Después de analizar todo el material podemos decir que la administración es de
vital importancia para una empresa ya que esta es un elemento importante para poder cumplir con los objetivos que nos proponemos tanto como personas como para organismos sociales entonces, se necesita entender los conceptos y el proceso administrativo ya que no es suficiente tener solo el concepto y tal vez no solo entenderlo si no que debemos aplicarlos por medio del proceso administrativo. Hay que tener en cuenta que La globalización es un proceso continuo y dinámico, que desafía las leyes de los países en su forma de regular el funcionamiento de empresas y el comportamiento económico de los individuos a nivel internacional, también pueden beneficiarse de irregularidades y debilidades que hay en un determinado país y todo esto es de vital importancia para el desarrollo del hombre. El libro, escrito por profesores de la Universidad del Valle, está compuesto por cinco partes: I. Grandes paradigmas en el desarrollo del pensamiento administrativo; II . Administración científica de Taylor; III . Administración industrial y general de Fayol; IV . El ideal tipo de organización burocrática de Max Weber, y V. Elton Mayo, la escuela de las relaciones humanas y los humanismos. En la primera parte se hace un breve resumen de las doctrinas clásicas de administración, las mismas que luego se exponen en el resto del libro con más detalles, y además sintetiza algunos temas como la estrategia, la calidad, y herramientas administrativas populares como benchmarking, reingeniería y outsourcing, a pesar de que estas herramientas no pertenecen al repertorio clásico. Las otras cuatro partes traen la exposición extensa de las biografías y de los enfoques administrativos de los padres de la disciplina administrativa, así como la evidencia de su vigencia en Colombia. La exposición de las doctrinas clásicas agrega poco nuevo a lo que se conoce gracias a Chiavenato (2006), George (2005) y Dávila (2001), porque los autores se limitan a reproducir las doctrinas y algunos comentarios de otros investigadores sobre Taylor, Fayol, Weber y Mayo. Los comentarios tienen el carácter de apuntes de clase porque son difíciles de entender para un lector que está a solas con el texto y no puede formular preguntas aclaratorias al autor. Por ejemplo, en la parte III dedicada a Fayol, los autores reproducen comentarios de Kliksberg sobre Fayol, pero no los reproducen directamente sino citando a Dávila (2001), quien hizo comentarios sobre Kliksberg. Es difícil justificar una presentación tan compleja de unos sencillos comentarios sobre Fayol. A propósito, los autores se equivocan en la fecha de la publicación de Dávila que es 2001 y no 2004 (p. 225). Son más interesantes las secciones sobre la vigencia de Taylor, Fayol y Weber en Colombia. Estas tres secciones tienen diferente nivel analítico. La sección de aplicación de Taylor es poco sofisticada y se limita a ilustrar su doctrina con ejemplos colombianos. La ilustración carece de rigor conceptual, por lo cual los autores con toda seriedad caracterizan como manifestaciones de taylorismo y fordismo ejemplos de la elemental disciplina (pp. 143-144) o capacitación de los empleados (p. 159). La sección de aplicación de Fayol es más atrayente. Si bien los autores caracterizan como manifestación de fayolismo la mera presencia de niveles de mando en una organización o el simple hecho de planificar y controlar, también intentan reflexionar sobre si la mirada de Fayol es útil para entender las organizaciones colombianas modernas. En la parte dedicada a Weber, la evidencia de su vigencia en Colombia se reduce a una colección de datos crudos -por lo visto, recogidos por los autores en las entrevistas-, apenas sistematizadas por temas sin ningún intento de reflexión. A este nivel de profundidad, se pueden encontrar en Colombia las manifestaciones de todas y cada una de las doctrinas administrativas que alguna vez fueron formuladas sobre nuestro planeta. Probablemente, el libro debería tener un subtitulo "Apuntes de clase", para orientar al lector en cuanto a que se trata de un documento no definitivo en proceso de construcción. A pesar de sus debilidades, el libro es interesante porque manifiesta la tendencia a contextualizar la teoría organizacional y aterrizarla sobre la realidad colombiana. La administración es la disciplina científica que tiene por objeto el estudio de las organizaciones, constituyendo una sociotecnología 1 encargada de la planificación, organización, dirección y control de los recursos (humanos, financieros, materiales, tecnológicos, del conocimiento, etc.) de una organización, con el fin de tomar el máximo beneficio posible; este beneficio puede ser social, económico, dependiendo de los fines perseguidos por la organización.
La Administración es el proceso de planificar, organizar, dirigir y controlar el
manejo de los recursos y las actividades de trabajo con el propósito de lograr los objetivos o metas propuestas de la organización de manera eficiente y eficaz. Permite implementar nuevas estrategias para el logro de las metas para tener éxito en la empresa u organización.
Administración moderna de una organización, centrada en la estrategia y enfocada
a las necesidades del cliente. Otras definiciones de Administración (según varios autores) son los siguientes: La administración es una ciencia social compuesta de principios, técnicas y prácticas, cuya aplicación a conjuntos humanos permite establecer sistemas racionales de esfuerzo cooperativo, a través de los cuales se puede alcanzar propósitos comunes que individualmente no es factible lograr. La Administración consiste en lograr un objetivo predeterminado, mediante el esfuerzo ajeno.2 (George R. Terry). La Administración es una ciencia social que persigue la satisfacción de objetivos institucionales por medio de una estructura y a través del esfuerzo humano coordinado. (José A. Fernández Arenas).3 La Administración es el proceso cuyo objeto es la coordinación eficaz y eficiente de los recursos de un grupo social para lograr sus objetivos con la máxima productividad. (Lourdes Münch Galindo y José García Martínez).