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471 YO IDEAL

talmente distinta a la que ocupa en el conflicto defensivo? Deja de ser un polo de este
conflicto. Su catexis narcisista (deseo de dormir) lo ensancha, por así decirlo, hasta las
dimensiones de la escena del sueño, al mismo tiempo que tiende a hacerlo coincidir con el
yo corporal (18).
(e) Para una crítica de las incoherencias e insuficiencias de la teoría usual de las
funciones del yo, remitimos al lector al trabajo de D. Lagache La psychanalyse et la
structure de la personnalité (19).
(0 Véase especialmente la obra de Hartmann, Kris y Loewenstein, y la de D. Rapaport.
(v) Algunos autores, conscientes de esta dificultad, han intentado dotar al yo de una
pulsión específica que comporta sus aparatos, esquemas de ejecución y su propio placer.
Así, I. Hendricks ha descrito un instinct to master (véase: Pulsión de apoderamiento).
(0) Esta nota, como indican los editores de la Standard Edition, no figura en las
ediciones alemanas de El yo y el ello. Aparece en la traducción inglesa de 1927, donde se
precisa que ha merecido la aprobación de Freud (20).
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YO IDEAL

= AL: Idealich. — Fr.: moi ideal. — Ing.: ideal ego. — It.: io idéale. — Por.: ego ideal.
Formación intrapsíquica que algunos autores, diferenciándola del ideal del yo,
definen como un ideal de omnipotencia narcisista forjado sobre el modelo del nar-
cisismo infantil.

Freud creó el término Idealich, que se encuentra en Introducción al narcisismo


(Zur Einführung des Narzissmus, 1914) y en El yo y el ello (Das Ich und das Es,
1923). Pero no se encuentra en él una distinción conceptual entre Idealich (yo
ideal) e Ichideal (ideal del yo).
Siguiendo a Freud, algunos autores han recogido el par formado por estos dos
términos para designar dos formaciones intrapsíquicas distintas.
Especialmente Nunberg hace del yo ideal una formación genéticamente
anterior al superyó: «El yo todavía no organizado, que se siente unido al ello,
corresponde a una condición ideal [...]» (1). En el curso de su desarrollo, el sujeto
dejará tras de sí este ideal narcisista y aspirará a retornar al mismo, lo que ocurre,
sobre todo, aunque no exclusivamente, en las psicosis.
D. Lagache ha subrayado el interés que existe en distinguir el polo de
identificaciones representado por el yo ideal del constituido por el par ideal del yo-
superyó. Según él, se trata de una formación narcisista inconsciente, pero la
concepción de Lagache no coincide con la de Nunberg: «El yo ideal, concebido
como un ideal narcisista de omnipotencia, no se reduce a la unión del yo con el
ello, sino que implica una identificación primaria con otro ser, catectizado con la
omnipotencia, es decir, con la madre» (2a). El yo ideal sirve de soporte a lo que
Lagache ha descrito con el nombre de identificación heroica (identificación con
personajes excepcionales y prestigiosos): «El yo ideal se revela también por la
admiración apasionada hacia grandes personajes de la historia o de la vida
contemporánea, que se caracterizan por su independencia, su orgullo, su
ascendiente. A medida que progresa la cura, se ve al yo ideal
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insinuarse, emerger, como una formación irreductible al Ideal del yo» (2 b). Según
D. Lagache, la formación del yo ideal tiene implicaciones sadomasoquistas,
especialmente la negación del otro correlativa de la afirmación de sí mismo
{véase: Identificación con el agresor). Para J. Lacan, el yo ideal constituye
también una formación esencialmente narcisista, que tiene su origen en la fase del
espejo* y que pertenece al registro de lo imaginario* (3).
Aparte de las divergencias de perspectivas, estos diferentes autores coinciden,
tanto en la afirmación de que interesa especificar, en la teoría psicoanalítica, la
formación inconsciente del yo ideal, como en el hecho de subrayar el carácter
narcisista de esta formación. Por lo demás, se observará que el texto en que Freud
introduce dicho término sitúa, en el origen de la formación de las instancias
ideales de la personalidad, el proceso de idealización, en virtud del cual el sujeto
se propone como fin reconquistar el estado llamado de omnipotencia del nar-
cisismo infantil.

YO-PLACER — YO-REALIDAD
= AL: Lust-Ich - Real-Ich. — Fr.: moi-plaisir - moi-réalité. — Ing.: pleasure-ego - rea-lity-
ego. — It.: io-piacere - io-realtá. — Por.: ego-prazer - ego-realidade.
Términos utilizados por Freud aludiendo a una génesis de la relación del sujeto con
el mundo exterior y del acceso a la realidad. Ambos términos se oponen siempre entre
sí, pero con acepciones demasiado distintas para que se pueda proponer una
definición unívoca de ellos, y con significaciones que se Imbrican demasiado para ser
fijadas en múltiples definiciones.

La oposición entre yo-placer y yo-realidad fue adelantada por Freud


principalmente en: Formulaciones sobre los dos principios del funcionamiento
psíquico (Formulierungen über die zwei Frinzipien des psichis-chen Geschehens,
1911), Las pulsiones y sus destinos (Triebe und Trieb-schicksale, 1915), y La
negación {Die Verneinung, 1925). Señalemos, ante todo, que estos trabajos, que
corresponden a distintos momentos del pensamiento de Freud, muestran, sin
embargo, una continuidad entre sí y no tienen absolutamente en cuenta las
modificaciones aportadas a la definición del yo con motivo del paso de la primera
a la segunda tópica.

1.° En las Formulaciones sobre los dos principios del funcionamiento


psíquico, la oposición entre yo-placer y yo-realidad se pone en relación con la
existente entre principio de placer* y principio de realidad*. Freud utiliza aquí los
términos de Lust-Ich y Real-Ich para designar la evolución de las pulsiones del
yo*. Las pulsiones, que, en un principio, funcionan según el principio de placer,
se someten progresivamente al principio de realidad, pero esta evolución es menos
rápida y menos completa para las pulsiones sexuales, más difíciles de «educar»
que las pulsiones del yo. «Al igual que el yo-plácer no puede hacer otra cosa que
desear, trabajar para conseguir el placer y evitar el displacer, el yo-realidad

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