulos de senador, doctor, licenciado, presidente, etc. En la sombra
caen los contenidos que no son socialmente aceptados, pero también que aquellos
que familiarmente fueron rechazados y debimos bloquear. La sombra nunca se
muestra en el inicio de las relaciones. Cuando conocemos a alguien nos
enamoramos de su máscara, de su yo adaptadito, e ignoramos o hacemos la vista
gorda ante las señales de la sombra. Al visitarnos en un comienzo de una relación
nos bañamos, lavamos los dientes, somos encantadores y sensibles. Entonces ella
jura que el es super cariñoso. Los amigos de él se revolcarían de la risa con tal
aseveración. Las sombras emergerán cuando la pareja se va a vivir juntos. Son 4
personas las que se casan: yo y mi sombra contigo y tu sombra. No falta el
pretendiente generoso, que a las dos semanas de vivir juntos comienza con el
"¡pero tanta plata que gastas en yogurt, si yo ni como yogures!!". Los sueños,
además de la proyección del mal en los otros, son un excelente camino para
desentrañar la sombra. En los sueños la sombra se aparece en general como una
persona del mismo sexo del soñante que hace algo inadecuado e impropio ("una
tipa loca mataba a mi marido"). O surge como uno mismo en el sueño teniendo
actitudes que nos avergonzarían en la vida diurna, agresivas, no aceptadas
socialmente, o muy pero muy diferentes a nuestro carácter habitual. Los sueños
como función compensan, intentan equilibrarnos, disminuir la brecha entre
nuestro Dr Jekill y Mr. Hyde. Mientras más buenos pretendamos ser, más
obedientes, calladitos, pagando las tarjetas y las cuentas mes a mes y sin
atrasos, más grande será la brecha con la sombra y más poder ella tendrá.
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Conocer la sombra, entablar conversaciones con ella y ver sus intenciones tiende
a quitarle influencia sobre nosotros. Puedo ser una gran mamá, pero también
debo dejar espacios para mí, para mi vida emocional, y admitir que aunque amo a
mis hijos, y daría mi vida por ellos, a veces me canso, me frustro. Que la sombra
se convierta en nuestro amigo o en nuestro enemigo depende en gran parte de
nosotros mismos. De hecho, es exactamente igual a cualquier ser humano con el
cual tenemos que entendernos, a veces cediendo, a veces resistiendo, a veces
mostrando amor, según lo requiera la situación. La sombra se hace hostil sólo
cuando es desdeñada o mal comprendida.

Algunas veces, aunque no frecuentes, un individuo se siente impelido a vivir el

peor lado de su naturaleza y reprimir su lado mejor. En tales casos, la sombra
aparece en sus sueños como una figura positiva. Pero para una persona que vive
según sus emociones y sentimientos naturales, la sombra puede aparecer como
un intelectual frío y negativo; entonces personifica los juicios venenosos y los
pensamientos negativos. Así es que, cualquier forma que tome, la función de la
sombra es representar el lado opuesto del ego e incorporar precisamente esas
cualidades que nos desagradan en otras personas. Si la figura de la sombra
contiene fuerzas valiosas y vitales, tienen que ser asimiladas a experiencias
efectivas y no reprimidas. Corresponde al ego renunciar a su orgullo y vivir
conforme a algo que parece oscuro, pero que, en realidad, puede no serlo. Esto
ha de requerir un sacrificio tan heroico como la conquista de la pasión, pero en
un sentido opuesto. A nadie le agrada reconocer su lado oscuro. Nos gusta
imaginarnos como personas inteligentes, generosas, de buen carácter, pero
nuestra personalidad completa también incluye cualidades inferiores de las
cuales no estamos conscientes. Cuando se revelan, tendemos a empujarlas hacia
la sombra, porque nos avergüenzan. En los sueños se hacen patente y si
reconocemos a esta Sombra habremos dado el primer paso hacia el
autoconocimiento.