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ACUSACION DE LA VICTIMA CON PRESCINDENCIA DEL MINISTERIO PUBLICO

¿UNA SOLUCION A LA NEGLIGENCIA DE ALGUNOS FISCALES?


Hemos observado en los últimos años una serie de sentencias emanadas por la Sala
Constitucional, que afecta y modifica el principio de oficialidad imperante en nuestra ley adjetiva
penal, es decir, el monopolio de la acción penal en delitos de acción pública que era de
competencia exclusiva del Ministerio Público. En fecha 14 de diciembre de 2018, la Sala
Constitucional de nuestro magno tribunal a través de sentencia N° 902 y con carácter vinculante,
procedió de señalar que: “..Precisado lo anterior, con el fin de reforzar las garantías a la igualdad,
al acceso a la justicia y a la tutela judicial efectiva de la víctima, esta Sala ratifica con carácter
vinculante, dentro del marco del procedimiento ordinario, en el supuesto que el plazo prudencial a
que se refiere el artículo 295 del Código Orgánico Procesal Penal, haya sido fijado por el tribunal a
solicitud de la víctima, manifestando de esta manera su interés en el proceso, y el plazo en
cuestión transcurra sin que el Ministerio Público presente el acto conclusivo, la víctima, esté o no
querellada, podrá actuar directamente, y en consecuencia, presentar acusación particular propia
en delitos de acción pública, promoviendo los medios de pruebas correspondientes, y en fin,
cumpliendo con los requisitos exigidos a la acusación fiscal, previstos en el artículo 308 del Código
Orgánico Procesal Penal. Así se establece…”. Tenemos que decirlo, esta sentencia se veía venir, ya
que se estaba desarrollando un cúmulo de doctrina jurisprudencial, extendiendo ciertas
atribuciones del Ministerio Público a la víctima o a la Jurisdicción, tales como la sentencia 537 del
12 de julio de 2017 (que limita las facultades de imputación y solicitud de sobreseimiento del
Ministerio Público) ; la sentencia 1.268 del 14 de agosto de 2012 (un caso similar de acusación con
prescindencia del Ministerio Público en casos de violencia de género), y otros. Sin entrar en
análisis de la justificación o no de las decisiones antes mencionadas y sin querer abogar por esta
sentencia desde su aspecto teleológico, lo cierto es que la doctrina supone un cambio
fundamental y revolucionario en el proceder de la acción penal, sin embargo, el desarrollo, su
análisis y fundamentación, resultan bastante controversiales, tomando en consideración los
principios imperantes tanto en la Constitución como el Código Orgánico Procesal Penal, sobre todo
en lo atinente al debido proceso. En principio, nuestra norma adjetiva penal, señala en su artículo
11 lo siguiente: “La acción penal corresponde al Estado a través del Ministerio Público, que está
obligado a ejercerla, salvo las excepciones constitucionales y legales.”. Este mismo postulado lo
encontramos en el artículo 24 ejusdem, es decir, se establece que la acción penal en delitos de
acción pública corresponde al Ministerio Público, estableciendo facultades limitativas a la víctima
en delitos de instancia de parte, tal y como lo señala el artículo 25 de la ley adjetiva penal que
señala: “…Sólo podrán ser ejercidas por la víctima, las acciones que nacen de los delitos que la ley
establece como de instancia privada, y su enjuiciamiento se hará conforme al procedimiento
especial regulado en este Código…”. Ciertamente la Sala Constitucional, fundamenta su decisión
en el hecho de que la propia Constitución no impide que la víctima pueda participar en el proceso
penal en base a la finalidad del proceso penal y la tutela judicial efectiva, lo que el COPP limita
expresamente. Lo anterior supone un espaldarazo al principio de progresividad que debe imperar
en cuanto a los derechos humanos, que además de proteger al procesado, también amplía su
ámbito de protección a las víctimas de delitos, extendiendo sus derechos en caso de inacción del
Ministerio Público. Sin embargo, a pesar de que el contenido y la finalidad de la sentencia pueden
ser muy favorecedoras al proceso y las derechos de la víctima, no podemos dejar de colegir, que la
forma en que se pretende imponer este procedimiento de participación de la víctima en el
proceso penal, presentando acusación con prescindencia del Ministerio Público en delitos de
acción pública, encuentran su dique de contención en los preceptos establecidos en el Código
Orgánico Procesal Penal, que otorga exclusividad al Ministerio Público para interponer la
acusación fiscal en delitos de acción pública, señalando a su vez de manera específica como,
donde y cuando puede la victima participar en el proceso penal. Es cierto, muchos celebramos la
sentencia antes aludida, pues en muchas ocasiones hemos visto desidia y negligencia en algunos
funcionarios del Ministerio Público (gracias a Dios una minoría), que ponen en tela de juicio y en
duda uno de los objetivos principales del proceso penal que es la protección y reparación de las
víctimas de delitos de acuerdo a los artículos 23 y 120 del COPP. Pero contrario a lo anterior, es de
aclarar que nuestra norma adjetiva penal, señala los actos, acciones y recursos que puede
interponer la víctima en el proceso penal, de igual forma señala la potestad de ésta para
interponer la acusación particular propia, señalada en el artículo 120, numeral 5; y que se realizará
en el lapso establecido en el artículo 309, tercer aparte de la ley adjetiva penal, siempre después
de la acusación, por lo que una interpretación constitucional, mal podría modificar el COPP.
Igualmente señala la Sala Constitucional en la comentada sentencia, la posibilidad de interposición
por parte de la víctima del Auxilio Judicial señalado en el artículo 393 del COPP ante el Tribunal de
Control correspondiente a los fines que el Ministerio Público realice las diligencias investigativas
pertinentes y que la víctima solicite, lo cual es confuso, cuando esta es una figura jurídica exclusiva
del procedimiento de delitos de acción privada; la cual no debería siquiera haberse señalado,
considerando que la víctima (como siempre ha sido ) en delitos de acción pública, perfectamente
puede solicitar las diligencias investigativas directamente al Ministerio Público (artículo 287 del
COPP), sin siquiera pasar por el filtro del tribunal y en caso que la Vindicta Pública se niegue a
practicarlas, solicitar al Juez competente el “control judicial” correspondiente, señalado en el
artículo 264 del COPP. Sin embargo, diferencia de lo que muchos podrán suponer, no creo que se
esté coartando en modo alguno el principio de oficialidad imperante en el proceso penal con esta
sentencia, pues las atribuciones del Ministerio Público siguen intactas solo que dicha acción se
extiende a la víctima; pero si se afectan el debido proceso, la seguridad jurídica y el principio de
reserva legal (lo cual no es nuevo) , pues nuevamente la Sala Constitucional a través de
atribuciones que no tiene, legisla en materia penal, modificando un procedimiento que está
señalado en el artículo 295 del COPP, y otorgando una connotación distinta al AUXILIO JUDICIAL
señalado en el artículo 393 de la ley adjetiva penal, apenas dos meses después de declarar la
Constitucionalidad del Código Orgánico Procesal Penal del 12 de junio de 2012, pues este cambio
de paradigma comenzó con la sentencia vinculante N° 1.268 del 14 de agosto de 2012, en la cual
se otorga por primera vez a la víctima la posibilidad de acusar con prescindencia del Ministerio
Público, teniendo su máxima expresión con la sentencia vinculante N° 902 del 14 de diciembre de
2018 que extiende a todos delitos de acción publica tal atribución, lo que tradujo esa
interpretación constitucional en una reforma de la ley adjetiva penal. Es mi profundo deseo que
los cambios impuestos por la Sala Constitucional sean recogidos en una ley de reforma del Código
Orgánico Procesal Penal, pues siento que existe justicia con ello; pero respetando la técnica y las
formas legislativas e identificando claramente los derechos y deberes de la víctima en el proceso
penal; no afectando otros procedimientos recogidos en la norma adjetiva penal y delimitando sus
efectos; y ello lo expongo con máxima responsabilidad, pues así como rechazamos la intromisión
indebida por parte de la Sala Constitucional cuando afecta o minimiza los derechos del imputado o
el ejercicio de la defensa, debemos tener la misma intensidad y entereza cuando se desea imponer
algo que en el fondo está bien, pero mal concebida para solucionar la negligencia de algunos
fiscales; lo cual no encuentra fundamento en el artículo 334 de la Constitución como se pretende
hacer ver. De la sentencia antes mencionada existen otros aspectos que intentaremos analizar en
otro artículo de opinión.

Abg. Ricardo Alejandro Avalos Salazar

Comentarios.
Aníbal Alexander Ruiz Alvarado Es correcta esa tendencia jurisprudencial, la victima debe poder
tener control sobre su causa y no depender de la Fiscalía ya que en innumerables ocasiones los
fiscales NO HACEN SU TRABAJO, por no tener tiempo, recursos o interés, en otras ocasiones
porque no tienen los recursos, en otras porque son causas "menores" que no les generan interés o
aspiran otro tipo de "interés" y/o incentivos o porque el caso afecta a un familiar o al familiar de
un amigo fiscal y ese favor hay que pagarlo ( de esto tengo hasta el nombre de los fiscales) o es de
un compañero de partido, o los reales están del otro lado y no el de la víctima o ese caso no nos
sirve para la estadística y es más fácil conseguir una aceptación así no haya delito, para mejorarla y
así conseguir el bono y bueno X razones más que dejan indefensa a la víctima o hacen que esta y/o
sus abogados deban hacer milagros para que sus causas sean atendidas ya que inclusive a veces
esos fiscales llegan a amenazar a los abogados defensores y/o de las víctimas.

Hay Honrosas Excepciones, doy fe también de algunas, pero son la excepción.

Gustavo González Excelente exposición acerca de la aludida sentencia, pero no estoy de acuerdo
en un punto y es en ese en el cual se dice que es una minoría que actúa con negligencia y pereza a
la hora de presentar los actos conclusivos, y es al contrario la mayoría de los fiscales tienen
retardo en la presentación de sus conclusiones que puede estar expresada de dos maneras, bien
sea porque no presentan el acto conclusivo a tiempo (sobreseimiento, archivo fiscal, acusación)
como en la mayoría de los casos por hurto o presentan unos actos conclusivos basados en
insuficiente material probatorio, es un actuar que ha venido modelando una cultura dentro del
Ministerio Público y no sé si el colega lo dice por razones políticas o de gremio, por qué los fiscales
al final del día son abogados también y tarde o temprano estarán del lado del libre ejercicio, pero
la mayoría no actúa de forma apegada al COPP. Y eso se constata con solo investigar la gran
cantidad de procedimientos, fundamentados en el artículo 295 en los cuales se le solicita la juez de
control, que le solicite a fiscalía la presentación de los actos conclusivo, siendo estos capaces de
decretar el archivo fiscal después de uno dos años de "investigación" sin encontrar pruebas
suficiente o simplemente con el caso olvidado, en vez de admitir que el caso debe ser sobreseído,
por lo demás excelente análisis, pero en honor a la verdad el MP es una institución con una cultura
jurídica fuera de la normativa instaurada por los legisladores y los principios más básicos del
sistema penal acusatorio.

‫ أنخيل خوسيه ميغيل‬Colle me Parece meritorio y muy pertinente que la víctima sea considerada como
tal preservando siempre la tutela judicial efectiva y el principio de equidad, lo que no logró
comprender son Los n mecanismos y protocolo en cuanto a las pruebas y su valoración, es decir
qué valor probatorio se tendrá a la obtención de las pruebas que la víctima pueda recabar que
logre configurar la acción en su contra? Todavía no se han fijado esos criterios de ¿cómo recabar
esos elementos de convicción y posteriores órganos de prueba? Saludos.

Ricardo Alejandro Avalos Salazar como esta colega, lo que pasa es que la víctima siempre ha
tenido el derecho a solicitar diligencias investigativas a tenor del artículo 287 del copp, ahora si se
ha querellado con mayor razón, y allí la sentencia vinculante incurre en un error muy grotesco al
estatuir la posibilidad que la víctima pueda pedir un auxilio judicial para tal fin, cuando es
procedimiento es privativo para procedimientos de delitos de acción privada. saludos

Juan José Arraiz Pérez Lo único negativo que observo es que el imputado o acusado es el único
perjudicado ya que al, la víctima ejercer la titularidad de la acción penal se pierde la imparcialidad
de la búsqueda de la verdad en la investigación , es decir no está el tercero , imparcial y que
aunque acuse en contra del imputado no deja de ser un órgano imparcial que busca la verdad de
los hechos a través de una investigación que si no los lleva a ningún lado , no deben acusar y
entonces procedería la medida cautelar sustitutiva de privación judicial preventiva de libertad.

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