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1nvenc1on
delo
cotidiano
~ • ~ 1 FUNDACIÓN /COLECCIÓN
/f' JUMEX
MUSEO NACIONAL DE ARTE
El Insriruro N acional de Bellas Arres, a rravés del
?t.luseo Nac ional de Ar re, y Fundació n/Co lección J umex agrade ce n
amplia menre el generoso apoyo e inter és del Parro naco
del Mu sco Nacio nal de Arre , A.C., y de qu ienes han co ntr ibu ido
a hacer posible la ex pos ición "'La i1wenció 11de lo co tidian o"
)' el car:ilogo q ue la acomp::tña.
© Texto s
Roge r Barrra
Frédéric Bo nner
Pcrer Burke
Jorge Esquinca
James Oles
Tra du cción
Adr ia Co rdero
ISBN: 9 - 8-607-95037- r -o
Oep ós ico legal: B- 1152 4 - 200 9
Co lonia Tr:fosiro
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BALTASAR DE ECHAVE IBÍA I San Pablo
24 y San Antonio ermitaños , primera mitad del siglo XVII
que también estaba familiarizado con los Padres de la Iglesia, desarrolló la idea
de "apropiación".
Aunque fue un estudio sociológico comisionado por el gobierno francés, La
invención de lo cotidiano ocupa su lugar en un debate histórico, un debate sobre la
historia de la cultura popular . Los primeros estudios sobre la cultura popular o "cul-
tura de masas", como se le llamaba frecuentemente a mediados del siglo xx, tendían
a enfatizar la pasividad del consumidor, votante, lector o espectador. Por otro lado
Certeau, al igual que los ingleses Richard Hoggart - a cuyo estudio The Uses o(
Literacy (19 57) se refiere ocasionalmente - y Edward Thompson - autor del famoso
libro La formaci ón de la clase obrera en Inglaterra (1963) -, resaltó la influencia de
la gente común y corriente en Francia o Brasil, y a ella dedica algunas páginas so-
bresalientes de su obra.
Tal vez los lectores se preguntarán por qué el gobierno francés eligió a un
jesuita vuelto historiador en vez de un sociólogo profesional para llevar a cabo este
estudio sobre la cultura popular contemporánea . La respuesta más probable es que un
II ¿Cómo han respon dido los historiadores al reto de Certeau? El impacto de La inven-
ción de lo cotidiano es probablemente menor en la historia cultural que en los estudios
culturales más abiertos a la teoría, al menos en el mundo anglófono . Pese a ello, y sobre
todo en Francia y en el ámbito de la historia del libro, las ideas propue stas por Certeau
han marcado una profunda diferencia en la práctica histórica.
Aunque fracasó en su primer intento por ingresar en la Escuela de Altos Estudios
en Ciencias Sociales,debido a la oposición de Frarn;:oisFuret y Emmanuel Le Roy Ladurie,
Certeau era cercano a otros historiadores de la "escuela", asociación o red vinculada
a la famosa revista Annales. Tras su alianza con Dominique Julia y Jacques Revelen
el artículo sobre cultura popular antes mencionado, volvió a colaborar con ellos en el
libro Una política de la lengua (197 5 ), ensayo pionero sobre la historia política y social
del lenguaje cuyo principal interés es la investigación del patois 1 realizada durante la
Revolución Francesa con la esperanza de que los dialectos dieran paso al francés
estándar y así se lograra unificar a la nación.
Más importante aún para el desarrollo de la historia cultural, al menos hasta
ahora, fue la influencia que Certeau ejerció en otro de los miembros más connotados
del grupo de Annales : Roger Chartier. Chartier y su esposa Anne-Marie conocieron
personalmente a Certeau y sintieron el efecto tanto de su carisma y conversación
como de las ideas que expresaba por escrito. A medida que la historia del libro cobró
mayor relevancia en su trab ajo, Chartier se sintió cada vez más atraído por las ideas
de Certeau acerca de la lectura creativa tal como se describe en el capítulo doce de La
invención de lo cotidiano, "Leer : un plagio ", o para matizar la metáfora - ya que su
obra siempre fue rica en metáforas - , como una forma de resistencia al imperialismo,
" una autonomía de la práctica lectora bajo el imperialismo escriturario".
Por ejemplo , en 1984 Chartier publicó un ensayo sobre la Bibliotheque Bleue
donde discute que el artículo de Certeau, Julia y Revel se centraba en la "es trategia"
Bibliografía adicional
PETER BURKE 1 "The Art of Re-lnterpretation: Michel de Certeau ", Theoria 100 (2002 ), pp. 27-37
M ICHEL DE CERTEAU, DOMIN IOUE JULIA Y JACOUES REVEL 1 "La beauté du mort. Le concept
de 'culture populaire"' (1970), reimpreso en Certeau , La culture au pluriel (París, 1974), pp. 45-72
ROGER CHARTIER 1 "Le Bibliothéque Bleue ", en Henri-Jean Martín y Roger Chartier (eds.),
Histoire de l'édition franr;;aise (2 vols., París, 1984), 2, pp. 498-511
"Stratégies et tactiques. Miche l de Certeau et les 'arts de faire'" (1987), reimpreso en Chartier ,
Au bord de la falaise. L'histoire entre certitudes et inquiétude (París, 1998 ), pp. 161-172
NICHOLAS THOMAS I Entangled Objects : Exchange, Material Culture and Colonialism in the Pacific
(Cambridge , Massachusetts , 1991)
RUTINAS
En los pliegues de la vida cotid iana se ocultan alternativas anónimas y bana lidades
infinitas. El tiempo vacío y la comunicación muda del óleo de Rufino Tamayo expresan
una vanitas moderna que se cuela por los poros de la rutina diaria. Las vanidades de
la vida aparecen rotas un día cualquiera, por ejemplo el. miércoles 28 de septiembre
de 2005 que nos presenta Ugo Rondinone, o en unos fragmentos banales que con-
tingencias extrañas han reunido de manera tan absurda como la leche y la sangre en
la fotografía de Andres Serrano. ¿Tienen sentido? ¿Tienen sentido la muerte del justo
o la inocencia del niño Juan Francisco, tan anónimas como sus autores? Otro día
cualquiera, el 12 de abril de 1924 en la Ciudad de México, los pintores esrrident istas
inauguraron una exposición en el Café de Nadie, el lugar que se habían apropiado
para sus tertulias cotidianas. El pintor Ramón Alva de la Cana l quiso dar sentido en
su óleo a esos estridentistas que no querían nada pero ambicionaban todo. Acaso las
tertulias estridentistas tenían el mismo sentido que el cenáculo de calcetines lavado s
en la fotografía de Wolfgang Tillmans.
Lo cotidiano alberga una heterogénea variedad de rutinas religiosas, laborales o
educativas. Es el reino de lo repetitivo, del lugar común, del acontecimiento ordinario
o familiar. En la carta que el poeta Maiakovski dejó ames de suicidarse, el r 2 de abri l
de 1930 , explicó que la historia se había terminado y que ahora "la barca del amor
se ha estrellado contra la vida cotidiana". La heroica exce pcionalidad erótica de la
poesía se topaba con el duro granito del eterno retorno de lo mismo. En ese suelo
rocoso se anclan las estructuras institucionales del poder, de la trascendencia y de las
vanidades. Lo s espíritus rebeldes y trágicos que han querido "cambiar la vida" han
descubierto con frecuenc ia que nada se modifica sin conmover antes las estructuras de
la comedia cotid iana. Así, la casa aparece en medio del camino (Greg or y Crewdson)
o el refrigerador guarda nuestra ropa (Gabriel Kuri ).
Pero en el lugar mismo donde el poder hund e sus raíces podemos ballar también
lo que Henri Lefebvre llamó " la humilde razón de lo cotidiano". Esta razón es un a
fuente de resistencia contra la trivia lidad de un a existencia a hogada por un anodino
fluir de los sentidos.
PAI SAJES
¿Cómo escapar de la vida petrificada, de la circularidad de la existencia diaria , del
encierro anónimo? Desde el sig lo XVI pintores como Albert Altd orfer inventaron el
paisaje , un espacio que en los cuadros desplazaba o minimizaba las figuras humanas y
abría una puerta de salida. Por supuesto, ahora lo sabemos, el paisaj e fue un simu lacro
de huida, una apariencia de fuga hacia el mundo ex terno . Pero fue un a huida hacia
adentro, hacia un panorama interior inalcanzado por las rutinas cotidianas. Alva de
la ubí mo del Caf de adie a lo cerro de uerrero.J a ría
ela ca el Dr. ti e capan hacia lo amplio y e pectaculares e: pa ios naturales. La
figura humana de apare en se vuelven intrascendentes o aparecen muerta colgada
de los árboles en lo campo árido que pinta Fran i ca ama.
El arti ta habla de la naturaleza para in entar un mund de textura nativa vírgene
y exottca . n e ario un teatro egetal mineral para enmarcar el drama de un
res qu carecen de nich > natural y que viven dj lo ado . ne esario crear artificio-
amente un espa io natural para emir e parte del mundo. P ro e un efecto plá ti
un dobl z ruto del pa io que permite que lo h mbre por un m mento e ienran
integrado a la natura leza.
La patoria apar e alli donde la civilización rdena artificialmente la naturaleza.
Lo árbole obediente erguido como formando un ejército de madera que d ciende
de la montaña o olicario como centinela , dejan vibracione en el aire y n revelan
la presen ia del drama. uando el arti ta encarna en la naturaleza u cotidianidad e
borra y u figura e confunde on la agua , la raíce y la tierra.
La naturaleza pare e invadir los e ·pacios del hogar, los jardine son pequeño
agujero en la textura de la ida tidiana que no onecran on un más allá liberador
la enrana on una e peranza de que otr, vida e po ible, la call e a ían de la
habitual muchedumbre .
Por upue ro, todo ello e una ilu i · n. o ha e apacoria. El pai aje e una
representación d nuestro lausrr mental. Los vol anes, lo desi rto y I bo qu
J UEGOS
Los artistas han buscado muy diversas salidas de este encierro . Una de ellas es la intro-
ducción del juego y del azar, tan bien exp lorados en la música por John Cage con sus
pianos preparados. Los populares juegos de azar que dibujó José Guadalupe Posada
son un buen ejemp lo. Desde luego, la representación realista, abstracta o simbó lica de
la protesta es otra alternativa, sea que se refleje la lucha zapatista (Diego Rivera ) o que
se represente el beso del huevo (Gabriel Orozco ): desde la lucha popular que derrama
ríos de sangre hasta el.combate metafísico contra lo absurdo, el arte explora todas las
aristas de la resistencia.
Se ha dicho que por eUo en el seno del arte moderno surge un impulso destructivo.
Un historiador tan sensible como Jacques Barzun no ha dudado en calificar como un
proceso de decadencia el desarrollo cultural que desemboca, entre otras cosas, en el
arte moderno, y no porque los artistas carezcan de talento, de energía o de sensibilidad
moral. Hay un descenso, dice Barzun, porque hay una pérdida de posibilidades, pues
las formas tanto de vida como del arte parecen agotadas, hay repetición y frustración,
se extiende el aburrimiento y el cansancio . Todos los rechazos y las negaciones del
pasado clásico, renacentista o romántico y del presente gris, industrial y burgués son
animados por un impulso que, en algún momento, llega a proponer la destrucción de
la idea misma de arte al insertarlo de manera indjstinta en la vida cotidiana.
Otro historiador coincide en esta interpretación pesimista del arte contemporá-
neo. Eric Hobsbawm cons idera que las artes visuales han experimentado un fracaso
rustór ico en el siglo xx . Más que ninguna otra forma de creació n artística , las artes
visuales han sufrido las consecuencias de su obsolescencia tecnológica. Hobsbawm
critica la actitud de quienes quisieron destruir los lenguajes clásicos para lanzarse
audazmente a un abismo donde les esperaba la incomunicación, sea por manipular
lenguajes supuestamente primigenios ya olvidados y reprimidos o bien por expresarse
mediante formas que la gente no entendía, pues estaban selJadas bajo la lápida de
un futuro muerto. Acaso a esta condición inquietante se refiere Giorgio Agamben
cuando dice que el artista moderno ve ofuscada su relación con el mundo real, pues
vive un desgarro que aniquila sus contenidos: el artista, dice , se ha conver tido en un
hombre sin contenido.
¿Se trata de una rebelión fracasada? Alguna vez el cineasta Werner Herzog dijo,
brutalmente, que el arte co ntemporáneo es un naufragio. Por supuesto , el arte mo-
derno no viaja en un barco que sigue una ruta hacia algún puerto . La extraordinaria
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38 GABRIEL OROZCO Kassof the Egg. t998
En un mundo donde lo cotidiano se encuentra constantemente saturado de imágene s
y objetos que por sí mismos proyectan imágenes de sus usos potenciale s, y por ende
de los actos y actit ud es que deberían fomentar, la invitación para reunir en un solo
lugar dos de las colecciones de arte más importantes que se conservan en México fue
un llamado irresistible para una exploración .. . ¡de lo cotidiano y sus imágenes!
Totalmente irresistible, sí, ya que la muestra "La invención de lo cotidiano " nos
ofrece una lectura transversal de las preocupaciones que, según vemos, nunca han dejado
de interesar e intrigar a los artistas . Esta perspectiva es por demás regocijante puesto que
cubre un periodo especialmente amplio, del siglo XVII al pre sente, y brinda la posibilidad
de ver cómo el arte antiguo y el más contemporáneo se miran cara a cara .
Los cuestionamientos relativos a lo real y la vida cotidiana, a los modos de consi-
derarlos y mirarlos, de documentarlos traduciéndolos en imágenes pero a veces también
de inventarles formas y contornos, son un hilo conductor fundamental de la colección
del Museo Nacional de Arte y con ellos nos volvemos a topar en diversas obras conser-
vadas por La Colección Jurnex. En esta última encarna un esfuerzo de máximo interés
y relevancia internacional, dado que la calidad de este conjunto de obras es resultado
de una visión rigurosa de la realidad globalizada del mundo contemporáneo.
"La invención de lo cotidiano" toma su título de la obra en dos tomos del his-
toriador y filósofo francés Michel de Certeau (1925 -1986 ), publicada originalmente en
1
198 0. El autor plantea cómo el hombre ordinario inventa estrategias de resistencia para
poder sustraerse a la organización social dominante, que ha sido fabricada totalmente
para él: el sitio que se le ha asignado, el papel que tiene que desempeñar , la forma en
que debe consumir, etcétera. También echa una aguda mirada a las '" maneras de hacer '
[que] constituyen las mil prácticas a través de las cuales los usuarios se reapropian del
espacio organizado por los técnicos de la producción sociocultural".'
Aunque el objetivo de esta exposición no es fungir como una ilustración de la obra
y las tesis de Certeau, sí las cita en varias ocasiones, sobre todo cuando alude a las
estrategias de resistencia contra las normas establecidas ideadas por los artistas. Al reto-
mar el título del autor, así pues, la meta principal ha sido apegarse a la idea de
"invención" tanto en las prácticas como en el análisis.
3
Hans Belting, La vraieimage. Croireaux images?,
1a. ed. 2005, París, Gallimard , 2007, p. 33.
"Si se reducen a un a simpl e imitación de algo que también podríamos conocer sin
ellas, las imágenes pierden la porción que toman de la experiencia del mundo, que nos es
otorgada por la facultad de representación. Nuestra propia parte -l a representación
interna- y la de ellas -l a representación externa - se encuentran en un proceso
de intercambio recíproco que no se deja reducir a una mera percepción de lo real" ,4
prosigue Belting, e insiste en el hecho de que, dado que es esencial en nuestra facultad
de percibir el mundo, la imagen de ningún modo deberá limit arse a ser únicamente
una herramienta de representación o simple imitación.
De esta manera podemos ver aquí y allá a los santos absortos en sus tareas cotidianas
como la reflexión o la escritura (Baltasar de Echa ve Ibía, San Pablo y San Antonio
ermitaños, primera mitad del siglo xvn; Miguel Cabrera, San Bernardo Abad, ca. 1759)
o a los obreros realizando su labor (Francisco Eppens Helguera, Constructores, ca.
1940); varios pares de calcetines hechos bola sobre un sillón (Wolfgang Tillmans,
Strumpfe, 2002), un video tipo vacaciones de verano cuyo montaje segmentado y algo
abstracto evoca con liviandad las horas de esparcimiento al aire libre (Michel Fran~ois,
Casa, 1992-1993) o un hombre en su habitación de hotel, magníficamente ensimismado
y cautivo en un complejo juego de reflejos que parece remitirnos a la multiplicidad
de estratos culturales con que se ve confrontado el individuo contemporáneo (Sharon
Lockhart, Untit led, 1996) . En sí, todas son actividades sumamente sencillas que han
sido captadas o incluso escenificadas .
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representación presupone la existencia de lo real, pero esta realidad sólo viene a la con-
ciencia en la medida en que una representación la afirma y la hace descriptible " .6 Entonces
en cierta manera la inventa, o cuando meno s inventa su factibilidad y aspecto tangible.
Siguiendo esta perspectiva, hay una obra de Damián Ortega que llama pode-
rosamente la atención. En Hornos (1998), el art ista escenifica una serie de objetos,
cada uno acompañado por su representación fotográfica, de la manera más neutra l
posible. Además de preguntarse qué fue primero, la escultur a o el tiraje en papel, el
espec tad or se encuentra un tanto desconcertado en cuanto a la naturaleza misma de
las piezas que se le presentan.
Si uno se da tiempo para observar, al final no es extraño advertir que a pesar de
haber quedado anclada en lo cotidiano má s vulgar, y a trav és de los diferentes puntos
de vista, enfoques y " manipulaciones" a los que ba sido sometida, la imagen trasciend e
lo real y a veces va más allá.
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50 FELICIANO PEÑA I Crucificado, ca. 1942
lo integraban . Después aumenté considerablemente la selección de personajes,
hasta llegar a individuos que representan una fracción de Estados Unidos pero
que el país no se atreve a mirar de frente, como un miembro del Ku Klux Klan
o un neonazi . Poco a poco intenté crear conscientemente una enciclopedia de
personajes representativos de mi propio Estados Unidos .7
Esta obra de Dan Graham permite una transición al género del paisaje, elemento
fundamental cuando se aborda lo cotidiano y su "invención" puesto que abre vías de
enlace entre la definición realista y la figuración de territorios marcados por el ámbito
psíquico. Efectivamente: aunque por un lado el paisaje constituye un marco tangible
para el desarrollo de las vivencias cotidianas, el tratamiento que le dan los artistas
lo convierte asimismo en un terreno de divagación espiritua l, una escapatoria de lo
cotidiano propiamente dicho, ideal no só lo para el paseo sino para la evasión o los
simples ensueños del alma.
En su obra consagrada a la pintura romántica alemana y a los inicios de la fotografía,
Roland Recht lo define de esta hermosa manera: "E l paisaje es en sí una construcción
óptica, el reflejo objetivado de una proyección del alma . " 8
8
Roland Recht, La lettre de Humboldt , París,
Christian Bourgois, 1989, p. 61.
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r7 , r99 7, r997), Amador Lugo Guadarrama nos insta a visitar una "región fantástica"
e irreal (Región fantástica, 1978) .
Mientras que en el siglo xrx Carlos Rivera se empeña en describir con precisión
el progreso alcanzado con la llegada del ferrocarril (La barranca de Metlac, ca.
1881), Ugo Rondinone en sus "paisajes " , vastas composiciones de tinta sobre papel,
presenta meandros infinitos en los que el espectador no halla entrada ni salida (Nº
288 ACHTERAUGUSTZW EITAUSENDUNDZWEI, 2002) . Pura edificación del
espíritu , este trabajo se muestra reacio a cualquier tentativa por dar una definición
precisa acerca de su estatus potencial , una reticencia que no sorprende en un artista
para el que " la ambigüedad es [su] manera de [ver] el mundo " .9
JOAQUÍNVILLEGAS,ATRIBUCIÓN I
El Padre Eterno pintando a la Virgen de Guadalu pe,
segu nda mitad del siglo XVIII
las costumbres culturalmente definidas sin por ello rechazarlas. ("Los usuarios 'tra-
bajan ' artesanalmente --con la economía cu ltu ral dominante y dentro de ella- las
innumerables e infinitesimales metamorfosis de su autoridad para transformarla de
acuerdo con sus intereses y sus reglas propias", •, observa Certeau.) Así, se inventan
perennemente otras formas de ser y actuar, otros objetos y otras imág enes ...
Cuando José María Velasco manifiesta su interés por los cambios de uso de un edi-
ficio religioso devuelto a la vida civil (Patio de una casa vieja, 1861), Pierre Ardouvin
confecciona una instalación donde el mundo parece haber quedado de cabeza, con un
techo lleno de envases de plástico de los que escurre agua que cae en los recipientes de
colores ubicados en el suelo junto a una cama muy poco acogedora (Sans titre, 1998).
En una visión por demás irrea l, Doug Aitken da vida a un estacionamiento vacío,
habitado únicamente por un carro rojo de supermercado y nimbado por una espectacu-
lar luz azul (Untitled (Shopping Cart), 2000) . Esta composición entra en perturbadora
sintonía con esa otra forma de vida más allá de la muerte captada por la tradición
mexicana decimonónica de retratar a los niños difuntos como si estuviesen vivos (José
María Estrada, R etrato del niño Eustaquio Martínez Negret e y Alva, 1842).
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> " Michel de Certeau. op. cit. , p. XLIV.
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56 AMADORLUGOGUAOARRAMAI Regiónfantástica.1978
Las experiencias y manipulaciones no faltan. Con Michel Frarn;:ois, una burbuja
escapa de una botella de vidrio (Bubble and Bottle , 2006); Francisco Ugarte hace música
con un simple peine (Peine, 2000), y para Rodney Graham el tiempo de la intimidad se
estira casi al infinito con una breve escena de amor en el desierto tomada de Zabriski e
Point (1970), el filme de Michelangelo Antonioni, y extendida para que dure ciento ocho
minutos (Softcore - More Solo Guitar Music for the Sex Scene, Zabriskie Point, 2001 ).
15
T. J. Cla rk, Le bourgeo is absolu. Les art istes et la
polit ique en France de 1848 á 1851, 1a. ed. 1973,
Villeurb anne , Art éditio n, 199 2, p. 12.
6
' Entrevista telefón ica del artista con el auto r,
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• Graciela de Reyes Retana, "Introducción",
o en Museo Nacional de Arte. Una ventana al arte
§
ü mexicano de cuatro siglos (México, Museo Nacional
g de Arte, 1994), p. 17. Para un bosquejo de la
w historia del MUNAL,véase Memoria. MUNAL2000
o
z (México, Patronato del Museo Nacional de Arte,
ºz
ü
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2001 ), pp. 33-36.
~
Fig. 1. Vista exterior del antiguo
:5 Palacio de Comunicaciones , ca. 1930.
64 Foto: Secretaría de Comunicaciones y Transportes
terminus ante quem -que tiene un contexto histórico específico , aunque también ha
estado sujeto a modificaciones en las últimas dos décadas-, ya que influye directa-
mente en la muestra "La invención de lo cotidiano ", ayudándonos a situarla en un
contexto institucional más amplio.
Antes de estudiar lo que al MUNAL le faltaba, sin embargo, creo que convendría
hablar de lo que ya tenía. Para plantear el panorama general , los fundadores contaron
con los amplios recursos del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), dependencia de
la Secretaría de Educación Pública (SEP), para sacar pinturas y esculturas de espacios
públicos y bóvedas de almacenamiento como la antigua Academia de San Carlos
(ciento sesenta y tres obras), el Museo de Arte Moderno (ciento ocho ), la Oficina
de Registro de Obras (cuatrocientas cuarenta y nueve ) y la Pinacoteca Virreinal de
San Diego {treinta y cuatro), entre otros .5 Por ende la colección del MUNAL se integró
a partir de las de otros museos, y no se podría comprender del todo sin remontarnos
hasta antes de 1982, a las intrincadas historias detrás de la formación de toda la co-
lección nacional de arte mexicano de la época posterior a la Conquista.
El grueso de la colección del MUNAL se formó con obras que alguna vez se exhibieron
en las galerías de pintura de la Academia de San Carlos , fundada en 17 8 5 como la
primera escuela de arte de América (fig. 2). Desde el inicio, y como herramienta peda-
gógica, se juzgó necesario integrar una colección. Primero llegaron los embarques de
5Véase Áurea Ruiz de Gurza, "Introducción",
en Catálogo comentado del acervo del Museo Nacional
de Arte. Nueva España, t. 1 (México, Museo
Nacional de Arte, 1999), p. 23. Acerca de la historia
de la colección del INBAen general , consúltese
también u Prólogo", en Recientesadquisiciones.
Museo Nacional de Arte (México, Museo Nacional
de Arte, 1991), pp . vii-ix. El acervo de la Academia ,
antes en manos de la UniversidadNacional,
pasó a ser propiedad de la SEPen 1930; "Efemérides" ,
en 70 años de artes plásticas en el Palacio de
Belfas Artes (México , Instituto Nacional de Bellas Artes ,
2004 ), p. 241. Legalmente, las obras en la colección
nacional pertenecen al INBA y no a los museos;
por eso los burócratasdel momento tienen el poder
de distribuir las obras según necesidades tanto
políticas como intelectuales.
8
La colección de la Academia incluíaalgunas pinturas
europeas, como un Zurbarán auténtico (La cena de
Emaús, 1639) que algu na vez estuvo en el monasterio
de San Agustín . un excelente Pontorm o adquirido
en la década de 1780 y un lngres, San Juan Bautista ,
que el autor presuntamente obsequió a sus colegas
mexicanos alrededor de 1857. Estas pintura s hoy
forman parte de la colección del Museo Nacional de
San Carlos, estab lecido en 1968. Véase Guía oficial del
Museo de San Carlos (México, Instituto Nacional
de Bellas Artes/Sec retaría de Educación Pública,
1988), pp . 12· 14.
' Otra adquisición mayor fue la dispareja colección
de maestros antiguos que Alberto J. Pani comp ró
en Europa en 1919 y 1920 , por desgracia después de
que las mejores piezas hubieransido seleccionadas
por marchandsy estudiososcomo BernardBerenson.
8
Estasadquisicioneserráticas y en ocasiones
intensamentepersonalescarecían,sin embargo, de la
visióninstitucionalmás coherente que encontramos en
l6 la Academ ia del siglo x1x.
acional de Artes Plásticas, que a su vez fue remozado co mo el M useo acia na! de
Arte Mo derno en 19 58.9 Posterior ment e, a pri ncipios de los sesent a, la administración
de Adolfo López Ma reos lanzó un pro gra ma de co nstru cción de mu seos que incluyó
un imp onent e M useo Nac iona l de Ant ro po log ía y un más d iscreto M useo de Arte
Invita a todos los artis- Mo dern o (MAM),am bos inaugura dos en el Bosq ue de Chap ultepec en 196 4 . La co-
tas de México a que ce-
dan una o dos de sus me- lección del MAM se inspi ró en su ant ecesores directos del Palacio de Bellas Artes pero
tores obras para fundar el
hizo énfas is en el arte moderno y cont emp orá neo del siglo xx . El M useo Carr illo Gil
MUSEODE ARTE - establecid o en 197 4- y el M useo Rufin o Tamayo -fund ado co mo instituci ón
MODERNOAMERICANO pr ivada en 1981, pero bajo co nt ro l estatal a parti r de 1986 - sirviero n bás icament e
R
para co mpl ement ar el MAM co n colecciones y expos icio nes tambi én enfoca das ex-
clu sivamen te en el siglo xx.
M i hip ótesis es qu e los aca démicos y los bu rócra tas qu e marcaro n un a fecha
lími te a la co lecció n del MUNAL imag inaro n q ue la pr ác tica poste ri or a 1960 era un
En nuestro próximo número daremos a
conocer los nombres y las obras de los con-
terri tor io bien cubiert o p or el M useo de Arte Mo dern o, el M useo Carr illo Gil y el
tribu yentes, asi como el jurado de admisión. nu evo M useo Tamayo. El result ado visual y didác tico en el MUNAL, no obstan te, fue
privi legia r la figur ac ión (" la culmin ac ió n de la Esc uela Mexica na") en la colecc ión
pe rma nent e al eliminar un a seri e de corr ient es a rtí sticas int ern aciona les de la pos-
guerr a, sobr e todo las qu e expl oraro n los arti stas de la llamada Ruptur a.' º Tal co mo
e pe nsó a p r incipios de los oc hent a, en el MUNAL la " histo ria del ar te" culmin aría
co n la figura q ue grit a en Terro r cósm ico (19 54 }, de Rufin o Tamayo, mism a qu e se
podr ía int erpr etar - co n un poco de imag inación - no só lo co mo un a metáfora de
la angustia en la era nucl ear sino co mo un guar dián que " pro tege" al mu seo-templ o
de los emb ates del expres ionismo a bstr acto, el art e-in stalación y cualqui er otra ma-
nifesta ción pl ástica demasiado cerca na a nu estras realid ades actu ales."
Pero ¿qu é era exac tament e lo qu e este guar dián pro tegía? Me preg unt o si en un
prin cipio los buró cra tas cultur ales detr ás del MUNAL bu scaban una "co lección pe rma-
nente" patr iótica sin mayor complicación, elaborada du ra nte los años de la caída del
priismo como un a narra ción relativament e sencilla de la identid ad nacional mexicana
referida a través de un a ser ie de tesoros art ísticos . De hecho la primera insta lació n de
la co lección, un panora ma cro no lóg ico a cargo de J orge Albert o Ma nriqu e -pri mer
directo r del museo- , Ju ana Gutiérrez y Roge lio Rui z Go mar, inclu yó ejemplos de la
escultur a p rehispánica p ara enr aizar, al menos de modo simb ólico, el arte posterior a
la Co nqui sta en un pa sad o antiguo. Esta estra tegia curatorial sería ap licada también
por los orga niza dores de M éx ico: esplendores de treinta siglos, la exitosa muestra inau-
gur ada en 1990 en el M useo Me tro polit ano de Art e de ueva York co mo la parte
cent ra l de un espectác ulo cultur al patroc inado por el go biern o mex ica no y Televisa
9 Para mayoresdetalles,véanse los ensayosde Coral
e ideado para allanar el paso al Tr atado de Lib re Co m ercio.
García Valencia, Ana Gardu ño y Manuel Centeno, Al igua l que el PRI , esa n arr ac ión imp erturb a ble y co ntinu a no tar dó en ser ata -
además de la cronología, en 70 años de artes plásticas
en el Palacio de Bellas Artes (2004).
cada en Méx ico, cuestionada casi desde el inicio por el discurso revisionista (aun cuando
'º Aquí hay unas cuestionescomplejas:aunque la
figuración dominó en la práctica mexicana durante
el periodoanteriora 1960, las coleccionesnacionales
de México excluyenprácticamentecualquier evidencia
de la abstracción -en la ob ra. por ejemplo, de
Gunther Gerzso o Carlos Mérida- qu e si se pudie ra
encon trar, dado que jamás se conside ró que estas
obras contribuyerana la particularvisiónnacionalista
promovidapor el estado. Las obras más recientes
en el MUNALson sobre todo piezas figurativas
realizadas pc r miembros de una (mal) llamada "Escuela
Mexicana", que ya habia entrado en decadencia en
los años cuarenta. En mi ensayo en La colección:
el peso del realismo (México , Museo de Arte Moderno,
2008) comen to algunos de estos puntos .
11 Aunqueno es la obra más recienteen la colección ,
el Tamayo "concluye " pc r lo general el recorrido
de la colección permane nte.
Una segunda instalación, que ofreció una lectura más temática y contextual de
las obras de la colección, fue desarrollada entre 1986 y 1989 por Jaime Cuadriello,
Fausto Ramírez, Rita Eder y Karen Cordero. ' 3 Luego, en diciembre de 1989, tras dos
administraciones endebles, Graciela de Reyes Retana --ex directora del Museo Nacional
de San Carlos- fue nombrada por el gobierno para encabezar el MUNAL. " 4 El énfasis
en la historia revisionista progresó sin tropiezos en los noventa , empezando con la
revolucionaria Modernidad y modernización en el arte mexicano, 1920-1960 (1991),
a la que siguió una novedosa serie de exposiciones monográficas y temáticas casi sin
precedentes en la historia de los museos de arte mexicanos, acompañadas todas por
catálogos académicos de un refinamiento y una relevancia cada vez mayores.' 5 En 2000
un exhaustivo proyecto de renovación y restauración amplió el museo, modernizó
sus instalaciones e incluyó una tercera reinstalación de la colección permanente, Arte
en México 1550-1954, asignada de nuevo a un equipo de curadores invitados que
-ha y que admitirlo- eran realmente insiders del MUNAL, ya que habían participado
en varios pro yectos anteriores del museo. 16 Este extraordinario periodo culminó con
una serie de cuatro exposiciones que abarcaba casi toda la historia del arte mexicano,
de la Conquista a 1960, titulada Los pinceles de la historia (1999-2004).
Estos triunfos académicos acentuaron el énfasis institucional del MUNAL en el 12 En sus comentarios a una versión previa de este
arte anterior a 1960 producido en México, aunque durante los últimos diez años ensayo, Karen Cordero me hizo recordar que en los años
estos límites han empezado a borrarse, sobre todo al cabo de la reapertura del museo ochenta hubo un cambio de énfasisen la manera
de entender la historia del arte en México . El formalismo
en 2000. De hecho ha habido varias incursiones del arte tanto internacional como y el esteticismode una primera generación de
posterior a 1960 en el otrora restringido espacio del MUNAL. Un plan de exposiciones historiadores (Justino Fernández , Manuel Toussaint)
fueron mat izados por la histor ia socia l del arte, que
temporales de obras no mex icanas, iniciado bajo la dirección de Roxana Velásquez implicó un mayor énfasisen el contextohistórico y una
(200 4-200 7) y hoy parte segura de la programación del museo, levantó polémica entre crítica necesaria de ciertos prejuiciosnacionalistas.
13 Una serie de folletos ilustrados, que siguen el
los historiadores de arte que se sentían incómodos ante cualquier disolución del anti- guión de la instalación , se publicaron juntos en Salas
guo mandato, pero las prote stas se acallaron y el público al parecer aceptó el cambio. de la colección permanente . Siglos XVII al XX (México,
Museo Nacional de Arte , 1989). La tercera y más
Algunas de estas muestras entrelazaron objetos nacionales y extranjeros: El espejo reciente instalación,realizada en 2000, se comenta
simbolista (2004) comparó el simbolismo europeo con sus secuelas en México, mien- a continuación .
" Graciela de Reyes Retana (ahora de la Torre)
tras que una más reciente, La carne y el color (2008) , confrontó -aunque de forma fue la primera persona nombrada para la dirección
tras el establecimiento del Consejo Nacional
para la Cultu ra y las Artes (Conaculta ) en 1988.
Se quedó como directora hasta 2004.
15 La crecienteprofesionalización de la disciplina
y el papel cada vez más importante del patroc inio
privado son evidentesen el dramático incremento
tanto en tamaño como en calidad de los catálogos
de exposicionesen México en los años noventa.
Este modelo fue instaurado por el Centro Cultural( Arte
Contemporáneo en los ochenta; para 1993,
sin embargo, gracias a la publicaciónde un premiado
catálogo en dos tomos sobre la obra de José María
Velasco, el MUNAL había tomado la delantera.
16 El equipo curatorialincluía a Rogelio Ruiz Gomar
En este contexto las exposiciones temporales, los materiales didácticos y las nuevas
confrontaciones --como la actual exploración de cómo la vida cotidiana se refleja en
dos colecciones tan distintas- son vehículos esenciales para animar el discurso y
hacer de los "especímenes" históricos -desde la pintura devocional jesuita barroca
hasta las escenas de género de un academicismo melodramático- algo profundamente
relevante y novedoso, en especial para los públicos menos interesados en las preguntas
atendidas por la "historia del arte" clásica que en temas y narraciones más urgentes y
personales. Sin este rejuvenecimiento de los iconos nacionales seguiremos revisitando
la misma historia insigne una y otra vez, sin llegar realmente a ningún lado.
"La invención de lo cotidiano " confronta lo viejo y lo nuevo, renovando el pasado
e historiando el presente. La exposición ha sido diseñada para que nos preguntemos
no sólo cómo la vida cotidiana se representa en el arte, sino cómo esa misma vida se
transforma merced a la imaginación artística. No obstante, más allá de esta explíci-
ta noción curatorial, la frase nos recuerda también que la experiencia cotidiana de
recorrer un típico museo de arte es asimismo una invención que sigue un guión minu-
cioso y está regulada por ciertas normas de conducta, sean prohibiciones categóricas
-no tocar, no usar teléfonos celulare s- o corteses instrucciones para leer las cédulas
y seguir un recorrido fijo. Aquella experiencia se tiene que reinventar constantemente;
de lo contrario se vuelve invisible debido a su exceso de familiaridad y problemática
por el énfasis en un solo canon de obras maestras . Porque si en algún tiempo el museo
de arte fue ideado como un templo aislado de la "realidad", ahora sabemos que la
experiencia cotidiana de visitar un recinto como el MUNAL es producto de esa reali-
dad, moldeada por las tensiones entre el control autoritario y la libertad democrática,
entre el sector público y privado, entre el trabajo y la administración, entre el deseo de
divertirse y la búsqueda de la confrontación, entre los sueños y la vida cotidiana: las
mismas tensiones que enfrentamos a diario, de hecho, en el hogar y en la calle.