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“Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo “Isaías 41.13
¿Cómo cambio mi condición?
Esta es la pregunta que siempre estamos preparados para hacer cuando buscamos consejo, por lo general queremos que
todo se solucione rápido y fácil. En la era que vivimos todo tiende a ser fácil y rápido está claro, ¡pero esto no es así!
Si queremos verdaderamente ser restaurado debemos dar pasos concretos y no solo esperar que el poder de lo
sobrenatural de Dios actué en nosotros lo cual puede actuar sin duda, pero Dios quiere que nosotros seamos también parte
de ese cambio que Dios va actuar en nosotros.
A veces tomamos un cambio, pero lo hacemos en el ámbito de nuestra mente decimos ¡si a partir de mañana voy a
restaurar mi vida!, quiero esto y lo otro, etc. Pero sólo hemos tomado esa decisión en nuestra mente y llevar esa decisión al
ámbito de la realidad es por lo que no estamos dispuestos a pasar.
1.Admito que no tengo la capacidad de afrontar mi problema solo y necesito enderezar mis pasos con la ayuda y el poder
de Dios. Isaías 41.13, Salmo 40.2 – Mateo 5.3, 1 Samuel 2.9 (Dejar el señorío propio)
2.Reconozco que solo el poder de Dios a través de Jesucristo puede enderezar mis pasos y hacerme una nueva criatura.
Juan 10.10, Salmo 37.5. Proverbios 3.5-6
3.Acepto la palabra de Dios como guía en todo aspecto de mi vida, decido obedecerla incondicionalmente. Salmo 119.105
Juan 17.17 Lucas 6:46
4.Realizaré un detallado y sincero inventario moral de mi vida para reconocer la naturaleza exacta de mis faltas y pecado,
tratando de así si es posible reparar el daño causado. 1 Juan 1.9
5.Comenzaré sin desesperarme y aceptando la voluntad de Dios en todo, a dar pasos genuinos que me lleven a un cambio
en mi comportamiento, carácter y forma de vida. Mateo 6.33, Efesios 4.22-25
6.Remplazaré los conceptos de la vida que me gobernaban antes, por los nuevos que la palabra de Dios me marca.
Romanos 12.2-3 Efesios 2.2
7.Seré de testimonios a otros, para que, así como yo he encontrado libertad otros también la encuentren. Hebreos 13.16
Autor
Pastor José Luis Malnis
Iglesia Latina Europa
Derechos reservados.
http://www.ccrestauracionfamiliar.org/
La iglesia no es un hospital sino un ejército. Alguien dice: La iglesia es un lugar donde se restaura la gente. Sí lo es, pero éste
no es su fin o su propósito.
Éxodo 13.17 “Y luego que Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba
cerca; porque dijo Dios: Para que no se arrepienta el pueblo cuando vea la guerra, y se vuelva a Egipto. “Regresar a Egipto
es regresar a lo que antes hacíamos y éramos. Pero, muchos de nosotros, preferimos morir en el mundo antes que pelear.
Esta generación entera murió en el desierto.
Isaías 40.26 “Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por
sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio.”
2 Timoteo 2.3 “Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios
de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.”
Dios llevó al pueblo de Israel por otro lado (40 años). Imagine si el ejército de los Estados Unidos invirtiera todos sus
recursos en hospitales, en cuidado y uniformes para sus soldados y no en armamento, en entrenamiento, fusiles… ¿Imagina
un ejército de soldados gordos bien cuidados?
En la Escritura, ser un soldado y un guerrero, lleva un proceso. Durante mi proceso, muchas veces, no sabía dónde estaba,
porque el Infierno se levantaba en contra de mí.
¿Cuáles son las razones por las que Dios trae una formación al corazón de un guerrero?
1. La vida cristiana es una vida de Guerra, de lucha, y si usted no tiene el corazón de Guerra, se quedará atrás. La batalla de
la fe es siempre, es de todos los días. Yo no planifico retirarme en un asilo de ancianos, sino en la batalla. Si usted no tiene
el corazón para la Guerra, será uno de los muchos que se quedarán en el desierto.
2. Dios forma el corazón guerrero porque eso está relacionado con su herencia. Es una lucha por una herencia. Dios tiene
una herencia física y espiritual para cada uno de nosotros. Nosotros tenemos que pelear la herencia, para arrebatarla,
porque ya Dios nos la dio.
¿Qué motivación tiene usted para pelear? ¿Valdrá la pena pelear por mi matrimonio? La restauración de mi matrimonio es
un medio para obtener mi herencia. Entendiendo esto, usted se auto motiva y declara: “Tengo que continuar, no me voy a
rendir porque tengo una herencia”. Porque el Diablo está detrás de tu herencia…
Veamos, brevemente, cuáles son los niveles de madurez espiritual de los hijos de Dios:
Hijo “Brefos”: es un bebé de 0 a 2 años; es una persona que está en el vientre de su madre. Depende absolutamente de su
madre y sus cuidados.
Hijo Necio: es un niño pequeño de 2 a 6 años que usa pañales, todavía no camina; apenas se tambalea. Espera que su papá
lo limpie cuando se ensucia. Algunos pastores producen este tipo de niños.
Hijo “Teknon”: es el adolescente espiritual de 13 a 19 años; aunque es inmaduro, ya sabe obedecer la autoridad.
Hijo “Juío”: es un hijo maduro; es alguien que está listo para recibir su herencia. En la Biblia, los niños se comparan con los
esclavos. ¿Cómo se llega a ser un hijo maduro? En la Ley, había que esperar a llegar a los 30 años; en Cristo, depende de la
fe y la madurez.
Hijo “Pater”: Hay gente dando cobertura que todavía no ha aprendido a ser padre (uno que da herencia). ¿Dónde se forma
el corazón de padre? En el desierto. El padre deja de comer, se entrega, se desgasta para que sus hijos coman, vayan a la
escuela, crezcan. Ser padre es prestarle el corazón al Padre celestial para que la paternidad de Dios fluya.
Hijo “Neaniskos”: ya tiene un fusil en las manos; significa victoria o conquista, y el verbo de “neaniskos”, quiere decir
destruir la oposición.
En Juan 2.13, Juan escribe a hombres de 17 años, a quienes llevó desde la primera etapa hasta ser “neaniskos”. Y con ellos,
entró al templo de la diosa Diana en Atenas. (El “neaniskos” estaba en la mejor condición física entre los 30 y 40 años). El
templo se hizo mil pedazos. Y así Pablo les escribe: Os escribo a vosotros hijitos (“neaniskos”) porque vuestros pecados han
sido perdonados por sus nombres. Os escribo a vosotros padres porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a
vosotros jóvenes (“neaniskos”) porque habéis vencido al maligno.
¿Qué has vencido o conquistado para que seas un “neaniskos”? ¿Conquistaste la lujuria, la pasividad? Cuando todo el
mundo se opuso, ¿te dejaste vencer o te levantaste como los valientes de David, que uno solo mató a 800 hombres?
Las armas de nuestra milicia no son carnales. ¿Usted sabe usar estas armas? ¿Cuáles son las armas de su milicia? El nombre
de Jesús, la palabra, la fe, la sangre de Jesús… ésas son nuestras armas.
El espíritu de Dios me dijo: “Todos aquellos que se humillen y reconozcan que han estado resistiendo la autoridad, recibirán
la unción de Guerra.”
GUILLERMO MALDONADO.
Es el primer paso para que una persona inicie su proceso de formación, para lo cual hay diferentes grupos de conexión al
cual las personas se pueden integrar.
¿Quién Soy?
Es el primer requisito para que una persona pueda ir al encuentro y consiste en desarrollar junto con el líder un folleto que
nos habla de la identidad que tenemos en Dios.
¿Qué hacer?
Es el segundo requisito para que una persona pueda ir al encuentro y consiste en desarrollar junto con el líder un folleto
que nos habla de los hábitos que debemos tener como cristianos.
Encuentro.
Es un retiro de tres días especialmente diseñado para ser confrontados con nuestros pecados, heridas, traumas, temores,
luchas, orgullos, complejos y toda situación del pasado que impide que el propósito de Dios se realice en nuestra vida. Lo
hacemos porque todos hemos tenido experiencias dolorosas que afectan la forma en que nos relacionamos con los demás y
fijan en nosotros ideas equivocadas acerca de Dios y de nosotros mismos. Todos necesitamos la sanidad que solo Dios
puede darnos. Sin embargo, el Encuentro por sí solo no cambia vidas, pero sí lo hace la persona con quien empezamos este
camino: Jesús.
Son doce lecciones presenciales que tienen como propósito mantener y profundizar la liberación y la sanidad que Dios obró
en el Encuentro.
Bautizo en agua.
Es un acto de obediencia y fe que todo cristiano debe realizar para confirmar su fe en Dios.
Niveles de formación básica.
Nivel 1.
Nivel 2.
Nivel 3.
Este nivel consiste en apropiarnos de la visión y misión de la iglesia.
Aprendemos:
•En qué consiste la visión y misión de El Lugar de Su Presencia.
•Qué son los Grupos de Conexión y cómo se dirigen.
•Cómo funciona el Proceso de Formación.
Pasantías de Servicio y voluntariado.
En esta parte del proceso seguimos trabajando en nuestro carácter, no solo para ser mejores cristianos, sino mejores
ciudadanos que influenciemos de manera positiva todos los entornos y lugares donde nos desempeñamos.
Encuentro de Conquistadores
Con este Encuentro concluye el Proceso de Formación Básica Cristiana. Lo realizamos para seguir formando el carácter de
Jesús en las personas y así animarlas a que hagan parte del grupo de voluntarios de la iglesia y de líderes de los Grupos de
Conexión.
Servicio y voluntariado.
Esta es una de las áreas que define lo que somos, los servidores son el corazón de nuestra iglesia y su servicio impacta la
cultura que nos rodea. Una parte fundamental de nuestra visión es equipar a las personas para el servicio a Dios. En esta
parte del proceso seguimos trabajando en nuestro carácter, no solo para ser mejores cristianos, sino mejores ciudadanos
que influenciemos de manera positiva todos los entornos y lugares donde nos desempeñamos.
Es un proceso de selección y formación dirigido a los futuros líderes de los Grupos de Conexión. Allí, desarrollan habilidades
de liderazgo, aprenden cómo ser transmisores efectivos del evangelio y cómo ser portadores del ADN de la iglesia.
Nivel 5.
Es tomado solamente por los líderes de los Grupos de Conexión. En este nivel aprenden a ministrar, formar y orientar a las
personas conforme a los doce pasos para que sigan siendo firmes en su relación con Dios para toda la vida.
Teología Ministerial
En el transcurso de toda nuestra vida tenemos que seguirnos preparando, es por esto que tenemos constantes cursos de
formación bíblica.
El valor de la familia
Lo más hermoso, valioso e importante del ser humano es la vida en familia. La experiencia de ser familia, vale decir, la
experiencia del vínculo, del contacto y del amor en familia, es la experiencia más determinante en la vida de cualquier ser
humano. “Quien no tiene raíces en una familia, carece de un elemento importante no sólo dentro de sí mismo, sino para los
demás”.
La vida en familia es la experiencia más definitoria e influyente en la vida de un individuo, por encima de otras influencias
de cualquier institución o grupo social. La familia deja su huella indeleble en la vida y esencia de todo individuo. La sanidad
y funcionalidad o la insanidad y disfuncionalidad, el desempeño productivo y efectivo o no, tienen que ver con lo vivido y
aprendido en el laboratorio familiar. Quien no ha vivido en familia está incompleto y subdesarrollado emocionalmente, en
consecuencia, necesita una familia.
La experiencia en familia produce el impacto más decisivo y permanente en la vida de las personas, porque “la familia lo es
todo”. En palabras del estudioso del comportamiento humano, Manuel Barroso: “La familia es estructura, contenido y
proceso, vida e historia de cada quien”.
Con ese propósito en mente Dios instituyó la familia. Para brindarle al hombre un ambiente y una atmósfera para el
crecimiento, el desarrollo y la nutrición.
Para muchas familias la mejor condición que las define, es la sala de terapia intensiva de un hospital: sus signos vitales
pueden estar presentes, pero son inestables e impredecibles.
¿Cómo familia estás sobreviviendo? Hay algunas señales que acompañan a una familia que está sobreviviendo:
Otras familias no están sobreviviendo. Tienen ciertos signos de estabilidad; han desarrollado algunas estructuras básicas
para solución de problemas urgentes. Muchos de estos hogares son tan solo alberges donde la gente come y duerme. Estas
familias están en una habitación el hospital. No están graves, pero el médico no puede darles de alta. Funcionan, pero no
hay verdadera profundidad en la relación, no hay verdadera edificación, porque desconocen los beneficios que aporta la
dimensión espiritual, que solo se consigue en Dios a través de Jesucristo.
La familia es una idea de Dios. Él la estableció como institución y quiere que permanezca, y por eso él quiere restaurar la
familia.
La intención de Dios al establecer la familia era proporcionar al ser humano una atmosfera de amor, un ambiente para el
goce y atención mutua de sus miembros. Ahora este propósito era posible solo si el hombre mantenía su comunión con
Dios y le tenía como centro de su vida. Pero el hombre ha extraviado la base de su unidad y bienestar familiar, que es la
comunión con Dios. Por eso la familia de hoy es un cuadro sombrío. Está en crisis porque el hombre ha dejado a Dios.
Pero Dios que ama a la familia, está interesado en restaurarla. Dios es un Dios de restauración. El restaura las familias, las
finanzas, la salud. Y Él quiere restaurar las familias, y esto no se trata solo de un simple arreglo cosmético para que en
apariencia luzca bien. Cuando Dios restaura a una persona, o familia, o matrimonio, Él restaura siempre para mejora, para
crecimiento y, sobre todo, para superar el estado anterior.
Ahora el hombre, la pareja y la familia necesitan centrar sus vidas en Dios. Muchos son los cimientos sobre los que el
hombre y la mujer edifican un hogar: ellos mismos, los hijos, el trabajo, el dinero, etc. Pero el único fundamento seguro y
firme es Dios. Solo Dios es capaz de darle estabilidad a la familia, porque “Si Jehová no edifica la casa, en vano trabajan los
que la edifican” (Salmo 127:1). En vano se esfuerzan los esposos, por fortalecer el matrimonio, en vano se esfuerzan los
padres y los hijos por establecer relaciones saludables. La familia necesita a Dios.
A largo de mi vida he visto como familias que se encontraban en la sala de terapia intensiva (en crisis), cuyos matrimonios
estaban acabados, fueron restaurados por Dios, y hoy disfrutan, teniendo a Dios como centro, de un hogar edificante y
armonioso.