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INTRODUCCIÓN A LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA

Tema 2: La espiritualidad, elementos fundamentales


Código del Curso: esp_01
Profesor: Fray Randall Flores, ocd
Email: vidastj@gmail.com

I. El espíritu humano
Es hora de entrar en lo específico de nuestro curso, para empezar, ampliaremos el tema del
espíritu humano. Ya hemos hablado en el tema A1 de las dimensiones humanas y presentamos la
dimensión espiritual como elemento universal, todos los seres humanos vivimos nuestra dimensión
espiritual, somos seres espirituales. Para recordar lo dicho, quiero presentar lo que escribió el
Cardenal Martini en su Diccionario Espiritual:
«En principio, podemos entender por “espíritu” la superación humana, el deseo de
autenticidad, ese algo que hay dentro de mí, que me empuja a ir más allá. Una vida según el
Espíritu es, por tanto, una vida que obedece, según los casos, al impulso de la observación, de
querer comprender, de dejar espacio a la imaginación, a la inteligencia, a la creatividad, a la
inquietud, a la superación moral, a la pasión política, artística, amorosa, al arrebato místico»1.
Martini nos presenta todo aquello que corresponde a nuestra “vida según el espíritu”, que
trasciende lo puramente instintivo y nos empuja a la búsqueda de la verdad, la belleza, el bien, a
través de la inteligencia, la creatividad, la imaginación, el arte, la política, el amor, el encuentro
amoroso con Dios.
Dicho esto, podemos decir que la espiritualidad es algo propio del ser humano, es lo que lo hace
desarrollarse. Podríamos incluso ir más allá de lo dicho en el primer tema y decir que la
espiritualidad no es una dimensión del ser humano, va más allá, el ser humano es espiritual pues él
trasciende su realidad y la desarrolla. Veamos aquí cuatro espacios de trascendencia:
1. El espacio contemplativo estético:
• Es la capacidad de contemplar la belleza en el arte, en la naturaleza, en las
demás personas. El ser humano busca la belleza, la contempla y esto le llena.
• También creamos belleza, hacemos arte o transformamos los espacios, los
hacemos bellos, así como un jardín, una sala, etc. No vemos el espacio como un
simple lugar, no vemos un cuadro como un simple pedazo de papel, vemos más
allá, contemplamos, nos admiramos, nos sentimos llenos.
• Hacemos viajes con el objetivo de contemplar la belleza, sea el mar, la montaña,
la obra de arte, etc.

1
MARTINI Carlo Maria, Diccionario Espiritual, PPC Editorial, Madrid 1997, página 72

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• En fin, queremos admirar la belleza, esto nos llena, nos hace trascender.
2. Espacio ético:
• Es la capacidad de buscar el bien, los valores universales de justicia, paz, etc.
• El ser humano es capaz de descubrir estos valores y luchar por ellos, aunque le
quieran engañar, o esté condicionado, el ser humano es capaz de trascender y
descubrir la verdad, quiere saber qué es bueno y qué es malo, evitando aquello
que le daña.
• Somos capaces, incluso, de optar por el bien en una atmósfera negativa y
contraria, trascendiendo la presión social, los condicionamientos o la violencia,
optando por aquello que sabe que es correcto.
3. Espacio interrelacionar:
• Es el espacio del encuentro con los demás, del amor, la amistad.
• Aquí el ser humano descubre cómo puede darse amorosamente a los demás,
experimenta el amor dado y recibido, y esto le llena.
• El donarse a sí mismo en el amor le lleva a trascenderse, a negarse a sí mismo
con el fin de donarse a los demás, como una madre que ofrece el único pan que
tiene a sus hijos, aunque ella se quede con hambre.
• El amor le lleva también a perdonar, a superar las dificultades con el fin de salvar
la unidad, la relación.
• Las personas pueden llegar a una gran profundidad en el conocimiento mutuo
y el amor. Con los años, las personas se pueden llegar a amar sintiendo, incluso,
que sin la otra persona la propia existencia carece de sentido.
4. Espacio interior:
• Es el espacio de la identidad, del encuentro con sí mismo, donde la persona
toma conciencia de su yo, de su intimidad, de sus emociones, sentimientos,
motivaciones, etc.
• Es también el espacio del encuentro con el Otro, con Dios mismo, quien le
habita, quien está también presente en el interior.
• Es el espacio de donde brota todo: el amor, la admiración, las motivaciones, la
ética, etc. Desde el interior contemplo, amo. Desde el interior tengo un dialogo
conmigo mismo, con los demás, con Dios.
• El espacio interior es el espacio espiritual menos fomentado. En Estepre Virtual
hablaremos mucho de este espacio, aprenderemos a cultivarlo, aprenderemos
a relacionarnos con Dios, con los demás y con nosotros mismos.
Resulta claro ahora que la “vida según el espíritu” es algo común a todos los seres humanos.
Aunque nos pueda sorprender, hoy también se habla de espiritualidad sin Dios, hay ateos que
defienden esta dimensión espiritual en el ser humano aún negando la existencia de Dios:
«Desligada la espiritualidad de la religión y también de Dios, este tipo de espiritualidad es
una espiritualidad laica, en la que no es necesario creer en Dios para asumir valores espirituales,
es decir humanos, que deben guiar a los hombres a una vida más plena»2.
Frente al ateísmo, al agnosticismo y la indiferencia religiosa, el cristiano está llamado a
reconocer, en un primer momento, la espiritualidad humana universal, para luego conocer y vivir
el concreto de la espiritualidad cristiana desde la propia interioridad, siendo él mismo testigo de
la vida según el espíritu del Dios de Jesucristo.

2
POLO Teodoro, Espiritualidad sin Dios, Revista de Espiritualidad 72, 2013, página 420

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II. Necesidad actual de la experiencia espiritual
Aunque el ateísmo y el agnosticismo se hicieron muy populares en los siglos precedentes, desde
hace varias décadas los estudiosos evidencian un creciente interés por la espiritualidad. Esto se
explica por la “condición supracreatural” que presentamos en el tema 1B, es decir, la espiritualidad
brota de la misma naturaleza humana:
«El renovado interés espiritual de nuestra época brota de profundas exigencias de
autenticidad, de dimensión religiosa, de interioridad y de libertad, que no satisface la sociedad
consumista. La civilización industrial no ha cumplido sus promesas: en lugar de ofrecer un mundo
a la medida del hombre, en el cual se pudiera habitar y convivir buscando el bien común, nos ha
traído, entre otras cosas, el criterio de la productividad como parámetro de valor, la masificación
y la manipulación de las personas, una angustiosa incomunicabilidad, un futuro amenazante, la
atrofia de los sentimientos y la polución ecológica»3.
Sin embargo, este interés por la espiritualidad no siempre se convierte en una vuelta a la fe
católica, lastimosamente muchas personas han optado por otras espiritualidades no cristianas, por
el ocultismo o por la meditación oriental. Nuestro deber será conocer la espiritualidad cristiana para
vivirla mejor, y así ser testigos y promotores de la vida interior.
Para ser verdaderos promotores de la vida interior debemos primero vivir la experiencia
continua del encuentro con Dios, conocerle y amarle a partir del encuentro con Él. De hecho, todos
tenemos ese deseo de experimentar, de vivir en carne propia el encuentro con Dios. El problema
que comúnmente afrontamos es que no sabemos cómo, conocemos algunas oraciones, tenemos
algunas costumbres, pero muchas veces descubrimos que nos faltan herramientas para crecer
espiritualmente. En Estepre Virtual nos interesa la experiencia, el encuentro con Dios, por eso
estudiaremos la doctrina de los maestros de la vida interior, los místicos carmelitas, ellos serán
nuestros compañeros, guías cualificados, a quienes la Iglesia presenta como maestros por su
experiencia y su doctrina.
III. La espiritualidad desde la fe
Es el momento de aclarar lo que entendemos por espiritualidad. Hasta ahora hemos visto cómo
el ser humano es espiritual, aún no hemos visto la espiritualidad vivida desde la óptica de la fe. Las
religiones tienen una espiritualidad, es decir, cada religión propone unas ideas referentes a la vida
espiritual, a la manera de desarrollar esta dimensión espiritual en torno a la fe que profesan. Es
importante aclarar que la dimensión espiritual, común a todos los seres humanos, se desarrolla más
o menos según la espiritualidad de la fe que se profesa, no son todas iguales.
En general, toda espiritualidad presenta tres características: un camino personal hacia el
interior, hacia lo trascendente y hacia los otros4.
La espiritualidad es camino hacia lo interior, la interioridad es el elemento fundamental de la
misma, no hay espiritualidad verdadera que no nazca y se viva desde el interior, desde el corazón.
Desde esta interioridad el ser humano hace camino hacia el Trascendente, hacia la salvación que
está fuera de sí mismo. Por último, la espiritualidad es también camino hacia los demás, hacia el
otro.

3
“Espiritualidad contemporánea” en Nuevo diccionario de espiritualidad, S. de Fiores, T Goffi, Augusto Gerra
(Dir), Ediciones paulinas, 1991, Madrid, página 618.
4
GAMARRA Saturdino, Teología Espiritual, Serie Sapientia Fidei, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid
1994, página 33.

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IV. La espiritualidad cristiana
Hemos visto los elementos generales de la espiritualidad, ahora entramos al tema que nos
interesa: ¿qué es la espiritualidad cristiana? Dejo aquí tres definiciones que cita S. Gamarra5:
«La espiritualidad cristiana es la modalidad, llevada a cabo por el Espíritu, de la existencia
de fe en su totalidad, modalidad en la que la vida del espíritu de Cristo se forma y se desarrolla
en nosotros en una concreción condicionada históricamente» B. Fraling.
«La espiritualidad, en el fondo, no es más que la estructuración de una persona adulta en
la fe, según su propia inteligencia, su vocación y sus carismas por un lado, y las leyes del universal
misterio cristiano por otro» A. M. Besnard.
«La existencia del cristiano en cuanto dada por el Espíritu de Dios y desarrollada, a partir
de su acogida, en la multiplicidad de la vida» A. Rotzetter.
En estas definiciones se nos subrayan los siguientes elementos:
❖ Modalidad de la existencia de fe: la espiritualidad cristiana es la forma concreta de
vivir el camino de encuentro con Dios según nuestra fe. Las otras religiones tienen
su propia espiritualidad, su propia forma de vivir la fe en relación con el
trascendente. En el cristianismo hay una modalidad concreta: la fe vivida en el día
a día con un dinamismo interior que es animado por Otro, el Espíritu.
❖ Llevada a cabo por el Espíritu: Este Espíritu no es más que la tercera persona de la
Trinidad, para el cristianismo Él es el autor6, el constructor de la interioridad, es
decir, que el cristiano no está llamado a construirse sino a dejarse construir por el
mismo Dios que le habita. Aquí entramos en el tema de la gracia, para el cristiano
todo es gracia: ser creado por Dios Padre, redimido por Cristo y santificado por el
Espíritu Santo.
❖ El Espíritu de Cristo: Aquí se nos subraya que el Espíritu que guio a Jesús en su vida
terrena es el mismo que nos guía a nosotros, no es distinto.
❖ En el propio: de la inteligencia, vocación, carisma. El camino espiritual desde el
cristianismo no anula al individuo, al contrario, el Espíritu Santo construye desde el
propio de cada uno.
❖ Desarrollo: Aparece también la palabra “estructuración”. Se hace énfasis en la
dinamicidad de la vida espiritual, en el camino espiritual. El cristiano no está hecho,
debe caminar, debe moldearse, transformarse, a través del mismo Espíritu Santo,
por tanto hay un crecimiento.
❖ Persona adulta en la fe: Es el fin de la espiritualidad cristiana, llegar a la adultez en
la fe, a la madurez7.

5
Ibid. 4, página 37.
6
Karl Rahner define la espiritualidad simplemente como «vida a partir del Espíritu».
7
San Pablo dice: «El mismo «dio» a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros,
pastores y maestros, para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para
edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del
Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo».

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V. El Espíritu, autor de la vida

Decimos que “espiritualidad es vida según el Espíritu”. Por tanto, es importante entrar
brevemente en el tema del Espíritu Santo, quien es y cómo es que anima nuestra vida espiritual.

En el Génesis encontramos el fundamento de la dimensión espiritual en el ser humano, el


Espíritu vivificante que recibe:

«Entonces el Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz aliento de
vida, y el hombre se convirtió en ser vivo». Gn 2,7
El soplo de Dios es la fuerza vital que recibe el ser humano de parte de Dios, lo que lo convierte
en un ser vivo. El texto nos hace pensar en un ser inerte que es animado por el soplo del mismo
Dios, ¡hemos recibido la vida de parte del mismo Dios!
El soplo le da la vida. La vida, según el pensamiento semítico, es situación de bienestar, y no
solamente movimiento, realidad dinámica del ser, como pensaron los griegos y podríamos pensar
nosotros. Dios sopló la vida, sopló el bienestar, es decir, sopló al ser humano la capacidad de sentir,
gozar, anhelar, vivir con los demás; nos hizo tal y como somos, con las dimensiones que ya hemos
estudiado.
El soplo de Dios, la vida que ha dado al ser humano, es a todo de él, no a una parte. Un error
común que cometemos en la vida espiritual es pensar que ésta es distinta a nuestra “vida diaria” o
incluso de nuestra “vida laboral”. El soplo de Dios, la vida que Dios despierta en el ser humano, es
integral, a la persona completa, en todos sus ámbitos.
Dios sopla su aliento de vida, sopla su Espíritu. Para la doctrina cristiana, el Espíritu tiene un
carácter personal, es la tercera persona de la Trinidad8. Para el cristianismo la creación es un acto
Trinitario, por lo que podemos decir que es el Espíritu Santo quien dio la vida en la creación, quien
habló por los profetas y quien actúa en los corazones “vivificando”, dando vida.
En nuestro interior, el Espíritu Santo es aquel que nos guía para cumplir la voluntad de Dios,
quien nos ilumina para que podamos responder según el designio de Dios, que es la santidad y el
amor. Como decíamos anteriormente, es Él el autor de la santidad.
El Espíritu interviene en cada corazón que se abre a Él, su objetivo es introducirnos en la vida de
Cristo, hacernos semejantes a Él. La Palabra de Dios dada por nuestro Señor Jesucristo es traída a la
memoria por el Espíritu, quien mueve los corazones y las mentes.

Diremos muchas cosas más sobre el Espíritu Santo en el tema 4, cuando estudiemos con mayor
detalle la acción del Espíritu Santo en nuestro camino espiritual.

VI. La Teología Espiritual


En este tema hemos estudiado la espiritualidad como elemento humano constitutivo (I y II), la
espiritualidad vivida desde la fe (III), lo específico de la espiritualidad cristiana (IV) y el autor que
dinamiza el interior del cristiano que es el Espíritu Santo (V). Ahora nos puede venir la pregunta,
¿hay alguna ciencia teológica que estudie esa “experiencia de vida en el Espíritu” que vive el
cristiano? Sí, es la Teología Espiritual. El famoso teólogo Charles André Bernard la define así:

8
Decimos en el credo: «Creo en el Espíritu Santo, señor y dador de vida».

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«La Teología Espiritual es una disciplina teológica que, basándose en los principios de la
revelación, estudia la experiencia espiritual cristiana, describe su desarrollo progresivo y
expone sus estructuras y sus leyes»9
Es decir, mi vida espiritual, la dinámica espiritual que tengo, mi experiencia de Dios, es objeto
de estudio por la teología, y a esa rama teológica se le llama Teología Espiritual.
Como ciencia teológica, la Teología Espiritual estudia todo lo concerniente a la experiencia
espiritual. Sabemos que toda experiencia es personal, hay personas que tienen una intensa vida
espiritual, incluso con gracias sobrenaturales. La teología espiritual ayuda a confrontar esa
experiencia, logrando entenderla mejor, para que la persona sepa hacer un correcto discernimiento
y pueda seguirse desarrollando, creciendo en esa experiencia de Dios, hasta la santidad. Por tanto,
en la experiencia de Dios hay una dinámica y la Teología Espiritual nos ayuda a conocerla y valorarla
correctamente, de tal forma que podamos crecer espiritualmente.
Veremos cómo la Teología Espiritual nos dará muchos elementos generales que necesariamente
tendrán que encajar en el particular de la experiencia, de tal forma que pueda llamarse cristiana.
Como ejemplo, las características que siguen, son principios generales propios de una auténtica
experiencia cristiana de Dios.
VII. Características de la espiritualidad cristiana
Saturdino Gamarra presenta algunas características de la espiritualidad cristiana:
❖ Integradora de la persona: Hemos estudiado un poco los elementos antropológicos
de la filosofía y de la fe cristiana10. Ahora que los conocemos, entendemos que la
espiritualidad no puede contradecirlos sino integrarlos, en caso contrario sería una
espiritualidad que atenta contra la misma persona.
❖ Que sea experiencia personal de fe: la espiritualidad cristiana debe ser,
necesariamente, experiencia personal de encuentro con Dios, con el misterio de
Dios, experiencia mística. Debemos superar muchas formas falsas de espiritualidad
para entrar en la de “fe como experiencia personal”, como encuentro con Dios.
❖ Vivida en el Espíritu: Como hemos visto, es el Espíritu quien anima la vida cristiana.
Ampliaremos mucho más esta característica en el tema 4.
❖ Que se desarrolla contando con la vida y con el mundo: el cristiano vive el
encuentro con Dios sin rechazar el mundo, sin sentirse separado de la realidad
concreta del día a día11.
❖ Gratificante y gozosa: la vida espiritual, el encuentro con Dios trae,
necesariamente, gozo y realización en la persona. Dios es quien da sentido a la vida.
❖ De diálogo y, al mismo tiempo, definida: la espiritualidad no debe temer el diálogo
con el mundo moderno, con las ideas distintas, la Iglesia está abierta al diálogo. A
través del diálogo, el cristiano aprende a escuchar, y con su testimonio y palabra
muestra al mundo la profundidad de la fe vivida. Al mismo tiempo, la espiritualidad

9
BERNARD Charles André, Teologia Spirituale, San Paolo Editrice, Milano 20026, traducción propia, p. 73.
10
Cuando estudiemos en Estepre Virtual a los místicos de siglo XVI (Teresa de Jesús y Juan de la Cruz)
descubriremos cómo los integraban, cómo los vivían; ellos lograron superar las barreras de su tiempo e
integraron los elementos antropológicos mucho antes que fueran propuestos tal y como lo hacemos hoy.
11
Santa Teresa escribe: «Pues ¡ea, hijas mías!, no haya desconsuelo cuando la obediencia os trajere empleadas
en cosas exteriores; entended que si es en la cocina, entre los pucheros anda el Señor ayudándoos en lo
interior y exterior». Santa Teresa de Jesús, Libro de las Fundaciones 5, 8.

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es definida, no es ambigua. Definida no significa inmutable, la espiritualidad
evoluciona, se adapta a cada época, pero de forma definida.
❖ Profundamente realista: Lo abstracto, lo fuera de la realidad no entra dentro de la
espiritualidad. El cristiano no puede vivir en el abstracto, en la idea, sin caer en el
concreto de su realidad presente. Hay muchos cristianos que viven su fe con
disciplina (en cuanto que rezan, van a misa, etc), pero les cuesta caer en la realidad,
en su vida concreta, separan la fe de su vida concreta. Ser espiritual no significa vivir
en otro mundo, el espiritual es alguien que está inmenso en la realidad, la conoce y
trabaja por mejorarla. Lo hace “movido por el Espíritu”, desde esa fuente que es el
interior, la relación con Dios que vive en el interior.
❖ Fraterna y apostólica: La espiritualidad cristiana se vive en comunidad. Además de
la dimensión individual (de encuentro personal con Dios, de experiencia que tiene
el individuo con Dios), está la dimensión fraterna, el seguimiento de Jesús se hace
en comunidad.
❖ Eclesial: Dentro de la fraternidad está el elemento eclesial, la espiritualidad se vive
en comunión eclesial, dentro de la Iglesia, junto con mis hermanos del mundo
entero, unidos por la misma fe que profesamos.
❖ Profundamente afectiva: la espiritualidad cristiana no es fría. La experiencia de Dios
no es un simple dato mental, no es una idea. Del mismo modo como
experimentamos los afectos cuando nos relacionamos con los demás, así con Dios.
Veremos cómo los místicos, maestros del interior, dan testimonio de la intensidad
del amor que viven en su encuentro con Dios.
❖ Que entraña la relación con Dios Trino: la espiritualidad cristiana es experiencia de
Dios Trino, contemplación de las Personas divinas.
❖ Pascual, que afronte la cruz: la espiritualidad cristiana es seguimiento de Cristo, por
tanto, es también pasar por la pascua, desde la cruz hasta la resurrección. Por un
lado, el cristiano celebra la pascual del Señor en la Eucaristía, por otro lado, vive él
mismo una pascua, un camino hacia la pascua definitiva.

VIII. Fuentes de la espiritualidad cristiana


Las fuentes de la espiritualidad cristiana son fundamentales, tanto para la Teología Espiritual
como para la vida concreta que intentamos llevar como personas guiadas por el Espíritu del Señor.
El Padre Federico Ruiz12 las cataloga en cuatro sectores:
1. La Sagrada Escritura:
a. Es una inagotable fuente de vida espiritual. Todas las etapas de la vida espiritual
son iluminadas por la Palabra, es el más importante tratado de espiritualidad.
b. La palabra de Dios ilumina los corazones, da luz en el caminar. El orante
descubre cómo su propia vida tiene una nueva luz gracias a la palabra recibida,
Jesús abre el entendimiento de los que se acercan con humildad, así como hizo
con sus discípulos: «Les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras»
(Lc 24,45)
c. Dios mismo se revela en la Palabra, su persona, su actuar misericordioso. Sus
gestos y palabras en Jesucristo le revelan como Dios amor.

12
RUIZ Federico, Espiritualidad Sistemática, Instituto de Espiritualidad a distancia, editorial Raxant, Madrid
1984, páginas 31-36.

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d. El orante también descubre en la palabra la experiencia espiritual vivida por
tantos personajes bíblicos, al hacerlo ve reflejada su propia vida, su propio
camino.
e. A través de la Lectio Divina o lectura orante de la Palabra, el creyente logra
llegar a una intimidad con la Palabra, a la una profundidad e inteligencia mayor
y mejor del mensaje.
2. La Teología
a. La teología, en sus distintas ramas, alimenta la Teología Espiritual, y, en
concreto, el cristiano en camino.
b. Una determinada verdad dogmática se queda como idea si no genera una
espiritualidad afín, una forma concreta de vivirla desde la experiencia orante
que comunica el Espíritu.
c. La Teología Espiritual y el camino de cada cristiano no deben estar
desvinculados de los planteamientos teológicos.
d. Los teólogos, por otro lado, no son simples “pensantes”, “ideólogos”, sino que
están llamados, ellos mismos, a ser hombres y mujeres de fe y profundidad
espiritual.
3. Fuentes espirituales:
a. Historia de la espiritualidad. La Iglesia tiene un rico patrimonio de santidad
desde sus orígenes. Miles de santos, de movimientos religiosos, de expresiones
de fe cristiana en todos los tiempos de la historia. Todo esto es un patrimonio.
b. Experiencias personales. Tenemos un gran patrimonio de cartas, libros,
autobiografías, de todos los tiempos, escritos de gran valor para la vida
espiritual.
c. Experiencias elaboradas. En la Iglesia tenemos los llamados “maestros del
espíritu”, los grandes santos que han transmitido su experiencia de una forma
más sistemática y pedagógica, de tal forma que también nosotros podamos
hacer el mismo camino. Es el caso de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la
Cruz, santos que estudiaremos en Estepre Virtual.
d. Exposiciones doctrinales. Son los distintos autores que han intentado hacer una
síntesis sobre la vida espiritual, sin hablar necesariamente de su propia
experiencia. Son los estudiosos del camino espiritual.
4. Auxiliares:
a. El arte: la arquitectura, pintura, música; todas estas son expresión de la vida
interior. Basta ir a una bella Iglesia para sentir el deseo de orar, o escuchar un
canto para dirigirnos a Dios.
b. Psicología: la psicología es una ciencia auxiliar importante para la teología
espiritual y para el propio cristiano en camino. El conocimiento propio, así como
los procesos psicológicos ayudan mucho en el itinerario orante de la persona.
Como ejemplo: una persona que tiene depresión, ¿qué tipo de oración puede
hacer? Evidentemente, lo primero que necesita es atención profesional; desde
la espiritualidad Santa Teresa le recomendaría orar en el campo, en los jardines,
orar ocupándose, de tal forma que en la ocupación su mente se distraiga y no
se encierre en sí misma.
c. Sociología: hay una estrecha relación entre las condiciones sociales y las
expresiones religiosas. Comprendiendo un poco la situación social, los pastores
pueden ayudar mejor a las personas, de tal forma que lo puedan integrar en su
vida interior.

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IX. Espiritualidades en la Iglesia
El Espíritu Santo siempre actúa en la Iglesia. Si estudiamos la historia encontramos una gran
cantidad de carismas, corrientes, movimientos, estilos de vida; todos estos fueron y siguen siendo
suscitados por el Espíritu para el bien de la Iglesia.
Dentro de toda la gran variedad de carismas que el Espíritu ha suscitado, hay algunos que
sobresalen por su influencia en la historia. Los santos fundadores de las grandes órdenes religiosas
y el carisma de estas, tuvieron una gran influencia, desarrollándose en grandes movimientos
espirituales como una propuesta concreta para vivir la espiritualidad cristiana. Hablamos
especialmente de los Benedictinos, Franciscanos, Dominicos, Carmelitas y Jesuitas. Hoy se habla de
las grandes escuelas de espiritualidad, son esas corrientes importantes que han dejado huella en el
pueblo de Dios en distintos momentos de la historia, su forma concreta de vivir desde el Espíritu
suscitó un verdadero movimiento espiritual aún vigente.
Por su importancia e influencia, a estas escuelas también se llama “espiritualidad”, haciendo
alusión a ese estilo de vida particular dentro de la Iglesia. Por tanto, se habla de espiritualidad
benedictina, espiritualidad dominicana, espiritualidad carmelita, espiritualidad franciscana y
espiritualidad ignaciana. Estas espiritualidades son cristianas, se integran dentro de la espiritualidad
cristiana, y lo hacen desde lo específico del carisma de cada una.
Hoy es común encontrar movimientos y congregaciones religiosas que se inspiran en
determinada escuela de espiritualidad. De hecho, muchas congregaciones modernas tienen como
padres espirituales a maestros de estas grandes escuelas, por ejemplo Santa Teresa de Jesús quien
es madre espiritual y patrona de muchas congregaciones. Ocurre algo similar con San Francisco de
Asís y otros santos.
Con los movimientos modernos ocurre algo similar. Por ejemplo, el movimiento de los Focolares
tiene un carisma, que es la unidad, ellos promueven la dimensión comunitaria, el diálogo, el
encuentro amoroso. Se inspiran en un texto del evangelio: “que todos sean una cosa sola” (Jn. 17,
21). Este movimiento, con ese estilo particular de vida, con esos valores concretos, vive la
espiritualidad cristiana en lo específico de estos valores que les caracterizan. Así todos los demás
movimientos dentro de la Iglesia.
Por otro lado, también podemos hablar de espiritualidad en las distintas vocaciones:
espiritualidad laical, espiritualidad sacerdotal, etc. Aquí se hace referencia a la forma concreta de
vivir la espiritualidad cristiana desde la vocación específica.
Por tanto, en el ámbito de la espiritualidad existe una gran variedad de estilos de vida,
carismas, acentuaciones, todas enriquecen a la Iglesia y todas están dentro de la “espiritualidad
cristiana”. Los cristianos vivimos la espiritualidad cristiana desde ese carisma particular o desde esa
vocación particular. Por ejemplo, una monja vive su consagración desde la espiritualidad de la orden
a la que pertenece y desde la propia espiritualidad monacal, su vida en el espíritu se enriquece desde
los elementos propios del carisma y desde el estilo de vida monacal; de igual manera una pareja de
esposos, ellos están llamados a vivir su vida espiritual desde la llamada “espiritualidad matrimonial”
y también desde la espiritualidad propia del movimiento/grupo de la Iglesia al que pertenecen.

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X. ¿Cuál es la importancia de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz para la espiritualidad?

Nos puede venir a la mente una última pregunta, ¿por qué en Estepre Virtual nos concentramos
en el estudio de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz si en la Iglesia hay tantas escuelas de
espiritualidad? El patrimonio que Teresa de Jesús y Juan de la Cruz han dejado a la Iglesia es de
incalculable valor, ellos son maestros del espíritu, de la vida interior, de la experiencia de Dios. En
muchos santos podemos encontrar obras escritas de gran valor espiritual, exhortaciones, mensajes
que llenan el alma. En Teresa y Juan encontramos todo un itinerario de vida interior, una propuesta
para adentrarnos en nuestra propia experiencia orante, ellos son maestros calificados que saben
guiar a las almas por el camino de la santidad, son maestros de la vida interior.

Benedicto XVI calificó a Santa Teresa de Jesús como «una santa que representa una de las cimas
de la espiritualidad cristiana de todos los tiempos… es verdadera maestra de vida cristiana.»13
Juan Pablo II por su parte afirmó que «es necesario que el rico patrimonio dejado por Teresa de Jesús
sea meditado a fondo e inspire una profunda renovación en la experiencia interior del pueblo, para
que se revitalice toda la vida eclesial»14. Por su parte, Pablo VI afirmó:

«Ella tuvo el privilegio y el mérito de conocer estos secretos por vía de la experiencia, vivida
en la santidad de una vida consagrada a la contemplación y, al mismo tiempo, comprometida
en la acción, por vía de experiencia simultáneamente sufrida y gozada en la efusión de carismas
espirituales extraordinarios. Santa Teresa ha sido capaz de contarnos estos secretos, hasta el
punto de que se la considera como uno de los supremos maestros de la vida espiritual. No en
vano la estatua de la fundadora Teresa colocada en esta basílica (San Pedro, Roma) lleva la
inscripción que tan bien define a la Santa: Mater spiritualium. Todos reconocían, podemos decir
que con unánime consentimiento, esta prerrogativa de Santa Teresa de ser madre y maestra de
las personas espirituales»15.

San Juan de la Cruz, por su parte, es conocido como doctor místico. Su doctrina es considerada
«un camino seguro para alcanzar la santidad, el estado de perfección al cual Dios nos llama a
todos»16. Juan Pablo II afirma que Juan de la Cruz es reconocido en la Iglesia y en el mundo de la
cultura: «como literato y poeta de la lengua castellana, como artista y humanista, como hombre de
profundas experiencias místicas, teólogo y exégeta espiritual, maestro de espíritus y director de
conciencias»17.
En este camino que recién comenzamos en Estepre Virtual nos acompañarán estos dos maestros
de la vida interior, sus enseñanzas nos ayudarán a entrar en la profundidad de nuestra fe, así se
cumplirá el deseo de San Pablo:
«Por eso doblo mis rodillas ante el Padre para que les conceda ser fortalecidos por la acción
de su Espíritu en el hombre interior. Que Cristo habite por la fe en sus corazones: que vivan
arraigados y fundamentados en el amor. Así podrán comprender, con todos los santos, cuál es
la anchura, la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo, un amor que supera todo
conocimiento, de esa manera los desbordará la plenitud misma de Dios». Efesios 3

13
Benedicto XVI, audiencia general 2 de febrero 2011.
14
Juan Pablo II, discurso en Ávila, 8 de octubre de 1981.
15
Pablo VI, proclamación de Santa Teresa de Jesús como doctora de la Iglesia, 27 de septiembre de 1970.
16
Benedicto XVI, audiencia general 16 de febrero 2011.
17
Juan Pablo II, Carta Apostólica Maestro en la fe, 14 de diciembre 1990.

Introducción a la Espiritualidad Cristiana - https://esteprevirtual.ocdcentroamerica.org/moodle30

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