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La minga en épocas de crisis

IRIS ARNOLD, MA. T. LACONI, MARTA LIÓ, MYRIAM RAPPAPORTT

El verano de 2002 en Argentina comenzó con un clima ardiente y enrarecido; cuatro cambios de
gobernantes, medidas políticas, económicas y sociales que diariamente se iban modificando,
producían y producen en la población un estado de pérdida, incertidumbre y desasosiego. 1
A esto se le sumó el internacionalmente conocido “ corralito financiero”, que por su impacto , fue
uno de nuestros disparadores como grupò de trabajo y estudio. No queríamos que la metáfora
“corralito” impregnara la capacidad individual y grupal de pensar, sentir y producir.
Fue así, que a partir de un trabajo del reconocido escritor argentino Ernesto Sábato, con la
colaboración de un personaje regional, “Doña Jovita”, sobre la solidaridad y “LA MINGA”,2 surgió la
necesidad de compartir nuestra minga, nuestras horas de desvelos, trabajo y el proyecto de
investigación sobre el tema de la “fratría”; porque consideramos que es el subsistema familiar el que
en los momentos de crisis, puede funcionar como pilar y unidad de continuidad en las familias y
también como red de contención en lo social, cuando el individualismo ha dado severas muestras de
su naufragio.
Rastreando bibliografía comprobamos, para nuestra sorpresa, que existía abundante material
teórico sobre el tema, a pesar de la escasa atención que se le otorga a lo fraterno en la clínica.
Nos preguntamos si nuestra herencia psicoanalítica impregnada de una fuerte legalidad
asimétrica ha sido la causante de estos descuidos en la clínica de lo fraterno
Contar con hermanos es sentir la vida emocional poblada con numerosos afectos, incluyendo a
los sobrinos y cuñados. Y en ocasiones de cumpleaños, nacimientos, enfermedades, muertes, vida
escolar, dificultades laborales; sentir otro con quien compartir y la posibilidad de establecer entre
todos vías de cooperación y enlace, dándole un lugar como protagonista a cada uno en algún
momento.
Es el único vínculo que nos acompaña a lo largo de todo el ciclo vital.
Particularidades del subsistema

Acordamos como grupo que en este subsistema se presentan ciertas particularidades.


Lo fraterno no está determinado en exclusividad por el eje paterno-filial, aunque se articule e
interrelacione con él. Tiene una autonomía relativa, no reglada por lo vertical. I. Berenstein,
siguiendo los conceptos de L. Strauss, analiza cuatro vínculos dentro de la estructura familiar
inconsciente:

- Vínculo de alianza.
- Vínculo filial.
- Vínculo fraterno.
- Vínculo avuncular.

El avúnculo sería el representante de las familias de origen en la constitución de una nueva pareja.
Si la mujer de esta relación hubiese sido cedida y el varón renunciado, estaríamos frente a un
avúnculo facilitador y testigo de la alianza. De lo contrario estaríamos ante la imposibilidad de
consolidar dicha alianza, quedando atrapados en el vínculo de sangre y aquellos padres reteniendo
a sus hijos en carácter de baluartes narcisistas.
El vínculo fraterno, además de ser un vínculo de sangre, también se constituye en un vínculo de
alianza, lo que genera un entrecruzamiento singular donde se aúnan dos estructuras diferentes,
dando forma a un nuevo modelo relacional.
Los lazos fraternos se pueden deteriorar si se empuja a un hijo elegido (niño o adolescente) a un
rol cuasi adulto. El hijo quedaría aislado del subsistema fraterno más apropiado, el de los hermanos,
que es el sostén horizontal que lo prepara para las relaciones extrafamiliares. En realidad el hecho
de mantener alejados a los niños de roles cuasi/adultos y de responsabilidades inapropiadas,
reautoriza a los padres y libera a los hijos.
De acuerdo con el número de hermanos , las diferencias de edad, orden de los nacimientos,
gemelidad, hermano enfermo, muerto, de reemplazo, hijo abandonado, único o elegido y el lugar que
otorgan los padres a cada uno en su deseo, será la modalidad vincular que prevalezca entre ellos.
Los hermanos suelen ejercer un efecto fascinador. En algunas ocasiones forman binomios al
estilo de las formaciones dualistas en la estructura familiar.
En numerosas situaciones los miembros de una pareja conflictiva, buscan alianzas con alguno de
sus hijos en contra del otro, provocando la escisión del grupo fraterno.
La relación fraterna tiene un rol importante en la formación del yo. Favorece los procesos de
identificación con un alter-ego, extraño, pero a la vez un doble especular o un semejante. Y también
contribuye a generar un clima de unidad e intimidad familiar.
En la convivencia hay situaciones conflictivas con este intruso que tocan muy de cerca el propio
narcisismo.
Al tratar de entender al otro, el sujeto va creciendo en autoconocimiento. En esta tarea se
desarrollan valores de confianza, lealtad, reciprocidad, confidencialidad, complicidad, apoyo mutuo;
así como valores negativos: mentira, hipocresía, ambigüedad, contradicción, deslealtad, egoísmo,
envidia, celos y rivalidad. Porque en este aprendizaje de la sociabilidad, la confrontación ayuda a
salir de la agrupabilidad masificante y es una escuela preparatoria de los lazos sociales.
De allí que la experiencia de la fraternidad es una vivencia intransferible de la que carece el hijo
único. Y es por eso que al hijo único, oponiendo su ser indiscutible, le cuesta tanto integrarse a los
grupos y realizar el pasaje hacia lo social.
Lauret Assoun expresa: “El pronombre posesivo plural, está en él, subordinado al singular y el
nosotros, no forma parte de su gramática inconsciente. Y a veces toma la forma de una declaración
de guerra, expresándose como una alergia al plural”.
Le es difícil aceptar que le enseñen, en su soledad psíquica en momentos de alegría y dolor, se
convierte en autodidacta y a la vez demanda demasiado de los otros. En su búsqueda privilegiada
de exclusividad, suele ir forjando una vida interior rica, y una necesidad de desdoblarse en otro, que
haría las veces de hermano.
Si los padres de un hijo único, tienen un lugar simbólico para otro en su aparato psíquico, habrá
menos posibilidad de que se constituya el estereotipo de su “majestad el bebé”.
Por otra parte, si pensamos en grupos numerosos de hermanos, se observa desde los padres la
imposibilidad real y/o subjetiva de la atención personalizada a cada hijo y en estos la vivencia real
y/o subjetiva de un “no lugar”, de cierta cuota de indiscriminación y el dolor de saber que no se
constituye en el hijo elegido, expresión de deseo universal.
De allí que su inserción en la vida grupal sea conflictiva, resistiéndose a ser uno más, desde esa
falencia narcisística. Por ello desde una resolución fallida, tiende a formar gemelaridades eróticas o
tanáticas o un yo engrandecido como compensación.
Queremos también destacar la problemática del hijo preferido, que desde otra mirada siente la
concreción de aquella fantasía universal y paradójicamente encuentra un freno a sus potencialidades
vitales y creativas.
Y esta concreción resulta como el dulce y dramático canto de las sirenas, fascinador y a la vez
mortífero; encerrona trágica del destino.
Por eso el hijo elegido suele sentirse invadido por sentimientos de culpa y remordimiento, con el
riesgo de quedar aislado de sus resentidos hermanos.
Assoum plantea la relación fraterna como un drama en tres actos:
Un primer escenario donde surgen los celos hacia el rival, que es vivido como un intruso. La
vivencia es uno o el otro, frente a la mirada de la pareja parental.
La siguiente escena está caracterizada por la seducción y el amor. La vivencia es la ilusión de
totalidad al sentirse inmerso en un grupo de pertenencia especial, un espejo entre pares. Espejo
paradójico que encierra el riesgo de quedar atrapados en un tiempo congelado y tanático, donde
nadie entra y nadie sale. Es que el semejante existe, no se puede evitar su presencia, suele costar
aceptarlo, ya que rompe la ilusión de ser único e irreemplazable.
Finalmente el último acto, en que se despliegan los sentimientos de odio y resentimiento ante la
desilusión que genera el descubrimiento de las diferencias. Si estas emociones no son elaboradas y
procesadas adecuadamente, la fratría corre el peligro de regresar al segundo acto, alejándose la
posibilidad de experimentar la vivencia reparatoria de la reconciliación. Donde el pronombre
posesivo “nuestro”, pasa a ser un nosotros en el que circulan y son reconocidas las individualidades.

¿Desde dónde trabaja el terapeuta con el subsistema fraterno?

Cuando el terapeuta familiar, trabaja con el subsistema fraterno, parte de la tarea consiste en ayudar
a los hijos a asistir a los padres en la labor de recuperar el rol y la diferencia en lo sexual y
generacional, que garantiza el crecimiento y evolución de todo el sistema familiar a lo largo del ciclo
vital.
Otro punto que puede trabajar el terapeuta de familia es el de las rivalidades internas entre
hermanos. Hay dos causas comunes:

1) La intrusión parental en el vínculo de los niños y un tratamiento preferencial de los padres hacia
uno de ellos.
2) También puede atribuirse a la alianza entre padres e hijos, especialmente en momentos de crisis
de la pareja.

En esta era de divorcios y familias ensambladas, los hermanos son “unidades de continuidad
indispensables”, hasta mucho después de que la familia nuclear se reconstruya.
El terapeuta debe estar atento a esta vía de acceso a las neurosis infantiles, las problemáticas
narcisistas, la homosexualidad, bisexualidad, ambivalencia y conflictos de la niñez y adolescencia ,
como otra lectura que amplifica la mirada de la patología desde el eje horizontal.

Lo fraterno en el macrocontexto

¿Qué nos pasó a los argentinos, para arribar a esta situación social masiva, caótica y excluyente?
¿Por qué y cuándo se quebró la trama de contención social?
Según Didier Anzieu “La organización fraternal está minada por el retorno a las rivalidades, por la
supervivencia de amores propios y de deseos de dominación y por la fragilidad de las tendencias
sociales nacidas más tardíamente en el individuo”.
Coincidimos con Anzieu y nos sentimos parte de este todo social desintegrado.
La desocupación avanzó descontroladamente, a partir de la destrucción de las industrias
nacionales, las personas no se siente necesitadas y se inutiliza el potencial que cada uno puede
aportar a la sociedad; la inflación nos provoca cada vez mayor disvalor y sensación de indignidad.
El problema es ético , ya que los grupos de poder se alían en contravenciones destructivas y
excluyentes para la mayoría. Primero fue el canje de deuda por empresas públicas, ahora se
pretenden territorios nacionales. ¿Es que existe la intencionalidad de llevarnos al abismo y así
justificar la quiebra?
Hay hechos que desearíamos hacer desaparecer, negar o por lo menos dominarlos, sin embargo
están allí ante nuestra mirada impotente con el peso de su presencia.
Habrá que explorarlos, analizarlos desde todas sus aristas y tolerar el dolor que nos provocan y
así, quizás, tomar conciencia de nuestra verdadera esencia.
Nos preguntamos: ¿qué pasará con todos nosotros, que pasará con la inserción laboral de los
jóvenes, con la salud, la educación, los niños y los ancianos? Ello nos angustia, porque el malestar
al que estamos obligados es excesivo, ya que coarta la posibilidad de sentir la pertenencia, de
proyectarnos y lo más grave aún, provocar el desarraigo y vacío de sí mismo.
Y vienen en nuestro auxilio las palabras de Ernesto Sábato: “Les pido nos detengamos a pensar
en la grandeza a la que todavía podemos aspirar, si nos atrevemos a valorar la vida de otra manera.
No pido ese coraje de hacer de los obstáculos, nuevos caminos, porque a la vida le basta el espacio
de un grito para renacer”.
Entonces, si permanecimos en el letargo, intentemos sacudirnos, despertar y estar alerta, para
salir de este colapso traumático en el que el pensamiento queda aniquilado y de este marasmo
social, que conduce a un sinnúmero de enfermedades e incluso a la muerte.
Será necesario rebelarnos y oponernos a este destino trágico al que parecemos condenados,
mostrando voluntad de seguir abriendo caminos, extendiendo a todos los beneficios de la tecnología,
fortaleciendo la resistencia, en vínculos fraternos que nos sostengan.
En esta situación extrema a la que hemos llegado, parece que la creatividad logra surgir a partir
del instinto de supervivencia. Lo vemos con los emprendimientos de huertas familiares, comedores
colectivos en barrios carenciados, fabricación de pan y reaparición del trueque como forma de
adquisición de productos básicos.
Y además el florecimiento de movimientos culturales y artísticos gratuitos, que dan participación a
grandes sectores de la población.
Albert Schueitzer considera que la mejor garantía de paz, será la formación de una opinión
pública mundial, ilustrada y activa.
Y además de esa opinión pública ilustrada, pensamos que también será necesaria la formación
de nuevos líderes políticos, recuperando la identidad y dignidad de todos los ciudadanos argentinos.
En una sociedad más democrática, donde el bien mayor sea lo más cuidado, para que los jóvenes y
niños de esta generación alcancen una calidad de vida mejor que la nuestra.
Porque siempre podemos recobrar sobre el pasado y modificarlo, ya que como expresa Antonio
Machado “Ni está el mañana ni el ayer escrito”.

NOTAS
1 19-20-21 de diciembre de 2001, alzamiento civil denominado “Argentinazo”. Saqueos. Irrupción
violenta en supermercados y comercios ante el hambre de los desocupados.
Cacerolazos (movimiento espontáneo y atípico de la clase media, que reclama sus ahorros y ante
la indignación que les despierta sentirse violentados en su propiedad privada).
Saldo resultante: 26 muertos y miles de heridos por la represión ejercida por las fuerzas de
seguridad.
2 Minga: costumbre milenaria y típica entre los chilotes. La minga consiste en la ayuda sin costos
que se prestan amigos y vecinos en labores de distinta índole y sobre todo en la construcción del
hogar y a los cuales se obsequia con comida y bebida.

Bibliografía

Assoun, Laurent: Lecciones psicoanalíticas sobre hermanas y hermanos . N. Visión.2000.Bs.As.


Bank, Stephen y Kahn, Michael. El vínculo fraterno. Paidós. 1988. Bs. As.
Berenstein Isidoro. “La estructura de los gemelos”. Revista Psicoanálisis de APDEBA, núm. 243.
Bleichmar, Silvia. Dolor País. Zorzal. 2002.
Brusset, Bernard. “El vínculo fraterno y el psicoanálisis”. Revista de APA. 1987.
Corman, Louis. Psicopatología de la rivalidad fraterna . Lerder.1974. Barcelona.
Córdoba, Mercedes. Grangeat, Juana y otras: Pasiones fraternas. Ensayo. 2001.
Czernikouski, E.; Gaspari, Ricardo; Matus, Susana. “Psicoanálisis del vínculo”. 1º Congreso de Conf.
Vinculares. 1991.
Fishman, Charles. “El trabajo con hermanos. Terapia estructural intensiva”. Ficha.
Kancyper, Luis. Resentimiento y remordimiento en el vínculo fraterno . Paidós. 1991. Bs. As.
---- La confrontación generacional. Paidós. 1997. Bs. As.
Laconi, Ma. Teresa: “Los hermanos : un vínculo conflictivo dentro de la Estructura familiar”. Artículo.
1992. APA.
Matus, Susana. “Algunas cuestiones sobre lo fraterno”. 2º Congreso argentino de P. de familia y
pareja. 2001.
Olibano, Ana. “El vínculo fraterno”. Jornada anual de APCV Córdoba.
Revista AAPPG. “Hermanos”. 1-XXIV. 2001.
Stoppiello, Luis Alberto. “Incesto fraterno”. 2º Congreso Argentino de P. de flia. y pareja, tomo II.
2001.

Videografía

Bailando entre sueños. Pat O´Connors.


Los niños del cielo. Mají Majidí.
Fany y Alexander. I. Bergman.

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